Otras Paginas WEB

domingo, 20 de marzo de 2022

Elogio de las picotas

No fue en balde que Martí nos dijera que lapolítica “es la verdad ”, y que el mérito de decirla “es de la verdad, y no dequien la dice”, y que se hiciera de esa verdad, así entendida, una norma deconducta en su vida intelectual y política.


Por Guillermo Castro H./Especial para Con Nuestra América
Desde Alto Boquete,Panamá

“Se ha de tener fe en lo mejor del hombre y desconfiar de lo peor de él. Hay que dar ocasión a lo mejor para quese revele y prevalezca. Si no, lo peor prevalece. Los pueblos han de tener unapicota para quien les azuza a odios inútiles; y otra para quien no les dice atiempo la verdad.” José Martí[1]

Hace años ya, de paso por Panamá, Ricardo Alarcón –en aquel entonces Ministro de RelacionesExteriores de Cuba-, nos dijo a muchos en una charla que los medios de comunicación podían manipular la realidad, pero no podían crearla. De entonces acá esos medios se han multiplicado, como lo han hecho su influencia en la vidasocial, y su capacidad de manipulación de lo real – que hoy llega al extremo deprivar de voz propia a una de las partes del conflicto que se libra en Ucrania.

En estas cosas,explican poco las explicaciones manidas, como aquella de que la verdad es laprimera víctima de toda guerra. En efecto, las explicaciones que necesitamosincluyen las que permiten entender cómo y para qué se procura manipular a laverdad. Y para eso, hay que acudir a opiniones expertas.

Veamos por ejemplo el caso de Paul Joseph Goebbels, quien dirigió el Ministerio de Educación Popular y Propaganda, creado por Adolf Hitler a su llegada al poderen 1933. Desde allí, el ministro Goebbels desarrolló los 11 principios de lapropaganda nazi, que operaron con gran eficacia y que hoy animan la mayor partede las noticias engañosas que circulan por las grandes cadenas noticiosas y lasllamadas redes sociales. [2]

En lo más esencial,esos principios buscan individualizar al adversario en un único enemigo, comofue el caso del judío comunista que además era un intelectual. A esto se agregaatribuir al adversario los propios errores o defectos, procurando transformarcualquier anécdota en una amenaza grave. Y esto a su vez demanda que todapropaganda deba “ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de losindividuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer,más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar.”

La propaganda, porotra parte, “debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlasincansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas perosiempre convergiendo sobre el mismo concepto.” Para garantizar sueficacia, además, es necesario “acallar las cuestiones sobre las que no setienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario”,operando “a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional oun complejo de odios y prejuicios tradicionales”, para difundir argumentos quepuedan “arraigar en actitudes primitivas.” Y la calidad del resultado puedemedirse mediante el “principio de la unanimidad”, que buscaconvencer a cada uno de que piensa “como todo el mundo”.

Por aquellos años,otro alemán, de nombre Bertolt Brecht enfrentó los 11 principios del Dr.Goebbels con un texto que se levanta de sus cenizas ante cada intento del fascismo por ensangrentar nuevamente sus laureles. El texto – breve, claro,directo – se titulas Cinco dificultades para decir la verdad[3].

La primera dificultad, dice Brecht, consiste en tener el valor de escribir la verdad aunque se la se desfigure por doquier. A esto se añade tener lainteligencia necesaria para descubrir la verdad; disponer del artenecesario para que resulte manejable como un arma; saber aquién confiar la verdad para que resulte útil, y proceder conastucia para difundirla. Tales dificultades, añade, “son enormes para los que escriben bajo el fascismo, pero también para los exiliados y losexpulsados, y para los que viven en las democracias burguesas.”

Identificar la verdad para poder escribirla con propiedad no es fácil, sobre todo en tiempos como los que vivimos, cuando ha entrado de lleno en escena el poder de veto en el accesoa la información. Y sin embargo, es más importante que nunca, como lo entendióJosé Martí al señalar que:

“A lo que se ha de estar no es a la forma de las cosas, sino a su espíritu. Lo real es lo queimporta, no lo aparente. En la política, lo real es lo que no se ve. Lapolítica es el arte de combinar, para el bienestar creciente interior, losfactores diversos u opuestos de un país, para salvar al país de la enemistadabierta o la amista codiciosa de los demás pueblos”.[4]

Para Brecht,descubrir la verdad implica trascender las apariencias y reconocer las relaciones que le dan sentido a los distintos aspectos de la realidad, sobretodo en una época “confusa y rica en transformaciones”, para transmitirla aquienes sean capaces de transformarla en acción. En este terreno,Brecht es tajante. “Los que ignoran la verdad”, dice, “se expresan de un modo superficial, general e impreciso”, y en realidad “no se dirigen a nadie.” Para ellos, terminar con la barbarie demanda “predicar la mejora de las costumbresmediante el desarrollo de la cultura. Eso equivale a “aislar algunos eslabonesen la cadena de las causas y a considerar como potencias irremediables ciertasfuerzas determinantes, mientras que se dejan en la oscuridad las fuerzas quepreparan las catástrofes.”

Por ello, dice, quien quiera describir el fascismo y las guerras “debe hablar un lenguaje práctico:mostrar que esas desgracias son un efecto de la lucha de clases; poseedores demedios de producción contra masas obreras.” Para presentar verídicamente unestado de cosas nefatas, dice, es necesario mostrar que tiene “causasremediables”, porque “cuando se sabe que la desgracia tiene un remedio, esposible combatirla.”

Y esto plantea otra dificultad, dado que para ser revelado “el bien sólo necesita ser bienescuchado, pero la verdad debe ser dicha con astucia y comprendida del mismomodo.” Ella, añade, “es de naturaleza guerrera, y no sólo es enemiga de lamentira, sino de los embusteros.” En este terreno, dice, lo importante es“enseñar el buen método, que exige que se interrogue a toda cosa a propósito desus caracteres transitorios y variables”, pues los dirigentes del ordenestablecido “odian las transformaciones: desearían que todopermaneciese inmóvil, a ser posible durante un milenio: que la Luna sedetuviese y el Sol interrumpiese su carrera. Entonces nadie tendría hambre nireclamaría alimentos. Nadie respondería cuando ellos abriesen fuego; su salvasería necesariamente la última.”

Para Brecht, en suma“la gran verdad de nuestra época […] es ésta: nuestro continente se hunde en labarbarie porque la propiedad privada de los medios de producción se mantienepor la violencia.” Decir esto, añade enseguida, “nos hará perder muchos amigos:todos los que, matizando la tortura, creen que no es indispensable para elmantenimiento de las formas actuales de propiedad. Y aún así, se reitera en suplanteamiento fundamental:

“Digamos la verdadsobre las condiciones bárbaras que reinan en nuestro país; así será posiblesuprimirlas, es decir, cambiar las actuales relaciones de producción. Digámosloa los que sufren del statu quo y que, por consiguiente, tienen más interés en quese modifique: a los trabajadores, a los aliados posibles de la clase obrera, alos que colaboran en este estado de cosas sin poseer los medios de producción.”

En estas cosas no fue en balde que Martí nos dijera que la política “es la verdad”, y que el mérito de decirla “es de la verdad, y no de quien la dice”[5], y que hicierade esa verdad, así entendida, una norma de conducta en su vida intelectual y política. Por eso pedía a los pueblos de nuestra América instalar aquellas dos picotas: una “para quien les azuza a odios inútiles; y otra para quien no les dice a tiempo la verdad.” Con esto, al acercarse a la hora de su ingreso en elprovenir, confirmaba lo que había intuido con plena claridad en la hora de suprimera madurez:

Y esto es absolutamente cierto, con toda la honrada verdad de que es susceptible la palabra humana, - con toda la escrupulosa exactitud de quien considera un crimenalimentar esperanzas políticas que no tienen razón de existir – por el placer mezquino de hacer triunfar la vanidad ridícula, o el interés sórdido, - o dedisimular – so capa de fáciles combates y cómodas oposiciones, inveteradas yreales flaquezas. Se ha de vivir y morir abrazado a la verdad. Y así, si se cae, se cae con una hermosa compañía. Que enferma, pero nunca muere.Triunfaremos.”[6]

Alto Boquete, Panamá,4 de marzo de 2022

NOTAS:

[1] 1975, VI, 22:“Nuestra América”. El Partido Liberal, México, 30 de enero de 1891.

[2] “Los 11principios de la propaganda nazi de Joseph Goebbels”


[3] Cincodificultades para decir la verdad. Bertolt Brecht, 1934https://www.jstor.org/stable/27820480

[4] “La Conferencia Monetaria de las Repúblicas de América”. La Revista Ilustrada,Nueva York, mayo de 1891. Obras Completas. Editorial de Ciencias Sociales. LaHabana,1975. VI:158.

[5] “Ciegos y desleales”. Patria, Nueva York, 28 de enero de 1893. ObrasCompletas. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana, 1975. II: 215.

[6] 1975, XXI,242: Cuadernos de Apuntes, 8 (1880 - 1882).

No hay comentarios:

Publicar un comentario