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lunes, 24 de julio de 2023

Desglobalización: las tres diferentes desdolarizaciones

23 julio, 2023


Ha sido aquí la hipótesis de que la guerra en Ucrania es de carácter multidimensional cuando el campo de batalla militar se ha extrapolado a dos graves crisis de impacto global –la energética y la alimentaria– y, sobre todo, a una del Sur Global que busca liberarse del dólar estadunidense mediante la muy de moda desdolarización.

A mi juicio, la tan cantada desdolarización comporta tres carriles, cronogramas y situaciones diferentes: 1. Desdolarización comercial a corto plazo: cuando se ha acentuado un declive de los intercambios comerciales con el dólar estadunidense (nota: no confundir con otros tipos de dólares, v. gr., el de Hong Kong, Singapur, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, etcétera.), que ha favorecido al advenimiento del petroyuan y el declive del petrodólar.

2. Paradoja de la desdolarización con revaluación del dólar. Mientras sucede la desdolarización comercial, se produce simultáneamente una revaluación (sic) del dólar, usado muchas veces de “arma financiera (https://bloom.bg/3DnyPs5)”, de castigo a sus enemigos, con su corolario de fuga de capitales, como sucede con muchas divisas de los mercados emergentes, como el peso argentino, la rupia paquistaní, la lira turca, la libra libanesa, el shilling de Kenia, el rand sudafricano, etcétera.

Ahora que viajé por 10 (sic) países de turismo cultural –desde el Medio Oriente, pasando por el subcontinente indio, hasta Indochina/Hong Kong–, viví en carne propia la omnipotencia del dólar y sus avatares con su tasa de cambio. Mi experiencia personal no tiene nada que ver con la desdolarización comercial ni con la desdolarización de la divisa de reserva, hoy hegemónica del dólar. 3. Desdolarización a mediano plazo: pérdida del estatuto del dólar como divisa de reserva.

Así que cuando se aborda en forma perentoria y temeraria el término desdolarización, habría que ser sumamente cuidadosos en puntualizar de cuál de las tres desdolarizaciones aludidas se trata.

Quizás el connotado geopolítico brasileño Pepe Escobar peque de híper optimista cuando se entusiasma con una sólida divisa del Sur Global y que hoy pueda alcanzar la conjunción de tres bloques geoeconómicos poderosos: el BRICS+ –donde hacen cola hasta 41 (sic) países para ingresar el 22 de agosto en la Cumbre de Johannesburgo (Sudáfrica)–, el Grupo de Shanghái (SCO, por sus siglas en inglés; https://bit.ly/3K7Wron) y la Unión Económica Euroasiática (https://bit.ly/3Y1rpnS).

Según los estrategas del megabanco JP Morgan, citado por el globalista y sinófobo Bloomberg, “los mercados no están plenamente reflejando el riesgo de un declive rápido y profundo del estatuto del billete verde como la divisa seleccionada para las reservas (¡mega-sic!) y el comercio global, proceso conocido como desdolarización. También deja al dólar caro en su base histórica (https://bloom.bg/3Q9Mj2b)”. Aquí, JP Morgan aborda los tres carriles diferentes de la desdolarización.

Según los estrategas de JP Morgan, si las tensiones de Estados Unidos y China se intensifican, habrá mayor fragmentación global, lo que probablemente lleve a la desglobalización (¡mega-sic!) del comercio y las finanzas cuando en finanzas también podría llevar a la desdolarización.

Entre los factores principales que pueden amenazar la hegemonía del dólar a largo plazo (sic) se encuentra la disfunción política en Estados Unidos, que puede bloquear los esfuerzos para manejar la deuda nacional.

Al unísono, las reformas económicas de China, desde la facilitación de las restricciones de capitales hasta la promoción de la liquidez del mercado, también amenazan la supremacía del dólar.

Quizás el mejor ejemplo lo constituya la divisa china, el yuan, que en el seno del Sur Global sería la más sólida para contender con el dólar cuando el petroyuan va viento en popa en detrimento del petrodólar, mientras la divisa china ha sufrido una devaluación (¡mega-sic!) de alrededor de 4.8 por ciento frente al dólar. Los mismos estrategas chinos aducen que la sustitución del dólar como divisa de reserva se encuentra en un horizonte mínimo de cinco años.


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Planes frutícolas en Cuba pasan por respaldar a sus minindustrias

El cultivo de frutas, su comercialización, procesamiento industrial y exportación resulta aún una asignatura pendiente en el país caribeño.




Empleadas laboran en la selección de mangos para su procesamiento en la minindustria estatal Villa Roja, en la provincia cubana de Artemisa. Con una moderna línea tecnológica inaugurada en abril, la pequeña fábrica procesa en pleno pico de la cosecha de seis a siete toneladas de la fruta.

Foto: Jorge Luis Baños/ IPS

Artemisa, Cuba, 20 jul.- Mientras supervisa la llegada de decenas de cajas con mangos recién cosechados en su finca, el agricultor Osmany Cordero valora las minindustrias como soluciones locales para minimizar las pérdidas de cosechas y aportar valor agregado a las producciones de frutas en Cuba.

En el pequeño local, flanqueados por una despulpadora y otros equipos artesanales, más de una decena de trabajadoras y trabajadores lavan y cortan los frutos de tonalidades verdes, amarillas y rojizas. Luego envasan en nailon las tajadas y las refrigeran para la venta hasta meses después de su cosecha.

“La otra parte la molemos en las máquinas que creamos; extraemos pulpa y elaboramos mermeladas o jugo natural. Las semillas quedan intactas y las enviamos a un banco de germinación donde las posturas se usan para injertos de otras frutas”, explicó Cordero a IPS en la miniplanta ubicada en su finca San Juan El Brujo.

Con 67 hectáreas, la finca inaugurada en julio de 2013 se asocia a la cooperativa de créditos y servicios Antero Regalado, en la periferia de la ciudad de Artemisa, capital de la provincia homónima a unos 60 kilómetros al oeste de La Habana.

Se trata de la primera y mayor finca de su tipo dedicada a la siembra de frutales, con el empleo además de la técnica de intercalarlos con cultivos de café y tubérculos, en esta provincia de medio millón de habitantes del occidente cubano.

Otros 15 trabajadores atienden también las plantaciones de guayaba, fruta bomba (papaya), mamey, piña, banana y algunas consideradas novedosas en este país insular caribeño, como guanábana, pera, cereza, chirimoya, canistel (Pouteria campechiana), mamón chino o rambután (Nephelium lappaceum), ciruela y melocotón, entre otras.

Se construyeron nuevas estructuras para montar la moderna línea de producción. Se trataba de una fábrica muy deteriorada, con equipos obsoletos. Tal transformación fue posible gracias al proyecto Agrofrutales”.

 

Duniel Pérez

“También hemos exportado aguacate”, precisó Cordero, quien destacó el manejo agroecológico en su finca, mediante abonos naturales, rotación de cultivos “y unas 60 colmenas de abejas que contribuyen con la polinización”. “No utilizamos químicos ni conservantes en todo el proceso”, explicó.

A ello contribuyen el abono natural y dos cochiqueras (corrales para cerdos) que alimentan un biodigestor, ahora inactivo por la escasez de animales, debido a las dificultades financieras del país para comprar piensos y otras materias primas.

“El biogás era muy beneficioso, porque con él cocinábamos el almuerzo de los trabajadores y la comida de los animales. Residuos de cosecha y de la minindustria también iban al biodigestor y reducía la contaminación”, se lamentó Cordero.

Cultivar más frutas

El cultivo de frutas, su comercialización, procesamiento industrial y exportación resulta aún una asignatura pendiente en este país caribeño, con problemas estructurales en la agricultura que obligan a importar de 70 a 80 % de los alimentos que consumen sus 11 millones de habitantes.

Persiste la pérdida de significativos porcentajes de cosechas, junto con el constante aumento de los precios por la galopante inflación.

El envejecimiento de plantaciones, reducción de variedades autóctonas, el impacto de huracanes y sequías, al igual que la escasez de insumos para la atención integral a los cultivos influyen en la caída de la producción frutícola.

Un caso sintomático es el de los cítricos, que además de recibir los golpes de ciclones tropicales fue atacado por plagas y la enfermedad conocida como Huanlongbing, que devastó las plantaciones citrícolas del país desde 2007.

De cosechas de un millón de toneladas de naranjas, toronjas (pomelos), mandarinas y limones en 1990, la producción descendió en 2020 a poco más de 43 000 toneladas, muestran estadísticas de la estatal Oficina Nacional de Estadísticas e Información (Onei).

A fines de la década de los 90 se gestó un movimiento popular enfocado en recuperar la fruticultura e incentivar el cultivo de las especies más conocidas, las de menor presencia y algunas devenidas exóticas.

En 2009, por recomendación del Ministerio de la Agricultura, se creó el grupo técnico asesor para rectorar la actividad técnica de las plantaciones, y estimular la creación de fincas integrales, donde los frutales permanentes se intercalan con cultivos de ciclo corto como el tomate, maíz y frijoles, a fin de aumentar la rentabilidad.

La proyección estratégica para aumentar la producción de frutas en Cuba se propone, satisfacer las demandas de la población, la industria e incrementar exportaciones.

Pone énfasis en la biodiversidad y conservación del medio ambiente mediante la reforestación, así como en el uso y desarrollo de tecnologías menos agresivas, de prácticas protectoras de las cuencas hidrográficas y de la fertilidad de suelos.

De acuerdo con el Anuario Estadístico 2021 de la Onei, el año anterior existían en el país 95 200 hectáreas de frutales, excluyendo los cítricos, y se produjeron 855 236 toneladas.

El mayor porcentaje corresponde a mango, guayaba y papaya, que representan alrededor de 70 % del total y el resto se reparte entre el aguacate, piña y mamey, junto con especies de presencia muy discreta como las anonáceas, entre otras.

Respaldo internacional

Con una moderna línea tecnológica inaugurada en abril, la minindustria estatal Villa Roja procesa en pleno auge de la cosecha de seis a siete toneladas de mango diarias, “y no se está perdiendo, objetivo principal de este proyecto”, subrayó en diálogo con IPS su director, Duniel Pérez.

Asentada en la comunidad de Badón, en la periferia de Artemisa, la minindustria emplea a casi 40 trabajadores, en su mayoría de los alrededores, quienes elaboran pulpas, jugos, mermeladas y dulces en almíbar.

Pérez subrayó que “se construyeron nuevas estructuras para montar la moderna línea de producción. Se trataba de una fábrica muy deteriorada, con equipos obsoletos. Tal transformación fue posible gracias al proyecto Agrofrutales”, del cual Artemisa es uno de los cinco municipios cubanos beneficiados con su implementación.

Con apoyo financiero del gobierno de Canadá, y el acompañamiento del Ministerio de la Agricultura y del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la iniciativa que comenzó en 2017 busca potenciar el desarrollo de los tres principales cultivos frutales -mango, guayaba y papaya-, bajo el concepto del encadenamiento productivo.

También se sustenta en otros preceptos como estimular el empleo de las energías renovables y, en lo social, la igualdad de género.

El proyecto identificó las principales causas de la escasa adopción del modelo de gestión con enfoque de cadena en tales cultivos.

Entre las deficiencias señaló la carencia de conocimientos sobre los eslabones de las cadenas, limitada disponibilidad de insumos, insuficiente y obsoleta capacidad instalada, brechas de género, desconocimiento y escaso uso del seguro y deficiente control de la calidad.

Procesar frutas, verduras y hortalizas sin el equipamiento moderno del cual hoy dispone hubiera resultado complejo y con rendimientos más bajos, reconoció el agricultor Luis Yhanes, quien desde 2021 gestiona la minindustria privada bautizada con su apellido.

Ocho trabajadores, incluidos miembros de la familia Yhanes, supervisan que salgan con los estándares de calidad y presentación mermeladas, pastas, salsas, jaleas, jugos, vinagre, aliños y encurtidos, una parte de las cuales se comercializan entre la población de Artemisa y otra mediante convenios con empresas en La Habana.

“Aquí no existía nada. Levantamos esta minindustria desde cero. Estamos muy agradecidos del equipamiento aportado por el Prosam (Proyecto de Sostenibilidad Alimentaria en los Municipios)«, reconoció a IPS Yhanes, cuya finca de 13 hectáreas se encuentra asociada a la cooperativa de créditos y servicios Antero Regalado.

Además de Artemisa, otros cuatro municipios fueron beneficiados con el proyecto que durante cinco años (2015-2020), coordinó el Instituto de Suelos del Ministerio de Agricultura, con apoyo del gobierno de Canadá y las organizaciones humanitarias internacionales Care y Oxfam.

Prosam buscó fortalecer la gestión del desarrollo agrícola municipal e incrementar la producción sostenible de alimentos diversificados, mediante un enfoque de cadenas de valor, favoreciendo e integrando determinados eslabones, a fin de promover el autoabastecimiento local con prácticas agroecológicas.

También proyectó contribuir a la elaboración de planes productivos que combinaran la demanda de la población con los intereses de quienes producen la tierra.

Yhanes señaló que además de la necesaria estabilidad en la producción de frutas, otros factores pueden afectar la estabilidad de los resultados, como la rotura de los equipos y la dependencia del suministro energético del Sistema Eléctrico Nacional.

Este último se sostiene fundamentalmente en la quema de combustibles fósiles y plantas térmicas con décadas de explotación y cuyas constantes roturas y mantenimientos provocan cortes del servicio, a veces por periodos prolongados.

“Sería útil disponer de paneles solares para halar el agua que consumimos y mantener los equipos funcionando. También nos golpea la transportación, no disponer de vehículos propios y depender de otras personas y entidades para comercializar nuestros productos”, sostuvo el agricultor.

En julio de 2020, el Consejo de Ministros aprobó la Política para Impulsar el Desarrollo Territorial, que aspira a incentivar el crecimiento económico mediante el aprovechamiento de los recursos locales.

En igual fecha, el gobierno aprobó el Plan Nacional de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional, mientras dos años después, la Asamblea Nacional del Poder Popular, el unicameral parlamento, aprobó la ley de igual nombre.

Para la concreción de tales políticas públicas, de importancia estratégica dentro del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030, las minindustrias de producción de alimentos deben recibir mayores respaldos financieros y tecnológicos con el objetivo de diversificar producciones, elevar la calidad, cubrir demandas locales y de otros territorios e, incluso, exportar.

Avanza ampliación en Hoteles E Velasco-Louvre (+Fotos)

 

Con la edificación de nuevos espacios para ampliar el fondo habitacional y los servicios en el complejo de Hoteles Encanto (E) Velasco-Louvre, ubicado en el Centro Histórico de esta ciudad, avanzan las labores constructivas en saludo al aniversario 330 de la urbe, que se cumplirá en octubre venidero.

Matanzas, 24 jul (ACN) Con la edificación de nuevos espacios para ampliar el fondo habitacional y los servicios en el complejo de Hoteles Encanto (E) Velasco-Louvre, ubicado en el Centro Histórico de esta ciudad, avanzan las labores constructivas en saludo al aniversario 330 de la urbe, que se cumplirá en octubre venidero.

A cargo de la Empresa Emprestur-Citur Varadero, la obra, situada en el terreno que ocupaba con anterioridad la casa de Domingo del Monte, personalidad de la cultura local, corresponde a la tercera etapa del plan de acciones iniciadas en 2018 para la remodelación y extensión de las áreas del Hotel Louvre, explicó Medardo Macías Ramírez, especialista principal del grupo de inversiones ejecutor.

El inmueble sumará nueve habitaciones, un local de peluquería en la entrada que también contará con prestaciones de manicura y podología, así como también un spa con variadas ofertas de masajes y salas de sauna para mujeres y hombres, resaltó.

Comentó el especialista que se incluye, además, en la planta superior un bar mirador con vista al céntrico Parque de La Libertad y desde el cual se podrá acceder al segmento principal de la instalación hotelera Louvre.

Macías Ramírez puntualizó que se prevé concluir la parte constructiva en el mes de septiembre en dependencia de la disponibilidad de los recursos, y que en particular las habitaciones ya se encuentran terminadas, en vísperas de la decoración y mobiliario.

El complejo hotelero Velasco-Louvre, perteneciente a la marca Encanto, como uno de los principales referentes del turismo en esta ciudad, se caracteriza por ofrecer a sus clientes una aproximación a la cultura y mayores atractivos de la urbe.

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Participación de los trabajadores en los procesos empresariales: Otra mirada

 Por: MSc. Guillermo Ferriol Molina




Hace un tiempo un colega de todo respeto que ostenta el Premio Nacional de Derecho, me instaba a investigar sobre la participación de los trabajadores y trabajadoras en los procesos empresariales, un tema al que, como a otros, la Constitución de la República de Cuba de 2019 le había modificado su contenido y alcance, dotándolo de mayor precisión en comparación con su regulación anterior e incluso, con su tratamiento en disposiciones normativas vigentes, al disponerse en su artículo 20 que los trabajadores participan en los procesos de planificación, regulación, gestión y control de la economía.

Razón tenía entonces mi apreciado colega, la modificación en este orden es sustancial, no solo normativa, y debe abordarse de modo multidisciplinario, no solo de conjunto con otras ciencias jurídicas como el Derecho Constitucional, el Derecho Administrativo o el Derecho Agrario, sino también, por solo citar ejemplos, con la ingeniería industrial, las ciencias económicas y la sociología.

Pero, ¿qué implica la participación de los trabajadores en la empresa? ¿se ha desarrollado en otros países? ¿con qué objetivo? ¿es este un tema nuevo en Cuba?, ¿por qué la ley debe regularla? ¿es más precisa su regulación constitucional al definir los espacios de participación? ¿cómo reglamentarla correctamente?, ¿deben modificarse las formas de participación en la actualidad? ¿cuál es su impacto social? Estas son solo algunas interrogantes imprescindibles que sirven e punto de partida a algunas reflexiones.

¿Qué implica la participación de los trabajadores en la empresa?

Concebir la participación de trabajadores y trabajadoras en la empresa vinculada solamente a la asistencia al centro laboral, la suscripción de un contrato de trabajo, el cumplimiento de sus funciones, constituye una consideración limitada sobre su naturaleza, contenido e importancia. Si bien es cierto que la base de toda participación se encuentra en las funciones que a cada cual le corresponde cumplir, según se ha concertado en su contrato individual de trabajo o escrito de designación, ello no es suficiente para estimar su concurrencia, tal como se aprecia en la actualidad.

Se ha reconocido doctrinalmente que la participación de los trabajadores y trabajadoras en los procesos empresariales supone ser parte en la actividad, en la propiedad, en la misión y en los resultados de la organización, significa implicarse, involucrarse, intervenir en acciones, no estar ajeno, actuar, accionar, formar parte de los procesos más allá de estar presentes.

Participar en la empresa es ser un agente de cambio decisivo y no un sujeto pasivo de la organización, supone un mayor compromiso y una creciente acción por parte de los trabajadores en los diferentes procesos que tienen lugar en la institución.

¿Se ha desarrollado en otros países? ¿Con qué objetivo?

Ciertamente, en diversos ordenamientos jurídicos foráneos se han regulado disímiles formas de participación de los trabajadores y trabajadoras, ya sea individual, colectiva, directa, indirecta. Usualmente son promovidas por directivos o por los órganos de administración y de gestión, con el objetivo de implicar más a los obreros en la organización y desarrollo del trabajo, para que apliquen su iniciativa y experiencia en la ejecución de las tareas, contribuyendo así a incrementar las ganancias empresariales. Ello se logra a partir de una mayor implicación, involucramiento, intervención, aporte de las personas trabajadoras en los procesos empresariales.

Consecuentemente, en el escenario empresarial cubano, la mejor regulación de la participación de los trabajadores y trabajadoras en los procesos, como de  modo más preciso se dispone en la Constitución de la República y su debida implementación y desarrollo posterior, pueden contribuir a incrementar los resultados económicos en la empresa, a una mayor eficiencia en el trabajo, debe impactar en la productividad, en la mejora continua, en la ampliación del sentido de pertenencia en el colectivo y como propietarios de los medios de producción, fundamentos básicos de nuestra sociedad.

¿Es este un tema nuevo en Cuba?, ¿por qué la ley debe regularla? ¿es más precisa su regulación constitucional al definir los espacios de participación? ¿cómo reglamentarla correctamente?, ¿deben modificarse las formas de participación en la actualidad? ¿cuál es su impacto social?

Como se ha expresado en otros artículos, la regulación de la participación de los trabajadores en las empresas no es un tema nuevo en Cuba y hoy se encuentra regulada en diversas disposiciones normativas con cierta dispersión, lo que no contribuye a su implementación armónica y efectiva.

La Ley 116/13, Código de Trabajo, en su artículo 18, establece que los trabajadores participan en la dirección de las entidades donde laboran, sin precisar en cuál proceso (planificación, regulación, gestión y control) toman parte, como lo hace la Constitución.

Por su parte, el Decreto-Ley 34/2021 Del Sistema Empresarial Estatal Cubano dispone en su artículo 17, que los trabajadores participan en la propuesta, ejecución y control de los planes de sus organizaciones, así como en el proceso de administración y gestión empresarial, formulación más cercana a lo regulado en el artículo 20 constitucional. Además, el Decreto 87/23 De la organización del sistema salarial en el sistema empresarial estatal cubano regula, en su artículo 3, que la organización del sistema salarial se analiza en la asamblea general de afiliados y trabajadores. Asimismo, en otras normas jurídicas de inferior jerarquía se regula cómo se analiza con los trabajadores la distribución de utilidades.

Esta dispersión respecto a la regulación de los procesos de participación de los trabajadores y trabajadoras en la empresa, reconocidos en la Constitución, no contribuye a considerar debidamente en qué consisten esos cuatro espacios de participación y limita la comprensión respecto a su significado e importancia para la empresa estatal cubana actual y la que se proyecta.

Otros elementos fundamentan también por qué es necesario perfeccionar los espacios de participación de trabajadores y trabajadoras en los procesos empresariales. En algunos estudios realizados se ha apreciado que la participación de los trabajadores y trabajadoras en el escenario empresarial estatal cubano es, en no pocos lugares, limitada, en momentos formal, circunscrita a su asistencia y posible toma de criterios en asambleas.

En otro orden, se observa que no se instrumentan formas participativas de mayor implicación de los trabajadores en la gestión y en el control, no se brinda espacio a la iniciativa y a la consulta a los trabajadores, lo que limita su aporte, no se utilizan sistemáticamente los convenios colectivos de trabajo como instrumentos para regular formas de participación, no existe total comprensión de directivos administrativos de que desde sus funciones de dirección, de organización y de gestión son los responsables de instrumentar y de orientar dicha participación, o desconocen que pueden organizar vías o crear espacios para ello, en tanto dirigen los procesos. Incluso, en algunas normas jurídicas se disponen otras vías de participación de los trabajadores y trabajadoras en la empresa, pero generalmente se aplica la indirecta, promovida y estructurada por la organización sindical y no siempre bien desarrollada.

Ello denota que se hace imprescindible regular de modo diferente y más preciso la participación de los trabajadores y trabajadoras en la gestión empresarial, se necesita estructurar desde el Derecho un sistema de participación en la empresa estatal cubana, en los cuatro espacios descritos: planificación, regulación, gestión y control, de los que existen definiciones diversas que resulta útil comentar.

La PLANIFICACIÓN es reconocida como un proceso deliberado, intencionado, de ejecución metódica y estructurada, que se ejerce con el fin de obtener un objetivo determinado. Según el Decreto-Ley 281/07, la planificación es el instrumento de dirección básico que integra los aspectos técnicos, productivos, económicos, sociales y financieros, con vistas a potenciar la iniciativa y los esfuerzos de la empresa en el cumplimiento de sus funciones y objetivos generales, con el máximo de eficiencia y racionalidad en la utilización de los recursos materiales y financieros y en la activa participación de los trabajadores en los resultados. Resulta vital, por ejemplo, la implicación de los trabajadores y trabajadoras no solo en la elaboración del proyecto del plan empresarial, sino sobre todo en su control y seguimiento, en su aporte.

La REGULACIÓN consiste en el establecimiento de normas dentro de un determinado ámbito, con el objetivo de mantener el orden, ejercer control y garantizar los derechos de todos los integrantes de la organización. Participar en este sentido no significa conocer el reglamento del centro, sus normas internas, sino que requiere, por ejemplo, evaluar su eficacia, su cumplimiento.

La GESTIÓN presupone llevar adelante una iniciativa o un proyecto, ocuparse de la administración, organización y funcionamiento de una empresa, actividad económica u organismo, manejar o conducir una situación problemática, cumplir adecuadamente una misión. En el Decreto-Ley 34/21 se dispone que la gestión de dirección se centra en cuestiones vinculadas a la definición y cumplimiento de objetivos, evaluación y aprobación de planes, sistema de trabajo con los cuadros, cumplimiento de su misión, apoyo financiero a las empresas que la integran, así como en el desarrollo, investigación y obtención de nuevos productos y servicios. Este aspecto tiene especial relación con el cumplimiento de las condiciones de trabajo, con el actuar diario de los trabajadores y trabajadoras, con el cumplimiento de la disciplina laboral.

Otro ejemplo con relación a la gestión es el siguiente. Hoy resulta vital para no pocas empresas la aplicación de la ciencia y la innovación en sus procesos, así como la generalización de los resultados obtenidos como vía para mantener o elevar la eficiencia, eficacia, calidad y competitividad de las producciones y los servicios que ofrecen. Sin embargo, no resulta posible cumplir adecuadamente estos objetivos si no se permite mayor participación, mayor implicación de trabajadores y trabajadoras en la creación de nuevos conocimientos, en la asimilación e implantación de programas de desarrollo, de proyectos, en la gestión.

El CONTROL, en tanto acción y efecto de controlar, de comprobar, inspeccionar los resultados de la gestión por los trabajadores, es la etapa de cierre, es la función que se encarga de evaluar el desarrollo general de una empresa, de un proceso. Mediante este se verifica el cumplimiento de los objetivos y se analizan las posibles acciones correctoras; le permite a la organización valorar el grado de consecución de los objetivos obtenidos y por tanto la eficacia del plan. Tiene además el control, un impacto significativo en el mejor conocimiento de la organización. La Resolución 60/11 de la Contraloría General de la República reconoce que el control interno es el proceso integrado a las operaciones con un enfoque de mejoramiento continuo, extendido a todas las actividades inherentes a la gestión, efectuado por la dirección y el resto del personal; se implementa mediante un sistema integrado de normas y procedimientos, que contribuyen a prever y limitar los riesgos internos y externos, proporciona una seguridad razonable al logro de los objetivos institucionales y una adecuada rendición de cuentas.

Esas cuatro dimensiones pudieran reconocerse en la ley, que cumpliendo el mandato constitucional debe aprobarse; además, deben desarrollarse en las normativas internas que se aprueben en cada lugar, de acuerdo a las características de la empresa, e igualmente deben realizarse en el ejercicio diario de las funciones laborales de cada trabajador y trabajadora, independientemente de su categoría ocupacional, pues en nuestro país los objetivos económicos sociales y laborales de todos deben ser comunes.

En experiencias desarrolladas en otros países se ha demostrado que las diferentes categorías de trabajadores y trabajadoras, directivos e incluso la organización sindical, pueden, desde sus funciones, promover vías y generar espacios de participación en la empresa.

En esencia, se hace imperativo modificar nuestras miradas, la percepción y la práctica actual sobre la participación de trabajadores y trabajadoras en los procesos empresariales. Reducirla solo a una mera presencia de los trabajadores y las trabajadoras en los mecanismos internos de las empresas disminuye su importancia, ya que sus efectos trascienden los marcos empresariales, sus resultados se extienden a la familia, a la comunidad, a la sociedad; y también, porque es una expresión de la participación democrática que los trabajadores tienen en su espacio laboral.

Esta consideración cobra mayor importancia si valoramos el matiz sociológico que la participación, tal como se reconoce hoy, refleja para una sociedad como la cubana, para un Estado socialista de Derecho, en el que al desarrollarse en los trabajadores y las trabajadoras una mayor implicación en los procesos empresariales, se puede contribuir de modo significativo a un incremento del sentido de pertenencia en el colectivo.

Igualmente, con su perfeccionamiento se profundizaría aún más la implicación de trabajadores y trabajadoras en el desarrollo de una sociedad fundada en el trabajo, la dignidad, el humanismo y la ética de sus ciudadanos para el disfrute de la libertad, la equidad, la igualdad, la solidaridad, el bienestar y la prosperidad individual y colectiva, como se expresa en el artículo primero de la Constitución vigente.