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viernes, 6 de octubre de 2017

De pautas y pausas del turismo en Cuba


Katheryn Felipe • 6 de octubre, 2017



LA HABANA. Ante un déficit financiero y luego de una apertura al cuentapropismo en 2010 y la aprobación de las cooperativas no agropecuarias (CNA) en 2012, ha sido el turismo una de las ramas que más ha potenciado una expansión económica en Cuba y se ha mantenido entre las principales fuentes de divisas frescas.

Aunque las afectaciones por el huracán Irma fueron menores que las previstas, hasta casi finalizar septiembre se habían recibido unos 3 600 000 visitantes, más de medio millón más que en igual período de 2016. No obstante, primero el presidente Raúl Castro, y luego el ministro de Turismo Manuel Marrero, aseguraron que todas “las instalaciones turísticas” estarían operativas para la temporada alta, a mediados de noviembre. También el doctor en Ciencias Económicas José Luis Perelló considera que se podrá contar con todas “las ofertas turísticas” del destino. Queda ya solo un mes.

Pero ahora, encima, el drama mediático que gira alrededor de los supuestos “ataques” acústicos sufridos por varios diplomáticos norteamericanos y uno canadiense comienza a tener repercusiones más allá del simbolismo y la bravuconería política. Más bien ha sido tomado como excusa por el Departamento de Estado para retirar parte del personal diplomático en La Habana y exigir a su vez la retirada de buen número de oficiales cubanos de la embajada en Washington, lo cual obstaculiza sensiblemente el proceso de emisión de visas y otros trámites consulares para viajeros de ambos países. También el gobierno norteamericano emitió una alerta de viaje para sus ciudadanos en la que dice que Cuba no es un destino seguro para ellos.

Todo esto se suma al panorama de desastres que dejó Irma. Pero no es lo único si nos planteamos una completa recuperación. Ante este escenario, será también decisiva la participación del sector no estatal para mantener el nivel de servicios a los visitantes internacionales.

Con una decena de CNA, unos 1 800 restaurantes y 22 214 habitaciones en el mapa nacional, el cuentapropismo tiene hoy en los hospedajes su punta de lanza. En el primer semestre de 2017, calendario que debe cerrar con 4 700 000 visitantes, la rama privada alojó al 30% de los viajeros que llegaron a la Isla. Aun así, el otorgamiento de nuevas licencias para el trabajo por cuenta propia en estas ramas continúa detenido y “en perfeccionamiento”.

Según Perelló, incluso con Irma mediante, del 1ro al 18 de septiembre entraron a Cuba más de medio millón más que en igual período de 2016. Dichos arribos, explica, exigen contar con el sector privado porque está suministrando una capacidad habitacional que, de estar agrupada en una cadena, sería la segunda mayor hotelera del país en número de habitaciones, después de Gaviota. El dato, llamativo, agrega una nueva perspectiva al detenimiento de las nuevas licencias para privados.

Por otro lado, los ritmos de crecimiento del arribo de turistas a Cuba y el desarrollo infraestructural hotelero y extra hotelero proyectado por las autoridades estatales permiten asegurar que en 2030 la cantidad de viajeros foráneos podría rebasar los 10 millones, sin incluir a unos 5 millones de pasajeros de cruceros. Eso convertiría a la Mayor de las Antillas en el segundo destino de América Latina y el Caribe, solo antecedido por México.

Entendido por el gobierno cubano como un sector “estratégico”, el turismo, que hoy aporta unos 3 billones de dólares, podría llegar a ingresar más de 10 billones, que constituirían el doble de lo generado por todas las exportaciones de mercaderías de la Isla, de acuerdo con un estudio de la Latin America Initiative at Brookings.

El mismo texto expone el enfoque ambivalente con que se ha mirado al turismo durante décadas, un sector al que se ha recurrido “con reticencia en tiempos de crisis”, y sostiene que las casas particulares “son motores de crecimiento inusualmente eficientes”, “que movilizan ahorros y los canalizan hacia una actividad productiva”.

En palabras de Perelló, el rol protagónico de lo privado está dado “por la necesidad de garantizar espacios de alojamiento, restauración, ocio y recreación, que satisfagan las demandas de crecientes flujos de visitantes con motivaciones diferentes al turismo de playa, y que el sector estatal —por tiempo y recursos— asume con dificultades”.

Desde 2013 se autorizó que hoteleras, empresas y agencias estatales turísticas se vincularan directamente con la rama privada, pero un reporte de IPS informa que la Resolución No.28, emitida el 24 de mayo de 2017 por el Grupo Empresarial de Servicios al Turismo, “detuvo hasta nuevo aviso la firma de nuevos contratos entre sus entidades y el sector no estatal de la economía”, por “deficiencias detectadas”.

Sin embargo, en junio último el director general de Desarrollo, Inversiones y Negocios del Ministerio de Turismo, José Daniel Alonso, reconoció a la prensa que solo se estaba haciendo “una revisión de algunos temas que tienen que ver con las contrataciones y aprobaciones”.

El funcionario afirmó entonces “que no había ninguna desaprobación de la actividad no estatal dentro del turismo” y se refirió “al papel importantísimo” que la misma desempeña especialmente en las operaciones de comercialización y construcción a lo largo del archipiélago.

Fue el pasado 1ro de agosto entró en vigor la Resolución No 22 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, que detuvo las autorizaciones para ejercer casi una treintena de actividades privadas, hasta que “concluya el perfeccionamiento del trabajo por cuenta propia”. La lista incluye las licencias de arrendador de habitaciones y viviendas, y de gestor de alojamiento.

Aunque los analistas coinciden en que se requiere un mejor ordenamiento y control del sector no estatal, defienden la necesidad de poner en igualdad de condiciones todas las formas de gestión y dar al cuentapropista mayores libertades para establecer negocios con las empresas estatales.

El doctor en Ciencias Económicas Omar Everleny Pérez apunta en el libro “PYMES en Cuba: ¿utopía o realidad necesaria?”, que conviene “que el sector no estatal, que emerge y puede convertirse a mediano plazo en un denso tejido de pequeñas y medianas empresas”, abra cuentas corrientes y maneje los instrumentos de pago utilizados en la práctica bancaria.

Desde la visión del máster en Economía Política, eso disminuiría los costos operacionales y el riesgo de acumular demasiado efectivo. Además, serían viables financieramente los vínculos no estatales con el sector empresarial e institucional estatal y se facilitaría el control de la legalidad y las interrelaciones y la formación de cadenas de valor dentro de lo privado y lo cooperativo.

Perelló igualmente apuesta por el nexo entre los cuentapropistas y el sistema estatal del turismo. El experto destaca que el alojamiento privado permitió palear el déficit habitacional porque hasta el cierre de junio del presente año la planta estatal contaba con 67 770 cuartos para turistas, pero solo el 89,9% (60 900) estaba disponible.

Para esa fecha 19 cadenas hoteleras extranjeras gestionaban 41 079 habitaciones, mas “la elevada cifra de viajeros hospedada en casas particulares mostraba que sus niveles de ocupación se mantienen muy por encima del sistema empresarial”, indica Perelló.

El joven Jorge Fernando de Armas, propietario de una casa en Matanzas, piensa que siguen existiendo muchas diferencias y que podría lograrse más paridad entre el sector turístico estatal y el privado. Lo que buscan en su casa es “el trato personalizado, la interacción con la familia cubana, sus costumbres, cultura y modo de vida”. Eso, sin descartar el aspecto económico, ya que precios y condiciones son negociados directamente con los dueños.

Aun con limitado ejercicio de su actividad, los arrendatarios privados, que existen en Cuba desde 1997, son de los cuentapropistas de mayores contribuciones en impuestos al Estado. Antes y después de Irma, el aporte del sector no estatal se contaba en mucho más que “páginas complementarias” dentro del inventario turístico antillano.

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Ellos son los candidatos más fuertes para el Nobel de Economía

Economistas de alto nivel, sobre todo de Estados Unidos, se encuentran entre los favoritos para llevarse el prestigioso galardón que será entregado el próximo lunes. Estos son los nombres que destacan y su campo de especialidad.


Este año se barajan varios nombres para el Premio Nobel de Economía, que se anunciará el próximo lunes en Estocolmo, Suecia. Hay decenas de candidatos probables cuyo trabajo académico abarca temas como el cambio climático, el crecimiento económico y la política monetaria.

La edad promedio entre los ganadores anteriores es de 67 años, y las áreas más populares de los galardonados han incluido macroeconomía, econometría, economía financiera y teoría de juegos.

De acuerdo con el análisis de la empresa especializada Clarivate Analytics, estos son los especialistas que encabezan la lista para llevarse el prestigioso galardón este año. 

ECONOMÍA CONDUCTUAL Y NEUROECONOMÍA

Colin Camerer, del Instituto Tecnológico de California, y George Loewenstein, del Carnegie Mellon University, podrían convertirse en los galardonados de este año. Son pioneros en el estudio de la economía conductual y neuroeconomía, un campo relativamente joven en el que se aplican investigaciones científicas respecto a tendencias cognitivas, sociales y emocionales. Su finalidad es llegar a una mejor comprensión sobre la toma de decisiones económicas, en aspectos como la determinación de los precios de mercado, los beneficios y la asignación de recursos.



CAMBIO CLIMÁTICO

William Nordhaus, profesor de la Universidad de Yale, que ha desarrollado enfoques económicos para el análisis del cambio climático, incluyendo el modelo DICE, ampliamente utilizado para establecer una ponderación de los costos y beneficios de tomar medidas para reducir el efecto invernadero.

El otro connotado especialista es Nicholas Stern, de la London School of Economics. En su informe sobre la Economía del Cambio Climático (2016), ordenado por el gobierno británico, cataloga el fenómeno como el “resultado del mayor fracaso del mercado”, recomendando más regulación, impuestos al carbono y comercio de carbono para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

FINANZAS CORPORATIVAS

Michael Jensen de la Universidad de Harvard; Stewart Myers del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), y Raghuram Rajan de la Universidad de Chicago, “por sus contribuciones que iluminan las dimensiones de las decisiones en las finanzas corporativas", según los analistas de Clarivate Analytics. Rajan es el más conocido de los tres por ocupar el cargo de gobernador del Banco de Reserva de India entre 2013 y 2016. 

Junto a Myers, Rajan escribió La paradoja de la liquidez (2009), donde establecen que “una mayor liquidez de los activos reduce la capacidad de la empresa de comprometerse a un curso específico de acción. Como resultado, una mayor liquidez puede, en algunas circunstancias, reducir la capacidad de la empresa para obtener financiamiento externo”.

RECESIÓN Y EMPLEO

Robert Hall de la Universidad de Stanford, “por su análisis de la productividad de los trabajadores y estudios de recesiones y desempleo”. Fue director del programa de investigación sobre las fluctuaciones económicas y el crecimiento de la Oficina Nacional de Investigación Económica de Estados Unidos entre 1977 a 2013. Además de las recesiones, sus estudios se han enfocado empleo, tecnología, competencia y política económica en la economía global y los mercados.

OTROS...

La lista incluye a figuras prominentes en la escena económica estadounidense como John Taylor, de la Universidad de Stanford. El especialista en política monetaria ha sido considerado por Donald Trump como presidente de la Reserva Federal.

Otros nombres que se mencionan son Paul Romer de la Universidad de Nueva York, experto en crecimiento económico y economista jefe del Banco Mundial. Martin Feldstein, de Harvard, que fue presidente del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca bajo el mandato de Ronald Reagan. 

El nombre del expresidente de la Fed, Ben Bernanke, ha estado flotando en el pasado, dado su trabajo académico en la Gran Depresión, junto con su colaborador Mark Gertler. 

En 2016, Oliver Hart, de la Universidad de Harvard, y Bengt Holmström, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, compartieron el premio por por sus aportes a la "teoría de contratos".

Paul Johnson: “Illinois debería liderar acercamiento comercial de EE.UU. a Cuba”

En este artículo: Comercio, Cuba, Economía, Estados Unidos, Política, Relaciones Cuba Estados Unidos
6 octubre 2017 
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El director ejecutivo del Grupo de Trabajo Illinois-Cuba, Paul Johnson, considera hoy que el estado debería liderar la normalización de las relaciones comerciales con la isla pese a la postura del gobierno estadounidense.
En declaraciones al portal Illinois News Network, Johnson expresó su preocupación de que la política se interponga en la apertura de otro mercado para los bienes de ese territorio norteamericano.
Por eso, instó al estado a seguir adelante y encabezar la normalización del comercio con Cuba.
“Tenemos que ser los líderes en este tema, porque obviamente el liderazgo que sale de Washington DC es pobreNo va en el interés de la mayoría de los estadounidenses. No es útil”, apuntó.
Hace una semana el Departamento de Estado divulgó la retirada de más de la mitad de su personal de la embajada estadounidense en La Habana, como respuesta a incidentes de salud reportados por diplomáticos que trabajaban en la isla, sobre los cuales no hay resultados concluyentes.
Tal medida estuvo acompañada por la decisión de suspender la emisión de visas en Cuba y publicar una alerta de viaje a los ciudadanos norteamericanos para que eviten visitar la isla.
Solo cuatro días después, pese a admitir que se desconoce qué o quién ha provocado los síntomas aducidos por los funcionarios, la entidad federal anunció la expulsión de 15 diplomáticos de la embajada cubana en Washington.
Numerosas voces han calificado tales pasos como apresurados, desproporcionados, y han llamado la atención sobre los intereses políticos detrás de ellos y el impacto negativo en el proceso de normalización de relacionesiniciado bajo la administración de Barack Obama (2009-2017).
De acuerdo con Johnson, se debe traer a quien sea responsable de los reportados hechos ante la justicia, ‘pero también hay un olor a la política en todo esto’.
A decir del directivo, retirar personal de ambas embajadas no ayuda a las relaciones o a las investigaciones en curso sobre este asunto.
El titular del Grupo de Trabajo no cree que el gobierno cubano esté detrás del misterioso suceso, que Washington califica como ‘ataque’ aun sin conocer sus causas.
Pero estimó que los movimientos de la administración de Donald Trump son un retroceso en los esfuerzos por mejorar la asociación económica no solo entre Estados Unidos y Cuba, sino también entre Illinois y la isla.
Si vamos a eliminar otro mercado, otra opción para que nuestros agricultores estén exportando, eso sí afecta a los resultados de todo el mundo. Illinois necesita más mercados, no menos, manifestó.
(Con información de Prensa Latina)

Déjà Vudú


NUEVA YORK – Después de haber fracasado en la “substitución y derogación” de la Ley de Asistencia Asequible de 2010 (“Obamacare”), la administración del presidente estadounidense, Donald Trump, y la mayoría republicana del Congreso se dirigen hacia la reforma tributaria. Ocho meses después de asumir el cargo, la administración sólo ha sido capaz de ofrecer un esbozo de lo que tiene en mente. No obstante, lo que sabemos es suficiente como para sentir una profunda sensación de alarma.

La política fiscal debe reflejar los valores de un país y abordar sus problemas. Hoy en día, Estados Unidos – y gran parte del mundo – se enfrentan a cuatro problemas centrales: el ensanchamiento de la desigualdad de ingresos, la creciente inseguridad laboral, el cambio climático y el crecimiento anémico de la productividad. Estados Unidos enfrenta, además, la necesidad de reconstruir su infraestructura que está en deterioro y la necesidad de fortalecer su sistema de educación primaria y secundaria cuyo rendimiento se ubica por debajo del esperado.

Sin embargo, lo que Trump y los republicanos están ofreciendo en respuesta a estos desafíos es un plan tributario que proporciona una abrumadora porción de los beneficios no a la clase media – una gran proporción de cuyos miembros, en los hechos, puede que pague más impuestos – sino que los proporciona a los millonarios y multimillonarios de Estados Unidos. Si anteriormente la desigualdad se constituía en un problema, la promulgación de la reforma fiscal propuesta por los republicanos hará que dicho problema empeore muchísimo.

Las corporaciones y empresas estarán entre los grandes beneficiarios, un sesgo que se justifica con la fundamentación que asevera que esto estimulará la economía. Pero los republicanos, con mayor énfasis que los demás, deberían comprender que los incentivos son importantes: por lo que sería mucho mejor reducir los impuestos para aquellas compañías que inviertan en EE.UU. y creen empleos, e incrementar dichos impuestos para aquellas que no lo hagan.

Al fin y al cabo, no se está en una situación en la que las grandes corporaciones de Estados Unidos se encuentran hambrientas por dinero en efectivo; ellas están sentadas sobre una silla que contiene un par de millones de millones de dólares. Y, la falta de inversión no se debe a que las ganancias, ya sea las ganancias antes o después de impuestos, sean demasiado bajas; las ganancias corporativas después de impuestos como una proporción del PIB casi se han triplicado durante los últimos 30 años.

De hecho, debido a que la inversión incremental es financiada en gran medida por deuda, y los pagos de intereses son deducibles de impuestos, el impuesto corporativo reduce el costo de capital y los retornos de la inversión proporcionalmente. Por lo tanto, ni la teoría ni la evidencia sugieren que la ganga propuesta por los republicanos con respecto a los impuestos corporativos irá a incrementa la inversión o el empleo.

Los republicanos también sueñan con un sistema fiscal territorial, mediante el cual las corporaciones estadounidenses sólo tributarían sobre los ingresos que generen en Estados Unidos. Sin embargo, esto únicamente reduciría los ingresos y alentaría aún más a que las compañías estadounidenses desplacen la producción hacia jurisdicciones con impuestos bajos. Una competencia cuyo objetivo sea llegar a los niveles más bajos de impuestos corporativos solamente se puede evitar mediante la imposición de una tasa mínima a cualquier corporación que se dedique a hacer negocios en EEUU.

Los Estados y municipios estadounidenses son responsables de la educación y de gran parte del sistema de salud y bienestar del país. Y, los impuestos estatales sobre la renta son la mejor manera de introducir un mínimo de progresividad a nivel subnacional: los Estados que no tienen un impuesto sobre la renta típicamente se basan en impuestos regresivos a las ventas, mismos que imponen una pesada carga a los pobres y a los trabajadores. Por lo tanto, quizás no sea sorprendente que la administración de Trump, que cuenta con plutócratas indiferentes ante la desigualdad, llegue a querer eliminar la deducibilidad de los impuestos estatales de los impuestos federales, alentando de esta forma a que los Estados se desplacen hacia un sistema que enfatice los impuestos a las ventas.

Abordar la panoplia de los otros problemas que enfrenta Estados Unidos requerirá de más, no de menos, ingresos federales. Los incrementos en los niveles de vida, por ejemplo, son el resultado de la innovación tecnológica, que a su vez depende de la investigación básica. Sin embargo, el apoyo del gobierno federal a la investigación como porcentaje del PIB se sitúa en la actualidad en un nivel comparable al que tenía hace 60 años.

Si bien Trump el candidato criticó el crecimiento de la deuda nacional de Estados Unidos, hoy en día Trump, el presidente, propone recortes de impuestos que añadirían millones de millones a la deuda en los próximos diez años – no los “tan sólo” 1,5 millones de millones de dólares que los republicanos afirman que se añadirían, gracias a algún milagro de crecimiento que llevaría a obtener más ingresos fiscales. No obstante, la lección clave de la economía “vudú” del lado de la oferta de Ronald Reagan no ha cambiado: recortes fiscales como éstos no conducen a un crecimiento más rápido, sino que solamente conducen hacia ingresos más bajos.

Esto es así especialmente ahora, cuando la tasa de desempleo supera por poco el 4%. Cualquier aumento significativo de la demanda agregada sería emparejado con un correspondiente aumento de las tasas de interés. La “mezcla económica” de la economía, por lo tanto, se desplazaría alejándose de la inversión; y el crecimiento, que ya de por sí es anémico, se ralentizaría.

Un marco alternativo aumentaría los ingresos y potenciaría el crecimiento. Incluiría la reforma real del impuesto corporativo, eliminando los trucos que permiten a algunas de las compañías más grandes del mundo pagar impuestos minúsculos, en algunos casos mucho menos del 5% de sus ganancias, dándoles una ventaja injusta frente a las pequeñas empresas locales. Establecería un impuesto mínimo y eliminaría el trato especial de las ganancias de capital y los dividendos, obligando a los muy ricos a pagar al menos el mismo porcentaje de sus ingresos en impuestos que los demás ciudadanos. Y, se introduciría un impuesto sobre el carbono, para ayudar a acelerar la transición hacia una economía verde.

También se puede utilizar la política fiscal para dar forma a la economía. Además de ofrecer beneficios a quienes invierten, llevan a cabo investigaciones y crean empleos, los impuestos más altos sobre los terrenos y la especulación inmobiliaria reorientarían el capital hacia un gasto que incremente la productividad – que es la clave para la mejora a largo plazo de los estándares de vida.

Es de esperar que una administración de plutócratas – la mayoría de los cuales obtuvo su riqueza de actividades dirigidas a la búsqueda de rentas más que al empresariado productivo – se auto recompensase. Sin embargo, la reforma fiscal propuesta por los republicanos es un regalo más grande para las corporaciones y los ultra-ricos de lo que la mayoría había previsto. Evita las reformas necesarias y dejaría al país con una montaña de deudas; se necesitarían décadas para revertir las consecuencias – baja inversión, crecimiento estancado de la productividad y desigualdad ensanchada.

Trump asumió el cargo prometiendo “drenar el pantano” en Washington, D.C. En cambio, el pantano se ha ampliado y profundizado. Con la reforma fiscal propuesta por los republicanos, este pantano amenaza con engullir la economía de Estados Unidos.

Traducción del inglés: Rocío L. Barrientos.

Joseph E. Stiglitz, recipient of the Nobel Memorial Prize in Economic Sciences in 2001 and the John Bates Clark Medal in 1979, is University Professor at Columbia University, Co-Chair of the High-Level Expert Group on the Measurement of Economic Performance and Social Progress at the OECD, and Chief Economist of the Roosevelt Institute. A former senior vice president and chief economist of the World Bank and chair of the US president’s Council of Economic Advisers under Bill Clinton, in 2000 he founded the Initiative for Policy Dialogue, a think tank on international development based at Columbia University. His most recent book is The Euro: How a Common Currency Threatens the Future of Europe.

Tres señales de que se avecina un nuevo colapso económico en EEUU

Mientras las acciones estadounidenses continúan creciendo, y la economía pasa por el tercer período más largo de expansión en su historia, los expertos predicen el inicio de otra crisis económica.
Indican tres señales de la futura declinación de la economía más potente del mundo, comunica VestiFinance.
1. El renacimiento de las obligaciones garantizadas por deuda sintéticas (CDO, por sus siglas en inglés)
Los juegos más arriesgados en Wall Street se llevan a cabo utilizando instrumentos financieros conocidos como derivados.
Han recibido su nombre por la forma en la que 'derivan' su valor de los activos subyacentes en los que se basan. Dependiendo de cómo funciona el activo subyacente, los derivados pueden generar ganancias masivas o pérdidas del mismo tamaño.
Pero cuando bancos e instituciones financieras grandes comienzan a jugar utilizando los derivados, la situación se vuelve especialmente peligrosa. Y eso es exactamente lo que sucedió en el caso de la crisis reciente: muchas organizaciones "demasiado grandes para caer" asumieron un riesgo excesivo con derivados y no pudieron hacer frente a las pérdidas en el contexto de tasas malas.
Ahora mismo, unos de los derivados potencialmente más destructivos están ganando popularidad después de que Wall Street los haya evitado durante muchos años debido a su papel en el colapso del 2008. Estos derivados se llaman CDO sintéticos y Citigroup encabeza la reanudación de su uso.
Por supuesto, las reglas del mercado creadas tras el 2008 los hacen más resistentes al choque, y los ejecutivos de Citigroup aseguran que es una decisión responsable. Pero una tendencia hacia el mayor uso de los CDO sintéticos sigue siendo un signo negativo, afirma Vesti.Finance.
2. Relajación de los estándares de la hipoteca
Cuando los bancos prestan dinero a personas que no lo pueden devolver, siempre pasa algo malo. ¿Qué insta a los bancos a efectuar esa 'concesión imprudente' de créditos? Básicamente, son dos factores: baja demanda de los créditos y alta competencia de otros bancos.
3. El índice de rascacielos
El índice de rascacielos Barclays recoge los datos de los últimos 100 años y examina los booms históricos en los principales proyectos de construcción comercial (principalmente relacionados con la construcción de rascacielos) y su tendencia a preceder a las recesiones económicas.
El índice demuestra una fuerte relación entre la finalización de la construcción de rascacielos de altura récord y fuertes caídas del mercado, desde nuestra última gran recesión hasta la larga depresión de 1873.
Los investigadores del índice creen que las condiciones correspondientes están de vuelta, ya que ciudades de China, India, Arabia Saudí y Estados Unidos tienen la intención de celebrar otra ronda de construcción de los rascacielos más altos de la historia.

( Tomado de Sputnik)