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sábado, 29 de enero de 2022

El problema energético

 SINE DIE 2021 

                      SEGUNDA SERIE   # 9                      

 

Enero 29 de 2021

Juan M Ferran Oliva


En mayo de 2004 una importante afectación puso en crisis al Sistema Eléctrico Nacional. Fue provocada por una avería en la termoeléctrica Antonio Guiteras, una de las  11 existentes entonces. Los apagones alcanzaron a más de 120 industrias y la situación se agudizó en agosto del propio año cuando el huracán Charlie abatió 22 torres de alta tensión.

En 1959 el país contaba con 471 Mw  de capacidad.  El Campo Socialista favoreció la instalación de nuevas termoeléctricas y la modernización de las existentes bajo el esquema del abundante flujo de combustible fósil asegurado por la URSS. La generación creció a un ritmo del 6% anual hasta 1989. En ese año se disponía de 2.968 Mw instalados y un 95% del país electrificado; más de 6 veces lo disponible 30 años atrás. Pero las aspiraciones sociales del gobierno eran mayores que los ingresos del país y en  lo sucesivo, carentes de reparaciones importantes, las plantas se descapitalizaron. La demanda continuó expandiéndose al socaire del aumento de la producción, del  crecimiento de la población, de la ineficiencia de sus electrodomésticos y de otras debilidades del sistema.

La catástrofe de mayo presagiaba un decrecimiento anual del 6% del consumo eléctrico, matizado con los consiguientes apagones cada vez más frecuentes y las graves incidencias sobre la producción, el consumo y la opinión pública. En ese contexto se concibió la llamada  Revolución Energética,  un plan emergente dictado por la crisis y calificado, pomposamente, como una revolución dentro de la Revolución. El plan se basaba en la introducción de grupos electrógenos  modernos alimentados por  diesel y fuel oil. Eran accesibles financieramente y la puesta en marcha era inmediata.  Su atomización constituía un seguro contra las eventualidades climáticas y de otro tipo. Se activaban con un toque de botón. La inversión en grandes plantas termoeléctricas hubieran requerido un buen tiempo para ponerse en marcha y su costo resultaba inaccesible.

La mala noticia se refiere a las economías de escala y el resultado a largo plazo. El costo del Kw es  menor en una gran generadora que en un grupo electrógeno de limitado porte. Por suerte comenzaron a aprovecharse los gases acompañantes del petróleo, recurso antes dilapidado y contaminante. Como indispensable complemento se inició  la rehabilitación y modernización de la red de distribución. Esto en lo tocante a la oferta. 

La demanda productiva extendió su ritmo habitual, pero la doméstica revistió matices esperpénticos. La mayoría de los enseres eléctricos de los hogares sufrían las consecuencias del desabastecimiento crónico del mercado minorista. Eran cuantiosos los refrigeradores y acondicionadores de aire norteamericanos con 40 y más años de funcionamiento, así como improvisados ventiladores, batidoras y otros frankenstein impensables. Estaban también generalizados los bombillos incandescentes. Existían  acometidas fraudulentas y muchos contadores eléctricos eran deficientes. Todo generaba sobreconsumo  en  un mar de obsolescencia y dolo

La solución faraónica consistió en la masiva modernización del equipamiento doméstico de los hogares. En esta tarea intervinieron unos 35,000 trabajadores sociales organizados al socaire de la Batalla de Ideas. Sustituyeron , casa por casa y gratuitamente, 9,4 millones de  bombillos incandescentes por lámparas ahorradoras modernas.  Su precio es superior al de los  convencionales pero se suponía que el ahorro de petróleo a nivel nacional compensaría el gasto estatal.  En lo adelante los usuarios habrían de pagar algo más por las nuevas luminarias que debieran sustituir o ampliar. Se aplicaron tarifas desestimulantes y se combatieron las ilegalidades. Por otra parte se fortalecieron las investigaciones relacionadas con el empleo energías  renovables eólicas, solares y mini hidroeléctricas.

Los trabajadores sociales realizaron el levantamientos del parque de equipos obsoletos en los hogares que más tarde sustituyeron. Fueron miles de aparatos gastadores adquiridos antes de 1959, Serian reemplazados por equipos modernos[1]. Se efectuó la distribución de enseres menores como ollas de presión, arroceras y multipropósito; hornillas eléctricas; calentadores de agua, etc. En estos casos la sustitución  no fue gratuita pero se aplicaron precios moderados y facilidades de pago. Tal maratón se hubiera evitado de haberse contado con una oferta doméstica normal[2].

Fueron reemplazados, mediante compra, 177.000 aires acondicionados, 73.000 televisores y numerosas bombas de agua domésticas. Todo ello hubiera significado, según cálculos, un ahorro diario de 2.500 TM de petróleo consumido que representaban más de 1 millón US$ diarios a los precios de la época. El programa destinó $4.9 millones para habilitar 600 talleres. La agricultura estatal recibió 947 motores eléctricos modernos y en 962 panaderías fueron colocados hornos eléctricos. Al decir oficial  fue este un plan intensivo sin igual en ninguna parte del mundo en tan poco tiempo. A los gastos del programa habría que añadir los del combustible y transportación interna, capacitación, herramientas y el rediseñado sistema de control de despacho eléctrico. Valga añadir que se requirieron unas 400 camionetas especializadas, carros cesta, barrenadoras, etc.

En términos de oferta eléctrica,  en diciembre de 2007 se habían instalado   6.481 grupos electrógenos que sumados a las 11 plantas termoeléctricas existentes transformaron el modelo de generación eléctrica existente. El país estuvo entonces en posición de generar 4.700 Mw, el 60% de ellos en forma relativamente  eficiente y capaz de afrontar ciclones y otras eventualidades sin afectar el servicio.

Por otra parte mejoró el control en el uso del combustible en los organismos. Fueron instalados más de 2.9 millones de interruptores y relojes contadores. Se renovaron más de un millón de acometidas desde el poste hasta la vivienda  y 19.000 conductores secundarios  Se cambiaron 116.565 postes que representaron el 10% de los existentes en el país. Se instalaron 26.600 transformadores. La industria del país contribuyó con la ampliación y modernización de la fábrica de cables y otras industrias dedicadas a la producción de postes y accesorios eléctricos.

Cono se ha expresado, la situación fue provocada por la falta de oferta a la población y el afán gubernamental por materializar aspiraciones superiores a las posibilidades del país. ¿ Cuál fue el costo social ?   chi  lo  sa.

Han transcurrido 17 años desde la Revolución Energética y persiste  la crisis que entonces se creyó solventar, ahora agravada por la persistencia e intensidad del bloqueo.  Algunas soluciones actuales se parecen mas a la táctica de los grupos electrógenos que a la de las grandes plantas. Dos generadoras flotantes de procedencia turca refuerzan la oferta. Se les paga la electricidad suministrada pero la propiedad continua siendo otomana.

La oferta de productos de uso doméstico está lejos de ser suficiente, pero permite a la población la adquisición limitada pero  paulatina de equipamiento moderno.

Mundialmente el petróleo ha entrado en crisis. Cada vez resulta más cara su extracción y en un momento dado se agotarán las reservas. Cobra importancia el estudio y aplicación de energías renovables.

La actual política cubana se encamina hacia la soberanía energética, camino largo, pero necesario. La producción interna de crudo suministra casi la mitad de las necesidades de las termoeléctricas, pero aún es necesario importar hidrocarburos en volúmenes que absorben una parte sustancial de las escasas divisas disponibles. El mantenimiento de las plantas se realiza sistemáticamente superando los inconvenientes del bloqueo. Crece el aprovechamiento de la biomasa[3] y se insiste en   sistemas fotovoltaicos, parques aerogeneradores y otros recursos similares. Las condiciones geográficas impiden el desarrollo de hidroeléctricas grandes. Se han estancado los planes de centrales nucleares (o no se habla de ellos)[4]. El etanol tampoco es mencionado[5].

La participación de los renovables es lenta. En alguno de los planes elaborados se prevé un 24% de dicha energía para el año 2030. Actualmente la participación de este campo es inferior a la quinta parte de la generación total. Siendo tan grande la necesidad de estos equipos quizás sería conveniente fomentar su producción. A la larga, además de cubrir necesidades internas, dicha rama pudiera convertirse en un renglón importante de exportación.

Fin



[1] Generalmente de origen chino

[2] En diciembre 20 de 2007, el programa Mesa Redonda de la TV informó la marcha del programa aun inconcluso. Los informantes fueron ministros y dirigentes, Ya habían cesado los apagones sistemáticos y se habían entregado más de 22,5 millones de equipos electrodomésticos nuevos a precios subsidiados o al costo y con facilidades crediticias. Principalmente 2.2 millones de refrigeradores que representaban el 83% del plan. Según cálculos, los nuevos equipos ahorrarían 1,500 toneladas de combustible y en 2 ó 3 años se recuperaría la inversión.

Para el consumidor el efecto se tradujo en la sustitución de un equipo desgastado y obsoleto por uno nuevo, algún ahorro en la factura mensual, más calidad de consumo, y todo ello a un costo de 6.110 pesos cubanos (255 CUC) pagaderos en 120 cuotas de 59 pesos mensuales al 3% de interés.  

[3] Principalmente a partir de bagazo y marabú.

[4] Un accidente como los registrados en otras latitudes seria dramático en el escaso territorio cubano.

[5] En Brasil, particularmente, el etanol a partir de la caña juega un importante papel energético y una buena parte del parque automotriz lo emplea. Es un recurso renovable que en dicho país se ha desarrollado gracias a su extenso territorio.

 

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