¿Cómo evolucionará la economía cubana? ¿Es posible eliminar las tiendas en MLC? ¿Bajará el precio de la divisa en el mercado informal? ¿Qué puede hacer el Gobierno ante la crisis? Seis economistas respondieron en Alma Mater
Feb 18 · 24 min read
Diseño de portada: Max Barbosa Miranda
Por Laura Serguera Lio
Algunas preguntas no dejan de darnos vueltas en la cabeza por estos días. La delicada situación económica del país repercute en la vida doméstica de cubanas y cubanos sin que se avizore recuperación a corto plazo. Multiplicidad de monedas, aumento e inestabilidad de la tasa cambiaria informal, desabastecimiento, inflación… resultan problemáticas cotidianas y temas de conversación recurrentes.
Se repiten una y otra vez en espacios públicos y privados y, aún así, no solemos encontrar solución para mucho de lo que acontece. En el afán de contribuir a aclarar algunas aristas medulares del panorama nacional, Alma Mater entrevistó a la Doctora en Ciencias Económicas Betsy Anaya Cruz, directora del Centro de Estudios de la Economía Cubana, de la Universidad de La Habana (CEEC-UH); el Doctor en Ciencias Económicas Juan Triana Cordoví, profesor del CEEC-UH; la Doctora en Ciencias Económicas Ileana Díaz Fernández, profesora del CEEC-UH; el Doctor en Ciencias Económicas Antonio Romero Gómez, profesor del Centro de Investigaciones de Economía Internacional de la Universidad de La Habana, el Doctor en Ciencias Económicas Oscar Fernández Estrada, economista y consultor independiente y el Doctor en Ciencias Económicas Ricardo Torres Pérez, economista y consultor.
Tras publicar en redes sociales fragmentos de sus ideas, reproducimos de manera íntegra sus respuestas.
Diseño: Alejandro Sosa Martínez
Alma Mater (AM): ¿Qué proyecciones a corto y mediano plazo puede hacer sobre la situación económica del país?
Betsy Anaya (BA): «A corto plazo, medidas como la apertura del turismo el año pasado, la puesta en práctica del paquete de 63 acciones para el sector agropecuario y la aprobación de nuevas PYMES, por citar algunos ejemplos, deberán tener un impacto positivo en el crecimiento del PIB y el empleo, fundamentalmente.
«Ahora bien, cualquier proyección a mediano plazo debe considerar el punto de partida de nuestra economía, que es bastante complejo: una economía que no lograba la dinámica esperada impactada por el efecto conjunto y devastador de la COVID-19 y el recrudecimiento del bloqueo norteamericano.
«Partiendo de ahí, como buena economista en respuesta a la pregunta diría: depende. Si se quieren ver resultados más significativos habrá que introducir sin demora cambios estructurales pendientes. Habrá que seguir implementando nuevas fórmulas, darles continuidad y una adecuada secuencia a las múltiples transformaciones en curso e imprimir mayor celeridad al proceso».
Juan Triana (JT): «Los pronósticos de crecimiento se basaron en el crecimiento de los ingresos por turismo, el arribo de 2.5 millones de turistas; más de 4.5 mil millones por servicios médicos, más de 800 millones por servicios de telefonía y más de 2000 millones de dólares por exportaciones de bienes
«Si atendemos a los factores en los que se basó el pronóstico de crecimiento del 4% para este año 2022, en especial el rol que debería jugar la paulatina recuperación del sector turístico, del cual se esperan ingresos por 1 159 millones de dólares — algo que hasta el momento no ha sucedido — , entonces parece que este año será difícil alcanzar ese 4% de crecimiento. Hasta el momento, el comportamiento del turismo parece estar por debajo de lo previsto, mientras las dificultades para importar bienes no han disminuido y con ello peligran rubros de exportación significativos, como el azúcar y el níquel, ambos con buenos precios internacionales, y también otros bienes con mercados estables como los puros y el tabaco en rama.
«Sin dudas, las restricciones financieras y en especial el peso del servicio de la deuda tienen una influencia negativa decisiva: las primeras impiden que las empresas puedan expandir su nivel de actividad y las segundas elevan el costo financiero de las transacciones corrientes internacionales y reducen las importaciones. Esa alta dependencia estructural del sector productivo de las importaciones hace que en el corto plazo — entendido como este año — será muy difícil alcanzar ese 4% de crecimiento.
«Siguen existiendo, además, otros factores internos asociados a los ritmos, la profundidad y la secuencia de las transformaciones, que también reducen la capacidad de crecer de la economía. Por último, pero ciertamente decisivo, está la inflación y, en general, un régimen cambiario que tampoco ayuda en los esfuerzos de crecimiento.
«La expansión del sector no estatal, hoy quizás el más dinámico de nuestra economía, es un alivio, pero su peso real es aún relativamente bajo en cuanto a aportes al PIB.
«En el mediano plazo, si el efecto de estos factores logra reducirse entonces podría esperarse un crecimiento más dinámico. No creo factible suponer que las restricciones externas puedan disminuir, menos aún las medidas de la administración norteamericana contra el país; no hay señales de que algo así vaya a suceder más allá de los rumores sobre la apertura de las funciones consulares».
Antonio Romero (AR): «Las proyecciones a corto y mediano plazo de la economía del país dependen del previsible comportamiento de múltiples variables, tanto de naturaleza “externa” (asociadas al entorno económico internacional en el que está inserta la nación), como de naturaleza “interna”, determinadas esencialmente por el crecimiento de la demanda, la capacidad de respuesta productiva, y el proceso de transformaciones para resolver los “cuellos de botella” históricos que han lastrado la eficiencia de la economía nacional.
«Tomando en cuenta lo anterior, no parece probable un mejoramiento de las condiciones de la economía internacional, ni mucho menos un relajamiento en las sanciones económicas del gobierno de Estados Unidos contra nuestro país. Por ello, las variables internas resultan determinantes para que se inicie un proceso de recuperación económica con modificaciones estructurales e institucionales en nuestro modelo de desarrollo.
«Si se avanza decididamente en las modificaciones delineadas en varios documentos rectores derivados de los dos últimos Congresos del PCC, se reconoce que transformar nuestro modelo supone un enfoque sistémico y que no se pueden esperar resultados económicos y sociales distintos a los que se han obtenido haciendo lo mismo, entonces es previsible que se inicie una reanimación de la actividad económica — aunque con elevados niveles de riesgos todavía — que para sostenerse requerirá de continuas reformas tanto en términos de flujos productivos, en el patrón de distribución de los ingresos y en la matriz de inserción económica externa».
Ileana Díaz (ID): «Si el corto plazo es un año, no creo que cambie nada; a mediano mejorará en dependencia de las acciones que se realicen».
Ricardo Torres (RT): «En ese horizonte de tiempo la situación económica va a continuar siendo muy difícil. Varias de las alternativas que se usaron en la década de los noventa no están disponibles ahora. La recuperación del turismo internacional tomará tiempo, y en todo caso es muy incierta. Otras opciones dependen de transformaciones internas más profundas y articuladas».
Oscar Fernández (OF): «Para nadie es un secreto que la economía cubana atraviesa una situación bien complicada que aunque muchos se empeñaron en negar es similar a la de los años 90’; tal vez la magnitud de la crisis aún no sea tan grande o por lo menos el decrecimiento acumulado quizás no sea tan grande, pero los impactos puede que sean similares, incluso peores para muchas familias, porque la cobertura social, digamos las garantías sociales, el colchón sobre el que caen las familias desfavorecidas en este contexto, es mucho más delgado que sobre el que caímos la mayoría durante los años 90’.
«La evolución a corto y mediano plazo, sobre todo a corto plazo, va a depender de variables totalmente externas, variables que no controlamos a esta altura del partido. Depende de la posibilidad de incremento de los ingresos en divisas, esencialmente una milagrosa recuperación del turismo que no se vislumbra por ninguna parte, a pesar de que algunos países de la región si han visto una recuperación relativa; la segunda variable tiene que ver con la proyección de la administración del gobierno norteamericano: si ocurre un milagro y mueven de alguna manera las restricciones, puede tener un efecto positivo en los viaje, la apertura de la embajada y una dinámica de ese tipo puede insuflar cierta dosis de recuperación.
«Pero, en realidad, estamos en este atolladero dadas esas variables que no controlamos, dada la crisis internacional, el desplome del turismo, la interrupción de los flujos comerciales y el encarecimiento de todos los fletes por la pandemia, dadas todas las consecuencias de la pandemia y las nuevas restricciones sumadas a las viejas que ha impuesto el gobierno norteamericano. No obstante, este atolladero le debe mucho a errores de secuencia, de diseño, de implementación, inmovilismo, falta de fuerza en la implementación de una reforma que lleva ya demasiados años aprobada, que ha sido votada en cada uno de los últimos Congresos y que todavía hay demasiada tibieza para implementarla. Hay muchos aspectos escritos en los documentos rectores, modelados en la conceptualización del modelo económico y parece un poema muy bonito para recitar a cada rato, pero no se acaba de poner de manifiesto íntegramente.
«Tengo cierta dosis de optimismo con algunos pasos descentralizadores que se están dando, con esfuerzos todavía muy incipientes y muy mediados, muy distantes aun del deber ser, que se están haciendo por otorgarle autonomía a la empresa estatal. Hay muchas trabas en la producción agropecuaria, muchas mediaciones verticales que están dictando desde niveles superiores cómo debe ser el comportamiento de las entidades económicas, pero eso es parte de la cultura y eso no se va a cambiar en tanto se reproduce diariamente desde el paradigma de planificación del país. Es un problema severo que no se va a resolver en el corto plazo.
«La autonomía que van teniendo estas empresas y sobre todo la emergencia de ese sector no estatal — que lamentablemente no ha habido fuerza o voluntad política o conocimiento para potenciar soluciones cooperativas, pero al menos ha permitido una presencia más diversificada de formas de propiedad — , que desde su rol complementario pueden — y lo van a hacer — rellenar un montón de agujeros del tejido productivo que va a insuflar dinámica incluso en la empresa estatal, y eso está ocurriendo.
«Vemos con entusiasmo que muchas empresas estatales están buscando alianza con pequeñas empresas del sector privado, porque han entendido las potencialidades de dinamismo que tiene este sector privado y han decidido aprovecharse de esa flexibilidad de operar cambios, de generar soluciones a muy corto plazo, a pequeña escala, pero a gran velocidad, esas empresas estatales están encontrando esas alianzas y sacando beneficios. Hay casos documentados de cómo esto va evolucionando. Se van rellenando espacios que no existen, servicios que pocas o ninguna entidad brindaba, oferta de productos que aparecen en nuestro mercado. Creo que esto va a traer una dinámica que todavía demora un poco, hay mucho lastre que vencer — sobre todo temas de financiamiento, del banco regulatorio, de asesoría o capacitación — ; de este sector privado que está naciendo hoy habrá una tasa de mortalidad elevada, como en la mayoría de los países del mundo, pero se verán algunos resultados muy beneficiosos para una economía como la nuestra, que viene de producir casi nada, es posible que pasemos en un par de años a una situación visiblemente mejor».
Diseño: Alejandro Sosa Martínez
AM: ¿Resulta viable hoy eliminar de manera inmediata y total las tiendas en moneda libremente convertible?
BA: «No manejo las cifras de lo que las tiendas en MLC están significando para el país en términos de ingresos. Aunque sean significativos, es insostenible e inaceptable que los productos de primera necesidad se comercialicen en una moneda que no es el CUP y para la cual no existe ningún mecanismo cambiario oficial. Esto último, en un contexto donde no se verifica un aumento significativo de divisas entrando al país, hace que cada vez el tipo de cambio informal sea más elevado y, por ende, el costo de los artículos para quienes no tienen acceso a las divisas resulte mayor.
«Esta red se concibió con el propósito de retener en Cuba dólares que se estaban “escapando” a otros países como Panamá, para la compra de artículos electrodomésticos, motos eléctricas, algunos insumos para el sector productivo, etc. Y, sobre todo, como una medida coyuntural para enfrentar el shock conjugado del azote de la COVID-19 y el recrudecimiento del bloqueo. Creo que debe volverse al objetivo inicial, promover la venta en zonas francas para personas naturales y jurídicas, pero garantizando la venta legal de la moneda libremente convertible a quienes deseen acudir a esos espacios. Y velando porque los precios domésticos se aproximen a los internacionales.
«Las empresas nacionales que precisan divisas para importar insumos necesarios en sus producciones han logrado su funcionamiento acudiendo a los mercados en MLC. Sin embargo, el financiamiento empresarial no puede descansar en este mecanismo. Varios caminos hay que agilizar para generar divisas: promover las exportaciones (que venían disminuyendo desde mucho antes de la pandemia); viabilizar la inversión extranjera directa; tramitar financiamiento externo que garantice, por ejemplo, prefinanciamiento a actividades productivas con destino a la exportación. Las divisas que el país necesita hay que generarlas mediante el desarrollo de actividades económicas».
JT: «Sí, pero para ello habría que adoptar una política cambiaria adecuada y respetar la capacidad de compra de dólares a esas tiendas. Hoy el esquema de funcionamiento de ellas parece estar quebrado en su base misma. Las tiendas no logran mantener una oferta adecuada, venden a precios elevados — lo cual contribuye a la inflación — y ello contribuye también a la especulación y, a la vez, a elevar la demanda de dólares y al crecimiento de un mercado especulativo (USD por MLC y viceversa), alimentando nuevamente la inflación. Esta nueva versión deformada del CUC es mucho peor que su antecesor.
«Sin embargo, pienso que la raíz del mal está en la estatización y monopolización del comercio minorista en la magnitud en que ha existido desde 1968. Ha sido uno de los más pesados fardos con el que ha tenido que cargar la economía cubana».
AR: «La eliminación total de la red de tiendas en Moneda Libremente Convertible debe ser parte del proceso de transformaciones económicas e institucionales delineado, de tal forma que se restablezca la soberanía monetaria del país y la moneda nacional cumpla todas sus funciones dinerarias».
ID: «Dolarizan toda la economía o que las eliminen».
RT: «La cuestión de “las tiendas en MLC” es económica y política. El asunto de base es que se han desplomado los ya insuficientes ingresos en divisas y se optó por una vía que genera un altísimo costo político. Que Cuba dependa en tan alto grado de las remesas y que el sistema financiero no ofrezca una alternativa para la entrada de esas divisas en la economía ilustra claramente el grave declive productivo que afecta a la nación. Esto no es nuevo, y poco se hizo por corregirlo.
«Hay otras vías para captar esas divisas, pero eso no resolverá el problema de acceso de amplios sectores de la población».
OF: «Las tiendas en MLC no son el problema, sino que hay un segmento de la oferta — una cantidad determinada de bienes y servicios — que solo se pueden encontrar en estos establecimientos y no existe en mercados en pesos cubanos. Esto no sería un problema si existiera algún mecanismo legal para que quienes no reciben ingresos en MLC puedan cambiar sus ingresos en pesos y acudir a esas tiendas para completar su canasta de consumo, que es imposible de completar, porque la integran productos que solo están en ese lugar.
«Como no existe ese mercado cambiario, las personas se ven obligadas a acudir al mercado informal. La política económica las empuja hacia una actividad ilegal porque tienen la necesidad de adquirir productos que se expenden de manera exclusiva en MLC y las instituciones estatales bancarias no proveen soluciones cambiarias para estas personas. Súmesele a eso que ahora el anteproyecto de Código Penal propone penas muy severas para quienes realicen operaciones en el mercado cambiario informal, lo cual considero un sinsentido, a no ser que el Gobierno proporcione una solución. Hay una incompatibilidad inadmisible: o cierras las tiendas en MLC y lo pones todo en pesos o mantienes las tiendas en MLC y ofreces una solución cambiaria para las personas que solo ingresan en pesos o no haces ninguna de las dos cosas y tienes que seguir tolerando el mercado informal de divisas porque es la única vía que tienen estas personas para acceder a estos bienes.
«Por último, un tema no menor. Hasta aquí tienes una imposibilidad de acceso, una vez tienes autorizado el acceso se presenta el problema de la posibilidad real de acceso relacionado con el nivel de ingreso. Si los precios a los que vendes esos productos en las tiendas en MLC son excesivos — hoy muchos son irracionalmente caros — , aunque crees un mercado cambiario que las conecte vas a mantener a una parte de la población excluida por restricción presupuestario, de ingresos. Ese es un problema más complejo de solucionar, pero no deja de ser una desigualdad clave, muy trascendente, que el Estado tiene que atender. Pero lo primero que tiene que hacer es proporcionar acceso formal y legal a esta moneda y luego preocuparse porque las personas puedan adquirir esos bienes, si no es en las tiendas en MLC, que los bienes de primera necesidad pasen a las tiendas en pesos».
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AM: ¿Podemos esperar que la tasa cambiaria de la moneda nacional se estabilice en un valor más cercano al que tenía de forma legal antes de la Tarea Ordenamiento que al que ostenta ahora en el mercado informal?
BA: «En el corto plazo y sin intervención en ese mercado, no lo veo. Hay mucha más demanda que oferta de divisas. Por demás, hay un proceso de dolarización que se expande silenciosamente que tensiona aún más este tipo de cambio. Solo hay que hacer “trabajo de campo”. Cada vez más se solicita o promueve el pago de bienes o servicios a privados, formales e informales, en dólares o euros. Los proveedores de tales servicios necesitan las divisas para aprovisionarse de materias primas, piezas, partes, mercancías, o para atesorar con otros propósitos. Al mismo tiempo, se expande la cadena de tiendas en MLC con ofertas de bienes de primera necesidad, como alimentos, aseo, ropa calzado, que no tienen sustitutos en ningún otro espacio de mercado formal.
«En estas condiciones, por el accionar de la oferta y la demanda, tal reducción no va a tener lugar. Se precisan políticas que actúen sobre el tipo de cambio.
«Finalmente, el proceso inflacionario que se vive hoy en Cuba está muy vinculado a la dolarización parcial que avanza en las condiciones antes descritas. Existe experiencia en el país y en el mundo, en especial en América Latina, sobre el manejo de ambos fenómenos: inflación y dolarización. Hay que acudir a ella».
JT: «Lo cierto es que cuando comenzó la llamada Tarea Ordenamiento, ya la tasa de cambio en el mercado informal era bien diferente a la adoptada en enero 2021. Después de anunciar una vez más la unificación, en el verano del 2020, la tasa de cambio en el mercado informal se fue separando con cierta celeridad de la tasa de CADECA que era 24 CUP por un dólar. Sorprendentemente, al menos para mí, se adoptó la tasa de 24 a 1, sabiendo que la señal de mercado indicaba que se necesitaba una devaluación mayor. Luego, con la “Tarea”, se adoptó una tasa de cambio fija, en un país de economía abierta con una alta dependencia de las importaciones, exportaciones a la baja y prácticamente una de las principales fuentes de divisas, las remesas, totalmente menguada y con muy alta restricción financiera. Creo que esperar algo distinto a lo que ha ocurrido, era muy optimista.
«Casi todo es posible, incluso algo como esa aspiración de hacer regresar la tasa a niveles inferiores. Pero se requiere de una intervención en el mercado cambiario, excepto que de pronto tengamos una arribazón de dólares al país, algo que no parece posible, al menos de momento.
«Tampoco creo que sea únicamente un problema que se resuelva con medidas monetarias. Deberá ser una combinación de medidas desde la economía real y desde la economía monetaria. Todo lo que se haga para incrementar la oferta de productos en pesos cubanos, tanto en el mercado de bienes de consumo como en el mercado de bienes intermedios, puede contribuir a ello, sin lugar a dudas. Esto ampliaría el espacio del peso cubano y la demanda de esa moneda. Obviamente, también se requiere de una intervención proactiva en el mercado monetario, generar un mercado cambiario oficial, aunque se practique algún tipo de control de cambio, pero sobre bases de probada transparencia en las operaciones. Adoptar una tasa de cambio que al menos flote entre franjas, podría también contribuir a manejar el mercado cambiario y lograr alguna estabilidad.
«Una vez más, pienso que se requiere de coherencia, consistencia y coordinación de un grupo de medidas, tanto de la economía real como en la economía monetaria».
AR: «La tasa de cambio de la moneda nacional solo podrá estabilizarse cuando se modifiquen esencialmente los factores que explican la aguda depreciación del peso cubano. En tal sentido, únicamente avanzando de manera decisiva en la implementación de un programa antiinflacionario lo más rápido y eficaz posible, — junto a transformaciones estructurales e institucionales que generen y consoliden tendencias hacia el incremento de la productividad, eficiencia y competitividad del tejido económico nacional — , es que se tenderá a un incremento paulatino de la demanda por pesos cubanos, en un entorno macroeconómico en que nuestra moneda nacional consolide su rol como unidad de cuenta, medida de valor, medio de pago y medio de atesoramiento».
ID: «La tasa de antes del Ordenamiento es la actual tasa oficial, solo cambió para las empresas estatales. Eso sucederá en dependencia de la política monetaria y cambiaria que se adopte».
RT: «Hay muchos factores que inciden en el valor de la moneda, objetivos y subjetivos. Cuba atraviesa una tormenta perfecta que se refleja en el tipo de cambio. La realidad política actual tampoco ayuda a suavizar la situación. No hay nada nuevo bajo el sol. Los ingresos en divisas se han desplomado y no se aprecia mucha confianza en la capacidad del gobierno para sortear los problemas. Esto último sí puede ser manejado por las autoridades. Pero requiere un marco completamente nuevo para plantearse alternativas novedosas que saquen al país del atasco».
OF: «No creo que quepa esperar una recuperación de la tasa de cambio del peso, no creo que quepa esperar que el peso cubano se aprecie automáticamente respondiendo a condiciones del mercado, porque se nos va a ocurrir.
«Considero que en este momento la tasa de cambio informal — que responde a muchas variables, incluso políticas y de otras índoles — puede ser revaluada mínimamente, puede ser controlada, detenida esa espiral que ha seguido en las últimas semanas y creo que puede ser revertida con un manejo inteligente de la política monetaria, de conjunto con acciones de incremento objetivo de oferta en pesos; pero esto depende mucho de la intervención de las autoridades. Si las autoridades se comportan como hasta ahora, de manera indiferente ante el tema, sin intervención ninguna, si la única intervención que las autoridades están pensando diseñar es la emisión del nuevo Código Penal, criminalizando las operaciones de compra-venta del mercado informal, me parece que eso no va a resultar.
«La recuperación del peso requiere una entrada de divisas, que se restablezcan los mercados, que aumente la oferta en pesos… requiere una gestión de la política económica o un golpe de suerte como que, por ejemplo, vengan un montón de turistas y haya un efecto derrame, se reactiven las casas de renta, o que ocurra un milagro y la administración norteamericana flexibilice alguna de las medidas que prometió en su campaña electoral y no hizo. Fuera de esos milagros, depende íntegramente de una gestión oportuna, de una intervención y de una acción de las autoridades de manera urgente. Tiene que haber un plan de reactivación que no está públicamente sobre la mesa.
«Cuando digo que la tasa informal no se va a estabilizar en un valor más cercano al que tenía antes, me estoy refiriendo al corto plazo. Esto puede cambiar en un horizonte de un par de años. Se pueden juntar otros efectos de políticas que se implementen ahora y en un par de años rendir algún beneficio. Pero para los próximos meses no veo posible una reducción significativa de la tasa de cambio, no creo que existan condiciones para eso».
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AM: ¿Qué medidas considera que puede tomar el gobierno para aliviar la crisis económica?
BA: «Algunas medidas, las más urgentes a mi juicio:
«• Modificar las prioridades del país. ¿Qué sustenta grandes inversiones turísticas en hoteles de lujo? Por un lado, la Organización Internacional del Turismo avizora que la actividad demorará en recuperarse a nivel mundial; por otro, antes de la pandemia el nivel de ocupación medio anual de los hoteles en Cuba rondaba el 50%. Si el sector agropecuario es clave, habrá que destinar recursos (recibe menos del 5% del total de inversiones). No puede ser una prioridad en la teoría, y en la práctica esperar que ocurra un milagro.
«• Diseñar, difundir y aplicar un programa antinflacionario en el cual se incluyen algunas de las medidas enunciadas a continuación. Darle seguimiento de manera transparente y pública.
«• Ampliar la oferta de bienes y servicios de todo tipo, por todas las vías posibles. Permitir que proveedores extranjeros oferten sus productos en Cuba, en los mercados mayoristas y minoristas.
«• Eliminar el monopolio estatal del comercio exterior. En los 90’, se acometió esta medida y fue efectiva. Que todos los actores de la economía puedan importar y exportar de manera más expedita. Que se permita la creación de PYMES especializadas en comercio exterior.
«• Aplicar esquemas de convertibilidad del peso cubano para sectores priorizados, por ejemplo, el agropecuario.
«• Rediseñar el mercado de insumos en MLC para el sector agropecuario, permitir que compañías foráneas vendan sus productos en Cuba, que exista diversidad de ofertas y precios. Pero con la premisa de crear un esquema cambiario para los campesinos.
«• Viabilizar la inversión extranjera directa como fuente esencial de divisas al país.
«• Buscar alternativas de solución a la deuda de largo y corto plazo. Varios economistas se han pronunciado al respecto.
«• Revisar la ejecución del presupuesto del Estado. Muchas partidas pueden ser reestructuradas y sus fondos, reasignados.
«• Apremia controlar el déficit fiscal (18% del PIB), resultante de la diferencia entre gastos e ingresos al presupuesto del estado. La manera en que este desequilibrio se corrige en el país es a través de su monetización, o sea imprimiendo dinero que luego va a la circulación. En contexto de escasez de oferta, el exceso de CUP circulante se traduce en mayor inflación.
«• Revisar los precios de las ofertas estatales en CUP y en MLC y, aún más importante, no permitir incrementos. Son un referente para la fijación de precios en otros espacios de mercado.
«• Actualizar el costo de la canasta básica de bienes y servicios y compensar (no necesariamente de forma monetaria) a las personas que el proceso de Ordenamiento dejó más desprotegidas. En especial, jubilados y beneficiarios de la asistencia social».
JT: «Medidas:
«a) Renegociar la deuda es, a mi juicio, la primera de todas; y hacerlo evitando tomar nuevos créditos para pagar deuda — algo por demás muy difícil, pues no creo que muchas instituciones financieras tomen el riesgo Cuba — , pues podríamos caer en un círculo vicioso que haría más complicada la situación actual.
«b) La segunda es casi obvia: se debería implementar una política cambiaria activa, que reduzca el espacio a la especulación cambiaria. Sobre este particular hay un reciente artículo que reúne la opinión de tres economistas cubanos que pudiera ser una guía. Lo peor de la inflación es que convierte en sal y agua los ingresos presentes y genera incertidumbre hacia el futuro, amenazando nuevamente destruir el poder adquisitivo de los ingresos futuros y ello es muy negativo para el sector empresarial. Definitivamente, para la economía real el dinero importa e importa mucho. Haber reducido el espacio de actuación del peso cubano tuvo y tiene costos altísimos, porque el dinero es ante todo confianza inscrita en un papel (en este caso) y si la política monetaria y cambiaria contribuye a generar esa pérdida de confianza entonces está jugando un papel negativo en las aspiraciones de crecimiento económico del país. Cruzarse de brazos en este asunto — y eso es lo que hasta ahora ha hecho la autoridad monetaria — es la peor de todas las decisiones y debería ser corregida cuanto antes.
«c) Aumentar la oferta, aun cuando la producción nacional pueda contribuir poco a ello. Entonces, empeñarse en ejercer un monopolio poco eficiente sobre el comercio minorista también se convierte en una decisión que va contra la necesidad de crecer.
«d) Empeñarse en convertir cada cuadra del país en una quincalla donde se venden bienes de importación es la forma más ineficiente y costosa de querer incrementar la oferta. Abrir el mercado de bienes de consumo a compañías foráneas y nacionales que pueden hacer esa labor de forma más eficiente y menos costosa para el país sería mucho más coherente con la necesidad de crecer y de mejorar las condiciones de vida de los cubanos. Se podría permitir abrir grandes almacenes mayoristas a grandes empresas extranjeras para vender en Cuba lo mismo que la gente sale a comprar en México, Panamá, Rusia, en los chinos de Miami… es algo propuesto más de una vez y resulta inexplicable, al menos desde la economía, que no se haya hecho.
«e) Creo que es obvio que seguir ampliando la participación de empresas privadas nacionales, cooperativas y proyectos de desarrollo local es más que necesario. No creo que se pueda prescindir hoy de este sector y mucho menos en el futuro.
«f) Hacer de la inversión extranjera directa un verdadero instrumento de dinamización de la economía nacional. Aún estamos lejos de lograrlo. El ministro de Comercio Exterior, Rodrigo Malmierca, en su reporte ante la Asamblea Nacional así lo reconoció. Pero la demora en tomar acciones decisivas para lograrlo es inexplicable cuando todos sabemos lo necesitado que está el país de obtener ese tipo de financiamiento. No basta con reconocer las fallas, hay que enmendarlas cuanto antes. Y hay que pagarles los dividendos atrasados a los inversionistas, existen formas de hacerlo. Llevamos años pidiéndoles comprensión. Hemos logrado que un tipo de financiamiento que teóricamente no genera deuda, la inversión extranjera directa, se convierta también en generador de deuda».
AR: «Son múltiples las acciones de política económica que pudieran tomarse por parte de las autoridades para enfrentar la crisis económica actual. Sin embargo, las resumiría en la implementación de un conjunto de medidas concatenadas de políticas, vinculadas a cinco ejes estratégicos:
«a) Delinear e implementar un efectivo programa antiinflacionario que incluya medidas tendentes a estimular la oferta productiva de bienes y servicios, restringir el aumento de la demanda y establecer un tipo de cambio económicamente fundamentado que garantice el funcionamiento pleno de un mercado de divisas en el país;
«b) Modificar esencialmente el modelo de gestión de la agricultura;
«c) Potenciar — y destrabar — todas las prácticas, costumbres, normas y prejuicios que entorpecen todavía el despliegue y consolidación de un eficiente sector no estatal de propiedad y gestión;
«d) Acelerar y profundizar el proceso de transformación real del estratégico sector estatal de la economía; y
«e) Sustituir el mecanismo aún vigente de planificación centralizada de la economía, que en la práctica consiste en la asignación centralizada de recursos, perennemente escasos».
ID: «El mercado de divisa es indispensable, concentrar los pocos recursos que se tienen en las fincas de buenos rendimientos (los alimentos son básicos), modificar el mecanismo administrativo-burocrático, otorgar autonomía real a las empresas estatales y cambiar las reglas de asignación. Escrutinio de los gastos en inversiones para cualquier institución y que respondan por sus acciones».
RT: «Esta crisis, como las anteriores, tiene una dimensión estructural insoslayable, que va más allá de sanciones y COVID-19. Si la “actualización” hubiese sido medianamente coherente, Cuba estaría hoy en mejores condiciones. Es impostergable comenzar con los cambios más profundos: estructura de propiedad. A mi juicio, lo más importante en este momento sería diseñar y comenzar a aplicar un plan de reforma creíble, viable y sin demoras. No son necesarios tantos documentos, es suficiente con uno que contenga los aspectos centrales.
«Las autoridades tampoco deben esperar a resolver la situación a partir de una mejora del entorno externo. Si ocurre, pues bienvenido. Pero el núcleo debe estar en un cambio radical en el modelo económico. Que este sea sostenido y acumulativo. Lamentablemente, lo que a mi juicio es necesario hacer parece políticamente inviable».
OF: «Hay cuestiones técnicas que están hoy en la discusión, pero creo que una de las medidas más trascendentales es que el gobierno tiene que reconsiderar lo que ha declarado que considera como un principio del socialismo, que es el monopolio sobre el comercio exterior. A mi juicio no tiene verdadero asidero teórico y más para una economía abierta como la cubana; no hay referencias conceptuales a esto más allá de una decisión de la dirección del país. Incluso si no se quiere hacer una concesión en ese principio, el comercio exterior debe ser desconcentrado urgentemente, para empezar, entre las empresas estatales. Todas las empresas estatales deberían tener facultades de comercio exterior y algunas estar especializadas y competir. Todas las empresas que hoy tienen facultad de comercio exterior deberían poder venderle y comprarle a cualquier empresa de cualquier organismo, no deberían estar atadas a la empresa importadora de su organismo, eso es fuente de ineficiencia indudable. Y, por último, absolutamente todos los actores de la economía cubana deberían tener facultades de exportación directa. Después de resolver todo eso que es sencillo y no viola ni siquiera esto que se considera un principio, entonces podemos sentarnos a discutir qué pasa con las importaciones, si debe o no participar el sector no estatal, si debe mantenerse el monopolio de comercio exterior de las empresas estatales sobre las actividades de importación.
«Además, las autoridades tienen que intervenir el mercado cambiario. Eso implica reconocer el regreso a una dualidad cambiaria. La Tarea Ordenamiento supuestamente se propuso eliminarla, pero era un objetivo espurio, porque en condiciones de expansión de una oferta dolarizada, de una oferta de bienes y servicios en una moneda no doméstica, es verdaderamente imposible que usted pueda eliminar esa dualidad monetaria. Si hubiéramos logrado fijar una tasa de cambio que funcionara para todos los actores… pero no se logró y, de hecho, hoy tenemos una situación similar en términos conceptuales a la que teníamos antes del Ordenamiento, porque tenemos varias monedas en circulación: se eliminó el CUC, tenemos la moneda doméstica (CUP), dólares y dólares digitales circulando y mercado para todas esas monedas y tenemos multiplicidad cambiaria: una tasa para el sector empresarial, una tasa oficial devaluada a 24 por 1, respecto a aquella, que tiene algunos beneficios con relación a antes del Ordenamiento; pero luego tenemos la tasa de cambio de la población, que es una sola, la del mercado informal, no es la de 1 por 24, porque a esa tasa no se adquieren las divisas. Entonces, estamos de nuevo en una situación de dualidad cambiaria y monetaria después del Ordenamiento, quiere decir que lo que hizo este proceso fue una devaluación de la tasa de cambio, acompañada de una reforma de nivel en términos salariales y de pensiones, y todo el reacomodo que tuvo eso lleva a los resultados que tenemos hoy».
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