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domingo, 27 de agosto de 2017

La Economía sin Efectivo Ventajas y Desventajas


Selección Lic. Ismael Zuaznabar guarairarepano1@yahoo.es
 
No es utopía, llegan las sociedades sin dinero efectivo: los casos de Escandinavia

Desde el nacimiento de las monedas de libre circulación, no han sido pocos los cambios que hemos visto en nuestros sistemas económicos. Una nueva ola de cambio ya está rompiendo aguas en el Mar Báltico, es mucho más disruptora que las anteriores, viene de la mano de la tecnología, y, a juzgar por la fuerza de la corriente, se dispone a barrer Europa de Norte a Sur.
La ola de la que les vamos a hablar hoy es ni más ni menos que la de la sociedad sin efectivo, donde el "cash" pierde su nombre literal, y pasa a transformarse en un mero apunte en los registros contables de una entidad financiera.
 Ya no habrá más papeles con numeritos típicos del dinero fiduciario, ahora ya pasamos a tener tan sólo los numeritos en soporte digital. No les estamos hablando de un futurible, como podrán leer en las próximas líneas, ya hay países que han apostado decididamente por ello, ondeando importantes beneficios como son el poner cerco a la economía sumergida, dificultar la evasión de impuestos y capitales, así como acotar el margen de actuación de corruptos, mafias, y traficantes.
Una Escandinavia que ya reniega del efectivo 
Como pueden leer en el artículo de Bloomberg con título "Scandinavia's Disappearing Cash Act", (  ), la última Casa de la Moneda escandinava ha cerrado. Efectivamente, Dinamarca ha seguido los pasos que en su día ya dieron sus vecinos escandinavos, Suecia y Noruega, y ha externalizado la producción de monedas a su también vecino nórdico (que no escandinavo) Finlandia. Pero por si esta noticia no les parece lo suficientemente significativa, además tenemos que añadir que este país, Dinamarca, también ha decidido dejar de imprimir billetes; es más, además lo ha hecho sin tener por el momento una alternativa tangible (nunca mejor dicho) para producir el papel moneda: en el país de la península de Jutlandia los billetes están tan pasados de moda que no tienen absolutamente ninguna prisa por subcontratar su impresión.
De hecho, según podrán observar por ejemplo en Suecia sólo un 2% del PIB se traduce en billetes o monedas en circulación, mientras que en USA, en Suiza o en la Zona Euro, las cifras están en torno al 10%, y en Japón se duplica ampliamente este porcentaje.
Dinamarca alcanza unos mínimos similares a los de su vecino sueco, y de hecho ha pasado desde el 80% de transacciones monetarias en billetes y monedas en 1991, al 20% actual. En Dinamarca sólo una de cada cinco transacciones se realizan en efectivo, como resultado de la innegable y constante tendencia seguida desde principios de los 90, por la que el "cash" va viniendo siendo dejado de lado por sus ciudadanos y empresas.
Pero como indica el autor de Bloomberg, la transición de Escandinavia hacia una sociedad sin efectivo no ha hecho más que empezar, y de hecho, profundizando en la tendencia, el gobierno danés ya permite a algunos comercios incluso rechazar el pago con billetes y monedas. A la par, el Banco Central danés está explorando el campo de las monedas virtuales basadas en tecnologías tipo Blockchain. Podemos decir por lo tanto que el giro de este país no está basado simplemente en una preferencia o comodidad de los ciudadanos al hacer los pagos de sus transacciones, sino que además estos cambios se enmarcan también dentro de una política orquestada y auspiciada por estamentos gubernamentales.
Las ventajas que ha traído el cambio hacia el dinero electrónico
Obviamente hay desventajas en la adopción temprana de opciones como las cripto-monedas o el mismo dinero electrónico, pero vamos a empezar analizado las ventajas, puesto que son la parte más tangible ( ) en forma de las cifras que ya a día de hoy el cambio está arrojando en los países escandinavos.
La primera y más contundente ventaja viene de la mano de eliminar el efectivo es poder poner cerco a la economía sumergida. El dinero electrónico implica mayor trazabilidad y menor anonimato, dos premisas en las que se escudan muchas transacciones ilegales o realizadas con dinero defraudado a las arcas públicas.
(  ) con el dinero electrónico no sólo es más difícil tener los medios habituales para gastarse de manera legal el dinero ilicitico o defraudado, sino que además es que la puerta que se abre a la minería de datos y el Big Data con los datos de las transacciones electrónicas se lo van a poner muy difícil a los consumidores con dinero negro para gastar.
En el caso danés hay una correlación entre el auge del dinero electrónico y un acusado descenso de la economía sumergida
De hecho, habrán leído antes que, en lo referente a poner coto a la economía sumergida, el Ministerio de Hacienda danés ya ha hecho públicas unas cifras que revelan que la economía sumergida del país ha caído un 30% entre 2012 y 2014.
El Ministerio no concluye que esto tenga que ser debido necesariamente al giro hacia el dinero electrónico en el país, pero resulta como mínimo muy llamativa la coincidencia en el tiempo de ambas tendencias. Habrá que ver en un futuro cifras comparables de los casos de otros países como Suecia o Noruega, para poder concluir si la coincidencia se traduce finalmente en certeza.
Pero, aparte de los factores anteriores, hay también otros motivos importantes. Por un lado, un informe (  )del Banco Central de Dinamarca concluía que el coste de manejar efectivo es más del doble que el de trabajar con pagos de tarjetas de débito del mercado local.
 Por otro lado, el mismo informe afirmaba que apenas ningún comerciante danés prefiere las operaciones en efectivo a día de hoy, aduciendo como razón principal de su preferencia el temor a los atracos. Los mismos motivos seguramente vendrán de la mano de los compradores, que ya no tienen que ir al cajero a retirar dinero, y para los que la complejidad que añade el dinero electrónico disminuye la posibilidad de sufrir un simple atraco callejero que sea efectivo.
Con el dinero de plástico no basta con amenazar, coger el efectivo y salir corriendo, sino que hay que ir al cajero con la víctima, obligarle a sacar efectivo, y todo ello aumentando el tiempo y el riesgo de poder ser sorprendido por las fuerzas de seguridad en plena acción criminal, o incrementando la posibilidad de ir dejando muchas más pistas para futuras acusaciones cuando el atracador sea finalmente arrestado.
El futuro tras la eliminación del dinero en efectivo
Una vez eliminado el efectivo, realmente, de cara a estas ventajas, hay que analizar los escenarios basados en si el dinero electrónico se usa con tarjetas de crédito/débito, o bien en si se hace con monedas virtuales. - Las tarjetas mejoran la trazabilidad y reducen el anonimato, pero no ocurre así con Bitcoin, que preserva un anonimato total, motivo por el cual, como sabrán, es la principal moneda de cambio en la Dark Web, o por ejemplo para pagos a las mafias que extorsionan secuestrando ordenadores con algún ransom-ware. Pero claro, es de suponer que precisamente este motivo está tras la iniciativa del Banco Central danés de explorar las cripto-monedas y Blockchain.
Como tal vez sepan, Blockchain únicamente es un protocolo que permite distribuir entre la comunidad las transacciones de Bitcoins realizadas, con lo que para poder hackear este particular registro de transacciones distribuido, y poder atribuirse ilegítimamente la propiedad de bitcoins ajenos, es necesario literalmente hackear de forma simultánea todos los nodos que participan en la red validando transacciones por todo el planeta. Algo a día de hoy virtualmente imposible, y que hace de Blockchain una aproximación extremadamente inteligente a la virtualización del dinero teniendo la seguridad bajo el foco (y que por cierto, su gran potencial está en su generalización a otras áreas más allá del FinTech). Pero que en el caso de Bitcoin se preserve el anonimato de las partes que se transfieren las monedas virtuales, no significa que no se pueda modificar Blockchain para hacer un nuevo protocolo con un nuevo Bitcoin, que por ejemplo se convierta en la nueva moneda emitida por el estado danés, y que elimine el anonimato de las transacciones.
Por otro lado, resulta obvio que el lado oscuro de la economía sacará nuevas e innovadores soluciones para sortear la seguridad de las nuevas tecnologías, y que éstas no le impidan seguir defraudando.
Un claro ejemplo de este tipo de productos "innovadores" serían las tarjetas de débito 100% anónimas, una argucia ofrecida por las cuentas opacas de paraísos fiscales, y que daría al traste con las aspiraciones escandinavas de usar dinero de plástico como medida para acabar con el fraude.
Estas tarjetas son tarjetas en las que no consta ningún dato personal ni titular, sino simplemente una referencia numérica anónima, pero que permiten al portador tener fondos en un paraíso fiscal allende los mares, y poder disfrutar gastando euros a diestro y siniestro con las comodidades que ofrecen las sociedades desarrolladas. Es sin duda uno de los productos estrella de los paraísos fiscales, y permiten hacer uso de dinero de dudoso origen sin necesidad de lavarlo previamente.
Por la cuenta que le trae, el lado oscuro siempre lleva la delantera en esta deleznable forma de innovar, pero ahí está el deber de las instituciones y empresas de ir mejorando vulnerabilidades conforme se van detectando y van siendo explotadas por los delincuentes. Eso sí, no les puedo negar que el hecho de poner todo el sistema financiero y tributario de un país en manos de una tecnología concreta, que puede ser hackeada de la noche a la mañana, implica que en un futuro corramos el riesgo de ver literalmente cerrados estos sistemas hasta que se encuentre y despliegue un parche para solventar el nuevo agujero de seguridad descubierto. Un riesgo nada desdeñable según ya demostramos en el artículo
 Pero las desventajas no sólo se pueden medir en términos de seguridad. También hay que tener muy en cuenta la privacidad. Aquí ya entramos en el eterno debate de si un Estado debe controlar totalmente a la ciudadanía, pero sobre el que se cierne la gran pregunta de los adalides de la privacidad: ¿Quién controla al controlador?. Y lo que es peor, en un mundo donde es imposible estar totalmente blindado ante vulnerabilidades informáticas, ¿Quién no nos dice que nuestros datos legalmente recogidos no están expuestos y pueden ser explotados por redes criminales para perpetrar sus acciones? Cuanta más información nuestra haya expuesta (y por desgracia expuesta significa simplemente recogida digitalmente), más expuestos estaremos nosotros mismos.
Todo avance en la Historia de la Humanidad ha tenido sus ventajas y sus desventajas. El dinero electrónico no va a ser una excepción. La decisión final de qué hacer es una mera balanza de pros y contras. Los daneses, suecos y noruegos parecen tenerlo claro. Tal vez la conclusión de este post pudiera ser que la tecnificación de todos los aspectos de nuestras vidas, también el económico, es algo imparable, y que el tema se resume simplemente una evaluación de riesgos: el potencial riesgo de un posible futuro hackeos del sistema financiero y tributario de un país, que a los ojos de ciertas entidades e instituciones queda empequeñecido frente al riesgo cierto del presente de una muerte segura por quedarse atrás en la transformación digital. Cuando el bordillo se pone resbaladizo, algunos no ven más alternativa que tirarse a la piscina.
Pero si me permiten darles mi opinión personal al respecto, me despediré hoy diciéndoles que el riesgo tecnológico de ser un early-adopter es muy alto como para encomendar el sistema financiero y fiscal de un país a una tecnología poco probada. En tecnología, un servidor suele ser partidario de adoptar tecnologías mínimamente rodadas. Uno se tira siempre decidido a la piscina si la situación lo requiere, pero en mis años de experiencia ya he aprendido que normalmente es mucho mejor hacerlo cuando vemos que otros ya están haciendo pie y tocan fondo. Así que vayamos poniéndonos el bañador, pero sin perder de vista cómo les va dentro de la piscina a nuestros lanzados vecinos europeos del norte.
Ventajas, desventajas y consecuencias de una sociedad sin efectivo

De vez en cuando oímos como algunos piden la prohibición del efectivo. Muchas veces lo hemos visto como gente lo pide para acabar con el fraude fiscal o con la economía sumergida. El último ha sido un artículo publicado en el Financial Times, que habla de acabar con otra “reliquia bárbara”. Esto es una referencia a cómo John Maynard Keynes definió el oro en su momento.
Eliminar el efectivo tiene ventajas e inconvenientes, pero también una serie de consecuencias que habría que asumir. Algunas nos afectarían a todos y otras a los más débiles de nuestra sociedad. Aparte de que no veríamos el fin de las transacciones de dinero negro e ilegal, porque este ya puede ser electrónico.
Este debate viene porque en Dinamarca se va a permitir a ciertos negocios rechazar los pagos en metálico, no prohibirlos como se ha dicho por ahí. Creo que en su negocio cada uno tiene el derecho de aceptar el medio de pago que quiera (electrónico o físico), pero que en Dinamarca se vaya a dar más libertad a los tenderos ha hecho que muchos empiecen a imaginar una sociedad sin billetes ni monedas.
Ventajas de eliminar el efectivo
El artículo del FT, básicamente afirma que la existencia del efectivo limita la capacidad de los bancos centrales de aplicar la política monetaria. El argumento viene sobre que las tasas negativas sobre los tipos de interés son más complicadas de aplicar si existe efectivo. Hasta ahora las familias han usado el efectivo como un depósito de valor seguro en los tiempos difíciles, pero no se le pueden aplicar tasas de interés negativo a alguien que lo guarda en casa.
Es decir, si nuestros ahorros en efectivo en el banco en vez de darnos intereses nos costaran intereses, disminuyeran, estos supondrían que se nos forzaría a gastarlos o invertirlos en otro tipo de activos. Esto no es posible si los podemos transformar en billetes y guardarlos bajo el colchón (o en una caja fuerte), pero si no tuviéramos esa alternativa…
Por supuesto otra supuesta ventaja de acabar con el efectivo sería que muchas transacciones deberían de salir a la luz, de modo que se aumentara la capacidad recaudatoria del estado. También supondría una forma de limitar la capacidad de la economía sumergida y la actividad ilegal, que actualmente se mueve con efectivo.
Además se fomentaría la innovación tecnológica de los métodos de pago. Estoy seguro que pagar se volvería más fácil y menos engorroso, apareciendo nuevos sistemas alternativos a los actuales.
Desventajas de acabar con el efectivo
Empecemos con que** si nuestro banco quiebra**, perderíamos nuestros ahorros, esto no supone un riesgo si la cantidad es inferior a la cubierta por el FGD, pero este no lo puede pagar todo, como ya se ha comentado alguna vez.
Por otro lado, los bancos se encontrarían con muchas transacciones muy pequeñas, que tendrían que procesar, creando un problema informático sobre las mismas. También habría que ver hasta qué punto ciertos clientes muy pequeños o de bajo volumen como niños y estudiantes serían clientes interesantes. Hasta ahora los bancos han aceptado a cualquier cliente, pero eso no significa que vayan a seguir haciéndolo o que no opten por cobrarles comisiones.
También seríamos completamente dependientes de la tecnología. Si hubiera un fallo en el suministro eléctrico, en las telecomunicaciones, un fallo en los sistemas informáticos o un cyberataque, las personas se podrían quedar sin capacidad alguna para pagarse una botella de agua y algo de comida por ejemplo.
Además si el uso del efectivo se prohíbe, eso implicará que tendrá que haber penalizaciones por el mismo, las fuerzas del orden tendrían que dedicar parte de su tiempo a este delito, así como los sistemas judiciales y carcelarios, que ya están bastante colapsados.
También sería un problema para personas mayores o discapacitados que son incapaces de usar efectivamente el dinero de plástico. Un invidente no tendría forma de saber si le están cobrando diez o cien euros, porque los terminales no están adaptados. Tampoco facilitaría las cosas a la población no alfabetizada o con conocimientos muy básicos. Como saben trabajadores de sucursales bancarias, muchos van a primeros de mes a cobrar su nómina o pensión y se administran poco a poco con el dinero en efectivo.
Consecuencias de acabar con el efectivo
Como nos ha comentado un lector que ha tenido la amabilidad de contactar con nosotros, para sugerirnos el tema, las personas sin hogar y por tanto sin capacidad de tener una cuenta bancaria, dejarían de poder ser ayudadas con monedas o billetes. Los más pobres dependerían más de lo que el estado o las ONGs quisieran darles, y menos de la ayuda espontánea que reciben de la que muchos dependen para sobrevivir.
Es cierto que existen algunos casos de personas sin hogar que aceptan pagos electrónicos, por ejemplo en Estocolmo los que venden una revistas ya pueden hacerlo, pero esto es sólo válido para aquellos que se dedican a dicha revista y tras haber hecho un esfuerzo consciente. No estoy seguro que sea factible para aquellos que tienen problemas de comunicación o enfermedades mentales.
No me extrañaría que existieran problemas con el hackeos y manipulación de máquinas expendedoras en lugares públicos. Si meto monedas para sacar una lata de refresco, sé exactamente cuánto dinero estoy pagando, pero una máquina manipulada podría hacerme el cargo del euro de la lata y otro de nueve euros para el chorizo, porque ya tendría mis datos.
Existiría un problema grave en aquellas naciones con muchos inmigrantes ilegales, a los que no se les podría pagar el sueldo en efectivo. Eso podría suponer un problema social bastante grave que de repente millones de personas con muy pocos recursos se encontraran que se les niega su modo de ganarse la vida. Lo más parecido que se me ocurre es la serie “refugiados”.
También habría que ver qué sucede con la banca comercial que cambiaría su negocio. La vida sería más complicada para los pueblos pequeños sin sucursal bancaria. También se perderían muchos empleos asociados a la gestión del efectivo. Tanto de cajeros como de transporte y custodia del efectivo y de herramientas (cajas de seguridad, máquinas de contar dinero, etc.).
Por último, imaginemos que todas nuestras transacciones estuvieran registradas. Esto daría pie a que se pudiera auditar toda nuestra vida y nuestros gustos. Un ataque informático (cómo ha desvelado el de Ashley Madison) podría mostrar muchos aspectos de nuestra vida, por ejemplo nuestras preferencias sexuales, enfermedades, aficiones, etc.
Tampoco es necesario que se trate de un ataque informático, ya que esta información puede ser accesible a personas que no nos interese que la tengan o que se filtre por los encargados de custodiarla. Buena parte de nuestra intimidad podría ser revelada al mundo en cualquier momento. ¿De verdad queremos esto? 

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