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martes, 27 de julio de 2021

Abrirán en La Habana 47 mercados agropecuarios estatales de nuevo tipo

27 julio 2021 

Esos 47 mercados junto a los atendidos por la Empresa de Acopio suman 91 dirigidos a ampliar la oferta de diferentes surtidos. Foto: Ricardo Gómez / Tribuna

En la céntrica esquina de 15 y 24, del municipio Plaza de la Revolución, los vecinos se organizaron para comprar viandas y frutas en el Mercado Agropecuario Estatal de nuevo tipo creado allí, el cual forma parte de 47 que abrirán en la capital.

Luís Antonio Torres Iríbar, miembro del Comité Central del Partido y primer secretario en la provincia, y Reinaldo García Zapata, Gobernador de La Habana, dialogaron con trabajadores y directivos de la Empresa Victoria de Girón, de Jaguey Grande, Matanzas, encargados de atender este lugar.

Iríbar les explicó la importancia de su labor en momentos cuando se buscan fórmulas para acercar los sistemas productivos a la comercialización directa de los renglones.

Esos 47 mercados junto a los atendidos por la Empresa de Acopio suman 91 dirigidos a ampliar la oferta de diferentes surtidos.

Además de viandas y frutas, en el mostrador tenían conservas y jugos elaborados en minindustrias.

Garantizar la sostenibilidad de los nuevos mercados

A buscar alternativas que garanticen la sostenibilidad de los nuevos mercados que funcionan en La Habana con la atención directa de grupos empresariales y empresas agropecuarias, llamó Torres Iríbar.

En la instalación reacondicionada en la Villa Panamericana, del Consejo Popular Cojímar, del municipio de La Habana del Este, el dirigente partidista dialogó con trabajadores e integrantes del Grupo Ganadero, que atienden el lugar.

En el establecimiento continúan labores de ampliación y disponen de canteros que garantizan el suministro de vegetales frescos. Entre las ofertas están viandas, hortalizas, frutas, granos y cárnicos.

Inaugurada minindustria Bajurayabo

Naves enormes situadas en el poblado rural de Bajurayabo albergan a la nueva minindustria del mismo nombre que fue inaugurada en saludo al 26 de Julio, en el aniversario 68 de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.

En el municipio capitalino de La Habana del Este, unos 36 trabajadores se insertan a diferentes procesos productivos en el centro que comenzó el montaje en mayo último y tuvo un mes de pruebas.

Con un nivel de procesamiento de una tonelada por hora, también disponen de un centro de beneficio de viandas, hortalizas y frutas.

En el mismo lugar funciona una tienda de la Empresa GELMA, para ofertar herramientas y artículos para agricultores de la zona.

Mermeladas, dulces y paquetes de renglones para elaborar caldosa se incluyen entre los surtidos destinados a varias formas de comercialización y que recibieron la visita de Luis Antonio Torres Iríbar y Reinaldo García Zapata, primer secretario del Partido y Gobernador, respectivamente, de la ciudad.

La jornada de encuentros con colectivos de obreros, trabajadores de la Salud y campesinos de las máximas autoridades de La Habana, este domingo, en saludo al 26 de Julio, incluyó intercambios con Bárbara Sandra Rolo Rubio, propietaria de la Finca La Mora, de la Cooperativa de Créditos y Servicios Agustín Marrero, en el Consejo Popular Guanabo.

En el capitalino municipio de La Habana del Este, ellos explotan recursos locales en la obtención de viandas, hortalizas y frutas, elaboran materia orgánica y crearon casas de cultivo y semillas que fertilizan con el abono que logran a partir de humus de lombriz.

(Tomado de Tribuna)

La integración regional en el horizonte pos pandémico

Por: Julio C. Gambina

A más de un año de la pandemia por el coronavirus queda claro el impacto social sobre la región latinoamericana y caribeña, que con menos del 10% de la población mundial, los contagios y fallecimientos alcanzan al 30%, uno de los territorios donde se hace evidente el límite civilizatorio del orden social capitalista.

Un orden que es mundial y transita una crisis integral, con un trasfondo de acentuación de la explotación de la fuerza de trabajo y el saqueo sobre los bienes comunes, en donde América Latina y el Caribe cayó el doble que la economía mundial durante el 2020.

La recuperación que se anticipa para el sistema mundial desde el 2021 se ralentiza en el subcontinente, evidenciando problemas estructurales que sobrepasan la dinámica coyuntural de lo sanitario.

Claro que la emergencia sanitaria responde a fenómenos de fondo como la tendencia a la mercantilización de la salud, operada de manera creciente en el devenir liberalizador desde comienzos de los setentas del siglo pasado.

Si ya se discute la salida de la pandemia, vacunación mediante, el horizonte de “nueva normalidad” permea los debates sobre el rumbo civilizatorio.

¿Hacia donde debe orientarse la región?

Las estrategias nacionales fortalecieron la desarticulación regional y, por ende, las políticas sanitarias y económicas respondieron a intereses locales de una dominación que es global y en beneficio de las ganancias.

En materia de vacunas, los laboratorios transnacionales privilegiaron sus intereses económicos y negociaron con cada país cuotas de mercado. Cada quien “resolvió” lo que pudo y como pudo en acuerdos bilaterales, desoyendo toda posibilidad de acuerdo regional compartido.

Ni hablar de la cooperación tecnológica, suscripta por cada país con potencial productivo de manera bilateral con los principales laboratorios oferentes de vacunas en el sistema mundial. Ni siquiera se consideró la potencialidad de la articulación de investigación y producción de países de la región con Cuba, que son sus vacunas demostró capacidad técnica y profesional para atender la demanda de la región e incluso más allá.

Ante la presencia de un problema global, la respuesta debió ser mundial, o por lo menos regional. No ocurrió ninguna de las dos. El sistema mundial apenas pudo definir el carácter pandémico de la situación derivada del COVID19, sin afectar el dominio de las patentes derivado de una lógica de estímulo a la propiedad intelectual privatizada, como signo de época de estos años liberalizadores construidos desde hace casi medio siglo.

Volver a instalar la potencia de la integración regional resulta un imperativo de época. Por ello resalta la recreación de la CELAC, la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe (http://s017.sela.org/celac/quienes-somos/que-es-la-celac/), la que fundada hace una década reapareció a fines de julio en la 21° Reunión de ministros de Relaciones Exteriores de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.

Fueron 33 los países que deliberaron en México, bajo la presidencia temporal de la CELAC por Andrés Manuel López Obrador, Presidente del país anfitrión del cónclave.

Las resoluciones trascienden la dimensión política y diplomática, para perfilarse como ámbito para una mayor articulación económica. Es lo sostenido por el titular del gobierno mexicano, quien promovió el desafío de una lógica integración no subordinada, explicitada en contra de la OEA.

Es larga la historia de la dependencia regional, primero al colonialismo europeo y luego al orden capitalista.

Los inversores externos, europeos o estadounidenses, extendieron la apropiación del excedente económico regional sobre la base de la superexplotación de la fuerza de trabajo y el saqueo de los bienes comunes, abundantes y demandados por el sistema mundial.

Ahora es China quien crece en sus actividades económicas, comerciales y financieras sobre la región, por lo que debe considerarse en la coyuntura el rumbo de la evolución próxima en materia de integración.

Adecuaciones en la inserción global

La situación global se redefinió en la última década del siglo pasado y los países latinoamericanos y caribeños fueron captados, en su mayoría, hacia una lógica liberalizadora, con excepción de nuevos vientos que soplaron al comienzo del Siglo XXI. Allí se habló de Nueva Arquitectura Financiera, de articulación productiva en materia de alimentos o energía; en novedosos mecanismos de integración para la producción, el comercio, las finanzas y la investigación científica y tecnológica, lo que supuso aliento a una nueva institucionalidad, entre ellas a la CELAC.

Son y eran elementos de una integración alternativa, no subordinada a la lógica de la dependencia al gran capital externo. Es lo que recrea y enuncia la presidencia de México y puede continuarse en el próximo periodo, quizá, bajo la dirección de la Argentina.

El impulso de cambio político y económico fue abortado en la región, con retrocesos a salidas nacionales, de reciclado de la inserción subordinada a la lógica inversora de los grandes capitales privados, lubricados con endeudamiento y funcionalidad especulativa. Eso es la historia reciente, desafiadas por nuevos cambios que alimentan la esperanzas de cercanos futuros con perfil de transformación socioeconómica.

La pandemia sorprendió y en el marco de la gravedad social, la realidad impone discutir el estado de situación actual, clarificar el diagnóstico y proponer alternativas superadoras de una continuidad que demanda el poder mundial, con más liberalización y reaccionarias reformas en materia laboral, previsional e impositivo.

Por otro lado, se sostiene la ilusión que aún es posible reformar el orden existente sin cortar la secuencia de producción y circulación comandada por el capital, hoy transnacionalizado y fuertemente concentrado. Por ello es que sostenemos que estamos en un tiempo de pensar y actuar con autonomía la articulación regional.

Asistimos a un momento de cambio ante la gravedad y extensión de la pandemia, especialmente con perspectiva de superación, por lo que la integración no subordinada no debe ser solo una propuesta a futuro, sino un imperativo de la hora para atender las urgentes necesidades civilizatorias en América Latina y el Caribe.

Buenos Aires, 27 de julio de 2021


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Julio C. Gambina
Presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas, FISYP
Montevideo 31, 2º Piso CP 1019ABA. Ciudad de Buenos Aires.
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Avanza primera etapa de conductora Turiguanó-La Bandera

 

Foto: Eric Yanes

A pesar del atraso, los constructores aseguran que en diciembre estará listo y con valor de uso el primer tramo

Toda el agua potable que necesita y necesitará en el futuro el destino turístico Jardines del Rey llegará a través de la conductora Turiguanó-La Bandera, una obra que se inscribe como la mayor inversión del sistema de Recursos Hidráulicos en Ciego de Ávila, con un costo aproximado de 150 millones de pesos.

Con casi 30 kilómetros de redes entre el tanque ubicado en un punto elevado de Turiguanó y el lugar conocido como La Bandera, al sur de Cayo Coco, una vez concluida aportará 350 litros por segundo (l/s), siete veces más que el caudal volumétrico entregado hoy al principal enclave turístico de la provincia.

La ejecución de la conductora, que se ha atrasado por el impacto de la COVID-19 y la escasez de combustibles y materias primas, está prevista en dos etapas.

La primera comenzó en marzo de este año y tiene fecha de conclusión en 2023, y prevé el trazado e instalación de tuberías de polietileno de alta densidad de 800 milímetros de diámetro, en tres tramos de nueve kilómetros cada uno, a razón de un tramo por año.

De acuerdo con Humberto de la Caridad Hernández Suárez, director de la UEB Cuito Cuanavale, entidad constructora a cargo del montaje, en septiembre venidero deberán quedar terminados los primeros 4.1 kilómetros, mientras que en diciembre se dará por concluido el primer tramo con valor de uso, pues entre los beneficios de la obra también se cuenta mejorar el servicio de abasto de agua potable a las comunidades en ruta: comunidad Celia Sánchez (pueblo holandés) y Turiguanó.

La segunda etapa conectará los centros de distribución Flamingo y Palma Real con La Bandera, otros 20 kilómetros de redes que sustituirán el anterior trazado, a base de tubos de polietileno reforzados con fibra de vidrio de menor diámetro. La diferencia entre la nueva conductora y la antigua será notoria, ya que duplicará el volumen de agua: de 10 000 metros cúbicos a 20 000.

Ello será posible, precisó Hiorvanys Espinosa Pérez, delegado del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos en el territorio, porque, además de la tubería, el proyecto ingeniero incluyó la puesta en marcha de una segunda fuente de abasto en la estación de bombeo Los Satos, con cuatro pozos y tres bombas instaladas.

Los Satos aporta un caudal de 220 l/s que, sumados a los 130 l/s que ya bombeaba la estación Patria III, suman los 350 l/s demandados por la cayería, cuando se complete el plan de desarrollo de 24 000 habitaciones.

Asimismo, se cambió casi todas las válvulas entre los pozos y el tanque de Turiguanó, un depósito de unos 5 000 metros cúbicos que recibirá reparación y mantenimiento como parte de este megaproyecto.

El abasto de agua potable en Jardines del Rey se completará con una planta desalinizadora, cuya ejecución comenzó en 2020, pero no avanza con la celeridad prevista.


Importaciones para las formas de gestión no estatales: más allá de las cifras

¿Cuánto de lo que las FGNE importan podría producirse en Cuba? ¿Cuántas oportunidades desaprovechadas para el sistema empresarial cubano descubriríamos?




El 18 de julio Cubadebate publicaba la noticia de que se habían realizado ya más de 3500 contratos de importación de las formas de gestión no estatales (FGNE) y que a la vez esas formas de gestión habían logrado exportar mediante esa vía unos 10 millones de dólares, fundamentalmente en carbón vegetal, productos agrícolas y otros. Si lo comparamos con los datos ofrecidos unos meses atrás constatamos que, sin dudas, el fenómeno viene creciendo: ya en mayo se informaba que existían 1470 contratos firmados de importación y 77 de exportación.

Sin dudas la medida ha tenido éxito, ha llenado una necesidad.

Lo más importante de esta información es la oportunidad que ofrece para examinar y corroborar características de nuestra economía; así como las tendencias, fallas y oportunidades que rebasan el estrecho margen de las formas de propiedad, las cifras frías de las operaciones e incluso los ingresos por exportaciones. En realidad 3500 operaciones en 10 meses alcanzan a 350 operaciones mensuales y si las dividimos por 40 empresas estatales de importación- exportación, entonces estamos hablando de poco menos de nueve operaciones mensuales por empresas. Claro que tampoco es para poner metas, importar y exportar es siempre un ejercicio complejo y por las razones de hacerlo desde Cuba lo es aun más, bloqueo incluido.

Lamentablemente esos datos no nos dicen cuántas operaciones de comercio exterior se realizaron para exportar esos 10 millones de dólares. Una información anterior hablaba de 77 operaciones de exportación. También en algún momento se construyó una Cartera de Productos Potencialmente Exportables; creo que a nivel de provincia o de municipios. Sería un buen ejercicio saber hoy cuántas de esas potencialidades se han hecho realidad.

No obstante, primero es lo primero. Lamentablemente los datos públicos no muestran el valor de lo importado, ni su estructura por tipos de bienes de acuerdo al clasificador general, o sea, ¿son bienes de capital, bienes intermedios o bienes de consumo, lo que las FGNE han importado?

Esta pregunta no se hace por gusto ni por ganas de molestar. Tiene que ver en lo fundamental con saber hasta dónde esas importaciones favorecen a aquellos ejes estratégicos que están asociados a la estrategia cubana de desarrollo. Una información más completa permitiría tomar decisiones para “incentivar” aquellas importaciones que más se acerquen a esos propósitos. Por ejemplo, ¿debemos aplicar incentivos positivos específicos a la importación de implementos y suministros agropecuarios versus hebillas para cintos de cuero? Una información más completa permitiría, por ejemplo, estimular aquellas importaciones con mayor efecto sobre asuntos estratégicos y/o urgentes.

Independientemente de lo anterior, esas importaciones —sean cuales sean—, contribuyen a incrementar la oferta, uno de los mayores dolores de cabeza que hoy padecemos. Por ahí ya ganamos algo.

Lo segundo, aunque también primordial, es la evidente asimetría entre la importación y la exportación. Lamentablemente aquí tampoco la información es completa. Se habla de operaciones de importación (3500) y de valor de las exportaciones (10 millones de dólares).

Usemos algún recurso para establecer la comparación. Es posible presumir que las importaciones de las FGNE alcanzan varias decenas de millones si usamos como proxi una fracción de lo que los “fenicios del Caribe” cargaban en los aviones todos los días —que algunos estimaban en mas de 1000 millones anuales— digamos que, siendo muy conservadores, hoy podría aceptarse que esas formas no estatales importen, por el mecanismo establecido, cuando menos 50 millones anuales desde que les fuera permitido hacerlo, o sea, cinco veces más que lo que se ha exportado.

También es cierto que puede existir una subvaloración de las exportaciones totales. Me explico: todavía hay FGNE que producen y venden sus productos a empresas estatales, las cuales exportan. Pasa con el carbón, por ejemplo: empresas agrícolas compran el carbón a productores privados o cooperativas y son ellas las que lo “exportan”, por ahí quizás se escapan algunos millones. También hay una cuantía de potencial exportador que no se contabiliza en el sector del software, porque lamentablemente nuestros arreglos institucionales estimulan a hacerlo “by the left” con lo cual no solo se pierde la contabilidad de esos ingresos por exportaciones, sino también la posibilidad de facilitar/estimular/promover ese tipo de negocios privados que, a pesar de todo, se hacen. Puede ocurrir con otros tipos de servicios todavía incluidos en ese listado negativo, desde las agencias privadas de turismo hasta los servicios de arquitectura. ¿Gana el país algo con ello? ¿Quién pierde? La respuesta es evidente, pierde Cuba, pierde el pueblo cubano y pierde ese propósito de alcanzar aquella visión que de alguna manera todos asumimos.

Pero más allá de esa contabilidad no completa, la asimetría entre lo que se importa y lo que se exporta corrobora una característica casi genética de nuestra economía: su dependencia importadora, que a la vez obedece a causas más profundas, bien conocidas, asociadas a las profundas debilidades y falta de complementariedad de nuestro sistema productivo. ¿Cuánto de lo que las FGNE importan podría producirse en Cuba? ¿Cuántas oportunidades desaprovechadas para el sistema empresarial cubano —todo él, no sólo el estatal— descubriríamos?

No es fácil. Lo cierto es que exportar es un fenómeno complejo; requiere de muchos poquitos y de un marco regulatorio que incentive esa actividad, que sea proactivo, muy proactivo. Durante mucho tiempo las empresas estatales no lo tuvieron y solo ahora se intenta construirlo. No es posible comparar, sin embargo, el esfuerzo que debe hacer una FGNE (algunas de ellas futuras PyMES) con el que tiene que hacer una empresa estatal.


Insertarse en el comercio exterior es mucho más complejo que simplemente poner en marcha la estrategia de exportar. Se trata de un desafío y a la vez un riesgo, pues este proceso requiere continuidad de largo plazo pero implica oportunidades de crecimiento y lograr estructurar una empresa competitiva también en el mercado doméstico. Pensar en exportar es una alternativa que no es inmediata, demanda tiempo, conocimiento, planeamiento, inversiones (acceso a recursos), estructura y capacidades humanas especializadas para su realización. No se trata simplemente de captar ventajas emanadas de una crisis de demanda interna que venga acompañada por devaluación de la moneda doméstica.

Crearles un ecosistema adecuado es importante, de la misma forma que los es lograr “un entramado de empresas e instituciones que interactúen virtuosamente”. Esta es una asignatura pendiente aun en nuestro país, para las PyMES y para las que no lo son.

Acceso automático a crédito para la exportación contra presentación de contrato para exportar, seguro a la exportación por default y bonificaciones fiscales en dependencia del tipo de productos y del valor de las exportaciones es algo que aun no se logra, ni siquiera para las grandes empresas estatales. Es cierto que con el crédito a la exportación pasa lo mismo que con el anunciado Banco de Fomento Agropecuario: faltan recursos y capacidad financiera doméstica para poder concretarlo; sin embargo, es hora de innovar. Existen incluso en Cuba hoy, entidades financieras que han propuesto programas para el apoyo a las empresas exportadoras y que no se aprovechan plenamente, o por desconocimiento de las empresas o por regulaciones hace ya mucho tiempo arcaicas.

Faltaría además —en especial para cuando las PyMES por fin vean la luz— un servicio de asesoría / consultoría que, a escala de sus territorios, las ayude a elaborar sus estrategias de exportaciones y a concretarlas, a vencer cada obstáculo, a saltar cada una de esas “piedras” con las que hemos chocado ya tantas veces. Creo que será más una tarea de los gobiernos locales armar esos equipos en forma de alianzas público-privadas.

No obstante, lo que a mi juicio resulta relevante es que se ha abierto un camino. Se ha iniciado un proceso de aprendizaje que no debería durar mucho y que en algún momento debería encontrarse algún indicador para medir la eficiencia de la gestión de esas empresas estatales cuya razón de ser es facilitar y promover estas operaciones. Por ejemplo: el tiempo promedio que le demora a un empresario concretar sus importaciones desde que llena sus documentos hasta que recibe el producto.

En resumen, en el ámbito de las FGNE se repiten características, fallas, trabas, piedras, obstáculos que ya se padecían en el sistema empresarial estatal:

  • Estructura ampliamente favorable a las importaciones.
  • Incentivos fiscales débiles y homogéneos.
  • Ausencia de instrumentos tales como crédito a la exportación y seguro a la exportación, que reducirían el riesgo y la incertidumbre.
  • Ausencia de competencias adecuadas y de personas competentes para conducirlas con éxito.
  • Poco conocimiento de los mercados externos por tipo de productos o servicios.
  • Alta segmentación del aparato productivo.
  • Permanencia de prejuicios y trabas burocráticas.
  • Débil cultura de riesgo.
  • Débiles servicios de asesoría/consultoría.
  • Ausencia de información pública adecuada y sistemática que permita tomar / anticipar medidas correctoras y promotoras que sean eficaces.
  • Tratamiento indiscriminado a las operaciones import- export.
  • Escasa propaganda/promoción/publicidad.

Acortar esos aprendizajes, evitar los experimentos perpetuos, eliminar el corporativismo organizacional, reducir los tiempos. De eso se trata, porque el tiempo cuesta, la demora se paga y la oportunidad se pierde.