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sábado, 29 de enero de 2022

Amenazas y oportunidades de principales frutales de Cuba

 El proyecto Agrofrutales se propuso contribuir a mejorar el desempeño y la gestión de las cadenas de frutales a nivel local.




Los diagnósticos de las tres cadenas de valor de los principales frutales cubanos permiten trazar acciones para el desarrollo de esos cultivos.

Foto: Cortesía del proyecto Agrofrutales

La Habana, 29 ene.- Una mirada profunda, crítica, integradora y propositiva de las tres cadenas de valor de frutales más importantes hoy en Cuba: mango, guayaba y papaya, permitió el proyecto Agrofrutales, cuyos resultados son recogidos en tres libros que abren paso a ese enfoque hacia otros cultivos.

Con apoyo financiero del gobierno de Canadá, la iniciativa se propuso apoyar el fortalecimiento de esos tres cultivos en cinco municipios: Contramaestre y Santiago de Cuba, en la región oriental del país, y los centroccidentales   Artemisa, Caimito y Alquízar.

La iniciativa de colaboración internacional propició la realización de diagnósticos de las tres cadenas de valor mediante una metodología participativa para identificar y caracterizar eslabones, actores, procesos y deficiencias, lo que contribuiría a trazar acciones para el desarrollo de esos cultivos.

El proyecto Agrofrutales se propuso apoyar el mejoramiento del desempeño y la gestión de las cadenas de frutales a nivel local para lograr crecimientos entre 10 y 30 por ciento en las producciones de guayaba, mango y papaya.

Resultados de Agrofrutales

Los tres libros de Agrofrutales, que se implementan desde 2017 por el Ministerio de la Agricultura y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), sistematizan los resultados de los diagnósticos que involucraron a más de 300 personas vinculadas a las referidas cadenas.

Para Guillermo Almenares, director del Instituto de Investigaciones en Fruticultura Tropical (IIFT), los resultados de Agrofrutales tienen relevancia toda vez que el país está enfocado en incrementar la producción agropecuaria, para lo cual se han adoptado varios paquetes de medidas.

Según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), dijo Almenares, hoy el 50 por ciento de las áreas de frutales las ocupa el mango, el 13 por ciento, la guayaba y el 10 por ciento, la papaya. Por tal motivo, el proyecto estudió los tres frutales de mayor importancia económica.

Asimismo, Almenares reveló que se han identificado seis causas principales de este problema, entre ellas, la escasa adopción del modelo de gestión con enfoque de cadena. Agregó que “uno de los méritos de estos diagnósticos es que pueden contribuir a trabajar sobre estas”.

De manera general, entre las deficiencias detectadas en las tres cadenas se encuentran carencia de conocimientos sobre los eslabones de las cadenas, limitada disponibilidad de insumos, insuficiente y obsoleta capacidad instalada, brechas de género, desconocimiento y escaso uso del seguro y deficiente control de la calidad.

Según Almenares, estos resultados pueden aportar al desarrollo local, en convergencia con la estrategia del país que apuesta a que este se concrete en los territorios, a partir del fortalecimiento de los gobiernos locales y el resto de los actores.

Abrir caminos

Para la investigadora Tania Mulkay, del Instituto de Investigaciones en Fruticultura Tropical (IIFT), la investigación resultó un aprendizaje para quienes estuvieron involucrados en la elaboración del documento, quienes contaron con el acompañamiento técnico de especialistas que se asociaron a diferentes eslabones de las cadenas.

A su juicio, los tres libros “constituyen documentos muy valiosos y deben ser de consulta permanente, ya que a partir de este diagnóstico y de las deficiencias encontradas en las tres cadenas se pueden trazar las estrategias para elevar la efectividad y los rendimientos de los tres cultivos”.

De acuerdo con Mulkay, por su importancia, deben ser generalizados esos saberes a nivel nacional para elevar la producción, tanto de frutas frescas como transformadas, a fin de satisfacer la creciente demanda en el mercado interno y la industria turística, como vía para disminuir importaciones e incrementar las exportaciones.

A juicio de Caridad Noriega, de la Unidad de Científica Tecnológica de Base (UCTB), de Alquízar, “es una experiencia que crea pautas para continuar insertándonos en conocer, preparar y elaborar diagnósticos de otros frutales y cultivos”.

Por su parte, Kresla Brutau, del PNUD, consideró que “este proyecto utilizó una metodología diseñada para otro anterior, Agrocadenas, adaptada y enriquecida con herramientas específicamente creadas para estas otras cadenas”.

Además, destacó lo participativo del proceso, con representatividad a todos los niveles.

El director del IIFT acotó que, desde antes de su lanzamiento, los contenidos de los libros sirven para proponerle al gobierno una estrategia dirigida a la producción de frutales con innovaciones, que pueden contribuir a paliar las deficiencias productivas en esos cultivos. (2022)

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