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martes, 24 de octubre de 2023

La crisis económica cubana actual y las contradicciones de la política económica


Por Ricardo Gonzalez-Aguila
Centro de Estudios de la Economía Cubana, Universidad de La Habana

Ricardo Torres
Centro de Estudios Latinoamericanos y Latinos, American University, Washington D.C.

Cuba atraviesa por una profunda crisis económica, la peor desde la desaparición de la Unión Soviética a inicios de los años noventa. Las causas de esta crisis son múltiples. Por una parte, las reformas implementadas en la década pasada fueron insuficientes para superar las profundas deficiencias estructurales de la economía cubana, hecho que se tradujo en una desaceleración de las tasas de crecimiento a lo largo de la década. Por ejemplo, si bien el PIB real creció a una tasa de 2.8% promedio anual durante el quinquenio 2010-15; el crecimiento observado durante el segundo quinquenio fue de apenas 1.1%. Por otra parte, la economía experimentó desde 2016 una serie de choques externos sucesivos tales como el colapso productivo de Venezuela -principal socio comercial del país-, sanciones adicionales de Estados Unidos, la pérdida de importantes mercados de exportación de servicios (sobre todo médicos), la pandemia de la COVID-19, y la invasión rusa a Ucrania. Por último, la errática administración de políticas macroeconómicas contribuyó a la creación de desequilibrios monetarios significativos debido en lo fundamental a la monetización recurrente de déficit fiscales superiores a 5.5% del PIB desde 2015; así como a la puesta en marcha del Ordenamiento Monetario en enero de 2021 que desató un acelerado proceso inflacionario.

La compleja situación descrita ha forzado a la política económica a lidiar simultáneamente con problemas de inflación y de estancamiento productivo. La respuesta ha sido (nuevamente) insatisfactoria. La recuperación económica post COVID-19 es marcadamente lenta y desde una perspectiva sectorial desbalanceada, con un llamativo retraso de la oferta de productos agrícolas e industriales. Por ejemplo, a la contracción de 10.9% del PIB real en 2020, le sucedió un modesto crecimiento de 1.3% y 1.8% en 2021 y 2022, respectivamente. Por otra parte, los niveles de inflación son considerables. Según cifras oficiales, la inflación interanual en diciembre de 2021 y 2022 fue de 77.3% y 39.1%, respectivamente.

La falta de consenso y voluntad política para avanzar unívocamente hacia una profundización de las reformas en Cuba ha sido una constante en la respuesta del gobierno, y representa una de las causas fundamentales de su pobre efectividad. La limitada integralidad, alcance, profundidad y consistencia temporal de las medidas aplicadas ha restringido el impacto de algunas políticas de estímulo que han sido, en líneas generales, acertadas, como, por ejemplo, la autorización de la inversión privada en forma de PYMEs en septiembre de 2021. La postergación de políticas estructurales claves, sobre todo aquellas relacionadas con el sector productivo estatal ―que se mantiene capturado por una estructura institucional rígida y centralista― ha impedido la transformación real del modelo productivo, que es donde radica el verdadero problema del país. En particular, no reformar fundamentos de la economía asociados al sistema de precios, de incentivos y de ciertas instituciones formales evitó de facto una mejora significativa de los niveles de eficiencia, productividad y competitividad empresarial.

Pero las contradicciones de política económica no se expresan únicamente en las políticas productivas sino también en las de estabilización. Un ejemplo de lo anterior se encuentra en el reciente anuncio del Banco Central del conocido como proceso de bancarización. A inicios de agosto el banco se propuso mediante la Resolución 111/2023 acelerar el tránsito hacia pagos digitales fijando en 5000 pesos cubanos1 (aproximadamente 20 dólares norteamericanos) el límite por operación para los cobros y pagos en efectivo derivados de relaciones contractuales entre agentes (incluidos los privados). En otras palabras, forzar a que las transacciones entre empresas se hicieran mediante transferencias electrónicas en lugar de efectivo. Entre otros objetivos, esta fue la vía que encontró el banco para lidiar con la creciente demanda de dinero que estaba teniendo lugar en el país como consecuencia de, entre otros factores, el acelerado proceso de inflación 2 . La preferencia creciente por el efectivo se manifestaba desde hacía meses en largas colas en cajeros automáticos y bancos, hecho alimentado por el crecimiento de precios y la devaluación notable del tipo de cambio informal así como el insuficiente desarrollo tecnológico del sistema de pagos de la economía. La existencia de listas de espera y restricciones en los límites de extracción de efectivo de las cuentas corrientes, fundamentalmente de negocios privados, daban cuenta del mismo fenómeno.

El anuncio de la medida desató una ola de críticas y preocupaciones en el sector privado de la economía y muchos negocios, fundamentalmente importadores, anunciaron el cierre parcial o total (temporal) de sus operaciones. No se puede entender por qué una medida de esta naturaleza generó unos efectos tan importantes sobre el sector real de la economía sin entender las características institucionales del mercado cambiario donde operan las empresas privadas, que es -por elección de los hacedores de política en Cuba- un mercado informal. Las operaciones del sector privado en su conjunto toman lugar usando como referencia el tipo de cambio informal, y debido a su naturaleza ilegal, la mayor parte de las transacciones en este mercado son en efectivo. Al forzar a las empresas a transar en moneda digital, las empresas privadas -fundamentalmente importadoras- vieron roto su ciclo financiero y ello hizo sonar las alarmas a lo largo de la cadena de valor.

Los primeros análisis relacionados con la medida pronosticaban un choque de naturaleza permanente sobre el sector privado, y como resultado, efectos recesivos e inflacionarios. A casi dos meses de haber sido puesta en práctica, el ajuste del sector privado a la medida parece haberse resuelto por el lado de la informalidad (problema no menor que el anterior). Numerosa evidencia anecdótica sugiere que muchos negocios han elevado los niveles de subdeclaración en sus estados contables y/o han empezado a transar directamente en dólares para evadir el mercado cambiario. Mientras tanto, las colas y listas de espera en las sucursales bancarias no han mejorado. De todas formas, es muy pronto para evaluar los impactos sobre el sector productivo (sobre todo el privado) y el mercado cambiario informal.

Lo que demuestra una vez más este ejemplo es la necesidad de diseñar e impulsar un proceso integral de reformas. Un plan que lleve progresivamente a interactuar al sector estatal y privado en los marcos de un único modelo productivo (no segmentado como en la actualidad) donde los mercados (de bienes, de capital, de trabajo, y cambiario) interactúen entre sí; y donde las empresas estatales operen con mayor autonomía. Un gobierno con visión y voluntad de cambio es condición de posibilidad para que lo anterior suceda. La miopía, la contradicción de intereses, y los enfoques rentistas en política económica sólo prolongarán la crisis actual en el tiempo.

Citas

1 Artículo 4, Resolución 111/2023.

2 Se ha sugerido, aunque no hay información oficial al respecto, que la medida también buscaba limitar la evasión tributaria, así como incidir, indirectamente, sobre el tipo de cambio informal.

Bancarización, la deuda pendiente con los agromercados. Comentario HHC

 Todavía hay que ponerle mucho orden, pensamiento y empeño a la comercialización de productos agropecuarios por medios de pago electrónico

En los mercados agropecuarios son limitadas las opciones de pago por medios electrónicos. Foto: Mailenys Oliva Ferrales

Hace ya más de un mes que entró en vigor la Resolución 111 de 2023 del Banco Central de Cuba que, entre otros aspectos, abrió el camino para acelerar en el país los procesos de bancarización.

Pero, ¿qué sucede con los productos agropecuarios? Una indagación de este diario en tres provincias del Oriente cubano demuestra que la bancarización en los agromercados está todavía lejos de lo logrado por otros sectores.

LAS TUNAS, RESOLVER VARIOS ASUNTOS ANTES DE BANCARIZAR

La mipyme tunera Mercasa tiene por objeto social la comercialización de productos agropecuarios. Durante los años de la pandemia potenciaron el comercio electrónico, y aún hoy mantienen esa opción para un número importante de sus clientes. Fueron de los primeros en asumir la bancarización en los establecimientos que gestionan. Sin embargo, no todo ha marchado como lo previeron.

Armando Prieto Carmenate, económico del mercado El Tunero, gestionado por Mercasa, dijo a este medio de prensa que prestan el servicio por la plataforma EnZona, pero «no ha tenido el impacto que estábamos esperando. Yo creo que nos falta cultura en materia de pago electrónico, porque son muy pocas personas las que utilizan el servicio».

Pero las dificultades no se limitan a la cultura de la población al respecto, o a su preferencia por el pago en efectivo, van mucho más allá, como explicó a este medio Argel Frank Fundora Acosta, socio de la mipyme.

«De manera general, vemos positivo el tema de la bancarización, pero no ha funcionado para nuestra empresa como esperábamos en dos vertientes fundamentales: la relación con nuestros proveedores y la acogida por parte de la población.

«Nuestros proveedores son esencialmente productores, y hacen resistencia a vender por esta vía. Si no les podemos pagar en efectivo, se llevan sus producciones al mercado informal. Los que nos aceptan la transferencia, que son muy pocos, alegan entonces que luego, para retirar el efectivo, el proceso es engorroso, porque, o tienen que ir varias veces al cajero para sacarlo todo, o entrar al banco y justificar allí la procedencia del dinero para poderlo sacar. La consecuencia es que hoy las ofertas están deprimidas», afirmó.

«Con respecto a la venta directa al pueblo, comenzamos con EnZona, ubicamos los equipos, pusimos códigos qr, pero las personas acceden a ese servicio en un porcentaje ínfimo. No se cubre el costo de lo que invertimos. Ahora estamos trabajando para la utilización también del Transfermóvil, a ver si tenemos mejor impacto, y con Fincimex, para instalar un pos».

Por otra parte, Jorge Luis Aleaga Fonseca, jefe de la sección de Comercialización de la Delegación Provincial de la Agricultura señaló:

«Realmente la bancarización es una asignatura pendiente para los mercados y puntos de venta. Razones existen muchas, pero consideramos que algunas de las más puntuales tienen que ver con las peculiaridades del sector productivo nuestro, que aún necesita mucho del efectivo. También es parte de nuestra gestión, creo que este es un asunto al que debemos ponerle mayor intencionalidad», concluyó.

Dado su carácter de proyecto novedoso, con una mayor apertura para la gestión comercial, este asunto ha funcionado mucho mejor en el agromercado de nuevo tipo Leningrado, así lo explicó una de sus especialistas, Lesvia Véliz Rojas.

«Hemos logrado implementar muy bien el tema de la bancarización, con buenos resultados, tanto en la venta minorista como la mayorista. Estamos también en proceso de solicitud de un servicio de Caja Extra. Mantenemos notables ingresos al banco por estas vías de pago.

«Nos funciona muy bien, pero sí debemos decir que es un proceso complejo, porque no es un secreto para nadie que el sector campesino todavía no se ha bancarizado al nivel que se necesita. También están los que, por una pequeña parcela, se declaran productores, pero en realidad son intermediarios y quieren su dinero en efectivo, porque lo que hacen es comprar mercancía de otros y revenderla bajo la protección que les da su condición de productor, pero no trabajan la tierra.

«Nosotros, entre tanto, al que tiene tarjeta le hacemos la transferencia, y al que no, le pagamos en efectivo, y buscamos un equilibrio. De cara al pueblo, contamos con las dos plataformas de pago, pero las personas utilizan más el Transfermóvil», afirmó.

PAGOS ELECTRÓNICOS EN MERCADOS GRANMENSES, ASUNTO PENDIENTE

Parada frente a una de las tarimas del concurrido mercado agropecuario Jesús Menéndez, enclavado en la cabecera provincial de Granma, la bayamesa Carmen Medina consultó los precios, luego su cartera, y al final tuvo que desistir de comprar los plátanos y las malangas que le interesaban, porque su dinero «estaba en tarjeta, y el vendedor solo aceptaba efectivo».

«He caminado casi todo el mercado y prácticamente ninguna tarima tiene la opción de Transfermóvil o EnZona», expresó a este diario. «Esto es una realidad que nos golpea, a diario y que debe transformarse próximamente, pues no solo es un reclamo de la población, sino también una oportunidad para mejorar nuestros flujos financieros mediante el proceso de bancarización», apuntó Ángel Luis Ramírez Quiala, jefe del colectivo laboral del mercado Jesús Menéndez, entidad que ya empleó durante un tiempo la plataforma de pago EnZona, con una muy buena aceptación por parte de los clientes.

Según explicó el directivo, en estos momentos no explotan la pasarela porque los pagos que se realizaban por esa vía iban a una cuenta que no pertenecía directamente al mercado, e implicaba otras operaciones y complejidades que se eliminarán cuando dispongan de su propia cuenta.

Al respecto, Ivet Espinosa Pacheco, técnica comercial del mercado Jesús Menéndez, dijo que, aunque ya realizaron las contrataciones correspondientes para operar con el Transfermóvil y EnZona en una cuenta única que pertenece al colectivo laboral, aún están a la espera de ambas habilitaciones, y de la capacitación que deben recibir los trabajadores. «Queremos prestar esos servicios, pues se revierten en beneficios para nuestro mercado. Reduciremos el número de visitas al banco y, además, podremos emplear la Caja Extra», aclaró.

No obstante, tal como pudo constatar Granma en ese y otros mercados del territorio, muchos de los concurrentes (particulares) mantienen como única modalidad de pago el efectivo.

«En ese sentido también hay que trabajar más –reconoció Ángel Luis–, quien informó que, de los 34 concurrentes que laboran en el mercado de Jesús Menéndez, solo dos aceptan pagos por los medios electrónicos.

«Los vendedores alegan que los campesinos con los que realizan las contrataciones de sus productos quieren el pago en dinero físico. O sea, el panorama es complejo, aunque pretendemos que al menos en cada área exista una opción de pago electrónico», afirmó.

Por su parte, el concurrente Alexander Morales Silvera comentó que, desde que tiene puesto en su tarima el cartel que anuncia en letras mayúsculas «Acepto pago por transferencia» y el código QR, sus ventas han incrementado y la población lo agradece.

SANTIAGO, BANCARIZACIÓN DE AGROMERCADOS MÁS LEJOS QUE CERCA

En la densamente poblada y urbanizada provincia de Santiago de Cuba, la producción y comercialización de productos agropecuarios se intensifica.

 Sin embargo, la imprescindible bancarización de las operaciones entre los campesinos, las estructuras, el sistema empresarial y, obviamente, el sector no estatal, con su desenlace en los procesos de venta a la población, está lejos de lo planificado y mucho más de lo perentorio.

Basta con el dato de los 46 agromercados que hay en el territorio –17 en el municipio cabecera– (de estos 26 pertenecen a la Empresa de Acopio y 20 están arrendados), en apenas cinco ha llegado el sistema de pagos por código QR: Chicharrones, El Avileño, Gallo, El Santiaguero y Ferreiro –todos en la Ciudad Héroe– añadiéndose las dificultades que pululan para la comercialización en esta modalidad.

Granma se llegó hasta El Santiaguero, y constató que el mencionado QR no se puede utilizar cuando no está presente el responsable que tiene vinculada la cuenta fiscal a la aplicación, ya que en esa circunstancia nadie tiene modo de constatar que se efectuó la transacción o que el cliente depositó el dinero por el valor del producto. En pocas palabras, como en muchos comercios, el QR «está por estar».

Igual situación impera en el Ferreiro, aunque se  ha indicado que una premisa de la bancarización es que los clientes tengan las opciones de pagar, tanto en efectivo como a través de las pasarelas electrónicas.

Zaida Savigne González, económica del céntrico mercado, refirió que «instalar el servicio EnZona resulta costoso, y las personas no tienen la costumbre de pagar por esas vías. Una vez que lo hicimos, apenas uno o dos clientes lo utilizaban al mes. Ahora no tenemos condiciones tecnológicas».

Extender la digitalización es una tarea pendiente; asimismo, a las entidades hay que facilitarles el proceso y garantizar las condiciones tecnológicas indispensables.

¿Y ENTONCES…?

Todavía hay que ponerle mucho orden, pensamiento y empeño a la bancarización de los agromercados, o más específicamente, a la comercialización de productos agropecuarios por medios de pago electrónicos.

Este texto demuestra que no es un asunto aislado, que no es privativo de actores estatales o no, y habrá que buscar incentivos, tanto para quienes comercializan como para quienes desean ejercer el derecho de contar con las dos opciones para pagar sus compras.

Comentario HHC:  Un artículo bastante objetivo. Aunque lo menciona muy por arriba, una  de las causas fundamentales de la " atracción" por el dinero en efectivo es el mercado ilegal, tanto de productos y servicios, como de compra - venta en divisas para acceder, a su vez a otros servicios y productos tanto ilegales como legales.

Hay otros objetivos, incluso puede que no todos tengan un teléfono celular etc. El estado debe crear las condiciones adecuadas para exigir el uso de la bancarización en todas las empresas del país estatales y no.

En los agromercados y comercio interior, son de millones de CUP los que se mueven en efectivo, además de algunos servicios esenciales como transporte. 

La bancarización es la ruta adecuada para controlar mejor la economía y con ello la evasión de impuestos.  

Vuelvo a señalar que en China, en los mercados agropecuarios, la mayoría de las transacciones se hacen con el uso del QR, incluso el que paga con esta modalidad, tiene un descuento en relación al que paga en efectivo.


La escasez del efectivo es tal , que hasta los mendigos empiezan a cobrar con QR para pagar con WeCHAT.


Simpre existirá una necesidad de efectivo, pero debemos aspirar a minimizar su uso.

Mipymes en la mira: Dos años después

Por: Daniel Torralbas Socorro

 




Desde hace meses, las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) están en el centro del debate en CubaLos altos precios, la comercialización de bienes importados o la discusión sobre si se han autorizado “muchas” son temas recurrentes en las conversaciones sobre el papel de este actor económico en el modelo de desarrollo.

Mientras en el resto del mundo está firmemente asentada la premisa de que las mipymes son fundamentales para el crecimiento económico y la generación de empleo, en Cuba bregan por establecerse como dinamizadoras del desarrollo. Desplegar su potencial es una oportunidad a explotar, en alianza con el resto de los actores y bajo el necesario liderazgo de la empresa estatal socialista, como establecen la Constitución de 2019 (refrendada por la mayoría de la población) y los documentos rectores de la política económica y social del Partido y el Gobierno, todos debatidos en consultas populares.

Entender el funcionamiento de las mipymes, y en general de cualquier tipo de empresa, pasa por comprender el contexto donde se desempeñan. Las primeras 35 mipymes fueron autorizadas en septiembre de 2021. Desde año y medio antes, Cuba padecía los efectos de la pandemia, la disminución de los niveles de actividad y el cierre de fronteras con la consecuente pérdida de ingresos en divisas del turismo y otros rubros de exportación. Las distorsiones macroeconómicas se agravaron, la escasez se profundizó y el nivel de vida de la población sufrió un deterioro mayor. Súmese la agudización oportunista de la guerra económica del Gobierno estadounidense en medio de aquella situación. Ese es el contexto en que las nacientes empresas privadas debieron desenvolverse e intentar desarrollarse.

Dos años después, al cierre de septiembre de 2023, el Ministerio de Economía y Planificación (MEP) ha aprobado 8 964 mipymes privadas en las 15 provincias y en 167 de los 168 municipios del país, excepto Bolivia, en Ciego de Ávila.

En el escenario cubano, esta constante apertura y cierre de negocios puede ser ajena, pero es normal en el resto del mundo. Aunque en general el tejido productivo necesita más empresas de todas las formas de propiedad, la irrupción de las mipymes ha ratificado esa tendencia dinámica en la creación, rozando las 9 000 en dos años, de las que el 55% surgieron de cero y el 45% son resultado de reconversiones de negocios que ya operaban como cuentapropistas e incluso cooperativas no agropecuarias.

Sin embargo, no se puede perder de vista que las mipymes son también las que más perecen. La tasa de mortalidad en América Latina puede ser del 50 al 70% en el primer año de vida de la empresa, según los datos que se consulten. Significa que, por cada nuevos emprendimientos que surgen, quiebran otros tantos. Así es el ciclo natural de vida de las pymes, pues son entidades pequeñas, con influencia principalmente en las localidades donde están instaladas, vulnerables al impacto de shocks externos y generalmente con capacidades insuficientes para enfrentar las dinámicas de la gestión empresarial.

La comparación que frecuentemente se hace entre las 2 422 empresas estatales [1] y las casi 9 000 mipymes se centra en la cantidad en lugar del peso relativo de cada actor en la economía, que es donde debe enfocarse la cuestión. Una revisión rápida de estos datos despeja la inquietud de si las privadas están “desplazando” a las estatales. Es indiscutible la necesidad de reformar a fondo la empresa estatal para potenciar su desempeño, pero cuando se la denomina como el “sujeto económico principal” es porque existen condiciones objetivas que así lo garantizan: es propietaria de la mayor parte del patrimonio del país, posee los principales medios de producción y domina en los sectores estratégicos (producción de petróleo, minería, biotecnología, telecomunicaciones, transporte aéreo y por ferrocarril, entre otros), aporta el 87% del producto interno bruto (PIB), concentra el 92% de las ventas netas y el 75% de las exportaciones y emplea a 1.4 millones de trabajadores [2].

Por su parte, el sector privado y cooperativo (al que pertenecen las mipymes) representa hasta el 13% del PIB, apenas el 8% de las importaciones y una porción diminuta [3] de las exportaciones. En temas de empleo, para el caso específico de las mipymes, ocupan solo a 260 000 personas, según la estimación del MEP. Todos estos datos evidencian el dominio de la empresa estatal socialista en la economía.

En torno a las actividades económicas que realizan las mipymes, aparece la polémica de que se necesitan “más” mipymes dedicadas a la producción y “menos” al comercio. En primer lugar, las actividades principales de las mipymes cubanas son, por orden: 1) gastronomía, 2) construcción, 3) industrias manufactureras y 4) producción industrial de alimentos y bebidas. En el quinto lugar está la comercialización de bienes, que incluye tanto la venta de productos nacionales como importados.

En segundo lugar, la naturaleza de la actividad de comercio, principalmente la minorista [4], implica un proceso de intercambio directo con la población que hace más “visibles” este tipo de negocios. Sin desconocer la cantidad (y necesidad) de pequeños comercios que han ido apareciendo en calles, esquinas y plazas, no significa que todo el sector privado se dedique al comercio. Además de las mipymes, otros actores económicos como los trabajadores por cuenta propia se dedican a la actividad comercial.

En tercer lugar, para que haya más mipymes de producción, una política nacional de promoción y fomento de pequeños negocios debería diseñar un sistema de incentivos que las estimulen por encima de otras actividades económicas.

En el contexto que se ha explicado, producir implica invertir capital, mayores costos, mayores riesgos y mayor incertidumbre frente a la posibilidad de recuperar rápidamente el capital con la venta de un contenedor de productos importados. Por ejemplo, una mipyme de fabricación de calzado tiene hoy los mismos impuestos que una mipyme de comercio de cervezas importadas. Sin caer en la trampa de demonizar la comercialización, actividad legítima y necesaria dentro de las cadenas de valor y que está resolviendo en parte el consumo de un segmento del mercado, se hace necesario incentivar la producción con mecanismos económicos y financieros.

La política nacional de fomento y promoción, de conjunto con las herramientas que tienen los gobiernos locales para estimular el surgimiento de emprendimientos que satisfagan los objetivos de las estrategias de desarrollo municipales, son parte del engranaje para articular un ecosistema empresarial efectivo y sostenible.

El surgimiento de las miles de mipymes existentes hoy no ha significado en ninguno de los casos la privatización del patrimonio estatal, entendida como la transmisión parcial o total de propiedad. Más bien, ha ocurrido un fenómeno positivo reflejado en la concreción de encadenamientos productivos donde, por ejemplo, un actor económico provee de materia prima a otro que de esa manera reactiva capacidades productivas que estaban ociosas o subutilizadas. El resultado es la producción de un bien que se destina al consumo de la población o de otras entidades. Cada encadenamiento resuelve una pequeña parte de un pequeño problema de una comunidad determinada.

En este sentido, debe superarse la discusión antagónica empresa estatal versus empresa privada y pasar a la discusión de cómo generar más encadenamientos productivos y más alianzas público-privadas. El sistema empresarial cubano es uno solo, y mientras más empresas se incorporen es más beneficioso para la economía y la sociedad. Más empresas se traducen en más producción de bienes y servicios para la población; más posibilidades de realizar proyectos personales de vida dentro del país; más empleo, con la incorporación de más personas al trabajo; más competencia que genera mayor eficiencia, innovación, calidad, e incluso disminución de precios; más especialización en la producción; más encadenamientos y más alianzas. Todo eso significa crecimiento económico y desarrollo.

Articulado con todo lo anterior, el control de las mipymes y en general de todos los actores económicos debe centrarse en que cumplan con las normas jurídicas vigentes, que las producciones y servicios tengan la calidad establecida, que se garanticen los derechos laborales de los trabajadores, entre otros. Para eso existen organismos de la Administración Central del Estado e instituciones con funciones definidas en la evaluación y el control de las diferentes políticas y actividades, tanto para las mipymes como para las empresas estatales y para cualquier actor de la economía. Por ejemplo, el Ministerio de la Construcción controla que los bloques y materiales cumplan las normas técnicas para la edificación de obras; el Ministerio de la Industria Alimentaria requiere el registro de todos los productores industriales de alimentos y bebidas y el cumplimiento de las medidas higiénico-sanitarias y de inocuidad; el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social vela que se garanticen los derechos del sistema de protección social cubano (salario, vacaciones, licencia de maternidad, entre otros). El cumplimiento de dichas funciones pasa por facilitar el conocimiento público de las regulaciones, realizar acciones de capacitación y aplicar sistemas de inspección y control que hoy ya existen.

Las mipymes en Cuba están en su estado embrionario. Es lógico que, a dos años de surgidas en un entorno macroeconómico complicado y una situación económica en general difícil, se manifiesten distorsiones y problemas a corregir. Sin embargo, sus beneficios no deben ser obviados mediante generalizaciones y prejuicios basados en anécdotas o sin respaldo de datos. Los impactos locales de las mipymes requieren el nacimiento constante de miles y miles de emprendimientos que compitan en los diferentes mercados, satisfagan de a poco las necesidades de la población, se encadenen, reemplacen a los negocios que mueren y, de conjunto con la empresa estatal y todos los actores, impulsen la aceleración de la recuperación económica en el marco del proyecto socialista que el pueblo cubano escogió.

[1] Incluye la empresa estatal tradicional, empresas filiales, sociedades mercantiles de capital 100% cubano y mipymes estatales.

[2] Datos informados por el vice primer ministro Alejandro Gil Fernández, ministro de Economía y Planificación, en la sesión ordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular el 22 de julio de 2023.

[3] El ministro de Economía y Planificación informó en la misma sesión parlamentaria que las exportaciones de las mipymes y los trabajadores por cuenta propia representa el 0.2% del total de exportaciones del país.

[4] El comercio minorista se refiere a la venta de bienes con destino a la población. El comercio mayorista, en cambio, a la venta de bienes entre entidades.

El turismo, ante los retos a los que se enfrenta en 2024

 

Los expertos señalan las claves para atraer el talento de calidad que necesita el sector24 octubre, 2023

Encarna Piñero espera para 2024 “avanzar en la transformación del modelo turístico, incorporando los compromisos de sostenibilidad”

Rosana Morillo apuesta por “buscar nuevas generaciones creando marca y generando orgullo de pertenencia, prestigio de trabajar en el sector”

Las empresas deben incorporar la sostenibilidad en sus procesos y filosofía, porque sin ella no serán competitivas en el futuro

Las dificultades para atraer talento, lograr el equilibrio entre turismo de masas y de lujo o cómo apostar por la sostenibilidad para mantener la competitividad de empresas y destinos son sólo algunos de los retos a los que se enfrenta el sector en 2024; un año en el que todos coinciden se ralentizará el crecimiento. Así lo han afirmado las integrantes de la mesa “Claves de futuro: los retos del turismo en 2024”, en la III Convención de Turespaña que se está celebrando en San Sebastián, en la que han participado la secretaria de Estado de Turismo, Rosana Morillo; Encarna Piñero, CEO de Grupo Piñero; Juan Ortí, presidente y consejero delegado de American Express España; y Maribel Rodríguez, vicepresidenta sénior del WTTC (World Travel & Tourism Council); con Amanda Mars, directora de Cinco Días y de Economía de El País, como moderadora.

En 2024, como ha avanzado la secretaria de Estado, “el sector vivirá un momento de gran fortaleza y resiliencia, aunque el ritmo de crecimiento se ralentizará porque será difícil mantener los índices de este año, y también dependerá de la situación geopolítica y su influencia en el turismo”. A pesar de este “año extraordinario”, el sector se enfrenta a profundos retos, para los que estas expertas han propuesto soluciones.

Falta de talento

Encarna Piñero ha incidido en que “el problema de la dignificación de la mano de obra en turismo ya venía de antes del COVID, pero después se ha convertido en un gran problema. Para contrarrestarlo no basta con que las compañías garanticen planes de carrera a sus empleados u horarios con los que puedan conciliar, porque en este sector son difíciles, no es una oficina, es muy sacrificado. Por eso te tiene que gustar, tiene una gran parte de vocación”.

En opinión de Piñero, “una parte importante depende de adaptar el sistema educativo para atraer ese nuevo talento para adaptarlo a las nuevas tecnologías”. Se impone entonces “una visión conjunta público-privada para atraer talento desde la formación”

Y es que, según ha reconocido, “en el pasado el sector ha atraído a personas no tan cualificadas y se les ha formado, pero ahora necesitamos una cualificación y transformación desde el inicio, incluso en colegios, implicarles en lo que significa el turismo. Por ello entre todos debemos aunar esfuerzos para dignificar al profesional en los distintos niveles de formación y la carrera, contagiando al empleado de lo maravilloso que es trabajar en turismo, la industria de la felicidad, la ilusión y las experiencias de las personas”.


De izq. a dcha, la moderadora, Amanda Mars; la secretaria de Estado de Turismo, Rosana Morillo; Encarna Piñero, de Grupo Piñero; Juan Ortí, de American Express España; y Maribel Rodríguez, del WTTC. Fuente: Hoteltur.

En cuanto a la flexibilidad del mercado a nivel salarial, como ha subrayado la CEO de Grupo Piñero, “los sueldos se han incrementado en los últimos años hasta estabilizarse; se está trabajando mucho por mayor concienciación pública y privada, y va a continuar para acabar con este problema en un futuro próximo”.

Maribel Rodríguez aboga por “una narrativa para enamorar a ese talento, porque además el sector turístico es muy variado y diverso. Necesitamos atraer a gente de calidad que nos ayude a mejorar”

Por su parte, Juan Ortí ha retomado alguna de estas medidas para enumerar los tres factores que están provocando este problema y sus posibles soluciones. Así, él también considera que “el problema de formación se da ya desde el colegio, donde se puede empezar a capacitar a la gente en la parte digital. También hay que hacer valer el prestigio del sector, la narrativa de que hay un propósito, ofrecer mejores subidas salariales. Y por último, acometer mejoras de procesos y productividad de la mano de la tecnología, como la inteligencia artificial y la automatización, enfocándolas a determinados puestos que cuesta cubrir y reservando al ser humano para tareas que aporten valor añadido adicional”.

Para Juan Ortí, “la importante brecha que hay entre el sistema productivo y el talento es un desafío importante, no sólo para España, sino también para Europa, y es una oportunidad para que nuestro país lidere el cambio de tendencia”

¿El turismo de masas puede ser sostenible?

Ése es el gran dilema para los destinos de éxito, según ha admitido la secretaria de Estado. Pero “no hay una misma solución para todos los territorios; cada uno debe encontrar su capacidad de carga, qué infraestructuras tiene y cómo conseguir un equilibrio entre turista y residente”.

En su opinión, “debemos plantearnos qué modelo turístico queremos tener; si podemos seguir creciendo en destinos de éxito a costa de la experiencia del visitante y residente, de generar externalidades negativas hacia su población; en qué punto estamos. Debemos realizar este diagnóstico ante el gran volumen de visitantes que se espera, para poder tomar decisiones valientes”.

Otras noticias de sostenibilidad generadas en la III Convención de Turespaña:



Piñero ha señalado en este sentido que “en los destinos maduros es una cuestión de equilibrio y conciencia, gestionando la capacidad de carga, el volumen de llegadas, la capacidad de las infraestructuras, etc. Resulta esencial para ofrecer una experiencia positiva al visitante y que esa experiencia contagie el residente”.

En esta misma línea apuesta por “un equilibrio entre turismo de masas y de lujo, cuyo visitante busca experiencias más personalizadas y exclusivas. La clave reside en conseguir crear destinos donde todos se sientan especiales, que lo que les ofrezca encaje con lo que tenía en mente, con sus expectativas de vacaciones. Poder satisfacer a todos es un gran reto, más fácil para sector público y residentes, pero no es sencillo y no sé cómo se puede solucionar”.

Comentario HHC: Solo se postea lo de España, que es un destino maduro, y veamos que estamos haciendo en Cuba. Las palabras dichas resaltadas en negritas indican el desafio y cómo podemos hacer nuestro turismo mas atractivo.

El turismo es un sector muy exigente, y nosotros tenemos una oportunidad de aprovecharla haciendolo bien. Pero nos estamos alejando cada vez mas de las expectativas de los clientes en algunos polos. Se trata de concentrarnos y perfeccionar las mejores experiencias. Notese como se proyecta España que es una potencia mundial en cuanto turismo se refiere.