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jueves, 7 de marzo de 2024

Estabilización macroeconómica: ¿de qué estamos hablando?

 



Resulta indispensable para el país la reactivación del sector exportador y generar los incentivos adecuados para la generación de divisas. Foto: Osvaldo Gutiérrez Gómez

Uno de los temas más debatidos en los últimos años en Cuba es la necesidad de avanzar en un proceso consistente de estabilización macroeconómica.

Para entender su necesidad, es indispensable partir de que la inflación que enfrenta hoy el país –en tanto que de­sequilibrio macroeconómico básico– es el resultado de disímiles causas, coyunturales y estructurales, pero que, en última instancia, es la expresión de desajustes entre la oferta y demanda de bienes y servicios que afectan seriamente a la economía nacional.

 En el trasfondo de estos desajustes está, por el lado de la oferta, la caída de la producción nacional y la disminución de la oferta importada, asociada a las restricciones de divisas y las deformaciones del modelo productivo cubano, todo ello en medio de un bloqueo económico acrecentado por el Gobierno de EE. UU.

Por el lado de la demanda se encuentra la acelerada dinámica de crecimiento de la cantidad de dinero en circulación, debido al financiamiento de los déficits fiscales del Presupuesto, con emisión monetaria sin respaldo productivo.

Tanto los déficits en la balanza comercial como los altos déficits fiscales y la emisión monetaria, son manifestaciones de desequilibrios macroeconómicos que impactan en las capacidades del tejido productivo para operar de forma eficiente, y provocan un deterioro de las condiciones de funcionamiento de la economía, una acelerada inflación y la caída del poder adquisitivo de los salarios y pensiones de la población.

El objetivo fundamental de un programa de estabilización es el de restaurar los equilibrios macroeconómicos, a fin de garantizar un entorno que propicie la recuperación de la economía.

Esto supone –en primer lugar– alcanzar un entorno de inflación baja y controlable, que permita restablecer la estabilidad y la confianza en la moneda nacional, para así crear un clima favorable, con vistas a elevar la eficiencia de las actividades productivas y desarrollar el proceso de desdolarización de la economía.

Restaurar los equilibrios macroeconómicos implica, en última instancia, atender al menos cuatro problemas fundamentales que deben resolverse gradualmente:

  • El alto déficit fiscal, que conlleva emisión monetaria sin respaldo productivo.
  • La inconvertibilidad de la moneda y la inexistencia de un esquema cambiario funcional para el acceso a las divisas, a un tipo de cambio fundamentado.
  • La dolarización parcial de la economía, que limita las funciones de la moneda nacional.
  • Y los problemas asociados a las restricciones del sector externo, que traen como consecuencia una baja generación de ingresos y un alto endeudamiento en el país.

 

POLÍTICA FISCAL: OBJETIVOS E INSTRUMENTOS

En un esquema de estabilización, el principal objetivo de la política fiscal es el de reducir de forma progresiva los déficits presupuestarios, a fin de garantizar un crecimiento estable de la cantidad de dinero en circulación.

Para cumplir este objetivo, la política fiscal debe trazarse metas plurianuales, dado que una reducción acelerada del déficit fiscal –en el marco de un año, por ejemplo– implicaría ejecutar un recorte muy severo sobre los ya reducidos gastos que sustentan la actividad social y los servicios públicos del país, o la ampliación de los impuestos y otros ingresos no tributarios, en un escenario donde es también necesario estimular al sector productivo.

Los instrumentos de la política fiscal para alcanzar este objetivo de estabilización son múltiples, aunque en las condiciones actuales de la Isla el mayor impacto podría venir derivado de:

  • El perfeccionamiento de la administración tributaria y la aplicación de mecanismos de facturación obligatorios de bienes y servicios, que permitan reducir la evasión fiscal.
  • La reducción de subsidios a productos y empresas para obtener ahorros fiscales, complementando esta medida con el traspaso del subsidio a las personas.
  • La introducción de impuestos especiales o el incremento de aranceles a productos no esenciales, con gran capacidad de extracción de liquidez.
  • La modificación de bonificaciones y exenciones fiscales que podrían no justificarse.
  • La revisión continua de las partidas de gastos, elevando el uso eficiente de los recursos que demandan para reducir su magnitud.

Actualmente, el reto más urgente de la estabilización fiscal en el país a corto plazo está en reducir el nivel proyectado de déficit fiscal para el año 2024, que supera los 147 000 millones de pesos. Este déficit, sin lugar a dudas, compromete la estabilidad macroeconómica de la nación y la capacidad de poner bajo control la inflación, e impide llevar adelante otras transformaciones, como las asociadas al mercado cambiario y la desdolarización. 

POLÍTICA MONETARIA: OBJETIVOS E INSTRUMENTOS

A diferencia de otros países, donde la política monetaria es el centro de las estrategias de regulación de la inflación, mediante el movimiento de las tasas de interés, en Cuba la política monetaria cuenta con menos instrumentos para contribuir a la estabilización.

En un entorno en el que el Banco Central se enfrenta a la necesidad de financiar continuamente los déficits fiscales, mediante emisión monetaria, esta entidad no puede fijar por sí sola una meta restrictiva para la emisión de dinero, pues esta última depende del resultado fiscal del Presupuesto del Estado.

En Cuba, uno de los principales instrumentos que podría tener la política monetaria para contribuir a la estabilización, es la emisión de títulos –como los bonos de deuda pública–, o la creación de diversos productos bancarios que permitan recoger liquidez, ofreciendo tasas de interés atractivas para los ahorristas.

El incremento general de las tasas de interés, aunque podría ser un instrumento importante en la política monetaria, también impacta en otras variables como las tasas de interés de los créditos con que se financia la actividad productiva, por lo que su movimiento debe someterse a otras consideraciones más allá de los objetivos propios de estabilización, sopesando su impacto general sobre la producción.

 

POLÍTICA CAMBIARIA: OBJETIVOS E INSTRUMENTOS

En el aspecto cambiario existirían dos objetivos fundamentales asociados a la estabilización.

El primero está relacionado con la formalización de los flujos que hoy operan en el sector informal, que supone el relanzamiento y ampliación de las operaciones de un mercado cambiario oficial, que permita el acceso legal y en igualdad de condiciones a las divisas para todos los actores económicos, en función de un tipo de cambio de equilibrio.

Es así que el mercado cambiario constituye un elemento esencial del proceso de estabilización, pues por un lado permite avanzar para tener una referencia legal y fundamentada frente a las divisas que hoy operan en los circuitos informales, a la par de que genera mecanismos alternativos de acceso a divisas que benefician el reaprovisionamiento de sectores productivos, la repatriación de utilidades de la inversión extranjera, la corrección de los precios internos, y permitirá –paulatinamente–, que el sector exportador se beneficie, al liquidar parte de sus divisas a un tipo de cambio más favorable en moneda nacional.

Este último elemento resulta indispensable para la reactivación del sector exportador y generar los incentivos adecuados para la generación de divisas al país.

Paralelamente, la posibilidad de contar con un mercado cambiario que habilite el acceso formal a las divisas por el tejido productivo, crea las condiciones para avanzar hacia el proceso de desdolarización de la economía, en tanto permite sustituir los esquemas dolarizados por mecanismos cambiarios de acceso a la divisa.

El segundo objetivo de la política cambiaria es el de ir convergiendo a un tipo de cambio único y convertible para toda la economía, que implique la gradual unificación entre el tipo de cambio oficial de 1 usd = 24 cup, con el tipo de cambio de equilibrio con el que opere el mercado cambiario.

Finalmente, de conjunto con la corrección de los desequilibrios internos –monetarios, cambiarios y fiscales–, el otro gran reto de la estabilización macroeconómica es la disminución de los desequilibrios externos, a partir del alto nivel de   endeudamiento y los déficits en la balanza de pago que hoy nos afectan, los cuales deben atenderse sujetos al respeto de reglas claras para un endeudamiento sostenible y la aplicación flexible de instrumentos de gestión de la deuda y su indispensable renegociación, lo que debe permitir la reactivación de financiamientos externos para los sectores más dinámicos, que garanticen la recuperación de las exportaciones y del tejido productivo.

La estabilización macroeconómica impacta así sobre el objetivo de reducir la inflación por dos canales fundamentales:

  • Mediante la reducción de los excesos de demanda vinculados a la emisión monetaria producto del déficit fiscal.
  • Mediante la creación de condiciones que permitan un mejor funcionamiento del tejido productivo y con ello la reactivación –en primer lugar– de la oferta de los sectores más dinámicos. 

2 comentarios:

  1. muy buen articulo , la pregunta es ?Son los Servicios de inteligencia de EE. UU.o nosotros?

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  2. No estudien más,lo q no sirve es el sistema económico,demostrado en el mundo.Ese es el que hay que cambiar,cualquier otra cosa en darle un poco de oxígeno al pasiente para q demore en morir.

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