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sábado, 9 de julio de 2022

El índice de referencia de la FAO de los precios de los alimentos muestra una caída de los precios internacionales de los cereales, los aceites vegetales y el azúcar

Se prevé una ligera disminución de la producción mundial de cereales en 2022



El índice de precios de los cereales de la FAO registró en junio un promedio de 166,3 puntos, esto es, un 4,1 % menos que en mayo, pero aun así un 27,6 % por encima de su valor de junio de 2021.

©FAO/Anatolii Stepanov
08/07/2022

Roma – El barómetro de los precios mundiales de los productos alimenticios descendió ligeramente en junio por tercer mes consecutivo, según informó hoy la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

El índice de precios de los alimentos de la FAO registró en junio de 2022 un promedio de 154,2 puntos, esto es, un 2,3 % menos que en mayo. Sin embargo, el índice, que refleja la variación mensual de los precios internacionales de una cesta de los productos alimenticios más comercializados, se mantuvo un 23,1 % por encima del nivel de junio de 2021.

La caída de junio obedeció al descenso de los precios internacionales de los aceites vegetales, los cereales y el azúcar, mientras que los precios de los productos lácteos y la carne aumentaron.

El índice de precios de los cereales de la FAO registró en junio un promedio de 166,3 puntos, esto es, un 4,1 % menos que en mayo, pero aun así un 27,6 % por encima de su valor de junio de 2021. Los precios internacionales del trigo cayeron un 5,7 % en junio, pero se mantuvieron un 48,5 % por encima de los valores de hace un año. El descenso de junio se debió a la disponibilidad estacional de las nuevas cosechas en el hemisferio norte, a la mejora de la situación de los cultivos en algunos de los principales países productores y a las perspectivas de aumento de la producción en la Federación de Rusia. Los precios internacionales de los cereales secundarios también cayeron un 4,1 %, pero siguieron superando en un 18,4 % los valores de un año antes. Los precios mundiales del maíz registraron una caída intermensual del 3,5 %, debido al aumento de las disponibilidades estacionales en la Argentina y el Brasil y a la mejora de la situación de los cultivos en los Estados Unidos de América.

El índice de precios de los aceites vegetales de la FAO se situó en junio en un promedio de 211,8 puntos, lo que representa un descenso intermensual del 7,6 %. Los precios mundiales del aceite de palma descendieron a raíz del crecimiento estacional de la producción en los principales países productores y las perspectivas de aumento de los suministros procedentes de Indonesia. Por su parte, los precios mundiales de los aceites de girasol y soja descendieron debido a la débil demanda mundial de importaciones tras la subida de los costos.

El índice de precios del azúcar de la FAO registró un promedio de 117,3 puntos en junio, es decir, un 2,6 % menos que en mayo, lo que constituye el segundo descenso mensual consecutivo y el nivel más bajo desde febrero, influenciado por las buenas perspectivas de disponibilidad mundial. La ralentización del crecimiento económico mundial también deprimió la demanda y los precios internacionales del azúcar.

“Si bien el índice de precios de los alimentos de la FAO disminuyó en junio por tercer mes consecutivo, se mantuvo cercano al máximo histórico alcanzado en marzo de este año. Los factores que impulsaron al alza los precios mundiales en primer lugar siguen influyendo en la situación ―especialmente una fuerte demanda mundial, condiciones meteorológicas adversas en algunos de los principales países productores, costos elevados de producción y transporte y las perturbaciones de las cadenas de suministro provocadas por la enfermedad por coronavirus (COVID-19)―, agravados por la incertidumbre derivada de la guerra en curso en Ucrania”, afirmó el Sr. Máximo Torero Cullen, Economista Jefe de la FAO.

Por su parte, el índice de precios de la carne de la FAO se situó en junio en un promedio de 124,7 puntos, esto es, un 1,7 % más que en mayo, lo que constituye un nuevo récord y supera en un 12,7 % su valor de junio de 2021. Aumentaron los precios mundiales de todos los tipos de carne, con una fuerte subida de los de la carne de aves de corral ―que alcanzaron un máximo histórico― a consecuencia de la prolongada situación de escasez de la oferta mundial, afectada por la guerra en Ucrania y los brotes de gripe aviar en el hemisferio norte.

El índice de precios de los productos lácteos de la FAO registró en junio un promedio de 149,8 puntos, esto es, un 4,1 % más que en mayo y un 24,9 % por encima de su valor de junio de 2021. En junio, aumentaron los precios internacionales de todos los productos lácteos. Los precios del queso fueron los que más subieron, fundamentalmente a causa de un aumento repentino de la demanda de importaciones respecto de los suministros al contado ante la preocupación en los mercados por la disponibilidad de suministros más adelante durante el año. Los precios mundiales de la leche en polvo aumentaron debido a la fuerte demanda de importaciones y a la persistente escasez de la oferta mundial.

La FAO incrementa su pronóstico sobre la producción mundial de cereales

El pronóstico de la FAO sobre la producción mundial de cereales en 2022 se ha incrementado en julio en 7 millones de toneladas respecto del mes anterior y se cifra actualmente en 2 792 millones de toneladas, de acuerdo con la nueva Nota informativa sobre la oferta y la demanda de cereales, publicada también hoy. Esta cifra sigue siendo un 0,6 % inferior a la producción mundial de 2021.

El aumento intermensual obedece sobre todo a una revisión al alza de 6,4 millones de toneladas efectuada en el pronóstico sobre la producción de cereales secundarios, con lo que la producción mundial llegaría a 1 501 millones de toneladas en 2022, apenas un 0,5 % por debajo de la producción de 2021.

Si bien el pronóstico sobre la utilización mundial de cereales en 2022/23 también se ha incrementado, con un aumento de 9,2 millones de toneladas hasta alcanzar los 2 797 millones de toneladas, sigue estando 1,7 millones de toneladas (un 0,1 %) por debajo del nivel registrado en 2021/22, sobre todo como resultado de las expectativas de un menor uso como pienso.

El pronóstico de la FAO sobre las reservas mundiales de cereales al cierre de las campañas que finalizarán en 2023, cifrado en 854 millones de toneladas, se ha incrementado en 7,6 millones de toneladas respecto del mes anterior, pero aun así señala una contracción interanual del 0,6 % (5,0 millones de toneladas). De confirmarse este nivel, el coeficiente reservas-utilización de cereales a escala mundial disminuiría del 30,7 % registrado en 2021/22 al 29,8 % en 2022/23.

El último pronóstico de la FAO sobre el comercio mundial de cereales en 2022/23 asciende a 468 millones de toneladas, es decir, 4,8 millones de toneladas más que el mes pasado, pero aun así el nivel más bajo de las últimas tres campañas y 11,4 millones de toneladas (un 2,4 %) por debajo del volumen de 2021/22. La mayor parte del descenso se debe al pronóstico de que el comercio de cereales secundarios en 2022/23 (julio/junio) se contraerá en un 4,1 % (9,5 millones de toneladas) respecto del nivel estimado de 2021/22, en gran medida debido a las pérdidas en las exportaciones de maíz y cebada de Ucrania relacionadas con la guerra.

Perspectivas de cosechas y situación alimentaria

La FAO considera que 46 países —33 en África, 10 en Asia, dos en América Latina y el Caribe y uno en Europa— necesitan asistencia alimentaria exterior, según el último informe “Perspectivas de cosechas y situación alimentaria”, publicado hoy por el Sistema mundial de información y alerta sobre la alimentación y la agricultura (SMIA). Esta lista incluye ahora a Ucrania, donde la guerra ha provocado el desplazamiento de un número considerable de personas, y a Sri Lanka, afectado por una crisis multidimensional que ha dado lugar a subidas de los precios y una grave escasez de productos esenciales.

En el informe se señala que el pronóstico de la FAO sobre la producción agregada de cereales de los países de bajos ingresos y con déficit de alimentos (PBIDA) en 2022 se cifra en 187,8 millones de toneladas, lo que supone un aumento marginal respecto del promedio quinquenal y el año anterior.

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