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domingo, 4 de noviembre de 2018

A Humberto Pérez sobre la actividad comercial de los emprendedores cubanos y “la fuga de divisas”

Por Julio Carranza


Estimado Humberto:

Por complicaciones de trabajo y reuniones no respondí de manera rápida a tu comentario y al reenvío de tus excelentes artículos previos sobre el tema de la creciente actividad comercial de cubanos particulares que van a otros países para hacer importaciones diversas y que, tras mil peripecias, logran entrarlas al país y revenderlas, cuestión que traté en el texto “Los emprendedores cubanos y el Pospanamax”

En primer lugar estoy totalmente de acuerdo contigo en que (a diferencia de lo que pudiera parecer a un ojo no especializado para apreciar las complejidades del movimiento económico) no se trata en rigor de una fuga de divisas del país, pues los valores invertidos fuera regresan a la economía nacional bajo la forma de mercancías y favorecen tanto la actividad económica del sector no estatal como del estatal, también el consumo de bienes de la población, que de otra manera esta no encuentra, o encuentra a precios muchos más caros en los mercados oficiales. 

Sin embargo, dada la irregularidad con la que opera esta actividad, (el monopolio sobre el comercio exterior y los excesivos sobreprecios que a mercancías similares pone el estado cuando las oferta en su red de tiendas) permite que el tramo (D’) del circuito D-M-D’ sea mayor del que corresponde en un contexto económico adecuado, lo cual permite por un lado “rentas inmerecidas” y por otro precios irracionalmente altos que afectan al consumidor dado que operan en un “mercado” insuficiente al que por una parte le sobran limitaciones innecesarias y por otra le faltan las regulaciones adecuadas. Todo esto es causa de numerosas deformaciones que, esas sí, implican pérdidas de recursos, concentración innecesaria de los ingresos, especulación y trabas a la dinámica económica tanto del sector no estatal como del estatal (que debería ser el líder y más dinámico de la economía). El establecimiento de un mercado mayorista de bienes y un mercado de capitales para facilitar adecuadamente estas actividades comerciales estatales y no estales (imprescindibles en cualquier economía desde mucho antes de los fenicios!) serían sin dudas una contribución al crecimiento económico y también un incremento de las divisas al estado, no solo para financiar el desarrollo económico sino también el desarrollo social.

Por ejemplo:

1- De establecerse por el estado algo parecido a la Zona Libre de Colón en un lugar como el Puerto del Mariel o Berroa (con las regulaciones e impuestos del caso, económicamente fundamentados en función de una política de crecimiento), el gasto permanente de estos miles de cubanos en pasajes de avión (de líneas que no son cubanas), en hoteles y otros se reduciría y aumentaría el gasto dedicado a las compras dentro de las fronteras nacionales fomentando la actividad económica de manera notable. Esto no impediría que otros importen directamente pero en condiciones diferentes, con mucho menos espacio para la especulación. 

2- la disminución en el altísimo porcentaje que las redes oficiales de ventas en CUC le imponen a los precios, obligaría a los comerciantes individuales a bajar los suyos, contribuyendo así a un mayor acceso de los consumidores y fomentar más la actividad económica con menos presiones inflacionarias.

Es notable la diferencia de precios entre lo que valen estos productos en la Zona Libre de Colón (por ejemplo). Un dato exacto: un refrigerador que en la Zona Libre vale 1140 usd se vende en Cuba aproximadamente en 2200 CUC, o sea casi el doble, esto no lo justifica los precios de flete, gastos de viaje, etc, esto lo hace posible los precios y las escaseces de las TRD (si es que así se llaman todavía), una moto eléctrica allí vale alrededor de 1000 usd, en Cuba las revenden en unos 2000 CUC, otra, un aire acondicionado split (con envío incluido) 400 usd, en Cuba no lo venden por menos de 700 CUC, otra, una campana extractora de cocina en Colon vale 230 usd en Cuba la revenden en unos 500 CUC y así sucesivamente. 

Esta actividad comercial no solo es inevitable, es imprescindible pero por qué no se legaliza y sobre todo por qué las empresas de comercio del estado no participan también de manera protagónica de esas operaciones con precios económicamente fundamentados y de manera sistemática, sería eso una “fuga de divisas”? o el uso de divisas en “productos superfluos”??, pues NO, en primer lugar porque permitiría ganar más divisas para otros destinos productivos y sociales esenciales y en segundo lugar porque esos productos no son “superfluos” en ninguna sociedad moderna y en tercer lugar porque de todas maneras van a entrar y de la peor manera (sin regulaciones efectivas, con corrupciones y sobornos, con sobreprecios finales etc, etc, etc)

En cuanto a lo que explicas sobre la cifra original a retener, el impacto que en esto tiene la velocidad de rotación, etc estoy totalmente de acuerdo. Además de que en alguna medida considerable el origen del capital está en remesas o ingresos de nacionales en él exterior, o sea no son divisas compradas al estado o desviadas ilegalmente.

Se repite la pregunta una y otra vez, por qué no institucionalizar esto y colocarlo en un marco de regulaciones adecuadas y económicamente fundamentas en cálculos rigurosos y políticas viables?, por qué mantener a sectores de la población que encuentran en esas actividades una alternativa auténtica (sobre todo si es adecuadamente regulada) en situaciones permanentes de zozobra, actuando a veces como parias y marginales, cuando muchos son jóvenes llenos de entusiasmo y deseos de hacer cosas que pueden ser muy favorables para el país?

Las preguntas son muchas, estás solo corresponden a esta dimensión específica de los problemas del comercio exterior, pero que están conectadas con todas las demás, la economía, como tu siempre nos recuerdas, es un sistema que se debe entender en toda su complejidad para no decir y hacer disparates, porque sus consecuencias no son solamente económicas sino también y a veces mucho más importante, políticas.

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