(foto: Ponywant/iStock de Getty Images) 

Por Philip BarrettNiels-Jakob HansenJean-Marc Natal y Diaa Noureldin

(EnglishPortuguês)

La inversión pública en investigación básica se pagará por sí sola.

La pandemia ha revertido décadas de progreso económico y causado estragos en las finanzas públicas. Para reconstruir mejor y luchar contra el cambio climático, se necesita una inversión pública considerable que debe financiarse de forma sostenible. Impulsar el crecimiento a largo plazo —y, de esta manera, los ingresos tributarios— rara vez ha sido más urgente.  

Pero ¿cuáles son los factores impulsores del crecimiento a largo plazo? La productividad —la capacidad de crear más productos con los mismos insumos— es un factor importante. En nuestro último informe Perspectivas de la economía mundial (informe WEO, por sus siglas en inglés), destacamos el papel de la innovación en la estimulación del crecimiento de la productividad a largo plazo. Sorprendentemente, el crecimiento de la productividad ha disminuido durante décadas en las economías avanzadas, pese a los constantes aumentos en investigación y desarrollo (I+D), un indicador aproximado del esfuerzo en innovación.

Nuestro análisis sugiere que la composición de la I+D es importante para el crecimiento. Observamos que la investigación científica básica afecta a más sectores, a más países y durante más tiempo que la investigación aplicada (I+D de las empresas con orientación comercial), y que para las economías de mercados emergentes y en desarrollo, el acceso a la investigación extranjera es especialmente importante. La transferencia fácil de tecnología, la colaboración científica transfronteriza y las políticas que financian investigación básica pueden fomentar el tipo de innovación que se necesita para el crecimiento a largo plazo.

Las invenciones aprovechan los conocimientos científicos básicos

Si bien la investigación aplicada es importante para comercializar las innovaciones, la investigación básica amplía la base de conocimientos necesarios para el progreso científico innovador. Un ejemplo llamativo es el desarrollo de vacunas contra la COVID-19, que, además de salvar millones de vidas, ha contribuido a adelantar la reapertura de muchas económicas, lo que potencialmente ha inyectado billones en la economía mundial. Al igual que otras importantes innovaciones, los científicos aprovecharon décadas de conocimientos acumulados en distintos campos para desarrollar las vacunas de ARN mensajero. 

La investigación básica no está ligada a un producto o país en particular, y puede combinarse de formas no predecibles y utilizarse en distintos campos. Esto significa que su difusión es más amplia y que mantiene su relevancia durante más tiempo que los conocimientos aplicados. Esto resulta evidente en la diferencia entre las citas de artículos científicos utilizados en investigación básica y las citas de patentes (investigación aplicada). Las citas de artículos científicos alcanzan su punto máximo en aproximadamente ocho años, frente a los tres años en el caso de las patentes.

Los efectos secundarios son importantes para las economías de mercados emergentes y en desarrollo

Si bien el grueso de la investigación básica se realiza en economías avanzadas, nuestro análisis sugiere que la transferencia de conocimientos entre países es un importante factor impulsor de innovación, en especial en las economías de mercados emergentes y en desarrollo.

Las economías de mercados emergentes y en desarrollo dependen mucho más de la investigación extranjera que de la investigación autóctona (básica y aplicada) para la innovación y el crecimiento. En países en los que los sistemas educativos son sólidos y los mercados financieros profundos, el efecto estimado de la adopción de tecnología extranjera sobre el crecimiento de la productividad —a través del comercio, la inversión extranjera directa o el aprendizaje basado en la experiencia— es especialmente importante. Por lo tanto, para las economías de mercados emergentes y en desarrollo, las políticas para adaptar conocimientos extranjeros a las condiciones locales pueden ser una mejor vía de desarrollo que la inversión directa en investigación básica autóctona.

Para llegar a esta conclusión, observamos datos sobre stocks de investigación (indicadores del conocimiento acumulado a través del gasto en investigación). Como muestra el gráfico, un aumento de 1 punto porcentual en los conocimientos básicos extranjeros incrementa las patentes anuales en las economías de mercados emergentes y en desarrollo en aproximadamente 0,9 puntos porcentuales más que en las economías avanzadas.

La innovación es un factor determinante del crecimiento de la productividad

¿Por qué son importantes las patentes? Son un indicador aproximado para medir la innovación. Un aumento en el stock de patentes del 1% puede incrementar la productividad por trabajador un 0,04%. Puede no parecer mucho, pero se va acumulando. Pequeños incrementos a lo largo del tiempo mejoran los niveles de vida.

Estimamos que un aumento permanente del 10% en el stock de investigación básica propia de un país puede incrementar la productividad un 0,3%. El impacto del mismo aumento en el stock de investigación básica extranjera es mayor. La productividad aumenta un 0,6%. Como estas son solo cifras promedio, es probable que el impacto sobre las economías de mercados emergentes y en desarrollo sea incluso mayor.

Las ciencias básicas también desempeñan un papel mayor en la innovación verde (que incluye las energías renovables) que en las tecnologías contaminantes (como las turbinas de gas), lo que sugiere que las políticas para impulsar la investigación básica pueden contribuir a luchar contra el cambio climático.

Políticas para un futuro más inclusivo y próspero

Como las empresas privadas solo pueden capturar una pequeña parte de la incierta recompensa económica de participar en investigación básica, tienden a invertir insuficientemente en ella, lo que es un argumento sólido para la intervención de la política pública. Pero el diseño de las políticas adecuadas —incluida la determinación de cómo financiar la investigación— puede resultar difícil. Por ejemplo, financiar investigación básica solo en universidades y laboratorios públicos puede ser ineficiente. Se perderían sinergias potencialmente importantes entre el sector público y privado. También puede ser difícil separar la investigación privada básica y aplicada en aras de subsidiar solo la primera.

Nuestro análisis muestra que una política híbrida viable que duplique los subsidios a la investigación privada (tanto básica como aplicada) y que estimule el gasto público en investigación en un tercio, podría incrementar 0,2 puntos porcentuales al año el crecimiento de la productividad en las economías avanzadas. Este incremento de la productividad podría impulsarse aún más con la mejora de la focalización de los subsidios hacia la investigación básica y una cooperación público‑privada más estrecha, con un costo menor para las finanzas públicas.

Estas inversiones empezarían a pagarse por sí solas en aproximadamente una década y tendrían un impacto considerable en los ingresos. Estimamos que los ingresos per cápita serían aproximadamente un 12% superiores de lo que son actualmente si estas inversiones se hubieran realizado entre 1960 y 2018.

Por último, debido a los importantes efectos secundarios en los mercados emergentes, también es fundamental garantizar el flujo libre de ideas y la colaboración transfronteriza.