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lunes, 21 de marzo de 2022

Hablemos de agricultura

No ha sido por falta de medidas que el sector agropecuario cubano no ha alcanzado sus metas, ¿qué ocurre entonces para que la deuda del sector con las aspiraciones del pueblo, lejos de disminuir, siga aumentando?




Que el año 2021 haya sido uno de los peores del sector agropecuario cubano era de esperar. Este sector nos ha acostumbrado a que su desempeño quede lejos de los planes que se aprueban y, sobre todo, lejos de las expectativas de la población. Lo que resultó distinto en el 2021 es que los “problemas climáticos” no estuvieron entre los primeros en la lista de las causas del mal desempeño. Este año, el régimen de lluvias no fue tan malo, y ninguno de los ciclones, siempre esperados, se acercó lo suficiente como para provocar grandes afectaciones que gravaran en varios puntos porcentuales el resultado del sector. Pero el sector tuvo que enfrentar otros huracanes, “el recrudecimiento del bloqueo, la pandemia, la crisis económica y la implantación del ordenamiento monetario”.

Es cierto, sin embargo, que la geografía importa. Ser un archipiélago alargado de este a oeste, ubicado en el trópico, con apenas algunas montañas por debajo de los dos mil metros, hace que nuestra agricultura sea muy estacional, y que la variedad de producciones esté relativamente limitada por este hecho. Hace también que la conservación de los productos agrícolas sea todo un reto. No es Cuba el único país sometido a condiciones de este tipo, pero es un hecho objetivo que otros países lo han resuelto mejor que nosotros.

Que después de más de 60 años de transformaciones el sector agropecuario cubano siga siendo un factor de incertidumbre e inestabilidad y contribuya sostenidamente a aumentar nuestra dependencia alimentaria da para pensar, y mucho.

Nuestra agricultura viene de una estructura productiva dicotómica, de un lado, grandes latifundios dedicados a cultivos de exportación con cierto apalancamiento financiero y un mercado —el norteamericano— relativamente “seguro”; por otro lado, miles de pequeños agricultores, aparceros y jornaleros producían para un mercado nacional relativamente pequeño, altamente concentrado en la capital de la república y en las seis capitales provinciales. Una agricultura con tecnologías de producción atrasadas, con muy baja o ninguna incorporación de la ciencia y la tecnología, y con niveles de explotación elevados, y condiciones de vida muy precarias para una inmensa masa de pobladores rurales.

No por casualidad la Revolución comenzó por ahí. El sector agropecuario, antes del año 1989, fue receptor directo de múltiples transformaciones, algunas tremendamente profundas y beneficiario indirecto de otras muchas. Listo algunas de ellas:

1- Dos profundas reformas agrarias que crearon mas de cien mil propietarios privados y generaron condiciones potenciales para una expansión del mercado interno.

2- Una gran reforma cultural y educacional:
  • Campaña de Alfabetización
  • Escuelas obrero campesinas.
  • Formación de técnicos en diferentes especialidades.
  • Creación de carreras universitarias de perfil agropecuario
  • Formación de personal científico de alta calificación
  • Creación de decenas de institutos de investigación
3- Asistencia técnica extranjera

4- Proyectos de cooperación; que aún se mantienen

5- Disponibilidad gratuita de fuerza de trabajo durante casi treinta años (trabajos voluntarios de diverso tipo, escuelas al campo, escuelas en el campo, etc. )

6- Reforma tecnológica:
  • Transferencia tecnológica a muy bajo costo
  • Aumento de la maquinización
  • Incremento del área bajo riego
  • Intensivo uso de químicos
7- Tratamiento fiscal blando;
  • decenas de años con exención de impuestos a los productores
  • precios subsidiados de insumos (combustible, fertilizantes, pesticidas y herbicidas)
8- Tratamiento crediticio laxo:
  • Baja o ninguna exigencia de garantías para su concesión,
  • créditos a pérdidas, etc.
Luego, en los años noventa; la creación de las UBPC; la entrega de tierras ociosas; la revisión de las bases de funcionamiento de las cooperativas, y recientemente 63 medidas que contienen más de 650 acciones a acometer para dinamizar la producción agropecuaria deberían resultar suficientes para alcanzar ese propósito, sin embargo, en el corto plazo los resultados están muy lejos de las expectativas creadas.

Lo que quiero significar es que no ha sido por falta de medidas que el sector agropecuario cubano no ha alcanzado esas expectativas. Sobre él han llovido medidas desde hace muchas décadas y ahora, en estos duros tiempos, vuelven a llover.

También es cierto que dado el retardo natural de la reacción de la producción respecto al diseño normativo tampoco deben esperarse resultados muy diferentes en el plazo de meses e incluso de uno o dos años. Pero a la vez no sería inútil preguntarse qué ocurre que a pesar de todas esas medidas por tantos años y décadas, la deuda del sector con las aspiraciones del pueblo, lejos de disminuir, sigue aumentando.

Releyendo la reseña publicada en Cubadebate llaman la atención algunas realidades descritas, enuncio y comento varias de ellas:

Si nuestro país cada día avanza en la normatividad de la economía en todos sus aspectos y dimensiones como parte de la regulación necesaria ante una economía más diversa y con más “actores” que interactúan entre ellos, entonces ¿Por qué las cooperativas para contratar un asesor legal propio deben ser autorizadas por el Ministerio de Justicia? ¿Acaso no es algo que debe decidir y poder hacer directamente una cooperativa? ¿Quién está limitado, el asesor legal por regulaciones de su ministerio o la cooperativa por la misma razón? Por cierto, también los colectivos laborales, que deben firmar un contrato con la empresa y contraer obligaciones para con ella, necesitan asesoría propia que les proteja.

¿Cuánto depende el control de la masa ganadera de la eliminación de los tenedores sin tierra? ¿Son acaso ellos la causa del llamado descontrol? ¿Qué significa su eliminación, acaso la expropiación de sus reses o la entrega de tierras para que puedan mantener las mismas y producir más?

¿Qué se entiende por recuperar las vaquerías? ¿Se refiere a obras de infraestructura y /o recuperar la masa ganadera? ¿Cuánto costaría? ¿Cuánto tardaría recuperar una masa ganadera en extremo deteriorada después de un largo proceso de deterioro genético que nos ha dejado vacas que parecen chivas y toros que más bien parecen terneros grandes? ¿Cómo lograr una mejora genética rápida que nos devuelva un hato mejor acondicionado al pasto, o sea, con menos dependencia de concentrados? Y mientras tanto ¿Qué hacemos con esas naves sin reses?

En el año 2022 eran 89 las empresas estatales del Grupo Ganadero y de ellas 65 estaban en pérdidas, esto es el 73% del total. Reducirlas hasta 26 (29% del total) será una dura tarea.

Según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información en su reporte sobre la organización institucional del país en el año 2021 el Ministerio de la Agricultura tenía 376 empresas, esas 182 empresas en pérdidas representan el 48% del total.

¿Cómo se solucionarán esos más de 9 000 millones en pérdidas que acumula ese grupo de empresas? ¿Pedirán crédito para pagar la deuda?¿Tienen una estrategia para poder pagar principal e intereses?, ¿algún banco asumirá ese riesgo?

Sin dudas asignar los recursos allí donde se logren mayores niveles de productividad y eficiencia es una buena opción, sean estos los “polos productivos” o cualquier otro de los actores del sector.

Es un duro y largo camino el que espera a los trabajadores de este sector para poder eliminar/diluir trabas y deformaciones que han perdurado por décadas y que nos han traído hasta aquí. Es aún más difícil porque hay que hacerlo en condiciones inéditas. Personas buenas, capaces y amantes de su oficio hay suficientes en el sector.

Un buen amigo me contó esta fábula: “Ya en su lecho de muerte el padre le reveló a su hijo un secreto largamente prometido, lo llamó y muy quedo al oído le dijo: Hijo mío el secreto de la vida es este: las vacas no dan leche… hay que ordeñarlas”.

2 comentarios:

  1. Bravo hermano. Te falta solo un detalle en tu análisis de la ganadería cubana. El vandalismo generalizado, que incluye el robo y matanza de animales, el robo diario de leche y pienso de las vaquerías comerciales y el robo sistemático de alambres de los cercados que no permite una buena rotación de los animales y dificulta su manejo. A eso se suma gente sin interés en el trabajo en las empresas estatales que mencionaste. Un abrazo. Chucho de IH

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  2. Giraldo J. Martin9 de abril de 2022, 22:24

    Me parece un buen articulo que nos da elementos para la reflexión en nuestros análisis sobre el complejo sistema agrario cubano. Desde mi visión no son tecnológicos los problemas más importantes, más bien necesitamos ajustar mejor nuestro modelo de gestión de la alimentación en Cuba.

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