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lunes, 25 de diciembre de 2023

Cuidado con los economistas que no reconocen que se equivocaron

La recesión parece un riesgo mayor que el resurgimiento de la inflación en EE.UU.
Me preocupa que ese riesgo aumente si los responsables políticos escuchan a quienes se resisten a reconocer que se equivocaron.


El edificio Marriner S. Eccles de la Reserva Federal, en Washington. Foto: Christopher Lee/The New York Times


Desde el punto de vista económico, 2023 pasará a los libros de récords como uno de los mejores años de la historia: un año en el que la inflación bajó a un ritmo asombrosamente rápido y sin costos visibles, contradiciendo las predicciones de muchos economistas de que la desinflación requeriría años de alto desempleo.

Hasta ahora, al menos, la opinión pública no parece dispuesta a creer las buenas noticias ni a reconocer el mérito de la administración Biden. Pero esta columna no trata sobre la evidente brecha entre las percepciones de los votantes y la realidad. Trata más bien sobre la falta de voluntad de algunos economistas y funcionarios influyentes para aceptar el hecho de que se equivocaron.

¿Por qué debería importarnos? No se trata de ganar puntos personales, aunque soy partidario de reconocer los errores del pasado: así se aprende, y además es bueno para el alma. Lo que me preocupa es que aferrarse a una visión de la economía que ha sido refutada por los acontecimientos recientes hace más probable que metamos la pata, haciendo que la economía atraviese una recesión que, resulta ser, no necesitábamos ni necesitamos para controlar la inflación.

¿Qué tan impresionante ha sido la economía? Todavía en marzo, el comité de la Reserva Federal que fija la política monetaria preveía que acabaríamos este año con un índice de desempleo del 4,5% y una inflación "subyacente" del 3,6%.

La semana pasada, el mismo grupo preveía para fin de año un desempleo de sólo el 3,8% y una inflación subyacente de sólo el 3,2%. Pero en realidad las noticias son aún mejores, porque esta última cifra es la inflación para el conjunto del año; en los seis meses que terminaron en octubre, la inflación subyacente fue del 2,5%, y la mayoría de los analistas que sigo creen que, cuando se conozcan los datos de noviembre a fines de esta semana, la inflación se ubicará en torno al 2%, que es la meta de largo plazo de la Reserva Federal.

Aterrizaje suave logrado.

¿Cómo lo hemos conseguido? La respuesta parece bastante clara. Los economistas que argumentaron que el repunte de la inflación de 2021-22 era "transitorio", impulsado por las perturbaciones causadas por la pandemia de COVID y la invasión rusa de Ucrania, parecen haber tenido razón, pero esas perturbaciones fueron mayores y más duraderas de lo que casi nadie pensaba, por lo que "transitorio" terminó significando años en lugar de meses. Lo que sucedió en 2023 fue que la economía finalmente resolvió sus problemas post-pandémicos, por ejemplo, los problemas de la cadena de suministro y el desajuste entre la oferta de empleo y los trabajadores desempleados.

No se trata de una especulación casual. Una combinación de aumento del empleo y caída de la inflación es exactamente lo que cabría esperar en una economía con una mejora de las cadenas de suministro. También es lo que se ve cuando se examina la economía en detalle: los sectores de mayor crecimiento han registrado los mayores descensos de la inflación. Y los modelos estadísticos de inflación que incluyen medidas de la cadena de suministro siguen la evolución de la inflación en los últimos años de una forma que los modelos más convencionales no lo hacen.

Pero muchos economistas que se equivocaron al ser pesimistas respecto de la inflación - sobre todo Larry Summers, aunque no es el único - siguen reacios a aceptar lo obvio. En cambio, argumentan que la Fed, que empezó a subir las tasas de interés de forma acusada en 2022, merece el mérito por la desinflación.

La pregunta es: ¿Cómo se supone que ha funcionado? El argumento pesimista original era que la Fed necesitaba crear mucho desempleo para reducir la inflación. En mi opinión, el argumento actual es que, al actuar con dureza, la Reserva Federal convenció a la gente de que la inflación bajaría y que esto fue una profecía autocumplida.

Por lo que veo, no hay ninguna prueba de ello. Aunque los mercados financieros presten mucha atención a las declaraciones de la Reserva Federal, los productores y los trabajadores, que fijan los precios y los salarios, no lo hacen; basan sus decisiones en lo que ven a su alrededor.

Hay aquí algunos ecos históricos. Hace aproximadamente una década, algunos economistas y funcionarios políticos insistían en que reducir el gasto público aumentaría el empleo, al impulsar que haya más inversión; yo me burlé de esa opinión, que resultó ser totalmente errónea, como la creencia en el Hada de la Confianza. Lo que estamos viendo ahora podría llamarse la creencia en el Hada de la Credibilidad

Para que quede claro, no culpo a la Reserva Federal por haber subido las tasas en el pasado. El año pasado no sabíamos que el cuento de la inflación saldría tan bien y, para ser justos, el aumento de las tasas no ha provocado, de hecho, una recesión, al menos hasta ahora.

Lo que me preocupa es el futuro. En general, los mismos que se mostraron erróneamente pesimistas respecto de la desinflación advierten ahora a la Reserva Federal que no rebaje rápidamente las tasas de interés. ¿Por qué? Bueno, si uno cree que cualquier aumento de la inflación será muy difícil de revertir y también cree que la percepción de dureza de la Fed fue crucial para bajar la inflación, supongo que estará dispuesto a correr grandes riesgos de recesión para preservar la credibilidad de la Fed en la lucha contra la inflación. Pero ninguna de las dos creencias está respaldada por la evidencia.

¿Se ha ganado definitivamente la guerra contra la inflación? No. Pero la recesión parece un riesgo mayor que el resurgimiento de la inflación. Y me preocupa que ese riesgo aumente si los responsables políticos escuchan a quienes se resisten a reconocer que se equivocaron con la historia de la inflación y se aferran a una teoría falsa sobre cómo logramos bajar la inflación.

c.2023 The New York Times Company

Traducción: Elisa Carnelli

2 comentarios:

  1. Por el título, pensé que se refería a los economistas oficiales cubanos. Y a algunos ex ministros y ex presidentes de los antiguos Comités Estatales que mucho aportaron al desastre en su momento y ahora son "críticos ".

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  2. Sería bueno un artículo sobre las equivocaciones en la conducción de la economía cubana. Causas y efectos en los últimos 30 años

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