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domingo, 23 de abril de 2023

Coraje, no mediocre conformismo

 

Autor:


pepe@juventudrebelde.cu

El más urgente desafío que encara en lo inmediato el recién electo Gobierno cubano para preservar el socialismo, es timonear con sapiencia y pujanza la anunciada estabilización macroeconómica, que permita frenar la inflación galopante y abrir la brecha de las producciones y servicios aún insatisfactorios y pobres, desatándoles a las fuerzas productivas trabas y obstáculos aún intocados a pesar de todos los cambios asumidos.

Y lo más tensionante será lograrlo a contracorriente de un bloqueo estadounidense inamovible y puntilloso en su constante revancha. Lo más realista sería descartar y obviar de nuestra ecuación de desarrollo el improbable cese de esa cruel mordaza imperial, que por un lado nos asfixia, y por el otro sirve también de excusa para camuflajear nuestros propios errores e insuficiencias.

Será sumamente difícil resurgir del hoyo donde ha caído nuestra economía en medio de tantas adversidades exógenas e internas. Pero no hay otra opción que la audacia hasta del riesgo en el camino del socialismo; nunca la conformidad y la cautela ortodoxas que puedan comprometer nuestro proyecto social. El milagro cubano, si nos lo proponemos, sería, también en la economía, levantar anclas por encima del determinismo imperial que tanto nos mancilla y frena.

«De los cobardes no se ha escrito nada», como proclamaban aquellos novicios milicianos en las arenas de Girón, así hoy el armisticio de cara a nuestros problemas económicos pasa también por el coraje de defender este socialismo en su irreversibilidad, antes que plegarnos de manera conformista a seguir repartiendo estrecheces e insuficiencias, y haciendo lo mismo que no ha dado resultados. Sería el mejor homenaje a tanta sangre derramada, a los precoces muertos de nuestra vida.

Necesitamos completar nuestras reformas económicas sistémicamente, sin desconocer sus gravitaciones políticas. Sin bandazos ni vaivenes. Sin retrocesos. Una economía que se descentraliza y diversifica, que proclama cada vez más autonomías hacia las bases, requiere conferir mayores potestades y libertades a sus actores, ya estatales privados o cooperativos. Eliminarles ataduras y demasiados intermediarios burocráticos. Aliarlos, sin prejuicios ni compartimentos estancos, para llenar la agónica mesa del cubano y muchos otros vacíos. Para que encarnen las buenas y exitosas ideas en el cuerpo del maltrecho país.

Y esa democratización económica no implica necesariamente soltar las riendas del Estado y sí control y fiscalización por parte de ese ente regulador, mediante instrumentos fiscales y métodos indirectos. No administrativos, de úkase. Esa democratización económica lógicamente está llamada a reforzar a niveles superiores, lejos del autocratismo, la democracia socialista en lo político y social.

Ahí es donde se inserta la insistencia de la dirección del Gobierno cubano en los últimos tiempos en el «Gobierno en la calle», «con todos y para el bien de todos», «al lado del pueblo, donde están las mayores dificultades, enfrentándolas y buscando soluciones, eliminando trabas y obstáculos que creen insatisfacción en la población, y que impiden avanzar». Hace mucha falta que esas palabras cobren vida a lo largo y ancho del país.

Este Gobierno y el Parlamento recién electo —que debe ser cada vez más su propio contrapeso—, tienen por delante la compleja y delicada misión de favorecer el empuje democrático a todos los niveles, buscando los consensos, consultando la opinión pública y los diagnósticos científicamente fundamentados. Abriendo espacios de debate y discusión, rezumando las convergencias del sentir y el pensar tan variados. Eso es unidad en la diversidad. Unidad en la sinceridad y la transparencia, no unanimidad falsa y engañosa.

Tantos problemas económicos que nos laceran no van a resolverse de la noche a la mañana. Pero hace falta abrir brechas y convencer, seducir encendiendo la luz de la esperanza en tantos túneles de incertidumbre. Mientras tanto, hay que atajar a tiempo tantos fenómenos de la subjetividad, la desidia, la ilegalidad, el delito y la corrupción, fermentos de la ingobernabilidad. Y hacerlo bajo el principio ya bastante olvidado de la idoneidad: que estén los que son, porque no son todos los que están. Y responder a la confianza del Soberano, que no es dádiva eterna.

3 comentarios:

  1. Lo de siempre. Se sabe lo que hay que hacer, pero no se hace. ¿Porqué? Ni Dios lo sabe.

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  2. El coraje debía haberse expresado en no mantener dirigentes que ya cumplieron su papel histórico y han tomado decisiones o no aprobado propuestas que han llevado a la debacle económica históricamente, acompañando a los efectos negativos del bloqueo
    Coraje es no haber mantenido una dirección de la Asamblea Nacional que se ha visto en la práctica que no funciona
    Coraje es eliminar misterios que no funcionan, ni cumplen sus objetivos y con ello ahorrar recursos como transporte, combustible , alimentos y ponerlo al servicio de la población. Ejemplos
    .- Ministerio de la Agricultura podía ser una dirección del MEP
    .- Fundir MEP y el MFP
    .- Un solo ministerio de comercio. Sustituir la ministra de comercio interior
    .- Un solo Ministerio de Industria que agrupe a todos los sectores industriales
    .- Eliminar el Grupo AZCUBA y hacerle una auditoria empresarial y personal
    .-Eliminar la Comisión Nacional que aprueba la inversión extranjera, pues se ha convertido en un serio obstáculo para las aprobaciones
    ¿Cuantos recursos se ahorraría del Presupuesto?

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  3. Es irónico o burla decir" el recién gobierno electo" si son los mismos de siempre, el cuartico " siempre está igualito".

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