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sábado, 25 de diciembre de 2021

Anclaje a los créditos en MLC. Comentario HHC

 Por DELIA REYES GARCÍA, Bohemia

La noticia corrió como pólvora. Muchos frotaron sus manos porque ahora sí tendrían un fondo conveniente para los negocios. Las ilusiones que sembró la Resolución 296 del Banco Central de Cuba (BCC), publicada en la Gaceta Oficial No.96, edición Extraordinaria, de 16 de noviembre de 2021, se multiplicaron por la geografía insular. 

La norma faculta a la rebautizada Financiera de Microcréditos S.A. a conceder créditos en moneda extranjera a las cooperativas no agropecuarias (CNA); a las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes), y a otras formas de gestión no estatal, entiéndase trabajadores por cuenta propia (TCP).

Pero, como reza el viejo refrán, en casa del pobre la alegría dura poco. La posibilidad de recibir montos en moneda libremente convertible (MLC) no es tan expedita como pensaron algunos. El BCC dictó otras reglas de juego que, paradójicamente, no aparecen escritas en dicha resolución.

En primer lugar, tendrán acceso las CNA, Mipymes y TCP que hayan demostrado capacidades para la exportación, mantengan relaciones contractuales con la Zona Especial de Desarrollo Mariel, o vendan en la cadena de tiendas en MLC. Las autoridades financieras aspiran a un retorno rápido del dinero otorgado, 120 días a lo sumo, y la cuantía mínima es de 500 USD. No se fijan cuotas máximas, aunque se trate de microcréditos.

A propósito del carácter selectivo, por demás excluyente, valdría la pena considerar lo que enuncia la Carta Magna sobre las “condiciones similares para todos los actores económicos”. O lo escrito en la Estrategia económico social para el impulso de la economía y el enfrentamiento a la crisis mundial provocada por la covid-19: “Es preciso concebir con integralidad la concurrencia de varios actores en el modelo económico cubano, procurando que existan reglas generales para todos, en igualdad de condiciones”. Más claro, ni el agua.

En segundo lugar, y no menos polémico, los créditos en MLC se otorgarán para compras mayoristas en plaza. El financiamiento será colocado en la cuenta del proveedor del servicio o del producto en Cuba. Con esto las autoridades bancarias buscan disminuir el riesgo de una utilización indebida del dinero.

En medio de la excepcionalidad de la economía cubana, con un agudo déficit de ofertas, ¿están creadas las condiciones para que los actores económicos encuentren los suministros necesarios en el mercado mayorista en plaza, y retorne rápido el financiamiento? 

Ayamis Losada García, directora general de la Financiera de Microcréditos S.A, respondió a BOHEMIA, “las condiciones que tenemos solo nos permiten llegar hasta las compras en plaza. Hemos desarrollado un trabajo que ha sido monitoreado por el Ministerio de Economía y Planificación, y la indicación fue comenzar por ahí”.

Los montos en moneda extranjera que ha logrado fondear el BCC a la Financiera de Microcréditos S.A “solo permiten acompañar a estos actores, que se dinamicen. Y vaya creciendo ese dinero, dando confianza a otros inversores, para llegar a más actores que también necesitan de MLC”, amplió Bárbara Mirabal Aranda, vicepresidenta del Banco Popular de Ahorro.

La falta de liquidez y la ausencia de un mercado oficial de divisas son problemas de fondo en la economía antillana que imponen retos al sistema bancario. Es una realidad.

Pero, una mirada hacia dentro devela, entre otras limitaciones, poco desarrollo de la innovación financiera, el conservadurismo de las instituciones bancarias y la cultura de aversión al riesgo, como señalan los investigadores Francisco Fidel Borrás Atiénzar y Alejandro Federico Bermúdez Rivacoba en el libro La banca comercial cubana: Propuestas de desarrollo.

    La evaluación de créditos a las Mipymes, CNA, TCP, y también a otros actores como los productores campesinos, está compulsada a diversificar los productos y servicios de intermediación financiera, como el arriendo de equipos, el fideicomiso, entre otros. En tal sentido aún se anda en pañales, y urge alcanzar la mayoría de edad.

Por último, y no menos importante, dentro de las condicionales de la Financiera de Microcréditos S.A desaparece la controvertida diferencia de créditos para capital de trabajo o inversiones y sus respectivos plazos de amortización. 

Sin embargo, resulta polémica la tasa de interés a los créditos en MLC, de hasta 6,5 por ciento. Aunque el “hasta” indica la posibilidad de negociar, como precisó Losada García, llama la atención que no se tuviera en cuenta el tiempo de devolución del préstamo, apenas cuatro meses. 

Según Carlos Enrique González García, especialista de Política Monetaria del BCC, las tasas de interés activas, es decir, las que presta el banco a otros agentes, fluctúan de acuerdo al tiempo de amortización. Así, por ejemplo, para 48 meses la tasa es de 6,5 por ciento. Si bien estas reglas son válidas para los créditos en moneda nacional, ¿por qué la diferencia notoria con los de MLC? Evidentemente a estos últimos les fueron endosadas tasas de interés muy superiores. 

En las actuales condiciones de recesión, si pretendemos ciertamente estimular a los actores económicos, tanto la política monetaria como sus normativas acompañantes deben ganar en coherencia y precisión. Los créditos en MLC requieren un anclaje más eficaz.

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