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miércoles, 6 de diciembre de 2017

Dos hombres en pugna y el modelo económico en el medio.


De la película norteamericana a la polémica sobre el modelo económico  cubano.




Aunque en el clásico del cine interpretado magistralmente por Henry Fonda eran 12 hombres en pugna por un veredicto justo, en realidad se dirimían dos criterios en extremo opuestos: o el acusado era encontrado culpable y en consecuencia ejecutado, o no culpable y se mantenía en el reino de los vivos.

Sin aparente tanto dramatismo dos artículos, uno sobre un “plan de estabilidad económica” y el otro, comentarios sobre el mismo, contentivo de una propuesta económica muy diferente, enfrentan a dos hombres, en este caso dos economistas, Pedro Monreal y Humberto Pérez. El primero con una experiencia en hacer propuestas de reformas económicas nunca aceptadas y el segundo con una experiencia de alrededor de 10 años de concepción y dirección del modelo económico denominado Sistema de Dirección y Planificación de la Economía.


Monreal tienen un aval académico mayor, es doctor en ciencias económicas por la Universidad de La Habana y cursó estudios de postgrados en la Universidad de California, Estados Unidos. Es coautor de lo que considero un importante libro sobre la reestructuración de la economía cubana(1995) que contenía una propuesta de reforma económica centrada en lo socioeconómico en la propiedad social. Su propuesta ahora se ha modificado y su instrumento principal  de comunicación  son los  pequeños artículos o post que publica en Cuba posible y en su blog “El estado como tal”. Tiene talento, conocimientos y posee  mucha información económica en particular sobre Cuba, pero de lo que más dispone es de tiempo, en un mes puede hacer hasta 20 artículos sobre diversos temas de la economía cubana,

Humberto Pérez combina la ciencia con la política. También es doctor en ciencias económicas. Escribió un manual sobre la economía política del capitalismo que me ayudó a estudiar El Capital cuando cursaba la carrera de economía política en los 70’, y fue uno de los artífices teóricos del Sistema de Dirección de la Economía. Ocupó las responsabilidades de Ministro- Presidente de la Junta Central de Planificación (1976-1985) y Vicepresidente del Consejo de Ministros de Cuba (1979-1985). Aunque no con la misma fertilidad de Monreal  ha escrito varios trabajos sobre la economía política del socialismo y en particular sobre la economía cubana actual.

Presentados los “contrincantes”, que es una invención mía porque ellos no se reconocen como tales, presentamos una sinopsis de los artículos con las propuestas de cambios en el modelo económico que se actualiza. Recomendamos a los lectores que se lean ambos trabajos “Un programa de estabilidad económica para Cuba”  y “Comentarios sobre la unificación de las tasas de cambio en Cuba” de Humberto Pérez . Sugerimos también que antes se suministren la “dosis exacta” de  gravinol  o un sucedáneo para evitar los mareos pues se van a encontrar rodeados de 3 tipos de hélices, y navegarán en  super tanqueros  y  lanchas rápidas por turbulentos mares de conceptos y metáforas. 


El plan Monreal.

El autor da por hecho de que cuando se elimine la dualidad monetaria y cambiaria que considera, como todos, que es no solo inevitable sino inaplazable, se va a producir una suerte de quiebra de la economía estatizada que dispararía el desempleo, además de convertir en chatarra a una parte importante de medios fundamentales de producción estatales. Para evitar esta supuesta crisis el autor concibe un plan de estabilidad económica centrado en tres variables esenciales que le llama hélices (programa de “triple hélices”). Estas serían el componente operativo del Programa porque su eje central es  “el control político del programa por parte de los trabajadores”.  


Las tres hélices serían: Creación de condiciones básicas para el establecimiento de un dinámico sector cooperativo y privado; saneamiento de la empresa estatal y adopción de una tasa de cambio única.

Las dos primeras acciones que según el planeador son dos caras de la misma moneda constituyen una suerte de privatización y de mixtura porque muchas empresas estales se unirán a empresas nacionales privadas. Lo de privatización es mi interpretación, el planificador no utiliza este término, dejamos que el lector “saque sus propias conclusiones”.

Las empresas no estatales que quedarían de la ampliación del sector privado y su  clon el “saneamiento” de la empresa estatal serían: Empresa cooperativa; empresa privada nacional; empresa privada de responsabilidad limitada, empresa conjunta con capital estatal inferior al 50 por ciento. Esta estructura de propiedad es la médula  socio económica del  Plan de Estabilidad Económica y su misión principal sería evitar el desempleo que generaría la quiebra de la mayoría de las empresas estatales al devaluarse el peso cubano con la eliminación de la dualidad monetaria y cambiaria. Al menos eso es lo que dice Monreal.

Hay otras cuestiones del plan de índole político y económico-organizativo pero lo anterior es la esencia más profunda del plan “estabilizador. Volveremos después sobre este asunto con otra mirada. 

El contra plan de Pérez.

A diferencia  de la propuesta de plan de Monreal Humberto Pérez comienza por donde termina Monreal. Para este la  eliminación de la dualidad monetaria y cambiaria es el resultado de un proceso de privatización  aunque no total ni tan profundo como el de los chinos. Para  Pérez la primera medida es la eliminación de la dualidad monetaria y cambiaria lo que actuaría como factor de saneamiento de la empresa estatal además de resultar un amortiguador del impacto negativo de  la  consecuente alza de los precios y su impacto negativo sobre la población. Esta política tendría dos pasos, primero eliminar el CUC que es considerado por este autor como un intermediario que crea más dificultades  que las que resuelve, y segundo establecer un tipo de cambio de un dólar por 15  pesos y lo mismo para el tipo de cambio en CADECA que de 25 pesos por CUP pasaría a 15 pesos por Dólar. 


La segunda medida o política sería una reforma salarial que elevaría el salario mínimo a 1 000 pesos y el medio  entre 1400 a  1 500 pesos.  La pensión media también debe elevarse a 1000 CUP según el  economista.


La tercera política recomendada es la reforma de precios mayoristas que tendrían como base una correlación con los precios de productos similares existentes en el mercado externo y también en el mercado interno.


Desde una apreciación económica y  de política económica hay importantes diferencias pero no son tan grandes como cuando  se analiza el problema real y científico  desde una mirada política y de economía política. En esta  dimensión problémica es donde radica la verdadera  contienda que justifica con creces el título de nuestro artículo.

Mis apreciaciones sobre dos hombres y  concepciones en pugna.

Mi primera observación crítica afecta a los dos postulantes pues ambos levantan sus propuestas sin demostrar que lo que está concebido y aprobado en el VII Congreso y refrendado por normas jurídicas no funciona, ni puede funcionar. Por ejemplo la manzana de la discordia que es la eliminación de la dualidad monetaria y cambiaria  aparece como el Lineamiento 40 pero este está precedido de 22 lineamientos que analizan la situación monetaria y cambiaría de manera integral atendiendo a diversos factores  que no mencionan ninguno de  los dos economistas.


En realidad los dos han concebido programas  en solitario, a espaldas de los Lineamientos, de la Conceptualización y de otros documentos.

En realidad los dos han concebido programas  en solitario, a espaldas de los Lineamientos, de la Conceptualización y de otros documentos. Así aparecen en el trabajo de Monreal las empresas mixtas nacionales como un descubrimiento cuando esta nueva figura es reconocida en el capítulo 2 de la Conceptualización del Modelo y personalmente propuse esta y otras alianzas hace 12 años por lo menos.(Propiedad social: la experiencia cubana, Editora Política 2005, p 175). En el caso de Pérez al mencionar la Reforma  Salarial y la de Precios podría al menos decir que son dos cuestiones reconocidas y plasmadas de algunas forma en los documentos partidistas mencionados.


La desfachatez mayor es la primera medida o “hélice” de Monreal: “Creación de condiciones básicas para el establecimiento de un dinámico sector cooperativo y privado.”  ¿Establecimiento? ¿Dónde dejó olvidadas Monreal las 5 406 cooperativas de varios tipos incluyendo casi 400 no agropecuarias?  ¿Qué se hicieron los 567 982 trabajadores por cuenta propia registrados a principio de 2017. ¿Por qué no se mencionan estos hechos?. Una posible  respuesta es que el  “sabio” no reconoce estos sujetos y  está proponiendo dos sectores “dinámicos”, lo que no dice en qué consiste tal dinamismo.

 Son solo ejemplos porque  en general estos planes y propuestas accesorias han ignorado prácticamente el proceso de Actualización del Modelo con toda su fundamentación y políticas aprobadas.


La afirmación de Pérez de  que  “considero las propuestas que hago cobijadas bajo la visión y conceptos programáticos planteados en el documento llamado de la Conceptualización aprobado en el VII Congreso del Partido”   se parece más a una declaración de fe que a una verdad. Pero aún aceptándola como auténtica lo que sigue, dirigiéndose a Monreal,  resulta un verdadero engaño: “Entiendo que las tuyas también lo están.


“Buscamos los mismos objetivos, con iguales elementos de combate, pero con tácticas y estrategias de lucha diferentes en cuanto al manejo y disposición estructural y temporal de armas y tropas”. 


O Humberto Pérez quiere congraciarse con Monreal o no ha entendido lo que este pretende y propone, incluso desde mucho antes de este plan “salvador”. Una tercera posibilidad es que de verdad coincida con Monreal en cuanto al objetivo final de este proyecto cuasi neoliberal que viene defendiendo desde hace algún tiempo de manera parcial pero sostenida. Me parcializo por cualquiera de las dos primeras y por el momento descarto la  tercera, porque aún reconociendo Pérez la  coincidencia de objetivos, los principios que defiende son muy diferentes a los que propugna Monreal.

Las dos obsesiones de Monreal.

Si fuera posible verter en un crisol o una  criba de buen tamaño todos los artículos (post) de Monreal sobre la economía cubana, al filtrarse el contenido quedaría en el fondo del artilugio dos temas: la defensa de la propiedad privada y la crítica a la  empresa estatal, aceptada pero sin la mediación del Estado. Son las dos grandes obsesiones de Monreal. Ambas  presentes en este “plan” pero mucho más transparentes en artículos anteriores, a dos de los cuales nos referiremos después.


Aunque no es lo más  importante pero la  aprehensión  por la propiedad privada se evidencia  en sus ideas y  expresiones a lo largo de todo el discurso :” dinámico sector cooperativo y privado; “La capacidad del sector privado para crear empleo es notable”. “…empresa privada nacional, empresa privada de responsabilidad limitada., empresa conjunta con capital estatal inferior al 50 porciento, empresas cooperativas y privadas con inversión extranjera”; “Traspaso de activos estatales, mediante venta o alquiler, hacia empresas cooperativas y privadas”,” En algunos casos, los activos de esas empresas estatales pasarían a ser propiedad de empresas cooperativas y privadas nacionales”, y otras más. El calificativo de sector privado dinámico se repite regularmente, para que no se nos olvide.(Los subrayados son nuestros)


Contraria a la propuesta de Humberto Pérez de comenzar por un elemento de operación de la economía como lo es la dualidad monetaria y cambiaria Monreal enfila directamente su plan contra un factor estructural, la propiedad, favoreciendo primero la expansión del sector privado y cooperativo y al unísono preconiza un proceso de privatización total y parcial de la propiedad socialista de todo el pueblo o estatal. Aunque no lo dice directamente propone la creación de un mercado de transferencia de activos estatales, cuestión nada novedosa pues se aplica en China desde 1993. Por cierto la propiedad estatal China compartida con capitales privados chinos y extranjeros solo aporta el 20 % del PIB de ese país. Es evidente la influencia de la reforma económica china en el pensamiento de Monreal, solo que parafraseando a Pánfilo, “Cuba es otra historia”.


Monreal explica su plan de transferencia de activos estatales solo que modifica en algo el término: 

“…mejorar la optimización del uso de los activos estatales mediante la transformación de los activos gestionados por aquellas empresas estatales que irremediablemente no pudieran ser rentables en el marco de una unificación de tasas de cambio con devaluación de la moneda nacional.

“El término “transformación de activos” no equivaldría necesariamente a la venta de estos a otras formas de propiedad, aunque ello pudiera ser parte del proceso.”  (El subrayado es nuestro).


Al  final aunque no prevé ningún resultado es evidente que tanto por su aporte al PIB como por el valor de los fondos básicos la propiedad estatal quedaría en minoría frente a la propiedad privada y cooperativa resultante de las dos “hélices” propuestas: privatización directa e indirecta. 

Esto no tiene que ver nada con la Conceptualización del Modelo que declara la primacía en todos los frentes de la propiedad socialista. Es extraño que Pérez no haya comprendido esto y considere que la propuesta de Monreal se ajusta a lo concebido en este documento. Mi opinión es que el “plan Monreal” se aparta esencialmente de la Conceptualización y de los Lineamientos.


El planeador nos trata de vender gato por liebre. Propone que esta  desocialización sea dirigida por un nuevo ente cuasi estatal: “Corporación para la Transformación de Activos Estatales (CTAE), directamente subordinada al Presidente del Consejo de Ministros”. Fundamenta el objetivo de esta “corporación” que dejaría “cesante” a toda la estructura estatal creada, que  sería:  

“… transformar en inversión nacional los activos estatales actualmente gestionados por empresas estatales que irreparablemente serían irrentables en condiciones de devaluación de la moneda nacional. La CTAE pudiera seguir funcionando después de finalizado el Programa de Estabilidad Económica.” (El subrayado es nuestro).


Todo este proyecto “ligero”  que solo sería el comienzo de una reforma posterior, mucho más profunda por lo que nos sugiere Monreal, se le confiere a la “Comisión de Estabilidad Económica (CEE)”  Dice que eta entidad “No sería de carácter sindical, sino una comisión Estatal adscripta al Consejo de Estado”.  “Estaría compuesta, en no menos del 60 por ciento por trabajadores estatales que laboren directamente en la producción y los servicios. Estos se dedicarían a trabajar en la Comisión a tiempo completo.”  


En definitiva esta es una forma encubierta de ir marginando al Estado aunque lo reconozca, pero esta comisión está subordinada a la Corporación de Transformación de Activos Estatales que la va a sobrevivir según el autor de ambos engendros. Quiere decir que después de “estabilizar la economía” se seguirán  vendiendo, arrendando y prestando los activos estatales a las empresas privadas nacionales y extranjeras, hasta desangrar por  completo, o casi,  la empresa estatal.


Sin embargo, es en un  artículo de mayo de 2016 en que Monreal explicita su plan de sacar al Estado de la empresa estatal.  En ese post el economista propone la introducción de lo que en la literatura marxista se conoce como “autogestión obrera“que deberá materializarse en la creación de “consejos de trabajadores”.  Estos consejos se forman a partir de adicionar a los Consejos de Dirección una mayoría de trabajadores que realizarían “el control estatal sobre la empresa”. Estos Consejos de trabajadores que tienen mayor jerarquía que los Consejos de Dirección  tienen entre sus facultades la   “ratificación o reemplazo de todos los directores de OSDE, empresas, y UEB mediante el voto directo”.  (el subrayado es nuestro)


Monreal ignora o pasa por alto el hecho de que el poder político en manos de los trabajadores no se alcanza cuando los colectivos laborales se empoderen de forma total o casi absoluta en cada uno de sus centros de trabajo  porque eso sería atomizar la propiedad social o convertirla en propiedad de grupo. En tales condiciones el poder político que emana del poder económico no estaría en manos de los trabajadores como totalidad.


En conclusión, la finalidad suprema del análisis y propuesta del economista es sacar al Estado de las empresas, quizás también a los sindicatos y al Partido. Esta idea encaja ajustadamente con la moción del “plan de estabilidad económica” de debilitar el papel directo del Estado en la gestión de sus empresas.

En conclusión, la finalidad suprema del análisis y propuesta del economista es sacar al Estado de las empresas, quizás también a los sindicatos y al Partido. Esta idea encaja ajustadamente con la moción del “plan de estabilidad económica” de debilitar el papel directo del Estado en la gestión de sus empresas.


No es casual que solo 7 días después del mencionado artículo sobre la empresa estatal y la “democracia” Monreal publica un artículo dedicado a la defensa de la empresa privada nacional. El título lo dice todo.”Si la empresa privada es la respuesta entonces: ¿cuál es la pregunta?” 


Da por sentado que  la propiedad privada es la  respuesta, lo que no dice a problemas ni a qué clase social va a responder. Dedica todo el artículo a argumentar el papel “revolucionario” de la empresa nacional privada, resalta su dinamismo y ofrece datos que corroboran su creciente papel en la economía, pero lo hace desde una mirada complaciente que sobredimensiona su participación en la economía y en general en la sociedad. Nos presenta la empresa privada como la principal responsable de la “estabilidad económica y política en tiempos de crisis e incertidumbres” cuando es al revés, porque si esas entidades han florecido es precisamente porque el Partido y el Estado con sus organizaciones políticas, económicas y sociales han garantizado y garantizan tal estabilidad. No fue la empresa privada nacional la que sacó al país de la gran crisis de los 90  sino las empresas estatales, algunas asociadas a capitales extranjeros, y todos los activos fijos y circulantes también estatales, junto al capital humanos forjado por la revolución en entidades estatales, a espaldas del mercado y la propiedad privada.


En ningún país del mundo las pequeñas, medianas y micro empresas privadas cuentan con las garantías  económicas, jurídicas, sociales y políticas  que disponen los empresarios  privados cubanos y sus trabajadores contratados. No negamos la contribución de esa propiedad a la estabilidad económica y al mejoramiento del nivel de vida de una cantidad no despreciable, ni fácilmente cuantificable, de cubanos, pero como decimos ahora popularmente para significar un  pensamiento y acción desproporcionados: “no hay que exagerar”. 


Utilizando otra expresión popular que significa un colosal desatino, parece que al “sabio” Monreal “se le fue la catalina”.


Es un deber de la ciencia buscar nuevas verdades, es parte de su esencia, pero también lo es partir de las verdades conocidas y certificadas por la práctica, aunque sean relativas como toda verdad.


Si acoplamos los dos artículos la fórmula del economista se reduce a aumentar el poder de las empresas privadas y minimizar  el papel del Estado  sobre las empresas estatales. Tenemos que reconocer que Monreal es consecuente con su filosofía política y su pensamiento económico, porque esta es en esencia la fórmula base de su “plan de estabilidad económica”.


Habría que ver si esta ecuación da socialismo, o cualquier otra cosa que lógicamente no es  el socialismo que postula la Constitución y la  Conceptualización y que defendemos millones de cubanos.


Faltan algunas cuestiones importantes que brotan de la polémica que azuza  el plan Monreal y los comentario de H. Pérez, y  lo más importante falta  el veredicto o al menos nuestra  apreciación sobre dos propuestas que se parecen pero no son iguales. Por una cuestión de tamaño, no de tiempo, estamos obligados a  escribir otro artículo.


Continuará...


Carlos M. García es Doctor en Ciencias Económicas y autor de varios libros sobre estos temas.

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