Concluimos en la noche de hoy, este seminario
que se ha extendido por 17 días
en total, con 13 días netos de
intenso trabajo por parte de ustedes
y de los compañeros profesores que, para poder atender a todos los grupos, se han visto precisados a permanecer ocho horas
en el aula, durante cada día de
trabajo, sin contar las horas
necesarias de preparación de sus clases.
En este período ustedes
se han visto sometidos a un
estudio duro para vencer todos los temas y examinar todos los materiales previstos.
Pero se trata de un esfuerzo que era
necesario e indispensable realizar, para poder enfrentar debidamente preparados, la parte más
importante de esta experiencia, que se lleva a cabo en la provincia
de Matanzas.
Las fases anteriores de preparación, primero, de
las condiciones iníciales, de explicación general
a las masas, y después
de nominación de candidatos,
de las elecciones, de la constitución de las asambleas municipales, regionales y provinciales del Poder Popular,
han transcurrido con completo éxito
y, por tal motivo, el pueblo
de Matanzas, el Partido, las organizaciones de
masas de esta provincia y la Comisión
Nacional que ha trabajado en todo este proceso, se hicieron acreedores al reconocimiento y a la felicitación de la Dirección del Partido y del Gobierno, expresada por el
compañero Fidel en su discurso del pasado 26 de Julio.
Pero la parte más importante y difícil de esta
experiencia se inicia ahora.
Todo lo anterior sólo tiene un verdadero significado, en la medida en que está vinculado, como un paso indispensable, para desarrollar esta otra parte, que es la relativa al funcionamiento y las actividades prácticas de los órganos de Poder Popular en esta provincia.
La importancia del proceso electoral, de su carácter profundamente democrático, de la amplia y entusiasta participación de las masas en la nominación de los candidatos y luego en la elección de sus representantes, está dada por el hecho de que esos representantes van a ejercer el poder estatal, van a dirigir y orientar la administración de las actividades económicas, culturales, recreativas y de servicios en general, de los municipios, regiones y la provincia de Matanzas.
En la medida en que esos representantes van a ejercer
gobierno, a intervenir en todas las decisiones estatales que afectan a la comunidad, que van a tener facultades para
poyar y contribuir al desarrollo de todas las actividades
económicas y sociales de trascendencia
nacional, que tienen lugar en esta provincia, en la medida en que, a través de esos representantes, las masas van a participar sistemática y regularmente en
los asuntos del gobierno de la
sociedad y en la discusión y solución de todos los problemas estatales, es significativa y trascendente esta experiencia.
Y todo ese contenido
de trabajo de los órganos
del Poder Popular, todas esas decisivas
funciones, todas esas facultades, toda esa participación de las masas se va a concretar en
la realidad, en la etapa que se inicia ahora, y que deberá
ofrecernos sus resultados para ser
evaluados dentro de un año, por el Primer Congreso de nuestro Partido. De ahí que esta sea la etapa más importante de la experiencia de
Matanzas y se hace necesario que todos tomemos conciencia de ello.
Nosotros hemos
revisado los siete temas que se les han impartido a ustedes, los guiones de las clases dadas
por los profesores, los materiales bibliográficos que estudiaron; estamos informados del desenvolvimiento de los seminarios, de
las intervenciones de ustedes, y no cabe la menor duda de que este
Seminario, en su conjunto, puede calificarse también de exitoso. Estamos seguros de que con él, se ha logrado lo
que planteara Fidel el 26 de Julio, acerca de que, en esta actividad, ustedes recibirían una “detallada
y minuciosa explicación de todo, que los
ayudará a desempeñarse perfectamente bien en sus funciones", y que, producto de este seminario, también como esperaba
Fidel, “ustedes van a estar en condiciones de asumir las responsabilidades que la Revolución y el pueblo les entregan”. Por ello los felicitamos a ustedes, a los compañeros que han dirigido la organización del
Seminario y, en especial, a los
profesores que han desarrollado
este arduo e intenso trabajo, sin afectar por ello su calidad y eficiencia.
Asimismo, tenemos conocimientos bastante detallado de cuáles
son las preocupaciones fundamentales que ustedes han manifestado,
cuáles las preguntas que han hecho,
los criterios que en relación
a numerosas cuestiones, han expuesto. La casi totalidad
de sus preguntas se refieren a cuestiones de fondo, las opiniones
vertidas son racionales y bien fundamentadas, sus preocupaciones justas
y lógicas.
Algunas de las interrogantes planteadas era posible responderlas y aclararlas y, por la información que
hemos recibido, en cada
ocasión fueron acertadamente respondidas por los profesores.
Respecto a la mayor parte de los criterios,
las sugerencias y las preguntas
que ustedes han formulado, deben ser contestadas y resueltas por la propia experiencia y por el
trabajo que van a iniciar. No obstante, parece lógico tener en cuenta, desde ahora, algunas propuestas, como es la hecha por un gran número de participantes en el Seminario
de crear una Dirección de Suministros
o Abastecimientos en cada instancia del Poder Popular. Así también parece lógica la proposición sobre la necesidad
de crear en los municipios clasificados convencionalmente como A y específicamente en el municipio de Colón, una Dirección de Transportes, Correos, Telégrafos y Prensa.
Sin embargo, no
debe olvidarse que tal y como se
plantea en uno de los materiales que ustedes estudiaron;
"Uno de los objetivos de la experiencia de Matanzas sobre los órganos
de Poder Popular, consistente en determinar cuántas
y cuáles Direcciones Administrativas deben establecerse en cada
instancia, de modo que se logre la
óptima eficacia y eficiencia de estas, por ello queda prevista
la posibilidad, de que se hagan
modificaciones en cuanto a las Direcciones Administrativas.”
Ustedes plantearon muchas preguntas
para las cuales no tenemos una
respuesta en estos momentos, o por lo menos no tenemos una respuesta definitiva. Preguntas a
las que debe dar respuesta el desarrollo de la propia experiencia, preguntas a las que tienen encontrarles las respuestas ustedes mismos.
Preguntaron, por ejemplo, acerca de cuál debe ser el mecanismo de entrega de las viviendas, el mecanismo de entrega materiales de construcción a la población, el mecanismo para decidir las prioridades en la reparación de las viviendas; preguntaron sobre las estructuras internas de la direcciones administrativas, sobre los problemas de capacitación del personal, sobre los problemas de las actividades de control y atención de cuadros, que actualmente existen en los organismos, acerca de los problemas de fuerza de trabajo, sobre las cuestiones concretas referidas a las actividades de Reforma Urbana; preguntaron en forma sugerente acerca de la conveniencia de crear agencias bancarias en algunos municipios; preguntaron por qué en las granjas agrícolas se venden algunos artículos de consumo personal, sólo a los campesinos y no a los obreros agrícolas; preguntaron por qué hay radios y televisores que no se arreglan aun cuando hay piezas para ello, y muchas otras preguntas más. A todas estas y a muchas otras cuestiones, son ustedes los encargados de encontrarles una respuesta, una solución; para esto es la experiencia.
Se han establecido los principios generales, las cuestiones normativas fundamentales, las reglas básicas para el funcionamiento de la experiencia, pero incluso muchas de estas cuestiones normativas y de estas reglas pueden resultar,
y seguramente resultarán, modificadas producto de la experiencia.
Son ustedes -que se enfrentan directamente a los
problemas- que estarán en contacto
diario y directo con la población, que pueden
recoger sistemáticamente sus opiniones y sus sugerencias, los que deben reunirse,
analizar cada problema,
tratar de ver todos los aspectos
posibles del mismo, las posibilidades reales
y concretas de solucionarlo, proponer las soluciones y elevar sus
propuestas a los niveles
correspondientes.
Ésta es una de sus tareas,
una de sus responsabilidades. La responsabilidad
de los delegados no es solamente la de trasladar las quejas y problemas de las masas, sino principalmente la de estudiar
su solución, la de resolverlos o proponer cómo resolverlos. Esta es precisamente, una de las formas en las que debe, manifestarse la participación de las masas y de sus delegados, en la solución y en la decisión de los asuntos
estatales.
En sus asambleas
deben analizar todos los reglamentos que
se hayan establecido, todas las
cuestiones que tentativamente hayan sido
normadas por los organismos centrales, discutir sobre todos estos reglamentos y normas, franca y críticamente. Decirnos lo
que consideran incorrecto,
proponer que se cambie y se modifique todo lo que entiendan qué debe ser cambiado y que sea reglamentado, todo lo que entiendan que debe ser reglamentado.
En mis conclusiones no voy a abordar ante ustedes, nada nuevo; todo lo fundamental que en relación a los Poderes Populares debía ser expuesto, se halla planteado en primer lugar, en el discurso del compañero Fidel, pronunciado el pasado 26 de Julio; en la intervención del compañero Blas Roca, en ocasión del Acto de Constitución de la Asamblea Provincial del Poder Popular; en la Ley que autoriza la realización de esta experiencia en la provincia de Matanzas y que crea la Comisión Nacional correspondiente; en los Acuerdos del Consejo de Ministros, adoptados el pasado 9 de julio y referidos a las unidades y actividades que se transfieren a los órganos de Poder Popular en Matanzas, a la estructura de los aparatos administrativos que tendrán estos órganos de Poder Popular, a las cuestiones bancario-financieras, laborales y de personal, de planificación, de información estadística y de sistema de registro, que deben tenerse en cuenta en el proceso de esta transferencia y en el posterior funcionamiento de estas unidades y actividades subordinadas al Poder Popular; acuerdos que versan sobre las relaciones entre los órganos de Poder Popular y los organismos centrales del Estado, sobre el actual Consejo Provincial de Organismos Estatales y su Comité Ejecutivo y las modificaciones que experimentan, sobre la existencia de un delegado con facultades, administrativas, en poblados de relativa importancia y sobre el proceso mismo de transferencia de estas unidades y actividades, el cual deberá producirse en la forma prevista, en lo que resta de año, y que debe quedar concluida para fines de diciembre.
Todos estos
documentos y materiales que ustedes estudiaron y algunas otras cuestiones más, se hallan en la
bibliografía y deben ser considerados como una
guía por la que debe orientarse en lo fundamental, la experiencia de Matanzas. Resultaría conveniente que se editaran en un libro, para hacer
llegar un ejemplar a cada delegado, a cada miembro de los comités ejecutivos, a cada jefe o funcionario de las direcciones administrativas, a todos los dirigentes del Partido y de las organizaciones de masa, a todos
los dirigentes de las delegaciones y
de organismos centrales que permanecen en la provincia, para que les sirva como una especie de texto
de consulta por el cual
orientarse, en relación con el funcionamiento y las facultades de los órganos de Poder Popular y sobre sus relaciones
con los demás organismos estatales y con el Partido y las organizaciones de masa.
A este libro pudiera hacérsele un índice
temático, lo más detallado posible,
que facilitara encontrar en él, las
orientaciones respecto a las diversas cuestiones tratadas.
Democracia Real y las Instituciones Representativas.
Por los motivos expuestos, tan sólo voy a hacer énfasis en algunas cuestiones que me parecen
esenciales y que deben tenerse
muy en cuenta, en el desarrollo de esta parte de la experiencia que se
inicia ahora y que, como les dije antes, es
la más importante.
A ustedes se les explicó en detalles, el sistema
de la dictadura del proletariado, el papel de cada uno de sus elementos componentes: el Partido, el Estado y las organizaciones de masa y sociales;
se les explicó qué es el
Estado, cuál es la estructura de un Estado proletario, cuáles son sus
elementos integrantes; estudiaron cuáles de
esos elementos han estado
presentes, en estos 15 años de desarrollo de la Revolución y cuáles no y examinaron cuál es el papel que están llamadas
a jugar las instituciones representativas del Estado.
En los primeros años de nuestra
Revolución, no existían
las condiciones adecuadas para crear estas instituciones y no eran, además, una
necesidad urgente, vital ni decisiva, para las tareas que en esos primeros tiempos
enfrentó nuestro proceso
revolucionario.
Estos
primeros años se caracterizaron por una situación de cambios revolucionarios profundos, radicales, acelerados y rápidos.
En aquellos
primeros años se hizo necesario
enfrentar las sucesivas y cada vez más violentas
agresiones, por parte del imperialismo y de la contrarrevolución interna.
Para desenvolverse en esta situación y enfrentar
las tareas del momento, se
requería de un aparato estatal ágil, operativo, que ejerciera la dictadura en representación del pueblo trabajador, que concentrara las facultades legislativas, ejecutivas y administrativas a la vez, en un mismo órgano
y que pudiese tomar decisiones rápidas,
sin muchas dilaciones.
Nuestro Gobierno
Revolucionario, que ha concentrado en él durante
todos estos años, las facultades legislativas, ejecutivas y administrativas, cumplió adecuadamente sus funciones, en toda la primera
fase de lucha por la supervivencia: hizo las leyes revolucionarias, expropió
a los imperialistas, liquidó a los explotadores nativos, llevó a cabo con éxito, la lucha política
frente a las agresiones externas
e internas.
Por otro lado, durante esos primeros años, la escasez de medios materiales hacía temer la organización de los Poderes Populares, sin que pudieran contar con los recursos mínimos, para hacerles frente a sus tareas, entre las cuales se hallan algunas de gran demanda por parte de la población, como son el problema de la vivienda, su mantenimiento y su reparación.
Y se temía que esta limitación de recursos,
impidiese cumplir a los Poderes
Populares con sus tareas y que la
idea de su constitución, siendo correcta
en lo esencial, pudiera sufrir un cierto descrédito.
Además, en los primeros
años de la Revolución, no nos encontrábamos debidamente preparados
para darnos a la tarea de crear estas instituciones representativas.
En aquellos
momentos no teníamos todavía un Partido fuerte, no se habían desarrollado suficientemente las organizaciones de masa, no teníamos en suma los instrumentos de
organización de que ahora disponemos.
Cuando tal vez
pudiéramos considerar que ya estaban
dadas las condiciones para crear
estas instituciones representativas, a finales
de los años 60, nos vimos enfrascados en la gran batalla económica
por la zafra gigante del año 70 y, como ustedes conocen
y ha sido planteado en más de una ocasión
por el compañero Fidel, la concentración de esfuerzos en esta dirección, nos llevó a desatender
otras ramas de la economía y otros frentes
de trabajo de la Revolución.
A todos estos factores,
podemos sumar también, algunas
inexperiencias e incomprensiones en
muchos de nosotros, sobre toda la
importancia que tienen estas instituciones representativas y sobre
el papel que están llamadas
a jugar.
Pero, no obstante la ausencia, durante todos estos años, de las instituciones representativas de nuestro
Estado, podemos considerar que el Gobierno
Revolucionario ha llenado
en lo fundamental, su cometido.
Sin embargo, se
trata de un Estado provisional y se
hace necesario darle a nuestro
Estado una forma definitiva como ha insistido Fidel.
A partir de 1970 es que comienza
el proceso de institucionalización
de nuestra Revolución, proceso que se
acelera a partir de 1972, en que
maduraron las condiciones, se produjo una recuperación
en la economía, se había avanzado bastante en el proceso de
recuperación y fortalecimiento de las
organizaciones de masa.
A finales de 1972, se reestructura el Consejo de Ministros y se crea su Comité Ejecutivo. Durante 1973 se reestructura todo el aparato de nuestro Partido desde el Comité Central hasta los comités municipales se precisan sus mecanismos de funcionamiento, se delimitan su papel y sus responsabilidades, se desarrolla el proceso de nueva organización de nuestro sistema judicial y, a finales de 1973, se inician las tareas preparatorias para organizar, durante este año de 1974, las instituciones representativas en la provincia de Matanzas, a manera de experiencias, con el propósito de extenderlas a todo el país, con posterioridad al Primer Congreso del Partido, en el transcurso de 1976.
El establecimiento de las instituciones representativas de nuestro Estado significa un paso trascendente, en nuestro proceso
revolucionario. Con ellas se
completan los elementos que deben integrar nuestro Estado proletario; y si al principio, durante los primeros años de lucha por la supervivencia, no eran indispensable ni vitales, e incluso podían haber
significado un cierto freno a la agilidad necesaria que
requería el Estado en aquellos momentos, ahora, con las condiciones creadas, se han convertido en una necesidad insoslayable, en un elemento
fundamental de nuestro
Estado, con el cual se le dará forma institucional, regular, real y sistemática, a la participación del pueblo.
No se trata,
desde luego, de que la
Revolución y sus dirigentes hayamos
estado, en ningún momento, por encima del pueblo, que el pueblo haya resultado olvidado,
que se haya dejado de contar en algún
momento con las masas; al contrario, por el hecho de que se contó con el pueblo y
con las masas trabajadoras, se desarrolló con éxito la lucha insurreccional, se
derrocó a la tiranía, tuvo lugar la huelga general y se frustraron los intentos de golpe de estado. Sólo porque se contó con el pueblo y
con su participación masiva y entusiasta, se pudieron realizar los
profundos cambios revolucionarios, se enfrentaron las agresiones del imperialismo, las bandas contrarrevolucionarias del Escambray, Matanzas
y otros lugares, la agresión
de Playa Girón, la situación creada cuando la Crisis de Octubre, las
dificultades del bloqueo. Es el pueblo, nuestras masas trabajadoras movilizadas una y otra vez,
organizadas cada vez mejor en sus
diferentes organizaciones de masa, las que han constituido el factor decisivo
en todo el desarrollo de la Revolución.
No hay posiblemente otro caso en la historia, en que una revolución, la dirección de una revolución, haya contado con un apoyo tan masivo y tan total del pueblo, con una confianza y un entusiasmo revolucionario tan inagotables e incesantes por parte de las masas, con una unidad tan completa, como la que ha ofrecido nuestro pueblo a su Revolución, a sus dirigentes y especialmente al líder querido e indiscutible de la Revolución cubana el compañero Fidel Castro.
No se trata tampoco de que nuestro Estado revolucionario, no haya sido y no sea
democrático, aun sin la presencia de las instituciones representativas.
Cuando un Estado
como el nuestro, representa los intereses de los trabajadores, cualesquiera
que sean su forma y estructura,
resulta un tipo de Estado más
democrático, que ningún otro tipo que jamás haya
existido en la historia, porque el
Estado de los trabajadores, el Estado
que construye el socialismo es, bajo
cualquier forma, un Estado de las mayorías,
mientras que todos los Estados
anteriores, han sido los
Estados de las minorías explotadoras.
EI Estado burgués-latifundista que había
en Cuba, aún en la etapa anterior al Golpe de Estado del 10 de Marzo de 1952,
con sus instituciones “representativas”: la Cámara y el Senado, con sus elecciones periódicas, era
infinitamente menos democrático que nuestro Estado revolucionario, porque
servía al dominio de los imperialistas, a sus monopolios y empresas en nuestro país y representaba sus aliados nacionales, los burgueses nativos
o extranjeros y los grandes
terratenientes del patio.
Era un órgano de coerción,
con su ejército, sus policías, sus
torturadores, sus gánster, cárceles y
tribunales, dirigidos contra los
intereses de las grandes mayorías
nacionales.
El Estado revolucionario rescató para todo
el pueblo, las riquezas nacionales de manos de los
imperialistas y de los explotadores de todo tipo.
La propiedad de los
medios de producción, la convirtió de propiedad privada de unos pocos, en propiedad de todos.
Eliminó el desempleo y abrió fuentes de trabajo para todos; eliminó el analfabetismo y puso la educación gratuitamente, al alcance de todos;
la atención médica y hospitalaria llega también gratuitamente a todos; la vejez está asegurada para todos.
Organizó al pueblo y le dio armas y le enseñó a manejarlas para que se defendiera. Las masas han participado en la discusión de todas las cuestiones más importantes de la Revolución, de sus leyes principales, y ahora comienzan a participar en la discusión de los planes económicos, hasta nivel de unidades de producción y servicios.
Nuestro Estado ha
sido y es, por lo tanto, un Estado esencialmente democrático, un Estado
de los humildes, por los humildes y para los
humildes; un Estado de todos y para todos los trabajadores. De Io que se trata, pues, \con la creación
de las instituciones representativas,
es de perfeccionar a nuestro Estado, de darle una estructura completa y definitiva, de perfeccionar nuestra
democracia.
Si las
instituciones representativas socialistas significan la voluntad expresa del pueblo, a través de su voto, una vía por la cual el pueblo no sólo está representado por el
Estado, sino que de hecho forma parte directamente de dicho Estado y participa
directa y sistemáticamente de sus decisiones y si
las condiciones para su creación
están dadas ya, se hace indispensable e impostergable su creación.
Ya en nuestras condiciones actuales, parafraseando a Lenin, podemos
decir que “sin instituciones representativas no puede concebirse nuestra democracia, ni aún cuando se trata de una democracia proletaria”.
De aquí la enorme importancia histórica de
este paso que estamos dando y la
extraordinaria responsabilidad y el grandioso privilegio que tienen ustedes,
de ser los integrantes de las primeras
instituciones representativas socialistas que se organizan
en nuestro país; de tener la oportunidad de demostrar
en los hechos, con su trabajo el
papel de estas instituciones, ser los protagonistas en la definición de las formas que revestirá
nuestro Estado proletario en el futuro.
Nuestros órganos
representativos de poder Popular nacen luego de 10 años de desarrollo del proceso revolucionario, durante los
cuales hemos recogido experiencia de nuestros aciertos y de
nuestros errores.
Debemos tratar de
que nazcan sin los vicios y los malos
hábitos que, en los años de ausencia
de estas instituciones, de exceso de centralización
en muchos aspectos, de métodos inadecuados de
administración, de incomprensión y de confusión en cuanto a los papeles y funciones de1 Partido, los
organismos estatales y las organizaciones
de masa, se han desarrollado en todos nosotros.
Es necesario tener
presente que, con los órganos de Poder Popular
se trata, como dijera Fidel en el X Aniversario de la Federación de Mujeres Cubanas, hablando sobre el tema,
de "ir sustituyendo los hábitos meramente
administrativos que corren el riesgo de convertirse en procedimientos burocráticos".
La existencia y funcionamiento de los órganos de
Poder Popular, las instituciones
representativas de nuestro Estado socialista, los máximos órganos de poder estatal, en el territorio sobre el cual ejercen
su jurisdicción, debe producir indefectiblemente la erradicación total
de esos hábitos, meramente administrativos; el
reemplazo completo de esos procedimientos que corren el riesgo de convertirse en burocráticos y que, en
muchos casos, en muchísimos casos,
lamentablemente te se han convertido en procedimientos burocráticos.
EL CENTRALISMO
DEMOCRÁTICO Y RESPONSABILIDADES DE LOS ÓRGANOS DEL PODER POPULAR.
Los órganos de
Poder Popular asumen a nivel de municipio, de
región y de provincia, la administración de numerosas y significativas actividades, que hasta ahora se administraban centralmente. Pero la importancia mayor y más trascendente de estos órganos, no reside en el papel que
juegan en el aspecto administrativo,
sino en el hecho de ser
los órganos básicos del poder
estatal, órganos integrados por los representantes elegidos democráticamente por las masas; órganos á
través de los cuales el pueblo tiene
la posibilidad de participar directamente en el dominio y, gobierno
de los asuntos sociales.
La existencia de
los órganos de Poder Popular debe significar sin falta, la erradicación del centralismo burocrático existente en muchas partes de nuestro aparato
estatal y sustituirlo por el centralismo democrático, que es el
fundamento marxista-leninista, sobre el cual debe funcionar.
Ustedes han estudiado en estos días, en qué consisten los principios del centralismo democrático, pero es este uno de los temas sobre el cual nosotros quisiéramos ahondar con ustedes, porque reviste una excepcional y cardinal importancia en el funcionamiento y éxito del Poder Popular.
El centralismo
democrático, aplicado por los órganos estatales se expresa, en primer lugar, en que los integrantes de los máximos órganos de poder estatal, que son las
instituciones representativas, son
elegidos en todas sus instancias de abajo
a arriba por el voto de las masas; se expresa en el hecho de
que los elegidos como delegados y como miembros
de los comités ejecutivos de las diferentes instancias, deben rendir cuenta
periódica, sistemática y regularmente
de sus actividades ante los que los eligieron; y éste es uno de los principios más importantes, que es necesario tener
en cuenta en la actividad concreta de
los órganos de Poder Popular y se
hace necesario convertirlo, de una mera declaración en un hecho práctico y sistemático.
En cada instancia la máxima
autoridad no la tienen los elegidos sino
los que eligen, considerados éstos no individualmente, sino en su conjunto. Y en este hecho reside lo esencial, que convierte en real la participación de las
masas, en el poder estatal, que hace
posible el ejercicio real por éstas,
de ese poder.
En la
circunscripción electoral la máxima autoridad no la tiene el delegado elegido, sino el conjunto de los
electores: son estos lo que le
otorgan el mandato para que los represen en sus problemas, quejas y opiniones: son éstos los que
pueden revocarlo en cualquier momento cuando no responda
a sus intereses. Por ello, es el delegado
el que rinde cuenta ante los electores y no a la inversa. Son las masas de la circunscripción las
que tienen el máximo poder, el
poder primario, el poder del delegado es derivado, otorgado por las masas.
En la instancia
municipal la máxima autoridad y jerarquía no la tiene el comité ejecutivo elegido, sino la Asamblea municipal que lo
elige; es la asamblea de delegados la
que le otorga el mandato para que la
represente y cumpla sus acuerdos y decisiones en los períodos entre una y otra de sus reuniones, y es la
asamblea la que está facultada para modificar, en todo o en parte, la integración del comité ejecutivo
en cualquier momento
en que lo considere necesario. Por ello, es el comité
ejecutivo municipal el que rinde cuenta ante la asamblea
municipal y no a la inversa.
Asimismo, el presidente, el vicepresidente y el secretario del comité ejecutivo municipal son elegidos por este y ratificados por la asamblea y, en consecuencia de esto, es que son los primeros, los que deben rendir cuenta ante los segundos, y actuar en cumplimiento de los acuerdos y decisiones de estos dos órganos del Poder Popular municipal.
De esta manera, puesto que el presidente, el vicepresidente y el secretario del comité ejecutivo municipal, se subordinan a dicho comité ejecutivo y a la asamblea
municipal; ya que dicho comité ejecutivo
se subordina en su conjunto a esta Asamblea y, a su vez, puesto que dicha Asamblea está integrada por delegados elegidos por las masas y subordinados a estas masas
que pertenecen a éstas de sus respectivas circunscripciones, el resultado
de tal mecanismo es que son las masas las que ostentan, en la práctica,
el máximo poder y pueden,
por ello ser, en los hechos, protagonistas activas del proceso,
con facultades concretas
e institucionalizadas de iniciativa y decisión.
Si la pirámide se
construyera a la inversa y el comité
ejecutivo estuviese subordinado al
presidente del poder popular municipal,
y si
a su vez la Asamblea
estuviese subordinada al Comité Ejecutivo
y a su presidente y si las masas de cada circunscripción estuviesen subordinada al correspondiente delegado,
entonces el poder real y primario,
estaría de hecho, no en las masas, sino en el presidente y el Comité Ejecutivo del Poder Popular
municipal; y cada peldaño inferior de la pirámide tendría menos
poder, menos facultades de iniciativas
y decisión y cuando llegáramos a la base de la pirámide, que son las masas, ésta no tendrían jerarquía ni autoridad
alguna y serían protagonistas pasivas del proceso
y meras y meras ejecutoras de las decisiones tomadas
en los escalones superiores.
Y esto que hemos explicado respecto
a la instancia municipal, adquiere una mayor importancia, a medida
que ascendemos en la escala hacia las instancias superiores; y mucho más con el mecanismo
que se ha adoptado y según el cual los miembros profesionales de los comités ejecutivos
del Poder popular en las instancias
regional y provincial, no son, en su totalidad o casi su totalidad, delegados elegidos en las circunscripciones
directamente por las masas, sino
elegidos por los delegados de las masas que integran las asambleas regionales y la asamblea provincial.
Debido a ello, es necesario tener, en la práctica una clara comprensión a todos los niveles de este asunto y especialmente a nivel de región y de provincia, y viabilizar en todas las instancias, al máximo, el ejercicio por las respectivas asambleas de sus facultades como órganos supremos del poder estatal en la instancia dada.
El comité ejecutivo regional es elegido
por la asamblea regional para
representarla, para cumplir sus acuerdos y decisiones, y para que asuma las responsabilidades de la dirección
estatal en la región, entre una y otra reunión
de dicha asamblea.
En consecuencia, el comité ejecutivo
regional se subordina
a la asamblea regional y rinde cuenta ante ella. Igual ocurre en la instancia provincial.
De tal forma, y de
manera similar a lo que sucede en la instancia
municipal que explicamos antes, puesto que, el presidente, el vicepresidente y el
secretario del comité ejecutivo provincial y de los comités ejecutivos regionales se subordinan a los respectivos comités ejecutivos, éstos se subordinan a las correspondientes asambleas y los delegados que integran estas asambleas regionales y la provincial se subordinan a las asambleas
municipales que los eligieron y a las circunscripciones por las cuales son delegados; de nuevo vemos que el máximo poder estatal
residirá, de hecho, siempre y en última instancia, en las masas; que en ellas estará el poder
primario del cual se deriva todo otro
poder; en todas las instancias del mismo, además, estarán presentes
como delegados los representantes directamente elegidos por las masas.
Si la pirámide de
decisiones y facultades se invirtiera en la forma en que explicamos antes, las masas, como vimos, no tendrían
ningún poder y los centros reales de
poder y decisión estarían cada vez más
alejados de éstas, a medida que ascendemos en la escala jerárquica.
Si queremos
realmente que las masas participen en las decisiones estatales y no hay duda de que es lo que todos perseguimos
porque ello responde a la esencia
más profunda de la democracia socialista y
de los principios del marxismo-leninismo, y porque la utilización de toda la
sabiduría y experiencia de las masas y
de su iniciativa creadora
aligera y hace extraordinariamente más eficiente, el trabajo de los aparatos
dirigentes; si queremos
que las masas tomen parte
real y directamente en el gobierno de
la sociedad, debemos tratar de que
este principio del centralismo democrático funcione de manera cabaI.
El
delegado de circunscripción.
Cada delegado al Poder Popular debe reunirse una vez cada tres meses con las masas en su circunscripción, para rendir cuentas de su actividad. (Tomando en cuenta esta periodicidad, la primera de dichas reuniones deberá tener lugar en los primeros días de diciembre, y en el transcurso de la experiencia podrán producirse cuatro reuniones de rendición de cuenta. A su vez, entre una y otra reunión trimestral de rendición de cuentas, con toda la población que vive en su circunscripción, los delegados deberán tratar de celebrar por 1o menos una reunión por separado con la masa que habita en el área de cada uno de los CDR o bases campesinas, que forman parte de la circunscripción dada. Estas reuniones por grupos más pequeños de población permitirán un contacto más directo Y cercano, del delegado con las masas posibilitarán un diálogo más vivo y una participación mayor del electorado.
Además, cada
delegado deberá prever una sesión semanal para
que los electores en su circunscripción puedan acercarse a él y plantearle individualmente sus quejas,
sus problemas y sus sugerencias.
En cada contacto
colectivo con sus electores, el delegado deberá informar sobre las actividades del Poder Popular municipal en
sus diversas responsabilidades; sobre su actividad personal
como delegado, sobre la forma
que han sido atendidos los problemas que los
electores le hayan encargado plantear ante el Poder Popular, sobre los que tienen solución
y sobre los que no la tienen,
o la tienen a más largo plazo; el porqué de cada solución y cada medida.
Nada debe quedar sin explicación ante las masas.
Los delegados
deben imponerse de todas las razones que determinan
una u otra medida tomada por los
órganos estatales, bien sean los órganos del Poder Popular municipales,
regionales o provincial, o los
órganos centrales del Estado. Si un precio se eleva, debe explicarse el porqué; si una cuota de distribución se
modifica, hay que aclarar la razón a
las masas; si un producto demora más que
lo normal en llegar al pueblo, hay que exponer las causas; si el horario en que se presta un servicio es
cambiado, el pueblo debe conocer los motivos, y en cada caso, la explicación debe ser convincente. Los delegados no deben ser jamás portadores, ante las masas, de explicaciones absurdas o de
razonamientos formales "para
salir del paso, qué no convencen a nadie. Los delegados deben exigir en el seno de las asambleas a las cuales pertenecen
y de los comités ejecutivos
correspondientes, todas las explicaciones que sean necesarias, a fin de poder trasladarlas satisfactoriamente a las masas.
A su vez, los delegados deben recoger todas las quejas y sugerencias que les trasmitan sus electores y ser exponentes de ellas, ante las respectivas asambleas. Una queja, una sugerencia, una opinión que sea planteada o apoyada por la mayoría de los electores, deberá ser trasmitida por el delegado a los órganos de Poder Popular aun cuando individualmente, el delegado tenga un criterio en contra. El delegado no se representa sólo a él, ni principalmente a él, sino a una masa de electores que lo ha elegido y son las opiniones y problemas de esa masa, los que él tiene que representar y no sus problemas y criterios personales.
Es necesario tener
presente, como planteara Fidel el 26 de Julio,
que "lo que no se puede de dejar de hacer, es dar una explicación a cada ciudadano, que vaya a pedir algo o
a solicitar algo, explicarle con
honestidad, con franqueza, si se puede, si no se puede; no hay que engañar a nadie nunca".
Pero la rendición de cuenta de los elegidos a un
órgano de Poder Popular no sólo debe
tener lugar ante los que lo eligieron, sino también ante las instancias superiores del Poder
Popular, y del Estado central,
porque otro principio básico del centralismo democrático es el de la subordinación de los órganos
inferiores, a los órganos superiores.
Los delegados
rinden cuenta ante los electores
de su circunscripción, pero además, deben hacerlo ante su asamblea y ante el comité ejecutivo respectivo. Los
órganos del Poder Popular municipal
rinden cuenta, ante los órganos del Poder Popular de la instancia regional; éstos, ante los órganos del Poder Popular de
la instancia provincial y éstos
últimos, ante los órganos del Estado central.
La subordinación de
los órganos inferiores a los superiores, está
determinada por la necesidad de que haya uniformidad, homogeneidad, coordinación y correlación adecuadas entre las actividades
desenvueltas por el aparato estatal, cualquiera que sea el municipio, la región o la provincia
en que tengan lugar concretamente; por la necesidad de que los intereses
particulares de cada localidad, se
conjuguen y armonicen con los intereses más generales de la región,
la provincia y la nación.
La instancia
regional del Poder Popular responde y vela por los intereses de todos los municipios de la región dada, y para
evitar que los órganos de Poder
Popular de un municipio puedan tomar decisiones
o realizar actividades que afecten los intereses de otro municipio, los órganos de Poder popular municipal se subordinan
a los órganos de poder Popular regionales.
De la misma manera, la instancia provincial del Poder Popular responde y vela por los intereses de todos los municipios y regiones de la provincia dada y para garantizar que los intereses de una localidad (municipio o región) no resulten afectados por otra, los organismos de Poder Popular municipal y regional se subordinan a los órganos de poder Popular provincial y, por los mismos motivos, estas tres instancias se subordinan a los órganos centrales del Estado.
En esta relación, los órganos superiores están facultados para anular
un acuerdo o decisión de las asambleas y comités ejecutivos de las instancias inferiores, cuando
contradigan las leyes y normas vigentes
o cuando afecten los intereses más generales, de otras comunidades de la sociedad y del país. Los acuerdos que tome el comité ejecutivo del Poder Popular de una
instancia dada, pueden ser anulados
por la asamblea del poder popular de esa propia
instancia, a la cual se subordina, pero también pueden serlo por el comité ejecutivo o la asamblea de la
instancia superior, del Poder Popular.
Es natural que previamente a utilizar este procedimiento de anulación, al que sólo debe recurrirse
excepcionalmente y en última instancia,
deben haberse agotado por los organismos superiores todas las posibilidades de razonamiento y de convencimiento con
el órgano u órganos inferiores, que
hayan tomado el acuerdo que se impugna.
Hay que tener en cuenta que, junto a la subordinación de los organismos inferiores a los superiores, lo
que garantiza la necesaria centralización normativa, metodológica, de planificación de los recursos,
y de todos los demás aspectos que requieren estar centralizados en una u otra instancia, es necesario asegurar
y garantizar también, la indispensable autonomía de cada una de estas instancias del Poder Popular,
para tomar decisiones libremente y con responsabilidad propia en todas aquellas cuestiones de su competencia.
La organización de los poderes populares no debe significar simplemente la descentralización hasta nivel de provincia; es decir, únicamente una descentralización que traslade a las instancias provinciales del poder Popular las facultades y los mecanismos administrativos, que hasta ahora .estaban centralizados en el aparato central. La creación de los Poderes Populares significa la descentralización, en todas sus instancias del aparato estatal; la concentración de la mayoría absoluta de las actividades económicas y sociales, bajo la administración de las instancias inferiores del aparato estatal, es decir, de las instancias municipales; significa Ia descentralización no sólo de la provincia, respecto a la nación, sino también de la región, respecto a la provincia y del municipio respecto a la región, y más adelante, la descentralización de las unidades económicas respecto a los centros de dirección administrativa estatal.
Las instancias
inferiores están subordinadas a las superiores, pero actúan con autonomía dentro de los marcos legales y normativos que se establezcan y no deben estar
sometidas al tutelaje constante y
limitante, de las instancias superiores. Este mecanismo, además de hacer más ágiles, operativas y acordes
con las exigencias del momento y del
lugar, las decisiones a tomar, libera a las instancias superiores, y sobre todo a los organismos nacionales de una pesada
y voluminosa carga de tareas administrativas y corrientes, que en la práctica no pueden cumplir
debidamente, viéndose obligados a desatenderlas en gran medida,
y que por otro lado les impiden
desarrollar las tareas y responsabilidades de su verdadera competencia, en lo relativo a la
normación, control e inspección de las actividades que atienden.
Numerosos ejemplos
concretos e ilustrativos en grado sumo, de cómo una aparente centralización total que incluye
hasta los aspectos administrativos más pequeños,
significa en los hechos, en muchos
casos, la descentralización anárquica de cuestiones que debían estar centralizadas, la violación de normas elementales y
la heterogeneidad irracional de
cosas, que debían ser uniformes y homogéneas, los tenemos en algunos casos
planteados por varios de ustedes,
en este mismo Seminario.
Sobre cómo, por
ejemplo, en diversos lugares por el viaje en autos de alquiler y en otros casos en ómnibus, se cobra una tarifa por hacer el recorrido de un punto dado a otro
y otra tarifa distinta por el mismo
tramo, cuando el recorrido es á la inversa; sobre cómo se cobra un precio igual por los productos y
servicios, tanto cuando se ofrecen
con los ingredientes y la calidad requerida, como cuando se ofrecen faltándoles varios ingredientes
y con una calidad deficiente, sobre
casos en que se dejan de prestar servicios en un lugar, por la falta de insumos que, sin embargo,
aparecen sobrantes en manos de otras
dependencias administrativas en !a misma localidad, etc., etc.
Así, de Coliseo a Limonar los autos de alquiler cobran cinco pesos,
y de Limonar a Coliseo, cuatro pesos. De manera similar desde el Centro Médico de Matanzas hasta la
terminal de ómnibus, que hay en
Pueblo Nuevo cobran sesenta centavos por una carrera con tres personas, y de la terminal al Centro
Médico cobran tres pesos; el caso de un ómnibus
que cuando va de Jovellanos a Matanzas
cobra veinte centavos
por el tramo desde Limonar hasta Matanzas,
pero ese mismo
ómnibus, cuando hace el recorrido a la inversa, de Matanzas a Jovellanos, cobra sesenta y cinco centavos
por el mismo tramo, pero ahora recorrido de Matanzas a Limonar; Ia
venta de sundaes de helados,
cobrando lo mismo tanto cuando se despacha con todos sus ingredientes, como
cuando sólo se dan las dos bolas de
helado; la venta de preparados de pan con croquetas por los cuales se cobra un precio cuando contenía queso y cátsup
y por los cuales se sigue cobrando
el mismo precio aun cuando ahora no
tienen queso, no tienen cátsup y casi no tienen croqueta; el caso del cobro igual por el servicio de
tintorerías para la ropa de almidón, tanto
cuando le ponen almidón como cuando no se
lo ponen; el caso de la venta de libras
de pan que sólo tienen 12 onzas,
etc.,etc.
La presencia y
funcionamiento de los órganos del
Poder Popular y el ejercicio adecuado
de los mecanismos previstos que ustedes han
estudiado, evitarán que ocurran cosas como éstas.
Otro principio del centralismo democrático es el de Ia revocabilidad de los elegidos por los
electores, en
cualquier momento de su mandato,
o como dijera Fidel: "En
cualquier hora del día o de la noche"; en este
sentido y en relación con lo expuesto sobre
el punto anterior, es necesario enfatizar que la facultad de sustituir a un delegado o a un miembro de
un comité ejecutivo, en una u otra instancia
del Poder Popular, no la tienen en ningún caso, los órganos de las instancias superiores, sino única y exclusivamente los que lo eligieron para el cargo dado. La proposición puede partir de un órgano superior,
pero la decisión sólo puede ser tomada por el voto de los que lo eligieron.
La subordinación de la minoría a la mayoría, en todos los órganos del Poder Popular que funcionan sobre la base de la dirección colectiva, es otro de los principios esenciales del centralismo democrático que no debe ser pasado nunca por alto, en el funcionamiento de esta experiencia. Las asambleas y los comités ejecutivos de las distintas instancias de los Poderes Populares, son órganos de dirección colectiva, lo que quiere decir que sus decisiones deben ser tomadas siempre por votación. En sus reuniones nunca debe darse por supuesto un acuerdo o una decisión siempre deben ser sometidas a votación las proposiciones y las observaciones o modificaciones, que se hayan planteado en la discusión. Como bien se señala en uno de los materiales que ustedes estudiaron, en las reuniones de los órganos de dirección colectiva del Poder Popular, todos sus integrantes están en situación de completa igualdad en deberes y derechos, y el presidente y el secretario de los comités ejecutivos actuarán en las reuniones de estos comités y en las de las asambleas correspondientes, como presidente y secretario de dichas reuniones, pero con iguales facultades y responsabilidades que cualquier otro miembro y con la misma obligación que los demás, de someter sus proposiciones a la aprobación de la reunión y de acatar después la decisión de la mayoría.
Otro principio del centralismo democrático, en relación con los órganos
de Poder Popular, reside en la facultad indelegable que tienen la asamblea y los comités ejecutivos de cada instancia,
de designar y sustituir cuando sea
necesario a los directores y demás funcionarios principales de las direcciones que forman parte del aparato
administrativo de la instancia dada del Poder Popular, atendiendo a los procedimientos
establecidos al respecto. Así, por ejemplo,
la designación y sustitución de los directores provinciales de las direcciones administrativas del
órgano provincial del Poder Popular
la hará la asamblea provincial, pero contando con la opinión del organismo central correspondiente; y
en los casos de Salud Pública y
Educación, harán la selección de una relación propuesta por el organismo
central correspondiente.
Estas direcciones administrativas, sus directores y demás funcionarios, son los encargados de
ejecutar la administración y el manejo
de los recursos y de las actividades que corresponden a la instancia
dada del poder Popular. En estas funciones
dichas direcciones administrativas
tienen autonomía de decisión en toda una
serie de cuestiones operativas de la misma manera que los administradores de las unidades
de producción y servicios subordinadas a las diversas
direcciones administrativas, deben tener también
una determinada autonomía
de decisión sobre diferentes
cuestiones menores de la unidad que administran.
Quiere decir que no
son los delegados, ni la asamblea, ni su comité ejecutivo, ni el presidente, vicepresidente y secretario de ese comité ejecutivo, Ios que administran directamente las actividades subordinadas a la instancia dada del Poder
Popular, sino la dirección administrativa y las administraciones de las
correspondientes unidades de producción y servicios. La asamblea y el comité ejecutivo
designan a estos funcionarios para
que cumplan esa tarea, toman los acuerdos y establecen los reglamentos que rijan la actividad de esos
funcionarios, orientan, controlan, supervisan e inspeccionan su trabajo, y cuando no cumplan o cumplan mal con sus responsabilidades, tienen la facultad
de sustituirlos.
Los delegados
trasladarán las quejas y opiniones de las masas a la asamblea, harán las proposiciones que estimen pertinentes; como integrantes de la Asamblea participan de
los acuerdos que ésta tome, y luego a través del contacto con las masas de su circunscripción
y participando en la comisiones de trabajo del Poder Popular, controlarán cómo las direcciones administrativas
cumplen con los acuerdos y decisiones tomados
por la Asamblea y su Comité Ejecutivo.
Las direcciones administrativas se subordinan a la Asamblea
correspondiente y su Comité Ejecutivo
y rinden cuentas
periódicamente y por separado, ante estos órganos. Los directores de las direcciones administrativas en cada
instancia, deben realizar despachos frecuentes y sistemáticos con los miembros
de los respectivos comités ejecutivos, pero advertimos, como procedimiento
no saludable, la celebración sistemática de reuniones del colectivo de directores administrativos, solos o
conjuntamente con el comité ejecutivo, como no sea por excepción, para la coordinación de alguna tarea específica,
porque ello conduce a la práctica viciosa
de poner a funcionar en los hechos,
a otro órgano de decisión
que tiende a desconocer y sustituir las facultades de la asamblea o, cuando
menos, a actuar paralelamente a ella.
Para cubrir los
cargos de directores y funcionarios de las diversas direcciones administrativas, en las diferentes instancias del
poder Popular, deberán ser designados
inicialmente, en la mayoría de los casos,
compañeros que venían desempeñando funciones similares en las delegaciones de los organismos centrales del Estado,
existentes en la provincia y que en un número bastante alto están presentes en este Seminario. La
designación de tales compañeros es,
como regla, lo más aconsejable, sobre todo en los primeros momentos de funcionamiento de los poderes
populares, porque se trata de compañeros con experiencia, en el trabajo
de las correspondientes actividades, que conocen los mecanismos y problemas internos
de cada una de ellas y
que garantizarán la indispensable continuidad en el trabajo.
Estos compañeros están vinculados a la administración estatal desde hace un mayor o menor tiempo, en algunos casos desde hace bastante tiempo, y con tal motivo están necesariamente vinculados a los aciertos y a los errores, a los logros y a las deficiencias que haya tenido el aparato administrativo, en el cual han trabajado. En aquellos casos en que se hayan observado errores y fallos, es necesario tener en cuenta que estos compañeros han trabajado en condiciones muy difíciles, en un contexto desfavorable en muchos aspectos, en medio de hábitos y procedimientos administrativos que ellos no establecieron, pero dentro de los cuales se han visto obligados a actuar; lo que hace, que si bien no resulta desacertado ni apologético ver principalmente, como fruto de sus esfuerzos y de su labor, los aciertos y los éxitos que puedan haberse logrado, si resultaría, por el contrario, injusto hacerlos necesariamente responsables, en todos los casos, de las deficiencias y errores que se detectan en la actividad en que hayan trabajado.
Sólo ahora, en la
nueva situación que se creará con la existencia de los Poderes Populares, es que habrá que valorar
su trabajo y estamos
completamente seguros de que, por la experiencia que tienen y por la abnegación con que la mayoría de ellos ha
trabajado hasta ahora, representan un apoyo inapreciable para los órganos del Poder Popular y están llamados a
jugar un papel decisivo en el éxito
de la experiencia. Les pedimos a estos compañeros la mayor cooperación en esta empresa.
En muchos casos,
como les fue explicado durante el Seminario, se hará indispensable el traslado de alguno de ustedes de la
instancia en que se hallan, a otra
instancia. Como saben, la mayor cantidad de
las unidades que se transfieran a los Poderes Populares se concentran en el nivel municipal, lo que
significa un desplazamiento apreciable desde las instancias en las que actualmente se administran,
a la instancia a la que pasan a ser administradas. De las 5 597 unidades que se transfieren a los Poderes Populares, 4 092 estaban administradas ya a nivel municipal; pero la transferencia implica que en este nivel municipal, serán administradas
por los Poderes Populares 4 971 unidades, lo que significa el desplazamiento hacia dicho nivel, de casi 900
unidades, con la característica de
que en su totalidad proceden de organismos
que no tenían delegaciones en los municipios
y ello exige que, conjuntamente con
el desplazamiento de Ia función administrativa, se desplace el correspondiente aparato de administración y sus funcionarios. Este movimiento se hará en todos los casos, sin afectar
los ingresos de los compañeros y teniendo en cuenta en cada oportunidad, Ias posibilidades reales y las dificultades de
su traslado físico; pero el
movimiento se hace necesario y pedimos a los compañeros, también en este sentido, el máximo de comprensión y de cooperación.
Otro principio del centralismo democrático, del cual depende la realización práctica de los principios de la dirección colectiva y de la rendición de cuentas, es el de la celebración regular y sistemática de las reuniones con los electores en cada circunscripción y las de las asambleas y comités ejecutivos de las diferentes instancias.
Y un último principio
del centralismo democrático, al que queremos referirnos, es el de la libertad
de discusión y de ejercicio de la crítica y autocrítica en el seno de los órganos de Poder Popular. Todos los miembros de los
distintos órganos de Poder Popular
deben ejercer el derecho a opinar franca y abiertamente sobre todas las cuestiones sometidas a discusión, antes de que
se torne acuerdo sobre ellas, y a
ejercer el derecho a criticar, en las reuniones
de los órganos a los cuales pertenecen, cualquier medida y a cualquier
miembro o funcionario de los órganos
de Poder Popular,
cualesquiera que sean su
cargo o jerarquía.
Debe considerarse una práctica saludable
y profiláctica Ia publicidad en la prensa diaria, de las críticas
fundamentales y demostradas que se les hagan a medidas
tomadas, por uno u otro miembro o funcionario de los órganos
del Poder Popular,
sin que ello conlleve necesariamente, la
sustitución del criticado. El pueblo debe
conocer ampliamente, el trabajo de los órganos de Poder
popular y de sus integrantes, sus aciertos y sus errores. Éstos son, como su
nombre lo indica, los órganos del poder del pueblo,
son sus instituciones, y por tal motivo
el pueblo tiene el derecho
a que se le informe,
sobre todo lo que concierne
a la actividad y funcionamiento de dichos órganos. Ese es
también el motivo por el cual se
plantea, en uno de los materiales estudiados por ustedes, que las reuniones de las Asambleas serán
públicas a menos que el Comité Ejecutivo
o la propia Asamblea determinen, excepcionalmente, que alguna reunión o parte de ella sea
privada.
Carácter público.
Los órganos del
Poder Popular están integrados por los delegados elegidos por el pueblo, representantes de los intereses
y las opiniones del pueblo; en sus reuniones se discuten los problemas del pueblo y los problemas del pueblo
deben ventilarse ante el pueblo, a menos que se trate de asuntos
referidos a secretos de Estado o que afecten
la seguridad del País.
El papel dirigente del Partido y
las relaciones con los órganos del Poder Popular.
Ustedes han estudiado también en estos días, las relaciones que deben existir entre el Partido, las organizaciones de masa y los organismos estatales y específicamente los órganos de Poder Popular. No obstante, también nosotros quisiéramos detenernos en algunos aspectos de esta cuestión, para lo cual consideramos útil, comenzar por recordar lo que al respecto se plantea en el Comunicado del Secretariado del Comité Central del Partido sobre las relaciones entre el aparato del Comité Central y los organismos centrales del Estado.
En dicho Comunicado
se dice textualmente: “Los años que hemos trabajado
sin la adecuada estructuración de nuestro Partido y de nuestro Estado y sin el debido esclarecimiento de sus interrelaciones y delimitaciones, han hipertrofiado hasta cierto punto, a nuestras
instituciones partidistas y estatales que, en numerosos asuntos y ocasiones se han invadido
recíprocamente sus respectivos
campos de acción y mutuamente se han sustituido en sus funciones y facultades. Como lógica consecuencia de todo esto, en sus dirigentes y funcionarios se
crearon hábitos que han tomado fuerza
y que hoy, por inercia, tienden a permanecer y a manifestarse, creando dificultades adicionales a la necesaria e indispensable
tarea de perfeccionar el aparato del Partido y las instituciones del Estado y de las
organizaciones de masas, a fin de que todas funcionen mejor y logremos
con ello un más rápido avance en la histórica
tarea de construir
el socialismo, como primera
fase de la sociedad comunista. Estos hábitos tenemos que desarraigarlos y atajar resueltamente sus manifestaciones; en
lugar de ellos tenemos que
desarrollar los nuevos hábitos, acordes con el
proceso de definiciones y de fortalecimiento del partido, del Estado y de las organizaciones de masa, que se
está llevando a cabo bajo la firme dirección de nuestro Buró Político, de acuerdo con las orientaciones del compañero Fidel"
En varios de los materiales que ustedes han estudiado en estos días y específicamente en el Comunicado del Secretariado del Comité Central
mencionado antes, y en la intervención del compañero Blas en el Acto de Constitución de la Asamblea
Provincial de Matanzas,
se explica muy acertadamente y con detalles, el porqué del papel dirigente
que juega el Partido en la etapa de
construcción del socialismo y el significado que tiene la promesa de mantener acatamiento consciente
y libre a este papel dirigente, la
cual ha sido firmada y ratificada públicamente por todos y cada uno de los delegados
al Poder Popular aquí presente.
No nos detendremos, por tanto, en este aspecto de la cuestión.
Quisiéramos advertir contra las posibles manifestaciones de esa cierta hipertrofia de nuestras instituciones, de esos vicios, malos hábitos y confusiones en cuanto al papel y a las relaciones entre unas y otras instituciones a que hace referencia el Comunicado del Secretariado y que, aunque se han superado en gran medida, en los últimos dos años, aún persisten con fuerza suficiente, como para hacer válido estén alerta que quiero darles a todos y a cada uno de ustedes: delegados al Poder Popular, miembros de sus comités ejecutivos, jefes o posibles jefes de sus direcciones administrativas, dirigentes de las organizaciones de masa, y, en especial, a ustedes' compañeros dirigentes del Partido. Tengan en cuenta siempre que el Partido es incuestionablemente, el máximo organismo dirigente de nuestra sociedad, y que dirige no sólo a las organizaciones partidistas y a sus militantes, sino que también dirige a los órganos del Estado y a las organizaciones de masa y por tanto también debe dirigir a los órganos de Poder Popular.
Pero tengan
presente, y en esto es en lo que quiero hacer énfasis, los métodos y las vías, a través de los cuales es válido para el Partido,
ejercer su papel dirigente. Recuerden
siempre, en la práctica
de ustedes, que el Partido no administra, que en ningún caso debe inmiscuirse en el trabajo cotidiano y corriente de los órganos de Poder Popular y de sus aparatos
administrativos y que debe abstenerse
en todo caso, de emitir disposiciones que sean
competencia de los órganos de Poder Popular.
Recuerden que la máxima autoridad política
e ideológica de la provincia es el Partido, pero que
la máxima autoridad estatal y administrativa en los municipios, en las
regiones y en la provincia de Matanzas
no son los órganos del Partido, sino los órganos de Poder Popular, y que una instancia del Poder
Popular sólo se subordina directamente en lo estatal
y administrativo, a las instancias superiores de este Poder Popular y no al Partido, que el Partido nunca deberá suplantar ni imponerse a la
administración y a los órganos de Poder Popular,
ni violar las facultades
de éstos.
No olviden
que las directivas, resoluciones y disposiciones del Partido
no poseen directamente, carácter jurídico y administrativo, obligatorio para todos los ciudadanos e
instituciones del país, sino que tan
sólo son obligatorias para los organismos y organizaciones partidistas y para sus militantes y aun en
este caso, si alguno no las cumple,
sólo pueden sancionarlo políticamente e incluso expulsarlo de las filas del Partido,
pero éste no tiene ningún aparato de fuerza o coerción para obligarlo y someterlo a su disciplina.
Recuerden que para
dirigir a los órganos del Estado, a los órganos de Poder Popular; que con relación a los no militantes, el
Partido solo dispone de su autoridad
política la justeza de su línea y de sus orientaciones, de la fuerza de su ejemplo, de la confianza
que inspira y que sus
métodos única y exclusivamente, pueden ser los
del convencimiento y la persuasión.
El Partido, en las
diferentes instancias de la provincia, debe estar al tanto de los planes, tareas, responsabilidades y problemas de
los órganos de Poder Popular. Debe
dar su opinión sobre toda cuestión importante y fundamental,
que se plantee ante dichos
órganos.
Controlar (en el sentido de comprobar) si cumplen debidamente con sus deberes, si se atienen en su funcionamiento, a lo establecido por los organismos superiores del Partido y del Gobierno. Ayudar a coordinar las actividades del Poder Popular con los demás organismos estatales y con las organizaciones de masas; controlar y ayudar a que los órganos de Poder Popular seleccionen y designen personal más idóneo para ocupar los diferentes cargos administrativos a ellos subordinados: contribuir a la educación y capacitación de ese personal; orientar y hacer cuantas sugerencias estimen pertinentes a los órganos de Poder Popular, para mejorar su trabajo y garantizar el cumplimiento de sus responsabilidades; ayudar, a través del aparato partidista y de su militancia, al más exitoso desenvolvimiento de las actividades de estos órganos. Pero todo ello debe hacerlo el Partido, sin inmiscuirse nunca en las cuestiones de competencia estatal y sin suplantar jamás en sus facultades de decisión autónoma, a los órganos de Poder Popular.
El Partido debe
orientar y dirigir la labor de los órganos de Poder Popular, basándose en la delimitación más precisa de las
funciones del Partido y del Estado,
de sus papeles “complementarios pero diferentes", apoyándose en las más fraternales relaciones de trabajo que deben
existir entre los organismos dirigentes del Partido y los órganos de Poder Popular en cada instancia. El Partido
puede y debe sugerir, proponer,
recomendar, aconsejar, orientar
a los órganos de Poder Popular, pero nunca "bajarles disposiciones", nunca
imponerle decisiones, nunca intentar represalias de ningún tipo frente a un órgano de Poder Popular o
frente a los miembros de éstos, que
no estén de acuerdo y no cumplan algo que el Partido haya sugerido, propuesto, recomendado, aconsejado u orientado.
El Partido deberá utilizar como vía principal, para asegurar que sus orientaciones y criterios sean puestos en práctica por los órganos de Poder Popular la labor de los militantes que forman parte de dichos órganos, como delegados o como miembros de sus comités ejecutivos. Los militantes del Partido "cualquiera sea el lugar donde trabajen y el cargo que ocupen, están obligados a cumplir y a aplicar las decisiones del Partido y a convencer (no a imponer ni obligar) a los no militantes, de la justeza de esas decisiones y de la necesidad de cumplirlas". Si luego de agotado el uso de todos los métodos y recursos que son propios de su actividad y de sus relaciones con las demás instituciones, el organismo dirigente del Partido, en una instancia dada (la municipal, por ejemplo) no logra que los órganos de Poder Popular de esa instancia, sigan una recomendación u orientación que consideren importantes, debe dirigirse a la instancia inmediata superior del Partido (la regional en este caso) para que ésta discuta el asunto con la instancia regional del Poder Popular, si ésta tampoco estuviese de acuerdo con el Partido, el organismo partidista de dirección regional (si la cuestión tiene la suficiente envergadura), deberá dirigirse a la instancia provincial de dirección del Partido, para que ésta discuta el problema con la instancia provincial de Poder Popular. En el supuesto caso (que no es lógico que se dé en la práctica) de que tampoco a este nivel hubiese acuerdo, el asunto se elevaría a la Comisión Nacional de Constitución de los órganos de Poder Popular en Matanzas, y, en última instancia, al Buró Político y al Consejo de Ministros.
Sobre estos
principios deben basarse las relaciones entre los miembros de los comités
ejecutivos del Poder Popular y los directores y demás funcionarios de sus direcciones administrativas por un
lado y por otro, los miembros de los buroes ejecutivos y los jefes y demás funcionarios de los departamentos de los comités del Partido, que atienden las
mismas actividades en las diferentes instancias de dirección.
Ocurre que muchos miembros de los buroes ejecutivos y los jefes y funcionarios de numerosos departamentos de los comités del Partido, tendrán la responsabilidad de atender por la vía partidista y en lo que aI Partido compete, actividades que son dirigidas y administradas por una u otra dirección administrativa del Poder Popular y por uno u otro miembro de los comités miembro de los comités ejecutivos del Poder Popular. Así, por ejemplo, en la instancia provincial y también en la regional, vamos a encontrar en Los comités del Partido, un Departamento de Cultura, Ciencia y Centros Docentes y un miembro del buró ejecutivo correspondiente del Partido que atienden, por la vía partidista, las actividades de cultura, entre otras. Por su parte, en el Poder Popular en esas instancias, encontraremos una Dirección de Cultura y un miembro del comité ejecutivo correspondiente del Poder Popular que dirigen y administran estatalmente esa actividad. Igual sucede con otras actividades como las del comercio, la gastronomía, el transporte, etc.
En cada caso, los
dirigentes y funcionarios del Partido tienen el deber y la facultad de conocer, controlar y orientar el desarrollo de la actividad dada y de asesorar y auxiliar a los
correspondientes organismos del
Partido en lo concerniente a las responsabilidades del Partido con dicha actividad. Para esto y por ello, deberán
existir las más estrechas y fraternales relaciones y coordinaciones de trabajo,
entre estos cuadros del Partido y los respectivos
cuadros del Poder Popular.
Pero en cada
instancia las decisiones administrativas concretas en cuanto al manejo y uso
de Ios recursos materiales y humanos, destinados a una u otra actividad,
corresponden a los órganos de Poder Popular y a las direcciones administrativas correspondientes y a sus cuadros y funcionarios y no a los
organismos, aparatos y cuadros del Partido.
Éstos pueden sugerir o recomendar uno u otro uso de dichos recursos, pero no imponer una decisión en
este sentido, porque no es de su
competencia. Pueden y deben controlar
el manejo y uso de esos recursos,
advertir a los órganos de Poder Popular cuándo
se están usando mal, informar a los organismos pertinentes del Partido
sobre ello y por los procedimientos explicados antes, intervenir e influir decisivamente en la cuestión.
Pero en ningún caso
el Partido deberá recurrir a procedimientos meramente
administrativos, que no le son propios y que viciarían sus relaciones con los órganos de Poder Popular. El Partido debe ser el dirigente de los órganos de Poder
Popular, pero no su tutor; debe ser su rector,
pero no su “padrastro".
El organismo
dirigente del Partido
en una instancia dada y los miembros de este organismo, pueden
solicitar asistir a una reunión de la
asamblea o del comité ejecutivo del Poder Popular de dicha instancia, para exponer el criterio del Partido sobre una u otra cuestión y para pedir que la misma sea
analizada y decidida por el órgano respectivo del Poder Popular,
pero es necesario tener siempre
presente que las reuniones de las asambleas
y de los comités ejecutivos del Poder Popular son reuniones de los
órganos de Poder Popular y no
reuniones del Partido y en todo caso deben estar dirigidas
por el presidente del comité ejecutivo correspondiente, o por el miembro del
órgano de Poder Popular que la
reunión decida, pero nunca por un miembro de los organismos dirigentes del Partido a título de tal,
que esté presente en la reunión como
invitado, aunque se trate del primer secretario del Partido de la instancia dada.
Es necesario
respetar siempre y en todos los casos la indispensable autonomía de los órganos de Poder Popular,
como órganos estatales que son, porque de lo contrario,
como se expresa en una resolución del
partido bolchevique, redactada por Lenin, “la falta de una delimitación estricta
de las funciones y la intromisión (del partido)
en asuntos que no son de su competencia, conduce a la falta de responsabilidad estricta y exacta de cada cual por la
tarea asignada, aumenta el
burocratismo en las propias organizaciones del
Partido, que lo hacen todo y no hacen nada, estorban a la seria especialización de los funcionarios
administrativos, aI estudio de !a cuestión en todos los detalles, a la adquisición de experiencias verdaderamente prácticas. En una palabra, dificultan la correcta organización del trabajo".
Para fortalecer el papel del Partido, para que éste juegue cabalmente su verdadero rol, es
necesario liberarlo de todas las tareas
de carácter estatal y administrativo, que ha tenido que asumir hasta
ahora, por la ausencia de las instituciones y de los mecanismos adecuados. La presencia de los órganos de Poder Popular y su correcto funcionamiento permitirán al Partido
concentrarse y desempeñar a plenitud sus responsabilidades propias
y jugar con rnayor eficacia
su papel rector,
dentro de nuestro
proceso revolucionario.
Relaciones de los órganos
del Poder Popular
con las organizaciones de masas.
De igual manera deben permanecer claras y delimitadas las funciones y
responsabilidades de los órganos de Poder Popular, en relación con las organizaciones de masa y en particular con los CDR, que son, dentro de éstas, los que atienden
el área de actividades y de
población, que resulta más coincidente en varios aspectos, con lo que
es responsabilidad del Poder Popular y
que por la ausencia hasta ahora, de estas
instituciones estatales, son los que
han tenido que ocuparse de algunas tareas que realmente son propias de los órganos de Poder Popular y que naturalmente pasarán a ser asumidas por éstos, como es
el caso, por ejemplo, de los inspectores populares del Comercio y
del Transporte.
Las organizaciones de masa: los CDR, la ANAP, la FMC, la CTC y los sindicatos, así como las organizaciones juveniles, están llamadas a cumplir la doble función de ser cauce adecuado para que fluya organizadamente, en contribución determinante y decisiva al proceso revolucionario, el torrente impetuoso de las iniciativas y esfuerzos, que los diversos sectores del pueblo están llamados a aportar a la construcción del socialismo, en correspondencia con los intereses generales del país, y cauce que conduce en corriente de contrapartida, la expresión de los intereses y problemas específicos que cada sector tiene, que es necesario atender y que no siempre resultan contemplados suficientemente, en la actividad y en el trabajo de las instituciones que, como el Partido y el Estado, tienen como contenido y responsabilidad fundamental los objetivos estratégicos de la Revolución y las cuestiones que son de interés general y común para todo el pueblo.
Con ayuda de las
organizaciones de masa se logra conjugar esos
intereses más generales, con los intereses
específicos y particulares de cada sector.
Cumpliendo esta
doble función, el papel de las organizaciones de masa está magistralmente sintetizado, en la conocida frase de Lenin que las califica como "correas de transmisión", que comunican a la vanguardia, con el resto de las
masas trabajadoras.
Los sindicatos, por
el importante papel que juegan en las unidades
de producción y servicios que administran los Poderes Populares, han de desempeñar fundamentalmente tareas en sus
relaciones con estos y en
otros aspectos de la actividad económica y social en el municipio, la región y la provincia y, en particular, los
CDR, la ANAP, y la FMC, por el carácter territorial de su organización y por el contenido de su trabajo,
están llamados a jugar un rol muy importante,
en apoyo a determinadas tareas y responsabilidades de los órganos de Poder Popular.
Es tarea de
ustedes, y de las organizaciones de masa encontrar las formas más adecuadas
de colaboración y de complementación entre éstas y los órganos
de Poder Popular.
La definición más concreta
y multifacética de esas formas y vías, debe ser uno de los resultados a lograr con la experiencia de Matanzas.
"Ante ustedes
se plantean tareas de extraordinaria importancia histórica, cuyos
resultados
repercutirán decisivamente en el desarrollo posterior de nuestro país"
Compañeros delegados, miembros de los comités ejecutivos y funcionarios de las
direcciones administrativas del Poder Popular,
ante ustedes se plantean tareas de extraordinaria importancia histórica, cuyos resultados repercutirán decisivamente en el desarrollo posterior
de nuestro país.
En ustedes descansa
la responsabilidad de someter a la prueba de
la práctica, las formas concretas y definitivas que deberá revestir nuestro
Estado en el futuro, y que hasta ahora sólo tienen consistencia teórica, aunque desde luego, tienen la solidez
de basarse en los principios
marxista-leninistas comprobados ya por la experiencia
histórica y los cuales sólo es necesario adaptarlos a nuestras condiciones concretas.
Tienen ustedes
la responsabilidad, además,
de encontrarles respuesta a muchos aspectos en este
terreno, a los que aún no les hemos
dado ni siquiera solución teórica, para ofrecernos al final de la experiencia,
un resultado lo más completo e integral posible.
Tienen ustedes que comprobar con la práctica
de su trabajo, que el funcionamiento de los órganos
de Poder Popular
significa una mayor eficiencia en la labor del aparato
estatal, y por ello deben luchar enconadamente contra el burocratismo en sus diversas
manifestaciones: el papeleo, “el peloteo”, las soluciones demoradas innecesariamente, las plantillas infladas, etc.
Hay que evitar que
puedan resultar hipertrofiadas burocráticamente, las plantillas de los órganos de Poder Popular. ¡Que no haya
ningún lugar ni un solo hombre más,
que los estrictamente necesarios para desarrollar un trabajo eficiente!
Como planteara
Fidel el 26 de Julio, tienen ustedes que luchar por el ahorro máximo de los recursos materiales y humanos, por la
por la máxima eficiencia económica, por llevar la más rigurosa
contabilidad y control
de todo.
Tienen que luchar por el cumplimiento de los planes económicos, por el desarrollo de Técnica en las actividades productivas y de servicios por la disciplina laboral, por el aumento de la productividad del trabajo, y luchar por todo esto no sólo en relación con las actividades y unidades que se transfieran al Poder Popular, sino también en relación en las actividades y unidades que permanecen subordinadas administrativamente a los organismos centrales del Estado, con los cuales deben los órganos de Poder Popular, mantener las más estrechas relaciones de coordinación, colaboración y ayuda mutua. Deben ustedes seguir de cerca la ejecución de los planes de estas actividades y unidades que permanecen subordinadas a los organismos centrales del Estado. Estar atentos a los problemas y dificultades que tengan y a las posibilidades de ayuda y apoyo que les puedan dar los órganos de Poder popular.
Con estos fines deben organizarse
rápidamente las comisiones de trabajo
que están previstas al respecto y quisiera sugerirles que, ante todo y en todos aquellos lugares e
instancias en que sean recomendables,
se organice una comisión de trabajo para atender, para controlar (en el sentido
de seguir de cerca, de buscar las posibilidades
de apoyo y de ayuda) las actividades relacionadas con la producción azucarera, tanto en su aspecto industrial como agrícola,
producción que como ustedes saben, es la principal fuente de ingresos del país.
Igualmente
sugeriría crear, entre otras, una comisión de trabajo que se preocupe por la producción de viandas
y vegetales, tanto la que tiene lugar en el sector estatal
como en el privado, pero dándole una atención especial
a este último.
A la actividad de acopios de viandas y vegetales deberán
ustedes
Brindarles una atención de primer orden puesto que de ella depende en mucho el suministro adecuado
de alimentos a la población. Sabemos que en Matanzas se han
obtenido éxitos en este aspecto, en
los últimos años. El Poder Popular es responsable de mantener y superar lo logrado y no nos cabe la menor duda de que habrá de conseguirlo.
Deben ustedes
estudiar vías y proponer iniciativas que ayuden a resolver problemas de servicios a la población que resulten muy deficientes y que, en algunos casos, prácticamente no existen.
Todos sabemos lo difícil que es encontrar un carpintero, un plomero, un electricista o un albañil que realice una reparación en una casa particular y, sin embargo, éstas son necesidades de primer orden que tiene la población. Deben localizarse todos los carpinteros, plomeros, electricistas, albañiles, etc., que existan en cada localidad. Debe estudiarse la vía para que, de forma controlada y autorizada, puedan estos trabajadores realizar trabajos en horarios extra laborales a los vecinos de la comunidad, en contratación directa con éstos, dentro de las normas que sea necesario establecer y garantizando totalmente que ello no vaya en detrimento, en ningún caso, de la labor que esos obreros realizan en sus centros de trabajo.
Deben ustedes ser celosos vigilantes de la legalidad socialista “enemigo de la vieja ley y baluartes de la ley nueva", como dijera Fidel; estar atentos contra toda violación de las leyes establecidas, de que ningún acuerdo o disposición de los órganos de Poder Popular, estén en contradicción con las leyes existentes.
Los órganos de
Poder Popular, además, no deben acatar ni cumplir ninguna disposición, proveniente de las instancias superiores
del Poder Popular o de los organismos
centrales del Estado, que no se atengan a la legislación vigente.
Los órganos de
Poder Popular deben cumplir y velar porque todo el mundo: instituciones y personas cumplan estrictamente las leyes. Para ello los órganos de Poder Popular
deben apoyarse en las fiscalías, cuyo
trabajo es necesario mejorar y hacer más eficiente y combativo.
Deben ustedes, como les planteara
Fidel, crear, en todas las dependencias
administrativas del Poder Popular y en todos los centros de producción y servicios del Poder Popular el hábito de tratar esmeradamente, exquisitamente al
público y tomar todas las medidas que sean necesarias para lograr este importante propósito.
Deben ustedes, en
fin, lograr más y mejores resultados con los
mismos recursos de que se ha dispuesto
hasta ahora.
El delegado.
Deben educar a sus electores, a las masas, en cada circunscripción,
acerca de los problemas que tenemos, de las cosas que pueden ser resueltas y de las que no pueden serlo por
ahora. Explicarles que los órganos de
Poder Popular no van a producir soluciones milagrosas.
Debemos evitar que
se vayan a crear falsas ilusiones en las masas; pero a la vez, es responsabilidad de ustedes luchar por no defraudar
a estas masas, en lo que ellas pueden esperar y esperan lógicamente de ustedes:
que manejen con más eficiencia los recursos del
pueblo; que sean capaces de convertir a la misma cantidad de recursos,
en una mayor cantidad de productos y servicios,
que tengan, además, una mejor calidad. Eso sí está en vuestras manos lograrlo.
Eficiencia, mayor productividad, mayor calidad, control riguroso en el manejo de los recursos, menos burocratismo, soluciones a los problemas que está en vuestras manos solucionar y propuestas de soluciones para otros, que escapan a esas posibilidades, pero que pueden ser solucionados en otras instancias; funcionamiento correcto de los órganos de Poder Popular; respuestas sobre las formas concretas más adecuadas que estos órganos deben tener en nuestro país.
Éstas son las cosas que el pueblo de
Matanzas y de toda Cuba, el Partido, la Revolución y la patria espera de
ustedes y estamos completamente seguros
de que, al igual que en la etapa ya transcurrida,
en esta nueva etapa de la experiencia, ¡MATANZAS TAMBIEN CUMPLIRÁ!
¡Muchas gracias!
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