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lunes, 22 de febrero de 2021

Aprobado por omisión

Reducir la interferencia de la burocracia en lo concerniente a todo el proceso de aprobación de un proyecto de trabajo por cuenta propia es esencial. No hacerlo depender de las “consideraciones personales” de un funcionario o de sus “intereses” es decisivo.




“Todo lo que no está expresamente aprobado, está prohibido”, esta frase la repetía en infinidad de ocasiones uno de los profesores más queridos —y también de los más ocurrentes— que tuve en la carrera de licenciatura en Economía, allá por el año 1973, cuando comenzaba mis estudios, su nombre, Benito Matas. Mis compañeros de aquellos tiempos se recordarán de él y seguro lo harán con una sonrisa en los labios. No era esta su única frase famosa, tenía otras muchas, a veces tremendamente metafóricas, para calificar el funcionamiento de la economía cubana de aquellos tiempos.

La frase me vino a la mente mientras miraba la Mesa Redonda donde se contextualizaba, explicaban y aclaraban algunas de las dudas que la “lista negativa” había generado en la población.

Varios colegas compartieron sus impresiones después de la mesa redonda, no me equivoco si digo que el balance que al menos yo saqué de sus opiniones fue, en general, positivo, sobre la Mesa y sobre las aclaraciones hechas en ella. De más está decir que prácticamente concuerdo en un 100% con sus opiniones.

Sin embargo, para mí, lo más positivo fue la ratificación de lo que yo llamaría “aprobación por omisión” de cualquier nuevo proyecto de trabajo por cuenta propia es, quizás, de lo más revolucionario en términos regulatorios y genera una “nueva cultura” que demorará tiempo en florecer y dar frutos, pero que debemos cuidar como una de las más valiosos recursos para caminar hacia el futuro.


Que muchos cubanos hayan pedido aclaración acerca de lo que se “puede hacer” como trabajo por cuenta propia a partir de la lista negativa, es lo más lógico que podía pasar, pues la discrecionalidad positiva ha caracterizado la conducción y el funcionamiento de la economía nacional, desde tiempos incluso anteriores a mis inicios como estudiante de la Facultad de Economía. Así pues, de pronto, sin más avisos, sin que mediara un “curso de preparación” de los que tanto abundan, todos fuimos sacados de nuestra zona de confort y fuimos enfrentados a uno de los ejercicios más difíciles que cualquier ser humano tiene que enfrentarse, el de la libertad de crear su propio “negocio”, algo que en nuestro “ambiente de negocios” ha estado permanentemente ausente.

Quizás lo más contradictorio de todo es el hecho de que nuestro pueblo, prácticamente todo él, es casi genéticamente innovador, algo que ha demostrado una y otra vez con su resiliencia permanente ante los infinitos fenómenos adversos que hemos vivido desde siempre, algo que se expresa hasta en lo más cotidiano, como lo es en la actualidad esos grupos de trueque de productos por whatsapp para remediar, al menos en parte, los rigores del desabastecimiento, de la escasez y la carencia de dólares para comprar en las tiendas en MLC. Cambiar culeros desechables para personas mayores por compotas para un bebé de meses con solo un click, es la versión moderna de aquel otro trueque a nivel de cuadras cuando el señor fumador cambiaba su leche condensada por cigarros “Vegueros” en aquellos tiempos gloriosos de aquella libreta de abastecimiento a través de la cual se distribuía hasta cerveza.


Transmitir seguridad y fomentar la transparencia es quizás una de las virtudes que debe ser bien cultivada y para ello reducir a su mínima expresión la “discrecionalidad” es fundamental. Este es un viejo debate en economía —“reglas versus discrecionalidad”— nunca bien resuelto en ningún lugar del mundo, en ninguno de los tiempos conocidos. En nuestra economía, el exceso de discrecionalidad ha costado tanto en términos de puntos porcentuales de crecimiento del PIB, como en términos de proyectos colectivos malogrados y también en términos de proyectos individuales frustrados o desarrollados fuera de Cuba, ante el muro muchas veces imbatible de esa discrecionalidad.

La discrecionalidad tiene dos acompañantes muy letales para el ambiente negocios; una burocracia por lo general ineficiente y la corrupción. De ambos hemos padecido y estamos padeciendo. Ambos son de los peores males para la economía y la sociedad en cualquier país, también para la salud política de cualquier Estado.

Reducir la interferencia de la burocracia en lo concerniente a todo el proceso de aprobación de un proyecto de trabajo por cuenta propia es esencial. No hacerlo depender de las “consideraciones personales” de un funcionario o de sus “intereses” es decisivo. Las regulaciones actuales contribuyen de forma positiva a reducir esos males.

El segundo de los aspectos que me parece muy positivo de la lista negativa es la sinergia que debe producir el TCP con la economía local para empoderar a los gobiernos de los municipios. Ello sin dudas pasa porque los gobiernos locales comprendan las oportunidades que la expansión del trabajo por cuenta propia les brinda —en términos de ingresos fiscales, de generación de empleo de calidad, etc.— pero sobre todo porque vistos desde la estrategia de desarrollo territorial, el TCP, junto a los Proyectos de Desarrollo Territorial deben ser una parte decisiva de la columna vertebral de la economía de los municipios.

Dependerá en mucho de cuan proactivos sean los gobiernos locales, de la profundidad y la rapidez con la que produzcan y gestionen el “cambio de mentalidad” sobre el “cuentapropismo” y que los viejos prejuicios que lo han rodeado sean sustituidos por esos nuevos “valores” sustentados en nuestra Constitución y en los nuevos documentos que lo norman. No todo habrá que dejarlo a la iniciativa individual, las estrategias de desarrollo local que todos los municipios deben tener y actualizar sistemáticamente pueden constituir una fuente importante para convocar proyectos donde se incorporen los TCP, y ya sea en forma privada o en formas de alianzas público- privadas contribuyan desde lo individual a satisfacer intereses colectivos mayores. Sin dudas todo ello habrá que acompañarlo con los incentivos adecuados —no sólo fiscales— y con el reconocimiento “social” de dicha actividad, algo que tiene su mayor impacto en el barrio, recordemos que hasta no hace mucho tiempo el trabajo por cuenta propia era considerado “un mal necesario” y los trabajadores por cuenta propia como los portadores de ese mal.

El tercero de los aspectos positivos a destacar está más asociado con el futuro. La nueva regulación para el trabajo por cuenta propia de alguna manera establece una “filosofía” y ciertos máximos regulatorios para el futuro de la tan esperada micro, pequeña y mediana empresa (MPyME). ¿Cuál debe ser el procedimiento para la creación de las MPyMEs? pues nunca mucho más complejo que el decidido para el TCP; deberían ser aprobadas por omisión y deberían estar bajo el auspicio de los gobiernos locales. Así pues, de alguna manera las nuevas regulaciones para el TCP constituyen un “balón de ensayo” para las MPyMEs y facilitarán el aprendizaje para introducir en nuestra economía esta otra forma de propiedad.

Quedan temas por abordar y discutir, algunos muy puntuales —como puede ser la prohibición del ejercicio de guía de turismo por una mala experiencia anterior, el de prohibir que ciudadanos cubanos tengan “agencias de viaje” privadas cuando son permitidas a extranjeros, también privados— y otros profundamente conceptuales, como es el caso referido al ejercicio del trabajo por cuenta propia de profesionales, donde los criterios discrepantes no responden únicamente a “atacar lo que hacemos”, que sin dudas los hay y bien mal intencionados algunos, sino a estudios e investigaciones bien fundamentadas, al menos desde la economía. Pero esas discrepancias adecuadamente compartidas dan la posibilidad de mejorar, porque cuestionarse lo que el gobierno hace no solo es un derecho, sino también es un deber de cada ciudadano de nuestro país y es parte sustancial del ejercicio cotidiano al que debe someterse todo gobierno.

Si hoy tenemos una nueva regulación, mejor adecuada a nuestras necesidades y a la visión de país del TCP es precisamente por los cuestionamientos y las discrepancias que desde sus inicios se manifestaron hacia la anterior regulación, antes que por la complacencia y la callada por respuesta. Centenares de cuartillas fueron escritas sobre el tema, muchas veces a contrapelo de los “criterios oficiales”. Hoy, una parte fundamental de su esencia se ha plasmado en esta nueva regulación, fruto en parte de aquellas jornadas medio quijotescas que han durado más de treinta años.

El nudo de los paquetes

  

Fotos: Leandro Pérez Pérez/ Periódico Adelante

CAMAGÜEY.- “Desde agosto del 2020 estoy esperando un paquete que mi hija mandó desde Gran Canaria, cuando lo rastreé y supe que estaba en el Mariel, averigüé. Tenía 19 contenedores delante. En enero me enteré de que habían llegado a Camagüey y cuando me dirigí a la oficina de General Gómez, muy amablemente me dijeron que era probable que el paquete estuviera allí, pero había muchos y el mío podía estar en cualquiera de los sacos. Me lo entregarían en la casa, todavía lo estoy esperando y son medicamentos, algo que necesito. En noviembre, me realizan otro envío, que ya está en el Mariel, pero con 23 contenedores por delante en cola para abrirlo”, contó a Adelante una clienta cuya historia lamentablemente se repite una y otra vez.

Para entender y desatar este nudo, Adelante.cu siguió el camino que recorren los bultos desde que llegan a la provincia hasta la entrega, ya sea en el domicilio o la recogida por el cliente en las oficinas de la Empresa de Correos de Cuba.

El proceso parece sencillo, pero una vez que la paquetería es descargada en la unidad de logística de la provincia, porque las grandes rastras o el tren no pueden acceder directamente al Centro de Clasificación, situado en la calle Avellaneda, se traslada en vehículos más pequeños para esa instalación, que, además de cumplir esas funciones, también recibe desde toda la correspondencia del territorio hasta algo tanto sencillo como las facturas de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (Etecsa).


NUDO O CUELLO DE BOTELLA

Desbordado el Centro de Clasificación Postal de la provincia, prácticamente no se puede caminar allí adentro, hay paquetes por todos lados.

El andar inicia con la recepción y el pesaje de la valija. Dentro pueden venir entre 10 y 20 paquetes, a veces más. Se abre, se clasifica y se factura para el próximo sitio. También pesan cada unidad y la introducen en el sistema. Allí hacen los bultos que se envían a cada una de las oficinas para ser entregados a domicilio o recogidos por los clientes, de acuerdo con la opción seleccionada. Todo sucede bastante rústico en un local que no cuenta con las condiciones para ese trabajo.

Luego en cada oficina tienen que hacer lo mismo, pesar y entrar los datos al sistema informático que permite que los envíos sean rastreados mediante la aplicación para celulares o la página web de la Empresa.

No solo sucede con los paquetes internacionales, también los nacionales sufren dichas peripecias; incluso los que se envían desde aquí para Cuba y el mundo tienen que ser procesados por el abarrotado centro de clasificación, que incluso ha tenido que buscar otras áreas para almacenar lo que va llegando.

Jorge Carlos Jiménez Leiva, director adjunto de Correos en Camagüey, explicó que han tenido que mover personal administrativo, de oficina y hasta choferes para hacer frente a la explosión de paquetería.

Según datos ofrecidos por la Empresa durante 2020 se procesaron en la provincia más de 80 600 paquetes, el doble de lo recibido en el 2019. Ello superó toda la infraestructura creada para trabajar unos 2 000 bultos por mes; en enero de 2021 recibieron más de 10 700.

Jiménez Leiva aclaró que cada vez que hay una diferencia en el peso, se establece una reclamación, se analiza el caso y si constituye responsabilidad de la entidad, indemnizan al cliente. “Pero en ocasiones mandan por aquí de todo, chocolates, pomos que se revientan, hasta papas de una provincia a otra se han enviado, sin tener en cuenta cuánto puede demorar y obviamente se echan a perder”, enfatizó.


DESDE ADENTRO, POR AFLOJAR EL NUDO

Renel Serrano Torres, director del centro de clasificación, especificó que junto a él laboran 20 personas, 10 se dedican habitualmente a la paquetería.

“Sin contemplar los refuerzos, a lo sumo hemos estado trabajando solo en eso 15 personas. Antes las entradas eran más regulares, ahora por problemas de combustible se acumulan miles para realizar los viajes a provincias. Esto atenta contra todo aquí, pues no hay capacidad objetiva de espacio ni de fuerza de trabajo para asumir tan grandes volúmenes, sobre todo porque la manera de organizarnos y la responsabilidad con el paquete. El mismo que abre la valija cierra el ciclo enviándola a su próximo destino”, enfatizó y refirió el esfuerzo de trabajar hasta horas extras para procesar entre 1 000 y 1 200 bultos diarios.

Otros factores que aprietan el nudo son el peso de los bultos, que se ha multiplicado también, y la cantidad de paquetes con datos falsos para burlar las regulaciones aduanales. Por la demora, muchos llegan con las etiquetas borradas y entonces hay que identificarlos por decantación.

El director adjunto esclareció que para los que traen medicamentos hay un grupo temporal en la dirección provincial de Correos que analiza los casos a solicitud de los clientes y les dan prioridad, lo cual “hace doblemente difícil el trabajo, es como localizar una aguja en un pajar, pero lo asumimos si el caso lo amerita”.

Antonio Conde Echevarría es chofer en la Empresa y hoy está movilizado, apoyando en la paquetería. “Aquí hacemos lo que haga falta, abrir, pesar, envasar, ya estoy entrenado y termino unos cuántos diarios, desde que inició el año estoy aquí”.

Por su parte, el joven Alberto Toledo Leguén, es todo un experimentado, “cada uno aquí procesa entre 200 y 300 paquetes diarios, pero no tenemos las condiciones óptimas para la explosión que se ha dado. Antes usábamos nada más el área de atrás del Centro, ahora ocupamos todo y no da abasto, hay valijas hasta en otra de las dependencias de la Empresa. Tampoco hay un flujo organizado, por donde mismo entran tienen que salir y eso entorpece el trabajo”, dijo.

Jorge Carlos Jiménez explicó que Correos de Cuba había previsto dentro del plan de reparación y mantenimiento reacondicionar el sitio, “incluso hemos valorado moverlo de lugar, el proyecto sale en poco más de un millón de pesos, pero este año no vamos a tener los ingresos esperados y no podremos hacer nada aquí”.

¿POR EL CANAL VERDE O CANAL ROJO?

La ruta, en el municipio cabecera, continúa en el Centro de Distribución Domiciliaria (CDD) perteneciente a Camagüey 1, en General Gómez. Esta unidad se reparó y cuenta con las condiciones mínimas para realizar su labor. Allí reciben las valijas, las vuelven a pesar y distribuyen las de entrega a domicilio; a los otros clientes los llaman para que las recojan.

Si el paquete llega por el canal verde, o sea sin restricciones de Aduana, no hay mayores dificultades. Si el envío entra por el canal rojo de la Aduana citan al destinatario, le explican la infracción y aplican la medida. Luego de la remodelación del CDD, cuentan con un local para guardar lo destinado a esa categoría. Aunque permanece bajo la custodia de correo, la Aduana determina qué hacer con el bulto de acuerdo con la infracción cometida.

“Nosotros hemos detectado aquí dinero falso, fármacos no autorizados, teléfonos satelitales. Las violaciones en las que más se incurren son las de carácter comercial, medios técnicos no autorizados, artículos prohibidos y regulados, el exceso al valor y se envía al canal rojo cualquier envío dudoso o con declaración fraudulenta”, explicó Nancy Gutiérrez Méndez, oficial de Aduana.

También clasifican en ese grupo equipos como bicicletas eléctricas y otros que se entregan con propiedad.

Casi al concluir el recorrido este equipo apreció a un cartero que hacía hasta lo imposible por llevar junto con él una pesada carga. En una bicicleta para la que no hay gomas, no es de último modelo y mucho menos está habilitada para la entrega de paquetes, pero insistió en que no debía hacerse esperar un día más al cliente. Luego de varios amarres, partió.


Reservas organizativas quedan, máxime si se analiza el proceso más allá de las fronteras de Camagüey. Aquí resta mejorar las condiciones de trabajo de quienes tienen que lidiar con miles de bultos diarios, exigir seriedad y respeto por el cliente, solo así se logrará desatar el nudo de los paquetes.

Firman Cuba y China acuerdo para instalación de minifábrica de cerveza. Comentario HHC

 

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La Habana, 22 feb (ACN) Cuba y China rubricaron un acuerdo que permitirá al país caribeño la importación de equipos para la instalación de una minifábrica de cerveza con participación de formas de gestión no estatal.

De acuerdo con el embajador cubano en Beijing, Carlos Miguel Pereira, el convenio lo suscribieron la compañía Jinan China-Germany Brewing Co LTD y la empresa cubana Maquimport.

Pereira explicó al diario Juventud Rebelde que este acuerdo implica la primera importación de su tipo que realiza el Grupo Empresarial del Comercio Exterior en China en apoyo a las formas de gestión no estatal.

El diplomático precisó que los equipos que se adquirirán en China se ubicarán en un local del gobierno municipal de Playa, en capital cubana, que posteriormente se convertirá en un complejo gastronómico con ofertas variadas de pizzería, cafetería, dulcería, restaurante, guarapera, maltera y cervecería.

La empresa cubana Maquimport es una de las autorizadas para la importación de productos y maquinarias que necesitan las personas naturales en Cuba.

Comentario HHC: Muy bien por la cerveza y el complejo gastronómico previsto, y el sector no estatal en su alianza con el gobierno.

El mercado natural de Cuba evidentemente es EEUU, solo por fletes,  para no hablar de raíces culturales, económicas y familiares, pero este ha sido saboteado historicamente desde que triunfo la revolución,  por el grupúsculo anticubano que radica alli, los cuales además viven de eso, con las partidas presupuestadas que año tras años se asignan para subvertir el orden en Cuba. 

Nosotros por nuestra parte, no hemos encontrado la fórmula efectiva  de derrotarlos, lease tener comercio normal con los EEUU, porque además las condiciones, de que son rehenes de ese grupito anticubano el gobierno de EEUU, son inaceptables para nuestra soberanía. En lo politico hemos vencido de manera inequivoca, sin embargo esto no ha logrado revertir la hostilidad para tener relaciones economicas normales, y los EEUU han asumido el costo que les ocasiona no tener  comercio con Cuba ( un mercado no tan grande), pero incluso se benefician cuando le compramos de contado alimentos so pretexto que no pueden dar créditos como es lo normal en el comercio internacional porque la ley se los impide. Biden ya ha anunciado restablecer viajes, remesas y contactos diplomáticos como "un gesto inicial", veremos que sigue.

Para mi lo inexplicable es que no aprovechemos plenamente el diferendo comercial  de los EEUU con China y Rusia,  que  además son aliados políticos nuestros. Ha existido  buena voluntad, y al parecer hemos terminado debiendoles. Alinear nuestra economía con China por ejemplo, significa adaptarnos a la idea que una cosa es ser aliados politicos, y otra es el tema de las relaciones económicas que tienen que ser mutuamente beneficiosas. China en breve será la primera potencia mundial. 

Nuestro intercambio comercial con China alcanzó su cota máxima en el 2015, y a partir del mismo, viene decendiendo, asi en el 2019 ya representa el 64.3 % del año mencionado.  Nuestra economía por otra parte, significa sólo el 0.43 % de la de ellos.  

Acusa OMS a países ricos de acaparar vacunas




El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, denunció este lunes que algunos países ricos están socavando el reparto global de vacunas contra el Covid y les instó a replantearse las revisiones al alza de sus acuerdos con las farmacéuticas.

En una rueda de prensa virtual junto al Presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, explicó que cuando los países ricos revisan sus contratos para comprar más vacunas esto repercute negativamente en los estados que participan en el Fondo de Acceso Global para Vacunas Covid-19 (Covax), que pueden recibir menos dosis o más tarde.

Tedros agradeció las recientes promesas de los países del G7 para aportar 7 mil 500 millones de dólares al Covax, pero advirtió que no basta con financiación.

El dinero de por sí "no sirve para nada" si en los primeros compases de la campaña de vacunación, cuando las dosis que se pueden producir y comercializar no satisfacen la demanda global, los países de renta alta acaparan todas las partidas.

"Las ayudas son importantes, pero a la vez quiero apuntar los retos a los que nos enfrentamos. Incluso con el dinero. Si no podemos comprar vacunas, el dinero no sirve para nada. Algunos países industrializados están comprando más dosis y en consecuencia los contratos con Covax se están viendo afectados", afirmó.

Instó a los países ricos a plantearse si al actualizar al alza sus contratos con los productores de las vacunas-como han hecho recientemente Estados Unidos y la Unión Europea (UE), aunque Tedros no citó a ninguno en concreto-no están "poniendo en cuestión toda la iniciativa Covax".

Deben analizar, antes de pedir más dosis a los productores, si su decisión no tiene efectos negativos en las vacunas de Covax, agregó el director general de la OMS.

Steinmeier aseguró en este sentido: "los recursos financieros son necesarios, pero no son vacunas".

Tedros apeló a la solidaridad y a la ética, pero también se trata, argumentó, de proteger "al conjunto del mundo", porque la pandemia sólo se podrá vencer cuando se venza globalmente. "Las islas de felicidad no van a durar mucho", agregó.

Por su parte, Steinmeier afirmó que es necesario actuar de forma global contra el Sars-CoV-2.

"Una campaña de vacunación global es del interés de todos, incluso para los países ricos. Socavar Covax no sólo es un problema para los no inmunizados, también lo es para los países donde la población ya ha sido inoculada", explicó el responsable de la OMS apuntando a posibles variantes para las que las primeras vacunas no sean efectivas.

Tedros reconoció que los gobiernos están comprometidos, en primer lugar, con su ciudadanía, pero señaló que hay que explicar que no sólo basta con inmunizar a las personas de un país, es "mejor proteger a todo el mundo".

Frente a este problema, el director general de la OMS pidió un aumento significativo de la producción de vacunas tan rápido como sea posible para poder volver a la normalidad.

Abogó por la cooperación entre farmacéuticas (con la licencia de fórmulas autorizadas, por ejemplo), pero evitó posicionarse sobre la propuesta de eliminar las patentes de forma excepcional para el Covid y lograr así una producción masiva y barata.

Steinmeier apuntó además otro ángulo del denominado nacionalismo de las vacunas, pues la pandemia se ha convertido a su juicio en un momento geopolítico donde algunos países, en referencia a Rusia y China, están repartiendo dosis a otros países con objetivos políticos, algo que podría tener "enormes consecuencias para nuestro futuro".

Covax es una alianza dirigida por la OMS, la alianza para las vacunas GAVI y la Coalición para la Promoción de Innovaciones a favor de la Preparación ante Epidemias (CEPI) con el objetivo de garantizar el acceso equitativo a las vacunas contra el coronavirus. Hasta el momento ha adquirido 330 millones de dosis en nombre de 140 países.

Los países del G7 anunciaron este viernes 7 mil 500 millones de dólares para Covax, encabezados por las aportaciones de Estados Unidos (2 mil millones de dólares) y Alemania (mil 818 millones de dólares).

El país del futuro en el “Consejo Económico y Social”

Por Julio C. Gambina
Presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas, FISYP
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visitá mi blog www.juliogambina.blogspot.com

El anuncio del Consejo Económico y Social habilita el debate sobre el largo plazo en la Argentina, hacia el año 2050, ya que explícitamente se excluye el debate de las preocupaciones de la coyuntura. Más allá de cualquier consideración al respecto, relativo a las urgencias del presente, sea el impacto social de la inflación y la recesión, o la crisis sanitaria agravada por el coronavirus, vale señalar el potencial de un debate necesario en materia de organización socioeconómica del país, que obviamente deberá partir del cuadro de situación actual.

La información difundida por la agencia estatal destaca el abordaje de cuestiones “…como productividad e integración social; medio ambiente y cambio climático; trabajo; seguridad alimentaria; y democracia innovadora”[1]. Se explicita que “estará conformado por 30 miembros surgidos del diálogo con los sectores empresariales, gremiales, académicos y de la sociedad civil” y se propone “elaborar una agenda institucional que supere la coyuntura y marque políticas de Estado para los próximos 30 años”, en un horizonte hacia el 2050.

Durante la presentación formal del “Consejo” conocimos algunas referencias relativas a asesores locales y externos que intervendrán en la tarea. Entre otros, Adolfo Pérez Esquivel y economistas vinculados al sistema de Naciones Unidas, caso de Alicia Bárcena, actual titular de la CEPAL y el colombiano José Antonio Ocampo, junto a ex Presidentes de la región, como Ricardo Lagos, Dilma Rousseff o José Mujica. Entre los locales aparecen dirigentes sociales, sindicales, empresariales y profesionales diversos con experiencia en su especialidad. Alberto Fernández aludió en su exposición de presentación a que “el capitalismo debe ser repensado a la luz de la pandemia”, agregando tras cartón que “no es posible pensar una economía sin ética, no es solo números, es una ciencia humanista. Apostemos al dialogo y a construir un futuro entre todos"[2].

Claro, nuestras opiniones y perspectivas van en contra y más allá del régimen del capital, porque la economía es capitalista y su esencia no es la ética ni el humanismo, sino que está presidida por la búsqueda de ganancias, la acumulación de capitales y la dominación, lo que hace imposible que desde el capitalismo se resuelvan los problemas en discusión: el medio ambiente, el trabajo, la distribución de la riqueza y otros aspectos que incluyen la propuesta del Consejo. Ni hablar de la pobreza, el desempleo, la caída del salario, las jubilaciones y los ingresos populares, o la creciente precariedad laboral.

De hecho, y en alusión a “repensar” el capitalismo, el Foro Económico Mundial (Davos) también funcionó en enero pasado bajo el lema “reiniciar el capitalismo”. Convengamos, que no alcanza con “repensar” o “resetear” al capitalismo, para que todo vuelva a una normalidad que agudiza los problemas de la desigualdad, la explotación de la fuerza de trabajo y el saqueo de los bienes comunes. Lo imprescindible es transformar el orden económico y social, lo que implica debatir el futuro imaginado y esperado.

¿Qué imaginamos para las próximas décadas?

Ese es el interrogante que animan los propósitos difundidos, aunque para nosotros debiera incluir otra lógica en la producción y distribución de bienes y servicios. La idea en curso se inspira en organismos similares gestados en la Europa desarrollada y en la Organización de Naciones Unidas, según se destaca en la información mencionada y explicitada en la sesión inaugural por Gustavo Beliz, a cargo de la presidencia del Consejo. Solo como aporte mencionemos que bien podría incluirse entre los antecedentes a evaluar los cambios constitucionales generados en el presente siglo en Nuestramérica, con novedades programáticas de renovación y creación institucional de nuevo tipo, que son muy valiosas, más allá de su instrumentalización concreta. Las constituciones son “programas” a cumplir, objetivos que una sociedad se propone llevar adelante, un rumbo que preside la cotidianeidad.

Las reformas constitucionales recientes de Bolivia y Ecuador en 2009, o de Cuba en 2019, incluso las de Venezuela o Brasil en los últimos años del Siglo XX, pueden aportar perspectivas de interés en los propósitos enunciados del largo plazo. Entre otros aspectos se puede destacar la cuestión “democrática”, asociada en las nuevas constituciones en los mecanismos participativos para la toma de decisiones, pero también otros aspectos civilizatorios relativos a los “derechos de la naturaleza” y la afirmación de procesos soberanos asociados a la alimentación, la energía o las finanzas. También para destacar el carácter “plurinacional” de nuestras sociedades, lo que supone incluir la demanda y agenda de los pueblos originarios y muy especialmente de la tierra y el modelo productivo.

El asunto del modelo productivo es aún más amplio y supone un tema esencial a la hora de considerar la cuestión ambiental, por eso, en materia ambiental o relativa a la discusión del cambio climático, resulta imprescindible pensar a nuestros bienes comunes en perspectiva civilizatoria e histórica. Es un asunto que impacta en el presente y sobre las futuras generaciones. Ello supone pensar el asunto, más como “derecho”, que como “mercancía”, que favorecen el apetito productivo y de ganancias de grandes inversores internacionales. Ello incluye la política de inserción internacional del país, y por ende su política comercial, cambiaria, tributaria, de ingresos, etc. En ese plano, resulta imprescindible discutir el modelo productivo del agro negocio de exportación; de la mega minería a cielo abierto para colocar esa producción en el exterior; o de la industria de ensamble para el mercado mundial en lógica de cadenas de valor; todos en el marco de una lógica financiera presidida por el fortísimo endeudamiento externo, la fuga de capitales y la especulación. En todos los casos mencionados, existe una subordinación a la dominación de las corporaciones transnacionales y los organismos internacionales. Otro modelo productivo resulta necesario proponer y construir en el mediano y largo plazo.

La soberanía nacional y la integración regional aparecen como horizontes de objetivos a construir en las próximas décadas. Recuperar el propósito de la patria grande, presente en el imaginario político del proceso de independencia contra la sujeción colonial, que hoy tiene carácter antimperialista, por ende, anticapitalista. Queda claro que se trata de un debate sobre estrategia, lo que puede ser la posibilidad para superar problemas de difícil solución en la coyuntura, caso de la inflación, que para el caso argentino está fuertemente condicionado por la puja distributiva en la competencia entre distintas franjas y sectores del capital, por un lado, y entre los que perciben ingresos fijos, salarios especialmente, y los propietarios de los medios de producción.

¿Es posible cambiar?

El horizonte de largo plazo, por tres décadas hacia adelante permite discutir la imagen objetivo a lograr, y desde allí encarar un proceso de transición del hoy al mañana para modificar el orden económico y social. Más que una tarea de un Consejo, requiere de un debate nacional, federal, comunitario, cultural, social, que involucre a la mayor cantidad de personas, que al tiempo que se discute pueda construir el sujeto mismo del cambio y con él, el programa necesario de transformaciones.

Hemos recuperado en varios textos a los clásicos de la Economía Política, recordando que el valor tiene padre y madre, precisamente en el trabajo y en la naturaleza. En esa perspectiva debe cuestionarse la creación y el destino del valor socialmente generado en el país y con ello discutir el régimen de propiedad sobre los medios de producción, tanto como el lugar de las trabajadoras y los trabajadores en el proceso de producción.

El debate de coyuntura, excluido en el Consejo creado, remite a una discusión sobre precios y salarios, por lo que, en el mediano y largo plazo, una cuestión estructural debiera remitir al debate entre salarios y ganancias, que son las fuentes esenciales de ingresos en nuestra sociedad. Incluimos en las ganancias a las distintas rentas, la financiera o las derivadas del suelo. Esta distribución funcional del ingreso entre salarios y ganancias, es lo que permite en una sociedad mercantil el acceso a bienes y servicios que pueden resolver necesidades de las familias. Por eso, el eje debe cambiarse desde la discusión entre precios y salarios a la de salarios y ganancias.

Se trata de una cuestión política, no hay dudas, que tiene que partir de la coyuntura (la que no se discute en el Consejo), lo que supone pensar el origen de nuestros problemas actuales. Estos remiten a 1975/76 y si se quiere a las estrategias definidas en los 80 del Siglo XIX, de inserción subordinada de una producción primaria para la exportación, modificado en los 20 y 30 del Siglo XX hacia la industrialización por sustitución de importaciones. Remito a momentos fundantes de la forma de funcionamiento del capitalismo local y a un debate sobre el futuro cercano respondiendo a la incitación presidencial. ¿Hay que repensar el capitalismo o habrá que criticarlo y pensar en un nuevo orden? En ese marco, construir el sujeto y el programa para las transformaciones, significa incluir la asociación de un rumbo para el país, asociado al destino de la región nuestramericana.

Buenos Aires, 19 de febrero de 2021

Nuevos escenarios, nuevo liderazgo

  ENTREVISTAS  PERSONAJES CON TALENTO

Esta pandemia ha supuesto un tremendo impulso al teletrabajo, y también una oportunidad para repensar el porvenir del mismo. ¿Cómo se está adaptando el liderazgo a esta circunstancia? ¿ De qué manera se equilibra el trabajo en remoto y el presencial? ¿Hasta qué punto se está viendo afectada la cultura empresarial? ¿Cuál será el escenario post-pandemia ideal? ¿Sirven las prácticas del entorno físico para el mundo laboral virtual? ¿Es un oxímoron hablar de liderazgo a distancia?

Para responder a estas preguntas, el editor de Gestión Empresarial de Financial Times, Andrew Hill, fue el encargado de moderar uno de los paneles más interesantes del 12th Global Peter Drucker Forum. En él participaron Donna Flynn, vicepresidenta de Talento Global en Steelcase; Guy Ben-Ishai, jefe de Investigación de Política Económica en Google; Tammy Erickson, consultora de liderazgo y pensadora de management reconocida por Thinkers50; y Ashok Krish, responsable mundial de Tata Consultancy Services (TCS) para entornos de trabajo digitales.

ANDREW HILL: ¿Es una contradicción de términos “liderar en remoto”?

DONNA FLYNN: En mi opinión, resulta obvio que no lo es. Durante años, los líderes han tenido que gestionar equipos distribuidos por el mundo. Sin embargo, es cierto que la pandemia ha marcado un punto de inflexión que ha conducido a un estado donde el trabajo en remoto es lo dominante. Como consecuencia, el liderazgo a distancia se ha incrementado sustancialmente.

Tras dirigir equipos deslocalizados durante más de una década, he adquirido un proceso de aprendizaje que me permite distinguir las diferencias entre liderar a las personas de forma directa en una oficina o hacerlo a distancia. Los requisitos, demandas y cualificaciones requeridas para esto último son más complejas que las de un liderazgo presencial, y existen algunas habilidades que cada vez van a ser más solicitadas para la dirección a distancia.

La primera es una intencionalidad transparente y clara con un equipo que debe conseguir un alto nivel de conexión. En estos contextos, no hay oportunidad para encuentros casuales en los que surjan momentos de serendipia. Por lo tanto, la intencionalidad de nuestras acciones y objetivos debe quedar meridianamente clara.

En segundo lugar, destacaría la inteligencia emocional. Un líder ha de ser capaz de construir confianza de forma remota, y para ello tiene que mirar a través de un filtro emocional adaptado al equipo. Solo así podrá distinguir, entre otras cosas, cuándo ha de involucrarse de forma directa o cuándo mantenerse a distancia y dejar que el equipo solucione los problemas.

Por último, hay un elemento que ha adquirido gran relevancia: la gestión de la energía de los equipos. Un líder debe ser capaz de manejar este aspecto, tanto de forma colectiva como individual. Es fundamental pensar en el bienestar del grupo, especialmente en un momento donde se comienza a experimentar videofatiga, falta de conexión, horarios de trabajo extendidos a causa de la distribución global, etc. Enseñar a las personas cómo conservar energía es algo esencial para los líderes a distancia.


Una intencionalidad transparente y clara, inteligencia emocional y capacidad para gestionar la energía de los equipos serán habilidades cada vez más solicitadas en el liderazgo a distancia


A.H.: ¿Cuál es su valoración, Guy?

GUY BEN-ISHAI: Durante mucho tiempo, hemos pensado que el liderazgo por naturaleza necesita estar presente. Todo gira alrededor de esa presencialidad, aunque solo sea una definición semántica, y sin ella no se puede liderar realmente. Esto refuerza la noción de que existe algo intangible en la distancia que pone en evidencia ciertas incapacidades y hace del liderazgo en remoto un ejercicio mucho más complejo.

Pero si analizamos la situación actual desde la concreción, no desde la abstracción conceptual, podemos concluir que la pandemia y la profunda crisis económica a la que nos ha llevado han hecho que la digitalización avance rápidamente y que la distancia y el estar en remoto adquieran un nuevo significado. Por eso secundo las afirmaciones de Donna y comparto que no existe ninguna contradicción entre liderar desde la distancia; de hecho es, virtualmente, la realidad que vivimos.

Ahora más que nunca, uno de los retos de los líderes es fomentar la interrelación. Para evitar cualquier aislamiento, la frecuencia y el número de personas con las que se interacciona son determinantes.

A.H.: Liderar equipos distribuidos entre diferentes oficinas frente a liderar equipos que están en remoto trabajando desde casa resulta distinto. Siendo el objetivo que nadie se aísle, ¿habéis podido experimentar estas diferencias?

TAMMY ERICKSON: En mi opinión, una de las mayores expresiones del liderazgo es la que se deriva del tiempo y la atención que dedicamos. Tras un largo análisis de años, he llegado a la conclusión de que los líderes más exitosos son aquellos capaces de elegir ciertas actividades para su organización que absorban su tiempo y atención.

Evidentemente, esto ha ido cambiando de la misma manera que han variado las estrategias y los negocios. Hace 30 años, la competitividad giraba alrededor de la eficiencia, la escala y cuestiones similares. Aspectos como la estandarización y la conformidad con los procesos centraban la preocupación de los directivos que, para sacar adelante estas funciones, necesitaban ver o al menos monitorizar a las personas de algún modo. Por ello puedo entender que cuando se procede de esta forma de pensar, el liderazgo a distancia parezca un oxímoron.

Sin embargo, hoy la gran mayoría de las actividades están relacionadas con aspectos que tienen que ver con pensar y recurrir a capacidades de esfuerzo que solo se realizan de forma discrecional. Esto requiere de la creación de un entorno donde surja esa sensación de pasión y entrega en los individuos, y no considero que sea necesaria la presencia física de los líderes para generar ese contexto. Existen otras maneras; por ejemplo, se puede generar entusiasmo a través de la innovación, o incluso de acciones más simples.

Trabajé para una empresa cuya comunicación utilizaba la frase “True Blue”, y sus directivos decidieron pintarse la cara de azul en una videoconferencia. Dicho así puede parecer estúpido, pero esto generó un gran impacto y entusiasmo entre los empleados. Es decir, las cosas que tenemos que hacer para generar esa pasión no son complicadas intelectualmente, pero requieren reflexión.

DIFERENTES ESPACIOS, DISTINTOS RITUALES

A.H.: ¿Cómo están abordando el futuro del trabajo en remoto en TCS? 

ASHOK KRISH: Para una compañía con más de medio millón de empleados como la nuestra, los últimos seis meses están resultando fascinantes. Existen algunas características del trabajo en remoto muy apreciadas por los empleados. Por ejemplo, nuestros desarrolladores están encantados, ya que gran parte de su tarea se basa en la productividad individual. Lo realmente curioso es que, en general, los líderes de las grandes organizaciones casi siempre trabajan –por definición– de manera remota. Pueden estar sentados en una oficina, pero son responsables de grandes mercados, como el de Norteamérica, y el equipo que forma el núcleo de la dirección suele estar distribuido por todo el mundo. Por eso creo que esto nunca ha representado un problema para el liderazgo sénior. 

El mayor aprendizaje de esta crisis proviene de las personas que tienen que trabajar físicamente con los equipos. Ese liderazgo que se basa en el contacto y en las preguntas directas a los individuos. Por eso debemos ser capaces de crear una percepción virtual del entorno, aunque no sea algo tan efectivo como tomarnos un café con los compañeros. 

En mi opinión, lo interesante es el cambio en la naturaleza de lo que denomino junior level management. Tenemos que enseñar a las personas nuevos rituales, porque cuando se está en un lugar de trabajo, muchos se aprenden implícitamente. No hay reglas escritas, pero sabemos cómo gestionar una reunión y dar oportunidades para que todos hablen. Es algo que hacemos de forma natural, pero en el mundo del trabajo virtual necesitamos nuevas prácticas. Además, debemos permitir que las personas tomen sus propias decisiones y que no sean necesarios 30 minutos de Zoom para cualquier cosa. En nuestra organización, descubrimos a managers que estaban planteando a sus dependientes directos ¡32 horas de reuniones en una semana! Es necesario implantar otras prácticas y hacer que el liderazgo en remoto tenga escalabilidad.


No es necesario tener más reuniones, sino incentivar los contactos breves y puntuales para ponernos al día e interesarse por el otro


A.H.: ¿Qué rituales implantaron en TCS, que resultaran especialmente útiles?

A.K.: Una de las primeras decisiones fue crear plantillas (templates) para cierto tipo de reuniones. Por defecto, estas suelen durar entre media y una hora, y la mitad de ese tiempo se pierde en actualizaciones de estatus. Pensamos que al tener un modelo de documento compartido y accesible para todos los convocados con esa información, podríamos optimizar el tiempo del encuentro.

Además, creamos una serie de integraciones al grupo que, de una forma natural, hacen visibles muchos datos para todos. Denominamos a este ritual “trabajar en voz alta”. Las personas van explicando cómo y qué están haciendo, y con qué problemas se están encontrando. En un entorno de trabajo físico, los compañeros conocen las dificultades, y se echan una mano. Este recurso es inexistente en un contexto virtual. Por eso rituales como “hablar en voz alta” o crear templates son muy recomendables, igual que las pausas para café virtuales. 

Los datos nos indican que aquellos equipos donde el líder tiene regularmente un contacto personal, directo e individual con los miembros, tienen mejores resultados que aquellos donde solo realizan grandes reuniones de grupos. Así que, debemos aprender a encontrar formas para permanecer conectados. No es necesario tener más reuniones, sino incentivar los contactos breves y puntuales para ponernos al día e interesarse por el otro.

A.H.: Algunos ritos, como el de los cafés virtuales, no han conseguido enraizar. ¿Cuáles han tenido éxito en el caso de Steelcase, Donna?  

D.F.: No tiene por qué ser un café virtual; esa aproximación informal se puede realizar de diferentes maneras. Lo esencial es tener puntos de contacto frecuentes y variados con los equipos para ir construyendo, así como demostrar cierto grado de vulnerabilidad en esas interacciones. Todos somos humanos y atravesamos momentos de dificultad. Yo misma he compartido que ha habido días en los que me he levantado sintiéndome indefensa. Creo que son esas historias humanas, y cómo nos hemos sobrepuesto a ellas, las que tienen un gran poder.

Otro de los rituales que hemos de re-encuadrar es el de los 10 minutos de “productividad perdida” al inicio de una reunión. Ese tiempo que dedicamos a poner en marcha la tecnología es un buen momento para la interacción social distendida, para que las personas conversen y cuenten historias. En Steelcase también hemos promovido el compartir fotografías personales, permitiendo que los compañeros puedan echar un vistazo a esa faceta más privada de nuestra vida, y así estrechar relaciones.

A.H.: Me da la impresión de que muchas de las cosas que estamos haciendo ahora las podríamos haber hecho hace tiempo.

D.F.: Probablemente, aunque yo sería muy flexible a la hora de juzgar lo que hacíamos hace 20 años. Desconociendo los objetivos de entonces, es difícil opinar. Para los que procedemos de un entorno orientado a la eficiencia, un gran líder es alguien que comienza una reunión siempre puntual y se sumerge en el plan que marca la agenda de forma inmediata. Somos tan parciales al defender la eficiencia, la conformidad y la productividad, que no pensamos en nuestra responsabilidad para conformar un entorno discrecional. Por ello defiendo que hoy el rol de un líder pasa por generar disrupción, dando tiempo a que los individuos puedan absorber ideas nuevas; pero también por ser capaz de estimularles, realizando las preguntas necesarias para que piensen; además de fomentar la conexión entre ellos y generar un sentido de pertenencia y propósito entre todos los miembros. Invertir tiempo en estas cuestiones es esencial.

Como líderes, debemos reconocer que nuestro papel hoy no es el de fomentar la eficiencia, sino el de crear un clima que facilite las interacciones.

¿ELECCIÓN PERSONAL O CORPORATIVA?

A.H.: Guy, según su criterio, ¿cuál sería el escenario post-pandemia deseable? Si transformamos nuestra casa en una oficina, ¿no acabaremos teniendo más soledad y estrés? 

G.B-I.: Esa excelente pregunta forma parte de las incertidumbres que estamos viviendo. Creo que dar marcha atrás a nuestra conducta actual frente a la pandemia resultará difícil. Por ejemplo, ¿los cambios en las oficinas se retrotraerán al momento previo al COVID? Es complicado desaprender ciertas cosas con las nos encontramos cómodos. Además, la ausencia de un consenso generalizado entre quienes prefieren trabajar desde casa y los que prefieren hacerlo en la oficina no ayuda a clarificar la situación.

Estudios internos realizados en Google revelan que hay empleados que están disfrutando mucho con el teletrabajo y que, si tuvieran que volver a las formas pre-COVID, lo harían a disgusto y con dificultad. Personalmente, respondí que aun gustándome la interacción con mis compañeros, prefiero poder estar con mi familia sin perder horas en desplazamientos. Para mí, ese tiempo no tiene precio.

T.M.: Si bien creo que hemos puesto el dedo en la llaga del problema, también pienso que la pregunta correcta sería: ¿El trabajo que hoy realizamos requiere a los individuos una conducta de adultos? ¿Y requiere de los líderes que les tratemos también como adultos? Creo que las empresas, en el futuro, no deberían preocuparse de si sus empleados van o no a la oficina, sino de que el trabajo se realice; y eso es lo que hay que demandarles. Si quieren ir o no a la oficina, es su problema. 

G.B-I.: No puedo estar más de acuerdo. Si nos preguntásemos por qué trabajamos como lo hacemos y por qué las oficinas se estructuran así, encontraríamos la respuesta en la Revolución Industrial. Es a principios del siglo XX cuando se comienzan a crear oficinas en el centro de las ciudades, generando ese tráfico de los suburbios al centro y viceversa. Muchas de estas decisiones no son naturales, sino una combinación de razones económicas, políticas y de otra índole que, a lo largo de los años, hemos asumido como la forma natural de realizar las cosas; cuando en realidad no lo es, y encima es insostenible.

Para mantener lo que denomino “atención parcial continuada”, los individuos necesitan un espacio en el que se encuentren cómodos. La atención parcial continuada no es muy diferente del déficit de atención. Es una situación donde las personas van cambiando su foco de manera continuada; algunas lo hacen más deprisa y otras más despacio. Todos modificamos la atención que prestamos de un modo distinto, y lo importante es descubrir cuál es el contexto que mejor funciona para un equipo. Hay cosas que necesitamos hacer de forma individual, igual que necesitamos poder interaccionar con nuestros compañeros para otras. El brainstorming es un claro ejemplo donde la virtualidad tiene poca utilidad.

Lo que hoy se está poniendo en cuestión es si desplazamientos de horas para ir y volver al trabajo son necesarios. La pandemia nos está ofreciendo la oportunidad de repensar todos estos aspectos de cara a nuestro futuro.

D.F.: En Steelcase llevamos años hablando del principio “Choice and control”. Las personas rinden mejor cuando tienen el control y la posibilidad de elección sobre dónde realizar el trabajo, basándose en lo que necesitan hacer y con quién. Durante años hemos gozado de un ecosistema de sitios para elegir dónde estar dentro de la oficina o fuera. Por eso el trabajo desde casa es ahora un nodo normalizado de ese ecosistema.

Aunque en el futuro no va a ser la única alternativa para estar presente, creo que la oficina seguirá siendo crítica para construir conexiones y cultura empresarial; así como para albergar colaboraciones de alto valor en innovación y creatividad colectiva. Habrá quienes decidan ir diariamente a su lugar de trabajo, mientras que otros se desplazarán solo para actividades específicas. Como líderes, hemos de ser conscientes de la importancia que tiene diseñar equipos que puedan seguir este ritmo.


La oficina seguirá siendo crítica para construir conexiones y cultura empresarial; así como para albergar colaboraciones de alto valor en innovación y creatividad colectiva


T.M.: Estos planteamientos pueden generar problemas, como el aislamiento. La tecnología permite detectar fácilmente quiénes son las personas aisladas y tenemos que ser conscientes de lo que representan los mapas de relaciones informales en las organizaciones para poder aplicarles coaching. Es obligación del líder facilitar esas conexiones personales dentro de la empresa para que todos puedan realizar mejor su trabajo, y hacer crecer las redes informales.

También creo que, conforme vaya pasando el tiempo y recompensemos a los empleados según su rendimiento y resultados, y no por su antigüedad y posición, más podremos olvidarnos del nivel de madurez. Una retribución basada en los resultados es una retribución para adultos. Quienes realmente se empeñen en su labor recibirán una recompensa financiera acorde.

A.H.: Pero si únicamente valoramos a las personas por su rendimiento, ¿no estamos eliminando el factor humano?

T.M.: Es una consecuencia negativa que hemos de prevenir, pero tras muchos años de trabajo como consultora este aspecto no me preocupa demasiado. Se puede llegar a una organización y conectar con ella, incluso no siendo trabajador a tiempo completo. Es más, tener el carné de empleado no otorga una identidad mágica que te fideliza a la empresa. El verdadero problema es que no disponemos de las redes sociales necesarias para apoyar el futuro del trabajo.

CULTURA EMPRESARIAL, EN RIESGO

A.H.: Han sido constantes las referencias a la complejidad de construir una cultura empresarial desde la virtualidad. ¿Cómo está influyendo la pandemia en este ámbito?

G.B-I.: Las culturas empresariales están viéndose muy afectadas. Además de ser un problema no tener un hub central, la escala y el tamaño influyen. Puede parecer banal, pero no por ello es menos cierto. En organizaciones pequeñas, resulta más sencillo mantener una cultura. 

En nuestro caso, lo que estamos observando es, en parte, a veces la evolución entre hubs que compiten entre sí y otras la ampliación geográfica (de presencia, cobertura…). La realidad es que si uno entra en una oficina de Google en Asia Pacífico recibe una impresión distinta a la que tiene si entra en una oficina de Sudamérica. Estos aspectos son reflejo de las culturas locales, y es algo inevitable. Habiendo dicho esto, y es solo una opinión personal, creo que cuando hay un trabajo y un esfuerzo deliberado, dirigido a consolidar la cultura, este acaba siendo percibido y compartido por los empleados y por quienes trabajan con la firma; y ese es el camino correcto.

D.F.: Como antropóloga de formación, puedo afirmar que la cultura está en el corazón. Representa aquellos valores y conductas compartidas, lo cual nos retrotrae al comienzo de esta conversación, cuando hablábamos de la pasión, la conexión y el alineamiento con el propósito. 

Participar de los valores, objetivos y propósitos aporta significado y sentido. Los líderes deben pensar en esto al diseñar su cultura. El problema es que, en tiempos de virtualidad, construir la cultura de forma remota implica reforzar constantemente los valores compartidos, lo cual nos lleva otra vez a la conversación sobre los nuevos rituales que funcionan a distancia o el retorno a la oficina. Necesitamos rituales que ayuden a reforzar la inclusividad del proceso, pues caminamos hacia un futuro mixto, donde en las reuniones habrá miembros presencial y virtualmente.

Otro aspecto que hace de las oficinas un lugar idóneo para la construcción de la cultura empresarial es que el espacio da forma y determina las conductas. En muchos casos, será necesario rediseñarlo para fortalecer los valores culturales.


En tiempos de virtualidad, construir la cultura de forma remota implica reforzar constantemente los valores compartidos


A.H.: Muchos gestores piensan que el teletrabajo es sencillo de implementar cuando los empleados son personas cumplidoras y responsables, pero ¿cómo se gestiona a quienes necesitan tener a un manager encima?

A.K.:  En TCS tenemos a personas a quienes pagamos por su tiempo, y otras cuyo trabajo es de una naturaleza específica que requiere presencialidad y horarios; pero siempre han existido –y seguirán existiendo– quienes se escaqueen, no solo en el trabajo remoto sino también en el presencial.

Hoy en los equipos virtuales tenemos la posibilidad de utilizar una combinación de datos de sistemas de colaboración para, al menos, poder identificar a los que están totalmente desconectados. Podemos controlar las veces que alguien se une a una reunión o con quién chatea. Hacer esto en las oficinas, de forma presencial, es realmente difícil. Con esta información, obtenemos referencias que clarifican la idoneidad de “mantener una charla”. 

Derivada de esta situación, y más importante, son esos aspectos que erosionan la cultura corporativa, y que se transmiten. El trabajo en remoto tiene unos costes de coordinación elevados, y se hace necesario crear y elegir nuevos elementos de la cultura corporativa para reducirlos y eliminar los malos hábitos adquiridos en la oficina.

Otra consideración es la limitación de la diversidad que supone la oficina física. Cuestiones como la geografía, los viajes, o la presencialidad eliminan automáticamente las oportunidades para aquellos que trabajan fuera, para las mujeres a cargo de niños, para minorías… La modalidad a distancia apoya diferentes formas de trabajo. Los empleados y equipos han de averiguar con qué estilo funcionan mejor; y el liderazgo habrá de adaptarse a ello. En las culturas virtuales, cambiar resulta mucho más sencillo. Ahora solo estamos rascando la superficie; pero en TCS contamos con antropólogos digitales que observan los datos de las colaboraciones, obteniendo patrones de conducta. Aunque nos encontramos en un estadio temprano, estoy convencido de que muchas de nuestras suposiciones se verán pronto cuestionadas.

Publicado en Executive Excellence n172 diciembre 20202 / enero 2021