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jueves, 27 de enero de 2022

Economía: cuando apremian las inversiones

 De obstáculos externos, trabas internas, aciertos e insatisfacciones con la inversión extranjera; polémicas sobre el monopolio estatal, entre otros temas, dialoga BOHEMIA en exclusiva con Rodrigo Malmierca Díaz, ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera

Por Delia Reyes García


Más allá de las limitaciones objetivas, si se asumen los procesos negociadores con mayor eficiencia, los beneficios para el país serían superiores, valora Rodrigo Malmierca Díaz, titular del Mincex. (Foto: Yasset Llerena Alfonso).

Luego de una caída en picada, la economía comienza a emerger de manera lenta, ascendente. De mantener a raya al enemigo invisible, mutante de la covid-19, que vuelve a virar al revés el planeta, dependen muchos planes y sueños en la Isla caribeña. Alcanzarlos no será fácil. Tampoco imposible. Por eso ahora, quizás con mayor claridad que nunca, se trata de atraer –casi enamorar– a los inversores foráneos, a pesar del Goliat del Norte.

Cuba persigue una prosperidad anhelada, a golpe de muchos sacrificios y resistencias. La mayor de sus riquezas está en el pueblo, alegre, emprendedor, instruido… Sin embargo, todavía queda mucha hojarasca que barrer en el camino.

Justo a la dos de la tarde entra, impasible, al amplio salón de reuniones, Rodrigo Malmierca Díaz, titular del Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (Mincex). Luego de saludarnos con los nudillos de las manos, le agradecemos por la gentileza de recibirnos, a pesar de su abultada agenda.

Mientras degustamos un aromático café, repaso en la memoria la última intervención que hiciera el Ministro ante los legisladores cubanos. Su afirmación en el plenario: “los resultados con la inversión extranjera son insuficientes”, revolotea en mi mente.

— ¿Qué problemas frenan o limitan el impacto esperado de la inversión extranjera (IE) en la economía cubana?



De la sostenibilidad depende la aprobación de nuevas inversiones extranjeras en Cuba. Foto: Jorge Luis Sánchez Rivera).

—La IE es algo relativamente nuevo en la Revolución. Antes del triunfo de enero de 1959, el país estaba vendido prácticamente al capital extranjero, sobre todo, a los Estados Unidos. Los primeros pasos fueron nacionalizar todas esas propiedades, las mejores tierras, las compañías de electricidad y teléfono, los centrales azucareros, y rescatarlos para el pueblo.

“Así nos pasamos casi 30 años del período revolucionario sin acudir a la IE como algo que deseáramos. Después, a finales de los años 80, se comenzaron a hacer los primeros intentos de atraer el capital extranjero para apoyar los planes de desarrollo económico y social de la Revolución. Diría que cuando se aprobó la primera Ley 77 en 1995, todavía eran muy limitados los intentos que hacíamos para atraer al capital extranjero. Porque lo considerábamos como un mal necesario.

“Aquella norma era restrictiva en el sentido de preservar mucho la soberanía nacional –hasta ahora se mantiene ese interés. Igual, que la mayoría en todos esos negocios fuera de la parte cubana, en esa época pocos eran 50 a 50. Algunos sectores de la economía no estaban abiertos al capital externo, por ejemplo, la industria azucarera y la propia agricultura. Hace pocos años fue que comenzamos a promoverlos.

“En el VI Congreso del Partido en 2011, si revisa en los Lineamientos, todavía se habla de la IE como un complemento del esfuerzo nacional por el desarrollo del país, y no se consideraba un elemento importante. Eso cambia cuando se aprueban las políticas, a finales de 2013, previo a la nueva ley en junio de 2014.

“Ya en el VII y VIII congreso partidista, los Lineamientos hablan de la importancia de la IE como algo estratégico para el desarrollo de la actual etapa. Empezamos a darle un papel más relevante. Ahora, uno pudiera preguntar: ¿por qué el capital extranjero no viene masivamente a invertir en Cuba?

“Son varios factores. Primero, por el bloqueo económico, financiero y comercial del Gobierno de los Estados Unidos que además se ha recrudecido en los últimos tiempos. Se han hecho muy difíciles las transferencias de capital, todo lo relacionado con el sector financiero, los bancos están amenazados de sanciones.

“Activaron el Título III de la Ley Helms-Burton, que le permite a ciudadanos o empresas demandar en los tribunales de los Estados Unidos a cualquier empresa, cubana o extranjera. Todo eso son obstáculos reales, objetivos, que crean mucho temor.

“Después tenemos otros problemas asociados a la calificación de riesgo para hacer cualquier negocio. O sea, Cuba es un país endeudado, con determinadas dificultades hoy para poder cumplir con sus compromisos financieros externos. Si el interesado se guía por los criterios de las calificadoras de riesgo internacionales, no es un país atractivo para invertir”.

—Usted se refirió en el Parlamento a quejas de los inversores, por ejemplo, el tema de la contratación del personal.



En Cuba, la tierra no se vende al inversor extranjero. Como refrenda la Carta Magna, es un bien inembargable. (Foto: Jorge Luis Sánchez Rivera).

—Estas son decisiones internas. La contratación del personal a través de una agencia empleadora responde a políticas propias. Hemos sido muy cuidadosos en tratar de evitar que las personas que trabajan con inversiones de capital extranjero, simplemente por esa razón, y a lo mejor haciendo lo mismo que otra en una empresa estatal, gane mucho más.

“Y eso es algo que hemos tratado de preservar por las vías de las agencias empleadoras, aunque no les gusta a los inversionistas foráneos. También hay otras cosas que no les gusta, y no por ello vamos a cambiarlas. Por ejemplo, la propiedad de la tierra es patrimonio del Estado, está refrendado en la Constitución.

“Muchos extranjeros quieren comprar el terreno donde se van a construir los hoteles. Aquí no lo vendemos, lo cedemos en usufructo, y puede ser a largo plazo. En otros lugares sí se vende. Esto a veces dificulta que los inversores vengan a Cuba.

“Ahora, más allá de estos obstáculos objetivos, tenemos otros problemas subjetivos, relacionados con deficiencias y fallas internas. Por ejemplo, las demoras de los procesos de negociación, la mala o deficiente preparación que tienen los proyectos y los grupos negociadores. La gente dice: ‘hay mucha burocracia’. En realidad esa no es la causa de los atrasos. En el proceso de aprobación final por parte del Gobierno no están las grandes dilaciones, sino en las empresas. No se le da la prioridad requerida a la IE, y esas tardanzas, a veces, son de años. De años”.

— ¿Es un problema de mentalidad?



En diciembre de 2016, el general de ejército Raúl Castro Ruz, entonces primer secretario del Partido y presidente de la República, ante los parlamentarios cubanos llamó a desterrar los prejuicios con el capital extranjero. (Foto: Estudios Revolución).

—En esto influyen los prejuicios, porque es verdad que nos pasamos más de 30 años pensando que la IE era algo malo, y no la queríamos. Alguna gente todavía tiene eso metido en la cabeza. Y desde diciembre de 2016, el general de ejército en una clausura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, habló de esto, e hizo un llamado a desterrar esos prejuicios.

“No obstante es más fácil decirlo, a que las personas de verdad cambien la mentalidad. Son problemas subjetivos, transversales en la economía y tenemos que resolverlos”.

— ¿Falta cultura empresarial?

—En Cuba tenemos problemas con las inversiones en general. Los procesos son lentos. Los estudios de factibilidad no siempre cumplen con lo que se proyectó inicialmente. Usted dice, voy a hacer esto, tendré una tasa de retorno de la inversión de tanto por ciento, y en tres o cinco años recupero el financiamiento. Y eso al final no se cumple. Ni con la inversión extranjera, ni con la nacional.

“Con el capital extranjero tenemos el desafío de que el inversionista foráneo se sienta atraído a hacer el negocio. No basta con los atractivos que ponemos a su disposición, de que el personal esté preparado y pueda asumir las nuevas tecnologías de manera rápida, el ambiente de estabilidad del país, los incentivos fiscales que concede la ley. Todo eso ayuda. Pero si el hombre dice: ‘voy a ir a Cuba, y además de desafiar las presiones del Gobierno norteamericano, resulta que no me dan una atención rápida’. Quien tiene capital lo va a invertir con el objetivo de ganar dinero. Si se tiene que meter un año negociando, por supuesto que eso no es atractivo.



Las medidas financieras impuestas por la administración Trump fueron diseñadas –con macabra precisión– para estrangular la economía cubana. (Foto: Martha Vecino Ulloa).

“Por eso decimos, a pesar de todos los problemas, del bloqueo, de la calificación de riesgos de Cuba, que no tenemos liquidez para cumplir las obligaciones, si fuéramos más eficientes a la hora de enfrentar estos procesos de negociación, tendríamos mejores resultados.

“Esa es una batalla que tenemos que echar desde el Mincex, porque somos los rectores de esta actividad, y estamos llamados a ganarla en todos los sectores de la economía. Porque ahí es donde están las empresas, los grupos negociadores que interactúan con el capital extranjero”.

— ¿A cuánto ascienden los aportes de la IE a la economía nacional?

—Desde que se aprobó la Ley 118, hasta la actualidad, hay negocios pactados por más de 7 000 millones de dólares. No es poco.

— ¿Ese capital ya está operativo?

—No todo está operativo, porque ese es otro problema. A veces aprobamos el negocio, y el capital no puede venir porque los bancos no lo transfieren. Tenemos ese tipo de dificultades que están muy vinculadas al bloqueo del Gobierno norteamericano.

“Si se miran, por ejemplo, las exportaciones cubanas de ron, tabaco, níquel, telecomunicaciones, son principalmente realizadas por negocios con capital extranjero. Suman muchos los millones de dólares que Cuba exporta, gracias a esas asociaciones. Ello es una muestra de lo que sostienen el Partido y el Gobierno, la IE nos hace falta, es bueno para la economía y tenemos que impulsarla”.



La Zona Especial de Desarrollo Mariel atrae el interés de inversores foráneos. (Foto: Archivo de Bohemia).

—En el Parlamento, el viceprimer ministro, y titular de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández, hizo críticas a la IE. ¿Qué cambios se derivan de esto?

—En otro momento había mucho capital extranjero invertido de cara a la sustitución de importaciones, las producciones y servicios para la población cubana. Entonces ellos cobraban esos cuc, iban al banco y los cambiaban por dólares. Ahora no pueden hacer eso, porque hay un control de cambio muy estricto. Hoy el país no tiene liquidez.

“Coincidimos con el viceprimer ministro. Hoy la nueva IE que hagamos debe tener sostenibilidad desde el punto de vista de la liquidez en divisa, exportar, o vender en la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM), que opera en divisas.

“Muchos negocios de épocas anteriores, de los años 90, tenían fallas en el tiempo de concertación, y los hemos disuelto. Algunos, porque no cumplieron con el objetivo previsto. Por ejemplo, unos decían: vamos a hacer aquí cuatro hoteles. Entonces, pasaba el tiempo, pero no hacían ninguno.

“Hoy los negocios se establecen con un patrón de desempeño. Usted tiene seis meses para iniciar la inversión, y si no puede, debe decírnoslo, para evaluar si lo disolvemos, o qué hacemos. Eso no puede ser eterno. Hay otros que hemos renovado, se mantienen, y funcionan bien.

La ley 118 De la Inversión Extranjera tiene una idea clave: todos los negocios con capital extranjero los aprueba caso a caso el Gobierno. En el resto del mundo no sucede así. Pero en Cuba esa es la garantía de que esa IE tribute a los planes de desarrollo económico y social, no sacrifiquemos la soberanía, los financiamientos tengan una fuente lícita, y no se hipoteque el futuro”.



Atrasos en las importaciones provocan severas afectaciones a la industria. Foto: Jorge Luis Sánchez Rivera).

— ¿Cuáles son las posibilidades de los nuevos actores económicos (Mipymes, CNA) de abrirse a la IE?

—Para tener acceso a la IE es obligatorio que la parte cubana sea personalidad jurídica, así lo establece la Ley 118. Ya las Mipymes son empresas y alcanzan ese estatus legal. Las últimas adecuaciones que hicimos a la política dan la posibilidad de que una Mipyme, o una CNA, hagan negocios con capital extranjero.

“¿Qué no cambia? Lo que acabo de explicar. Eso lo aprueba el Gobierno, no es por la libre empresa. Transitan por los mismos procedimientos que la empresa estatal. Igualito. Sin tratamiento diferenciado para unas u otras”.

— ¿Cuántas Mipymes de comercio exterior ya se han aprobado? El último dato es de tres.

—Sí. Son varias, pero tienen el objetivo de dedicarse fundamentalmente al comercio exterior de las formas de gestión no estatal. No están formadas para asociarse con capital extranjero, aunque pudieran hacerlo eventualmente.

“En Cuba el comercio mayorista está realmente muy limitado, y eso le crea problemas al sector no estatal. Por eso cuando quiere importar cosas, perfecto, puede hacerlo a través de las empresas especializadas que son estatales. En el VIII Congreso del Partido, en el Informe Central, el general de ejército reiteró que el comercio exterior seguirá siendo monopolio del Estado”.

Balanceo insular



El monopolio del comercio exterior cubano desata polémicas entre académicos y empresarios. Foto: Jorge Luis Sánchez Rivera).

Desde la academia son reiteradas las polémicas relacionadas con el monopolio del comercio exterior en Cuba. No con la vista puesta en la gestión privada, sino en el fortalecimiento de la empresa estatal socialista.

La práctica, criterio de la verdad, reafirma que las entidades aprobadas a realizar directamente estas actividades han mejorado su gestión e ingresos. Como de la noche al día. En la última Mesa Redonda realizada por BOHEMIA, los resultados y argumentos de la Empresa del Camarón resultaron harto elocuentes.

— ¿Qué opina usted? 

—Tenemos que ver esto con mente abierta. En nuestro país hay miles de empresas, si cada una hiciera comercio exterior, dudo mucho de que lo hagan eficientemente. Esta actividad tiene determinadas condiciones, hay que prepararse muy bien para ejercerla. Hace unos siete u ocho años hicimos una cosa que le llamamos concentración de compras.

“¿Qué era eso? Los productos de uso difundido, como neumáticos o fertilizantes, dijimos: vamos a importarlos centralizadamente. ¿Por qué? Porque mientras más volúmenes importábamos, más barato salía, y más condiciones teníamos para organizar la distribución, según el plan de la economía. Eso demostró en la práctica muy buenos resultados para el país. Ahorró decenas de millones de dólares.

“En las condiciones actuales, ¿qué estamos haciendo? Dándole más valor a las consignaciones. ¿Qué es una consignación? Es un almacén, que está aquí, el proveedor extranjero paga el almacén y el riesgo de tener esas mercancías ahí hasta que se las compren. Aunque claro, el neumático de la consignación es más caro. Pero, ¿cuál es el atractivo? Bueno, voy y lo compro hoy. No tengo que esperar un mes por el barco con los neumáticos. Esto hay que irlo balanceando.

“Queremos, sobre todo, a las empresas exportadoras acercarles los beneficios por este concepto. En ese sentido, a muchas entidades, incluso pequeñas, les hemos dado facultades para que hagan comercio exterior. Pero tienen que aprender a hacerlo bien. En el mundo sucede algo similar, no todas las empresas hacen esta actividad, solo las especializadas. Las otras se abastecen de las mayoristas que compran esos bienes”.

—Claro, en un ambiente de fuerte competencia. Porque ahí no sucede que por un papelito, o un cuño, se demore una gestión.



Foto: Jorge Luis Sánchez Rivera.

—Por supuesto. No pueden pasar ese tipo de cosas. Estoy muy al tanto de eso porque las empresas con razón nos dicen: ‘necesito la materia prima, dijeron que llegaba este mes, y no lo hará hasta el mes entrante’. Cuando profundizas en eso, el contrato se hizo tarde, porque no había el dinero; o el proveedor, con el cual ya tenías una deuda, cortó los suministros, a la espera del pago anterior.

“Igual sucede, cuando ya lo tenían todo listo, el contenedor no lo pudieron embarcar porque hay muchos problemas con el transporte y demoras asociadas. Tenemos contenedores varados en varios lugares. A causa de la covid-19 hay una situación muy difícil, se ha triplicado el precio de los fletes. Con el dinero en la mano, a veces tampoco se pueden traer las cosas. Hay muchos factores que inciden en eso. No es, con todo el respeto a los académicos, que puedas o no hacer el comercio exterior directamente”.

— ¿Con el tránsito a una planificación financiera las posibilidades de descentralizar aún más el comercio exterior serán más expeditas?

—Eso tiene complicaciones asociadas. No se trata solo de la actividad propiamente dicha de comercio exterior. Tiene que ver con la planificación, el comercio mayorista. Son distintos factores.

Cambiar maneras de pensar

Sobre el estigma de que los cubanos residentes en el exterior no pueden invertir en Cuba, Rodrigo Malmierca Díaz, titular del Mincex reitera: “la Ley 118 no dice nada de los chinos, ni de los rusos, ni de nadie. Habla de capital extranjero, incluso puede ser un cubano residente en el exterior con recursos financieros para hacerlo”.

A juicio de Malmierca, los cubanos que radiquen fuera de Cuba y deseen invertir con capitales medianos, tienen más posibilidades, sobre todo en la producción de alimentos, en proyectos que tributen allí en la localidad. En la última cartera de oportunidades ya suman 60 los proyectos locales.

Aunque las puertas de Cuba están abiertas, el Ministro reconoce: “tenemos algunos cubanos invirtiendo, pero no muchos. Y en eso influye también la mentalidad”. En particular, de las autoridades y empresarios cubanos que viven aquí.

 

Traspiés a las ferias

La covid-19 le cortó las alas a la Feria de La Habana. En los dos últimos años, el Mincex no ha tenido otra salida que realizar los foros online. “Y los números no son para nada parecidos. Estamos acostumbrados a que vengan miles de empresarios, alquilamos el recinto ferial de ExpoCuba, y eso nos deja ganancias considerables”, advierte Rodrigo Malmierca Díaz, titular del Mincex.

En el encuentro, realizado de manera presencial con empresarios italianos, el pasado año, se identificaron siete proyectos con capital extranjero. Los posibles inversores recibieron información de primera mano del primer ministro, Manuel Marrero Cruz, y pudieron contactar con sus contrapartes para conciliar las negociaciones.

Si logramos mantener a raya la covid en el país, agrega Malmierca, las aspiraciones del Mincex son invitar también a mexicanos y españoles, por ejemplo. Cuba está abierta y vamos a promover los negocios.

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 Rompiendo trabas


Con la ventanilla única se aligeran los trámites a los inversores foráneos. Foto: Jorge Luis Sánchez Rivera)

El presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, al intervenir en la última sesión del Parlamento exhortó a cambiar la composición de los equipos negociadores. En Cuba, de manera contraria a la práctica internacional, se forman de varios cuadros y pocos juristas –a veces ninguno, lo cual atenta contra la agilidad de las negociaciones.

Vibrando en la cuerda de eliminar otras trabas, el Mincex flexibilizó y simplificó las bases metodológicas para la presentación de las oportunidades, y la realización de los estudios de pre-factibilidad o de factibilidad. Nuevas normas salieron a la luz, como es el caso de los decretos 14 y 15, sobre prenda, hipoteca y fideicomiso, las cuales permiten utilizar otros tipos de garantías en las negociaciones.

Fueron ampliados los objetos sociales de los negocios y se explora un mecanismo de control de cambio que proporcione mayor autonomía financiera, hacia el interior de la economía y también del capital extranjero.

Desde 2020 se creó la ventanilla única para agilizar la tramitación de permisos y consultas. Un nuevo modelo de negocios, la Agricultura por Contrato, fue aprobado, con la mira puesta en la sostenibilidad alimentaria del país.

Además, fueron aprobadas las consultoras profesionales en materia económica, y la utilización de las remesas que vienen del exterior como fuentes de inversión.

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