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miércoles, 7 de agosto de 2024

Sin ternero no hay vaca

Se insiste en que no es una guerra contra las pymes; sin embargo, indican lo contrario las medidas que quienes lo aseguran han anunciado y admitido.




Un pequeño agricultor del cono sur latinoamericano de apellido Mujica nos recordaba que, para tener vacas, hay que tener terneros, y para ello hay que tener pasto, y que para tener pasto hay que tener tierra. Con ello ponía de manifiesto algo que parece una obviedad, y es la necesidad de entender estos procesos en toda su magnitud y amplitud, en lugar de verlos segmentados y separados unos de otros.

No es este un artículo para abordar los problemas del sector agropecuario cubano, algo que ha sido tratado en muchos otros y por muchos otros colegas más entendidos que yo en la materia. Mi propósito es invitar a razonar sobre nuestra economía y la manera en que en los últimos tiempos se intenta conducirla, y claro que la agricultura está implícitamente incluida.

Nuestra economía, como cualquier otra, es como la vaca de marras: necesita de sus terneros, que en este caso serían sus empresas; del pasto, que vendría a ser las fuentes de inversión; y de la tierra adecuada, que no sería otra cosa que la instituciones y organizaciones que garantizarían que el pasto crezca fuerte y abundante.

La economía cubana ha ido secándose poco a poco y, como una vaca mal alimentada, no da la leche suficiente, las empresas —todas, salvo aquellas 268 que concentran el 80 % de las ventas y las 20 que ingresan el 80 % de los dineros externos— apenas alcanzan a sobrevivir, los recursos para invertir son escasos y no se aprovechan bien cuando se tienen, e incluso ocurre que cuando aparecen —sean internos o externos— no les damos el tratamiento conveniente; y los arreglos institucionales muchas veces no son los adecuados para alcanzar la dinámica necesaria. Se ha dicho muchas veces, es cierto, pero no queda más remedio que repetirlo, porque de igual manera se repiten, también muchas veces, las decisiones que nos han traído hasta aquí.

Si se resumiera en unos cuantos indicadores la situación macroeconómica de acuerdo con lo publicado en julio, la fotografía sería: PIB con una dinámica negativa; oferta insuficiente; déficit fiscal de más de dos dígitos; tasa de inversión nacional secularmente baja; inflación de más de dos dígitos; insuficiente poder de compra del salario; balanza comercial y de cuenta corriente negativas; deuda externa y servicio de la deuda muy elevada; flujo de inversión extranjera insuficiente. Aun si el bloqueo no existiera, salir de esta situación requeriría medidas acordes a la gravedad de las condiciones y con mucha consistencia.


Foto: Kaloian.

Lo que resulta sorprendente es: 
  • primero, que seis meses después de diciembre de 2023, el Gobierno sigue sin hacer público un programa integral de reformas (metas, plazos, fechas, organizaciones responsables) que dé respuesta a la situación;
  • que reconociendo que una de las grandes debilidades de la economía cubana está en los bajos niveles de producción y productividad del sector agropecuario, no se revise profundamente el programa de 63 medidas y se realice una reforma profunda del sector agropecuario cubano, incluidos ministerio, delegaciones, osdes y empresas.
  • que tanto en diciembre como en julio, una buena parte de las medidas/ideas que se anuncian estén más concentradas en enmendar errores que en aprovechar oportunidades y generar confianza en el futuro;
  • que varias de las medidas anunciadas desde diciembre sean inconsistentes entre sí; por ejemplo, fortalecer el valor del peso cubano mientras se expande la dolarización parcial de la economía; impulsar el crecimiento aumentado la carga fiscal mientras se eliminan los beneficios fiscales a los actores económicos; o fijar márgenes de utilidad a las empresas utilizando una tasa de cambio que para nada refleja las condiciones reales del mercado;
  • que teniendo un déficit de oferta sustantivo y no estando el Estado ni sus empresas en capacidad de cubrirlo, se establezca el cobro de aranceles y servicios portuarios en divisas, lo cual reducirá las importaciones y se traducirá en un incremento de precios a la población;
  • que reconociendo lo insuficiente del salario y las jubilaciones y pensiones, se aprueben todas estas medidas y algunas más que reducirán todavía más la capacidad adquisitiva del salario;
  • que reconociendo la necesidad de que el sector empresarial se dinamice y sabiendo que la falta de autonomía de dichas empresas es una de las principales causas de su bajo dinamismo, se permita que intereses sectoriales y ministeriales sigan posponiendo la aprobación de la tan anunciada ley de empresas;
  • que, habiendo sido el sector privado empresarial el que ha podido contribuir a dinamizar la oferta, incrementar el empleo, mejorar el sistema productivo cubano y recuperar infraestructuras y sistemas productivos prácticamente abandonados muchos de ellos, se tomen medidas que ralentizan la creación de nuevas pymes, dificultan las importaciones al reducir la cantidad de empresas estatales importadoras; y se obligue a pagar a los proveedores desde bancos cubanos que han demostrado no poder garantizar esos pagos, sea por el bloqueo o por otras razones asociadas a su propia debilidad en términos financieros.
  • que habiendo las pymes contribuido con el 15 % del ingreso tributario, se tomen medidas dirigidas a frenar su creación, a burocratizar aún más el proceso y a obligarlas a constreñir su actividad al municipio en que está su residencia fiscal, como si los negocios entendieran de fronteras administrativas, condenando además a los municipios más pobres a no recibir “flujos externos nacionales” de capital que dinamicen sus economías.
  • que mientras se reclama de forma sistemática a las pymes que se inserten en los procesos productivos y produzcan (algo que ya algunas hacen), se intente limitar su capacidad de acumulación y su posibilidad de conseguir financiamiento para cumplir ese reclamo.
  • que en los medios oficiales y en los discursos se insista en que las pymes y los TCP son los culpables de la inflación y la descapitalización del país, cuando los propios datos oficiales muestran que el inicio del proceso inflacionario antecede en al menos un año a las pymes y tiene en la mala ejecución del llamado “Ordenamiento” una de sus causas; mientras que la descapitalización está asociada al baja tasa de inversión y a una asignación de recursos de inversión a todas luces incorrecta.
  • que estando demostrada la necesidad de obtener flujos de inversión extranjera y nuevos créditos, se siga pidiendo comprensión a los acreedores, en lugar de presentar un plan concreto de negociación de la deuda externa, incluido el pago de los dividendos retenidos a los inversionistas extranjeros.

Es como si existiera un interés especial en ralentizar / detener / impedir / trabar / estorbar todo aquello que genere dinamismo económico, nuevas oportunidades, esperanza y confianza en el futuro. Y resulta algo muy raro, teniendo en cuenta que Cuba está siendo desengranada por una emigración sin freno, algo que compromete estratégicamente nuestro presente y nuestro futuro. Resulta todavía más raro que haya tanta coincidencia, con los que, desde otras latitudes y longitudes, también apuestan y hacen por el fracaso del llamado sector complementario. Es como si se hubieran puesto de acuerdo.

Es cierto que se insiste en que no es una guerra contra las pymes; sin embargo, las mismas medidas que quienes lo aseguran han anunciado y admitido —entre las que no incluyo aquellas dirigidas a elevar la disciplina fiscal, que me parecen necesarias— están indicando lo contrario.

Más abajo listo un grupo de acciones que podrían ayudar a crear la confianza necesaria. Las enumero en el orden en que entiendo sería más adecuado. Casi todas han sido propuestas antes por diferentes economistas cubanos. Se puede, incluso sin muchos recursos, se puede. 

  1. Comenzar de inmediato la migración paulatina del subsidio a productos hacia el subsidio a personas.
  2. Negociar la deuda externa. Hoy existen algunas experiencias puntuales de cambio de deuda por activos o concesiones productivas.
  3. Terminar de aprobar la ley de empresas estatales y que esta garantice la autonomía prometida desde hace más de cuarenta años, cuando se implantó el Sistema de Dirección y Planificación de la Economía.
  4. Reducir el aporte por la inversión estatal que las empresas estatales pagan, en especial a las empresas exportadoras y de alta tecnología.
  5. Ampliar el rango de las actividades que pueden ser desempeñadas por el sector privado.
  6. Aprovechar la municipalización de la aprobación de los actores económicos y aprobar un mecanismo expedito para la creación de nuevas mipymes, totalmente transparente y que siga los estándares internacionales.
  7. Volver a conceder el beneficio fiscal de un año sin impuestos para todas las nuevas formas de gestión, estatales y no estatales.
  8. Establecer beneficios fiscales y arancelarios específicos que favorezcan a las pymes de alta tecnología, sean estatales o privadas.
  9. Permitir la creación de empresas no estatales Import-Export.
  10. Eliminar la obligatoriedad de la contratación de fuerza de trabajo a través de empresas empleadoras estatales.
  11. Culminar la aprobación del reglamento que habilita la inversión extranjera con las formas de gestión no estatales.
  12. Extender la condición de pymes a los productores agropecuarios privados y a las cooperativas agropecuarias y otorgarles beneficios fiscales y arancelarios para operaciones productivas condicionadas a resultados comprobables.
  13. Restituir la posibilidad de definir objetos sociales amplios para todos los actores (estatales y privados) y eliminar el límite de cinco actividades complementarias establecido con posterioridad.
  14. Fomentar la creación de Zonas Especiales de Desarrollo Local, que disfruten de beneficios fiscales y arancelarios y sean aprobadas por las autoridades locales.
  15. Permitir el usufructo de tierras para la producción agropecuaria a las nuevas formas de gestión no estatales.
  16. Reducir significativamente el aparato del Estado en un proceso paulatino, con plazos establecidos y con protección temporal para los empleados en dichos ministerios.
  17. Abrir el sector bancario cubano a operaciones de la banca internacional utilizando mecanismo de supervisión y regulación que cumplan con los estándares internacionales.
  18. Establecer la obligatoriedad de la licitación pública de todos aquellos bienes del pueblo que vayan a ser cedidos temporalmente a las formas no estatales de gestión, incluidas tierras en usufructo.

Foto: Kaloian.

Simultáneamente habría que actuar sobre el mercado monetario:

  1. Destinar un fondo en dólares a la creación del mercado cambiario. El fondo podría tener participación estatal y no estatal, nacional y extranjera sobre la base de acciones de participación con rendimientos variables.
  2. Comenzar la creación del mercado cambiario estableciendo en una primera etapa un circuito reducido de empresas estatales y no estatales, con prioridad para las empresas exportadoras, las de alta tecnología, productores agropecuarios estatales y privados, e importadores de materias primas para la producción de alimentos.
  3. Establecer una franja de flotación para la tasa de cambio en ese mercado.
  4. Formalizar a aquellos operadores informales que actúan en el mercado cambiario y quieran acogerse a la oportunidad.
  5. Fomentar la creación de fondos de inversión mixtos (estatales-privados nacionales y extranjeros) para fomentar la producción agropecuaria y acometer obras de infraestructura cumpliendo los estándares internacionales para este tipo de negocios.
Si no se atiende a los terneros, si se les daña, si no se les crean las condiciones apropiadas para que crezcan, si se les espanta, si convertimos la tierra de pasto en pantano… no, no tendremos vaca.

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