La tensa situación financiera que enfrenta Cuba podría tener cierto alivio si el país lograra consolidar su inserción en la economía internacional...
Han transcurrido más de tres décadas desde que como consecuencia de la ruptura de la antigua Unión Soviética y del campo socialista desapareciera el Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME), en el que como Estado miembro Cuba aportaba principalmente azúcar y sus derivados, tabaco, rones y productos pesqueros, y a cambio recibía combustible, fertilizantes, materias primas, alimentos, maquinarias y tecnología.
Hoy pese al recrudecimiento del bloqueo estadounidense y a la compleja situación internacional el país debe ser capaz de insertarse y adaptarse a los cambios sucedidos en el comercio internacional, dinámica que cada vez más, demanda la introducción de avances en los procesos productivos, resultando esencial la aplicación de nuevas tecnologías e innovaciones para lograr producciones de mayor calidad y que puedan competir en el mercado.
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A esa conclusión llegaron las investigadoras Seida Barrera Rodríguez y Lourdes Sánchez Oramas, del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos, de la Universidad de La Habana (UH), y también otros académicos.
Por estos días hemos sido testigo de los encuentros encabezados por el vice primer ministro cubano Alejandro Gil Fernández con representantes de diversos organismos, para chequear el control y seguimiento al plan de exportaciones y a las inversiones extranjeras, y los resultados de la XXXVIII Feria Internacional de La Habana y de la gira en el 2022 del Presidente de la República y del Primer Ministro por varias naciones.
La aspiración es hacerlos sistemáticos durante el año, como parte de una intensa agenda de acciones que contribuyan a aliviar la tensa situación financiera que enfrenta Cuba.
Al decir del Doctor en ciencia Jorge Casals Llano, del Centro de Investigaciones de Política Internacional del Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI), hoy el mundo es distinto después de que la globalización despertara a la región Asia Pacífico, a China, a Vietnam, en tanto la globalización neoliberal potenció un área geográfica que al propio tiempo debilitó la hegemonía norteamericana en el mundo.
Por consiguiente la situación que nosotros tenemos es completamente distinta a la del principio de la Revolución Cubana y a la que se dio en el planeta después de la implosión de la Unión Soviética y del campo socialista, recordaba el experto en el programa televisivo Cuadrando la caja del domingo 5 de febrero.
- FACTORES EXTERNOS E INTERNOS QUE IMPACTAN EN LA INSERCION INTERNACIONAL
Para el Doctor en Ciencias Económicas Antonio Romero, profesor titular del Centro de Investigaciones de Economía Internacional (CIEI) de la UH, los principales factores asociados a los problemas de la economía cubana para insertarse en la arena internacional son de carácter externo e interno.
Los primeros abarcan un bloqueo (estadounidense), una globalización en crisis, un deterioro marcado de los principales mercados internacionales que mueven la demanda mundial, mientras en los internos subyace una economía en crisis, con enormes dificultades en términos de infraestructura productiva y de sus niveles competitivos y que indudablemente está abocada a un proceso profundo de transformaciones estructurales no solamente coyunturales.
El destacado investigador considera que existen potencialidades; por ejemplo Cuba es el único país del tercer mundo que con sus propios recursos fue capaz de producir una vacuna para hacerle frente a la pandemia, en un sector como la biotecnología con todas sus complejidades, extremadamente transnacionalizado y regulado a nivel internacional.
De acuerdo con la Doctora en Ciencias Económicas Carola Salas Souce, directora del CIEI, un obstáculo fundamental es el bloqueo, que en la esfera monetaria adquiere ribetes realmente dramáticos.
Cuba no es miembro de las organizaciones financieras internacionales, lo cual nos pone también en una situación compleja porque entonces no tenemos facilidades para acceder a los mecanismos de financiamiento internacional, y, por consiguiente, ello impide que tengamos un prestamista de última instancia, como se llama, que pudiera representarnos en un conflicto financiero.
Además, nos limita la capacidad para acceder a créditos internacionales, eleva el riesgo país a niveles muy importantes al punto ya de estar en el límite para la desinversión.
En fin, acota Carola Salas, nos hace más compleja la participación en el financiamiento internacional porque según los estándares del mercado financiero la mayor de las Antillas es un país de riesgo y, por lo tanto, no resulta atractivo para los inversionistas extranjeros colocar sus capitales aquí por los bajos niveles de crecimiento del producto interno bruto, por los problemas de inestabilidad macroeconómica, y por el no pago de la deuda externa.
La experta considera que los reiterados incumplimientos de los compromisos internacionales en materia de deuda externa, además de obstaculizar o bajar la credibilidad financiera del país, desestimula las inversiones y reduce nuestras posibilidades de acceder a financiamiento internacional o a nuevos créditos.
Dentro de los procesos de renegociación de deudas, a diferencia de lo que sucede con otras naciones, para Cuba la situación se hace más compleja pues se le dificulta pagar. Pero ello presupone primeramente crecer, y un conjunto de transformaciones o modificaciones estructurales importantes, un proceso también inobjetable de lograr estabilización macroeconómica.
Hay un conjunto de mecanismos que habrá que retomar pues algunos se han utilizado ya en la región latinoamericana desde los años ochenta. Es vital que Cuba acceda al financiamiento internacional y para eso resulta necesario un proceso de mejoría de su calificación crediticia, de reducir los niveles tan altos de riesgo de inversión para el país.
DIVERSIFICAR MAS LA MATRIZ GEOGRAFICA, ACERCARSE MAS AL CARIBE
Según Antonio Romero la Isla tiene que diversificar más la matriz geográfica de los intercambios internacionales.
Si durante la época colonial prácticamente la totalidad de nuestros intercambios y nuestra inserción internacional era a través de la metrópoli, en la etapa de la pseudo república fue a través de Estados Unidos y después tuvimos un periodo largo en el cual el peso del antiguo campo socialista da cuenta de casi el 85 % de nuestros intercambios económicos y comerciales.
Hoy tenemos una matriz de inserción internacional en términos geógrafos más diversificada. Así, en cinco países se concentra más de 60% de todo nuestro intercambio económico, de nuestros ingresos y transacciones: China, Venezuela, Canadá, España y después en un quinto país que varía; en un momento determinado fue Brasil.
Pero hay que diversificar mucho más, estamos en presencia también de la tendencia a una mayor regionalización de la economía mundial, y en tal sentido Cuba debe ampliar sus vínculos comerciales y financieros con su entorno geográfico más inmediato: con el Caribe, con México, con Centroamérica.
De acuerdo con el Doctor en Ciencias Económicas Jorge Casals Llano, del Centro de Investigaciones de Política Internacional del ISRI, debemos aprovechar también las oportunidades que tenemos en Europa y algo que ha sido fruto de la revolución: la industria biotecnológica con sus vacunas incluso hasta contra las garrapatas, muy necesarias para que Estados Unidos resuelva el problema con su ganado vacuno.
Vincular la inversión extranjera a los nuevos actores y al desarrollo local ahí hay una fuente, una potencialidad que tiene el país en la misma medida en que estamos logrando reactivar la participación de esos emprendimientos, que al vincularse al capital foráneo puede generar algo muy utilizado en el mundo: el interés de un ciudadano que vive en otro lugar del planeta por su terruño, con su país de origen, con su localidad y puede entonces invertir dinero en algo que implique un mejoramiento de las condiciones de vida de ese barrio donde vivió.
POTENCIALIDADES DE CUBA PARA INSERTARSE EN LA ECONOMIA INTERNACIONAL
Ante la pregunta de ¿qué potencialidades tiene Cuba para insertarse en la economía internacional? La respuesta la encontramos en la biotecnología o la industria médico farmacéutica, en el turismo y en los servicios profesionales.
Pero en opinión del Profesor Antonio Romero hay capacidades creadas para la exportación de servicios profesionales vinculados al software, al diseño gráfico e industrial, a auditorías, a los servicios de consultoría empresarial.
En el mundo entero, como parte de los procesos de cambio, esos servicios cada día son ofrecidos por pequeñas y medianas empresas; incluso las grandes empresas los terciarizan y estamos viendo cómo en el sector emergente no estatal, de emprendimientos, en Cuba hay una dinámica enorme que se demuestra en términos de diseño, de marketing, de servicio de consultoría, de software, todos altamente dinámicos en los intercambios internacionales.
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Ahí necesariamente tenemos que cambiar la forma de pensar y evidentemente flexibilizar los mecanismos para que ese sector, normalmente liderado por jóvenes, se sienta motivado, salga a conquistar mercados internacionales, pues ya algunos lo están haciendo y no nos damos cuenta, subraya el especialista del Centro de Investigaciones de Economía Internacional.
Cuba es una economía de servicios y de hace un tiempo acá, desde hace aproximadamente 10 12 años las exportaciones de servicios son más importantes en términos de volumen y de valor que las de mercancías, pero de estas tenemos una estructura de exportación muy concentrada en productos estancados en el comercio internacional, de muy bajo valor añadido y además hemos perdido peso en los intercambios mundiales, o sea, ha caído la ponderación de Cuba.
Entonces, tanto los bienes como los servicios en un entorno de sinergia, pueden generar los encadenamientos productivos, opina Antonio Romero.
Sin dejar de reconocer los múltiples obstáculos e imperativos, estos prestigiosos académicos tienen cifradas esperanzas de que en el 2023 la mayor de las Antillas se inserte mejor en la economía internacional, pues existen potencialidades internas.
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