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viernes, 5 de abril de 2024

Resumen de los más de 6500 planteamientos hechos en el proceso orgánico previo a la Asamblea Provincial 9no Congreso de la Anec La Habana , a efectuarse el próximo miércoles 10 de abril, a las 9 de la mañana, en la Escuela Provincial del Partido Olo Pantoja, de La Lisa.

 Por Jorge Rodriguez Hernandez

Entre los más reiterados y discutidos estuvieron:

》No se logra el esperado estremecimiento del sector estatal de la economía

》La descapitalización del recurso humano en las áreas económicas

》La integración de todos los actores económicos no alcanza el ritmo necesario observándose un burocratismo excesivo en la toma de decisiones y en la aplicación de las mismas

》La contabilidad y el costo no se constituyen en una verdadera herramienta eficaz de dirección

》Las deficiencias en los contratos económicos

》La existencia de diferentes tasas de cambios

》Los nuevos actores económicos y la necesidad de que jueguen un papel más armónico

》La inflación muy por encima de lo estimado

》Las incongruencias en el Plan de la economía

》Sistemas de trabajo que no se ajustan a las problemáticas del país

》La cadena de impagos

》La bancarización como una necesidad

》La ley de empresas que no se acaba de materializar

》Las empresas en perdidas

》El presupuesto como elemento clave para lograr los objetivos

》La capacitación y la medición de su impacto

》Los obstáculos a los proyectos de desarrollo local

》El trabajo por cuenta propia

》Deficiente estrategia de comunicación sobre temáticas económico financieras

》Insuficiente preparacion de los cuadros de dirección en la actividad económica

》El burocratismo en las decisiones empresariales

》Necesario impulso al movimiento cooperativo

》El fomento de exportaciones y sustitución de importaciones

》Las inversiones y su recuperación

》La política crediticia y monetaria

》Los sistemas de pago

》Las normas jurídicas no van a la par de las decisiones económicas

La agroindustria azucarera cubana: ¿Salvación o cierre?

Por Omar Everleny Pérez Villanueva

En g. Octavio José Portuondo Botta

Una buena sugerencia es que vuelva a reconsiderar la creación del Ministerio del Azúcar, se le dé la máxima prioridad del Estado y se le autorice a funcionar con ciclo cerrado.

29 de marzo de 2024

En el pasado no se concebía la economía de Cuba sin el azúcar, de la que llegó a ser el principal exportador mundial cuando se exportaban 6 millones de toneladas métricas. Frecuentemente se recuerda la frase del hacendado cubano José Manuel Casanova: “sin azúcar no hay país”.

Una zafra es una exquisita operación logística, una cadena de valor en la que participan cientos de millas de camiones, tractores con carretas, vagones de ferrocarril y cosechadoras en el traslado del azúcar y mieles a las terminales, refinerías y destilerías. Aquí la palabra clave es “rotación”. Si ocurre un cuello de botella, se pierde el ciclo, y mientras menos caña se muele, más escasez de equipos. [1]

Solo a modo de ejemplo, podemos ver la cantidad de instalaciones y equipamiento que se utilizaba en las zafras antes de los años 90, específicamente la del año 1988 a partir de datos publicados por el ex viceministro del azúcar Miguel A Figueras durante el período de la zafra del 70, la más famosa de todas, cuando el país se paralizó para intentar producir 10 millones de toneladas métricas.

Principales instalaciones y equipamiento en el sector azucarero en 1988

En nuestros días han existido diferentes opiniones --algunas a favor, otras en contra y algunas ambiguas--, sobre la decisión de desmantelar más de la mitad de los centrales azucareros cubanos. Incluso algunos académicos fueron fuertemente recriminados por oponerse a esas decisiones erradas. En ocasiones se daba a entender que el cierre de los centrales era la única causa de la caída de la producción de azúcar y del estado actual del sector azucarero, pero la realidad ha demostrado lo contrario.

La llamada  Tarea Álvaro Reinoso  (nombre que se le dio a la reestructuración de la industria azucarera comenzada el 10 de abril de 2002), en dos partes, permitió cerrar casi 70 centrales y dejar la capacidad instalada solo para producir 4 millones de toneladas anuales. El Ministro de la industria azucarera le propuso al presidente cubano que debían cerrarse 50 centrales de los 156 existentes, pero la respuesta fue desmantelar 90. Esa reunión fue tensa. Los resultados son los que hemos visto hasta ahora.

Hoy la producción no alcanza ni para cubrir las necesidades internas, con graves efectos sociales: más de 100 bateyes han sido convertidos en pueblos fantasmas. Dejó de existir el tratamiento especial para trabajadores y bateyes, por consiguiente, la fuerza de trabajo calificada emigró hacia otras actividades económicas. Además, se descapitalizó el sector.

Lo peor fue el traspaso de las tierras del MINAZ (Ministerio de la Industria Azucarera) al Ministerio de la Agricultura (MINAGRI). En vez de producir alimentos, se infestaron de marabú.

La situación del sector azucarero ya venía siendo difícil desde mucho antes debido a múltiples motivos, tanto objetivos como subjetivos. Entre ellos podrían subrayarse los siguientes:

  • Persistentes precios bajos del azúcar en el mercado internacional que no cubrían los costos de producción y durante años daban como resultado cuantiosas pérdidas económicas netas.
  • Descapitalización del sector, con inversiones insuficientes y obsolescencia tecnológica.
  • Incesante pérdida de mano de obra especializada y profesional.
  • Falta de estimulación al productor cañero, conllevando a menores áreas de siembra y menor rendimiento de caña por hectárea.
  • Desabastecimiento o llegada a destiempo de combustibles, fertilizantes, pesticidas y otros insumos (paquete tecnológico) por falta de financiamiento u otras causas.
  • Sequías, plagas, huracanes y otros eventos climatológicos en determinados años.
  • Deudas acumuladas y vencidas.
  • Tipo de cambio oficial del peso cubano, desestimulante para los sectores exportadores.

¿Sugieren todos esos motivos que el desmantelamiento de los centrales fue la mejor solución en ese momento? For nothing. Por ejemplo, en cuanto a la primera causa mencionada, el precio del azúcar en el mercado internacional era y es el que es, y no por eso todos los países redujeron las siembras y la producción. El ejemplo más ilustrativo es el de Brasil.

Es cierto que muchos países venden su azúcar bajo convenios con precios acordados, superiores al mercado internacional. Pero también muchos otros cuentan con otras soluciones para momentos de bajos precios del azúcar, como la priorización de la producción de alcohol o de otros subproductos de la caña de azúcar con mayor valor agregado. Un buen caso fue el desarrollo de la industria azucarera de Brasil. Mientras en Cuba se desmantelaban centrales, allí se construían más y más modernos.

Por otra parte, probablemente muchos otros países estaban mejor preparados para enfrentar coyunturas de precios desfavorables porque contaban con industrias más modernas y con equipamientos más eficientes, tanto en la industria como en el campo, fruto de nuevas inversiones en el sector.  La industria azucarera cubana sirvió como una especie de “donante” para fomentar la industria del turismo de Cuba y la biotecnológica, además de ayudar a mantener los planos sociales sin apenas modernizarse.  No había más que ver el deplorable estado de los centrales azucareros, los bateyes y muchas antiguas locomotoras.

Llegados a ese punto de años de desatención al sector, junto con años de precios internacionales deprimidos, puede que, desde ciertos análisis económicos, algunos llegaran a la conclusión de que era mejor reducir costos, concentrar la producción en pocas centrales con mejores y más cercanas. abastecimientos de caña y desmantelar los menos eficientes.

¿Qué opciones eran posibles?

¿Pero realmente se debatieron con profundidad otras opciones, dejando como última y desesperada el cierre? ¿Existían otras alternativas? Para cada problema siempre existe más de una solución. Y esta no es la excepción de la regla.

Por ejemplo ,  ¿no se podría haber colocado las centrales, el campo a su alrededor y toda la infraestructura bajo un régimen de inversión extranjera?  Con mente amplia, no con estrechas miras de que el campesino no pudiera ganar más que fulano o que la compra de determinado equipo o insumo necesitara la aprobación al más alto nivel.

De igual manera, ¿no se podía haber aprobado que el sector trabajara solo en MLC (moneda libremente convertible) en todo lo que tuviera que ver con las exportaciones, en lugar de operar con un peso muy revaluado y desestimulante para las exportaciones? Se conoce que hubo propuestas muy interesantes de hombres de negocios del sector, conocedores de la realidad cubana. Se ofrecieron para proponer alternativas de recuperación e incluso para invertir en centrales nuevas o modernizar algunas.

No debe olvidarse tampoco la estructura organizativa institucional. Las centrales fueron convertidas en Unidades Empresariales de Base (UEB). Sus insumos tenían que solicitarlos a la entidad superior, junto a otras limitaciones que se les impusieron entonces. Los cambios estructurales de los últimos quince años no han permitido la maduración de la organización. Una buena sugerencia es que vuelva a reconsiderar la creación del Ministerio del Azúcar, se le dé la máxima prioridad del Estado y se le autorice a funcionar con ciclo cerrado.

Otro factor esencial es el tipo de cambio oficial, que influye tanto en los resultados económicos como en la estimulación al productor cañero a los trabajadores de la industria, en la evaluación de las inversiones o más bien  en todo .  El tipo de cambio puede estimular las exportaciones, pero al mismo tiempo desestimularlas.

En el decenio 1991-2000 el precio del azúcar crudo tuvo un promedio de 9,83 centavos de USD (dólar estadounidense) por libra, con algunos meses de los años 1999 y 2000 con precios por debajo de los 7 centavos. En los años 2001-2010 alcanzó un precio promedio de 11.57 centavos, pero en los primeros cinco años de ese decenio pocas veces superó los 10 centavos la libra. En el decenio 2011-2020 los precios mejoraron, con un promedio de 16,71 centavos por libra. En el año 2023 el azúcar crudo tuvo un precio promedio de 24.05 centavos la libra. Pero el desmantelamiento de los centrales ya había ocurrido alrededor de 2002.


Fuente: https://www.asocana.org/modules/documentos/10251.aspx

Si el precio del azúcar crudo no rebasaba los 10 centavos la libra, ello equivalía a alrededor de USD 220.46 la tonelada de azúcar crudo en el mercado internacional, obviando primas y rebajas en precios, según las calidades del producto final. Si el rendimiento promedio logrado en la industria indicase la necesidad de procesar 10 toneladas de caña para la obtención de 1 tonelada de azúcar crudo, básicamente se estaría obteniendo un ingreso bruto de 22.05 USD por tonelada de caña procesada o pesos cubanos (CUP) 22.05 al tipo de cambio oficial de USD/CUP 1:1 de aquellos tiempos.

Sin embargo, aun cuando los productores cañeros siempre venían señalando con total y justa razón el bajo precio de la caña --desestimulante para la propia siembra de caña y desestimulante en comparación con la siembra de otros cultivos--, los Complejos Agroindustriales (CAI) debían pagar a los productores cañeros un precio por tonelada de caña muy superior al ingreso a obtener, sin agregar otros costos y gastos industriales para la producción de azúcar crudo.

Desde luego, para calzar este desequilibrio era necesario destinar fondos del presupuesto del Estado, en forma de subsidios, o utilizar para el sector un tipo de cambio USD/CUP superior al tipo de cambio oficial. Su diferencia también la debía asumir el presupuesto, lo cual ocurrió en muchas ocasiones.

En un artículo publicado por el periódico  Granma  el 9 de julio de 2010, “Cortar de raíz la indisciplina cañera”, se puede apreciar que hasta 1997 se le pagaba al productor cañero un precio de alrededor de 14.50 CUP por tonelada de caña, incrementándose el precio en 3.5 veces hasta alcanzar 50.90 CUP por tonelada. A pesar de este incremento, otros cultivos superaban los 15 000 pesos. El cultivo de caña era el menos rentable para los agricultores.

Romper el círculo vicioso

También en el texto se anotaban “rendimientos agrícolas que muestran en los últimos años un declive, que tuvo en la zafra anterior su expresión más negativa al promediar 32 toneladas por hectárea. En este saldo desfavorable influyó que el 59% de las empresas con menos de 30 toneladas por hectárea”. [2]

Sin embargo, por aquella época, en el artículo “El azúcar en la Comunidad Andina. Proyecto SICA del Banco Mundial” (2006) se podía comparar el rendimiento de toneladas de caña por hectárea de algunos países del hemisferio:

  • 117 en colombia
  • 108 en Perú
  • 72 en ecuador
  •  63.8 en el conjunto de América Latina y el Caribe.

El siguiente gráfico muestra los rendimientos de toneladas de caña por hectárea en Cuba:

Rendimiento de toneladas de caña por hectárea (ton)

Pero eso ya es historia. ¿Ha cambiado la situación después del Ordenamiento Monetario? ¿Se puede decir que están creadas las condiciones para asegurar que pronto se podrá salvar el sector azucarero? Con razón se ha mencionado que  no habrá recuperación si no se logra incrementar la producción cañera y el rendimiento por hectárea .

El 25 de noviembre de 2020 el Consejo de Ministros había aprobado los precios máximos de acopio a aplicar por las entidades estatales a partir del 1 de enero de 2021. El de la caña de azúcar quedó en 449.00 CUP por tonelada.

El pasado 10 de enero de 2024, bajo el acuerdo 9802 del Consejo de Ministros, se decidió pagar el precio de acopio a 2 087 CUP por tonelada métrica de la caña de azúcar, es decir, unas 4 veces más aproximadamente del precio anterior.

Si el precio del azúcar crudo se mantuviera en alrededor de 17 centavos de USD la libra oa unos 374.70 USD la tonelada y el rendimiento industrial fuera de 1 tonelada de azúcar crudo por cada 10 toneladas de caña procesada, el país obtendría un ingreso de 37.47 USD por tonelada de caña o alrededor de 899.00 CUP. Restando los otros costos y gastos de producción, el precio de la caña puede que sea justo para que los Complejos Agroindustriales (CAI) obtuvieran ganancias y no tuvieran que recibir subsidios del presupuesto. O para tener cierto margen para cubrir caídas en los precios internacionales del azúcar crudo.

Si obtuviera un rendimiento de 50 toneladas de caña por hectárea, un productor cañero recibiría unos 104 350 pesos por hectárea, una cifra significativa.

El país podría estar ante el mismo círculo vicioso de años anteriores: si sube el precio de acopio de la caña, el sector tendría que recibir subsidios del presupuesto o habría que aplicar un tipo de cambio diferente al oficial de 24 pesos por dólar.

El siguiente gráfico ilustra la caída vertiginosa de la que fuera la mayor industria del país y la mayor aportadora de divisas:

Producción de azúcar en millones de toneladas

Fuente: ONEI, Anuarios Estadísticos de Cuba. Serie Histórica.

A finales de los años 80 la producción de azúcar anual promediaba cerca de ocho millones de toneladas. Tres décadas después, las zafras han descendido a menos de medio millón de toneladas. Hoy las zafras nos hacen retrotraer a más de un siglo y medio atrás, específicamente a 1899, según se puede observar en el siguiente gráfico:

Producción de Azúcar en Cuba, segunda mitad del siglo XIX

Fuente: Dr. Miguel Alejandro Figueras. “¿Recuperar la agroindustria azucarera?” Taller sobre Economía Cubana, Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba, 8 de junio de 2022.

El subsector industrial azucarero constituye una parte importante de la economía cubana, con gran diversidad. Como hemos visto, el subsector agrícola cañero disponía de la mitad de las tierras en cultivo, poseía la mitad de los tractores, una alta porción de los camiones y daba empleo a doscientos mil trabajadores.

¿Qué se hará para romper ese círculo vicioso? Sería interesante saber qué piensan los directivos de la industria.

Además, el aumento del precio de acopio a 2 087 pesos puede significar unos 86 USD al tipo de cambio oficial de principios de 2021, aunque al tipo de cambio no oficial de 2024 era de 300 pesos por 1 USD, lo que representa para el productor cañero apenas 6.95 USD de ingreso bruto (sin restaurar costos de producción) por tonelada de caña cosechada.

No se debe olvidar que cada día se siguen perdiendo especialistas valiosos en la industria azucarera, que también desempeñan un papel importante en el incremento de la producción de azúcar crudo.

Una vez más, podrían analizarse variantes de inversión extranjera en el sector o la dolarización parcial en su funcionamiento, pero parece que en los momentos actuales justamente lo que se quiere es lo contrario.

A menos que se esté pensando en propuestas y soluciones muy novedosas, no parece haber muchos indicios para apostar por un cambio radical favorable en el sector azucarero a esa salvación que tantos añoran.

El siguiente gráfico muestra el deterioro de la exportación de azúcar cubana, hasta desaparecer en los últimos dos años. Pero eso no se refleja en el mismo:

Exportación de azúcar en millones de pesos

Fuente: Anuarios Estadísticos de Cuba, varios años, La Habana .

Existen interrogantes acerca de lo que significaría que el sector azucarero trabajara solo en MLC o en USD en todo lo relacionado con exportaciones. O cómo llevar a cabo una dolarización parcial en el funcionamiento del sector.

Lo primero es tener en cuenta que la mayor parte de la producción actual se enfila a satisfacer la demanda interna de azúcar, tanto la que se reparte de forma normada por la libreta de abastecimiento como para cubrir otras necesidades internas. Para ese consumo interno habría que fijar cuotas de adquisición de caña por cada productor con el pago en CUP aprobado en el Ordenamiento Monetario u otro que se fije con posterioridad.

Esas cuotas se pueden negociar perfectamente, en dependencia del promedio de cosecha de caña de cada productor durante los últimos años. Vendrían siendo como los límites mínimos a producir para que después el productor cañero pueda acceder a cobros en divisas. O equivaldrían a las cantidades máximas a pagar en moneda nacional. Toda entrega de caña por encima de la cuota fijada se les pagaría a los productores en divisas, habíada cuenta de que esa caña se destinaría íntegramente a producir azúcar para la exportación.

El sector azucarero no solo puede ser autosustentable en divisas, sino también volver a convertirse en un gran aportador neto  de estas si se logra incrementar la producción de caña y la exportación de azúcar.

Tampoco valdría el argumento de que el país no tiene recursos para pagar tanta cantidad de USD a los productores cañeros. Las divisas saldrían de los ingresos propios por las exportaciones del producto final.

No se puede decir de forma genérica que hay que aumentar las exportaciones. Hay que adoptar medidas para estimular el incremento de las exportaciones. Y dónde mejor que en los productos tradicionales de nuestra agricultura, y específicamente en el azúcar.

Este acercamiento al pago de la caña de azúcar es válido también para otros productos de exportación: el cacao, las hojas de tabaco, etc. Implica olvidarse de precios centralizados, aprobados por un Ministerio o un nivel superior, que al cabo del tiempo quedan desactualizados. . Sus revisiones siempre se quedan rezagadas o exigen múltiples análisis, reuniones y negociaciones. Los precios de los mercados internacionales, de los que dependen los ingresos del país, son la mejor forma de partida para fijar cualquier precio de compra de las materias primas de productos exportables.

Recuerdos

Es buen momento para escuchar a los viejos azucareros con experiencia. Por ejemplo, el ingeniero Octavio José Portuondo Botta contaba lo siguiente:

Cuando trabajaba en Holguín, el Central Maceo tenía mucho tiempo industrial perdido. Se hizo un estudio que reveló que el personal que decidió la zafra vivía fuera del batey. Ese año se hicieron diez casas económicas en el batey, todos los parámetros mejoraron. En dos zafras se hicieron más casas y la Central salió de la lista de centrales críticas.

Esta acción me demostró, después de algunos años, que para hacer buenas zafras es imprescindible que el personal que trabaja en el central viva en el batey”

Una muerte anunciada: La tecnología azucarera se ha mantenido inalterable, no existe otra forma de hacer azúcar, la comparo con la tecnología de la cuchara. Existe una experiencia cubana en la producción azucarera, y dentro de la industria la estructura de dirección para producirla era: administrador, jefe de maquinaria, jefe de fabricación, jefe de laboratorio, jefe de transporte, jefe de abastecimiento y jefe de oficina (economía). . En todos los centrales de Cuba existía esta estructura. El personal era altamente calificado y disponía de lo necesario para enfrentar cualquier problema. Yo fui jefe de maquinaria con esa estructura. Pienso que para volver a ser eficiente hay que regresar a ella y olvidarse de las estructuras actuales. Con esa se hace azúcar, con la existente hay tropiezos.

hombre con sombrero y machete cortando caña con cielo tormentoso detrás

Este ingeniero octogenario proponía, a partir de su experiencia de más de 60 años en la industria, lo siguiente:

· Regresar a la estructura original en los centrales.

· Desarme, limpieza y preservación total de los centrales.

· Planificar la entrega de caña para la molida potencial y moler caña con no menos de tres meses.

· Moler cuando el central esté terminado y probado.

· Certificar la reparación de cada equipo por mecánicos y responsables de áreas.

· Enmarcar la zafra en el periodo de mayor rendimiento. Terminación, como máximo, 25 de abril.

· El personal que garantiza la zafra debe permanecer en el batey. Recuperamos la industria azucarera, todavía quedan millas de azucareros con inteligencia, conocimientos y experiencia en Cuba.

Como hemos visto, la industria azucarera está atravesando su peor momento de la historia de los últimos cuatrocientos años, pero una de las causas principales está en que no se produce suficiente caña.

Decrecimiento de la caña

La falta de combustibles, fertilizantes y herbicidas, junto a deficiencias organizativas, incumplimientos de la disciplina tecnológica y deficiencias en la exigencia y control, inciden en el incumplimiento de las labores a la caña y aceleran el deterioro de las plantaciones, manteniendo altos niveles de demolición. . Esto, unido al incumplimiento de la siembra, ha provocado la drástica reducción del área de los rendimientos cañeros. La producción de azúcar se reduce a niveles que comprometen la demanda del consumo interno.

En los últimos seis años (2017-2022) el área de caña decreció en 269.5 mil ha, siendo crítico en los últimos dos años: en 2021 disminuyó en 80 mil ha y en 2022 en 72 mil 500, en lo que ha influido el sobrecumplimiento de las demoliciones y el incumplimiento del plan de siembra. El pasado año se sembraron 63 mil 425 ha, de ellas se perdieron 8 mil 200, el 13%.

En diciembre de 2022 el fondo de tierras para caña era de 840 mil 606.5 ha y el área cubierta con caña era de 415 mil 248.7, el 49.4% del fondo.

Al cierre de junio de 2023, el área de caña se redujo hasta 320 mil 907,5 ha, el 38% del fondo de tierras; 19 empresas tienen el 30% o menos, de ellas 14 con menos del 25% del área cubierta de caña. [3]  

Una propuesta de los ingenieros Octavio José Portuondo Botta y Andrian García Perú, de la Asociación de técnicos azucareros de Cuba (ATAC) de Santiago de Cuba, denominada Revertir el decrecimiento de caña en Cuba , planteaba la necesidad de detener el decrecimiento cañero en el país y explicaba que en siete años se podrían duplicar las toneladas de caña por ha.

Para lograr esos objetivos se debía hacer lo siguiente:

  • Un agricultor debía mantener limpia 2 ha de caña nueva hasta que cierre.
  • Todos los nutrientes del suelo son para la caña nueva.
  • Un hombre mantiene el área limpia hasta el cierre de la caña.
  • No usar fertilizantes, herbicidas ni combustibles.
  • Solo limpia manual.
  • Pago por obra terminada es decir área limpia hasta el cierre (120 días).
  • Certificación del mantenimiento del área limpia.
  • Pago inmediato de 160 000 pesos al ejecutor, menos lo devengado hasta fecha.

El primer corte de caña sería entre los 17 y 19 meses en la cepa de frío y entre 20 y 22 meses en las cepas de primaveras, ambos son de ciclo largo, él resto de los otros cortes que se efectúen no se podrán realizar con menos. de 13 meses o más de la plantación, independientemente de la variedad. Con este proceso se obtendrían 80 toneladas de caña por ha. Un área limpia de malas hierbas es necesaria porque permite aumentar los rendimientos agrícolas y donde la caña pierde el 11 % de su rendimiento por ese factor:

Causas que propician la disminución de los rendimientos en caña de azúcar en el mundo

El futuro

Uno de los  problemas del Ordenamiento es que continuó con la vieja práctica de establecer precios fijos desde un buró y ante una realidad calculada de forma predeterminada en lugar de establecer métodos de negociación o de revisión de esos mismos precios, en dependencia de las realidades económicas de cada momento. De la forma como se acometió la reforma, al cabo del tiempo todo volvería a la desactualización con la realidad, lo que la vida demostró en poco tiempo.

Una vez más, algunos dirán que se sigue proponiendo la dolarización del país. Por supuesto, si existe un tipo de cambio flexible, adecuado a las circunstancias de cada momento de la economía, y con convertibilidad interna entre la moneda nacional y las divisas extranjeras, no harían falta propuestas de este tipo.

Pero por las razones que sean, la falta de convertibilidad trae aparejado el desabastecimiento. El tipo de cambio oficial desactualizado, con una fuerte apreciación de la moneda nacional, acarrea la falta de estímulo a las exportaciones. Ante esta realidad, o se deja que todo siga igual o se buscan soluciones alternativas para salvar la otra industria azucarera.

También hay que invertir para evitar aún más la descapitalización de la maltrecha industria azucarera. Hay que hacer nuevas inversiones con socios extranjeros y emprender otras acciones a fin de volver a tener azúcar para exportar.

Si quiere salvarse la industria azucarera hay que asignar más recursos para siembras, reparaciones… y que lleguen a tiempo.

Deberá estudiarse el restablecimiento del MINAZ. No hay que olvidar que en 1964 se creó el Ministerio de Azúcar porque había que jerarquizar la producción azucarera y reforzar con cuadros probados toda la agroindustria.


[1] Dr. Miguel Alejandro Figueras. “¿Recuperar la agroindustria azucarera?”, Taller sobre Economía Cubana, Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba, 8 de junio de 2022.

[2] Periódico  Granma, 9 de julio de 2010, “Cortar de raíz la indisciplina cañera”. La Habana.

[3] Análisis de la situación de la producción cañera. Reunión Comité Ejecutivo Nacional de la ATAC -13-09- 23

Octavio José Portuondo Botta. Ingeniero mecánico. Trabajó en el Ministerio de la Industria Azucarera (MIMAZ) y fue jefe de maquinarias de varias centrales cubanas. Dirigió la industria azucarera en la región de Holguín y en las provincias de Guantánamo, Granma (construcción y montaje del Central “Grito de Yara”) y Santiago. Estuvo al frente del Departamento de Equipos Tecnológicos del MINAZ. Jubilado.




CAMBIAR LA MENTALIDAD PERO, ¿CON QUÉ MENTALIDAD? (II)

Por Dr. Carlos Diaz Llorca



¿CONOCEMOS LOS PARADIGMAS QUE NOS DOMINAN Y FRENAN?

La situación planteada es la de cambiar la mentalidad pero, ¿con cuál mentalidad?, esto puede resultar una paradoja y obviamente, no es posible. Cambiar la mentalidad implica cambiar los “haceres”, las formas de hacer y obrar, para que la paradoja no sea real.

Desde el punto de vista de cambiar los haceres, un cambio importante es cambiar los paradigmas. ¿Y qué son los paradigmas? Los paradigmas son los modelos percibidos que no importa cuanta verdad tengan, sino cómo influyen en nuestro pensamiento.

Cuando Galileo dijo que la tierra se movía alrededor del sol, la iglesia lo combatió, porque si la tierra no estaba en el centro, entonces: ni la iglesia, ni el Rey, estaban en el Centro.

Esto es lo que sucede en el marco de la economía cubana, que existen muchos preceptos establecidos en la mentalidad de las personas, ya sean establecidos por carácter legal o por la situación que se ha desenvuelto el país o porque se le considera apropiado así. Sin embargo, dichos paradigmas o modelos no nos ha llevado por el mejor camino.

Por eso, aquellas personas que tienen funciones directivas tienen que ser personas de mentalidad abierta, porque una característica de los paradigmas es que bloquean la percepción. Apertura mental significa en este caso ver y analizar los matices. No existe la verdad absoluta y los paradigmas nos pueden servir para observar las situaciones pero, también nos pueden servir para tener claro cuáles cuestiones ignorar.

El desconocimiento de los paradigmas que se vuelven dominantes puede llevar a querer cambiar la mentalidad, con la misma mentalidad que se tiene y en tal sentido se dice que se está operando bajo “los efectos paradigmáticos” que:
  • Tratan de acondicionar los datos al paradigma.
  • Impiden identificar los cambios que se han producido.
  • Crean dificultad para “ver” algo que choque con los paradigmas.
  • Asumen que los éxitos del pasado continuaran existiendo en el futuro.

¿ANTE QUÉ PARADOJAS DE ENFRENTARSE UN DIRECTIVO?

Hasta el momento se puede decir que el trabajo de dirección que se despliega es un trabajo dicotómico. Es decir, las cosas tienen que ser blancas o negras, no puede haber matices. Esta es una característica de un modelo centralizado, donde la burocracia es dominante y regula todo bajo la premisa de dejar claro lo que se puede y lo que no se puede hacer.

Sin embargo, a partir de la necesidad de hacer una actualización del modelo económico imperante, la visión tiene que ser más holística y debe encontrar el blanco y el negro mezclado con sus matices y esto debe alegrarnos. Pero, no deja de ser una paradoja, ya que el nuevo modelo crea una nueva cultura que requiere congeniar lo blanco y lo negro, con sus matices.

Es decir, hay que congeniar la burocracia, que tiene y tendrá que seguir existiendo, (lo blanco) con evitar el exceso de regulaciones (lo negro) que es fuente de burocratismo. Por lo que se hace necesario buscar los matices en la humanización de las organizaciones y esto hay que lograrlo con un nuevo enfoque hacia las personas y sus valores.

Con esta actualización del modelo, muchas paradojas van a relucir en el trabajo cotidiano de los directivos y hay que congeniarlas. Algunas de esas paradojas pueden ser:
  • Es necesario tener una visión clara y un plan definido pero, hay que trabajar con métodos de influencia flexibles que genere satisfacción en los que trabajan.
  • Hay que aplicar las técnicas disponibles pero, sin olvidar que las mismas la operan personas y hay que considerarlas como lo que son, seres humanos.
  • Las organizaciones tienen que operar dentro de un equilibrio pero, teniendo en cuenta que es necesario asumir riesgos.
  • No se puede perder la visión sistémica de la organización pero, hay que estar en el detalle de lo concreto.
  • Hay que trabajar por acercar las decisiones donde se producen los factores claves pero, no se puede abdicar, hay que controlar.
  • Finalmente, hay que trabajar en equipo pero, con responsabilidad individual.
Muchas otras paradojas se pudieran enunciar pero, estas y otras se dejan para la reflexión. Estas son sólo una provocación para pensar en los caminos por los que hay que moverse para poder entender y gestionar las organizaciones actuales y futuras.

Como un franco tirador un directivo tiene que buscar dar en la diana pero, con nuevas ideas. Y aquí está de nuevo la paradoja, hay que transformar conceptos pero, sin errores y este es un riesgo que inevitablemente hay que correr.

La paradoja de la burocracia y el burocratismo.

Como se expresó, el directivo tiene que congeniar y conjugar cómo operar con cierta burocracia pero, evitando el burocratismo. Esto sólo es posible si busca un equilibrio entre los diferentes métodos de dirección y los opera con un adecuado estilo de dirección.

Pero, en un inicio hay que ver qué es la burocracia y por qué tiene y tendrá que seguir existiendo. En principio la burocracia no se debe ver con sentido despectivo, ni se debe satanizar. La burocracia está presente en todos los actos de la vida. ¿Y qué es la burocracia?

La burocracia es un modelo de organización creado por Max Weber, que es propio para que el trabajo se realice racionalmente mediante una división funcional de las tareas y estableciendo una jerarquía que opera de acuerdo a un conjunto de normas y procedimientos, para alcanzar los fines propuestos.

Es decir, la burocracia en su mejor sentido preestablece y define qué hay que hacer y cómo hacerlo. Luego la burocracia es necesaria para garantizar el orden y la funcionalidad de las organizaciones, estableciendo una jerarquía de las operaciones y determinadas normas.

Entonces, ¿por qué se critica tan severamente la burocracia? Porque se le señalan un conjunto de críticas, entre ellas:
  • Despersonificación de las relaciones.
  • Sobrevaloración de las normas.
  • Centralización de las decisiones.
  • Exagerado apego a las reglas.
  • Prevalece el uso y abuso de la autoridad.
  • Participantes buscan defenderse contra presiones externas.
  • Conformismo.
  • Resistencias.
Justo estás críticas son el caldo de cultivo para que empiece aparecer el burocratismo, que es la antítesis de la burocracia. Se puede decir que el burocratismo es una manifestación de rasgos negativos que se derivan del mal empleo de las reglas establecidas por la burocracia. Y, ¿cómo practicar la burocracia y evitar caer en las garras del burocratismo?

En el medio de esta paradoja parece que hay que trabajar con los criterios de la filosofía y tomar en consideración la unidad de virtudes de Aristóteles, que dice que hay que llevar a cabo acciones virtuosas, unas de carácter intelectual y otras de carácter moral.

En el caso de las organizaciones, las virtudes intelectuales se pueden ver de un lado en la propia burocracia. Ella refleja las ordenanzas establecidas en las normas y reglamentaciones que nos dicen las buenas prácticas y dónde está la verdad, esa verdad de lo que hay que hacer.

De esta forma, un directivo tendrá virtud intelectual en la medida que cuente con la capacidad de interpretar las ordenanzas y hacerlas cumplir en el marco de una realidad concreta y donde son personas las que son objeto de dichas ordenanzas.

Se pueden complementar estas ideas tomando como referencia las palabras del Ché Guevara en su trabajo “El cuadro, columna vertebral de la revolución”:

“A esta altura podemos preguntarnos. ¿Qué es un cuadro? Debemos decir que un cuadro es un individuo que ha alcanzado el suficiente desarrollo político como para poder interpretar las grandes directivas emanadas del poder central, hacerlas suyas y trasmitirlas como orientación a la masa, percibiendo además las manifestaciones que ésta haga de sus deseos y sus motivaciones más íntimas”.

Pero, enfrentar la realidad no puede verse como un simple acto burocrático fortalecido por la virtud intelectual, sino que este enfrentamiento requiere de una sabiduría práctica que es reflejo de cómo ser capaces de combinar la virtud moral con la habilidad moral.

La virtud moral, se puede observar en el discurrir del directivo, de cómo es capaz de distinguir entre lo que debe hacer y lo que hay que hacer; la capacidad que tiene para actuar de una manera atípica, de forma que se favorezca al personal y a la propia organización.

Del otro lado está la habilidad moral que es aquella capacidad o no que tienen los directivos para adoptar decisiones que escapen al control de las ordenanzas (burocracia), en la medida que esa salida del camino señalado lo sea en beneficio de los subordinados.

Sin embargo, la validación o invalidación de esta capacidad está determinada por las instancias superiores que cuidan de que se ejecuten las directrices. A más control y exigencia o estímulo de que se cumpla, menos habilidad moral dispondrá el directivo.

Este último planteamiento pone en evidencia que la habilidad moral se puede corroer a través de la propia dependencia de las reglas, toda vez que limita la improvisación y el aprendizaje consecuente de los resultados de la misma.

Por otro lado, la virtud moral queda socavada por los argumentos que destruyen el deseo de hacer lo correcto sustituyéndolo por hacer lo que han mandado.

Algunas conclusiones de la paradoja burocracia vs burocratismo.

¿Cuáles son entonces las posibles conclusiones que se pueden derivar de esta paradoja? ¿Qué peligros se pueden correr?

1. Una conclusión que se puede presentar se deriva de una paradoja que ya se enunció: “Las organizaciones tienen que operar dentro de un equilibrio pero, teniendo en cuenta que es necesario asumir riesgos”. Es decir, las ordenanzas pueden limitar a hacer lo que se entienda hay que hacer pero, no se puede depender de ellas porque limitaría la iniciativa y el aprendizaje y se dejaría de hacer lo correcto.

Hoy en día es conocido en la literatura de dirección que el uso intensivo de ordenanzas es característica propia de las organizaciones del siglo pasado donde el miedo funciona como instrumento de gestión. En estos tiempos el miedo hace que las personas se cierren, no se comuniquen, ni se arriesguen, ni se desarrollen, ni creen y esto conspira contra la eficacia y la eficiencia.

Decisiones y riesgos están muy unidos, por lo que deben tratarse como grados de libertad que conducen a los resultados del futuro y hay que asumirlos con valentía.

2. Obviamente, esto también plantea la introducción de un nuevo aspecto en el trabajo directivo y es la tolerancia ante el error. Un directivo tiene que tomar decisiones y obviamente, puede equivocarse. El error es humano y se puede tomar como referencia algo de la doctrina cristiana que manifiesta que Cristo dijo “el que esté libre de pecado que tire la primera piedra”. Luego haciendo una analogía podemos decir, el que esté libre de errores que tire la primera piedra.

De esta forma el error es un elemento que forma parte del trabajo directivo y un aspecto de aprendizaje. No se puede penalizar al directivo que cometa un error, sino que hay que ayudarlo y de ello sacar un aprendizaje.

3. Las ordenanzas hay que aprenderlas y llegar a saber interpretarlas. Ellas enuncian los elementos de una buena práctica basada en una verdad. Pero, las verdades no son absolutas y por ello hay que basarse en que la práctica es el mejor criterio de la verdad.

4. Esta otra conclusión es para resaltar que las ordenanzas antes de instrumentarlas deben ser muy bien evaluadas. Cada regulación es una regla que está asociada a un método e implica una decisión, que deriva un tipo de influencia. Por eso, para conocer sus efectos, hay que evaluarlas y se pueden utilizar herramientas como: 
  • Considerar todos los factores (CTF)
  • Consecuencias y secuelas (CYS)
  • Propósitos, metas y objetivos (PMO)
  • Prioridades básicas (PB)
  • Alternativas, posibilidades y opciones (APO)
  • Positivo, negativo e interesante (PNI)
Con ello se quiere expresar que una regulación no es un simple instrumento administrativo o jurídico que debe ejecutarse de ukase. Se debe tener en cuenta que una ordenanza es un elemento de influencia sobre las personas y estas no pueden operar como computadoras, por un programa establecido en una regulación.

Un ejemplo se puede observar si se hace un símil con los ensayos clínicos que se hacen Cuba por el Centro Nacional Coordinador de Ensayos Clínicos (CENCEC). Estos ensayos no son más que la investigación que se hace sobre un nuevo producto con el objetivo de demostrar la eficacia y seguridad del mismo.

Si se está obligado a seguir la metodología de los ensayos clínicos para garantizar la eficacia y seguridad en seres humanos. ¿Por qué no seguir el mismo criterio para evaluar las ordenanzas y normas que tienen su influencia en los seres humanos?

Además, ¿no pudiera pensarse que no todo tiene que tener un carácter legal? ¿Por qué no utilizar las asociaciones profesionales que pueden orientar las buenas prácticas con carácter de una norma orientadora? Estas son cuestiones para reflexionar y pensar.

5. Hay que destacar con este párrafo un elemento de gran significación. En la misma medida que se regule más, se disminuye la confianza. Si usted regula demasiado es porque siente una gran desconfianza. Esto es una relación inversamente proporcional, sí aumenta el círculo de las regulaciones, disminuye el de la confianza. Hay que preguntarse entonces ¿qué prefiere o qué necesita su modelo de gestión?

Continuará