Otras Paginas WEB

jueves, 14 de octubre de 2021

La acumulación socialista. Retos a la concepción

Por Rafael Alhama Belamaric

Todavia no sé cuál es la intención de mencionar cada tanto, la originalidad de alguna medida o concepción del quehacer económico actual. Supongo que las intenciones son buenas, pero estas realmente deberían ser acompañadas de explicaciones más profundas y calmadas y análisis convincentes, para que más de uno, con formación y lecturas no se asombre de los cambios. Hay cambios y cambios, y los cambios que se llevan a cabo, aun cuando no implican cambios de esencia del sistema, sí implican cambio de concepción(es) y de prácticas, aunque algunas pueden estar a medio camino. Pero los cambios actuales propuestos implican cambio de estado de cosas, de actitudes y rol de los individuos, de las situaciones, de las tensiones y nuevas capacidades, de los objetos a atender, de los objetivos a cumplir., A eso hay que dedicar tanto tiempo como sea necesario, para que nadie piense que se pasa gato por liebre.

Realmente la originalidad casi siempre surge del conocimiento y prácticas pasadas, pero asimilados críticamente y llevados a otro nivel. De lo contrario no se sabría que se repite, que es lo nuevo o novedoso, qué es realmente un cambio de concepción, o cambio de prácticas sin cambio de concepción, y porqué muchas veces los planteamientos teórico-conceptuales y prácticos alentadores en el pasado en las sociedades llamadas del socialismo real, quedaron a medio camino, o ni siquiera arrancaron a caminar, sea por problemas de voluntarismo, sea esquemas de carácter doctrinal. 

Sin lugar a dudas, en las condiciones actuales nuestras, extremas e internas, no es posible separar las influencias mútuas y los condicionamientos, habría que hablar de un socialismo “contigencial“, o situacional, exactamente de la misma manera que se entiende en la administración de las organizaciones; no hay homogeneidad en la forma ni en la solución de los problemas, sino que se impone una relación funcional entre las condiciones del ambiente y las vías o soluciones a adoptar para alcanzar los objetivos propuestos. ¿Pragmatismo? Aunque a algunos les pueda parecer poco ortodoxo, es necesario darle un poco de primacía al valor práctico de las cosas.

En el pasado, a pesar de los pesares, hubo, quizás no suficientes y necesarias, y sobre todo a destiempo, múltiples propuestas en el campo de la economía desde el surgimiento de la Unión Soviética, y luego del “campo socialista“. Pero, todas ancladas a una idea difícil de abandonar sobre la concepción del Estado y su papel hegemónico sin el necesario desarrollo y participación del individuo, y la realización del individuo, más allá de considerarlo energía pura, de tal manera que se pudiera hablar de un  desarrollo integral y desalienante.

Este se convertía en actor activo pero sin participación activa política y en las decisiones de las políticas, con lo que el sistema Estado de ordeno y mando y su aparato burocrático, hacía más temprano que tarde cada proceso iniciado disfuncional, con movimientos inerciales, o que terminaba con el aborto. La práctica le echaba la culpa a los proponentes, y estos a los practicantes. En casi todos los casos no se establecía el diálogo, discusión y análisis de conjunto necesarios.

Como hace unos días escribí sobre acumulación originaria necesaria y hacía referencia a elementos que para muchos se consideran “blandos“, voy a hacer algunas reflexiones acerca de lo que pudiera considerarse elementos “duros“. Me pregunto cuánto hubieran dado algunos por contar en la década del 50 con el llamado capital humano del  que se dispone hoy en Cuba, como cuando comenzó la experiencia económico-social más radical y longeva de autogestión social en Yugoslavia (II).

Por supuesto, esa magnitud y calidad no es tampoco garantía del desarrollo integral del individuo, mucho menos de su realización y del papel activo a nivel económico y social, pero ayuda al menos en la comprensión de los problemas y en las propuestas de solución. El salto que se espera del capital humano debe llevar a la solución de los problemas. Y esto conlleva nuevas prácticas de gestión y de gobierno desde la base, desde la empresa y el municipio.

(https://cubayeconomia.blogspot.com › 2021/09 › acum).

El eterno conflicto, que no debiera serlo, empleo-trabajo (empleo decalidad-trabajo eficiente), con las experiencias del pasado, no es suficiente que haya fuentes de empleo, que se acceda al empleo, que se cuenten por miles los nuevos empleos, si ello significa trabajo precario, o empleo de baja calidad. Precisamente los nuevos modelos de acumulación se caracterizan por trabsformaciones del trabajo con alto contenido informativo y cultural.

Cada día más, la competencia se decide por el que brinda calidad del producto y calidad del trabajo, que por supuesto implica organización, entre otros. Por tanto, el actual problema económico-social del trabajo, no pasa sólo por la desocupación, sino por el carácter cuantitaivo y cualitativo del empleo que se ofrece. Y no se puede poner de lqado, ni considerar problema menor, los salarios, absoluto y relativo, cada vez menor.Si a esto se suman los trabajos que se crean con los nuevos actores económicos, los tipos de propiedad, que no siempre, o casi nunca lleva a incrementos de poroductividad, u otros pocos aún, con incrementos de productiviadd pero no redistirbuida, se evidencian las muchas formas atípicas de trabajo flexible, entre el trabajo asalariado, dependiente y directo, con significativos movimientos de la renta financiera para algunas profesiones que se ejercen, no importa que estén o no aprobadas, y que seguirán aumentando.

Si se agrega el territorio, como la dimensión donde convergen todos estos problemas, también los intereses de la colectividad, de los nuevos sujetos que operan en diferentes tipos de empresas de diferente tipo de gestión, llamémosle empresa social del territorio, como cuerpo organizado, con determinada caracterización social cada uno de ellos, porque derivan de una caracterización productiva que los ha influido y determinado, y se seguirán sumando los de la reestructuración emplesarial, no es dificil comprender que esto sujetos serán portadores de contradicciones económico-sociales y de socialización.

Este proceso no basta sólo monitorearlo, investigarlo, se necesita ubicar el TRABAJO con mayuscula, con una nueva lógica interpretativa y discurso socio-político, si se quiere una economía que se inserte en la economía mundial como un todo competitivo, con profundas transformaciones institucionales. Tarea nada facil, y habrá que combinar, por mucho tiempo aún, actividades altamente rentables con actividades tradicionales de una rentabilidad mínima.

Hay que tener en cuenta, lo que otros países han experimentado ya las décadas anteriores, y es la estructura de ocupaciones. Si la capacidad de creación de empleos de las nuevas formas económicas, léase micro, pequeñas y medianas empresas privadas y cooperativas no agropecuarias, no implica actividades productivas con trabajo eficiente, la transferencia de empleo consecuencia de la reestructuración de la empresa estatal, tendrá inevitablemente un efecto negativo sobre la productividad media y los ingresos del trabajo.

Por eso, desde la primera propuesta sobre PYME en 1996, se insistía en su creación como forma organizativa y de gestión. Ni puede ser ni es la misma que en una gran empresa, ni en las funciones, ni en la estructura, ni en la concepción del trabajo. Si no suprime (niveles), simplifica (estructura) y reduce (controles con mayores autocontroles y facilitación de las comunicaciones), puede repitir no sólo los errores sino las distorsiones que ha sufrido la gran empresa estatal en los últimos cincuenta años. Las instituciones creadas para apoyar las MpyME, deben convertirlo en su razón de ser.

Sobre la productividad no hay que escribir mucho, todos los alertas, propuestas, investigaciones, así como estudios prospectivos fueron hechos, no sólo con el milenio, sino sistemáticamente desde la década del 70. También acuerdos, que el crecimiento de la productividad y la eficiencia son claves para incrementar los niveles de riqueza, por tanto, el nivel de vida, fue ratificado por los Lineamientos en 2011. Y en las condiciones de Cuba, no hay otro camino que el de crecimiento de la productividad y la eficiencia. Dedicar en la esfera de las innovaciones la atención a la organización, los procesos, las metodologías empleadas, así como motivación, compromiso y satisfacción laboral. Sin la atención y desarrollo de estos factores, no hay productividad necesaria.

Así que, como introducción, empiezo por lo más elemental.  Subrayo  la gran importancia que tienen los elementos o situaciones nuevas, que sólo se mencionan de pasada, como es la explicación de la (des)centralización de los calificadores, que implican contenidos de trabajo, nunca bien entendidos ni diseñados por sí solos en las empresas, o al menos mejores o que satisfacieran mejor las necesidades particulares, que los concebidos centralmente. Se recuerda qwue apartir de 2005 se redujeron la cantidad de cargos, a más de la mitád, u quedaron 83 calificadores de cargo, de los cuales eran 39 propios. Sin embargo, siguió predominando el perfíl estrecho, y ciertamente la aprobación central limitaba mucho la ocupación de cargos con requisitos de conocimientos e idoneidad. Los contenidos de trabajo diferían de lo que se exigía en la práctica, y el contenido de las tareas debía estar en los contratos de trabajo, lo que a su vez se violaba constantemente.

En resumen, tres objetivos de los calificadores se incumplían o se malcumplían, y no importa si son centralizados o descentralizados, habrá no sólo que cumplir, sino elevar su calidad: establecer cada cargo de acuerdo a la complejidad; determinar los cargos que conforman las plantillas; planificación adecuada del fondo de salario.

Nada explicado al gran público sobre el fondo de salario y cómo se forma y cómo se va a formar sin la escala única. Y sobre la escala única, ¿que implicaciones tuvo y tiene su concepción y puesta en práctica en la década del 60.  con la complejidad en el centro,  controlado todo centralmente durante seis décadas? Y  aún, pero adelantándonos un par de años, se podría decir, hasta ayer, y que ahora pasa a la responsabilidad y capacidad de la empresa. ¿Porqué hasta ahora fué así y ahora asá? ¿Está el estado en capacidad de seguir traspasando recurso hacia las partidas salariales, con tarifas insuficientes y desmotivadoras y diferencias entre los grupos mínimos, una y otra y otra vez señalados?

¿Es por capricho o responde objetivamente a una situación, radicalmente diferente que exige una concepción radicalmente distinta?¿Porqué lo fue así tanto tiempo y ahora se da viraje de 180 grados?, y sin niveles intermedios de preparación, como se proponía largo tiempo, para que el cambio fuera menos brusco. ¿Es que realmente el Estado lo descentraliza todo, o tiene otros mecanísmos y vías de control?

¿Es suficiente decir hoy al descentralizar determinadas funciones y dar facultades a las empresas que estas van a decidir sobre las utilidades? ¿Qué significa eso? ?Que significado tiene? ¿No implica cambio en la estrategia de crecimiento y de toda la concepción económico-financiera anterior? ¿No implica o debe implicar que al mismo tiempo que influeyen decisivamente en los resultados de la producción, como productores, los trabajadores deben hacerlo también como copropietarios de los medios de producción en las empresas estatales socialistas?  Y esto significa, en primer lugar, un nuevo rol de los trabajadores, que es decidir con voto las decisiones más importantes en la empresa.

Pero no sólo eso, ¿no cambia la posición de poder de la empresa, del sujeto colectivo, de sus relaciones con el entorno, su responsabilidad que crece exponencialmente con el Estado y con los trabajadores? ¿Y los trabajadores de las empresas son responsables de sí mísmos?¿Es formal o es real la autonomía para que la empresa y sus trabajadores se hagan responsables de sus actos y decisiones?

Subrayo “de los trabajadores“, porque no está claro si es sólo autonomía del director, o si se quiere de la empresa, del gerente, o implica a los trabajadores también. ¿Si se trata sólo de los directores, entonces la responsabilidad primera es hacia quien? ¿ Y a estas alturas del tiempo y de los problemas, la autonomía puede ser sólo del director sin la participación activa y decisoria de los trabajadores en los pasos y procesos que debe dar, aprobar o proponer? ¿El salario y el fondo de salario, que serán sin duda alguna, incluso en las empresas de experimentación, discusión viva, estará en la decisión del director y tres jefes funcionales, al tanto de la información del mercado, de la producción, de los precios, de la competencia, entre otros?

¿Se entiende que la reestructuración de la empresa, con la prioridad de las plantillas es absolutamente necesario, porque de lo contrario el fondo de salario a formar sería en la mayoría de los casos de salario mínimo, es decir, casi nada, y que eso implica no sólo cambiar los números de los directos-indirectos, que ya no puede un operario tener sobre su espalda a dos y tres llamados indirectos, sino que exige cambios en la concepción  organizativa y de trabajo?

Si se trata de la autonomia de los productores en el mercado, además con liberalización de los precios, donde sí es posible que se haya ido mucho más lejos que en niguna de las economías socialistas de antaño, en condiciones económicas y financieras “en condiciones anormales“ sin igual, eso, tiene un peso y tiene un significado como nunca hasta ahora.

Antes de proseguir, quisiera mencionar y citar un artículo de Omar Everleny Pérez Villanueva de 2008, “La estrategia económica cubana: medio siglo de socialismo“, para que se puedan refrescar algunas magnitudes de los datos y cifras vinculado al tema (https://doi.org/10.4000/cal.1206)

Valga este gráfico, y los dos últimos párrafos del trabajo.

Gráfico 2. Inversión Estatal Bruta en Cuba en el período 1959-2008 (millones de pesos corrientes)

Agrandir Original (png, 26k)

Fuente: Elaboración a partir del Anuario Estadístico de Cuba, durante varios años, La Habana.

Terminaba diciendo Everleny:

Cuba, en el mediano y largo plazo, está obligada a analizar detenidamente los caminos del crecimiento y desarrollo económico, para hacer congruentes esos esfuerzos con aquellas ventajas que en el orden del conocimiento y la educación de los cubanos el gobierno ha creado” (el subrayado es mío).

Por tanto, el diseño estratégico futuro a partir de la experiencia de estos cincuenta años debe estar dirigido a la búsqueda de alternativas de crecimiento sostenido y acelerado, en un complejo equilibrio entre factores políticos, sociales y económicos, donde más allá de los factores objetivos que explican la complejidad de la crisis económica es imprescindible un debate acerca de las alternativas que pueden reducir su impacto ; cualquier propuesta u opinión por supuesto que es polémica, pero es necesario transitar por ese debate actual, lógicamente dentro del contexto del sistema económico social que se ha venido implantando en los últimos cincuenta años, y tal como dijera el presidente cubano: “No aspiramos a la unanimidad, que suele ser ficticia, en este o en cualquier otro tema”28. (el subrayado es mío) 

28 Raúl Castro Ruz, presidente del Consejo de Estado y de Ministros, en el discurso pronunciado el 26 (...)

Y cito este trabajo del autor y de este año, porque fue anterior a las primeras propuestas, a los primeros grupos ad hoc formados para buscar soluciones, a las largas discusiones de los años posteriores acerca de los problemas listados con prioridad por los Lineamientos.

Pero traigo a colación otros gráficos de un trabajo de Inocencio Raúl Sánchez Machado, I.R. y Ledesma Martínez, Z.M de 2018 (“Gestión integral del proceso inversionista cubano“ - SciELO )

§  


“Mantener la tasa promedio en un 2,3-2,4 % anual, registrada en la dinámica entre 2007 y 2017, provocaría tener que esperar hasta 2036 para lograr un PIB un 50 % superior al manifestado en 2017.(2) Asimismo, cambiar el dinamismo en tasas cercanas al 5 % significaría acortar la espera entre diez y doce años (Sánchez Machado et al., 2017).“

“El proceso de ralentización económica antes esbozado tiene, como uno de sus factores decisivos, las bajas tasas de acumulación, las cuales, en los periodos evaluados, no han superado el 16 % del PIB (figura 3). El promedio de este nivel de acumulación ha estado cercano al 13,8 %.“


“Entre 1990 y 2013, la región de América Latina y el Caribe ha presentado una tasa de acumulación promedio de un 23 %, diez puntos porcentuales superior a la de Cuba, tal como se muestra en la figura 4.“


Sin muchas explicaciones, pues se explican por sí solo, esos niveles de 25-30%, y más, considerados como necesarios y adecuados para esta sociedad socialista, que contribuiría a tasas de crecimiento del PIB mucho mayores que los actuales,y que Cuba alcanzó en determinados momentos de la década del 80, están lejos de alcanzarse.

Hay que recordar, brevemente, que el fondo de acumulación procede del plustrabajo, destinado en funciones de producción y de la circulación. Así la sociedad tiene posibilidad de disponer de reservas de medios de produción y artículos de consumo, necesarios para la reproducción ampliada. Por tanto, sirve tanto para ampliar la producción social y aumentar los fondos no productivos, como para formar reservas materiales y financieras. Así que, en condiciones normales, suele significar ahorro y reservas monetarias.

A medida que crece la economía, la riqueza creada, es cada vez más importante la parte del fondo de consumo que se destina a los fondos sociales de consumo, porque con el incremento de la riqueza, crecen tanto la acumulación como el consumo. Ha sido práctica en el pasado reciente, antes del “Período Especial“, tener niveles relativamente altos de acumulación, que aseguraran, en perspectiva, elevados ritmos estables de crecimiento del fondo de consumo. Lo que ocurrió en perspectiva, que ya es historia también, se ha vivido las últimas tres décadas.

Decir de paso que eso de las proporciones entre los fondos de acumulación y el fondo de consumo en el “campo socialista“, es decir que este creciera en correspondencia, quedó como asignatura pendiente, a favor de la acumulación pero sin el incremento suficiente y necesario de los fondos sociales de consumo.

El fundamento humano-psicológico, que es el interés y la voluntad de los participantes en este proyecto común, quizás haya sido uno de los temas más preteridos cuando de una sociedad con economía planificada se trata, y de cómo compaginar el interés individual con el general, que a veces funcionaba en períodos de entusiasmo, se volvía a las leyes de la sociedad buscando las fórmulas ganadoras. Ese tema ahora es doblemente complejo, puesto que se trata de diversidad de actores económicos, distintos tipos de propiedad, con diferentes intereses, integrados en un proyecto común.

Ningun esfuerzo consciente y organizado puede neutralizar las inefiencias que surgen del sistema económico, y de propiedad, basado en una estructura motivacional incompetente, que acerce o trate de borrar la distancia que hay entre los intereses individuales a corto plazo y los intereses a largo plazo de la sociedad. Y es en los sistemas de planificación donde debiera haber un mayor acercamiento, pero no ocurrió así.  Y estoy hablando de intereses a largo plazo de la sociedad no ajenos al individuo y el colectivo, cuyos resultados se emplean, se disfrutan, pero “no se ven“; son de todos, y muchas veces no cumplen con los intereses y expectativas individuales.

Aquí se impone el trabajo de Marx sobre trabajo alienado, y de otros autores que con las experiencias de transformación socialista en los distintos países, hablaron de alienación en el socialismo, un desarrollo no aceptado ni escuchado, pero real, como lo fue y es real la división del individuo y el distanciamiento de su ser privado y público, tanto más alejados cuanto más son las esferas alienadas  de la vida social. El cuestionamiento era ¿cómo era posible hablar de alienación socialista cuando todo se hace por el hombre?

Evidentemente, las intenciones, y hasta los objetivos eran esos, en los países del “socialismo real“, pero los caminos escogidos, y las proporciones, no respondieron a los requerimientos, así que los resultados planificados de naturaleza económico-social trajeron exactamente reacciones contrarias a las esperadas. Las condiciones de vida ni las decisiones acerca de estas, no estaban en las manos de los que también deberían tener el control consciente de la producción. Pero eran todo manos y energía, la cabeza la ponían otros, por lo que el entusiasmo y los constantes llamados al compromiso se fueron apagando. Si a ello le sumamos falta de capital, falta de inversiones, atrasos tecnológicos, y rechazo del mercado, se llega a una dimensión espacio temporal insostenible de reproducción ampliada, con la ampliación de los fondos no productivos siempre en espera, bajo o nulo crecimiento económico, reservas materiales y financieras a la baja, con consecuencias en las relaciones sociales y relaciones sociales de producción.

Mientras en la década del 80 en los países del este europeo se debatían aún en el eco entre crecimiento desequilibrado entre la industria productora de bienes de capital, extrayendo recursos del campo para financiarse y crecer, con prioridad casi absoluta, que ya Preobrazenski había planteado en 1924 en un artículo “Sobre la ley socialista básica de acumulación“, (recordar la alternativa; industrialización con expropiación del campesinado o concesión a campesinos sin industrialización, con resultados espectaculares en las décadas del veinte y treinta para la industria, pero nefastas consecuencias para el campo y el campesinado, con confiscaciones y gravámenes cada vez más fuertes al campesino y al privado) que más tarde ampliará, y se convertiría en sacrosanta lectura y guía para todos, y el crecimiento equilibrado, en China se adoptaban las primeras concepciones más cercanas a la economía de mercado, después de pasar por el camino de sustituir la falta de capital por trabajo, como forma de acabar con el desempleo, a lo que se sumaban experiencias nada agradables del campo colectivizado y la falta de conocimientos técnicos en la industria, y falta de incentivos y los llamados al compromiso que ya no daban tampoco los resultados de antes. Se plantea la demanda del mercado como camino para generar riquezas, y socialismo para distribuirlas. 

Estas ideas y discusiones tampoco eran ajenas en Cuba, ya desde la década del 60, que más tarde con la entrada al CAME, sería un reflejo, a veces pálido a veces más brillante de lo que ocurría del lado de allá del charco. Y no solamente porque alguien trajo los textos, sino porque no pocos dirigentes del antiguo partido socialista ya se habían formado en esas ideas.

De manera que la convivencia pero hegemonía de la propiedad social con la propiedad privada, la iniciativa de los emprendedores, el objetivo de restablecer el centro motivacional de producción, liberar las leyes económicas, con énfasis en la iniciativa propia del productor para crear su propia riqueza material, con toma de decisiones basadas en el colectivo, y el mercado asumido socialmente, tiene ya una historia que contar, y lecciones.

No hay automatismos para aumentar la riqueza material de la sociedad, y dos entes, o mejor actores económicos, sólo pueden alcanzar objetivos comunes para la sociedad en su conjunto, en la misma dimensión económica y política. Por supuesto, eso implica pensamiento y acción sistémica, poco aplicados hasta ahora.

Otro asunto inevitable, y recordatorio del objetivo económico supremo, es el desarrollo de las fuerzas productivas, de lo que tanto se ha hablado con razón en los últimos años. Es conditio sine qua non del desarrollo del socialismo y la emancipación humana, o la des-enajenación; es legitimación del sistema. ¿Lo es? ¿Es el objetivo histórico o la dimensión del tiempo, o es la voluntad de los productores en cada momento la legitimidad del sistema? lo que no excluye el desarrollo de las fuerzas productivas.

Para ser justos, la planificación administrativa central, aquí y allá, o allá y acá, fue relativamente, o bastante eficiente en la fase inicial, en los primeros años, cuando se “movilizaba”, es decir, se funcionaba por movilizaciones. Más tarde se distribuían fondos, se asignaban recursos, y la acumulación estaba bajo jurisdicción absoluta y directiva del Estado, que asignaba y reasignaba a las áreas que más se necesitaba en cantidad y condiciones, incluso condiciones exclusivas para alcanzar un desarrollo intensivo. El factor determinante, el empresario real, con poder real y decisión firme sobre el presupuesto estatal, era el Estado; en representación del pueblo, pero decidiendo verticalmente.

De allí que se comenzó a conceptuar la propiedad social como propiedad estatal, cuando realmente era propiedad social. Esto lo liberaba de los intereses diversos y particulares de segmentos de la población, también de discusiones, análisis colectivos y rendiciones de cuenta. Larga es la historia de los hechos ocurridos en los países del llamado socialismo real.

Como una preparación para otras transformaciones y cambios, más allá de los formalismos, en todas partes, aunque con décadas de diferencia, y en Cuba, hace unos años, se abogó por la separación de funciones estatales-empresariales. ¿Es real? Tanto como lo pueden ser las dos caras de la misma moneda, o del mismo dueño. Si la separación quiere significar diferentes funciones, puede que sea indicativo de nuevos roles y responsabilidades para los productores, en plural, es decir, los trabajadores productores directos, pero exige gran coordinación y cooperación con las funciones estatales. Y, realmente, están de más los niveles intermedi(ari)os, para que el contenido de mayor autonomía empresarial sea autónomo y no directivo.

La movilización de enormes recursos, para la escala de Cuba, enormes inversiones en instalaciones de valor de capital, con serios problemas organizativos y de utilización de capacidades, de uso de esa acumulación alcanzada, fue el principal problema identificado, investigado, declarado, desde la década del 70 como problema del CAME, y se mantuvo todo el tiempo de pertenencia al CAME, y fue causante, etre otros, de falta de un desarrollo lineal en ascenso. Hoy, en el contexto de la globalización, con grandes dificultades en todas partes para la inserción en la economía mundial, al márgen del bloqueo, es impensable seguir el camino de la manera en que se recorrió hasta aquí, de megainversiones.

El factor “movilizativo“ hizo lo suyo en las décadas de los años 60, 70 y hasta los 80, y no fue poco lo que debe haber contribuido a la acumulación, la participación voluntaria en las acciones laborales, se puede decir de todos, no sólo de los jovenes, sino de todos los trabajadores, en diversas modalidades en diferentes momentos. Más allá del entusiasmo y sacrificio, el valor del efecto económico logrado así sólo se puede especular.

El tema de los salarios, y su concepción en escala única, que junto a los calificadores hacen la pareja inseparable de la gestión centralizada del trabajo, fuera de cualquier regulación de un mercado de trabajo, inexistente. Esto aseguraba, salarios relativamente bajos para cubrir las necesidades elementales de rendimiento, combinado con bajos precios, sobre todo de los productos agrícolas, fueron reguladores importantes de acumulación.

Son notables, y aún en la memoria, las discusiones y pelea abierta entre la empresa y el Estado en algunos de los paises del este europeo, en las décadas de los 70 y 80, en torno a la distribución del trabajo requerido, el exceso de trabajo, y por la proporción del plustrabajo con que se quedaba la empresa, o mejor dicho la proporción mínima que la empresa queria cederle al Estado. Claro, la discusión iba más allá, y en el cuestionamiento estaba dónde se ubicaba o cómo se empleaba el excedente. Esto fue más notorio y visible en la autogestión yugoslava. Fue un elemento que se destacaba por encima incluso de la competencia entre las empresas.

Así, materiales prácticos y teóricos no faltan, lo que es necesario asimilarlos correctamente, como experiencias y como lecciones para aprehender críticamente de esos procesos de (des)estatización.

No hay comentarios:

Publicar un comentario