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miércoles, 20 de noviembre de 2024

La transición energética muestra el camino

Permitiría el cese de los apagones en las horas diurnas en 2026, y reduciría, en 832 000 toneladas anuales, el consumo de combustible

Foto: Estudios Revolución

Cuba posee potencial para limitar su importación de combustible a la quinta parte de su comportamiento actual y disminuir su consumo en un 48 %, gracias a la transición energética, detalló el director de Política y Estrategia energética del Ministerio de Energía y Minas, Ramsés Montes Calzadilla. En consecuencia, aumentaría la participación de la producción nacional de combustible desde el 40 % hasta el 88 % del total empleado.

El megaproyecto de 2 000 megawatts (MW) generados con la energía solar, junto a otro de acumulación en baterías, agregó, aportarán al mediodía, como promedio, 1 400 MW, y en las horas diurnas permitirán el cese de los apagones a partir de 2026. Además, reduciría, en 832 000 toneladas anuales, el consumo de combustible.

Esos cambios dependen, sobre todo, de la introducción de las fuentes renovables (FRE), además de los vehículos eléctricos y, en inferior proporción, de otras tecnologías como la solar térmica, las bombas de calor, las calderas de biomasa y las cocinas de inducción, amplió.

La transformación del contexto nacional en materia de energía persigue la suficiencia, la seguridad y la soberanía de su suministro, indispensables para el de­sarrollo sostenible, con el menor costo posible y un impacto medioambiental positivo, aseguró Montes Calzadilla.

La Estrategia Nacional para la Transición está sustentada en nueve ejes, cuatro de alcance y cinco habilitantes, todos vinculados con objetivos específicos, resultados, indicadores y metas para 2026, 2030 y 2050, precisó. Entre sus pilares aparecen la eficiencia y la acumulación de la energía, las FRE, la electrificación del transporte y la producción de calor.

Una deuda de los estudios académicos: la empresa estatal socialista cubana. Comentario Dr Humberto Blanco


18 de noviembre de 2024


Dr. Humberto Blanco Rosales, investigador del Centro de Estudios de la Economía Cubana. Foto: ACN

Creo que en los estudios académicos viene faltando un libro sobre la empresa estatal socialista cubana. Quiero decir, un volumen que no solo contribuya a elevar la cultura económica de cuadros, técnicos, obreros y dirigentes sindicales de base, sino que, además, sea una apreciable herramienta de trabajo.

Con frecuencia el tema empresarial suele enfocarse desde una mirada macroeconómica o de conceptos básicos muy generales: cosa que, naturalmente, no está mal; pero que, de algún modo, es como ignorar que un edificio necesite de estudios específicos para el adecuado balance de los cimientos.

Tal vez exagero si digo que el prefijo micro –de la palabra microeconomía– muchas veces termina por simplificar la magnitud del fenómeno. En cualquier caso, ello tal vez explicaría el cierto uso de estereotipos y lugares comunes con que a menudo suele abordarse el universo empresarial: lo cual, paradójicamente, es algo que habla en favor de su complejidad.

Quiero decir, no ya de la complejidad relacional que puede explicarse a través del comportamiento y la gestión de las múltiples variables de diseño organizativo; sino también de la complejidad cognitiva asociada a la dificultad de comprender y llevar a cabo los aspectos más esenciales del trabajo realizado en la organización.

Son múltiples los desafíos que se presentan al acometer un estudio de semejante naturaleza. La mayor dificultad al abordar diseños de empresa eficaz es que esta no puede ser representada por un modelo único, cerrado, estable en el tiempo.

El modelo empresarial debe ser entallado como traje a la medida, y no solo porque cada empresa es exclusiva en cuanto a sus particularidades, sino también por tratarse de sistemas abiertos, en cuyas dinámicas inciden numerosos factores de contingencia.

Incluso, una misma empresa puede ser administrada de diferentes formas, según la visión de sus directivos, sin que ello signifique que un método u otro sea superior. Por ejemplo, la mayor experiencia, formación o capacidad de trabajo de unos cuadros sobre otros puede determinar el tipo de estructura organizativa.

Es necesario apuntar que la propia economía cubana tiene varias particularidades respecto a otras del mundo, fundamentalmente por la presencia de un bloqueo que suma dificultades a la previsión económica, la optimización de gastos de capital, las cadenas de suministro, y el acceso a fuentes de financiamiento en divisa, entre otros aspectos.

Con toda intención no incluyo entre las peculiaridades la planificación centralizada. Con frecuencia algunos estudiosos suelen sobredimensionar o estereotipar este asunto como si en el mundo no fuera cosa común la planificación estratégica corporativa.

Ninguna corporación renuncia a establecer un plan de previsión de necesidades para el futuro, y debemos decir que en el mundo hay muchas que incluyen más empresas y unidades administrativas que todas las que conforman el tejido productivo estatal de nuestro país, y, por supuesto, también las que nos superan en volúmenes de producción y de ventas.

En cualquier caso, en Cuba tenemos empresarios de éxito, que han dirigido, o dirigen, empresas muy eficientes como la de la biotecnología y otras, cuyas miradas pueden arrojar luz y servir mucho más que de complemento.

Sería oportuno recoger esas experiencias prácticas, junto con las propias de la academia, en lo que pudiera ser un prontuario de uso cotidiano, por su carácter estratégico.

Comentario Dr Humberto Blanco, CEEC: No acostumbro a emplear este medio para polemizar u opinar sobre determinados temas. Mis opiniones sobre la economía cubana y sobre todo sobre su sistema empresarial las manifiesto en otros espacios. Esta vez, por excepción, romperé esa costumbre.

Ayer lunes 18 salió publicado un artículo titulado "Una deuda de los estudios académicos: la empresa estatal socialista cubana", en el que el autor refiere una supuesta carencia de estudios de este tipo en los medios académicos.

En la sección de comentarios al artículo expresé mi reacción al respecto. La reproduzco ampliada aquí.

El autor de este trabajo desconoce olímpicamente los numerosos trabajos que se han realizado en el mundo académico en toda Cuba - desde hace muchos años- sobre dirección empresarial y la dilatada e impostergable transformación de la empresa estatal, con diagnósticos y propuestas para dicha transformación.

Al respecto, la lista de trabajos, colegas e instituciones implicadas es tan extensa que no cabe en este comentario, y abarca tanto la gestión interna como el entorno micro económico e institucional donde se desempeña la empresa estatal.

El autor omite también la existencia de grupos de trabajo donde académicos, funcionarios y empresarios de prestigio como los que menciona reflexionan sobre estos temas, debaten y elaboran propuestas. Y confunde, dicho sea de paso, la planeación estratégica empresarial en el nivel corporativo con la planificación centralizada de la economía.

Finalmente, espero que igualmente que nuestro periódico Granma publica opiniones de este tipo, publique mi comentario y otras opiniones diferentes a lo expresado en el citado artículo. Mucho necesitamos del debate responsable y fundamentado en la ciencia sobre estos temas. Y más aún en las circunstancias actuales.

P.D HHC: Puedo confirmar que el comentario del Dr Humberto Blanco no ha sido publicado por Granma.