Otras Paginas WEB

lunes, 3 de septiembre de 2018

VERANO Encuentros y desencuentros


Buena parte de los cubanos suele asociar las vacaciones estivales con el mar, el cine, los bailables, las actividades infantiles y los servicios gastronómicos. Aunque las instituciones procuran satisfacer esa demanda, con un programa variado e inclusivo –y además, proponen alternativas-, no alcanzan a complacer a todos


Mayores y mejores actividades destinadas a sus pequeños solicitan las familias. (Foto: ANARAY LORENZO)

Cada verano BOHEMIA vuelve a las andadas. Intenta comprobar si han mejorado las opciones recreativas y culturales para esa etapa y en qué medida las personas se sienten satisfechas. Reflexionamos, sugerimos. Doce meses más tarde nos topamos con similares insatisfacciones y vacíos.

De acuerdo con un reciente sondeo periodístico (procesado por nuestra analista Talía Sánchez), que aplicara la revista en La Habana, Pinar del Río y Artemisa, a cubanos de diversas edades y ocupaciones, sus vivencias en años anteriores han sido, en este orden, regulares, insuficientes, o malas (para un 80 por ciento de los consultados), frente a solo un 18 por ciento que las considera buenas. En cuanto a las causas, para no agobiar a los lectores con cifras y por cientos, les proponemos observar el gráfico incluido en esta página.


Un elemento señalado sobre todo por los jóvenes (entre 20 y 34 años de edad) fue que las propuestas no están acordes con sus intereses. Este representa también uno de los grupos más inconformes con la calidad de las ofertas; en ese segundo aspecto a ellos se suman otros adultos menores de 60 años. En especial los adolescentes y los que ya cumplieron más de seis décadas de vida -quienes, además se quejan de no tener casi opciones-, consideraron inadecuados los horarios.

Tales limitantes coinciden, en términos generales, con análisis efectuados por el Centro de Estudios sobre Juventud y con las indagaciones periódicas de la propia BOHEMIA. Salvando distancias geográficas y epocales, la mayor parte de esas personas pudiera suscribir las palabras de Doug, personaje de El vino del estío, de Ray Bradbury: “¿notaste que todos los veranos repetimos las cosas del verano anterior?”

Los ahora encuestados por Daylene Dovale, Milagros Pichardo y David Ruiz, estudiantes de periodismo que realizaron sus prácticas en nuestros predios, aseguraron que dedicarían los días estivales a (en orden descendente): ir a la playa, al campismo o a visitar a familiares; disfrutar de filmes, obras teatrales y exposiciones; acudir a bailables, fiestas populares y centros nocturnos.

A sus servicios habituales el Memorial José Martí añadió la posibilidad de acceder al mirador hasta las 9:00 de la noche y ver La Habana desde una perspectiva inusual. (Foto: LEYVA BENÍTEZ)

Llama la atención que ver los canales cubanos de la TV en ningún rango de edades muestra una alta incidencia (solo 29 por ciento del total). ¿Acaso en el occidente del país ha cambiado la tendencia –predominante durante décadas- a priorizar esta forma de esparcimiento? ¿Cuán extendido será el criterio de Oscar López, un muchacho de 14 años que prefiere las series obtenidas por otras vías? “La programación del verano en la televisión es una formalidad –afirma con aplomo-; repiten las cosas una y otra vez, por eso casi todo el mundo se queja”.

Una cantidad minoritaria de los consultados ocuparía sus horas libres en leer libros, quedarse en casa, hospedarse en hoteles y viajar al extranjero. Sin embargo, los dos últimos casos (15 y 13 por ciento, respectivamente) reflejan el contraste existente entre las perspectivas de los trabajadores que viven del salario estatal y de quienes disfrutan otra fuente de ingresos. Así lo manifiestan dos entrevistados:

“Tengo dos hijos, uno de seis años y otro de 10. Como la mayoría de los padres, los llevo al acuario, el zoológico y la playa. Fuera de eso todo es muy caro”, opina el treintañero Eduardo Rodríguez, quien vive en La Habana.

Por el contrario, Gladys Moreno, cuentapropista con un superávit financiero –por supuesto, todos los de ese sector no obtienen iguales dividendos-, refiere: “Pienso ir a un todo incluido en Varadero, junto a mi familia… Y visitaré Panamá con mi hija, de 16 años, para que conozca el país y pase una semana en una de sus playas”.

Primer acto de un verano anunciado


Ir a la playa sigue siendo una de las aspiraciones principales para la etapa estival. (Foto: LEYVA BENÍTEZ)

Quisieran los interpelados por la revista que, a la par de desaparecer las mencionadas razones de inconformidad, haya mejorías en las instalaciones de campismo y la gastronomía, así como mayor cantidad y diversidad de propuestas en salas cinematográficas, teatros, instalaciones deportivas y comunidades. Piden más giras de artistas de primer nivel por las provincias y mayor promoción de las actividades. Aspiran a opciones que permitan conocer Cuba. También que aumente el nivel de la atención al turismo nacional.

¿Han tenido en cuenta las instituciones los criterios de la población? ¿Qué ha sucedido en la práctica?

Para todos el Estado concibe anualmente una estrategia cuyo fundamento es garantizar la recreación sana, a partir de los recursos de cada localidad. En esencia, indica priorizar los barrios y en especial los asentamientos de difícil acceso, potenciar la labor del Instituto Nacional de Deportes Educación Física y Recreación (Inder), la Cultura, la gastronomía y los servicios; organizar cursos y talleres de verano, conciertos y bailables, actividades literarias y con artistas aficionados. Ese es el paso inicial.

Imposible seguirles la pista a todas las posibilidades. Por tanto, nos acercamos, entre otras, a algunas de las opciones recurrentes en el sondeo, y a las ofertas turísticas.

Supimos, por Radio Mayabeque, sobre el acondicionamiento de las bases de campismo situadas en la costa norte de ese territorio, como Los Cocos y Las Caletas. Una excelente noticia; sin embargo, ya andando agosto Juventud Rebelde sacó a la luz irregularidades que afectan en grado sumo a los vacacionistas, mencionaremos solo la más sensible: por reparaciones a destiempo en las conductoras, las instalaciones se “abastecen” de agua mediante pipas y en cantidad ínfima.

El reciente sondeo de la revista muestra que quedan en minoría quienes asocian vacaciones y lecturas. (Foto: LEYVA BENÍTEZ).

Nuestros colegas de la Agencia Cubana de Noticias y del periódico Victoria nos ofrecieron detalles de una iniciativa que surgió en 2016: los campamentos de verano, que acogen –una semana en julio y otra en agosto- a miles de jóvenes destacados en sus labores estudiantiles o productivas. Mediante el sistema de cruces, los elegidos en una provincia viajan a otra. Así, por ejemplo, los artemiseños recorrieron la Isla de la Juventud y viceversa.

Ya habían tenido lugar en playas de Mayabeque y Artemisa –con motivo del inicio oficial del período vacacional- festivales deportivo-recreativos. Según la prensa local, allí la juventud disfrutó de lo lindo con partidos de voleibol y fútbol, competencia de bolas criollas, juegos de mesa… El Inder garantizó los implementos y la asesoría.

Eric Gutiérrez Rodríguez, director de Recreación del Instituto, concedió una entrevista a Rafael Pérez, periodista de BOHEMIA. Partieron de una premisa: el plan de verano no puede prescindir de los deportes. Por ese motivo, el organismo elaboró una estrategia de aseguramiento que hace énfasis en los términos diversión sana, participación, esparcimiento físico y mental.

Con ese objetivo, especifica Gutiérrez, han organizado exhibiciones deportivas, entre estas las de Baloncesto 3 (o sea: equipos de tres integrantes), y programas como A Jugar. “En comunidades rurales, además de juegos infantiles tradicionales se hacen, con el apoyo del Inder, otros que gustan mucho allí y los propios pobladores proponen; por mencionar uno, la carrera de cinta”.

¿Cómo ha marchado lo planeado? “Hay territorios en los cuales se vuelve difícil concretarlo; pero en sentido general, el balance es positivo. Y esperamos que así se mantenga”.

Empero, tras la entrevista, nuestro compañero percibió cabos sueltos. De ellos, resalta que nunca supo, pese a varias gestiones realizadas, dónde se efectuaría en la capital el Festival Nacional de Fútbol Callejero, dispuesto para el sábado 21 de julio en todas las provincias. La pregunta sería ahora: ¿hasta qué punto la población podrá conocer esa y otras acciones previstas?

Sorpresas de la sala oscura

Un momento en que la sala oscura atrajo a los habaneros: la Copa Mundial de Fútbol Rusia 2018. (Foto 5: RAFAEL PÉREZ VALDÉS).

Acaparó la atención de muchos la Copa Mundial de Fútbol Rusia 2018. Entre las iniciativas al respecto, estuvo la venta, en varios sitios de La Habana, de los libros La Copa del Mundo, de Alberto Yáñez, publicado por la Casa Editora Abril, y Levantando la Copa, de Lemay Padrón, por la Editorial José Martí. “Estuve en las presentaciones de ambos. Me parecen muy interesantes. Y es un regalo para los meses de julio y agosto”, nos comentó el custodio Humberto García.

Por esos días, en el céntrico cine Yara, se transmitieron, en vivo, los partidos. Buena decisión, aunque -como presenciamos- el día de la final sobrevinieron problemas técnicos con el audio, que fueron resueltos.

Había allí dos muchachitos entusiastas; uno de 10 años, practicante habitual de ese deporte y con un nombre que por sí solo explica su presencia en el lugar: Xavier Lami (por el futbolista español Xavi). El segundo, Juan José Martínez, apenas un poco mayor, expresó: “Me dijeron ayer que aquí ponían los juegos. Vine para tener una experiencia diferente”.

Desde el 4 de julio -y hasta el 2 de septiembre- también ha tenido lugar el tercer Festival de Cine de Verano, propuesto por el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos. Además del Yara, lo han acogido otras salas habaneras y del resto de la nación. Incluye cerca de 40 ciclos de filmes con las más diversas temáticas, estilos y géneros. Por ejemplo: Miradas al cine nipón actual; Meryl Streep: mucho más que premios; Sergio Corrieri… Más allá de Memorias; Enigmas y falsedades de la historia, Tres íconos del rock y La mafia al desnudo.

Forman parte del abarcador conjunto documentales sobre los museos del mundo (La Pasión del Prado, El Louvre) y homenajes a personalidades del arte y la literatura (Guillermo del Toro: bestias, fantasmas y asesinos y Las claves misteriosas de Edgar Allan Poe).

Exhibiciones de audiovisuales han sido incluidas en la feria Arte en la Rampa, que en los meses más calurosos del año se adueña del Pabellón Cuba. Ahora mismo nos regala, igualmente, encuentros con actores, artistas de la plástica, cantautores y escritores, presentaciones de libros y discos, venta de artesanías y confecciones, entre otras propuestas.

Creatividad versus carencias

En general, los pobladores de Artemisa prefieren conciertos y bailables, como este de Haila. (Foto:

Era viernes cuando la revista visitó Artemisa. Transcurría un día cualquiera en su capital. Alrededor del bulevar, los vecinos se dedicaban a tareas cotidianas. Para la noche estaban previstas actividades recreativas.

“La vida es corta y siempre habrá platos sucios, así que bailemos”; escribió el narrador estadounidense James Howe. Y así parece pensar ese mayoritario número de artemiseños que –según reflejan encuestas aplicadas periódicamente por las direcciones municipales de Cultura- solicita en primera instancia conciertos y bailables.

Dichas entidades intentan garantizarlos al menos una vez al mes, con agrupaciones de calidad, aunque no sean de primer nivel. Tal empeño fue resaltado a las periodistas Jessica Castro y Tania Chappi por la directora de Cultura en la provincia, Ivón Álvarez González, quien insistió en que, pese a lo muy ajustado de sus presupuestos, ofrecen incluso actuaciones especiales en determinadas ocasiones, como el inicio oficial de la etapa estival, los carnavales, las celebraciones por el Día de la Rebeldía Nacional, en julio; o por el cumpleaños de Fidel, el 13 de agosto.

Medio pueblo, por no decir que casi todo, llenó la Plaza Cultural 26 de Julio cuando Haila cantó ahí a comienzos del verano, como parte de su gira nacional. Pocos días después, se repletó la Casa de la Música, donde brillaron Omara Portuondo y la orquesta Faílde.

Potenciar la veta musical y danzarina de los artemiseños, pretenden por estos días el concurso Buscando al solista y la competencia de ruedas de casino. Además, las instituciones culturales procuran motivarlos hacia otras opciones, aseguró Álvarez.

-¿De qué manera?

En Artemisa se ofrecen opciones que cuentan con un público escaso. (Foto: el artemiseño.cu)

-Tratamos de que varias manifestaciones artísticas se unan. Cuando hicimos la Noche de los Libros en Caimito, confluyeron varias de ellas; y para inaugurar una exposición en la galería de arte Angerona, invitamos a Omara Portuondo. Música y artes plásticas se mezclan también en Aires de Mar, evento ideado por la Asociación Hermanos Saíz (AHS) y efectuado en Bahía Honda.

-Amén de las limitaciones con el presupuesto, ¿cuáles problemáticas deben enfrentar al concebir las ofertas veraniegas?

-Dificultades con la infraestructura. Todos los municipios no cuentan con teatros o cines. Y los pocos existentes carecen de las condiciones técnicas necesarias para que las agrupaciones profesionales de las artes escénicas se presenten en ellos. Por eso en la programación no podemos incluir el ballet o la música de concierto. Buscamos alternativas: cine en la calle (sobre una pantalla portátil se proyectan las películas); y las salas de video se vuelven polivalentes, en ellas se realiza lo mismo una peña literaria que una obra de teatro.

“Unido a las anteriores limitantes, cualquier tipo de transporte no puede llegar a las comunidades de difícil acceso, en zonas de montaña, como Machuca, Río Seco, Niceto Pérez, La Paila, Los Tumbos, Los Cayos… algunas pertenecen al municipio de San Cristóbal y otras al de Bahía Honda. En el primero de ellos se ha creado una agrupación para actuar en esos lugares”.

Frente al teatro Juárez, en una de las calles más céntricas, BOHEMIA observó el avance de su reconstrucción. Esperemos que el próximo verano pueda abrirnos sus puertas.

Trovar, leer, jugar…

La Casa de Cultura Pedro Junco organiza conversatorios, encuentros y otras alternativas para los pinareños de la tercera edad. (Foto: ANARAY LORENZO)

Variopinto fue para el reportero Randy Cabrera el fin de semana en Pinar del Río. Ciudad arriba, ciudad abajo, encontró una veintena de establecimientos con ofertas para los aficionados a las canciones y el baile. Aunque algunas cobran la entrada en CUC, como Luces de Ciudad, que pertenece a Artex.

En la sede de la AHS supo que la música es el plato fuerte de su programación: el Bay Electro abrió la temporada vacacional, luego Trovasí, encuentro que reúne a exponentes cimeros del género con otros cantautores menos conocidos. Asimismo, se proyectaron conciertos en varios municipios. La etapa veraniega culminará con el Pinar Hip Hop, festival internacional que arriba a su tercera edición.

Hacia el centro de la urbe, una casona antigua acoge la Casa de Cultura Pedro Junco. Aquella mañana de sábado todos sus salones estaban ocupados: en los talleres de artes plásticas y danza los niños se divertían, mientras una decena de abuelos asistía al de literatura. “Nuestro plan incluye a todos los grupos etarios, pero sobre todo nos esforzamos por preparar un programa para el adulto mayor. Siempre tenemos público, esta es la Casa que nunca cierra”, expuso la directora, Caridad Salgado.

El esquema veraniego, al menos su concepción, no olvida las comunidades. Al respecto, el subdirector provincial de Cultura, Pedro Julio Cordero, puntualizó: “La programación se construye desde los Consejos Populares; con ayuda de los promotores culturales nacen las propuestas que pasan a las direcciones municipales y luego a la provincia. Entonces, conformamos un programa en respuesta a esas necesidades”. De acuerdo con sus palabras, las brigadas artísticas Raúl Eguren (jóvenes de la ENA) y de la Escuela Provincial de Arte viajan diariamente a los municipios pinareños para actuar dos y tres veces.

Talentos del Silencio, espacio gestado en la biblioteca Ramón González Coro, enseña a los niños valores como la bondad y la solidaridad. (Foto: ANARAY LORENZO).

Cerca de allí, en la biblioteca Ramón González Coro, un grupo de personas se había reunido en el portal. Comenzaba un nuevo encuentro de Talentos del Silencio, espacio comunitario –organizado por la citada institución- donde las palabras ceden ante los gestos: niños que han aprendido el lenguaje de señas, traducen canciones y cuentos a sus amigos sordos.

Poco antes de despedirse de Pinar, Randy visitó el parque infantil Paquito González. Ilusionados, a pesar de que los aparatos son antiguos, poco vistosos, numerosos pequeños esperaban su turno para subir a los que aún funcionan. Otros aplaudían a los payasos y cuenteros (sus presentaciones son frecuentes los fines de semana). Esto, al decir de Mariselis, madre de un niño de seis años, es insuficiente.

Pensar el entretenimiento

Ante la pantalla, nuestra colega Sahily Tabares llegó a conclusiones que podrán ser compartidas, o no, por los lectores y por quienes dirigen ese medio de comunicación, pero sin dudas merecen escucha y atención. Oigámosla:

Durante este verano la televisión cubana ha intentado enfrentar el difícil reto de complacer a todos los públicos. Sus directivos y realizadores son conscientes de que aceleradamente surgen nuevos servicios audiovisuales, competitivos entre sí o complementarios del uso tradicional de la TV. Dicho panorama condiciona, sobre todo en los jóvenes, el gusto creciente por contenidos de mayor complejidad perceptiva, que presentan varias secuencias narrativas simultáneas e inducen a lecturas e interpretaciones abiertas.

Momentos de jolgorio aportan en Pinar del Río las fiestas populares (término que ha sustituido, al menos oficialmente, al de carnavales). (Foto: guerrillero.cu)

Partiendo de esa perspectiva, se programaron espacios musicales, cinematográficos, infantiles, juveniles y de participación, entre otros perfiles. Positivo fue que los canales Educativo y Clave incluyeran en varias emisiones agrupaciones corales y sinfónicas de diferentes formatos. Asimismo, la Revista Buenos Días(Cubavisión, de lunes a sábado, de 7:00 a.m. a 9:00 a.m.), El narrador de cuentos (CE, sábado, 7:00 p.m.) y otros programas, han patentizado que, en cualquier formato, el libro es un objeto cultural y social, imprescindible para la ampliación de saberes, nutrir el pensamiento y profundizar en las complejidades del mundo circundante.

Fue loable el acierto de colocar en un segmento vespertino la retransmisión de La Colmena TV(Cubavisión, miércoles, 5:00 p.m.), así como espacios que motivan las prácticas culturales de juegos y otras actividades.

A pesar de lo anterior, en ocasiones escuchamos (y salió a relucir en la indagación para este trabajo): “¡qué mala está la televisión!” No siempre tal criterio se debe a falta de calidad artística, sino a que no se organizan adecuadamente los horarios de transmisión. Esta vez faltó equilibrio en el balance general que debe considerar esos horarios y los géneros de los programas preferidos por la mayoría, junto a los concebidos para públicos específicos.

Tampoco se promocionaron con la intencionalidad requerida las nuevas propuestas y las retransmisiones. Varios programas merecían haberse destacado –lo cual no ocurrió- antes de su salida al aire, por ejemplo, Encuentro (Cubavisión, miércoles, 9:45 p.m.), en el que participaron jóvenes laureados por la excelencia de sus ejecuciones musicales.

Los conceptos de entretenimiento y recreación tienen que pensarse integralmente desde una perspectiva cultural. Nunca pasivos, los receptores están animados por interrogantes, sensibilidad y estados de ánimo. De ningún modo se pueden subestimar la inteligencia y la capacidad de observación de los televidentes. Sin duda, el verano en la TV convoca al balance, la reflexión, al planteo de nuevos proyectos y perspectivas.

Vacacionar en la red

Ofertas atractivas, como juegos en línea, cursos cortos y una versión especial de la Mochila brindan los Joven Club. (Foto: LEYVA BENÍTEZ).

Espacios tradicionales de recreación y esparcimiento parecen perder terreno frente a los atractivos de la virtualidad y las nuevas tecnologías. Para numerosos nativos digitales no hay oferta que supere la posibilidad de librar batallas colosales en escenarios exóticos. En los Joven Club de Computación transcurren muchas de estas hazañas, y son, en consecuencia, una de las opciones preferidas por las nuevas generaciones. Hacia sus instalaciones se dirigió Jessica Castro.

Maykol Cabrera, artemiseño de 15 años, no concibe mejor forma de pasar su tiempo libre que luchar por convertirse en el nuevo campeón local de War of Warcraft (WOW).

Los juegos en línea son la opción más reclamada entre las que ofrece esta institución en todo el país, atestigua Alexander Díaz Meriño, comunicador de la Dirección Nacional de Joven Club. Por esta razón desde hace tres años se organizan torneos -en esta ocasión con sede en Camagüey-, donde se enfrentan equipos de diversas provincias.

Participar en estos certámenes es la máxima aspiración de Maykol y sus amigos. Sin embargo, por problemas de conectividad, para que puedan cumplir su sueño tendrían que trasladarse hacia la sede central ubicada en La Habana Vieja.

Anisley Martínez Romero, especialista de la entidad en el municipio Artemisa, sostiene que ya se está trabajando con la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (Etecsa) para mejorar la conexión del local, aunque probablemente la solución no llegue para el actual verano.

Varios Joven Club del país decidieron acercar sus servicios a playas y campismos populares, mediante el alquiler de tablets. En adición al componente lúdico se brindan cursos cortos dirigidos mayormente al uso de la tecnología móvil, en apoyo a la campaña Consejo Móvil de Etecsa. Mientras una edición especial de la Mochila se encuentra disponible, con toda la programación de verano y las novedades de las instalaciones turísticas.

Según Díaz Meriño, el programa de actividades pretende responder a las necesidades y expectativas de cada comunidad. “En este sentido podemos considerarlo superior al de temporadas anteriores. Se logró una buena integración desde la base y por tanto hay acciones para todo tipo de públicos”.

Aunque pudimos apreciar que en algunos lugares estas iniciativas se limitan a adaptar las condiciones y horarios del local para ofrecer mayor confort a los asiduos, y responder al incremento de la concurrencia.

Cubanos, ¿con todo incluido?

Del occidente y centro del país provienen los principales interesados en alojarse en hoteles. (Foto: LEYVA BENÍTEZ).

Hace cinco años, BOHEMIA exploró las ofertas del Ministerio de Turismo (Mintur) y la información y el trato dados en los hoteles a los clientes nacionales. Esta vez es Lilian Knight quien llegó hasta los burós de venta para analizar comparativamente cuánto han variado esos servicios y su demanda.

Coinciden ambas indagaciones en que los huéspedes provienen sobre todo del occidente y centro del país, mayoritariamente de La Habana. Continúan siendo los artistas, deportistas, cuentapropistas, cooperativistas, colaboradores en misiones internacionalistas o las personas con familiares radicados en el exterior, quienes acceden a las reservaciones.

“Hay un aumento de las solicitudes, si se compara con años atrás”, reafirma una de las agentes de venta de Gaviota (una de las cadenas más utilizadas por el turismo nacional), en el hotel Sevilla. “Pero, esto no ha implicado una disminución de los precios”.

Otro impedimento es la falta de “medios de promoción para que el posible cliente cubano conozca de antemano los destinos, hoteles y precios, ni la distribución de las personas por habitación, que incide también en el pago. Vienen desde cero y debemos mostrarles las ofertas una por una, porque, además, el sitio web nuestro está desactualizado”, sentencia con pesar la agente de Cubatur en el Sevilla.

A esto se añade la poca disponibilidad de opciones para que los amantes del turismo familiar lleven a más de un niño a los “todo incluido”, teniendo en cuenta que solo algunos hoteles excluyen de pago al primer infante menor de 12 años.

Un quinquenio atrás, la cuarta parte de los cubanos entrevistados por la publicación encontraba diferencias en el trato de los empleados, con respecto a los vacacionistas extranjeros. En cambio, hoy los testimonios que recibimos validan un tratamiento similar hacia ambos grupos, lo cual se corresponde con las recientes declaraciones ofrecidas por José Daniel Alonso, director general de Desarrollo del Mintur, quien refrenda que se trabaja por darles el mismo servicio de calidad.

Ello representa adecuarse a las características del mercado nacional, ya que los cubanos coinciden en los horarios de comida y precisan mayor cantidad de productos alimenticios.

En la práctica, existen dificultades con las provisiones y la capacidad de los restaurantes y cafeterías, declara Leibys Drake Álvarez, especialista de abastecimiento técnico y material del complejo hotelero Barceló Solymar-Arenas Blancas, uno de los de mayor afluencia de huéspedes nacionales durante el período vacacional, esta vez con más de 900. “Además, nos hemos mantenido con más de mil clientes foráneos esta temporada, y aunque por nuestros altos índices ocupacionales nos priorizan en el suministro, no nos alcanza”.

Por su parte, los huéspedes señalaron que entre las instalaciones de menor categoría, algunas tienen problemas en la carpintería y los aires acondicionados.

De regreso al punto de partida

Diversos talleres de verano también ocurren en instituciones del Centro Histórico de La Habana. (Foto: habanaradio.cu).

Al cierre de este reportaje conversamos con decenas de personas residentes en municipios habaneros (Plaza, Habana del Este, Centro Habana, Playa). Estando el verano en su segundo mes, ya podían opinar sobre las actuales ofertas y sus vivencias personales. La mayoría las calificó de regulares (40 por ciento), mientras alrededor de una quinta parte (23 por ciento) dijo que son buenas y similar número las considera malas. El resto, o no descansan durante julio y agosto, o no conocen las alternativas habilitadas.

“El defecto del plan de verano es el transporte”, sentenció una pareja de edad mediana; otros interpelados coincidieron con el matrimonio y especificaron que es prácticamente imposible ir a las playas del este, el Parque Lenin u otros lugares alejados.

Igual que esa, se repiten inconformidades de años anteriores: insuficientes variedad y cantidad de propuestas, en especial para quienes peinan canas; a menudo los precios no son asequibles; ofertas de alimentos y programación televisiva por debajo de lo deseado; y se necesitan más actividades infantiles.

No negamos esos problemas, persisten y hay que subsanarlos. Pero al mismo tiempo nos preguntamos: ¿cuántas posibilidades a su alcance quizás les quedaron por descubrir, debido a la ausencia de información e incentivos: el cosquilleo, la curiosidad, el deseo que despierta siempre la publicidad bien pensada y aplicada?

Volvemos, entonces, a los aciertos y manquedades de la comunicación. A menudo las instituciones no la asumen con profesionalidad. No es extraño que de ella se encarguen graduados de otras especialidades y sin dominio de las herramientas necesarias (así ocurre, por apenas citar un ejemplo, en Artemisa, donde la nueva dirección de Cultura ha colocado entre sus prioridades reconfigurar su estrategia comunicacional). Cual Cenicienta, la visten con prendas deslucidas, o se acuerdan de ella en el último momento; y allá salen, a improvisar, los primeros encargados de enamorar al público.

Rutas y Andares, proyecto de la Oficina del Historiador, para el período vacacional, ya cumplió 18 años promoviendo un acercamiento al patrimonio. (Foto: ALEINY SÁNCHEZ).

Los segundos, es decir, la prensa, no siempre cuenta con secciones suficientes ni una estrategia coherente de promoción. Este año se han visto mayores alusiones a las múltiples opciones existentes; previo al inicio del verano fue anunciado el programa general de las principales entidades, tanto recreativas como culturales, y luego se han continuado divulgando proposiciones concretas. Pero, en general, ha sido de manera fragmentada, aleatoria, y así buena parte de las informaciones no llega de manera oportuna a los destinatarios.

El público necesita no solo saber con tiempo de antelación cuáles actividades puede elegir, cuándo, dónde ocurrirán y cómo acceder a ellas, sino también hallar esos datos en un espacio fijo, conocido y asequible. Sin dejar a un lado lo que ya viene realizándose, sería muy positivo que durante todo el período veraniego la televisión nacional y los telecentros provinciales brindaran diariamente, en horario estelar, una cartelera que divulgue, en conjunto, las opciones específicas más importantes de cada semana. Igual pudiera hacerse en populares programas de radio y en los periódicos donde no existe ese espacio.

Ya concluye el verano. De veras hacemos votos para que el próximo año la serpiente no vuelva a morderse la cola.

No hay comentarios:

Publicar un comentario