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sábado, 27 de junio de 2015

Normalización de relaciones entre EEUU y Cuba: causas, prioridades, progresos, obstáculos, efectos y peligros (II y final)

Carmelo Mesa-Lago | Distinguished Service Professor Emeritus of Economics and Latin American Studies, Universidad de Pittsburgh.



(5) ¿Mejorarán los derechos humanos y políticos con la normalización?


Una normalización de relaciones diplomáticas y comerciales, incluso el levantamiento del embargo, no garantizarían un cambio en los derechos humanos y políticos en Cuba. Esto no ha ocurrido en China ni en Vietnam, donde el Partido Comunista sigue ejerciendo el monopolio del poder, aunque en ambos países hay mayor acceso a Internet que en Cuba.

Hay acontecimientos recientes positivos en Cuba. El más importante es la ley de migración de 2012 que ha permitido a varios conocidos disidentes viajar al extranjero, criticar al gobierno cubano y regresar a la Isla sin represalias. Raúl fijó un máximo de dos mandatos en todos los puestos en el gobierno y el Partido; no sólo él sino otros altos funcionarios octogenarios se retirarían en febrero de 2018 (en menos de tres años) y una nueva generación más joven ha sido nombrada en posiciones importantes, por ejemplo, Miguel Díaz-Canel (54 años), primer vicepresidente del Consejo de Estado, Marino Murillo (56 años), encargado de la implementación de las reformas y ministro de Economía y Planificación, y Bruno Rodríguez (57 años), ministro de Relaciones Exteriores.19

La Iglesia Católica, encabezada por el Cardenal Jaime Ortega, jugó un papel clave en 2010 cuando en conversaciones con Raúl se logró la liberación de 75 presos políticos y se dio protección temporal a las Damas de Blanco frente al acoso de agentes gubernamentales. Ese año se celebró una “Semana Social Católica” en La Habana con la asistencia de 150 delegados de toda la Isla, en que académicos cubanos y cubano-americanos (entre ellos yo) intercambiaron con franqueza y evaluaron las políticas económico-sociales del gobierno. Entre 2009 y 2014 el magazine Espacio Laical, auspiciado por el Arzobispado de La Habana, fue pionero en la discusión amplia de asuntos fundamentales con dossiers que incluyeron la prensa y la reforma constitucional (nº 4, 2009, y nº 1, 2013); con la “renuncia” de sus directores Roberto Veiga y Lenier González dicho magazine ha pasado al olvido, pero los dos han fundado Cuba Posible, que continúa la labor previa con entusiasmo.

El Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC) ha estado en la vanguardia evaluando la política económica del gobierno y proponiendo reformas más avanzadas. En una entrevista a cuatro de sus miembros, hecha a fines de 2014 por Trabajadores (periódico oficial de la Central de Trabajadores), comentaron sus ideas y relaciones con la prensa. Juan Triana planteó que los tiempos de la academia y de la política son distintos: “Yo preferiría que el ritmo de algunas medidas fuese más intenso y… muchas personas estarían más contentas si la dinámica del proceso fuese más [rápida]”. Explicó que cambios propuestos por el CEEC, como las cooperativas de servicios, tardaron nueve años en ser implementadas, así como propuestas de 1995 todavía pendientes. Pérez Villanueva dijo que se les tildaba de “hipercríticos” por sugerir ampliar la lista de actividades por cuenta propia y permitir a los profesionales laborar en esa forma: “Lo peor que nos pudiera ocurrir es que la inercia, la autocomplacencia y el triunfalismo se apoderen del proceso de cambios”. Torres expresó que ha habido momentos tensos con la prensa, “por desconocimiento o por efectismo, a veces se tergiversan opiniones y conclusiones de los investigadores”, y agregó apoyado por Grizel Donestévez: “La sociedad necesita de discusiones profundas en revistas, periódicos y en otros medios masivos… La información debe ser clara, verídica, sin manipulación ni justificativa”; concluyeron que “la academia [tiene que] fomentar una cultura del debate” (“Discusiones…”, 2014).

Está evolucionando una tímida apertura que permite críticas siempre que no sean consideradas por el gobierno como subversivas. La revista Temas, dirigida por Rafael Hernández y la más importante en ciencias sociales, ha publicado artículos con evaluaciones críticas, así como dossiers y la digital Catalejo que discuten temas cruciales con diversas opiniones. Además se han creado columnas de opinión en los periódicos oficiales Juventud Rebelde (de la Juventud Comunista de Cuba-UJC) y después en Granma, órgano oficial del Partido (véase Martin, 2015). A esto se une una expansión de la sociedad civil y de los medios digitales de comunicación, como el liderado por la conocida bloguera Yoani Sánchez, directora de 14ymedio, y OnCuba, dirigido por Hugo Cancio. Estas aperturas están severamente limitadas por el ya explicado escaso acceso de la población a Internet.

En el campo cultural se aprecia una mayor flexibilidad. Frente a la prisión y “confesión” del laureado poeta Heberto Padilla en 1961, el notable novelista Leonardo Padura ha publicado numerosas obras en que se denotan las dificultades que sufre el país y el pueblo, una de ellas, La novela de mi vida –que muestra el desencanto de una generación–, ha sido llevada al cine como Regreso a Ítaca por un director francés, filmada en Cuba y recién estrenadaen La Habana con ovación y llanto del público; su obra maestra El hombre que amaba a los perros (historia novelada del asesino de León Trotsky) suscita en el lector paralelos entre los regímenes soviéticos y cubano. Hay películas francamente críticas, como Havana Suite, que presenta la dura vida de cuatro habaneros, incluyendo un jubilado que subsiste vendiendo maní en las calles, Juan de los Muertos, donde los ciudadanos como zombis deambulan por la ciudad (presentada sólo una vez en Cuba, pero ampliamente vista en memorias flash), y Conducta, en que una maestra ejemplar ya mayor es obligada a renunciar a su puesto por una burócrata rígida. Muchos artistas plásticos, bien conocidos en el exterior, hacen críticas obvias a los problemas que afrontan los cubanos, incluyendo rezagos del racismo. Dos exposiciones de arte afro-cubano (que critican problemas sociales), organizadas por el curador Alejandro de la Fuente, comenzaron en Cuba y después viajaron a varias ciudades de EEUU. En música popular el reggae se ha convertido en una vía para la crítica; en un homenaje a los cinco espías (héroes) cubanos en 2014, ante una audiencia masiva, el cantante Robertico Carcassés pidió elecciones libres y directas para la presidencia de Cuba, por una semana se le prohibió actuar en escenarios públicos pero después se le reivindicó.

El pasado marzo se anunció una nueva ley electoral, que se discutirá en la Asamblea Nacional. Un foro sobre dicha ley ha sido patrocinado por la UJC, en el cual se sometió una petición que la votación sea directa para los puestos más altos. El sociólogo cubano Aurelio Alonso (2015) ha hecho un análisis profundo del sistema político y electoral cubano recomendando entre otras cosas que el presidente de la República sea elegido por votación popular, directa, secreta y con pluralidad en las candidaturas.20 En un foro de la sociedad civil en línea auspiciado por la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) se planteó la siguiente pregunta: “¿Cómo puede la CTC ser una organización no gubernamental cuando su Secretario General es miembro del Consejo de Estado?”. Intelectuales cubanos de izquierda han organizado el “Observatorio Crítico”, que reclama un aumento de la participación ciudadana. Antes de las elecciones a delegados de la asamblea municipal de La Habana el 19 de abril, Granma publicó un artículo que calificaba el voto como “libre, igual, secreto, directo, nominal y preferencial”, definía “igual” diciendo que todo voto tiene el mismo valor, “sin tener en cuenta raza, creencias religiosas, color de la piel, posición política” –esta última palabra no aparece en el artículo 42 de la Constitución– y el vocablo “preferente” se aclaró como “de entre varios candidatos se vota por aquél que el elector prefiere que lo represente” (Mendoza y Medina, 2015). Dos opositores, elegidos en reuniones públicas de vecinos en marzo, aparecieron en las boletas para las elecciones a las que se presentaron 27.379 candidatos; no se permite la publicidad salvo las biografías que se colocan en lugares públicos y una comisión local de la Comisión Nacional Electoral, encargada de preparar las biografías, tachó a los dos candidatos de contrarrevolucionarios y a uno de ellos le desacreditó su record de servicio militar y perdieron la elección (Frank, 2015a, 2015b). No obstante, hubo otro candidato que fue elegido y dice ser de la oposición.

Un grupo afiliado primero a Espacio Laical y ahora a Cuba Posible aboga por una “oposición leal” que reconozca al gobierno como interlocutor (sin intención de derrocarlo) y establezca un diálogo abierto en que discutan temas clave como elecciones con partidos múltiples, derecho de reunión y asociación, desarrollo de la sociedad civil y marcha hacia la democracia. Algunas tendencias de la izquierda democrática dentro de Cuba apoyan la normalización con EEUU y llaman a la unidad entre todas sus fuerzas para avanzar hacia un diálogo nacional, una nueva Constitución y ley electoral, la ampliación de los derechos fundamentales, la eliminación de todo tipo de discriminación, la generalización de Internet y una verdadera sociedad democrática con un socialismo sostenible. Ninguno de esos cambios hubiera sido previsible hace 10 años.21 

También ha habido discusiones publicadas en Espacio Laical sobre la necesidad de una nueva Constitución que reemplace la de 1976 (enmendada sustancialmente sólo una vez), que después de casi cuatro décadas no refleja los cambios económicos, sociales e institucionales que han ocurrido. Debería promulgarse una Carta Magna completamente nueva que no sólo incorpore la realidad actual pero también mire al futuro (Amuchástegui, 2015).

Por otra parte, hay evidencia que el gobierno cubano ha aumentado los arrestos de disidentes pacíficos (aunque con detenciones breves) incluso después de anunciar la normalización, así como ataques a los desfiles de las Damas de Blanco (Diario de Cuba, 28/IV/2015). En la antesala de la Cumbre se celebró una reunión oficial en pro de la sociedad civil; antes de la misma un pequeño grupo de exiliados cubanos colocó una ofrenda floral en un busto de José Martí y varios agentes que estaban en la Embajada de Cuba situada frente a dicho acto, liderado por el coronel de la Inteligencia cubana Alexis Frutos Weeden, atacaron violentamente a los exiliados incluyendo a mujeres, causándoles lesiones, mientras que todo fue filmado y transmitido por canales de televisión y reportado en la prensa extranjera (oficialmente se alega que el grupo provocó el incidente porque pedía “libertad”). En el Foro Hemisférico de la Sociedad Civil y los Actores Sociales celebrado antes de la Cumbre, los funcionarios cubanos intentaron impedir la participación de los disidentes y, al no lograrlo, se retiraron del acontecimiento (para detalles véase “Cuba Posible…”, 2015; Chaguaceda y Van de V., 2015, y para una posición diferente, Hernández, 2015).

¿Cómo se perciben en Cuba los efectos de la normalización? La encuesta hecha a los cubanos residentes en 2015 informa que el 64% cree que cambiará el sistema económico pero el 54% considera que continuará el mismo sistema político, el 53% no está satisfecho con dicho sistema (la mayoría por la falta de libertades), el 62% opina que el gobierno no permitirá otros partidos políticos, el 58% tiene una visión adversa del Partido Comunista, el 52% cree que debería haber más partidos políticos y el 52% manifiesta una opinión positiva de Raúl y el 50% de Fidel, frente al 80% que percibe positivamente a Obama y al Papa Francisco (Bendixen y Amandi, 2015).

El Papa Francisco, que jugó un papel crucial como mediador en el proceso de normalización y a quien delegaciones de ambos países visitaron en octubre de 2014, viajará a Cuba en septiembre. Este Pontífice tiene ventajas sobre los dos anteriores que visitaron la Isla: habla perfecto español, al parecer conoce bien Cuba,22 es más joven y vigoroso e invitó a los dos dirigentes a “resolver cuestiones humanitarias de interés común”. Puede impulsar el proceso de normalización y el avance de los derechos humanos y políticos en Cuba.

(6) Los escollos que afronta el proceso


Aunque Fidel Castro aceptó la normalización lo hizo con cautela ratificando su tradicional desconfianza con EEUU, advirtiendo contra el peligro del imperialismo norteamericano y que el embargo sigue vigente. En la III Cumbre de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) en San José de Costa Rica el pasado 28 de enero, Raúl reclamó una serie de demandas antes de que los dos países restablezcan plenamente las relaciones: eliminar incondicionalmente todas las sanciones económicas (el embargo),23 sacar a Cuba de la lista de Estados que patrocinan el terrorismo, permitir que bancos extranjeros hagan negocios con Cuba sin sanciones de EEUU, devolver la Base de Guantánamo, compensar los daños (oficialmente estimados en 160.000 millones de euros) causados por el embargo, y cerrar las transmisiones de Radio y TV Martí.24 Agregó, “no negociaremos asuntos internos soberanos” y afirmó que EEUU “no deberían proponer relaciones con la sociedad cubana como si en Cuba no hubiera un gobierno soberano”. Concluyó “Si estos problemas no se resuelven, el acercamiento diplomático entre Cuba y EEUU no tendría sentido” (Castro, 2015a). La negociadora cubana Josefina Vidal agregó otras demandas tales como que Cuba no cambiará su sistema político y derogar la Ley de Ajuste Cubano que desde 1966 otorga refugio a cubanos emigrados que tocan tierra firme estadounidense.25 Muchas de estas demandas son negociables, pero ¿por qué hacerlas públicas y darle municiones a los partidarios de mantener el embargo? Por ejemplo, el 86% de los cubano-americanos apoyan la Ley de Ajuste (y el 92% de los que han arribado recientemente), así como el 80% de los votantes registrados (FIU-CRI, 2014). También, algunos cubano-americanos demandan que se procuren acuerdos firmes, por ejemplo, para evitar que Cuba arriende la Base de Guantánamo a Rusia o China. Se dice que no es legalmente posible la entrega de la Base de Guantánamo sin que haya un gobierno elegido democráticamente en Cuba.

El 27 de febrero pasado, después de finalizar la segunda ronda de conversaciones, Vidal planteó que sacar a Cuba de la lista de Estados terroristas (los otros en la lista son Irán, Siria y Sudán) y permitir a bancos que operen eran temas importantes a ser discutidos para que los dos países pudiesen avanzar en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y reabrir sus embajadas. Luego agregó que la delegación de Cuba no había ligado a los dos temas: “No condiciones pero creemos que son importantes para resolver en el proceso hacia el restablecimiento de relaciones diplomáticas” (citado por Whitefield, 2015a). En marzo, el gobierno estadounidense retiró a 28 compañías cubanas, 11 buques y seis personas de la lista de países terroristas (El Nuevo Herald, 24/III/2015). Después de analizar el informe del Departamento de Estado que constató que Cuba no se ha implicado en el apoyo, asistencia o complicidad de actos terroristas internacionales en los últimos seis meses, y que se compromete a no realizar dichos actos en el futuro, el 14 de abril Obama notificó al Congreso de su intención de sacar a la Isla de la lista de países patrocinadores del terrorismo. El Congreso cuenta con 45 días (que vencen a fines de mayo) para su aprobación o rechazo; Obama tiene el derecho al veto si hay un rechazo. Sorprendentemente, la congresista cubanoamericana Ileana Ros-Lehtinen anunció el 23 de abril que el Partido Republicano no hará una resolución conjunta para repeler la petición de Obama porque de tres estatutos legales que regulan el proceso hay dos que lo impiden, a más de que excluir a Cuba de la lista no implica suspender sanciones importantes que están en la Ley Helms-Burton. En su lugar, los congresistas planean una ley amplia para asegurarse que EEUU será protegido de cualquier acción cubana y para atar nuevos movimientos del Ejecutivo a la defensa de los derechos humanos y civiles en Cuba (Miami Herald, 24/IV/2015). A fines de abril no había un solo banco que ofreciera hacer negocios con Cuba porque se está esperando a que se cumplan los 45 días para que Cuba salga de la lista de países terroristas, dado el alto riesgo que supondría. Entonces, quizá un banco abra transacciones con la Sección de Intereses de Cuba en Washington y el Consulado en Nueva York.

EEUU reclama la deportación de 70 terroristas, entre ellos guerrilleros de la FARC, vascos de ETA (varios de ellos deportados a España) y fugitivos de la justicia norteamericana reclamados por décadas, incluyendo: Joanne Chesimard, acusada del asesinato de un agente del orden, que está entre los 30 terroristas más buscados por el FBI; William Morales, un independentista de Puerto Rico convicto de colocar una bomba que mató a cuatro personas; y los responsables del derribo por la fuerzas armadas cubanas de dos avionetas en aguas internaciones. Cuba contraataca diciendo que EEUU ha dado asilo a Luis Posada Carriles, acusado de colocar una bomba que explotó en una nave de Cubana de Aviación y mató a todos sus ocupantes (Infolatam, 14/IV/2015; Johnson, 2015; Whitefield, 2015b).26

Una evidencia positiva en la actitud de Cuba es su mediación entre el gobierno y la guerrilla en Colombia para firmar acuerdos de paz.

Por otra parte, Obama tendrá que enfrentarse a la oposición del Congreso al nombramiento del futuro embajador en Cuba, el primero desde 1960 cuando se retiró a Philip Bonsal. Aunque el Ejecutivo tiene el derecho constitucional de nombrar al embajador, un portavoz del candidato presidencial Marco Rubio anunció que este hará todo lo posible para bloquear dicho nombramiento si antes no hay cambios en la democracia y los derechos humanos en Cuba. Se dice que el actual jefe de la Sección de Intereses en La Habana, Jeffrey DeLaurentis, está en el tope de una pequeña lista de candidatos; es un diplomático de carrera que ha ocupado otros puestos importantes y cultivado una reputación apolítica. Si hubiese una prolongada discusión en el Congreso, DeLaurentis podría continuar en su puesto como encargado temporal de negocios (Hudson, 2015). Las regulaciones sobre viajes a Cuba se enfrentan a una enmienda introducida en el congreso por el cubano-americano Mario Díaz-Balart, que bloquearía los vuelos y parada de cruceros.

El problema más peliagudo ha sido el conflicto entre EEUU y Venezuela. El 9 de marzo Obama proclamó una “emergencia nacional” debido a “una amenaza inusual y extraordinaria a nuestros intereses nacionales y extranjeros” y que por ello se prohibiría la entrada a EEUU de siete altos funcionarios venezolanos ligados a la corrupción y la violación de derechos humanos. Esa redacción se debió a un requisito legal que obliga a que los países sancionados sean declarados amenaza nacional, algo que fue explicado por la Casa Blanca. En todo caso sirvió en fuente de plata una excusa al presidente Nicolás Maduro para declarar una “amenaza a Venezuela” y que la Asamblea Nacional le otorgara poder para gobernar por Decreto debido a la “guerra” (el ministro de Defensa venezolano advirtió que podría haber una invasión de EEUU), además de distraer la atención pública de los graves problemas económicos que sufre el país. ALBA pidió que cesase de inmediato el hostigamiento y agresión a Venezuela (Infolatam, 18/III/2015). El canciller cubano Bruno Rodríguez visitó a Maduro el 14 de marzo y declaró que EEUU no puede tener una política de zanahoria con Cuba y otra de garrote con Venezuela (Leiva, 2015). Una razón de la decisión de Obama fue que en febrero Maduro recortó el personal diplomático estadounidense en un 80% y prohibió la entrada en el país a siete congresistas y dirigentes aduciendo que tramaban un golpe de Estado, lo cual provocó una fuerte presión del Congreso para que hubiese una reacción. Otra causa fue que representantes de UNASUR fueron a Caracas en una gestión de promoción del diálogo con la oposición y supuestamente para interceder por Antonio Ledezma, alcalde electo del distrito metropolitano y encarcelado por Maduro, pero se fueron con las manos vacías (Corrales, 2015).27 Jacobson explicó que la medida no afectaba al pueblo venezolano y ni siquiera a su gobierno (“Jacobson…”, 2015).28 EEUU sigue comprando petróleo venezolano y siendo su principal socio comercial, algo más vital que prohibir la entrada a siete funcionarios. Pero el momento de tomar la medida fue inadecuado pues podría haberse esperado hasta después de la Cumbre (Corrales, 2015; Susan Kaufman Purcell citada por Whitefield y Gámez, 2015).

Fidel envió una carta a Maduro felicitándolo por su “brillante y valiente discurso frente a los brutales planes del gobierno de los EEUU”. Una declaración del gobierno de Cuba criticó como “arbitraria y agresiva” la orden de Obama, “una represalia por las medidas [de Maduro] adoptadas en defensa de la soberanía nacional frente a los actos injerencistas de autoridades gubernamentales y del Congreso estadounidense”, ofreció su apoyo incondicional a Venezuela y solicitó la solidaridad de los gobiernos latinoamericanos (Granma, 10/III/2015). Por su parte, Raúl apoyó a Maduro en la Cumbre del ALBA en Caracas, donde manifestó: “El imperialismo estadounidense ha ensayado sin éxito prácticamente todas las fórmulas de desestabilización y subversión contra la revolución bolivariana… Los EEUU deberían entender de una vez que es imposible seducir o comprar a Cuba ni intimidar a Venezuela. Nuestra unidad es indestructible… Rechazaremos con determinación toda tentativa de aislar y amenazar a Venezuela” (Castro, 2015b). Una semana antes de la Cumbre, Fidel reapareció en público con un grupo de venezolanos a los que exhortó a recoger firmas contra el decreto de Obama (Malamud, 2015b). UNASUR, ALBA y CELAC demandaron que Obama se disculpase y abriera un diálogo con Venezuela, advirtieron que de lo contrario mantendrían esa posición en la Cumbre. En una reunión de ALBA, Maduro pidió un frente común contra Obama en la Cumbre (Miami Herald, 16/III/2015). Una carta que se alega fue firmada por 10 millones de habitantes pidió a Obama que rescindiese el decreto.29 El portavoz de la Casa Blanca Jen Psaki aseguró que el conflicto con Venezuela no afectaría el proceso de normalización, pero el escenario de la reconciliación de EEUU y Cuba en la Cumbre pareció desviarse hacia una confrontación de Venezuela y otros regímenes de izquierda con Obama.30


(7) Los resultados de la Cumbre de las Américas


El conflicto que se esperaba en la Cumbre, por las denuncias de Venezuela y su apoyo por varios países incluyendo a Cuba, terminó como una tormenta en un vaso de agua; el acontecimiento estuvo dominado por la normalización, las fotos de ambos presidentes estrechándose las manos y la larga conversación privada que sostuvieron. Pero tras bambalinas hubo una cuidadosa preparación para evitar descarrilar el proceso y que Maduro robara el show. La Casa Blanca anunció que el Departamento de Estado ya había entregado su informe sobre Cuba en la lista de terroristas y que esperaba una pronta decisión del presidente. Antes de su arribo a la Cumbre, Obama rectificó su declaración inicial forzada por la ley: “No creemos que Venezuela sea una amenaza a los EEUU y que los EEUU sea una amenaza al gobierno de Venezuela”.31 Desde Jamaica, Obama conversó por teléfono con Raúl. El consejero del Departamento de Estado, Thomas Shannon, se entrevistó en Caracas con Maduro y la canciller venezolana en un intento de evitar un conflicto en Panamá. El secretario de Estado norteamericano John Kerry habló por tres horas con su homólogo cubano Bruno Rodríguez en Panamá antes del inicio del evento y ambos declararon que la discusión había sido respetuosa y constructiva. Ya en la Cumbre, Obama conversó con la presidenta Dilma Rousseff y logró una reconciliación con ella (después del conflicto por la intercepción cibernética por EEUU en Brasil); semanas antes se había reunido con presidentes y jefes de Estado caribeños para discutir una nueva colaboración y el suministro de petróleo para compensar su recorte por Venezuela. Es probable que haya habido otras discusiones con jefes de Estado de la región, como Colombia, México y Panamá (el anfitrión), para disminuir la tensión y que aquellos jugasen un papel conciliador.

Además, en la Cumbre, 24 ex presidentes de América Latina y dos ex jefes de gobierno de España (Felipe González y José María Aznar) firmaron la Declaración de Panamá pidiendo a Venezuela que libere a los presos políticos, celebre elecciones libres, garantice la separación de los tres poderes y permita la libertad de prensa, y también exhortaron a los presidentes en funciones a que discutan estas violaciones. Por último, 28 organizaciones en pro de los derechos humanos advirtieron que el régimen de Maduro está reprimiendo y cerrando organismos de la sociedad civil y pidió a los presidentes en la Cumbre que demanden que las entidades defensoras de los derechos humanos puedan realizar su labor sin represalias (Miami Herald, 10/IV/2015). Estas acciones hicieron más difícil que Venezuela se impusiera en la Cumbre y desplazara a segundo plano la normalización.

Un conocido periodista había recomendado a Obama que asumiera una posición dura en la Cumbre (Oppenheimer, 2015b) pero aquel practicó su usual actitud conciliatoria, sorteó con éxito todos los obstáculos y desinfló la bravata de Maduro. En su discurso, Obama dijo que EEUU no estará encarcelada por el pasado sino que mirará al futuro: “No estoy interesado en batallas que comenzaron antes de que yo naciera… la Guerra Fría terminó hace mucho tiempo… el cambio de política será importante para la región… Con frecuencia cuando nos metemos en vías que van más allá de la persuasión, resulta contraproducente, lo opuesto a lo queremos… es por eso que los países tratan de usarnos como una excusa para [justificar] sus propios errores… así que saquemos esa excusa” (citado por Hirschfeld y Archibold, 2015).

El discurso de Raúl en la Cumbre duró 49 minutos, más tiempo que ningún otro, porque pidió que sus ocho minutos se multiplicaran por las seis cumbres anteriores en las que no pudo participar. Opuesto a la visión de los canales mediáticos internacionales de que su discurso se centrara en la normalización y Obama, el 89% del mismo lo dedicó a la historia de las relaciones de Cuba con EEUU y sus intervenciones en –y ocupaciones de– Cuba, a más de sus agresiones en América Latina y el Caribe, así como en criticar el pasado de la OEA, en apoyar a Venezuela en su conflicto con Obama y reclamar que sea derogado su decreto sobre los siete funcionarios venezolanos (“aunque es difícil por la ley”), en alentar la reclamación de Argentina para recuperar las Islas Malvinas a más del empeño de Puerto Rico para alcanzar su independencia, y en criticar “la ofensiva contra diversos gobiernos de izquierda de la región [que] pretenden revertir los avances hechos” mencionando específicamente a Brasil. Además, recalcó que continúa con intensidad el “bloqueo económico, comercial y financiero” estadounidense contra Cuba, el cual es anualmente criticado en las Naciones Unidas sólo con el voto contrario de EEUU e Israel, y citando a Fidel afirmó que “Nada de lo que existe hoy en el orden económico y político sirve a los intereses de la humanidad. No puede sostenerse. Hay que cambiarlo”. También fustigó a Internet: “No puede aceptarse que menos de una decena de emporios, principalmente norteamericanos –cuatro o cinco de siete u ocho–, determinen lo que se lee, ve o escucha en el planeta” y pidió que Internet tenga una regulación internacional “en especial en la generación de contenidos”. Finalmente, pidió que se respete la Proclama de la América Latina y el Caribe, firmada por todos los jefes de Estado, sobre “el derecho inalienable de todo Estado a elegir su sistema político, económico, social y cultural” así como cumplir la “obligación de no intervenir directa o indirectamente en los asuntos internos de cualquier otro Estado y observar los principios de soberanía internacional, igualdad de derechos y libre determinación de los pueblos”. Esta parte del discurso obviamente iba dirigida a sus fuertes aliados en América Latina para tranquilizarles de que, a pesar del acercamiento con Washington, Cuba no abandonaría su política exterior. Por otra parte, evadió los principios de la Carta de la OEA como la democracia con elecciones libres (el “97,5% de la población ha votado por el socialismo” dijo) y el respeto a los derechos humanos (Castro, 2015c).

Un 11% del discurso de Raúl, de mayor importancia en el momento actual y que ocupó todo el espacio en los reportajes de la prensa internacional, se refirió de manera muy positiva al proceso de normalización: “Después de decir tantas cosas duras de un sistema, es justo que le pida disculpas… porque el presidente Obama no tiene ninguna responsabilidad con nada de esto… hemos tenido diez presidentes antes que él, todos tienen deuda con nosotros, menos el presidente Obama [que] es un hombre honesto… Estas palabras las tuve escritas y las quité; las volví a poner y las volví a quitar y, al final, las dije, y estoy satisfecho”.32 El presidente Obama, dijo Raúl, “nació bajo la política del bloqueo a Cuba, nuestro reconocimiento por su valiente decisión de involucrarse en un debate con el Congreso de su país para ponerle fin… aprecio como un paso positivo la reciente declaración del presidente Obama de que decidirá rápidamente [sacar a] Cuba de la] lista de países patrocinadores del terrorismo en la que nunca debió estar…”. Después planteó que Cuba era la que había sido objeto del terrorismo de EEUU, “fuimos nosotros los que poníamos los muertos… Sí, hemos hecho algunos actos de solidaridad con otros pueblos que pueden considerarse terroristas; cuando estábamos acorralados, arrinconados y hostigados hasta el infinito, sólo había una alternativa: rendirse o luchar” (Castro, 2015c).


Tras los discursos de Obama y Raúl ambos se reunieron en privado por una hora. Obama dijo que esta era una reunión histórica y que es importante el contacto entre los gobiernos y sus pueblos; agregó que ambos pueblos han respaldado los cambios y que a medida que evolucione el intercambio habrá más contacto directo y mayor conexión entre los dos pueblos. “Una de nuestras tareas inmediatas es abrir nuestra embajada en La Habana y la de Cuba en Washington DC de forma que nuestros diplomáticos puedan interactuar en forma regular”. Concluyó advirtiendo que “obviamente, seguirá habiendo diferencias profundas y significativas, continuaremos intentando levantar las preocupaciones sobre democracia y derechos humanos” (“Text of Obama…”, 2015). Por su parte, Raúl expresó que “estamos dispuestos a discutir de todo, incluso derechos humanos y libertad de prensa… en Cuba y en Estados Unidos [siempre que se haga] con mutuo respeto, puede ser que nos convenzamos de algunas cosas, pero de otras no…Podemos hablar de todo con paciencia, mucha paciencia, aunque en estos tiempos la vida avanza tan rápido”.33 Coincidiendo con su homólogo advirtió: “No hay que hacerse ilusiones, tenemos muchas diferencias y una historia compleja, pero estamos dispuestos a avanzar en las reuniones para establecer relaciones diplomáticas” (citado textualmente de Granma, “Se reúnen…”, 2015).

El diálogo respetuoso y positivo entre los dos presidentes contrasta con la falta de diálogo interno con ciudadanos de diversos criterios, así como con la actitud de la delegación cubana al foro de la sociedad civil, donde pretendieron que no entrasen los disidentes y, al no lograrlo, se retiraron sin dialogar. Los presidentes y los cancilleres de ambos países pueden hablar y aceptar sus diferencias pero no los cubanos de a pie con posiciones diversas. El diálogo entre los dos dirigentes y de pueblo a pueblo debería también incluir un diálogo entre el pueblo cubano.

El gran perdedor en la Cumbre fue Maduro. Se recordará que para justificar legalmente la sanción a siete funcionarios venezolanos por violación de derechos humanos y corrupción, en su decreto Obama alegó que Venezuela constituía una amenaza para los intereses nacionales y externos de EEUU. Después de recibir al consejero de Obama, Shannon, en Caracas el líder bolivariano elevó su retórica: “¿Por qué el presidente Obama firmó ese decreto? Si no responde por qué lo hizo, será imposible abrir una era para el respeto y la diplomacia de paz”. Agregó que dicho decreto “es el error más grande [que Obama] ha cometido en política internacional en los seis años” que ha sido presidente. “¿Por qué firmó el decreto y ahora sale hoy a decir que lo que firmó no es?”. Cambiando de tono aseguró que estaba listo para comenzar una nueva era de relaciones con el gobierno estadounidense (suspendidas desde 2010) basadas en “el respeto y el no intervencionismo” (“Venezuela Maduro…”, 2015). Pero el próximo día, a su llegada a Panamá, intentó introducir en un documento de la Cumbre, ya consensuado, un párrafo de condena a las medidas tomadas por Obama contra los siete funcionarios venezolanos. Varias delegaciones rechazaron la enmienda, incluyendo EEUU y Canadá, de forma que Maduro rompió el consenso necesario para que la Cumbre adoptase un documento conjunto sobre políticas de desarrollo en la región. Esto no sentó bien a muchos de los otros 33 países presentes en el acontecimiento (“Maduro es…”, 2015). En su discurso en la Cumbre, Maduro endureció su disposición a dialogar estableciendo dos condiciones: EEUU debe reconocer la “soberanía e independencia de Venezuela” lo cual implica “derogar el desproporcionado e irracional” decreto y desmontar la “maquinaria de guerra sicológica, económica, política y militar” que EEUU dirige desde su embajada en Caracas. “Respeto al presidente Obama pero no confío… Estoy dispuesto a hablar con él, le he enviado mensaje en público y privado. Si quiere conversamos. Si no quiere, ese será su legado: el decreto, el silencio y el desprecio” (Ayuso, 2015; “Maduro consigue…”, 2015). Después de esto los dos presidentes coincidieron en un pasillo y conversaron informalmente por unos 10 minutos; según un portavoz de la Casa Blanca, Obama ratificó su mensaje que “los EEUU no tienen interés en amenazar a Venezuela sino en apoyar la democracia, la estabilidad y prosperidad en Venezuela y la región”; no se divulgó lo que dijo Maduro pero este después informó que no entregaría a Obama la carta que se alega firmaron más de 10 millones de venezolanos (más de la mitad de la población adulta) sino que sería enviada por los canales diplomáticos (“Maduro ofrece…”, 2015; Wyss y Whitefield, 2015b).34

En la anterior VI Cumbre de la Américas celebrada en Cartagena en 2012, Obama se enfrentó a la crítica de América Latina y el Caribe por la exclusión de Cuba y otros problemas. La VII Cumbre de Panamá fue un éxito, aunque no hubo documento final por la actitud divisiva de Maduro. La reconciliación de Cuba y EEUU ocupó el lugar central que se merecía, Maduro quedó marginado pero también charló con Obama, este tuvo una actitud conciliadora, restableció la confianza con la presidenta de Brasil y abrió una nueva etapa histórica en el hemisferio. Varios presidentes de la región alabaron al presidente estadounidense. Raúl apoyó en su discurso la reclamación de Venezuela, pero con la cautela de que legalmente sería difícil de derogar el decreto, su reunión con Obama fue positiva y ambas partes reconocieron la importancia del diálogo; Raúl no supeditó la normalización a la reclamación de Maduro. Es de esperar que la próxima Cumbre se concentre en los asuntos que son fundamentales para la región. Por otra parte, ALBA y Mercosur se han debilitado por las crisis económicas y políticas de Argentina, Brasil y Venezuela, y sus dirigentes se enfrentan a sus menores tasas de popularidad en las encuestas. Obama sagazmente ofreció ayuda a los países caribeños alarmados por los recortes de petróleo venezolano a Petrocaribe. En una entrevista con CNN, la presidenta de Brasil cambió su posición y dijo que los países que participaban en la Cumbre tenían interés en que Venezuela liberara a los presos políticos, mientras que el presidente de Uruguay Tabaré Vázquez participó con Obama en el foro de la sociedad civil en el que estaban disidentes cubanos, y el presidente de Colombia Juan M. Santos afirmó que sus relaciones con EEUU eran mejores que nunca. Con la caída en los precios de las materias primas, la desaceleración económica de China y la crisis en Rusia, EEUU –con una economía en ascenso– tiene la oportunidad de restablecer la influencia que había decaído en los últimos años, pero sin recurrir a la política del garrote (Oppenheimer, 2015c; Wyss y Whitefield, 2015a).

(8) Posibles explicaciones a un enigma


Todo lo analizado en las secciones anteriores induce a hacer una pregunta crucial: ¿por qué Cuba, que atraviesa una situación económica difícil por la falta de resultados económicos de las reformas, unida a los recortes en el comercio, el suministro de petróleo, la compra de servicios profesionales y la inversión de Venezuela, ha hecho reclamaciones públicas que dan munición a los defensores del embargo y restan poder a Obama? Si el proceso de normalización fracasa, Cuba no tendría una alternativa viable. A continuación resumo explicaciones alternativas a este enigma, dadas de manera especulativa por diversas visiones y seguidas de mi contraargumento:

(1)  La visión oficial cubana es que no hay disyuntiva, puesto que la nación siempre ha defendido su soberanía y el derecho a tener el sistema político que desee, sin interferencia exterior. El hecho de que haya entrado en negociaciones con EEUU en manera alguna implica que va a cambiar su política exterior o abandonar a sus aliados políticos (como ratificó Raúl en su discurso en la Cumbre), pues esto sería una concesión a los norteamericanos a cambio de relaciones comerciales e inversión. Además, Venezuela, a pesar de su crisis y los recortes en el comercio y ayuda a Cuba, sigue siendo su principal socio comercial, suministrador de petróleo y comprador de servicios profesionales. Por último, Cuba considera una intromisión en sus asuntos internos, la presión yankee para que mejoren los derechos humanos y políticos, la cual ve como intento de cambio de régimen: “si a los EEUU se les da un dedo pronto tomarán la mano y después el brazo” (Hakin, 2015). Sin embargo, Cuba tiene que armonizar dos objetivos: el restablecimiento de relaciones con Washington y sus lazos con los países aliados de la Región. Además, una negociación no puede tener éxito si ambas partes no ceden un poco, y la actitud rígida de un interlocutor puede descarrilar el proceso. Cuba podría tomar una posición más moderada sin traicionar a sus aliados e incluso jugar el papel de intermediario con Venezuela para resolver diferencias con EEUU, justo lo que hace en Colombia entre el gobierno y las guerrillas, lo cual aumentaría su prestigio en la región y facilitaría el avance en la normalización.


(2)  El argumento de los congresistas cubanoamericanos, así como de otros republicanos, es que hasta ahora Cuba sólo ha liberado al preso Alan Gross y a un espía cuya identidad se desconoce, mientras que Obama entregó a tres espías cubanos convictos por la justicia, promulgó las regulaciones que expanden las relaciones entre los dos países, pidió sacar a Cuba de la lista de países terroristas (y los republicanos no se opondrán), procura intercambiar embajadas (a lo cual tiene un derecho constitucional) y solicitó al Congreso terminar con el embargo: “ha dado todo a cambio de nada”. Animado por estas indulgencias, Raúl se siente vencedor y aumenta sus demandas esperando que sean otorgadas. Este razonamiento no pudo usarse para bloquear la eliminación de Cuba de la lista de países terroristas, pero se hará en contra del levantamiento del embargo. Sin embargo, omite que Cuba liberó a 53 presos políticos, una concesión importante comprobada por disidentes cubanos, y que Obama ha puesto énfasis en los

derechos humanos, políticos y civiles como hizo en la Cumbre de Panamá al reunirse con disidentes cubanos en el evento sobre la sociedad civil.35

(3)  La respuesta al enigma no es que los dirigentes cubanos desconocen la política norteamericana, pues tienen 55 años de experiencia que les ha valido para sobrevivir a 10 sucesivos presidentes de EEUU, además por décadas han desarrollado un equipo profesional para el estudio y seguimiento de la política del vecino del norte y, por último, saben lo que ha ocurrido cuando se ha torpedeado un proceso de negociación. Por lo contrario, Raúl y su equipo pueden haber llegado a la conclusión de que el proceso de normalización será muy largo y es difícil que se levante el embargo; peor aún, un intercambio de embajadas y la nueva política de Obama de “pueblo a pueblo” (reforzar la disidencia, impulsar la emergente economía privada y ampliar el acceso a la información) no le reportaría beneficios sino dolores de cabeza, así que ralentiza el proceso y se refuerzan las reclamaciones. El contraargumento es que la actitud de Raúl resta poder a la eliminación del embargo en el Congreso por una coalición de congresistas demócratas, representantes de estados que desean vender a Cuba, el apoyo de republicanos conservadores (los senadores John McCain, Jeff Blake y Bob Corker, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, y el candidato libertario a la Presidencia Rand Paul), y el fuerte cabildeo de empresas que quieren vender e invertir en Cuba. La campaña presidencial estadounidense en 2016 añade el riesgo de que la normalización “pueda ser perjudicada por los estrategas de las campañas electorales” y que “los críticos de la normalización… reciban mayor atención mediática” (Meg Craham, “El 17D…”, 2015). El próximo inquilino de la Casa Blanca sería o bien Hilary Clinton, quien parece tener una posición más dura que Obama, o un Republicano conservador e incluso miembro del Tea Party, que asumiría una política mucho más beligerante contra Cuba, lo cual desvanecería la oportunidad de que Raúl logre el restablecimiento de relaciones especialmente económicas.36

(4)  Algunos expertos opinan que Raúl no contaba con una decisión tan rápida de Obama, no está preparado para recibir millones de turistas norteamericanos y le preocupa que este flujo y la estrategia de “pueblo a pueblo” puedan desestabilizar el régimen. Dice el diplomático cubano Carlos Alzugaray: “Si difícil es alistarse para la guerra, mucho más lo es para una súbita declaración de paz”, la cual requiere una adaptación gradual que convendría al interés nacional (“El 17D…”, 2015). El New York Times (8/IV/2015), que lanzó una campaña en pro de la normalización, argumenta que la cautela de Raúl responde a su preocupación de que la apertura empodere a la sociedad cubana y disminuya su poder. A esto se uniría la presión del sector duro u ortodoxo que no desea la normalización o quiere que esta sea totalmente controlada (Rojas, 2015). Esta actitud daría más tiempo para encarrilar el proceso de manera segura. Pero una demora de dos años podría dar lugar al escenario explicado en el párrafo anterior. Rafael Hernández nota que Obama y Raúl no cuentan con el tiempo, los recursos políticos e intereses estratégicos y económicos que permitieron forjar una política de normalización con China y Vietnam (“El 17D…”, 2015).

(5)  También se especula que Cuba realmente no quiere el restablecimiento de relaciones porque perdería un instrumento de movilización, de excusa para justificar sus errores económicos y mantener un régimen autoritario. Esta hipótesis se asienta en un sostenido patrón bajo el gobierno de Fidel, donde hubo tres ocasiones en que presidentes norteamericanos iniciaron una negociación para resolver el diferendo o intentaron evitar una acción

contraria a los intereses de Cuba y él tomó acciones que torpedearon el proceso.37 El presidente Gerard Ford inició conversaciones secretas poco después de asumir el poder y las fuerzas armadas cubanas intervinieron a favor de Angola, lo cual puso al presidente en una posición insostenible y terminó las conversaciones. Con el presidente Jimmy Carter se avanzó mucho más, puesto que se restablecieron “secciones de intereses” en Washington y La Habana, a la par que avanzaban las negociaciones para restablecer relaciones diplomáticas completas así como comerciales. Cuba intervino en la guerra entre dos naciones entonces socialistas, Somalia y Etiopía, a favor de la segunda, cuyo gobierno estaba respaldado por la URSS, permitiendo al ejército etíope atacar con dureza a las guerrillas eritreas a las que Cuba había dado ayuda. Esto liquidó el acercamiento y Fidel lanzó el éxodo masivo de Mariel, con cientos de pequeñas embarcaciones, que creó graves problemas a Carter. El presidente Bill Clinton tenía votos suficientes en el Congreso para vetar el proyecto de ley Helms-Burton que reforzaba el embargo y advirtió que lo ejercería, pero entonces el ejército cubano derribó dos pequeñas avionetas de los Hermanos al Rescate, que no estaban armadas y se dedicaban a detectar balsas de emigrantes cubanos en el mar y lanzar volantes en Cuba; las naves se hallaban en aguas internacionales como confirmó una corte internacional. Debido a este incidente, Clinton perdió la mayoría necesaria para ejercer el veto y tuvo que firmar la ley (Mesa-Lago, 2003; LeoGrande y Kornbluh, 2014). Algo similar ocurrió con la UE, cuando la llamada “Posición Común” organizada por el entonces presidente del gobierno español, José María Aznar, comenzó a resquebrajarse porque había paralizado la diplomacia europea en Cuba. En 2003 un representante de la UE se entrevistó con los dirigentes cubanos y abrió una oficina en La Habana para iniciar negociaciones, incluyendo el otorgamiento de ayuda económica a Cuba bajo el acuerdo de Cotonú. Una semana después ocurrió la “Primavera Negra” en que 75 disidentes pacíficos fueron encarcelados, lo cual puso fin a la apertura europea.

Hay una diferencia notable entre Fidel y Raúl, que ha demostrado ser un pragmático, ofreció múltiples veces negociar y se entrevistó con Obama y, a pesar de todas sus críticas, tuvo frases muy positivas sobre él en la reunión privada en la Cumbre. Es difícil creer que está siguiendo el patrón de su hermano porque esto acarrea el grave peligro de que Cuba se quede sin alternativa viable para salir de su peliaguda situación. Obama ha advertido: “si resulta que todo ello [su política de normalización con Cuba] no conduce a mejores resultados, podemos ajustar nuestras políticas” (entrevista a The New York Times, 6/IV/2015). Además, el proceso de normalización ha despertado grandes expectativas en el pueblo cubano (el 97% de la población cree que será bueno para Cuba y el 80% tiene una opinión positiva de Obama), por lo tanto, un descarrilamiento de las conversaciones provocado por el lado cubano causaría una reacción negativa en la población y erosionaría la posición del régimen.

Sólo el tiempo dirá cuál de estas explicaciones resulta ser la correcta o incluso pueda que surja una nueva.

(9) Apostillas finales


A pesar de la reconciliación en la Cumbre y después de tres rondas de conversaciones entre los dos países que han tomado cuatro meses, a comienzos de mayo de 2015 se había avanzado poco. Ambas partes informan que los intercambios han sido respetuosos, positivos y fructíferos; argumentan que después de 50 años de hostilidad y desconfianza no puede esperarse un avance rápido, lo cual es cierto. No obstante, por el lado estadounidense están las acciones de Obama (regulaciones ampliando las relaciones comerciales y de comunicación, su acción para sacar a Cuba de la lista de países terroristas, y su petición al Senado para que levante el embargo) y la abundante evidencia de que el Ejecutivo, las empresas, los medios de comunicación desean relaciones, inversión, vuelos y turismo con Cuba.38 Por otro lado, Raúl liberó a 53 presos políticos y le dijo a América Latina que Obama es honrado, pero ahora le corresponde dar un paso para que el proceso de normalización avance y Obama pueda reforzar su posición frente al Congreso.

Raúl agradece a Obama sus gestos, pero critica las previas administraciones de nueve presidentes, ensalza todo lo hecho por Cuba, acepta que colaboró con países terroristas en el pasado por razones de supervivencia de su régimen y apoya a sus aliados políticos incluso reclamando la independencia de Puerto Rico, que ha sido rechazada en varias elecciones libres en dicha Isla. El presidente cubano acepta la rama de olivo pero no se vende por un plato de lentejas (que puede salvar la economía) ni afloja en su militancia regional e internacional. Puede argumentarse que esto es retórica y que su apoyo a Obama en la Cumbre es pragmático, pero la actitud de Raúl frente a 34 países de la región no ha cambiado y presagia un camino hacia la normalización pleno de obstáculos. Pide paciencia a Obama, que desea y necesita avanzar en el proceso.

¿Cuál sería la estrategia a seguir para conseguir el éxito a mediano y largo plazo? Politólogos en Cuba y EEUU consideran que hay temas como el embargo que tardarán mucho tiempo en resolverse, pero que hay espacio para el avance mutuo. Según Jorge Domínguez, la estrategia sería “lograr acuerdos en asuntos ‘discretos’ que resulten en medidas de rápida aplicación y fácil supervisión”, como la liberación de presos por ambas partes; estos modestos acuerdos generan un “proceso de negociación en cadena” lo cual “fortalece la credibilidad bilateral” y facilita llegar a acuerdos “cada vez más ambiciosos que desemboquen en cambios fundamentales”. No obstante, advierte que esto se intentó antes y no resultó, aunque nota que faltaba el “régimen de diálogo” que ahora existe. El diplomático y politólogo cubano Carlos Alzugaray hace un planteamiento similar: “la formalización de acuerdos importantes en temas que no son controversiales… creará un clima favorable para acometer los temas de peso, que son muy controversiales” pero la institucionalización de dichos acuerdos “era imposible sin relaciones diplomáticas”. Los cubanos deben “adaptarse rápidamente a esta situación… Se abren oportunidades, y ha de aprovechárselas siempre que se enfoquen con una nueva mentalidad más abierta y proactiva”. El politólogo Frank Mora, que sirvió en la primera Administración Obama, aconseja tratar de evitar, tanto en La Habana como en Washington, acciones provocativas o disruptivas innecesarias, tales como las detenciones y arrestos de miembros pacíficos de la sociedad civil, así como la actitud beligerante de los opositores a Obama para frustrar o revertir los cambios en la política hacia Cuba (“EL 17D…”, 2015). Esto es sensato pero difícil de conseguir por ambas partes.

Hay un vasto consenso de que la normalización tendrá efectos económicos reducidos a corto plazo (principalmente turismo) y que a mediano y largo plazo está condicionada por el embargo que será arduo de derogar en el Congreso, aunque nadie ha indagado hasta ahora cuantos senadores y representantes están a favor y cuantos en contra (es curioso que ningún periodista lo haya hecho). La exclusión de Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo se da por hecha y esto facilitaría un cambio de los carteles en las respectivas secciones de intereses como embajadas.

Un obstáculo al avance en las negociaciones y el intercambio de embajadas es la resistencia cubana a que la sede en La Habana tenga garantías al acceso de ciudadanos cubanos y que los diplomáticos estadounidenses puedan viajar libremente en el territorio de la Isla,39 como ocurrió en la época de Carter según el convenio de Viena; EEUU ha ofrecido dar iguales garantías a la sede cubana en Washington (Amuchástegui, 2015; Gámez, 2015). He aquí una oportunidad para que el gobierno de Cuba acepte estas condiciones mutuas e infunda dinamismo al proceso.

Por último, es obvio que el camino será largo y espinoso, pero el primer gran paso ha sido dado y sería ideal que se avanzara de manera notable antes de que Obama termine su mandato, aunque incluso si esto se logra puede ser que el proceso se estanque o revierta, para lo cual tendremos que esperar a la postura de los candidatos sobre el tema, especialmente la de Hilary Clinton, pues ya conocemos las otras, y la decisión en las urnas en noviembre de 2016. He dedicado 56 años al estudio académico de Cuba y una cosa he aprendido: que el futuro de la nación es usualmente impredecible, también fue una gran sorpresa el anuncio recíproco del inicio de la normalización y ojalá que los próximos acontecimientos sean positivos para el bien de las dos naciones.

Notas

19 Se especula sobre la sucesión en 2018, que Raúl podría mantenerse como primer secretario del Partido (como hizo Fidel con él hasta 2011) y Díaz-Canel ser el presidente del Consejo de Estado y segundo secretario del Partido hasta que finalmente también ascendiese a primer secretario.

20 Por muchos años ha habido una demanda amplia para poner fin a las elecciones indirectas a la Asamblea Nacional y asignar el 51% de sus puestos a oficiales del gobierno, el Partido y la burocracia (Amuchástegui, 2015).

21 Dice Rafael Hernández que, durante el último medio siglo no ha habido otro momento más propicio para el cambio de la cultura cubana que el actual respecto a las libertades y la democratización, pero advierte que sería contraproducente que se quisiera acelerar o encauzar dicho proceso usando la normalización (“El 17D…”, 2015).

22 Según Ivereigh (2014), un biógrafo del Papa Francisco, éste publicó en 1998 en Argentina un folleto sobre Cuba (Jorge Mario Bergoglio, Diálogos entre Juan Pablo II y Fidel Castro).

23 Eliminar el embargo es potestad del Congreso estadounidense, pero Raúl requirió a Obama que vaya más allá de las regulaciones restrictivas promulgadas, sin esperar a la decisión del Congreso.

24 La trasmisión de TV es bloqueada por Cuba. Años atrás el gobierno cubano ofreció aceptar transmisiones de CNN y PBS si EEUU cerraba la radio y TV Martí (LeoGrande, 2015).

25 Dicha Ley puede ser suspendida por el fiscal general estadounidense pero causaría una reacción muy fuerte de la comunidad cubano-americana (LeoGrande, 2015).

26 Sin embargo, el 15 de abril el Departamento de Estado anunció que abriría discusiones con la parte cubana sobre Chesimard y Morales (Burnett, 2015).


27 Otros presos prominentes son Leopoldo López, líder de la oposición, y Daniel Ceballos, mientras que María Carina Machado, elegida a la Asamblea Nacional, fue removida de su cargo.

28 Jacobson admitió que la selección de palabras en el decreto no había sido feliz, pero dijo sentirse decepcionada por la reacción de los países latinoamericanos que “demonizan” a EEUU “como si fuera la fuente de los problemas de Venezuela, cuando no lo somos” y dichos países no apoyan a la democracia en Venezuela.

29 El gobierno venezolano ordenó a funcionarios públicos, maestros, militares, estudiantes y otros firmar la carta (véase el testimonio de Naím, 2015).


30 Richard Feinberg, que organizó la Cumbre I, predijo que Cuba trataría de que Maduro no robara el show, en una forma que le permitiera plantear sus puntos contra las sanciones de Obama pero sin estropear la “fiesta”. El centro de la Cumbre VII, dijo, será el estrechón de manos de los dos presidentes (citado por Oppenheimer, 2015a).

31 No obstante, Obama reiteró su preocupación de que el gobierno de Maduro continúa intimidando a sus adversarios políticos, incluido el arresto y acusación por cargos políticos a funcionarios electos, así como la erosión de los derechos humanos (EFE, 9/IV/2015).

32 Un artículo en El País (11/IV/2015) afirma que en el discurso preparado (no en el publicado en Granma) no aparecía la disculpa a Obama ni su calificación de honrado y no responsable de los errores del pasado.

33 En la versión de la Casa Blanca aparece una frase de Raúl que no salió en Granma: “Puede ser que hoy no estemos de acuerdo en algo en que podamos coincidir mañana” (Text of Obama, Castro…”, 2015).

34 Maduro ha acusado a Mariano Rajoy (como terrorista y cómplice de ladrones), así como a Felipe González y José María Aznar de entrometerse en los asuntos internos de Venezuela y declaró persona non grata a González por intentar servir de defensor a tres prominentes presos políticos venezolanos. Después ofreció dialogar con España, probablemente temiendo la reacción de la UE en la próxima Cumbre con CELAC (Malamud, 2015c).

35 En dicho Foro Obama saludó a las sociedades civiles que hacen fuertes y exitosos a sus países: “La sociedad civil es la consciencia de nuestros países, es el catalizador del cambio. Es por ella que las naciones fuertes no temen la actividad de sus ciudadanos… los abrazan y los empoderan” (citado por Whitefield y Wyss, 2015a).

36 Se afirma que “la reconciliación es irreversible” (El País, 11/IV/2015) pero ello depende de los cambios políticos electorales que se avecinan (Malamud, 2015a). Si Obama consigue terminar el proceso (incluyendo levantar el embargo) será más difícil, pero sería posible si algo queda pendiente y en 2016 gana un republicano.

37 El presidente Kennedy había iniciado negociaciones secretas con Cuba antes de su asesinato (LeoGrande y Kornbluh, 2014).

38 Fabiola Santiago (2015) informa que en la tercera ronda sobre derechos humanos, la delegación estadounidense escuchó las críticas de Cuba a las violaciones a dichos derechos en EEUU, como los varios afroamericanos muertos por disparos de policías; aunque estos hechos son criminales, hay una diferencia con Cuba y es que salen en la prensa o son filmados y circulados por Internet.


39 Dijo Jacobson, “No puedo decir que va a ser igual a la que tenemos en Londres pero va a ser lo más cercana posible a las que tenemos en Rusia y China” (Gámez, 2015).


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