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lunes, 3 de octubre de 2022

Qué se esconde detrás de las actuales protestas en Cuba.

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Por Arthur González.

El mundo conoce la fuerza devastadora del huracán Ian, que afectó a Cuba y a la Florida, dejando a su paso destrucción y pérdidas de viviendas, hospitales, escuelas, centros de trabajo, la agricultura, el soporte de transmisión de la electricidad, la telefonía y vidas humanas, que en Cuba solo fueron tres, y en la Florida cerca de 80.

La fuerza 3 de este huracán destruyó 29 mil viviendas en la provincia de Pinar del Río y dejó sin servicio de electricidad a más de 3,700 clientes, afectó 396 escuelas y 122 instalaciones de la Salud Pública.

En las provincias de Mayabeque y Artemisa también se afectaron miles de viviendas, el servicio eléctrico y telefónico, pero se recuperan con prontitud por el apoyo masivo de las provincias centrales y orientales.

En La Habana, los daños a los circuitos eléctricos y telefónicos han sido cuantiosos por la caída de postes y transformadores eléctricos, pero la rápida movilización de trabajadores del sector de otras provincias, permitieron en 4 días restablecer 285 circuitos primarios.

Nada de esto es responsabilidad del gobierno cubano.

Al salir de territorio cubano, el Huracán Ian arremetió contra la Florida con fuerza 4, arrasando ciudades enteras, dejó sin vivienda a miles de personas, lanzó cientos de yates y botes contra edificios, convirtió las calles en ríos, más de 80 muertos y una pérdida valorada en no menos de 47 millones de dólares, según un estimado preliminar de la firma CoreLogic, siendo este huracán el más costoso en la historia de ese estado.

Después de 6 días del paso de Ian por ciudades de Florida, más de 628 mil viviendas permanecen sin electricidad y continúan sin agua potable, según datos del Departamento de Salud.

Además, el huracán Ian arrasó barrios desde la costa occidental del estado hasta ciudades del interior como Orlando, Sanibel Island y Pine Island. Algunos residentes y empresas de los condados dañados, no volverán a tener acceso a la red eléctrica durante semanas o meses, debido a los daños estructurales causados.

Sin embargo, no se reportan protestas en las calles de Florida, ni en Puerto Rico azotada y en parte destruida. ¿Por qué?

La respuesta es sencilla: Estados Unidos no sufraga ni estimula protestas contra su sistema y gobernantes, como hacen contra Cuba.

Para comprobarlo, basta leer lo que publican a diario desde Miami, algunos periodistas y otros dentro de la Isla, sufragados con dinero de la USAID:

“Los cubanos están cansados y las protestas en Cuba no paran”. “La gente está en la calle ya”. “A esta hora mujeres y niños cierran el puente de Santa Fe, en La Habana. En muchos puntos de La Habana hay protestas exigiendo el fin de la tiranía y de este gobierno de ineptos que tienen el país a oscuras y sin agua potable”“Aunque apagaron totalmente la internet, Nuevitas está en la calle”. “Hasta los niños están cerrando calles en La Habana como forma de protesta. Ya es demasiado”.

“La gente bloquea la calle para que no pasen. Esto es lo que hay que hacer”. “Esto es ¡Abajo la dictadura! ¡Basta ya!”. “La dictadura cubana ya está enviando policías y agentes de la Seguridad del Estado para reprimir la protesta pacífica en Arroyo Naranjo”.

Por supuesto, el fin que persiguen es deformar la situación en Cuba, para justificar las acciones de guerra económica ejecutada por Estados Unidos y dar pretextos a las acusaciones de falsas violaciones de los derechos humanos.

Pero vista hace fe y quien observa los videos que suben a Internet esos periodistas, dependientes del dinero yanqui, demuestra quienes son los pocos que salen a las calles, el empleo de palabras groseras, su baja calaña y también la ausencia de la represión que afirman.

Esa misma estrategia se comprueba en las más recientes declaraciones del senador Marco Rubio, quien, ante el pedido mundial del cese del bloqueo yanqui, respondió:

“No es momento de ayudar al régimen. Estamos monitoreando la situación en Cuba, el pueblo está en la calle pidiendo libertad, obviamente están incómodos con la falta de electricidad, pero están más incómodos con la falta de libertad. Están pidiendo hoy lo que han pedido por muchos años y lo que pidieron en julio del año pasado: libertad y debemos estar con ellos”.

Atacan al presidente cubano quien de inmediato se presentó en las zonas afectadas, toma decisiones con el grupo de ministros que le acompañan y conversa con los vecinos buscando soluciones colectivas, a diferencia del presidente de Estados Unidos, que no acudió a ninguna de las ciudades arrasadas en Florida y solo 15 días después anuncia que irá a Puerto Rico, donde 3,2 millones de personas continúan sin electricidad después de la tormenta y sin esperanza de solución y el 44% de ellas vive por debajo del umbral de la pobreza.

La guerra mediática contra Cuba es amplia y permanente.

En el 2011, el senador Carl Meacham, se reunió con el personal del Departamento de Estado y funcionarios de la industria de las telecomunicaciones, para investigar cómo los medios sociales y la tecnología podían utilizarse en promover y fortalecer la “democracia” en América Latina y reconoció las acciones y planes subversivos que acomete el gobierno yanqui contra Cuba.

En ese sentido afirmó:

El Departamento de Estado ha entrenado a periodistas en varios países, para que aumenten su capacidad de diseminar rápidamente la información precisa sobre acontecimientos y asuntos importantes. Se han invertido grandes esfuerzos en Cuba, el único país que en estos momentos censura activamente el contenido de la política de Estados Unidos. El Departamento de Estado tiene interés en incrementar las capacidades básicas de computación y alfabetización del pueblo cubano, como medio de facultarlo para llevar a cabo cambios positivos en su propia sociedad.”

En el 2012 el Senador Marco Rubio afirmó:

“El sistema totalitario cubano podría derrumbarse, si todos los cubanos tuvieran libre acceso a Internet, pues Cuba seguiría la misma suerte de aquellos países que pasaron la Primavera Árabe” Debe crearse un fondo de defensa ciber activistas y apoyar financieramente a los cubanos”.

Por eso la USAID diseñó un software para Cuba, denominado Zunzuneo, para enviar mensajes a los jóvenes a través de las redes sociales, con la intención de exhortarlos a movilizarse contra el Gobierno. Para desarrollarlo, el Departamento de Estado proporcionó 2,8 millones de dólares.

El 23 de enero del 2018, el Departamento de Estado organizó el “Grupo Operativo de Internet para la subversión en Cuba” y cuyo objetivo principal es: “Desarrollar, al mayor grado posible, la subversión político ideológica, con el fin de crear desánimo y la desidia en una buena parte de la población, para lograr cambiar sus concepciones”.

Sus propósitos actualesson:

Promover acciones públicas con actores jóvenes menos comprometidos con la contrarrevolución tradicional.

Crear y fomentar movimientos heterogéneos que aparenten tener una gran convocatoria social, para realizar acciones de oposición pacífica.

Brindar visibilidad en Internet a través de las redes sociales, creación de boletines, e intentar acceder a los medios masivos de difusión.

Erigirse como sujetos de cambio social, empleando como estrategia la doctrina de “Resistencia Pacífica” o de las “Revolución de Colores”, promover la desobediencia civil y la desestabilización de la sociedad.

Utilizar a jóvenes o sectores sociales no identificados como anti sistema, supuestamente apolíticos y hasta progresistas, con el objetivo de contraponerlos a la imagen de un “estado totalitario y fallido” que se opone a los cambios y mejoras.

Por esas razones no hay protestas en la Florida y como apuntó José Martí:

“El examen es el ojo de la razón”

2 comentarios:

  1. El articulista es incapaz de comprender la dimensión humana de las protestas. Se trata de personas que han llegado a un nivel de desesperación que se viene incubando desde hace meses debido a la fuerte crisis económica que atravesamos. Personas de barrio agobiadas, que no quieren saber de "muela", ni de promesas que no se cumplen. Son personas que pasan hambre, que llevan meses viendo a sus hijos llenos de picazos de mosquitos, que chocan una y otra vez con el muro de la desesperanza cuando ven pasar el tiempo y lo único que llega son pedidos de más resistencia en lugar de soluciones. Son personas, seres humanos, que les importa un carajo el imperio, la USAID, Marco Rubio y compañía, y que lo único que quieren es una vida decente, alejada de tanta miseria, que haya una ambulancia cuando lo necesiten, que no tengan que pasarse un día entero de cola para conseguir comida, que el salario valga la pena trabajarlo y ganarlo, que no tengan que pensar en irse del país porque es la única manera de llevar adelante una vida alejada del estrés del qué comeré hoy, o tener que elegir entre comer o un par de zapatos...

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  2. El articulista comete el mismo manido error de achacar el desbordamiento del malestar popular únicamente al imperio y sus lacayos, como si aquí tuviéramos un gobierno coherente, que administra eficientemente los recursos, que lleva a cabo políticas económicas acertadas y bien encaminadas. Lo que estamos viviendo ahora es también la consecuencia de la mala gestión, de políticas erradas que se han aplicado por décadas, del inmovilismo gubernamental a la hora de abordar con soluciones los problemas más complejos, de prejuicios ideológicos absurdos, del descuido y dejadez hacia ciertos sectores de la economía y la sociedad en aras de favorecer el crecimiento hotelero, mientras la industria nacional y la agricultura se caen a pedazos. El autor del artículo solo inclina la balanza de un lado, y tanta responsabilidad tiene la política de asedio y asfixia de EEUU hacia nosotros, como también la dirección del partido y el gobierno, que en estos últimos años han dedicado más esfuerzos en fabricar consignas que en buscar soluciones a los problemas más urgentes. Y la gente ya no cree en las consignas...

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