comunicación habituales.
FIDEL, EL HOMBRE MAS GRANDE DE LA
HISTORIA: EN MI VIDA Y MIS VIVENCIAS.
Nos
enfrentamos en estos momentos a un hecho que nos impacta con la anonadante
fuerza de lo inesperado no obstante que desde hace algún tiempo era esperado, a
la vez que deseábamos más que creíamos que fuera posible posponer
indefinidamente su realidad.
En
estas circunstancias pudiéramos intentar escribir sobre cualquiera de las
múltiples facetas de la extraordinaria figura de Fidel y dentro de la infinita
diversidad de temas que su vida motiva.
Cumplió
con creces con su vida y con su obra los principios y propósitos éticos y
revolucionarios que nos legó Martí haciendo buenos los versos del poeta cuando
escribió ¨Te lo prometió Martí y Fidel te lo cumplió¨.
Desde
su temprana juventud no miro de qué lado se vive mejor sino de qué lado está
el deber, abandonando las perspectivas de fortuna y vida de comodidades y
riquezas que le aseguraban las extensas propiedades y amplios recursos
materiales de su padre para entregarse a una vida de lucha, sacrificios y
riesgos.
Como
nadie echo su suerte del lado de los pobres de la tierra, de su país y
del mundo.
Como
nadie practico, personalmente y al frente de su pueblo, la filosofía de que patria
es humanidad sobre todo en América, Asia y África. Llevo el
internacionalismo y la solidaridad a cumbres tan hermosas y humanistas como las
alcanzadas a través del contingente medico ¨Henry Reeve¨ y la ¨Misión Milagro¨.
Llevo
a la practica con énfasis el apotegma de ser cultos para ser libres,
desde la campaña de alfabetización realizada en Cuba en 1961, el posterior
desarrollo de la educación y la cultura en nuestro país y en el exterior con el
programa ¨yo sí puedo¨ para enseñar a leer y escribir a la población analfabeta
y con contingentes de educadores en numerosos países.
Durante
toda su vida baso su lucha en que ¨trincheras de ideas valen más que
trincheras de piedras¨ pero a la vez manifestó un talento militar
excepcional cuando fue necesario hacerla desde trincheras de piedra con las
armas en la mano como lo demostró en las campañas guerrilleras de la Sierra
Maestra, en Playa Girón y en Cuito Cuanavale en África.
Fue
un Comandante invicto durante la larga epopeya de su vida por más de 60 años.
La inicial y única derrota militar en El Moncada fue a la vez su primera
victoria política y moral.
Enfrento victoriosamente al frente de su pueblo las agresiones y el bloqueo del imperio más grande de la historia, a solo 90 millas de nuestras costas y a través de 11 presidencias en E.U. que, por todos los medios, trataron de derrotarlo a él y a la Revolución que encabezaba.
Logro
la supervivencia de la Revolución y de lo esencial de las conquistas sociales
obtenidas, a partir de que se produjo el derrumbe del campo socialista europeo
y de la URSS de quienes dependía un 80% de nuestra economía, con la simultanea
acentuación del bloqueo de E.U. mediante las leyes Torricelli y Helms Burton y
la llamada ¨Posición Única´´ de los países de la Unión Europea, lo que
constituye virtualmente un milagro
económico social que solo pudo lograrse gracias a la genialidad, coraje,
carisma y apoyo popular de un líder como él.
Estuvo
siempre al frente y junto a su pueblo en los lugares de mayor peligro cuando se
enfrentaban invasiones del enemigo o embates de las fuerzas naturales como,
entre numerosos ejemplos, en los casos de Playa Girón, la Crisis de Octubre, el
ciclón Flora y demás huracanes que afectaron a nuestro país.
Sus
dotes sobresalientes y superiores de estadista, demostradas en todo momento, se
pusieron de manifiesto de manera excepcional, como dijera el Che, en los días
¨luminosos y tristes de la Crisis de Octubre¨.
Desde
el triunfo de la Revolución y hasta sus últimos días Fidel ha sido la figura
de más amplia, universal y prolongada presencia, influencia y permanencia en el
escenario geopolítico mundial en toda la historia de la humanidad. Y
además lo ha sido, caso único, como representante y defensor de los humildes
del mundo. No encuentro a ninguna otra figura desde China, Grecia y hasta
la actualidad que pueda comparársele.
No
obstante, como ser humano, tuvo errores y él fue el primero en reconocerlos con
encomiable valentía y honestidad en cada ocasión en que se percató de los
mismos. Pero es de destacar que siempre fueron errores tras nobles objetivos,
tratando con impaciencia de convertir en realidad lo más pronto posible sus
sueños de justicia social porque, como dijera Martí de Marx, Fidel fue ¨un
hombre comido por el ansia de hacer el bien´´ y para tratar de lograrlo estuvo
siempre ¨empujando la historia¨, como acertadamente ha expresado un apreciado
compañero de la Revolución.
Mas
como dijera el propio Fidel: ¨Sin un poco de sueño y de utopía no habría
revolucionarios¨.
De
todo lo anterior pudiera escribirse in extenso. Pero otros muchos lo han hecho,
lo han estado y continuaran haciéndolo con mayor dominio, acierto y cultura
lingüística que yo.
Por
ello he considerado que lo único en lo que pudiera aportar algo original e
inédito acerca de esta figura difícilmente repetible que hemos perdido
físicamente, y con ello contribuir modestamente a perfilar su personalidad y
cualidades, es exponiendo brevemente lo que significo Fidel en el caso
particular de mi vida personal y revolucionaria y sobre algunas de las
vivencias que conservo de mis relaciones con él y que más nadie que yo puede
contar.
Mi
padre, campesino pobre, era militante del primer Partido Comunista de Cuba
desde las luchas contra la tiranía de Machado a inicios de los años 30 del
siglo pasado. Aprendí a leer a muy corta edad usando como Alfabeto los
titulares del periódico Noticias de HOY del PSP, y me convertí en lector para
los círculos de estudio que los domingos por la tarde convocaba para discutir
sobre los artículos que se seleccionaban de este periódico y de las revistas
del Partido.
Este
ambiente familiar y social me hizo partidario de la ideas socialistas y
comunistas desde edad muy temprana.
Pero,
a pesar del espíritu de sacrificio, de abnegación y de honradez que veía en los
militantes y cuadros del PSP, lo que despertaba mi admiración, cuando me hice adolescente y joven, ya en plena
dictadura de Batista, no me sentía inclinado a incorporarme a la Juventud
Socialista ni a ninguna otra organización comunista porque me provocaba rechazo
el dogmatismo y fanatismo extremo, casi religioso, conque se veía todo lo que
venía de la URSS, de la Dirección del Partido y de sus principales dirigentes y
porque no veía perspectivas de victoria a la lucha que desarrollaban y a la
forma en que lo hacían.
En
ese contexto llegaron los acontecimientos del Moncada, la lectura de los
artículos de Fidel que se publicaban en Bohemia a su salida del presidio, la
lectura de la Historia me Absolverá, el desembarco del Granma con el cual, con
admirable lealtad y valentía, cumplía ante el pueblo su promesa de que al final
de 1956 ¨seremos libres o seremos mártires¨.
Ello me convirtió en fidelista, porque las ideas y programa
que defendía no estaban reñidos con las ideas socialistas y comunistas, porque
su lenguaje me resultaba fresco y atractivo, porque su heroísmo me impresionaba
y porque veía perspectivas reales de victoria en su lucha. En 1957 me incorpore
al M-26-7, en sus filas participe en la lucha clandestina en Cabaiguan y luego
de la llegada del Che al Escambray en octubre de 1958 me incorpore a la columna
8 ¨Ciro Redondo¨.
Después
del triunfo del 1ro. de enero de 1959 me convencieron y sedujeron sus primeros
discursos y acciones lo que confirmo y acrecentó mi confianza en él.
A
Fidel lo había visto personalmente a distancia al paso de la caravana de la
libertad en Sancti Spiritus y Santa Clara, de cerca por primera vez en mayo de
1963 durante su primer viaje a la URSS en un encuentro con un pequeño grupo de
compañeros en el Hotelito del PCUS en Moscú. Además, tuve el privilegio de
asistir en el Kremlin a la sesión solemne en la que se le otorgó la Medalla de
Héroe de la Unión Soviética. En esos momentos yo estudiaba, enviado por las
ORI, Ciencias Sociales (especialidad de Economía) en la Escuela Superior del
PCUS.
Es
10 años después, en la clausura del XIII Congreso de la CTC, que fui presentado
por primera vez a Fidel por el compañero Blas Roca y por Raúl. Con este último venía
trabajando desde mayo de 1972 en las tareas de preparación de los documentos y
pasos a dar con vistas al Primer Congreso del PCC, en cumplimiento del encargo
que al respecto había dejado Fidel al Buro Político a fines de abril de ese año
en vísperas de su salida a un largo viaje por diversos países de África, Asia y
Europa que culmino en el mes de junio.
A
partir de ese momento los encuentros personales con Fidel se fueron haciendo frecuentes
cada vez más para informarle de la marcha de los trabajos, consultarle
criterios y recibir orientaciones. La frecuencia aumento a partir de 1974
cuando comenzó a desarrollarse la experiencia en Matanzas de los Poderes
Populares, en relación con la cual recibí la encomienda de seguirla de cerca,
controlar su desarrollo e informar directamente de ello ante Fidel, Raúl, el
Secretariado y el Buro Político.
Luego
del I Congreso, fui designado Director Ejecutivo de la Comisión de Ejecución
del Cronograma de los principales acuerdos del mismo (DPA, OPP y SDPE) y más
aún a partir de noviembre de 1976 en que fui nombrado Ministro Presidente de la
Junta Central de Planificación (actual MEP) y hasta mediados de 1985 en que fui
liberado de dicho cargo, los encuentros con Fidel eran semanales y a veces
diarios en reuniones y en despachos individuales que se prolongaban varias
horas desde las 10 u 11 P.M de un día hasta las 3 o 4 de la madrugada del
siguiente día.
Es
decir que durante 12 años aproximadamente tuve el honor de trabajar
directamente subordinado a Fidel y Raúl, tener un contacto cotidiano con ellos
y el privilegio de poner mi modesto granito de arena en el hacer de la
Revolución en ese periodo.
Debido
a ello entiendo un deber aportar en estos momentos el testimonio personal de mis
relaciones particulares y específicas como subordinado directo a Fidel, el
carácter de esas relaciones durante esos 12 años, tanto de aquellos años en que
mantuvimos una total coincidencia y sentía una apreciación favorable de Fidel
sobre mi trabajo, como de los años finales cuando se manifestaron determinadas discrepancias
y, debido a errores cometidos por mí y otras causales, se entendió necesario
liberarme de mis altos cargos.
En
contradicción y a contrapelo de los criterios que los enemigos y críticos
irracionales de la Revolución y de Fidel han expresado sobre un supuesto
comportamiento unipersonal, dictatorial, impositivo y despótico hacia sus
subordinados y compañeros, mi testimonio, que desmiente esos infundios, tiene
el valor peculiar de ser el de alguien que ¨no siempre las ha tenido buenas con
Fidel¨.
En
mi experiencia, su actitud en todo instante se manifestó respetuosa, de apoyo y
ayuda, humana y fraternal tanto en los buenos como en los malos momentos.
Puedo
referir varias anécdotas de hechos acontecidos demostrativos de esta afirmación.
--antes
de nombrarme como Ministro Presidente de la Juceplan Fidel converso conmigo, me
hablo de otras alternativas de cargos o tareas que yo pudiera desempeñar y consulto
mi criterio acerca de mi disposición para asumir la responsabilidad que me
ofrecía.
--nombrado
ministro Presidente de la Juceplan a fines de 1976 me ofreció su apoyo y ayuda
sabiendo que no tenía suficiente experiencia práctica anterior en la dirección
de la economía y menos para tan alto cargo.
Como
primer paso concreto en este sentido tuvo en cuenta que en aquellos momentos el
país atravesaba una muy difícil situación en divisas convertibles que obligaron
desde comienzos de ese año a practicar lo que se denominó ¨buqueo¨ el que
consistía en determinar mensual y semanalmente las divisas convertibles de las
que se dispondría para los próximos días y a partir de ello decidir que mercancías
ordenar cargar y cuales no cargar en barcos, dentro de los productos de
importación ya situados por los suministradores y disponibles en los puertos de
origen según contratos firmados, a costa
de crearnos problemas con dichos suministradores y asumiendo un alto costo por
la ineficiencia en la transportación marítima que ello producía.
El
dirigente del Gobierno que venía asumiendo el manejo de este engorroso proceso
era el compañero Osvaldo Dorticos que, además de Presidente de la Republica,
estaba al frente de la Juceplan desde hacía varios años. Para que yo no tuviera
que asumir de inicio tal responsabilidad me propuso y se creó una llamada
Comisión de Divisas encabezada por Carlos Rafael, experimentado dirigente, y de
la que formaban parte los ministros de Comercio Exterior, de Colaboración Económica,
el Presidente del BNC y yo como Presidente de la Juceplan.
--constantemente
se manifestaba atento a los problemas que yo debía enfrentar, acudiendo ante
cualquier dificultad y siempre con respeto y cuidando no lastimar mi autoridad,
--ante
cualquier indicio de preocupación que notara en mi rostro, me preguntaba si
algo me pasaba o existía algún problema en el que pudiera ayudarme[g1] ,
--se
preocupó todo el tiempo por mi salud y mis problemas familiares de una manera
fraternal cuidando de no inmiscuirse en mis intimidades,
--a
principios de los años 80, en una oportunidad en que yo debía hacer un
recorrido oficial por varios países que me llevaría más de un mes, cuando
coincidentemente el dengue hemorrágico estaba en su apogeo cobrando victimas
principalmente en la población infantil, se me acerco para decirme que saliera
sin preocupaciones por mis tres pequeños hijos pues él personalmente se
ocuparía de estar al tanto para acudir en su ayuda si fuese necesario.
--como
anécdota ilustrativa de su respeto por mi autoridad como dirigente subordinado
a él, en una ocasión en que se iba a celebrar una reunión de la Asamblea
Nacional, el día inmediato anterior tuvimos un despacho en que conciliamos la
posición que ambos mantendríamos sobre un determinado tema que se iba a
examinar en la Asamblea. Ya en plena discusión intervinieron varios otros compañeros y en un momento
dado, desde la Presidencia hace llegar a mi estrado de Diputado una breve nota
manuscrita advirtiéndome que al escuchar lo planteado había cambiado de opinión
sobre la posición que habíamos conciliado la noche anterior para que yo no me
sintiera ¨traicionado¨ o desconocido con su cambio de opinión, lo que para mí
resulto un ejemplo de humildad, sensibilidad, lealtad y respeto ante un
subordinado que lo hizo crecer aún más
ante mis ojos.
--con
bastante frecuencia visitaba mi casa para intercambiar criterios sobre una u
otra cuestión y para estar al tanto de mis asuntos personales y familiares.
--asistía
frecuentemente a los Consejos de Dirección de Juceplan por su iniciativa o a
sugerencia de mi parte como en 1978, momento en que se examinaron las primeras
ideas y propuestas sobre un Plan de Desarrollo a Largo Plazo hasta el año 2000.
--en
los días inmediatos posteriores a que se me comunico la decisión de liberarme
de mis altos cargos en el Gobierno se me acerco para sutil y fraternalmente
atenuar mis preocupaciones, darme su apoyo moral y como gesto adicional tuvo la
deferencia y gentileza de entregarme personalmente de manera anticipada un
texto aun mecanografiado de su entrevista con Frey Beto sobre la religión que
fuera editado poco tiempo después.
Muchos
más son los momentos, hechos y anécdotas que pudiera enumerar y testimoniar
acerca de la conducta extraordinariamente humana, sensible, respetuosa y
fraternal de Fidel hacia mí. Aunque sé que no fue exclusiva en mi caso, pues
conozco de actitudes similares para con otros muchos compañeros.
Como
muchos, doy gracias a la vida por haber vivido en la época de Fidel Castro, por
haber sido parte de la generación que ha tenido la oportunidad de acompañarlo
como testigo, participante y beneficiario de sus luchas en todo su trayecto.
Por haber tenido el especial privilegio de conocerlo y compartir con él y con
Raúl, personal y directamente, 12 años de importancia histórica en el quehacer
de la Revolución.
A
mis hijos y futuros descendientes les lego este orgullo y estos recuerdos y la
confianza en que su pensamiento, su ejemplo y su obra perdurarán por siempre y
serán fuente de inspiración para futuras generaciones en nuestro país y en todo
el mundo.
Es
un deber obrar para que ello sea una realidad y no una simple aspiración.
En esta hora, frente a la desaparición física del político y líder más grande de la historia de nuestro país y del mundo según mi apreciación, en que los pigmeos, mezquinos y desagradecidos rumian sus miserias morales, sus envidias e impotencias, los agradecidos inclinamos nuestras banderas ante su grandeza y su memoria.
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