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lunes, 17 de octubre de 2022

Huevos: no es poner y cantar

 

La avicultura de Ciego de Ávila se mantiene hoy entre las tres mejores —junto a las de Artemisa y Mayabeque—, pero esas cuentas no se sacan aquí. No dan la realidad del problema. Foto: Alejandro García Sánchez

Huevos atrasados, huevos adicionales que no se han adicionado, y mermas de un producto que baja en las polleras y sube en la demanda de la calle, adonde un cartón puede llegar a costar… (mejor no decimos, porque podríamos quedarnos “cortos”)

La noticia que viene a continuación puede ser tan crítica como milagrosa: depende de dónde se coloque el “pero” cuando digamos que, como promedio, más de la mitad de las gallinas avileñas no está poniendo. El porcentaje de posturas ronda el 43. O sea, de cada 100 aves, 57 no pusieron ese día.

Por eso, si decimos que se han quedado varios días sin comer, que otras han picoteado una mezcla escasísima de proteína, que algunas no han tenido el agua a tiempo por falta de corriente y —de paso— tampoco suficiente luz para estimular la puesta, que han comido fuera de horario por atrasos en el alimento, que hay decrépitas que siguen en producción 14 meses después de lo indicado, PERO aun así de cada 100 gallinas 43 logran sobreponerse a ese estrés y poner un huevo, la noticia puede sonar hasta alentadora.

Sin embargo, eso no es lo que diremos porque en la Empresa Avícola de Ciego de Ávila tienen memoria y su directora Leyda Martínez Arnáez no emplea un discurso triunfalista. No podría cuando sabe que ese indicador históricamente se mueve entre el 70 y 76 por ciento. Que aquí se han producido 126 millones de huevos en un año y este 2022 —con un plan de 100 millones— podría quedarse muy por debajo, pues septiembre apenas cerraba con 60 millones.

leydaKatiaLeyda Martínez Arnáez, directora de la Empresa Avícola, asegura que la situación es crítica en todas las entidades. “El país para sus encargos priorizados necesita diariamente unos seis millones de huevos y apenas andamos por los dos, tres”

“Va siendo el peor año, sin dudas” confiesa la directora; una afirmación que respalda el jefe de Producción, José Carlos García,y que ya tienen que haber adivinado los avileños, después de que en septiembre la distribución de huevos de la canasta básica llegara a muchas bodegas en apretadísimo margen, el día 29. Y luego de que en los últimos meses no llegaran ni los adicionales, que también venían reduciéndose de cinco a tres y a dos, por consumidor.

Es un contexto, no obstante, definido por la avicultura del país, debido a que el huevo es un producto de “balance nacional” y ello explica por qué, amén de que Ciego de Ávila tiene un peso muy importante en la producción nacional, no decidimos desde aquí el destino. De hecho, varias provincias reciben el alimento avileño y el panorama hacia la zona oriental ha sido peor.

“No fue hasta después del 7 de septiembre que logramos llevar a Holguín y Santiago los huevos de la canasta básica que correspondían a agosto. Así de complicada está hoy la situación”, sostiene el jefe de Producción, sin sospechar, quizás, que el hoy tiene ya cinco meses en Guantánamo.

Un reporte del periódico Venceremos daba cuentas de los atrasos en abril y en mayo, mes en el que más de 120 000 guantanameros recibieron esos huevos fuera de fecha, en junio.

Hasta allá ha tenido que llegar también Ciego de Ávila con envíos que cada mes rondan los 2,3 millones de huevos y han alcanzado a cinco provincias; una situación que no parece mejorar. Lo comenta Leyda quien, a partir de conversaciones con sus homólogos de otros territorios, sabe que el clima es muy tenso. Tanto, que en Santiago de Cuba, por ejemplo, el porcentaje de posturas andaba por el 10 por ciento. De cada 100 gallinas, solo 10 ponían. “Eso es crítico y se debe, fundamentalmente, a la falta de comida, a las dificultades para importar las materias primas, hacer los piensos y trasladarlos luego”.

jose carlos
KatiaJosé Carlos García, jefe de Producción en la entidad avícola, asegura que este año no cumplirán los planes. “Ni nos acercaremos a 100 millones”

Es una cadena que comienza un poco antes de la de puerto-transporte-economía interna, y que obliga a los avileños a ser la provincia que más kilómetros recorra (548) en busca del pienso. Por costumbre lo traen de Cienfuegos; no obstante, en las actuales circunstancias han ido, incluso, a Santiago de Cuba para evitar pérdidas mayores.

Paradójicamente, al intentar evitarlas, incurren en ellas, pues aumenta el gasto de combustible y dispara el costo del huevo que, según el plan aprobado, roza los 2.00 pesos, y cálculos recientes han llevado a casi 3.00 pesos. En consecuencia, la Empresa Avícola no solo se ha quedado sin utilidades tratando de darle de comer a sus aves (al costo que sea), sino que han incurrido en pérdidas: ocho millones, dice Leyda.

Tal cifra es una escalada que sigue empinándose con las alrededor de 350 000 gallinas que, como promedio, ponen aquí entre 4,5 y 4,8 millones de posturas al mes; una cifra que bordea la mitad de las capacidades que hoy tiene la Empresa. Al tener como destino principal la canasta básica, cuyo precio no reporta ganancias, la Avícola avileña ve sus cuentas deterioradas: si no gana, pero tampoco pierde, es casi un mérito.

Triste realidad que ahora quieren revertir con la alternativa de las gallinas rústicas, comenta José Carlos García, podrían resolver dos cosas: apoyar al autoabastecimiento de la población ya que ese huevo, el llamado criollo, no está centralizado y no tendría que enviarse a otros territorios para la canasta; y, al mismo tiempo, comercializándolo podrían disminuir las pérdidas que hoy tienen.

Esa es la estrategia del 2023, si bien desde ya se fomentan las crías para intentar llegar a 50 000 gallinas rústicas en enero y entregarlas en zonas rurales donde, para que el programa sea uniforme (y lógico), ya tendrían que estar plantando el alimento. ¿Será?

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