Por Jorge Enrique Jerez Belisario/Adelante
CAMAGÜEY.- Hace poco más de un año surgía en Cuba un nuevo actor económico cuya misión no consistía en resolver, como varita mágica, todos los problemas de la economía nacional, pero sí ayudar a dinamizarla y complementar la siempre esencial Empresa Estatal Socialista. Pasado ese tiempo de la existencia de micro, pequeñas y medianas empresas la realidad no es tan promisoria.
Partimos de que las mipymes cubanas no constituyen la excepción del mundo, donde no todas sobreviven, algunas tienen una vida muy corta, por no respaldarse con estudios de mercado ni contar con las materias primas necesarias para ejercer una determinada actividad y/o están marcadas por la falta de capital.
Según explicó a Adelante Denise López Fernández, funcionaria de la dirección provincial de Economía y Planificación que atiende los nuevos actores, estos llegaron en un escenario difícil por la situación económica del país, “muchas veces la propia entidad estatal no tiene para tributar al plan de la economía. Sin embargo, algunas de estas han logrado encadenarse con cooperativas, empresas y entre ellas, y sortear los obstáculos, aunque su principal vía de obtención de materias primas, tecnologías y recursos son las importaciones.
“De las que funcionan, muchas las reconvirtieron de trabajadores por cuenta propia (TCP) a empresas y ya tenían sus proveedores, su mercado… les ha sido más fácil que empezar de cero. Las de nueva creación deben acondicionar locales, buscar quienes les provean de los recursos, porque la trazabilidad impuesta como una empresa no les permite, por ejemplo, buscar la harina en la calle, y muchos han tenido que importarla”.
Camagüey cuenta con 181 mipymes aprobadas, 180 privadas y una estatal. Esta última fue la reconversión del proyecto de desarrollo local nuevitero CETA, aunque hay otras en espera de aprobación.
Estos números dejan de ser alentadores cuando se conoce que 123 no producen, entre otras causas por estar formalizando su estatus, acondicionando locales o por falta de materias primas.
TRABAJO… Y TAMBIÉN TRABAS
Constituir una mipyme requiere un proceso personal a través de una plataforma digital, tanto que en los municipios y la provincia no intervienen funcionarios. A esos niveles solo llega la información de las aprobadas, pues el proceso se realiza íntegramente en el Ministerio de Economía y Planificación. Resulta un nivel de informatización para el que no todos están preparados, ni siquiera en las direcciones municipales tienen creadas las condiciones para ayudar a los interesados.
Miguel Hernández Fernández, miembro del proyecto de desarrollo local Comunidad colaborativa y asesores CoCo, incubadora de muchos de estos emprendimientos, resaltó que la plataforma ideada centralizó y organizó la gestión de los organismos implicados en el surgimiento de las mipymes y destacó la capacitación que se les ha dado por varias entidades a los nuevos empresarios.
La comunicación con el Ministerio de Economía es otro asunto a mejorar. Durante esta investigación trascendió que los interesados escriben y con frecuencia no les responden.
“Las personas llegan buscando información y preguntan cómo es el proceso y se les facilita la documentación para que se preparen antes de enfrentarse a la plataforma, también han venido dos personas a extinguirlas”, dijo Ernesto Figueredo Castellanos, funcionario que atiende este asunto en la dirección municipal de Economía de Camagüey. Agregó que los abogados deberían asumir un rol más protagónico en el proceso y algunos le han hecho rechazo, los economistas también pero al abrirlas no se requiere estudio de mercado ni de factibilidad, por lo que quedan subutilizados. “Entre las principales inconformidades está la dilación de la aprobación y las limitaciones a aquellas de tipo profesional. Aquí vienen con muy buenas ideas, pero o las prohíbe el Decreto 49, o el calificador nacional de actividades económicas, o no pueden realizar el comercio exterior directo”. Además, recomendó a los nuevos empresarios tener dentro de la plantilla las funciones de contador, recursos humanos y jurídico, propios o contratados.
Tales carencias dan al traste con que muchas de las empresas creadas un año después no estén produciendo todavía. Tampoco existe una política crediticia para dichas formas de gestión, causas que esgrimen muchos de los que ya abortaron el empeño; esto, unido al surgimiento en un momento de crisis de la economía, complica mucho su futuro.
Quedan mucho por revisar todavía en el diseño, añadió Figueredo Castellanos, entre ellas que no existe la posibilidad de acceder a financiamiento en MLC o divisas “duras”, quedando como únicas formas de reaprovisionamiento el mercado negro y las donaciones, pues solo hay dos entidades bancarias que lo ofrecen y el tiempo de amortización es muy poco para el capital con que cuentan estas nuevas entidades.
“Las mipymes solo se permiten en una forma asociativa: las sociedades de representación limitada (SRL), nada más puedes invertir en una y ser administrativo de una. Los ciudadanos cubanos residentes en el exterior no están autorizados a ser socios, lo cual genera socios fuera del país no declarados, porque en las condiciones actuales de Cuba necesitan liquidez para ejercer su actividad y realizar importaciones”.
Según Hernández Fernández, otro problema es la no existencia de un mercado de acceso legal a las divisas y la persistencia de la dualidad monetaria y cambiaria que dificulta la contabilidad. “En Camagüey urge que desde el gobierno se trabaje para interconectar estos actores con el resto de la economía local y lograr una verdadera relación que potencie la estrategia de desarrollo territorial. Hay muy buenos ejemplos en Villa Clara y La Habana que bien pudiéramos implementar aquí”, enfatizó.
Se refirió también al arrendamiento de locales. Por sus precios tal pareciera que las empresas quieren resolver los problemas financieros con los alquileres. Han estado por 80 000 y 120 000 pesos, lo cual encarece muchísimo el costo del producto. De igual manera insistió en que la política tributaria —por ejemplo, el 35 % sobre las utilidades— es recaudadora y no incentiva el crecimiento. “El nivel de fracaso en América Latina ronda el 80 %; de no cambiar muchas de esas condiciones, los números en Cuba superarán el 90%”, vaticinó.
La Dr.C. Madiú Quiroga Gómez, jefa del Grupo Provincial de Desarrollo Territorial, explicó que la provincia avanza las de alimentos y construcción; sin embargo, no alcanzan el objetivo principal de reflejarse en la calidad de vida del pueblo. “Ha sido un año de retos y desafíos, pero aún no se logra la articulación con la empresa estatal y el avance en alianzas estratégicas y encadenamientos productivos”. Significó entre las de más impacto Renova, Kablecolor, Yeline textil, Alfonso III, Moropo y Constructora Ceres.
EL CAMINO RECORRIDO
Un año y un día después de constituida ante el notario, Chefmigue SRL, la primera aprobada en Camagüey, pudo comenzar a producir. No pastas frescas, como soñó; el precio de la harina le ha complicado esa variante, aunque ya la maquinaria está en Cuba y en cuanto mejoren las condiciones, la retomará. Sin embargo, se encadenó con Pescacam, encontró local y está procesando pescados para hacer conformados.
“Lo logré porque no me rendí a pesar de todas las puertas que me cerraron”, aseguró Miguel Ricardo Sánchez González y agregó que esto lleva conducción y liderazgo de alguien capaz de hacer entender al empresariado la necesidad de ver estas formas de gestión como un complemento a su labor.
Todavía persisten limitaciones, como la de acceder a la materia prima a través de la Pesca. Entre sus proyectos está que le autoricen importar artes de pesca, invertir en su cadena de valor, para mejorar el trabajo de los pescadores, gestionar de manera integral Jigüey y Piloto para elevar la calidad del producto que le llega y pagarle directo al pescador significa mayor compromiso, fidelidad y calidad. “La diferencia entre el precio del mercado negro y el que les ofrece la Pesca es abismal y los mejores pescados no nos llegan. Abaratar mis costos bajaría el precio a la población”. Adelantó que en los próximos días abrirá una pescadería para vender sus producciones sin intermediarios.
Nomi SURL es la pequeña empresa que gestiona la cafetería El Oasis de la calle Independencia en la ciudad de Camagüey, hasta donde llegó Adelante. Su única socia, Melba Ruiz Rodríguez, se refirió a la falta de coherencia entre el actuar de varios empresarios camagüeyanos y la política económica del país. “Algunos no saben qué son la mipymes, otros se niegan a establecer relaciones contractuales y está el grupo de los que no han recibido indicaciones y tampoco hacen nada. En este tipo de negocios sin encadenarse con la empresa estatal, sin que nos vendan productos, sin relaciones contractuales justas, resulta muy difícil avanzar y abaratar los costos, porque muchas de las cosas que pudiéramos comprar de primera mano hay que adquirirlas de segundas y terceras. Además solo se puede sacar para pagos en efectivo 2 500 pesos diarios, el resto, por factura, y si no quieren establecer contratos me están condenando al fracaso”. También se refirió a la alta carga impositiva que en el caso de su actividad implica, entre otros, el 10 % de las ventas totales y el 35 % sobre las utilidades.
Pedro Céspedes Aguilar, socio de Alegre SRL, habló de que proveedores únicos en Cuba como Bucanero, Habana Club y Ciego Montero no les venden, algo que aprovechan intermediarios estatales para sacar ganancias de una mano para otra. “Nos obligan a acudir al mercado minorista o a importar, y es dinero que se va del país y que no hay un mecanismo para ingresarlo a mi contabilidad, además de que encarece los costos, sin sumar el arrendamiento. Hoy se importa hasta el agua, y la creveza Cristal que ofertamos la tuvo que comprar Santa María, porque a las nuevas formas de gestión no les venden. Igual sucede con el aceite y otros productos necesarios para trabajar”, aclaró.
Moropo SURL, del ámbito de las tecnologías, se dedica al desarrollo de aplicaciones informáticas, soporte a sistemas de la empresa o de terceros y un componente de innovación. Según Miguel Ángel Torres Pérez allí no han tenido problemas en cuanto a la relación con otros actores antes como cuentapropia y ahora como empresa, sin embargo, insistió en que hay todavía muchas entidades sin interés en invertir en soluciones informáticas. Sugirió flexibilizar la importación de elementos para la innovación y capitalizar con MLC toda la cadena de valor de un determinado producto, para reaprovisionarse de mercancías que permitan continuar llevando dichos proyectos.
Marfoxi le llamaban a los inventos que hacían él y su hermano desde chiquitos y ese fue el nombre que le puso Dayron Olivera Olivera a su pequeña empresa, que viene de ser TCP y con el objeto social de la producción de panes, galletas y otros derivados de la harina. Han tenido que buscar variantes y usar como extensor la harina de arroz con la que trabajan en una proporción de 50 %, y la cual, por increíble que parezca, se busca en Pinar de Río, Cienfuegos, Santiago… y a Marfoxi llega a través de un encadenamiento con la Empresa Provincial de Alojamiento, a la que destina buena parte de sus producciones. Además, vende a unidades de Comercio y Gastronomía. La harina de trigo la adquiere en Mercabal cuando hay. Dayron planea expandirse y para ello le aprobaron un crédito de dos millones de pesos. Prevé proveer al propio Mercabal para vender mayorista sus producciones a otras mipymes y entidades estatales.
“Si yo pudiera importar directamente la harina bajaría el costo de las producciones y el precio con que llega a la población, que es ese costo más un 15 % de margen. La última harina que compré en ITH andaba por 2.50 MLC el kilogramo. Mi negocio es vender, mis ganancias están en las cantidades, algo que ahora mismo se me hace difícil por la complejidad para adquirir materias primas y el tiempo de producción por la situación energética que atraviesa el país”. Comentó que trabaja en crear su propio molino y procesar la harina de arroz a los estándares que necesita. Como ese, casi todos sus equipos salieron de la inventiva y la empresa reserva una actividad secundaria para reparación de equipos relacionados con esa actividad.
PARA QUE EL AÑO QUE VIENE SEA DIFERENTE
La gobernadora de Camagüey Yoseily Góngora López, en un reciente encuentro con parte de estos nuevos actores, insistió en que no se vean separadas las gestiones privadas y estatales porque ambas tienen que tributar a lo mismo: el fortalecimiento de la estrategia territorial. “No puede existir un divorcio cuando urgen encadenamientos que permitan elevar la oferta de bienes y servicios a los camagüeyanos. No hacemos nada con que las obtenciones de las 64 mipymes dedicadas a la producción de alimentos no se vean por ir a esquemas de distribución informales o fuera de la provincia. Para lograrlo hay que darles la misma atención que a la empresa estatal”.
Esto lleva, según Quiroga Gómez, establecer un sistema de trabajo donde intervengan los organismos implicados para potenciar el intercambio y el fortalecimiento de capacidades. “La estrategia de desarrollo municipal, como instrumento integrador de la planificación territorial, tiene una etapa de diseño e implementación, en la cual hay que tener en cuenta los actores económicos para que se reflejen en el plan de la economía”, dijo. Identificó varias aristas a trabajar: la necesidad de crear espacios para alianzas, colaboración y reciprocidad; que el gobierno a todos los niveles se involucre en las necesidades y obstáculos de los actores económicos ; permitir la importación y exportación de bienes y servicios de manera directa, sin intermediarios nacionales, lo cual descentralizaría el comercio exterior y eliminaría violaciones que se cometen hoy.
Los nuevos actores, a juicio de la también profesora universitaria, necesitan la posibilidad de hacer por sí mismos cobros y pagos internacionales con respaldo en monedas “duras” y así evitar la salida de efectivo hacia el exterior; favorecer la concertación de contratos y licitación de oportunidades de negocios, con transparencia; promover la inversión nacional de los actores económicos cubanos y sobre todo desarrollar cursos y espacios formativos, pues hay personas ajenas a la legislación vigente.
Atender mejor las mipymes —que, si bien no son la solución para los problemas de la economía nacional, están en condiciones de aportar más— sería un primer paso para que enrumben por el carril que el pueblo necesita, y más que revender productos o comercializar a precios exorbitantes, se conviertan en otra opción de acceder a bienes y servicios más asequibles al bolsillo de la gente. Pero eso hay que construirlo desde el control del Estado, el rol coordinador del gobierno y los lazos de colaboración entre la empresa estatal y privada para “remar” parejo hacia una economía sostenible y sustentable, con la vista puesta en que sean menos problemas y más producciones.