Recientemente
conocimos de la increíble noticia del bienaventurado y cándido emperador
yankee, de la próxima Cumbre “POR LA
DEMOCRACIA”.
En
primer lugar, personalmente no poseo suficiente aguante psíquico-mental para
digerir cómo es posible que el imperio más transgresor de los procesos
democráticos en el mundo, se le ocurra esta tremenda desfachatez, además de decidir
anti-democráticamente, no invitar a países que no le son afines.
Habría
que habilitar una biblioteca para acumular la historia de los hechos más
inverosímiles que este espantajo imperial ha producido y puesto en práctica, y
que han mistificado y burlado lo que significa LA DEMOCRACIA.
Veamos
pues, lo más brevemente posible, como el 17 de septiembre de 1787, se sancionó
la CONSTITUCIÓN, que desde entonces encarrila a ese país, derivada del liberalismo
europeo de los siglos XVII y XVIII. La Carta Magna norteamericana no fue la obra
de ingeniosos filósofos políticos, sino de diestros acomodados y ciudadanos
negociantes, limitando al máximo la intervención del Poder Central,
estableciendo en el derecho de propiedad el fundamento de la sociedad civil, y
puso término a las demandas niveladoras y confiscatorias del pueblo,
implantando un procedimiento de frenos y equilibrios que haría endiablada la
acumulación de las aspiraciones DEMOCRÁTICAS.
La
minoría escogida pudo contener a la mayoría,
con un documento que sería la corrupción de un sueño de justicia.
Patrick
Henry, uno de los más grandes caudillos coloniales, tachó agriamente a la CONSTITUCIÓN, de ANTI-DEMOCRÁTICA. Samuel Adams, patriota estadounidense y
posteriormente presidente, después de George Washington, receló del documento
temiendo que condujera a una supremacía sin control popular.
El
propio George Washington destacó que la Constitución se sancionaba “para evitar
el peligro que era la DEMOCRACIA”.
Esta
Carta Magna fue ratificada en 1789.Los indígenas estaban de facto excluidos de
tener representantes en el Parlamento.
En
1868, la Enmienda 14 –que trataba de la igualdad de derechos para todos,
excepto para los indios, se volvió parte de la Constitución, y en 1883 la Corte
Suprema ratificó que un AMERICAN INDIAN es por nacimiento un “extranjero y un
dependiente”.
En
el libro “Redescubrimiento de América (1947), el famoso escritor norteamericano
Waldo Frank, escribió: “…en lugar de dar vida a los profundos proyectos de los
primeros Padres Fundadores de América, trocó en rígidas trabas las timideces de
los miembros del Partido Conservador en Inglaterra”.
Por
otro lado, cuando analizamos los acontecimientos acontecidos en el transcurso
del Siglo XIX, evidentemente se puede concluir que fueron periodos de excesiva
indolencia hacia los actos que vulneraron con frecuencia inaudita el buen y
efectivo desenvolvimiento de los PROCESOS
DEMOCRÁTICOS.
Finalmente,
el siglo fue testigo de las maniobras que con astucia y desvergüenza, les
facilitó la invasión militar a nuestra Patria, y de forma NO DEMOCRÁTICA, determinada por los vencedores, Cuba no participó
en los acuerdos finales, mencionándose oficialmente como Guerra
Hispanoamericana.
Todo
este desafuero condujo imponiéndosele a Cuba la llamada Enmienda Platt como
apéndice a la Constitución Cubana, constituyendo un acto despreciable y de
fuerza, que acostumbraban realizar antes y después de convertirse en un IMPERIO
Recalcitrante, sin pizca alguna de DEMOCRACIA.
Comenzando
en Siglo XX, la actuación de este espantajo imperial se tornó perversa. Se
enriquecieron durante los 4 años que duró la Primera Guerra Mundial.
En
los 20 años transcurridos (1919-1939), entre el final de la Primera Guerra
Mundial y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, el nazi-fascista Adolfo
Hitler asumió legalmente la presidencia de Alemania.
Los
fabricantes de automóviles y las petroleras norte-americanas, participaron del
triunfo alemán. El dictador alemán y sus ideas fascistas fueron particularmente
admiradas por los propietarios y accionista de las grandes empresa.
Camiones,
tanques, aviones y otros equipos fueron suministrados por las subsidiarias
alemanas de FORD y GENERAL MOTORS, así como materias primas estratégicas como
el caucho, combustible diesel, aceite lubricante y otros tipos suministrados
por TEXACO y STANDARD OIL, vía España.
Si Sócrates
hubiera resucitado, y se encontrara con esta degenerada, corrupta e infame
situación, habría acusado al Imperio Yankee del delito más vergonzoso,
ignominioso y abyecto, contra los principios con que se sustenta la DEMOCRACIA.
Sin
embargo, en nuestra contemporaneidad el incriminado subsistió hasta ahora en
que se atrevió, además, a convocar a una
“Cumbre de la DEMOCRACIA”.
¡QUE DESPARPAJO!
La
Habana, 15 de diciembre de 2021.
(mi
correo: jalcorta(arroba)nauta.cu
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