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lunes, 4 de junio de 2018

El apriorismo kantiano, los supuestos puristas y la conceptualización del modelo.


Por: Mcs Gerardo Gómez Moreno, Profesor Titular de la Escuela Superior del PCC “Ñico López”

El pasado 21 de mayo de 2018 Pedro Monreal publicó el texto “Los “puristas” de la propiedad y la “conceptualización” del modelo cubano” que paso a responder. 

Dos acusaciones son claras la de dogmatismo y “puristas” de la propiedad. 

Este economista alude a que sí la discusión sobre la propiedad se aleja de la realidad, casi siempre el dogma se pone al timón, pero cabe preguntarle quién es el que se distancia de la realidad nacional e internacional de Cuba de la que se abstrae olímpicamente en muchos aspectos, mediante un “realismo” selectivo y términos populistas, con frases muy académicas como el “plato de los demás”, “los vecinos de cualquier barrio” y que “los ciudadanos mejoren sus vidas, cuanto antes mejor”. En verdad no conozco a nadie en Cuba que no desee esto.

Como el intento de endilgarme el epíteto de dogmático no ofrece argumentos, utilizando sus propios métodos textualistas lo reto a que lo demuestre cómo y cuándo he afirmado algo que pueda catalogarse de tal manera. Puedo suponerlo o adivinarlo, pero no sería la mejor manera de responderle.

En cuanto a lo de “puristas” de la propiedad mi asombro es total. Expresa que se absolutiza la centralidad de la propiedad, relegando otros problemas concretos y urgentes, como la reforma de la empresa estatal, el desarrollo y la reducción de la pobreza.

Usted es el que contrapone metafísicamente estos aspectos, como si no existieran relaciones complejas entre ellos, debería decir en concreto a que tipo o forma de propiedad se refiere aunque supongo que debe ser la que valora como si fuera “la peor de todas”. Claramente todas las formas de propiedad en Cuba son el sustento del sistema empresarial, del desarrollo socialista y de los ingresos directos de los trabajadores que realmente son pobres o bajos en relación a cubrir las necesidades dados los niveles de los precios en el mercado, pero que no son pobres en relación a los beneficios indirectos del desarrollo social. De tal manera no se han relegado otros problemas concretos y urgentes.

El señor Monreal manifiesta que se ofrece una “parametración” interesada de la propiedad, con un alto nivel de abstracción; y finalmente, se postula que la transformación solamente debe moverse dentro de los límites estrechos de tales parámetros. Para todo aquello que se salga de esos límites, los “puristas” tienen reservada una colección de epítetos, donde “neoliberal” es el más suave.

En primer lugar lo que llama una “parametración” interesada de la propiedad es su propia obra, dado que introdujo en la polémica las cuantificaciones, que tanto adora, al preguntar sí el Estado cubano necesita controlar el 80% de los medios de producción fundamentales, o si bastaría con el 60% o sería suficiente el 40%. Cabe añadir que dentro de amplios límites sistémicos, las proporciones en que se combinan las formas de propiedad socialistas y no socialistas, no se establecen por idílicos decretos, sino que dependen de las circunstancias específicas de esta edificación, incluyendo el nivel de las fuerzas productivas.

Un segundo momento es la afirmación, que se me achaca, de que la transformación solamente debe moverse dentro de los límites estrechos de tales parámetros. Una falsedad total, nunca dije, ni diré, tal cosa, ni tampoco fijé límites cuantitativos, sólo he afirmado que “estos factores se encuentran dentro de determinados límites sistémicos, traspasados los cuales estaríamos en otro tipo de “desarrollo” con todas las implicaciones económicas, políticas y sociales que esto supone”. Esta es una apreciación cualitativa.

Por cierto la expresión “límites sistémicos” está incluida en la conceptualización del modelo económico y social de desarrollo socialista y existe un clarividente antecedente en el texto de la Facultad de economía de la Universidad de La Habana titulado Modelo económico y social cubano: nociones generales, publicado en el 2013.

El señor Monreal asevera que lo interesante del caso es que los “puristas” de la propiedad definen esos parámetros de manera negativa, es decir, la preocupación central es desbarrar contra la actividad del sector privado. En lo que se insiste es en mantener la inercia, no en propiciar una transformación del modelo. Sustancialmente inaudito, nunca he utilizado el sustantivo parámetro en esta polémica. Además dónde, cuándo y cómo he “desbarrado” contra el sector privado y propugnado la inercia. Nuevamente lo desafío a que lo pruebe o que calle para siempre.

Usted dice que lo tacho de tener una actitud anti-socialista. Increíble pero cierto, no he empleado el término anti-socialista, pero hay muchos tipos de socialistas en el mundo. Si se siente ofendido es que reivindica la condición de socialista, entonces la pregunta es: ¿Qué tipo de socialista es Monreal?

Gracias por referirse a mí como el profesor Moreno, que me recuerda a mi querida madre, pero, por favor, mi primer apellido es Gómez. Por cierto los datos que refiere sobre el papel del sector privado en la agricultura cubana no son el abismo, son parte de la amplitud de los límites sistémicos de la actualización del modelo a los que considera estrechos, tiesos y pretende trascender para pasar al verdadero abismo en las condiciones de Cuba.

El economista Monreal señala que si en Cuba existe hoy producción agrícola es porque el sector privado se ocupa de ello. No voy a extenderme en este asunto, sólo deseo acotar que usted absolutiza, también producen alimentos las CPA y las UBPC y además el Estado socialista produce otros e importa cantidades muy considerables de alimentos que son subsidiados en la canasta familiar. Por cierto su obsesión sobre los alimentos y la comida da impresión de que Cuba se encuentra en una hambruna.

Sobre las tres preguntas para los “puristas” de la propiedad, lo siento mucho, perdone, cuando se digne a responder algunas de las preguntas y dudas que establecen una duda razonable sobre el llamado programa que propone para Cuba, haré un esfuerzo.

Inusitadamente recuerda el documento de la conceptualización, que tanto ha rechazado en particular sobre los límites sistémicos, por lo que a mi juicio vale poco la cita, pues lo toma por donde le conviene. Nadie ha olvidado y nunca he rechazado aquello de incluir las “empresas privadas de mediana, pequeña y micro escalas según el volumen de la actividad, cantidad de trabajadores y objeto social, que son reconocidas como personas jurídicas” en nuestro modelo económico. Sólo critico el fanatismo de algunos sobre aquellas.

Que no hay tal “purismo” se revela cuando afirmo que en el mundo actual, Cuba es una isla rodeada por océanos capitalistas neoliberales y no es posible la construcción de un “socialismo puro”, sin determinados elementos o partículas del mercado y capitalismo como se corresponde con la transición socialista, se trata del “socialismo ahora posible”.

Sin embargo, dando nuevas muestras de su desprecio por los análisis que utilizan la teoría marxista leninista, los reduce a una monserga abstracta sobre las relaciones de producción. Y añade categóricamente “O se mejora la vida del ciudadano, mediante soluciones prácticas y con una mentalidad flexible, o no va a ser posible el socialismo ahora”. Con ello niega nihilistamente todos los esfuerzos prácticos y flexibles que realiza la Revolución Cubana frente al ulterior recrudecimiento del bloqueo, ante el devastador huracán, las dificultades de algunos aliados y los ataques que se realizan a nuestra patria en los escenarios internacionales.

No vacilo en denunciar la demagogia y populismo de su llamado imperativo a mejorar la vida del ciudadano, cuando en esencia la propuesta que realiza en el llamado programa de estabilidad, la empeoraría de manera extraordinaria mediante el establecimiento imposible de una economía mixta capitalista en un país pequeño y subdesarrollado como Cuba y sólo a 90 millas del imperio más poderoso del orbe en plena actualización de la doctrina Monroe.

La sugerencia de reducción del control del Estado socialista cubano de un 80 % a un 60 % o 40 % puede catalogarse de apriorismo kantiano, al imponer metas específicas de este tipo a la realidad de transición y construcción socialista en Cuba.

Nuevamente pregunto a los lectores de la red: ¿Puede concedérsele a este economista el beneficio de la duda?, ¿O todas las dudas señaladas por el Dr. García y el que suscribe determinan una gran duda razonable acerca de la viabilidad e intensiones de este llamado programa?, ¿Es un “programa” para la estabilidad o desestabilización de Cuba?

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