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sábado, 25 de junio de 2022

Otras lecturas eléctricas


María Antonia Valdés Alfonso, especialista principal de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Servicios Comerciales, en una de sus lecturas habituales. Fotos: Katia

Los apagones en Ciego de Ávila no pueden traducirse en ahorro, pero la disminución del consumo, tampoco. En el actual contexto el ahorro solo podría llegar por las líneas de la inversión y la conciencia; ambas tan esquivas, como necesarias

Un lunes cualquiera el “metrocontador” de la Empresa Eléctrica mostraba los vaivenes de un consumo cuya primera lectura podría ser tan lineal como desacertada, porque el pico en la provincia se alcanzaba a las 9:00 de la noche y el valor más bajo a las 6:00 de la mañana, pero ninguno de los dos era expresión de derroche o ahorro.

El rango que se movía entre 93 y 52 kilowatts (kW) tenía otras explicaciones que pasaban, incluso, por haber sido un día nublado y lluvioso. Día, entonces, de menos riego en la agricultura y mayor consumo en casa por quienes no fueron a trabajar, amén de que no encendieran sus ventiladores. Noche de 93 kW que quizás podría haber seguido ascendiendo si después de las 9:00 no se hubieran apagado varios circuitos. O al revés también: pico de 93, si antes no se hubiera ido la corriente en varios circuitos y muchos fueran a hacer a esa hora todo lo que antes, “escalonadamente”, no pudieron.

Si bien María Antonia Valdés Alfonso, especialista principal de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Servicios Comerciales, no puede atribuirle el consumo a variables que no son “medibles”, sí está obligada a contextualizar los datos del instante… y más allá, para que su lectura no sea errónea. Lo del lunes aplica a cualquier día de la semana, mes y año.

Cuando habla del sector residencial, deja al descubierto cifras que aportan otras interpretaciones. En el primer cuatrimestre de 2020 ese sector consumió toda la energía del plan previsto; unos 125 638 megawatts/hora (MW/h). En 2021, consumimos menos (unos 110 447) y representó el 87 por ciento del plan. De enero a abril de 2022 la cifra se redujo a 110 180 y todavía la secuencia de apagones no lo hacía descender.

Tal disminución ha ocurrido en períodos de venta de equipos electrodomésticos (más eficientes sí, y en mayores cantidades, también) que duran en el mercado formal menos que un MLC a 95.00 pesos en el informal; en años de pandemias y confinamientos que aumentaron, por obligación, la permanencia en el hogar. Pero, además, han sido tiempos marcados por una tarifa eléctrica que le impuso a los mayores de casa ser su propia patrulla clic. Con kilowatts más caros, el ahorro se impuso solito.

En medio de ese contexto, María Antonia no atribuye la disminución del consumo a un ahorro consciente, aunque tampoco puede desechar esa idea.

Sin embargo, mientras hablan del sector no residencial, sí es enfática al afirmar que “se ha disciplinado bastante y ya casi no existen penalizaciones a la Agricultura por riego en el horario pico, por ejemplo”.

Aun así, la aclaración que llega desde la Oficina Nacional para el Control del Uso Racional de la Energía (ONURE) complementa su lectura. “Eso no significa que sea un riego eficiente y que, por tanto, no existan reservas de ahorro”, confiesa Iván Powell Sardison, el director de esa oficina en Ciego de Ávila.

Lo dice, no solo porque el aniego sea derroche en sí mismo, sino porque, asegura, se viola el Decreto-Ley 345 Del Desarrollo de las fuentes renovables y uso eficiente de la energía, al no facilitárseles créditos a los guajiros para adquirir paneles solares, por ejemplo.

No obstante, la alternativa de facilitarle a campesinos sembrar bajo máquinas de riego estatales ha disminuido altos consumos en algunos casos; “pero no es suficiente”, alega Iván.

ivanIván Powell Sardison confiesa que en lo subjetivo todavía hay reservas de eficiencia

Tampoco lo han sido las ventas en el mercado de luces LED o la venta de hornillas de inducción más eficientes; “por eso cuando hablamos de ahorro no podemos desconocer que el mejor camino es la inversión, ya sea estatal o residencial, sin desconocer que el factor subjetivo también determina, pues la persona y la entidad tienen que estar conscientes de que es el mejor camino para el país y para su economía, a mediano plazo”, amplía el directivo.

Pudiera, incluso, parecer contradictorio, en tanto el ahorro no siempre genera desarrollo. Ahí está el caso de las formas de gestión no estatal que pudieron, al fin, optar por una tarifa B6, con valores fijos para el consumo luego de los primeros 250 kilowatts. Al final, lo que fue bueno para el negocio, resultó “malo” para el consumo.

Ejemplos hay muchos, admite Iván. Desde el Meliá Cayo Coco, que consume más que el Combinado Cítrico a plena capacidad, hasta el Hospital Doctor Antonio Luaces Iraola, con un alto consumo…

De ahí que la campaña reciente de la ONURE haya tenido que mutar su mensaje. Al “Ahorra ahora” de hace unos años, le han sucedido mensajes que hacen del sufijo “mente”, una constante: “Siempre que puedas utiliza eficientemente bombillos led”; “Evita responsablemente el teletrabajo en horario pico”; “Llama oportunamente si el alumbrado público está encendido”; “Comúnmente mantén bajos niveles de iluminación para ver el televisor”…

Hacia la mente se dirigen, entonces, los llamados porque, aun cuando los apagones actuales se explican desde el déficit de generación y de combustible, cualquier rebaja en nuestro consumo disminuye la carga de un Sistema Electroenergético hoy deficiente.

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