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martes, 18 de septiembre de 2018

Consejo para ser un economista marxista


Por: Miguel Alejandro Hayes

Toda ciencia tiene una estructura lógica. La de la economía política marxista es la dialéctica. Esta, es ignorada por muchos economistas orientados hacia el marxismo.

El conocimiento va de lo desconocido a lo conocido, rezaba Lenin entre sus cuadernos de apuntes, y lo reafirman las modernas y avanzadas neurociencias. Es el llamado al conocimiento de lo que se desconoce, lo que empuja a la búsqueda, planteaba Descartes.

En todo caso,  ocurre que se transita de una ausencia a la presencia, donde un conocimiento va creando los cimientos para sobre este, levantar otro nuevo. La formación de saberes, se hace sobre la base de otros anteriores, y de estructuras lógicas que también le anteceden.

Las ciencias naturales y exactas estudian matemáticas y estadística. Con ellas, se forjan todo un instrumental lógico-formal para poder desarrollar su área de conocimiento. Así, el físico puede armar sus modelos, o el biólogo o el químico. Sin duda todos ellos necesitan estudiar la  lógica sobre la que se levanta su disciplina, para poder interpretarla y desarrollarla.

Igual ocurre con muchas otras ciencias, e incluso las sociales, estudian matemáticas con la misma finalidad. Con ello, se garantiza que cualquier profesional pueda leer y usar tablas, registros matemáticos, matrices y otras herramientas de análisis.

 Sin embargo, ¿cuál es la estructura lógica y el conocimiento previo con el que se cuenta para aprender una economía política marxista?

La economía política- joya más preciada del pensamiento de Marx-, expuesta sobre todo en El Capital, a diferencia de la mayoría absoluta de las ciencias, no tiene un esquema lógico-formal. Esa economía política se levanta- al igual que debe hacer el marxismo- sobre la dialéctica, una lógica que no va sobre la forma, sino sobre el contenido. Ya advertía Lenin, que para entenderla, había que conocer a cabalidad La ciencia de la lógica de Hegel.

Si bien un estudiante de economía cubano -único abanderado en el país en aprender de manera regular la tan extinta economía política marxista con rigor- se hace de estudios curriculares en matemáticas, estadística, econometría, no puede con este enfrentarse a un tipo de razonamiento para el cual no está preparado.

En su formación no se incluye un curso que fomente un pensamiento sobre la lógica dialéctica. El conocimiento previo, la dialéctica para entender la economía política, está ausente en la formación de economistas. La enseñanza de la filosofía, quien vendría a cubrir el vacío lógico, se ocupa de difundir las enseñanzas de los manuales soviéticos sujetos a algunas actualizaciones no sustanciales.

Se obtiene como resultado, la producción estándar de economistas, que no cuentan con la opción del marxismo, ya que por más que se interesen, las herramientas que poseen lo harán leer El Capital a la luz de sus conocimientos de la lógica formal. El esperado y revolucionario  economista marxista, no dependerá entonces de que una academia lo forme.

Pudiera pensarse en refutar esto a partir de la reflexión, ¿entonces para ser economista marxista hay que ser un experto en dialéctica?. Pero lo cierto es que antes de aprender modelos macroeconómicos, microeconomía u otras aplicaciones, se dan intensos semestre de cálculo diferencial e integral. Por tanto, sería muy necesario y natural un curso de lógica dialéctica antes de lanzarse a estudiar la economía de Marx.

Si se creyese algún economista que conoce de la dialéctica como disciplina, pudiera preguntarse a sí mismo si domina cuál debe ser el comienzo  de la ciencia. Cuestión fundamental para esa ciencia y que Marx aplicó muy bien en su obra cumbre.

De la lectura de estas últimas líneas, el lector podrá tener un indicador para diagnosticarse a sí mismo, y a los de su alrededor, en cuánto domina de ese conocimiento previo necesario; y valorar lo cerca que se está de ser un economista marxista, ya sea él o alguien que conozca quien se considere de esa forma. Tal vez de ahí derive el principal consejo, para ser –quien lo desee-  un economista marxista.


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