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jueves, 13 de julio de 2023

Bioconversión de lixiviados: un subterfugio viable para la economía circular en Cuba (+fotos)

Desde la Universidad de Sancti Spíritus, varios especialistas comparten sus experiencias en la utilización de las excretas de las aves de corral. Buscan, con ello, la disminución de la huella ambiental en una de las mayores producciones a escala planetaria: la industria del huevo



Con una producción media de 68 millones de toneladas en todo el mundo, la producción de huevos genera efectos negativos en la naturaleza, como la emisión de gases de efecto invernadero o la contaminación del suelo y el agua. (Fotos: Facebook).

Desde la década del setenta, la Tierra sobrevive bajo lo que los climatólogos reconocen como sobregiro ecológico. Esto significa que los recursos naturales que la humanidad demanda al planeta para un año sobrepasan el umbral de los que este tiene para ofrecer a nuestra especie.

La fecha del sobregiro ecológico oscila cada año. 2021, por ejemplo, fue uno de los lapsos más condescendientes con el planeta gracias a la Gran Cuarentena impuesta por la covid, el teletrabajo y el estanco de los servicios.


El lixiviado de gallinaza tiene la capacidad de ayudar a mejorar la actividad microbiana del suelo, el desarrollo de las raíces y aumenta la vitalidad del crecimiento de hojas y flores en las plantas abonadas.

De hecho, tras la paralización masiva de vuelos y mercados de valores en septiembre de 2021, solo hicieron falta dos meses para que el Servicio de Monitoreo de la Atmósfera de Copernicus (CAMS) anunciara el fin de uno de los agujeros más grandes y de mayor duración de la historia, superior al 95 por ciento de todas las grietas atmosféricas registradas desde 1979.

Este 2023 (al igual que en 2020), Chile se convirtió en la primera nación latinoamericana en alcanzar este indicador. De hecho, los expertos afirman que, si cada persona del mundo viviera como un chileno, serían necesarios 2.71 planetas Tierra para sustentar su estilo de vida.


Vista exterior de la Universidad de Gante.

La coordinadora de campañas de Greenpace, Estefanía González, explicó el 17 de mayo, día del exceso chileno, que cuando un área se explota más allá de su biocapacidad, este espacio no solo pierde su habilidad intrínseca para regenerarse, sino que, pari passu, pierde la de absorber los desechos que dejamos los humanos.

Desgraciadamente, Chile, que posee un cementerio de ropa en el desierto más árido del planeta y que es conocido como el basurero del mundo, no es el único país del planeta en despilfarrar recursos naturales a un ritmo insostenible. De hecho, se prevé que el 28 de julio próximo la humanidad agote los recursos destinados al 2023.

A pesar de que las revisiones a estos y otros indicadores climáticos ubican a Cuba en márgenes verdes, amarillos o naranjas, el portal especializado en política ambiental Datosmacro alerta que en 2021 la isla aumentó en un 12.75 por ciento sus emisiones de CO2 a la atmósfera respecto a 2020. Esto significó una emisión de casi 2.8 megatoneladas extra del gas de efecto invernadero y el ascenso al número 105 en la lista conformada por 184 países.

Para combatir estos flagelos ocasionados por el consumismo surgen fuentes energéticas basadas en la utilización del sol, el viento, el agua, el biogás o la biomasa y un modelo que se opone a la economía lineal tradicional basada en la oferta y su consumo: la economía circular.


Yasmany Alba Reyes es el quinto profesor de la UDI-CEEPI beneficiado con una beca doctoral de la Universidad de Gante, en Bélgica.

Esta variante económica, explica el profesor asistente de la Universidad de Sancti Spíritus (UNISS), Yasmany Alba Reyes, es un modelo de producción y consumo atemperado a este siglo y sus nuevos requerimientos planetarios.

“Como su nombre lo indica, se basa en la circularidad, la renovación constante, el reciclaje y la reutilización de los productos durante el mayor tiempo posible. De esta forma, enfrenta desafíos globales como la gestión de los desechos, el cambio climático, el sobregiro ecológico y la contaminación”, añade el máster en Ciencias.

Tras casi dos décadas de trabajo sostenido, Escambray se acerca a la labor de este y otros especialistas del Centro de Estudios de Energía y Procesos Industriales (CEEPI) los cuales, gracias a sus logros en la investigación de fuentes de energía renovables, han sido merecedores de una de las becas doctorales más prestigiosas del mundo en una universidad puntera.

LAS BECAS BOF

Las Becas del Fondo Especial de Investigación (BOF) de la Universidad de Gante (UGent) para estudiantes de doctorado de países en desarrollo apoya a grupos de investigación universitarios o centros de investigación de naciones subdesarrolladas mediante la mejora de su personal académico.

La UGent, fundada en 1817 en Gante, Flandes, es una de las tres universidades más grandes de la región flamenca. A menudo es descrita como una de las 200 casas de altos estudios más prestigiosas del mundo y, de hecho, en 2023 se posicionó en el lugar 159 del QS World University Rankings.

“Las del BOF se denominan becas tipo sandwich: en un lapso de cuatro años, el candidato dispondrá de 24 meses en uno de los campus y los otros 24 en un centro de investigación en su país de manera escalonada”, explicó Alba Reyes, quien es además el quinto profesor de la UDI-CEEPI seleccionado para el intercambio.


Desde el laboratorio de la UGent, Leyanet comparte fotografías de los equipos de experimentación.

La relación de cooperación entre las universidades de Gante y Sancti Spíritus nació alrededor del año 2008 con un proyecto de iniciativa propia que coordinó el Vicerrector de Investigación de Posgrados de aquel entonces, el doctor Osvaldo Romero Romero.

“Este proyecto se deriva de una colaboración previa donde se le recomendó a la parte belga hacer un proyecto más pequeño con otra universidad: la nuestra. Contó con unos 330 000 euros de financiación, sobre todo, para equipo de laboratorio”, explica Ernesto Barrera Cardoso, director de la Unidad de Desarrollo e Innovación (UDI), también conocida como Centro de Estudios de Energía y Procesos Industriales (CEEPI).

Gracias a esta ayuda, la UNISS creó y equipó un laboratorio de biogás e ingeniería ambiental que aún funciona y se financió la formación académica de un grupo de profesores, entre ellos, dos doctorados: uno en el extranjero y el otro en Cuba, pero con una parte importante de la experimentación en Gante.

CENTRO DE INNOVACIÓN DE PRIMER NIVEL

Como su nombre indica, el CEEPI tiene como misión realizar investigaciones, servicios científico técnicos y actividades de formación encaminadas a potenciar el desarrollo energético y agroindustrial sostenible en el territorio espirituano.

Desde la perspectiva académica, esta unidad enriquece programas de estudio, eleva la capacidad científica de los estudiantes y prestigia la Educación Superior en Cuba, lo cual lo hace merecedor de reconocimientos y publicaciones de niveles I y II.

“En 2014 y en 2021 obtuvimos dos nuevas becas de investigación doctoral con el tema de los lixiviados de gallinaza. Esto consiste en someter las excretas de la avicultura a un proceso de limpieza donde se emplean los componentes disueltos en la producción de biogás. La parte sólida se utiliza en la producción de biogás, biocarbono y otros gases combustibles”, agrega Barrera Cardoso.

Los últimos otorgamientos solo han ofrecido una beca por año para Cuba y, confirma el director de esta unidad de innovación, solo en los últimos tres años la UNISS se hizo con dos de estas vacantes.

Yasmany Alba Reyes, explica que labora en el equipo desde 2017. El proyecto Bioconversión de lixiviados en reactores de alta eficiencia fue merecedor de una beca BOF y, en su caso, asistirá al Icheon Global Campus, en Corea del Sur, la sede más joven de las tres que componen la Universidad de Gante.

“En mi caso, fui la única cubana seleccionada en 2021”, declara Leyanet Odales Bernal, máster en Química Analítica.

Una parte del doctorado, señala la investigadora, consiste en la carbonización hidrotérmica de la biomasa (también las excretas de gallinaza) con fines energéticos. Esta termoconversión química puede utilizarse gracias a sus propiedades combustibles y provee sus nutrientes para las plantas e incrementa la calidad del suelo.

La otra parte, expone, se centra en la digestión anaerobia como cierre del ciclo y aprovechamiento de desperdicios.

“A pesar de que mi perfil no coincidía con el de la maestría (ingeniería química cuando estudié una licenciatura) y esto me provocó graves temores, el placer de engendrar un proyecto de relevancia a escala planetaria debería ser un mantra al que aspiráramos todos los investigadores”, comenta Leyanet vía WhatsApp.

Este proyecto, poco visibilizado en los medios de comunicación yayaberos, es solo uno de los 29 que posee la UNISS y responden a programas priorizados para el país y la comunidad científica internacional.

Tanto la optimización de la producción como la sustitución de importaciones, el empleo de energías renovables y el desarrollo local se posicionan como tareas clave para encaminar a la provincia y la nación a una mayor eficiencia productiva sin descuidar el enfoque armónico y respetuoso con la naturaleza.

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