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martes, 10 de agosto de 2021

Impacto del proceso de vacunación en Cuba y su efectividad (+ Video)

10 agosto 2021, Cubadebate

Por:Randy Alonso Falcón, Oscar Figueredo Reinaldo, Lisandra Fariñas Acosta, Ania Terrero, Deny Extremera San Martín



Foto: Archivo.

Autoridades científicas del Minsap y BioCubaFarma comparecen este martes en la Mesa Redonda para hablar sobre el impacto del proceso de vacunación en el país y su efectividad.

Si ya se está vacunando, ¿Por qué se incrementan los casos de Covid-19 en el mundo?

Las noticias reflejan nuevos brotes y el aumento de casos en muchos países, aun cuando avanzan las campañas de vacunación. En el inicio de la Mesa Redonda, el Dr. C. Gerardo Guillén Nieto, director de Investigaciones Biomédicas del CIGB, afirmó que lo que está ocurriendo en Cuba “no es una situación particular de Cuba, se está observando en todo el mundo con la entrada de la variante delta”.

Comentó que se observa una preocupación por parte de la población respecto al incremento de casos en nuestro país, que ocurre a la par de la introducción de las vacunas. “Existen dudas de hasta qué punto las vacunas están impactando o no en medio de este incremento de casos. Es importante aportar datos preliminares de la efectividad de la vacuna que ya vamos teniendo, y algunos conceptos que la población debe manejar para que entienda los datos”. 

Precisó que, en Cuba, la entrada de la variante delta ha ocurrido prácticamente al unísono del inicio de la vacunación masiva.

Por eso, se generan confusiones. Presentó un gráfico de los países que han alcanzado un mayor nivel de vacunación, como Estados Unidos, Reino Unido o Israel−, y señaló que se observa cómo después del pico último de la epidemia, con estos niveles de vacunación superiores al 50%, se fue controlando y bajó el número de casos de la enfermedad. Sin embargo, luego se produjo un nuevo incremento, con la entrada de la variante delta.

“Ese incremento se produce en los países donde entró la variante delta”, recalcó.

En mayo, en Estados Unidos se reportaba un 12% de la variante delta en el país. Ahora, ya es responsable de más del 80% de los casos, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC). Mientras, en Canadá, la curva muestra que aún no se reporta la entrada de la variante delta en esa magnitud y se mantienen bajos los niveles de incidencia de la enfermedad. 

“Esto es lo que ha ocurrido en países donde se ha avanzado en la vacunación, pero con la entrada de esta variante, que es mucho más contagiosa, han cambiado las circunstancias.

“En estos mismos países donde se incrementan las curvas de incidencia, sin embargo, el número de fallecidos diarios por la enfermedad se mantiene bajo. Nada que ver con los picos anteriores, cuando incluso aún no se habían alcanzado los actuales porcentajes de vacunación. Así sucedió en Reino Unido, donde durante el tercer pico de la enfermedad, la cantidad de fallecidos se mantuvo baja”, apuntó Guillén Nieto.



La variante delta se transmite dos y tres veces más rápido que las anteriores

La variante delta −amplió− se transmite dos y tres veces más rápido que las anteriores. Una persona contagia dos y tres veces a más personas que antes. 

En términos de carga viral (el número de partículas de virus que están colonizando nuestra mucosa nasofaríngea), en el PCR ese número es 1 200 veces más que lo que se detectaba con las variantes anteriores. “Sabemos que para transmitir la enfermedad hace falta una determinada carga viral. Cuando hay más carga viral, se transmite más fácilmente la enfermedad. Por eso, como decía, una persona infectada puede contagiar a más personas que con las variantes anteriores”.

La habilidad del virus para multiplicarse provoca que la nueva variante desplace a las anteriores. 

Según el especialista del CIGB, los países mencionados reportan ya alrededor de 90% de prevalencia de la variante delta. “En Cuba, en este momento, también es mayoritaria y ello se refleja en el número de casos positivos, pero no así en el número de casos graves y de fallecidos, con respecto al total de positivos y a la población en general”.

Internacionalmente ese nivel de contagios se ha reportado tanto en personas vacunadas como en no vacunadas, precisó, y pasó a explicar la diferencia entre eficacia y efectividad.

La eficacia, que se demuestra en el estudio clínico, muestra la cantidad de personas que se infectan y tienen sintomatología clínica. Pero el estudio clínico tiene criterios de inclusión, entran personas sanas y también pueden entrar personas con comorbilidades, aunque con sus enfermedades compensadas. No entran personas descompensadas, con enfermedades crónicas severas, que no es la situación de la población normal.

“Por ello, las cifras de efectividad, que son los datos que se obtienen en la aplicación masiva de la vacuna, son diferentes a las cifras de eficacia obtenidas del ensayo clínico”.

La diferencia entre estos dos conceptos −continuó − explica las dudas que puedan tener las personas con respecto a las cifras reportadas de eficacia. La eficacia se obtiene del estudio clínico, donde las personas son monitorizadas y hay criterios de inclusión; mientras que la efectividad se obtiene de lo que ocurre en población abierta, donde todas las personas participan y estas cifras disminuyen.

Por ejemplo, las vacunas que reportaban más de 90% y hasta 95% de eficacia en ensayos clínicos, tras su aplicación masiva bajan 5% o algo más en su efectividad en población abierta, en el terreno.


Las vacunas cubanas siguen teniendo una alta efectividad

El director de Investigaciones Biomédicas del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología aseguró que las vacunas cubanas siguen teniendo una alta efectividad. A partir de un gráfico que muestra las veces en que se reduce la capacidad neutralizante de las vacunas contra las diferentes variantes virales, explicó que la variante beta es la más difícil de neutralizar con las vacunas.

“Es decir, que todas las vacunas, incluyendo las nuestras, funcionan mejor contra la delta que contra la beta. La buena noticia en esto que está ocurriendo, de que la variante delta desplaza a la beta en las infecciones, es que las vacunas siguen teniendo capacidad para responder ante la delta”, destacó.

Sobre este punto, vale recordar que el ensayo de Soberana 02 en La Habana fue con presencia de la variante beta, y el porcentaje de eficacia del ensayo clínico es, por tanto, incluye a esa variante. En Santiago, cuando se realizaba el ensayo de Abdala, había beta también.

En los casos de Soberana y Abdala, con el apoyo del Centro de Inmunología Molecular (CIM), se detectó la capacidad de los sueros de vacunados de inhibir la unión de la proteína del virus (RBD) al receptor del virus en la célula, por el cual el virus penetra a la célula. 

“Se evidenció que los datos reportados en la literatura coinciden con lo ocurrido con los sueros de las vacunados con Abdala y Soberana, que son capaces de inhibir también esta variante delta (originalmente identificada en la India) mejor que la beta (inicialmente detectada en Sudáfrica), aunque esta también se inhibe.

¿Por qué, entonces, aumenta el número de casos positivos?

Al respecto, el Dr. Guillén Nieto mencionó la capacidad de transmisión, que es diferente. 

“Es decir, la efectividad de la vacuna para impedir la colonización de la mucosa nasofaríngea, que lleva a la transmisión. Esto disminuye, por el hecho de que la variante delta tiene una carga viral 1 200 veces superior a otras variantes y por tanto su capacidad de transmisión es mucho mayor, y esto ocurre tanto en vacunados como en no vacunados.

“Sin embargo, una ventaja para los vacunados es que esta carga viral desaparece más rápidamente en ellos que en los que no han sido inmunizados. Además, es menos probable que la enfermedad avance hacia la gravedad y la severidad. Se observan casos de personas de la tercera edad con comorbilidades, vacunadas, que se contagian y transitan la enfermedad con síntomas catarrales leves.

“Actualmente, hay efectividad de las vacunas contra la infección, pero no a los niveles de efectividad que se logra contra la severidad y la mortalidad. Esto se logra porque las vacunas tienen esencialmente una respuesta sistémica, de anticuerpos que circulan en la sangre y protegen contra el daño orgánico causado por la enfermedad, pero no así `la respuesta a nivel de la mucosa nasofaríngea, que es la que impedirá la colonización por parte del virus y la obtención de lo que se llama ‘inmunidad esterilizante’.

“Aunque todavía están por evaluar las vacunas cubanas. Estas se diferencian de las otras del mundo. En el caso de Soberana 02, es una vacuna conjugada (la única conjugada del mundo) y las vacunas conjugadas de polisacáridos que hay contra otras enfermedades como el neumococo, Haemophilus influenzae, la meningitis meningocócica, también impactan en la colonización, la reducen.

“Abdala es una vacuna de polisacárido altamente glicosilados, que son de levadura, muy diferentes a los que se producen en las células de mamíferos. Y en las vacunas se sabe que el ser extraño es un potenciador de la respuesta inmunológica. Es una ventaja de Abdala también.

“Y como datos preliminares, estamos observando IgA (el anticuerpo que se detecta a nivel de la mucosa nasofaríngea) en vacunados con Abdala”, señaló.

Añadió que una buena noticia para las personas convalecientes, que están preocupadas por cuándo les llegará el momento de vacunarse, es que cuentan con la ventaja de tener un alto nivel de inmunidad también de mucosa, que es por donde entra el virus.

Informó, además, que en el ensayo clínico de Mambisa y Abdala para convalecientes, que está transcurriendo actualmente en el hospital Ameijeiras de La Habana, ya se ha detectado anticuerpos IgA a nivel de mucosa en todos los voluntarios antes de recibir las dosis de las vacunas. Esto se incrementa tras la vacuna, pero ya desde antes tienen un nivel de protección, y esto es lo que impide la capacidad de transmisión.

El especialista insistió en que ahora es que la vacunación completa en Cuba está transcurriendo. En los primeros municipios de La Habana donde se inició la intervención, ya están inmunizadas las personas, ya recibieron las tres dosis y pasaron 14 días después de la última.

“Si una persona enfermó o falleció en el día 14 tras las tres dosis, se contagió antes, cuando no había completado el ciclo de inmunización. Hay que filtrar los datos, Es importante estudiar cuáles de los fallecidos tenían el esquema completo de vacunación más 14 días cuando comenzaron los síntomas, para poder contabilizar las personas vacunadas que se enferman y fallecen.

En estos momentos está vacunado con una dosis el 40.1% de la población cubana, pero esas personas no tienen el esquema completo de vacunación. Soberana 02 dio su datos de eficacia con dos dosis, ese dato es importante porque con dos dosis ya se alcanza un nivel alto de protección, pero no es suficiente,

“En el caso de Abdala, es un esquema más corto. Para levantar la respuesta inmunológica son necesarias las tres dosis y los 28 días en que transcurre el esquema de inmunización (0-14-28) y después 14 días tras la última dosis. 

“Actualmente, el 29.4% de la población cubana ya tiene tres dosis administradas. Estas cifras van creciendo día a día en nuestro país, a un ritmo de vacunación casi el doble de la media mundial, pero aún queda mucho por hacer”, afirmó.

¿Cuándo se alcanza la inmunidad colectiva o de rebaño?

Al intervenir en la Mesa Redonda de este martes 10 de agosto, Pedro Mas Bermejo, vicepresidente de la Sociedad Cubana de Higiene y Epidemiología, señaló que cuando se habla de inmunidad colectiva, grupal o de rebaño “nos referimos a lo mismo, y es un objetivo común a todas las vacunas.

“Lo que se persigue cuando se tiene una vacuna es tratar de proteger a la mayor cantidad de población, para que aquellos que no se puedan vacunar de una forma u otra no enfermen. Ello, de acuerdo con la transmisibilidad que tenga el agente infeccioso del cual se trate, hace que aumente el porcentaje de la necesaria inmunidad de rebaño. En el caso del sarampión, de una alta transmisibilidad, la inmunidad de rebaño requerida es de 95%”, precisó.


“Cada vez que alguien no protegido, ya sea porque no está vacunado o porque no ha cursado la enfermedad, tiene relación con alguien enfermo o sintomático, puede adquirir la enfermedad.

“Ello se conjuga con un término muy utilizado en epidemiología, que es el índice de reproducción, indicador muy usado en el seguimiento de la epidemia de covid-19 en el país, y que mide a cuántas personas un enfermo puede transmitir la enfermedad. Si este número pasa de uno, habla de una transmisión más elevada y de más difícil control. Nosotros llegamos a tener un índice reproductivo muy bajo, alrededor de uno”, dijo Mas Bermejo.

A más personas enfermas, mayor número de personas susceptibles a su alrededor y que pueden contagiarse, señaló el epidemiólogo.

“Cuando llegan las vacunas, lo que sucede es que hay una protección colectiva, y aunque siempre va a haber enfermos en el grupo, estos no pueden transmitir, porque las personas están inmunizadas por la vacuna o porque fueron convalecientes. En eso consiste la inmunidad de rebaño, en aplicar muchas vacunas en una población para lograr que no se enfermen los vacunados y que ello tenga impacto en algunas personas que en un momento determinado no pueden vacunarse, dígase niños, embarazadas o personas que padecen alguna enfermedad”.

Ante cada epidemia, se va calculando cuál es la necesidad de inmunidad colectiva o comunitaria. En el caso de la covid-19, en los inicios de la pandemia se estimó que era de un 70%. Con la aparición de la variante delta ese índice ha ido aumentando y hoy se habla incluso de 85%-90%.

Cuba, aún con más del 29% de su población con el esquema de inmunización completado, todavía está lejos de esta meta, recordó el vicepresidente de la Sociedad Cubana de Higiene y Epidemiología.

Al referirse a la vacunación en el mundo y los porcentajes de inmunización que han alcanzado los países que han podido avanzar en la vacunación (la mayoría desarrollados, con recursos para comprar los inmunógenos), Mas Bermejo señaló que hasta el cierre del 4 de agosto muy pocos habían alcanzado o superado el 60% de su población inmunizada, como es el caso de Israel e Islandia.

“Estos países llevan cierto tiempo estancados en el 60%, pues es muy difícil pasar esa línea debido, por ejemplo, a los movimientos antivacuna, y personas que no han podido recibir la vacuna por causas económicas, sociales o de salud. Ello significa que, en tanto no lleguen al 80-90% no tienen la inmunidad de rebaño necesaria, y esto provoca que los enfermos puedan generar rebrotes en determinadas comunidades”, aclaró.

A Israel, por ejemplo, le resta aún un millón de personas por vacunar, que es una cifra alta. En Estados Unidos se habían vacunado hasta hace unos días 154 millones de personas, que representa el 50.4% de su población, por lo que también está lejos de lograr esta inmunidad.



“Al ser una enfermedad compleja, la covid-19 pone en tensión cualquier sistema de salud. Una vez que se controla la enfermedad, al quitar las mascarillas, las medidas de restricción, el distanciamiento y otras precauciones, se vuelve a complicar el escenario. De ahí que insistimos en que a las vacunas hay que ayudarlas, pues aunque son efectivas por sí solas no son suficientes.

“Cuba tiene una gran experiencia en la vacunación. Desde el principio de la Revolución, cuando se crearon los programas y sistemas de inmunización contra las principales enfermedades infecciosas que dominaban el cuadro epidemiológico del país, como la poliomielitis, se ha acumulado una gran experiencia. Creo que, sin ser chovinistas, tenemos la capacidad de llegar, si no al 100% que es difícil, al 95% de la población inmunizada. En esto, el hecho de tener nuestras propias vacunas es esencial”, dijo.

Añadió que “vamos a un buen ritmo de vacunación, pero mantenerlo requiere de aseguramientos. Y hay que llegar a los porcentajes que alcancen el nivel de inmunidad de rebaño”.

El Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK) ha llevado a cabo un estudio minucioso sobre la circulación de las variantes del virus en Cuba. “Muchas de estas variantes han estado presentes, algunas con más impacto que otras, pero desde la aparición de la variante delta y sus primeros aislamientos en abril y mayo, se observa cómo cambia el mapa epidemiológico del país, tanto en los nuevos casos confirmados como en los fallecidos”, apuntó el especialista.




En ese escenario llama la atención la Isla de la Juventud, que sí tiene un alto nivel de inmunización en su población de 19 años en adelante, con casos esporádicos.

Sobre la agresividad de la variante delta, el epidemiólogo mencionó su rápida diseminación, llegando a ocupar en algunas naciones el 80% de las infecciones, lo cual está relacionado con todos los retrocesos y nuevas olas del virus, así como con el aumento de la letalidad, ocasionando incluso que países con altos niveles de vacunación hayan visto incrementarse los contagios y hablen hoy hasta de la necesidad de una tercera dosis de algunas vacunas frente a delta

El Reino Unido por ejemplo, tiene 100% de circulación de delta, mientras que en otras naciones circula en un 95 % de los contagiados, lo cual ilustra la importancia que ha tenido en el proceso de la epidemia, señaló Mas Bermejo.

“Si se miran las admisiones en unidades de cuidados intensivos por millón de habitantes, en varios países podemos ver que una vez iniciada la vacunación inmediatamente comenzaron a bajar los ingresos en UCI. Una vez que comienza la nueva ola, aumentan nuevamente, aunque no como antes de la inmunización. Las estadísticas apuntan fundamentalmente a los no vacunados, dijo.




¿Qué impacto ha tenido la vacunación en La Habana?

Mas Bermejo presentó datos preliminares de los cuatro momentos de la intervención sanitaria en La Habana, que ya alcanza un nivel de inmunización del 63.8% hasta este 9 de agosto, mientras que nacionalmente en Cuba es de 25.3%. 

“Aún no existe en la capital la inmunidad de rebaño requerida, si bien la situación es más favorable que antes de iniciada la vacunación. Cerca de 700 000 personas en la ciudad aún no han sido inmunizadas”, advirtió.

También hay que tener en cuenta que cuando se evalúa la inmunidad de rebaño o comunitaria, se hace con el porcentaje sobre la población total de un territorio. “De entrada, no están los niños hasta que no comience la vacunación en este grupo de población, y queda un grupo de personas que no serán vacunadas por determinadas causas. Eso quiere decir que el esfuerzo de vacunación tiene que ser muy grande.

“Buscamos un grupo de indicadores indirectos que nos ofrecieran pistas de cómo marchaban las vacunas, un trabajo donde participaron estadísticos, epidemiólogos, matemáticos, pero donde participaron además los científicos del CIGB, promotores de la vacuna.



Lo que se persigue con la vacuna es disminuir los fallecidos, los casos graves  y críticos, las unidades de cuidados intensivos, las hospitalizaciones y después la tasa de incidencia. Los datos muestran que en los primeros municipios que comenzaron la vacunación hay diferencias en la incidencia por un millón de habitantes de vacunados contra no vacunados. Evidentemente, la tasa de incidencia es menor en los cuatro primeros municipios de la capital, que ya tienen más tiempo de vacunación.



“Siguiendo en la capital, las tasas de mortalidad (número de fallecidos contra el total de la población) y de letalidad (número de fallecidos contra el porcentaje de positivos) también disminuyen. La letalidad bajó de 0.90 a 0.41 de junio a julio y la mortalidad de 4.4 a 4.2, aun cuando es un indicador de más lento movimiento.

“Todos estos datos son preliminares y hay que seguir trabajando en ellos, pero son alentadores, porque son consistentes”, dijo.

Si se compara a La Habana con relación a Cuba, sucede lo mismo, y la letalidad muestra una diferencia sustentada en el proceso de vacunación en la primera semana de agosto. 

En el porcentaje de letalidad acumulado, La Habana tiene 0.71% frente al 0.75% de Cuba, y en el mismo índice, pero del 1ro al 7 de agosto, la capital tiene 0.69% frente a 0.93% el país.




“Esta es una evaluación parcial del impacto de la vacunación en La Habana y existe una marcada diferencia entre la capital y el país. Ello habla del impacto esperado de la vacunación, la vacuna está haciendo su trabajo”, destacó.

Recordó que “estos son estudios complejos, que necesitan de fuentes fidedignas y confiables para que los resultados sean transparentes y robustos”.

En ese sentido, mencionó el programa Andariego-Higía, confeccionado por GeoCuba con la colaboración de otras instituciones y con la base de datos del Ministerio de Salud Pública, sobre los fallecidos, críticos y graves.

”Es un trabajo de equipo, que nos permite buscar en esa base de datos y saber si una persona está realmente vacunada, y con cuántas dosis, lo cual ofrece consistencia a estos resultados”, concluyó.



En la conferencia de este martes, el Dr. Agustín Lage denunciaba el impacto directo que sigue teniendo el bloqueo de EE.UU. en el desarrollo de Cuba, en la industria de medicamentos y especialmente en las vacunas. “Tenemos muchos ejemplos de restricción de las exportaciones hacia Cuba de equipos y suministros médicos”, dijo el destacado inmunólogo, quien destacó el particular énfasis de la Ley Helms-Burton en las restricciones sobre “elementos a ser usados en la producción de cualquier producto biotecnológico”.

“Esto, por supuesto, incluye a las vacunas”, dijo Lage.

Pese a esos obstáculos, en Cuba se siguen fabricando vacunas. El Dr. C. Gerardo Guillén Nieto, director de Investigaciones Biomédicas del CIGB, comentó que “seguimos produciendo intensamente. Desde mayo, cuando comenzó la producción masiva, se han ido incrementando sistemáticamente los niveles de producción”.

Informó que ya se han entregado, por ejemplo, 13 millones de dosis de la vacuna Abdala al sistema nacional de salud. “Con eso hemos podido lograr los resultados hasta ahora. Y así vamos a garantizar la cobertura”.

Recordó que en Cuba se logran coberturas de vacunación de más del 98% con las vacunas del programa ampliado de inmunización (por ejemplo, en Cuba no hay casos de sarampión desde 1983, aunque sigue habiendo en Europa, Estados Unidos y Canadá). 

“Por tanto, es importante la capacidad de producción de vacunas para lograr estas coberturas de vacunación. Es a lo que aspiramos este año también”, dijo.

Afirmó que entre agosto y septiembre la industria biotecnológica del país, tanto el Instituto Finlay de Vacunas como el Centro de Inmunología Molecular (CIM); el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), Laboratorios Aica y el Centro Nacional de Biopreparados (Biocen), “todos los que participan en la cadena productiva, van a garantizar todas las dosis de vacunas necesarias para completar la vacunación de toda la población cubana”.

“Tampoco se detiene la investigación en los centros de BioCubaFarma”, concluyó.

En video, la Mesa Redonda

¿POR QUE LA INERCIA? UNA HIPOTESIS


No tengo dudas sobre la participación “activa” de nuestro vecino del norte y de sus agencias, en los sucesos del 11J. Instrumentos de su arsenal lo evidencian: el desgaste de décadas de persecuciones, agresiones, prohibiciones, contra un pequeño país vecino; el recrudecimiento del hostigamiento, con las 243 medidas de Trump, sostenidas con el baboseo de Biden; la "casual" simultaneidad de los sucesos en diferentes territorios, la campaña mediática mundial que pretende presentar la “represión brutal” en Cuba como si fuera Colombia, sin mencionarla. Acude a la mentira y al cinismo sin escrúpulos. ¡Qué vergüenza para el pueblo norteamericano tener un gobierno de esa catadura moral!.

Pero, no podemos limitarnos a analizar esos sucesos, solo con ese prisma. Tenemos que sacar experiencias de errores que hemos cometido que han creado condiciones para que nuestros enemigos los utilicen en su provecho.

El Imperio es manipulador, cruel, y muchas cosas más. Pero, saben utilizar muy bien su potencial científico y tecnológico para sus propósitos de dominación “sin tirar un tiro”, aunque si es necesario tiran bombas e invaden países.

Evidentemente, sus tanques pensantes nos han estudiado muy bien, saben de nuestras debilidades y errores. En algunas cosas, me atrevo a decir que nos conocen mejor que nosotros mismos. Por ejemplo, el potencial subversivo de la marginalidad, bien “trabajada”; la irritación de la población, por la inercia en introducir cambios aprobados hace años; la inflación incontrolada de precios de productos de primera necesidad, por medidas aplicadas sin haberse aplicada antes otras que pudieran darle más sustento. No dudo que lo sepamos pero, evidentemente, no valoramos su potencial de explosividad social.

Pienso que, en esto, entre otras cosas nos ha “pasado la cuenta” la subestimación que hemos tenido del papel que pueden jugar las investigaciones de las ciencias sociales, para tener una interpretación más certera sobre contextos y tendencias.

A veces, me ha dado la impresión de que hemos querido sustituir esto con lo que llamamos “trabajo político-ideológico” que, con el perdón de compañeros que puedan sentirse aludidos, confieso que lo he sentido un poco cercano a lo que llamamos “teque”. Pero, estas cosas pienso comentarlas en otro momento.

No es casual que el tema más recurrente en los trabajos que analizan estos sucesos es, precisamente, la inercia con que hemos actuado desde hace un montón de años. Hay coincidencia entre los especialistas en que, si hubiéramos hecho lo que aprobamos y hemos estado discutiendo durante 10 años, hubiéramos estado mejor preparados. Algunos inclusive pensamos que, probablemente, no se hubieran producido, al menos con la intensidad y extensión que tuvieron.

Con frecuencia, recordamos la expresión de Fidel del año 2000 en su genial definición de lo que es Revolución: “cambiar todo lo que debe ser cambiado”. Pero, no hemos comentado más la respuesta que le dio a Goldberg, periodista norteamericano que lo entrevistó en septiembre del 2010. Cuando le preguntó si creía que el sistema implantado por la Revolución seguía siendo exportable, Fidel le respondió: “Nuestro modelo ya no funciona ni para nosotros”.

Con el propósito de precisar lo que pudiera explicar la inercia, en los trabajos consultados, se pueden identificar dos hipótesis: una, la burocracia es la causante de la inercia; dos, el culpable es la influencia de lo que llaman “grupo o corriente conservadora” en la dirección del Partido.

El enfoque de Silvio, que expresó en una entrevista reciente, integra ambas hipótesis cuando dice: “Uno supone, ya que no se ha explicado, que esos cambios han sido retrasados por corrientes de pensamiento más atentas a los viejos manuales de socialismo que a la realidad; también los frenan una burocracia acomodada e indolente”.

Silvio también expresa: “Me gustaría saber quiénes son los compañeros y compañeras responsables de que no se haya cambiado todo lo que se ha debido cambiar, después de dos congresos del PCC, los Lineamientos y una Constitución. Quiénes, con nombres, apellidos y cargos representan esa corriente de freno en las altas esferas. Me gustaría conocer sus argumentos”.

Empiezo por analizar “la burocracia” recordando una definición resumida que presenté en un comentario anterior: “Burocracia es el aparato técnico-administrativo que maneja los procesos en las organizaciones, incluye a profesionales y técnicos”.

Mi criterio. Por la naturaleza de su actividad, la burocracia no puede paralizar la aplicación de las decisiones. Su influencia está en ralentizar los procesos y, con esto, demorar innecesariamente la obtención de los resultados esperados. No nos ha ayudado mucho, para superar esto, la consigna: “sin prisa, pero sin pausa”, por varias razones:

1-En un mundo en que la humanidad duplica sus conocimientos en unos meses, los países, los políticos, las empresas, que no anden a prisa “quedarán rezagados”, según especialistas.

2-Nuestro enemigo, un país inmenso comparado con el nuestro, toma decisiones y las pone en práctica con una velocidad muy superior a la que nos caracteriza a nosotros.

3-Nuestra burocracia no se ha caracterizado por ser muy ágil. Decirle que trabaje “sin prisa” es como darle unas vacaciones pagadas, con aire acondicionado.

4-Las “pausas” excesivas ha sido una característica de nuestro proceso de ¿cambios?. Diez años en el “experimento” de las Cooperativas No Agropecuarias; sobre el Trabajo por Cuenta Propia, varias “pausas”, la última de un año, “perfeccionándolo”.

La hipótesis sobre el “grupo o corriente conservadora”, no me convence. Tendría que ser muy numeroso en sus integrantes, tener una influencia y autoridad muy elevada, para que puedan decidir paralizar la puesta en práctica de cosas que se han aprobado.

Una aclaración. Con independencia de la hipótesis que se utilice para estudiarla, hay que tener claro que, la inercia, es una forma de “resistencia al cambio”, cuya razón principal la formuló Maquiavelo (1515) en su obra clásica “El Príncipe” en lo siguiente:

"No hay nada más difícil, peligroso para conducir, o más inseguro en su éxito, que tomar la dirección de la introducción de un nuevo orden de cosas pues, el innovador, tendrá como enemigos a todos aquellos a los que les iba bien bajo las viejas condiciones y, como tibios defensores, a aquellos que podrían hacerlo mejor en el nuevo".

En las dos hipótesis mencionadas anteriormente, está presente la intención de encontrar al(los), culpable(s).

Desde que el Grupo de Negociación de la Harvard, que creó y dirigió Roger Fischer, formuló su estrategia de negociación que llamó “sobre la base de principios”, y que presentaron en su libro clásico: “Sí …. De acuerdo. Cómo negociar sin ceder” en los años ochenta, yo prefiero asumir el enfoque de “centrarse en el problema y no en las personas”, que propusieron.

Cuando, en el análisis (negociación) para la solución de un conflicto nos centramos en la “persona” para buscar al culpable, la reacción de la otra parte es defenderse y, con esto, se inicia lo que se llama “la espiral de un conflicto”. Cuando nos centramos en “el problema” podemos convertir al “oponente” en un miembro de una especie de equipo de trabajo que pueda ayudarnos a resolverlo.

Además, los decisores pueden ser otros y, si no se esclarecen las razones que generaron un problema, este puede repetirse. La “metodología” plantea no preguntarse: ¿Quién o quiénes? sino ¿Por qué? y, en algunos casos, también ¿Para qué?. Estas son las preguntas básicas de cualquier proceso de decisión: primero, las razones por las cuales tengo que decidir algo y; segundo, el resultado que aspiro obtener.

En este punto, retomo algo que he presentado en comentarios anteriores.

Tenemos que acabar de liberarnos de “dogmas y prejuicios ideológicos” que nos han tenido “congelados”. Hemos estado MUY PREOCUPADOS porque alguien pueda enriquecerse con el ejercicio privado de emprendimientos. No se trata de “privatizar” nada, sino de crear condiciones para facilitar la “liberación de las fuerzas productivas”, de lo que tanto hemos hablado.

En la práctica, se ha hecho evidente que, lo que nos hace más vulnerables y nuestro enemigo utiliza como 5ta. columna, son elementos marginales de nuestra sociedad, es decir, los más pobres.

En 1985, en China, me dijeron: “empezamos a avanzar, cuando dejamos de preocuparnos tanto de la riqueza y nos preocupamos más de la pobreza”. Lo mismo dijo un alto dirigente del Partido Comunista de Viet-Nam en una conferencia en el Aula Magna de Universidad de la Habana.

Otra forma de concebir el problema por la que también transitamos- me dijeron los chinos - es la dicotomía entre igualdad y prosperidad. Durante años pensaron que el objetivo del socialismo era garantizar la igualdad. Les fue útil y necesario en los primeros momentos, para generar confianza, apoyo y esperanza en la gente. Fue la época en la que “en las comunas, todos comíamos de la misma olla”, me contaron en una granja agrícola.

Esto generó el hábito de que unos vivieran recostados del trabajo de otros. Además, la gente quería prosperar. Pero, todos no pueden prosperar al mismo tiempo. Por tanto, no hay más remedio que admitir que existan diferencias, reconocer que unos prosperan antes que otros. Si analizamos esto con el “Programa de Gotha” en la mano, es lo que corresponde al principio de “a cada cual según su trabajo”.

En el caso de Cuba, también la igualdad ha sido un “paradigma“, que contribuyó a generalizar el igualitarismo, la cultura de que “todos tienen derecho a tener de todo”.

Intentamos enfrentar la desigualdad prohibiendo actividades que podían revelar desigualdades significativas. Los cubanos de aquí no podíamos entrar a los hoteles, ni comprar celulares, entre otras prohibiciones. La consigna de no aceptar propinas formó parte de aquella “cruzada”. ¿Por qué?, sencillamente, porque todos no podían tener ese “privilegio” y, por tanto, no era justo, ni igualitario.

He escuchado y leído criterios muy positivos de lo que hacen y los resultados obtenidos por los chinos y los vietnamitas. Pero también, otros en los que sus autores “nos alertan” de que no “podemos copiar”, porque “su idiosincrasia es distinta a la nuestra”, “no tienen una emigración tan grande en el extranjero”, “no están sometidos a un bloqueo persistente”, etc. etc.

Aspectos comunes que podemos encontrar en China y Viet-Nam: ratificación del carácter socialista de su sistema socio-económico, la permanencia de un Partido Comunista que detenta el poder, entre otros.

Con sus diferencias, en ambos se han realizado cambios significativos en sus modelos de gestión económica que les han permitido: mantener una estabilidad en su desarrollo económico, una reducción significativa de la pobreza y la elevación del nivel de vida de su población.

Dos factores comunes están presentes en estos cambios: uno, mayor utilización del mercado; dos, ampliación de las formas de propiedad y de gestión, asignando un lugar destacado a la propiedad privada, cooperativa, extranjera, y mixta.

Previamente, llegaron a la convicción de que el “estado socialista” no podía revolver todos los problemas económicos del país.

A unos 200 kms de su enemigo, la potencia más poderosa del planeta, que la hostiga constantemente, Cuba debe acelerar el ritmo de introducción de los cambios que requiere, buscar nuevas vías como están haciendo China y Viet-Nam, convencerse de que el estado no puede resolver todos los problemas de la economía.

Todo esto, si desea conservar la estabilidad social que ha tenido durante décadas, así como un desarrollo económico sistemático sostenido.

De lo contrario, si no lo hacemos y persiste el temor a las consecuencias que pudieran tener si “nos equivocamos”, con los cambios que TENEMOS QUE HACER y seguimos actuando “sin prisa y con muchas pausas”, perderíamos mucho más y entonces ….

LA HISTORIA NO NOS ABSOLVERA

El retorno del boniato

¿Qué pasó? ¿Cuál artilugio mágico logró que, aun cuando el déficit de producción es grande, de pronto retornen los productos a los mercados?




Pues si, asistí al regreso del tubérculo pródigo hace unos días, cuando se anunció oficialmente el deceso de los precios topados. Mi sorpresa fue que luego de ese anuncio, en un lapso de entre 24 y 48 horas, las malangas que no se habían producido, la yuca que había abandonado el país, los plátanos machos que se habían perdido en algún huracán que nunca lo fue, las habichuelas, tan modestas y tan raras de un tiempo a esta parte, el ñame de agua, ese que venía desde lejos pero que llegaba siempre a la Habana y sus mercados agropecuarios, el “ajo pelao”, la ristra de cebolla, aquella que un día vimos decomisadas en rastras y después dejamos de ver por varios meses y hasta el tomate, aparecieron como por truco de magia.

¡Tomate! y en agosto, cuando casi hay que echar los semilleros para garantizar la cosecha a partir de noviembre. Y allí, donde siempre había estado hasta antes de desaparecer, ¡el mamífero nacional!, tranquilo, colgando sus piezas de los ganchos, o reposando tranquilamente sobre el mostrador.

¿Qué pasó? ¿Cuál artilugio mágico logró que, aun cuando el déficit de producción es grande, de pronto retornen los productos a los mercados? La malanga sigue demorando nueves meses para poder cosecharse, la yuca entre seis y nueve, en dependencia de la variedad, el ñame ni qué decir, la cebolla y el ajo nunca menos de tres, y eso en invierno. Y del mamífero nacional, pues todavía no se sabe de especies que a las 48 horas de nacidas estén listas para matadero.

Pues bien, ya hay productos sobre las “tarimas” cubanas. Ya los vendedores han vuelto. Es cierto que “todo está por las nubes”, que la libra de cerdo a 110 CUP (pesos cubanos) nos recuerda aquellos tiempos del período especial en que el arroz estaba un poco más allá de las mismas nubes.

La historia cuenta, por eso aprender de ella es muy importante. En los años 80, luego de aquella otra experiencia que conocemos como la “Embajada del Perú” se decidió abrir una cadena de tiendas que ofrecía una variada gama de productos a precios diferenciados, mayores que los que se pagaban en los productos de la “libreta”, pero relativamente asequibles al bolsillo de muchos cubanos. Se les llamó “mercados paralelos”. Aquí precios regulados por el Estado y una oferta sostenida en una buena parte por productos importados del campo socialista —jamás se me olvidarán aquellas latas de pimientos rellenos búlgaros y los jugos embotellados de frutas— constituyeron la “salida” a la debilidad de la oferta. Hoy no hay “campo socialista” ni tampoco ayuda fraternal y desinteresada de la URSS.

También entonces se decidió abrir los Mercados Libres Campesinos, experiencia que puso de manifiesto cuanta reserva de producción existía en la agricultura de la Isla. Como acaba de ocurrir ahora, en aquella época aparecieron malangas, tomates, cebollas, ajos, el mamífero nacional, etc., casi de la noche a la mañana. La experiencia no duró mucho y, por razones de varios tipos que valdría la pena investigar nuevamente, los Mercados Libres Campesinos fueron cerrados. También entonces fue la “tormenta perfecta”, el campo socialista evidenciaba cada vez de forma más nítida su final y por otro lado la supresión de aquellos mercados campesinos generó de forma abrupta un déficit de oferta que no pudo ser cubierto desde y con la producción y la oferta estatales. Como resultado, los precios se dispararon, el mercado negro creció, y por más consignas que se emplearon, el déficit de oferta no pudo ser resuelto hasta el regreso de aquellos mercados, esta vez bajo el nombre de Mercados Agropecuarios, que en pleno Período Especial, con la presión del bloqueo estadounidense demostrando que existía y que no había abandonado su propósito, lograron, poco a poco, equilibrar la situación de la oferta.

Si algo hemos tenido en Cuba múltiples oportunidades de aprender es que el mercado en un fenómeno objetivo y que las leyes que lo rigen también lo son, que no basta con repetir una y otra vez la “consigna” de que se reconoce la existencia del mercado, porque al mercado y a sus leyes los tiene sin cuidado que los reconozcan o no; ellos están ahí y se filtrarán porque cada agujero, por pequeño que sea, así como sus efectos, positivos o perversos, se harán sentir querámoslo o no, solo que si le damos la espalda o solo lo reconocemos formalmente, entonces esos efectos serán mas negativos que positivos, algo que estamos experimentando nuevamente ahora. La historia económica de Cuba es de los mejores ejemplos para estudiar este fenómeno. Recordemos que un día, hace ya mucho tiempo, decretamos la muerte de las relaciones monetario-mercantiles, las mismas que nos siguieron acompañando hasta nuestros días a pesar de ese decreto. También un día suprimimos todos los negocios privados, sin embargo, ellos también nos siguieron acompañando de forma “sumergida” durante más de 50 años.

Pero el ejercicio de utilizar el mercado para provecho de la construcción de una economía, socialista o no, es mucho más difícil que hacer esta pequeña historia que acabo de narrar, porque esas leyes funcionan en un país concreto, en un momento específico, dentro de un determinado contexto, en una sociedad de circunstancias específicas que se ha formado en determinados valores y con una determinada distribución del ingreso.

Qué bien que ya tenemos al mamífero nacional sobre las tarimas, y la malanga y el boniato y la yuca. Sus precios, sin embargo, dan miedo. No se debe confundir, no obstante, el efecto con la causa. Los precios de esos productos sobre la tarima son los mismos que tenían en el mercado sumergido —o semigris— que estimulamos que creciera y se expandiera. La ventaja del consumidor es que ahora puede ver esos productos, puede escogerlos, puede ir de un vendedor a otro, aunque no haya diferencia en el precio. La ventaja es que están ahí, a la vista y no escondidos en los recovecos de los grupos de Whatsapp que, por demás, también han contribuido y seguirán contribuyendo a hacer más diversa la “oferta”.

Es cierto también que los ingresos personales apenas alcanzan, pero ya no alcanzaban antes del renacimiento de los mercados. La inflación provocada por el ajuste de la tasa de cambio, mas la indización de todos los precios del “mercado” a la tasa del mercado negro (alrededor de 60 CUP por dólar) y una oferta prácticamente inexistente de muchos productos, entre ellos esos mismos insumos que se necesitan para producir productos agropecuarios, están en la raíz del asunto. “En su cuenta en Twitter, el MFP reflejó la adopción de disposiciones para impulsar diferentes aspectos de la actividad agrícola insular. Señala la nota, que se trata de precios para reconocer los valores actuales de los productos del campo”. Aunque no son exactamente los “valores actuales de los productos del campo” lo que se necesita reconocer, sino los costos en los que los agricultores tienen que incurrir luego de “rectificada” la Tarea Ordenamiento, es muy positivo que se “reconozca” el mercado y actúe de acuerdo a ese reconocimiento.

Las crisis son grandes oportunidades para hacer cosas distintas, incluso a velocidades distintas. El mercado interno cubano requiere de muchas cosas, necesita de mayor variedad de opciones, de mayor flexibilidad, de nuevos sujetos, de mayor competencia.

Sin dudas, los precios de las tarimas bajarán cuando haya más oferta, mayor diversidad de productos, más alternativas de decisión para el consumidor y eso no solo es privativo del “mercado de productos agropecuarios”.

Aunque parezca que el aeropuerto y la tarima están muy distanciados, lo cierto es que liberar la importación de medicinas, alimentos, y artículos de aseo ya ha permitido la entrada de decenas de toneladas de artículos que ayudarán, aunque sea marginalmente, a mejorar una oferta que ni siquiera el monopolio de las tiendas en Moneda Libremente Convertible (MLC) ha posibilitado.

¿No sería mejor entonces, en vez de contribuir a fomentar su venta por Whatsapp, incentivar que esos productos puedan venderse libremente en pequeñas tiendas arrendadas a aquellos que quieran participar en ese “negocio”? ¿Acaso no es ventajoso para todos?

Del socialismo de Estado a la República socialista. Entrevista con Juan Valdés Paz




Por Harold Bertot Triana y Julio César Guanche

El futuro de la sociedad cubana plantea diferentes hipótesis sobre el rumbo a seguir.

El 11J plantea un antes y un después en muchos campos, pero algunos de sus orígenes y sus causas siguen vigentes hoy en medio de una creciente complejidad social.

Si se tienen en cuenta variables, tendencias, visiones de conjunto, se pueden advertir posibles escenarios y diversas perspectivas de análisis. Entender las características de sociedad cubana actual, la esencia de su modelo político, cómo se comporta demográficamente, cómo es su producción simbólica, cuán diversa es en su realidad, cómo se disputa la ideología, así como comprender que existe una pelea por los propios conceptos y categorías que se utilizan en el lenguaje político, económico y filosófico para explicar el socialismo cubano, y el propio «socialismo», siguen siendo exigencias y urgencias de hoy.

Las preguntas sobre el sistema político y el Estado cubanos son interrogantes que a la vez intentan rastrear las transformaciones que se han sucedido a lo largo de décadas en las relaciones entre este Estado y la sociedad civil, sobre el encogimiento o el alargamiento del aparato estatal en los contornos de la vida económica y política, y cuál es la mejor vía para canalizar y gestionar las demandas y necesidades de la sociedad cubana en general y de su gente en específico.

La serie Voces Cubanas, con la idea de seguir aportando al debate presente de Cuba, conversa hoy con Juan Valdés Paz, sociólogo, integrante del consejo editorial de la revista Pensamiento Crítico y durante dos décadas miembro del Centro de Estudios sobre América. Por la obra de su vida, recibió el Premio Nacional de Ciencias Sociales. Entre otros libros suyos, pueden consultarse La Transición Socialista en Cuba (1993), Procesos Agrarios en Cuba, 1959-1995 (1997), El proceso de organización agraria en Cuba. 1959-2007 (2009); El espacio y el límite. Ensayos sobre el sistema político cubano (2010) y La evolución del poder en la Revolución Cubana (2018), en dos tomos.

Desde hace algún tiempo la sociedad cubana se transforma social y económicamente, y se visualizan demandas de diversa índole por varios sectores. ¿Está el Estado cubano en capacidad para absorber y gestionar esas demandas?

Quisiera comenzar aclarando la pregunta, la cual más exactamente, en el caso cubano, debiera referirse al sistema político —integrados por conjuntos de instituciones políticas, estatales, y civiles— y a sus capacidades. De manera que me referiré al Estado, un subsistema de aquél, integrado a su vez por diversas instituciones a cargo de las funciones: a) legislativas; b) de producción, implementación y control de las políticas públicas; c) de administración pública de esas políticas; d) de la seguridad externa e interna de la sociedad nacional; e) de la impartición de justicia; etc.

La interrogante sobre las capacidades del Estado se referiría a todas estas funciones, con respuestas diferentes.

Por otra parte, y como se observa, digamos que ningún Estado dispone de la capacidad para absorber y gestionar todas las demandas que le plantean sus respectivas sociedades, aunque sí sus necesidades básicas; y la capacidad de que dispone y el número de satisfacciones que puede dar es una variable temporal afectada por diversas condiciones, algunas de las cuales pueden controlar y otras no.

Regresando al escenario cubano de la pregunta, diría que el Estado cubano ha logrado, con variaciones en el tiempo, particularmente en las primeras tres décadas del período revolucionario, satisfacer gradualmente, en cada esfera del Estado, gran parte de las demandas de la sociedad, así como satisfacer las necesidades básicas de las grandes mayorías, mediante una oferta de bienes públicos y una política social gratuita y universal.

Como se sabe, las relaciones de intercambio con el campo socialista en general y la URSS en particular permitieron sostener esta oferta y aseguraron un cierto ritmo de desarrollo. El derrumbe del socialismo este europeo impactó al país severamente, dando lugar a un “periodo especial” del cual logró recuperarse solo en parte.

Ello planteó la necesidad, presente hasta hoy, de iniciar un período de reformas orientadas a instaurar un nuevo modelo económico socialista; un Estado de Derecho; y una nueva etapa de su desarrollo democrático. La dilación de estas reformas, la resistencia de dirigentes y funcionarios de todas las esferas a implementarlas, así como el agravamiento del escenario interno causado por la ofensiva norteamericana de “cambio de régimen” y la pandemia del COVID-19, ha afectado las capacidades del Estado y del incipiente sector privado, para sostener su oferta de bienes públicos y culturales; de mayor desarrollo democrático; de seguridad ciudadana; y de un mayor nivel de vida de la población.

Ciertamente, las capacidades del Estado cubano no solo se han visto restringidas por el escenario actual sino también por otras condiciones más estructurales, de las que quiero destacar al menos tres: a) el modelo de socialismo de Estado, que hace de esta institución un poder omnímodo en todos los sistemas sociales; b) un diseño del Estado, caracterizado por la centralización de las atribuciones y recursos, el verticalismo de la dirección, la burocratización de sus funciones, las manifestaciones de corrupción; y c) el muy bajo control democrático sobre su desempeño.

De lo anterior se deduce que el Estado cubano retiene un potencial de desarrollo de sus capacidades, mediante la superación de sus deficiencias de diseño y de gestión. Numerosas y transitorias campañas —antiburocratismo, contra la corrupción, de mayor representatividad, etc.— se han promovido sin efectos duraderos y sobre todo, sin influir en su diseño institucional.

La implementación de la nueva Constitución de la República y de sus leyes complementarias, parecen ser una oportunidad extraordinaria para superar algunas de estas limitaciones. Al respecto, cobra una especial importancia las propuestas de territorialización o municipalización efectiva de las funciones del sistema político y del civil.

¿Cuál es su opinión sobre la intensificación de las sanciones a Cuba que tuvieron lugar durante la administración Trump en medio de esta crisis agravada por la pandemia y sus consecuencias sobre el país?

El bloqueo económico, comercial y financiero de EEUU sobre Cuba, concebido a partir de 1960, y formalizado en 1962, tiene su propia historia, caracterizada por su intensificación a lo largo del tiempo, como parte de estrategias políticas en las que se contienen sus intereses geopolíticos, más generales; y sus objetivos políticos inmediatos, tales como la subversión del régimen o su inviabilidad. Los impactos del bloqueo han marcado a la sociedad cubana en su evolución de más de seis décadas. La sociedad cubana ha tenido que absorber tales impactos, sobrevivir a ellos, compensarlos y sostener su desarrollo.

Los especialistas han caracterizados al bloqueo de distintas maneras: como un elemento de presión sobre el comportamiento del Estado y el Gobierno cubano; como recurso de una guerra no convencional; y eventualmente, como arma de una guerra convencional.

Pero el bloqueo adquiere un nuevo significado desde el segundo mandato de la Administración Obama, una vez que el Gobierno cubano declara y promueve, un programa de reformas económicas y políticas a su modelo socialista. Obama admite el fracaso de las estrategias desenvueltas hacia Cuba por todas las Administraciones anteriores y propone e inicia un ciclo de normalización de las relaciones con la Isla. En el fondo, de lo que se trata es de la percepción de que las reformas políticas creaban inusitadas condiciones para una mayor penetración e influencia de EEUU en la sociedad cubana, así como para saldar su obsesión por volver a ser un actor interno en ella. Pero no olvidemos que la normalización de Obama tenía como limite la permanencia del bloqueo, aunque sus medidas lo compensaran en parte.

La Administración Trump, de motu proprio o bajo la influencia de los sectores de la derecha electoral floridana, rompió ese ciclo de normalización y reasumió la tradicional política de presiones, llevando el bloqueo a su forma extrema, bajo la percepción de que las reformas cubanas podrían hacer viable al régimen cubano y asegurar su continuidad en el largo plazo. La imprevisible y dilatada pandemia del COVID-19, reforzó los efectos de esa política, desatando una nueva crisis sobre el país.

Las contrapuestas posiciones de ambas Administraciones —cambio de estrategia en la de Obama, radicalización del bloqueo en la de Trump— también se vinculaban a las respectivas estrategias de recuperación hegemónica en América Latina y el Caribe, así como al conflicto con Venezuela.

Considero que sin el bloqueo o asumiéndolo como una invariante de la política de EEUU hacia Cuba, caso de la Administración Biden, la implementación de los programas de reformas al modelo económico cubano, ya aprobados y consensuados, permitiría, mediante un mayor crecimiento y desarrollo, disponer de la capacidad de satisfacer las necesidades básicas de la población y parte de las demandas de sus diferentes estratos. Numerosos economistas cubanos han insistido en lo perentorio de estas reformas.

La actual dinámica socioeconómica genera cambios en la composición clasista o de sectores de la sociedad cubana y sus dinámicas de desigualdad. ¿Cómo ve este problema y sus posibles soluciones?

La sociedad cubana del 2021 es otra y diferente de la de los años ochenta, salvo en el discurso oficial. Los cambios acumulados en la estructura social condicionan las políticas públicas y éstas debieran tomar en cuenta tales cambios.

Podríamos resumir estos cambios estructurales como de: a) una estructura demográfica congelada y envejecida; b) una estructura generacional de siete generaciones políticas convivientes, con las tres últimas vinculadas a experiencias de crisis socioeconómicas sucesivas; c) una estructura socio clasistas modificada por el ascenso de un sector campesino en la sociedad rural y de una burguesía mercantil, en la urbana; una estructura ocupacional que incluye un creciente sector cuentapropista; una estructura del estatus social modificada en favor de la autoridad, propiedad y del ingreso; un patrón de desigualdad que se ha duplicado y cuyo término inferior de la desigualdad incluye más pobres y marginados; etc. Es decir que, en la segunda década de los 2000, la sociedad cubana ha devenido más estratificada, más diferenciada y desigual.

Solo una visión esquizofrénica no vería los cambios ocurridos en la sociedad cubana y no advertiría algunas de sus consecuencias económicas, sociales y políticas. Solo una visión de ese tipo no admitiría el carácter objetivo de un nuevo centro social —grupo etario entre 30 y 50 años—; unas capas medias conformadas por dirigentes, profesionales, oficiales, técnicos y empresarios; intelectuales, etc., para el cual hay que elaborar políticas públicas diferenciadas, ampliar las condiciones del consenso y reconstruir el discurso hegemónico. Igualmente, la necesidad de políticas de recuperación, focalizadas en los espacios y grupos de riesgo.

Esta evolución de la estructura social no ha estado acompañada de un desarrollo sostenido o de un patrón igualitario sustentable, sino de la alternancia de situaciones de crisis y de recuperación económica. Ello ha implicado la necesidad de una nueva estrategia socialista, basada en la emergencia de un nuevo modelo de desarrollo económico y social “con mercado” y el paso a un patrón de mayor desigualdad, en parte compensado con políticas de equidad.

Una cuestión central es que, a diferencias del modelo “socialista” anterior, éste que se promueve ahora conlleva un bloque social menos homogéneo, con intereses reales más contradictorios y con una diversidad ideológica mayor. El consenso requerido sobre el modelo de sociedad se sitúa, más que en las condiciones sociales y expectativas compartidas, aunque también, en la identidad con una comunidad política soberana, más incluyente, igualitaria y participativa, que esté protegida por un Estado de Derecho y acompañada por un desarrollo democrático ininterrumpido. Dicho de otra manera, por el paso de un socialismo de Estado a una República socialista.

En un contexto político, económico y social tan complejo, ¿Cuál es el espacio que tiene hoy la crítica social, cuál el rol de las ciencias sociales y cuál el papel de los intelectuales?

“En un contexto político, económico y social tan complejo”, como el cubano, de asedio y hostilidad permanente por parte de la superpotencia hemisférica, el espacio para la crítica social se hace restrictivo, dado que: esta crítica incluye a los más diversos actores y corrientes; una parte de esa crítica se muestra comprometida con la estrategia de subversión del régimen promovida por EEUU; y otra parte de ella es de oposición al socialismo, al gobierno o a las leyes. Pero el mayor problema consiste en que dichas restricciones, cuando sean necesarias, puedan no ser transparentes, públicas y consensuadas. Cabe decir, que la experiencia histórica es el de un uso discrecional de esas restricciones por instituciones y funcionarios.

Obviamente, ese espacio restringido es en parte una variable de un contexto defensivo, pero ello no obsta para que tenga que haber un espacio libre de restricciones, demarcado y protegido por la Ley que es el espacio crítico de los ciudadanos. La crítica, como libertad de opinión, está amparada por la Constitución de la República y contra ella no caben más restricciones que las admitidas por la Ley. Paradójicamente, ese espacio ha estado acotado no solamente para las corrientes “anti socialistas” sino también para las voces y corrientes críticas que le pasan al régimen revolucionario por la izquierda, es decir que le reclaman no ser suficientemente revolucionario o socialista.

La indefinición teórica y práctica de que sea una “esfera pública” socialista o una “sociedad civil” socialista, contribuye a la promoción de políticas restrictivas y a limitar la contribución ciudadana.

Un caso particular en este panorama es el de las ciencias sociales, institucionalizadas de hecho, a las que en teoría se les asigna el papel de favorecer la construcción consciente de la “nueva sociedad”, mediante la producción de conocimientos, de técnicas y buenas prácticas.

Todo lo anterior supone la existencia de políticas públicas orientadas al desarrollo de las ciencias sociales y a la implementación de sus resultados. En la experiencia socialista, foráneas y cubana, este papel de las ciencias sociales se ha visto estorbado por la falta de tales políticas, por la supeditación de éstas a ideologías de Estado, por el discurso hegemónico, el secretismo, el unanimismo, la inconveniencia política, etc.

Toda la experiencia del socialismo real ha mostrado una alta suspicacia, sospecha y rechazo hacia la crítica expresa o implícita en los resultados de las ciencias sociales, atribuyéndoles intencionalidad política o un carácter subversivo. En esta perspectiva, las políticas hacia las ciencias sociales han tendido a ser medidas de contención. Cabe decir, que la actual postura de la dirección de nuestro país parece ser una superación de estas concepciones.

El papel de los intelectuales ha sido objeto de discusión desde hace siglos; hasta convertirse en una especialidad de las ciencias sociales. Convencionalmente, se acepta que su función social es en general, producir por distintos medios, conocimientos, representaciones, normativas, imaginarios, identidades, testificar la época, etc.

De los intelectuales, o mejor, de los trabajadores intelectuales cubanos, hay que decir que representan al sector social de los creadores, innovadores y críticos del orden establecido, pero sin poseer por ello ninguna naturaleza angelical. No son “las partes blandas de la sociedad” pero tampoco son los depositarios de su destino. Individual o colectivamente, son ciudadanos de una República en la cual tienen derechos y deberes compartidos, así como, lealtades y compromisos con el orden político y social elegido por las grandes mayorías y al servicio de ellas.

Dicho de otra manera, el problema de los actores que cumplen estas funciones es el grado de compromiso individual y colectivo, con los proyectos de nación y de sociedad, refrendados por las grandes mayorías. Frente a estos proyectos se posicionan no solo como intelectuales sino como actores políticos.

¿Cuáles cree que son los desafíos más complejos para el socialismo cubano en este momento?

Lo que llamamos el “socialismo cubano” prefiero representármelo como la conjunción de dos proyectos diferentes: un proyecto nacional, invariante, de independencia, soberanía y autodeterminación del Estado nación cubano; y un proyecto de sociedad, variable, de inspiración socialista.

El proyecto de nación, la prioridad absoluta, ha debido enfrentar la resistencia, mediación y hostilidad de los EEUU como potencia imperial e imperialista. Por su parte, el proyecto de sociedad ha estado influido fuertemente por el contexto, según haya sido este más o menos favorable al proyecto de nación, a la permanencia del poder revolucionario, a la seguridad nacional y a su desarrollo económico social, en el tiempo.

En estas perspectivas, el socialismo cubano comparte hoy los mismos desafíos históricos de los últimos 60 años, pero en un contexto internacional más adverso e incierto. En estas condiciones, el proyecto de sociedad socialista imaginado se ve enfrentado a nuevas restricciones internas y constricciones externas que le imponen los cambios necesarios para que su poder constitutivo se reproduzca, su desarrollo económico político y social se haga viable y su legitimidad se sostenga.

Dicho de otra manera, el proyecto socialista cubano tiene que ser, en el corto y mediano plazo, reformado; y en mediano y largo plazo, repensado y rediseñado.

Pero en lo inmediato, en la coyuntura, el socialismo cubano tiene que: a) controlar la pandemia y remontar sus efectos más graves; b) promover las reformas económicas que le permitan superar la actual crisis de la sociedad cubana, así como a sus propias limitaciones de gestión, atendiendo, como decía el colega Aurelio Alonso en los noventa, a promover un nuevo modelo económico sin desocializar, es decir, realizar la reformas necesarias y a la vez socializar más cada esfera de la sociedad; y c) si bien la emergencia es económica y social, la superación del actual escenario es política, lo cual implica: implementar sin cortapisas el Estado de derecho declarado en la nueva Constitución de la República; instaurar con plenas garantías el orden constitucional prescrito en ella y en sus leyes complementarias; así como, reconstruir el consenso sociopolítico, mayoritario, acerca de un proyecto de sociedad más autóctono y viable.