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lunes, 20 de mayo de 2024

Economía de la cultura en tiempos difíciles

 Se impone un radical cambio de mentalidad en la promoción de la cultura

Foto: Internet

La semana pasada me invitaron a la asamblea de balance de la cultura en Sancti Spíritus. Por lo común, en tales reuniones suele manifestarse cierto espíritu «pedigüeño», en tanto muchas intervenciones se centran en solicitar más recursos.

Esta vez, sin embargo, la situación económica obligaba a enfoques muy diferentes. El país atraviesa por una severa etapa: alta inflación, déficit presupuestario, sensible escasez de divisas. ¿cómo avanzar entonces en medio de semejante panorama?

Es obvio que el reducido presupuesto obliga a establecer prioridades, pero, al mismo tiempo, hay que evitar retrocesos. Para conseguir esto, hay que aplicar lo en teoría económica se denomina «óptimo de Pareto».

O sea, dada una asignación inicial de recursos, determinar aquellas actividades en las que se puede avanzar sin perjuicio de otras.

La provincia cuenta con dos de las primeras siete villas fundadas en Cuba hace más de cinco siglos: Trinidad y Sancti Spíritus, lo cual significa disponer de un valioso patrimonio material que necesita ser protegido.

La idea sería postergar inversiones y concentrar recursos en la conservación, evitando deterioros.

También en el territorio existen tradiciones de larga data y gran impacto popular: el Santiago espirituano y las parrandas de Guayos, Zaza del medio y Yaguajay, entre otras. Son eventos que demandan cuantiosos recursos. ¿Cómo garantizarlos ahora?

Tenemos un compromiso con nuestra historia; pero la historia no solo existe para celebrarla, también es conocimiento acumulado. Preguntémonos entonces cómo se financiaban estas fiestas cuando fueron creadas en el siglo XIX.

Hay que identificar patrocinadores, cosa que suele funcionar en todo el mundo. La clave es encontrar empresas que de alguna forma se identifiquen con el acontecimiento y tengan interés de colaborar.

Esto es algo que también puede ser convertido en espectáculo, con la creación de espacios para expos y promociones dentro del evento mayor.

Se impone un radical cambio de mentalidad en la promoción de la cultura. No solo por el nivel de control y creatividad administrativa que los nuevos tiempos requieren, sino también para librarse de cierta ingenuidad comercial que aún perdura en muchos de nuestros cuadros.

Tanto en las ferias agropecuarias semanales como en las fiestas populares, se suelen alquilar espacios a los comerciantes con tarifas fijas.

Esto es un error: no es lo mismo un puesto de frituras que un restaurante en toda regla. No generan las mismas ventas. 

El Estado convoca y organiza el evento, corre con la limpieza de calles, recogida de basura, orden público; mientras garantiza un mercado cautivo. Esto último genera mayores ganancias a los comerciantes; así, entonces, es justo que contribuyan a paliar gastos de la festividad con un porciento de sus ventas.

Son múltiples las iniciativas que se pueden poner en práctica: cobro de entradas, suscripciones; competencias y concursos de diferentes actividades comerciales bajo cuota de inscripción.

Por ejemplo, al público le interesará saber quiénes hacen las mejores pizzas de la ciudad, las más hábiles peluqueras y manicuristas.

El derecho a degustar platos o a servir de cliente se puede rifar o subastar; todo un espectáculo y un sello de popularidad para los ganadores, pues recibirían diplomas o trofeos que luego pueden exhibir en sus establecimientos. 

En fin, son ideas iniciales que seguramente se incrementarán si todos nos ponemos a pensar en cómo salir adelante. A fin de cuentas, la cultura es de todos, y también abarca todas las actividades de la sociedad. 

4 comentarios:

  1. Sigan las indicaciones del nuevo "Iluminado" y "Salvador" de la cultura nacional. A azotes sacará a los pedigüeños del Templo de la Cultura. Randy, cuidado, que va por ti. Y Yusuam, pon las barbas en remojo.

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  2. Sigue ahi Antonio. Se nota que les tienes cocinado el hígado a esos odiadores de solar.

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  3. Estudien la rcprriencia de la Oficina del Hidtoriador de la Habana antes de q le dieran buena parte de sus activos al GAE q no es corrupto y es disciplinado según Contralora

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  4. Humberto, sería muy bueno que publique más del iluminado Antonio. Oye, cómo me he reído de esta sarta de tonterías. Es cómico el tipo.

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