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jueves, 29 de junio de 2023

Algunas reflexiones sobre plan y mercado en el modelo socialista cubano (III)

  junio 13, 2023

Por José Luis Rodríguez 


La dolorosa enseñanza del derrumbe del socialismo en Europa no puede llevar a la conclusión –manejada por no pocos autores- de que el socialismo no es perfectible y de que la preponderancia absoluta del mercado es inevitable.[1]

Bastaría para refutar la tesis de que el mercado resulta más eficiente que la planificación, lo sucedido en los últimos 30 años con la implantación del capitalismo neoliberal en los antiguos países socialistas europeos y la ex URSS. Además del enorme costo político y social que ha conllevado la variante de capitalismo salvaje allí introducido, desde el punto de vista económico estos países se ubicaron en la periferia del capitalismo como los más atrasados de la Unión Europea o dejaron de ser una potencia mundial, como fue el caso –durante los años 90- de Rusia como heredera de la URSS.[2] En este último caso y a partir de la presidencia de Vladimir Putin, comenzó un proceso de recuperación económica y social para revertir la catástrofe de los años 90, que llevó a un enfrentamiento creciente de Rusia con la OTAN desde el año 2007 y que ha desembocado en el conflicto ucraniano actual.[3]

La experiencia histórica reciente muestra que, si bien la existencia de las relaciones monetario-mercantiles tiene una base objetiva en las condiciones del socialismo y no es posible negar su presencia, sobrevalorarlas puede llevar a la destrucción del sistema.

El llamado socialismo de mercado mostró  que no era posible asimilar la producción mercantil sin tomar en cuenta su carácter esencialmente contradictorio con el socialismo en múltiples aspectos, por lo que ofrecen muchas dudas aquellas interpretaciones que plantean la “utilización” del mercado como un mero instrumento de dirección en función de la construcción de la nueva sociedad, sin valorar sus efectos perversos en lo social y en lo político.

Al respecto el Che fue categórico cuando en 1964 advirtió “Negamos la posibilidad del uso consciente de la ley del valor, basado en la no existencia de un mercado libre que exprese automáticamente la contradicción entre productores y consumidores…” y más adelante subrayó “La ley del valor y el plan son dos términos ligados por una contradicción y su solución; podemos, pues, decir que la planificación centralizada es el modo de ser de la sociedad socialista, su categoría definitoria y el punto en que la conciencia del hombre alcanza, por fin, a sintetizar y dirigir la economía hacia su meta, la plena liberación del ser humano en el marco de la sociedad comunista.”[4]

El manejo de relaciones monetario-mercantiles en el socialismo, a partir de su existencia objetiva, tanto mayor en la medida en que más bajo sea el nivel de desarrollo de la sociedad, debe realizarse tomando en cuenta su carácter contradictorio, asimilándolas como un elemento no consustancial al socialismo, pero en cuya construcción el mercado tendrá que ser tomado en cuenta durante largos años.[5]

Cómo hacerlo supone un delicado manejo político y económico que impida que el mercado obstaculice el desarrollo de relaciones sociales de producción superiores, al tiempo en que se le concede el espacio indispensable para evitar un freno al desarrollo de las fuerzas productivas.

Un interesante análisis sobre las medidas que pudieran  propiciar la asimilación de la heterogeneidad en las formas de propiedad y el incremento de las relaciones monetario-mercantiles en el caso de Cuba fue emprendida por el destacado economista Alfredo González ya desde inicios de este siglo.

En su ensayo “Socialismo y mercado”,[6] este autor subrayaba la importancia de no “…combatir la extensión de las actividades mercantiles con métodos coercitivos, no económicos…”, y proponía medidas para lograr una mayor diversidad de oferta y una mayor capacidad competitiva de la propiedad estatal respecto a la no estatal, brindando a las empresas públicas un mayor nivel de autonomía, incentivos, restricciones financieras efectivas y flexibilidad para responder a la demanda; implementar la competencia entre formas de propiedad no estatales, propiciando el desarrollo de las de mayor contenido social como las cooperativas y acotar el crecimiento de formas de propiedad no estatal asociándolas al Estado y reconocer las desigualdades de ingresos laborales derivadas de la heterogeneidad productiva y atenuarlas mediante un sistema salarial coherente, incentivos multilaterales, nivelación del mercado de trabajo y una política más selectiva de subsidios, impuestos y mercados segmentados, entre las más destacadas.

Al propio tiempo González subrayaba en el caso cubano como en la convivencia entre diversas formas de propiedad resultaba “…determinante la evolución del entorno externo y, en especial, del diferendo con los Estados Unidos, pues a nadie se le escapa que la promoción unilateral de dichas reformas de mercado persigue, en muchos casos, objetivos ulteriores, nada favorables al desarrollo del socialismo en Cuba.”[7]

Un enfoque más adecuado de las relaciones entre plan y mercado se encuentra en la “Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista” aprobada en el 2016 y actualizada en el 2021.[8]

En ese documento se recogió la necesidad de tomar en cuenta la existencia objetiva de relaciones monetario-mercantiles en el socialismo, al tiempo que se les ubicó subordinadas a la planificación.

Así se señalaría: “En el país rige un sistema de economía socialista basado en la propiedad de todo el pueblo sobre los medios fundamentales de producción, como la forma de propiedad principal y la dirección planificada de la economía, que tiene en cuenta, regula y controla el mercado en función de los intereses de la sociedad.”[9]

Más adelante, en el título 1.2 “Principales transformaciones que fundamentan la actualización del modelo”, epígrafe b, se precisaban las directrices para lograr una integración del mercado a los propósitos de desarrollo de la sociedad, al señalar: “Reconocer, regular y lograr un adecuado funcionamiento del mercado, de modo que las medidas administrativas centralizadas, en interacción con las políticas macroeconómicas y otras, induzcan a los actores económicos a adoptar decisiones de acuerdo con los intereses de toda la sociedad.”[10]

Por otra parte, al precisar el papel de la propiedad no estatal y su gestión, se reafirmaba: “El reconocimiento y diversificación de diferentes formas de propiedad y de gestión responden al insuficiente desarrollo de las fuerzas productivas, al nivel de socialización alcanzado por la propiedad social y a los objetivos de la construcción del socialismo, al contribuir a movilizar recursos humanos, materiales y financieros nacionales y extranjeros. (…) La existencia de formas de propiedad y de gestión no estatales tiene como objetivos posibilitar que el Estado y el Gobierno se concentren en las complejas tareas que le son propias, tributar a la eficiencia integral de la economía, generar empleos, desplegar iniciativas, impulsar las fuerzas productivas, incrementar los ingresos al Presupuesto del Estado y contribuir al bienestar en función del desarrollo socialista.”[11]

En esencia se reflejaba así la necesidad de reconocer un mayor espacio a las relaciones monetario-mercantiles, tomando en cuenta el nivel de desarrollo real alcanzado por la sociedad cubana actual, en tanto que no era posible aspirar al reconocimiento directo del carácter social del trabajo y a la satisfacción de las necesidades de la sociedad si esto no era acompañado de un elevado nivel de desarrollo de las fuerzas productivas.[12]

En el caso de Cuba el carácter subordinado que se otorga al mercado refleja la comprensión de las contradicciones que –en su desarrollo- el mismo conlleva, lo que supone –en el socialismo- la activa participación del Estado para potenciar sus efectos positivos, al tiempo que se frenan sus más indeseables consecuencias.

Estos propósitos se reflejan más detalladamente en el capítulo III “La dirección planificada del desarrollo económico y social”, al expresarse: “Una función fundamental del Estado y el Gobierno es la regulación de los mecanismos del mercado, para enmarcarlos en los principios que rigen la construcción de nuestro socialismo y estimular su desarrollo.” Estos propósitos recogen sintéticamente:

  • La igualdad en el acceso a los mercados de producciones e insumos de todos los actores económicos.
  • El establecimiento de pautas de producción y consumo racionales y sostenibles.
  • La delimitación de los ámbitos de la vida económica y social en que no será reconocido el mercado.
  • El respeto y el control de los derechos y obligaciones de todos los actores económicos y sociales.
  • El establecimiento de políticas comerciales y de precios para regular la competencia y evitar las malas prácticas y la especulación.
  • La no tolerancia de prácticas de tipo monopólico.[13]

IV

La experiencia muestra que la regulación del mercado en la construcción del socialismo ha sido históricamente compleja y su eficiencia limitada.

En el caso de la economía cubana, se ha vivido este proceso en medio de la excepcionalidad que supone un bloqueo que dura ya más de 60 años y su enorme costo para el desarrollo del país. A esta realidad incontrastable, hay que sumar que solo en una época relativamente reciente, se reconoció la existencia objetiva del mercado en la construcción socialista y la necesidad de su regulación a través de mecanismos económicos y no sólo mediante decisiones administrativas.

A esta situación se añade una crisis en la que se han sumado los impactos acumulados de las 243 sanciones adicionales como parte del bloqueo económico de EE.UU., implementadas por el gobierno de Trump y su aplicación continuada por Joe Biden; las consecuencias de la COVID 19, que provocó la caída de 10.9% en el PIB del año 2020 y la crisis internacional, con su secuela de inflación, potenciada por los efectos de la guerra de Ucrania desde febrero del 2022 y que ha elevado sustancialmente los precios de los alimentos y los combustibles en el mercado mundial.

Ante esta realidad, no es posible una regulación apropiada del mercado y  los precios si primero no se implementan las medidas urgentes de un Programa de Estabilización Macroeconómica.

De tal modo, la situación actual requerirá –prioritariamente-  una renegociación de nuestra deuda externa con un mínimo de liquidez, de manera que se inicie un proceso de apertura del financiamiento externo que hoy resulta inexistente. A esto debe acompañarlo un programa antinflacionario, que incluya medidas de mitigación para la población más vulnerable y que sufre en mayor medida, el impacto de la inflación, donde los precios de los alimentos crecieron –entre abril de 2022 y el propio mes del 2023- un 70.67%, con un promedio de crecimiento en todos los precios de 45.36%.[14] A esto se suma el indispensable aumento de la oferta de alimentos a precios al alcance de la población y la estabilización de la disponibilidad de portadores energéticos y la generación de electricidad.

Por último, no es posible olvidar que los mecanismos económicos que se utilicen para lidiar con el mercado en las actuales circunstancias, serán siempre instrumentos auxiliares, pues nunca deberá perderse de vista que –como señalara el Comandante en Jefe en 1975–  “…ningún sistema en el socialismo puede sustituir la política, la ideología, la conciencia de la gente; porque los factores que determinan la eficiencia en la economía son otros que no pueden existir de ninguna manera en el socialismo, y sigue siendo un factor fundamental y decisivo el aspecto político, el aspecto ideológico y el aspecto moral.”[15]

Mayo de 2023.

[1] En este caso se encontraría el destacado economista húngaro Janos Kornai. Lamentablemente a esa conclusión llegaron también múltiples autores ex soviéticos. Ver de Leonid Abalkin “The Market in a Socialist Economy” in Anthony Jones and William Moskoff (eds) “The Great Market Debate in Soviet Economics”, M. E. Sharpe, New York, 1991.

[2] Ver el caso de Rusia en el libro de David M. Kotz y Fred Weir “Russia’s Path from Gorbachev to Putin” Routledge London and New York, 2007.

[3] Ver la evolución de la Federación de Rusia hasta años recientes en el libro de José Luis Rodríguez “El derrumbe del socialismo en Europa” Ruth Casa Editorial y Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2016, capítulos I y III.

[4] Ernesto Che Guevara “Sobre el sistema presupuestario de financiamiento”, Op. Cit. p. 82.

[5] En la literatura económica cubana el criterio erróneo que asimila las relaciones monetario-mercantiles al socialismo señalando que estas relaciones tienen ahora un nuevo contenido que las hace diferentes, ha permanecido con fuerza desde los años 80 del pasado siglo.

[6] Alfredo González “Socialismo y mercado” Revista TEMAS Nº 30 Julio-Septiembre de 2002.

[7] Ibidem, página 26.

[8] Ver PCC “Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista. Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución para el Período 2021-2026” Comité Central del Partido Comunista Cubano, La Habana, junio de 2021.

[9] Ibid. p. 16.

[10] Ibid. p. 21.

[11] Ibid. p. 23.

[12] No debe olvidarse que ya Marx y Engels habían expresado en 1846 “Este desarrollo de las fuerzas productivas constituye también una premisa práctica absolutamente necesaria, porque sin ella solo se generalizaría la escasez y, por tanto, con la pobreza, comenzaría de nuevo, a la par, la lucha por lo indispensable y se recaería necesariamente en toda la miseria anterior.” Carlos Marx y Federico Engels “La Ideología Alemana” Edición Revolucionaria, La Habana, 1966, página 35.

[13] Ibid. p. 42.

[14] ONEI “Indice de Precios al Consumidor Abril 2023” Mayo 19 2023 www.onei.gob.cu

[15] Fidel Castro “Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba. Informe Central”, Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 1978, p. 113.

MOTÍN EFÍMERO EN RUSIA—QUIZÁ INDUCIDO DESDE EL EXTERIOR.CHINA REFRENDA SU G-2 CON PUTIN.


28 junio, 2023



En la madrugada del viernes al sábado por la tarde, cuando la empresa paramilitar privada de mercenarios Wagner PMC, al mando del folclórico ex vendedor de hotdogs Prighozin, se encontraba a sólo 200 kilómetros de Moscú, las declaraciones más dramáticas provinieron del vicepresidente del Consejo de Seguridad Dmitry Medvedev, quien alertó que se trataba de un operativo de gran envergadura y bien articulado que ponía en riesgo la captura de armas nucleares tácticas (https://bit.ly/3PAG8Uy).

Se ignora si tal aserto dramático fue real o si Medvedev lo hizo para abultar el peligro y así propinar un severo golpe al motín efímero, ya que Pavel Podvig, director del Proyecto de Fuerzas Nucleares Rusas, afirmó que tal posibilidad apocalíptica era “virtualmente imposible (https://bit.ly/43gpaOJ)”.

Lo que no se presta a conjeturas ni a equívocos es la postura oficial de China que refrendó su inalienable apoyo al gobierno de Putin, lo cual equivale a la consolidación del proyecto del nuevo orden multipolar y la alianza sin límites del G-2 que no se atreve a pronunciar su nombre entre Rusia y China.

Desde el punto de vista de la estabilidad estratégica entre las tres máximas potencias del planeta –EU, Rusia y China– lo más rescatable del motín efímero con sus tenants et aboutissants (pros y contras) es el G-2 entre Rusia y China (https://bit.ly/43Z4oEp).

Global Times (GT), portavoz oficioso del Partido Comunista Chino, afirma que “China apoya y cree que Rusia mantendrá la estabilidad nacional (https://bit.ly/44bwqw2)”.

El rotativo desecha el catastrofismo deliberado de Occidente sobre la fragilidad de la administración Putin llegando hasta a usar el incidente para poner en tela de juicio las relaciones de China y Rusia. Obvio: lo que más le importa a la anglósfera es fracturar el nuevo G-2 de la multipolaridad.

Mao Ning,portavoz de la cancillería china, declaró que Rusia es un vecino amigable y un socio estratégico (¡megasic!) en la coordinación de la nueva era (sic). Global Times se mofa de que el incidente sucedió y concluyó tan rápido y mucho antes de que algunos funcionarios occidentales hayan sabido lo que sucedía y ahora se confinan a cuestionar la autoridad de Putin, comoeco de sus narrativas de siempre para vituperar al gobierno ruso. El rotativo expone la postura del secretario de Estado Antony Blinken, quien aseveró que el desafío de Wagner PMC expuso las nuevas grietas en la fortaleza del liderazgo de Putin que puede tomar semanas (sic) o meses para concretarse, lo cual afectará las capacidades militares de Moscú en Ucrania.

Global Times desmiente que el motín dañe la relación de Rusia con China,lo cual es también desechado por los expertos chinos quienes fustigan que tal interpretación de Occidente tiene como objetivo amplificar algunos de los problemas internos de Rusia para conseguir el objetivo de seguir debilitándolo y provocar daño a la moral militar de sus soldados,como parte de la guerra cognoscitiva (sic) lanzada por EU contra Rusia. Global Times señala el alarde de varios multimedia de EU que alegan haber sabido de antemano los preparativos de la revuelta de Prigozhin (https://nyti.ms/44by4Oe) y añade que Lavrov declaró que Rusia investiga si los servicios de espionaje de Occidente estuvieron implicadosen el motín.

Por cierto, la participación de los servicios secretos de Occidente, primordialmente la CIA y el MI6 británico, ha sido señalada por el ex diplomático indio Bhadrakumar (https://bit.ly/3PxE7so).

En el mismo tenor, el presidente serbio, Aleksandar Vučić, aseveró que el “espionaje extranjero se encuentra detrás del fallido golpe de Wagner PMC (https://bit.ly/3NqMdjW)”.

Hispan TV acusa que el Mossad de Israel participó en el intento para derrocar a Putin (https://bit.ly/3raMlw8).

Llamó poderosamente la atención el vigor con que Biden ha rechazado haberse inmiscuido en los asuntos internos de Rusia (https://bit.ly/43Z41tv). Ahora falta que le crean Putin y Xi.


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La economía cubana y las instituciones

Tener buenas instituciones no es tener buenos edificios con muchos homo sapiens disciplinados y obedientes, equipados con modernos instrumentos tecnológicos, dispuestos a defender con uñas y dientes su estatus.

por  Dr.C Juan Triana Cordoví, OnCuba
junio 28, 2023
en Contrapesos


Foto: Otmaro Rodríguez.


Las instituciones —las reglas del juego— y todo lo que se les asocia, son esenciales para que una economía consiga y mantenga una senda de crecimiento y de desarrollo. Mucho se ha escrito al respecto, sin embargo, es habitual que no se entienda la importancia de la calidad de las mismas, su condicionalidad y dependencia de factores objetivos y subjetivos; su alcance real y necesaria transformación y “modernización”; su relación de subordinación y a la vez de independencia de quienes las crean; su impacto ampliado en la realidad; la necesidad de cuidar su coherencia y funcionalidad con los propósitos que se definen y su carácter decisivo en la certidumbre o incertidumbre sobre el futuro mediato e inmediato.

Las instituciones son quizá lo más humano de todo lo que el homo sapiens ha creado; algo esencial y único que nos distingue del resto de las manadas de las otras especies animales.

Las instituciones terminan generando sus propios sistemas de defensa, sus propios guardias de seguridad, imponiendo sus propias fronteras, su propio “líquido amniótico”, del que se alimentan y donde crecen sus alimentadores.

Las instituciones, al menos para la economía, no son las estructuras organizativas que los seres humanos crean en los diferentes territorios/países que habitan; sino las normas, indicaciones, tradiciones, creencias, etc. que esas estructuras recrean constantemente con el buen propósito de intermediar entre los miembros de la sociedad y ayudarlos a convivir con relativa —y casi siempre endeble— armonía.

Tener buenas instituciones no es tener buenos edificios con muchos homo sapiens disciplinados y obedientes, equipados con modernos instrumentos tecnológicos, dispuestos a defender con uñas y dientes a su “madre nutricia” y a obligarla a producir decenas y cientos de normas para perpetuarse indefinidamente y salvaguardar sus intereses, puestos de trabajo y privilegios.

Nuestro país, como todos, lleva toda su existencia creando, luchando y padeciendo por sus instituciones. Aunque no tengo cómo probarlo, después más de cuarenta y cinco años observando pacientemente nuestra economía y participando de vez en vez en algunos de sus procesos, tengo la intuición de que mientras menos “reglas de juego” existan, serán más funcionales al propósito de crecer y desarrollarnos y los costos del proceso —en especial los de oportunidad y de transacción— serán menores.

Pero seguro estoy equivocado y sobre todo mal influenciado por esta experiencia de vida donde he visto a cada estructura organizativa tirar para su lado; tanto, que a veces me ha inducido a dudar de la existencia de un sistema centralizado y coordinado.

Algunos ejemplos de nuestra realidad que podrían ilustrar esa influencia negativa de instituciones poco funcionales a sus propósitos son:

  1. Las continuas marchas y contramarchas del mismo proceso de reformas.
  2. La demora en adoptar decisiones que la economía ha demandado continuamente como, por ejemplo, la eliminación de la lista positiva y la adopción de la lista negativa de actividades permitidas para el trabajo privado. Costó más de veinte años que se lograra.
  3. La demora en la creación de las mipymes, diez años después de los Lineamientos y casi treinta desde el inicio de la reforma a inicios de los 90.
  4. La prevalencia de las orientaciones de los cuadros, por encima de lo que dictan las normas legales.
  5. La eliminación para las mipymes de la exención impositiva en el primer año de vida y la limitación del objeto social; esta última en franca contradicción con lo que la norma estipula.
  6. La creación de una nueva moneda, MLC, mientras se declaraba el propósito de la unificación cambiaria y monetaria.
  7. La demora en acometer la reforma monetaria y cambiaria.
  8. La sobrevivencia de reglas de juego concebidas décadas atrás cuando el país vivía otra realidad y que trabaron y aún traban los propósitos de crecimiento económico.
  9. La resistencia a introducir y expandir el uso de sistemas de apoyo a las personas y abandonar el subsidio generalizado a productos.
  10. La resistencia a flexibilizar la ley de inversión extranjera y sus reglamentos y la demora en adoptar un reglamento para acometer ese proceso en las mipymes, cuando nuestra capacidad de generar ahorro interno es exigua.
  11. La demora en adoptar soluciones para “negociar la deuda externa” cuando Cuba hoy está reconocido como uno de los países de más alto riesgo y la economía está técnicamente en default.
  12. La insistencia en mantener un sistema impositivo esencialmente recaudatorio.
  13. La resistencia a conceder autonomía real a las empresas estatales.
  14. La renuencia a reducir los “medios de producción fundamentales” a aquellos que son estratégicos para el desarrollo, la seguridad nacional y el cuidado del medio ambiente.
  15. La prevalencia de lo sectorial por encima de lo territorial.
  16. La persistencia en mantener el control administrativo y monopólico sobre los procesos de importación y exportación cuando la realidad ha demostrado que las estructuras que de ellos se ocupan están desbordadas.
  17. El aferramiento ministerial a la tradición de “mandar en las empresas” junto a la cultura “de pedir permiso” de las propias empresas.
  18. La desprotección legal del empresario estatal.

La lista podría ser mucho mayor e incluso mucho más específica. También abarca diferentes períodos de nuestra reciente historia económica. De hecho, esa debilidad institucional explica en buena medida las razones por las que estamos donde estamos y como estamos. Y de por qué subsisten todavía hoy problemas, trabas, obstáculos que debían haber desaparecido hace ya mucho tiempo.

A finales de los años 70 se aprobó la primera norma que permitió la existencia de trabajadores por cuenta propia y regulaba de forma positiva cuáles actividades económicas podrían ser ejercidas; apenas unas decenas bajo estricto control, no solo económico sino también político.

Diez años antes había sido eliminado todo vestigio de negocios no estatales —incluidos los limpiabotas—, convirtiendo a los sobrevivientes en estatales y generándole al Estado uno de los mayores dolores de cabeza, que aún no ha podido ser curado del todo.

Durante esos diez años y a pesar de las relaciones con la URSS, el déficit de oferta de bienes y servicios creció, hasta convertirse en un fenómeno estructural con impactos negativos en la calidad de la vida de la población. Generó además incentivos negativos a la productividad y, a la vez, lastró la capacidad del Estado para atender adecuadamente estas nuevas actividades, las cuales demandaban recursos que el propio Estado no estaba en condiciones de ofrecer en cantidad y calidad adecuadas.

Esas “reglas del juego” obligaron al Estado a sostener esas actividades, usando recursos “extraídos” de otros sectores “proveedores” en virtud del “bien mayor”. ¡Porque si es del Estado, entonces el Estado está en la obligación de atenderlo y sostenerlo!

Hoy, la llamada “gastronomía popular”, que a veces tiene muy poco de gastronomía y menos aún de popular, es un vivo ejemplo de ello; al igual que el comercio estatal que hoy resulta ser el que tiene más empresas estatales, con el 19 % del total.


Fuente: Datos aportados por Johana Odriozola en la Mesa Redonda.

Esta “regla de juego” se ha aplicado consistentemente a lo largo de décadas, provocando desincentivos crecientes en las empresas “proveedoras”.

Responde entre otras razones a la omnipresencia del Estado en toda la actividad económica y a la resistencia a concentrar lo estatal en lo estratégico. Hoy reciben subvenciones del presupuesto del Estado 389 empresas: el 16 % del total.

Seguro que una parte de esas empresas (quizá la mayor parte) son empresas que producen o participan en la producción de bienes y servicios de primera necesidad; pero, ¿por qué no cambiar las reglas de juego y en vez de subvencionar productos/empresas se subvenciona a los consumidores que realmente lo necesiten?

El 80% de la utilidad antes de impuestos se genera en 56 entidades.

Sólo exporta el 16 % de las entidades (321); en 12 empresas se concentra el 80 % de las exportaciones.

Obtienen pérdidas 278 empresas.

389 empresas reciben subvenciones del Presupuesto del Estado.

En 309 entidades la rentabilidad sobre ventas netas es inferior a 2 centavos.

El salario medio asciende a 4 mil 859 pesos.

Aplican la nueva organización del sistema salarial 626 empresas.

Fuente: Datos aportados por Johana Odriozola en la Mesa Redonda.

Al cierre de abril existían en Cuba 2 417 empresas estatales, según lo explicado por la viceministra de Economía, Johanna Odriozola, en una reciente Mesa Redonda en la televisión cubana. El 80 % de las utilidades antes de impuestos lo generan 56 empresas, esto es ¡el 2,3 % del total de empresas estatales!

Exportan 321 empresas (16 %) pero el 80 % de las exportaciones se concentra en 12 empresas. O sea, en el 0,4 % del total y de ellas varias son empresas mixtas.

¿Son “estratégicas” las 2 417 empresas estatales? ¿Deben ser consideradas medios de producción fundamentales todas ellas?

Si suman las empresas que tienen pérdidas (278) las que obtienen una rentabilidad de apenas 2 centavos por cada peso invertido (309) y las que reciben subvenciones (389) la cifra es de 976 empresas estatales —el 40 % del total padecen un estado precario. ¿Cuántas de ellas son realmente estratégicas? ¿Deben ser todas medios de producción fundamentales?

Nuestro modelo de economía se ha caracterizado por generar una dualidad de instituciones. De una parte, aquellas que garantizan el acceso sin costo a la educación, a la salud; lo que ha creado bases sólidas para la formación de habilidades, y fomentando una especie de ventaja competitiva en la calidad de su fuerza de trabajo, algo que explica, al menos en parte, el “éxito” de la emigración cubana.

Pero a la vez ha generado otras instituciones que no promueven la existencia de mercados competitivos ni generan los incentivos necesarios para el cambio tecnológico y la innovación, instituciones que crean barreras a la entrada y limitan o eliminan la competencia entre los participantes; que extraen una parte decisiva de la riqueza que las empresas estatales generan —llegó a ser hasta el 70 % de la utilidad y actualmente es el 60 % como aporte por el rendimiento de la inversión estatal, la cual proviene de esas mismas empresas.

Instituciones —reglas del juego— que impiden la destrucción creativa y ralentizan la creación de nuevas empresas; que no alcanzan a crear suficiente confianza para que los potenciales inversionistas —nacionales, extranjeros, estatales, privados— arriesguen sus recursos en busca de ganancias futuras; que reducen los incentivos y elevan los costos de transacción, interponiendo procedimientos burocráticos y prejuicios políticos que frenan la productividad y entorpecen la producción de riqueza. Sin riquezas la idea de la prosperidad no pasa de ser una aspiración sin respaldo real.

Esas instituciones funcionan como una bomba de succión que alimenta el círculo vicioso de la pobreza.

Ellas forman el exoesqueleto de nuestro sistema productivo y también social; y, como el exoesqueleto de los artrópodos, en un momento determinado de su evolución constriñen su crecimiento y atrofian su agilidad, porque no crece a la par del individuo que lo usa. La solución que les queda a esas especies es deshacerse de ese exoesqueleto y crear otro nuevo; es la única manera que tienen de crecer y cumplir su ciclo vital.

Para desarrollarnos y ser prósperos, tenemos que mudar lo que ya no nos sirve.

Miradas desde el Centro de Estudios de la Economía Cubana

     

La Asociación Nacional de Economistas de Cuba, en los marcos de Segunda Jornada Económico Productiva, organizó un grupo de talleres entre los días 27 y 29 de junio, del presente año.



La situación del tejido empresarial estatal estuvo entre los puntos analizados





Foto: Archivo IPS-Cuba

Abrió el ciclo, el Taller “Economía Cubana: miradas desde el Centro de Estudios de la Economía Cubana”, organizado por Betsy Anaya, profesora y ex directora de la prestigiosa institución.

El taller se desarrolló en dos paneles consecutivos, de tres ponencias cada uno. A continuación, un breve resumen de las ponencias presentadas en ambos paneles.

El panel uno incluyó:

  • Cambios estructurales, ¿son necesarios?, de Miguel Alejandro Figueras, Premio Nacional de Economía. El profesor hizo una reseña sobre los principales cambios estructurales durante el período revolucionario, con énfasis en aquellos impulsados en los marcos de la reforma de los 90. En las posibles acciones a acometer, se recomienda estudiar en profundidad tal proceso, rescatar las exportaciones tradicionales, continuar consolidando el posicionamiento de los servicios profesionales y del turismo, y comprender que el camino para poder adquirir las divisas necesarias no es otro que la exportación.
  • La economía, las instituciones y las empresas, de Juan Triana Cordoví. La ponencia comienza con un análisis de los principales indicadores macroeconómicos del país en el período 2019-2022 y la proyección para 2023, el cual muestra desafíos importantes vinculados a la tasa de crecimiento, la inflación, el déficit fiscal y los ingresos por exportaciones. Con posterioridad, se retoma un análisis sobre la empresa estatal en Cuba, presentado recientemente por Johana Odriozola Guitart, Viceministra del Ministerio de Economía y Planificación. La situación del tejido empresarial estatal, y de las instituciones en el país, explica, en buena medida, los resultados a nivel macroeconómico. Si se desea avanzar en la reforma, no es posible continuar postergando la reforma empresarial ni el fortalecimiento institucional.
  • Retos para la inclusión financiera en Cuba, de Karina Cruz Simón. La autora comienza exponiendo el marco conceptual en torno a la inclusión financiera, que constituye un tema relevante en la agenda de organismos internacionales, gobiernos y bancos centrales. El sistema financiero ha sido uno de los más atendidos dentro de los marcos de la actualización, donde se han adoptado un grupo de medidas para elevar el acceso y uso de los servicios financieros. Aun así, se enfrentan múltiples desafíos: de oferta, de demanda, distorsiones institucionales y el entorno macroeconómico, descrito en la ponencia anterior. La autora concluye que tales desafíos demandan una estrategia nacional de inclusión financiera, que debe ser asumida como un programa de gobierno. Igualmente, resulta esencial avanzar en un proceso de transformación institucional del sistema financiero y en el programa de estabilización macroeconómica.

El segundo panel estuvo integrado por:

  • Agroexportaciones cubanas y su competitividad, de Anicia García. Esta línea de investigación ha sido ampliamente abordada por la autora, quien expone que los resultados que presenta se elaboraron para uno de los grupos temporales de trabajo promovidos por el Ministerio de Agricultura de Cuba. Comienza reflexionando sobre la importancia de las agroexportaciones para Cuba, y explica en qué consiste un análisis de competitividad ex-post. Los productos que se incluyen son: miel de abejas, café verde, puros, cigarrillos, tabaco en rama y azúcar crudo; todos exportaciones tradicionales del país. Los resultados muestran que solo la miel de abejas exhibe una situación competitiva de éxito, y la autora concluye ofreciendo estrategias específicas para cada uno del resto de los productos en aras de mejorar su posicionamiento.
  • Turismo, patrimonio cultural y desarrollo. Planificación integral para la sostenibilidad de las ciudades patrimoniales de Cuba, de Niurka Cruz. La autora inicia explicando qué es el turismo sostenible, el cual representa el 7 % de las exportaciones a nivel internacional, el 10 % del producto interno bruto global, y genera 1 de cada 11 puestos de trabajo. Algunas características que lo diferencian del turismo tradicional son: una utilización moderada de recursos naturales, la minimización de la generación de residuos, el apoyo a los negocios locales y que privilegia la cultura del lugar. Cuba tiene un amplio potencial en sus ciudades patrimoniales para el desarrollo del turismo sostenible, lo cual contribuiría a la consolidación y diversificación del producto turístico cubano. Para lograrlo se requiere una planificación integral del desarrollo desde la gestión pública, que articule y ponga en diálogo a los diferentes niveles (del territorio a la nación).
  • Cuba, ¿desafío migratorio?, 2022, de Juan Carlos Albizu-Campos. Para cerrar el panel, el profesor aborda una de las problemáticas que conecta directamente con el desarrollo económico, la migración. Las cifras que reporta la Oficina Nacional de Estadísticas e Información, dan cuenta de un saldo migratorio positivo, lo que implica que entran más personas que las que salen. Sin embargo, fuentes internacionales dedicadas al monitoreo de las migraciones, dan cuenta de una salida de personas del país que supera ampliamente en número a las que emigraron en los dos momentos anteriores de mayor emigración: la crisis del Mariel, en 1980 y la crisis de los balseros, en los 90, a partir de fuentes internacionales especializadas en migración. La migración actual es mayoritariamente femenina (133 mujeres por cada 100 hombres) y el 76.7 % de quienes migran tienen edades entre los 15 y 59 años. Estas salidas ponen en tensión la disponibilidad de fuerza de trabajo en el mediano plazo, y sustenta la necesidad de incorporar este patrón de movilidad en las estrategias de desarrollo que se proyecten.

Como puede apreciarse por las personas lectoras, en esta cita se abordaron algunas de las problemáticas que enfrenta la economía cubana en la actualidad. Es imposible abarcar toda la diáspora de desafíos que enfrenta la economía del país en tan breve tiempo, con lo cual muchos otros temas quedaron pendientes para otros encuentros científicos planificados para lo que resta de año. (2023)

ENCADENAMIENTOS ENTRE EMPRESAS ESTATALES Y PRIVADAS, ¿COMO PODRIA LOGRARSE EN LAS CONDICIONES ACTUALES? Algunas ideas.

Por Joaquín Benavides Rodríguez  

Viendo y oyendo por televisión la parte que se trasmitió del discurso clausura de la Feria Comercial  del Caribe en Santiago de Cuba, el Viceprimer ministro y ministro de Comercio Exterior, Ricardo Cabrisas, se refirió a la importancia de los encadenamientos entre la empresa estatal y las nuevas formas de gestión no estatal, o sea las MIPYMES y los TPCP. 

Se da la paradoja, que a causa del bloqueo financiero de los Estados Unidos, las empresas estatales tienen dificultades para acceder a financiamiento comercial para adquirir insumos, mientras que las empresas privadas, a pesar de tener que comprar las divisas en el mercado informal, han ido gestionando adquirir suministros, con pago en efectivo en cuentas en el exterior, que les está permitiendo abastecer, dentro de determinados límites, al mercado, principalmente de bienes de consumo. 

Comienza a observarse, en algunos territorios, acuerdos consensuados entre MIPYMES, TPCP y empresas estatales para lograr encadenamientos a partir de la importación de materias primas. Por ejemplo, MIPYMES que tienen organizado un canal de suministro de harina, para producir pan y dulces para su pequeño o mediano negocio, pudieran llegar a acuerdos con la Empresa estatal del Pan para adquirir harina para suministrársela y que les permita producir Pan a fin de venderle a toda la población, a precios que pudieran ser autorizados por las instituciones del estado que regula los precios. Ese pudiera ser un encadenamiento, que en relativo poco tiempo podría ir resolviendo el agudo problema del Pan de la población, a precios asequibles en algunos establecimientos, pero también más elevados en otros, en base al mercado, pero siempre en moneda nacional. 

Se podría lograr, posiblemente, si fuera de interés de las empresas estatales y también de las privadas, en otros suministros, que pudieran llegar poner a fabricar ¨a full¨ a empresas estatales, que hoy no producen por falta de suministros. Claro, que habría que organizar ese encadenamiento, en base a acuerdos mercantiles, regulados por el estado, pero sin imposición burocrática, para que las empresas privadas que sean capaces de obtener financiamiento externo, importen a través de MIPYMES de comercio exterior no estatales, y puedan vender a precios oficiales acordados, suministros de materias primas y materiales a las empresas estatales. 

Para cualquier variante de este tipo, sería imprescindible que el Banco Central entrara en el mercado de divisas y estableciera diariamente una tasa oficial que sirviera para guiar el mercado para todos los actores económicos por igual. Por ejemplo hoy, según lo que publican las redes, el mercado informal está vendiendo dólares entre 200 y 202 pesos, y tiende a subir. Aunque el mercado oficial en CADECA está en 124 la venta de dólares, la MIPYME que quiera importar por la organización que ha logrado poder utilizar, tiene que comprar las  divisas un 60% más caro, lo que evidentemente tiene un efecto sobre los precios. 

Estoy consciente que un encadenamiento para que empresas privadas suministren a estatales crea escozor entre quienes son muy sensibles al enriquecimiento de las empresas privadas cubanas. Si son empresas extranjeras y mixtas, como no son de capital cubano, generalmente no se piensa que el dinero sale del País, y aumenta la riqueza del extranjero, lo que es correcto y normal; pero si es un nacional, que deja su dinero en  Cuba, que paga impuestos y que puede estar dispuesto a reinvertir sus utilidades, entonces el escozor se incrementa en muchos compatriotas. Eso solo se resuelve con explicación y trabajo político. Pero primero los que divulgan, explican y hacen trabajo político, deben comprender a fondo el concepto del encadenamiento entre empresas de propiedad estatal y las de propiedad privada o cooperativa, en condiciones de mercado. 

El mercado encadena las empresas de cualquier propiedad mediante el comercio y el acuerdo entre ellas, en busca de lograr una mayor efectividad y rentabilidad. Cada una por separado busca complementarse con otra que le reduzca costos, le facilite obtener suministros, incrementar su producción e incrementar sus mercados. El encadenamiento es contrario a la autarquía. La autarquía es un concepto feudal. El socialismo soviético no supero la autarquía. La NEP pudo haberla superado, pero murió con Lenin. 

Las leyes y regulaciones comerciales y fiscales deben facilitar y estimular el encadenamiento entre las empresas de cualquier propiedad. Si las empresas estatales, que son las que deciden el desarrollo económico del País, tienen dificultades debido al Bloqueo norteamericano, y a las propias dificultades para financiar sus actividades, y a comerciar y pagar por lo que compran; y a su vez las MIPYMES y TPCP han ido logrando facilidades financieras a partir de la compra de divisas en el mercado informal, y sus conexiones con agentes financieros privados externos, pienso que sería inteligente que los que conducen la economía facilitaran con las decisiones legales comerciales y fiscales que correspondan, poder aprovechar lo más posible esas posibilidades de encadenamiento del comercio exterior entre empresas estatales y privadas. 

No hay que temerle a los cambios, si estos contribuyen a desenredarnos y resolver los problemas que tienen a la población contra la pared y a la economía estatal, casi agonizando. No hay que privatizar las grandes empresas estatales, tampoco las que producen alimentos para la población, pero tenemos que quitarnos musarañas de la cabeza y utilizar a fondo todas las posibilidades que brindan las empresas privadas (MIPYMES) de apoyar, mediante encadenamientos en el comercio exterior con empresas estatales. Van a surgir otros problemas, pero tengo la opinión, que resolviendo el más difícil y complejo, se crean las condiciones para abordar los que surjan a causa de facilitar este encadenamiento. Y lo más importante, utilizar la inteligencia que ha sido característica histórica del Pueblo cubano.

 

29/06/2023