Otras Paginas WEB

lunes, 26 de noviembre de 2018

¿LA HISTORIA SE REPETIRA?

Por Julio Sergio Alcorta Fernandez *

Han transcurrido con sorprendente rapidez los primeros 18 años del que era el nuevo siglo XXI.

No sé si pudiera pecar de agorero, pero me arriesgo a expresar mis criterios en relación con lo que presiento se está engendrando con intensidad y firmeza en esta fase desatinada e irreflexiva de acontecimientos que me hacen rememorar las trágicas historias precisamente acaecidas hace un siglo.

Me llama la atención como se van acumulando con astucia, y a la vez con fingimiento, actuaciones de índole fascistoides; alumbramiento de personajes cavernarios que parecen salidos de una pandilla de malhechores; militaristas belicosos, ultraderechistas y apologistas de la guerra justa, la misión civilizadora, la providencia divina y el pueblo elegido.

Pienso entonces, que sería útil y beneficioso, aunque sea, realizar un arqueo de los procesos históricos que nos puedan iluminar y despejar en sus más íntimas entrañas, las verdaderas causas de algunos de estos impresionantes y sobrecogedores episodios de la humanidad.

En este caso concreto que ahora me ocupa, consideré necesario realizar una compilación lo más sencilla y resumida posible, lo cual no resultó fácil, por su inmensidad, de los espantosos y trágicos acontecimientos ocurridos en el solo término de tres décadas (31 años), en el pasado siglo XX durante:

·         La primera guerra mundial  (1914-1918)
·         Las entreguerras (1919-1938)
·         La segunda guerra mundial (1939-1945)

Y como fue el proceder de los gobernantes y las elites de poder que intervinieron, precisamente cultivadores del SISTEMA CAPITALISTA, y que fueron los instigadores principales de las catástrofes.

Modestamente pienso que la exposición de hechos recogidos de excelentes libros, declaraciones y testimonios, nos deben llevar a una seria de comprensiones y evidencias de hechos que por desgracia se han ido olvidando; o mejor dicho, los han ido encubriendo, disfrazando y silenciando, a pesar de los infortunios y las catástrofes que han causado, de conjunto con sus actores y a veces comediantes del SISTEMA, llegando a estos momentos del nuevo siglo XXI en que parece se vuelve a REPETIR LA HISTORIA.


PRIMERA GUERRA MUNDIAL

El inicio del siglo XX se nuestra era se vio sacudido catastróficamente con una conflagración en que se vieron involucrados fundamentalmente un grupo de las naciones capitalistas más importantes de Europa.

Participaron por una parte los llamados Aliados: Rusia, Francia, Gran Bretaña, Italia, Bélgica y Japón.

Y como sus enemigos: Alemania, Austria-Hungría, Turquía y otros países más pequeños denominados como Potencias Centrales.

Fue una guerra que se convirtió en una conflagración mundial, iniciada en 1914 y finalizada en 1918, con un saldo espantoso de 10 millones de muertos, 20 millones de heridos y 8 millones de prisioneros de guerra y desaparecidos.
En el caso de los Estados Unidos ante la tragedia iniciada y sin posibilidad de participar de lleno, el presidente Woodrow Wilson declaró oficialmente la neutralidad de la nación, además que representaba el sentimiento mayoritario de la población.

Indudablemente que esta necesaria decisión representó realmente una prodigiosa expansión del país y su salvación de una imponente crisis que se avecinaba.

El 6 de abril de 1917 a 4 años del comienzo de la guerra, bajo el pretexto de la ilimitada guerra submarina alemana, los Estados Unidos entraron activamente en el conflicto.

Al finalizar esta tragedia y con una desfachatez inaudita, se oyeron declaraciones que no se avenían a la categoría y distinción de las personas que las pronunciaban, a saber:
·         “Todos caímos en esta guerra SIN QUERERLO” (Lloyd George-Primer Ministro Inglés).
·         “Después de la guerra, FUE DIFICIL RECORDAR con exactitud por qué había sucedido la conflagración. (Henry Kissinger-Sec. Dpto. de Estado, alrededor de 80 años después de la anterior declaración de Lloyd George).
·         “Una catástrofe natural” (…) “El incendio siguió violentamente en curso hasta consumirse” (Winston Churchill en 1929)

Nada más procaz se podía difundir en esos instantes y posteriormente.

Verdaderamente fue una guerra por el reparto del mundo; una guerra de conquista, de bandidaje y de rapiña.

No se trataba de un movimiento espontaneo ni inconsciente sin influencia de ningún tipo; se trataba de un conflicto que respondía a las características y peculiaridades del único proceso social que prevalecía, influido por años de intachable teorización academicista de los padres fundadores del LIBERALISMO CLASICO, en que pregonaban que la división internacional del trabajo y la “mano invisible” de los mercados sería la solución definitiva dando paso al “impecable” SISTEMA CAPITALISTA, con sus postulados de las guerras justas, el sojuzgamiento de otros pueblos, la misión civilizadora, la providencia divina y el famoso Destino Manifiesto.

Se logró el primer reparto violento de la humanidad del siglo XX, entre las hordas del SISTEMA.

PERIODO DE ENTREGUERRAS

Una vez terminada la Primera Guerra Mundial, asombrosamente solo transcurrieron 20 años para que la humanidad se viera sometida a un nuevo conflicto aún más desvastador.

La época de Entreguerras (1919 - 1939), se vió perturbada y conmovida desde sus mismos inicios, por el Tratado de Versalles, conteniendo los términos de las propuestas de paz.Versalles no trajo la paz a Europa. Fue tal su contundencia y demoledoras las extremas penalidades y humillaciones al pueblo alemán que sembraron las semillas del Nacionalsocialismo y el fascismo; y los deseos de revancha y venganza anidaron entre los más recalcitrantes exponentes del imperialismo alemán, de sus políticos reaccionarios y de una parte mayoritaria de la población.

La economía europea resultó completamente devastada por la guerra, al extremo de que el poder económico mundial se desplazó de Europa a los Estados Unidos y de Londres a Nueva York.

El capitalismo norteamericano era el único que poseía entonces la capacidad de financiar la reconstrucción europea y aprovechó semejante oportunidad para penetrar las economías del continente.

El 15 de noviembre de 1920, se efectuó la primera Asamblea General de la Liga de las Naciones mecanismo promovido por el presidente de los Estados Unidos Woodrow Wilson y calificado como el único convenio capaz de garantizar la paz.
Sin embargo, a pesar de su creación y del optimismo reinante Wilson caracterizó con tintes sombríos la situación en esos momentos, exponiendo:
“(…) puedo predecir con absoluta seguridad que dentro de una generación estallará otra guerra mundial si las naciones del planeta no encuentran mecanismos capaces de prevenirla”

Los acontecimientos políticos europeos no daban razón a quienes miraban el futuro con optimismo.

La lista de disputas en territorio europeo correlacionadas con algunos de sus Estados en las que la Liga de las Naciones intervino entre 1924 y 1935, era extensa, lo cual demostró la volatilidad de la región y el predominio en ella de un clima de tensiones y conflictos que no cesaron tras el Tratado de Versalles.
Así las cosas, Adolfo Hitler asumió legalmente la presidencia de Alemania el 30 de enero de 1933.

Hitler cambió el curso de la política exterior con el objetivo explícito de conquistar para Alemania el “espacio vital” (el Lebensraum) concebido inicialmente como la expansión territorial a expensas de la Unión Soviética.

El 21 de octubre de 1933, retiró a Alemania de la Liga de las Naciones, inaugurando secretamente el programa de rearme; y el 16 de marzo de 1935, denunció unilateralmente las cláusulas del Tratado de Versalles relativas al desarme de sus fuerzas terrestres y otras prohibiciones de dicho Tratado.

A la vez Neville Chamberlain, Primer Ministro Británico ocupó el cargo a partir del 28 de mayo de 1937; con un record de excesivo “apaciguamiento” y capitulación se entrevistó dos veces en suelo alemán con Hitler en 1938, junto a Daladier, Primer Ministro francés, y Mussolini para firmar el Pacto de Múnich que abandonaba parte de Checoslovaquia (la región del Sudeste) en manos de Hitler. Seis meses después, violando una vez más lo convenido, los nazis se anexaron el resto del país.

Los conservadores capitalistas británicos, al igual que otros políticos franceses y norteamericanos, no menospreciaron el ascenso del fascismo y el nazismo en Europa y del militarismo japonés en Asia, sino que lo estimularon, protegieron y en algunos casos lo financiaron.

Si hacemos un recorrido histórico que abarque los hechos ocurridos en estos 20 años, nos daremos cuenta fácilmente como las ideas básicas del SISTEMA CAPITALISTA, influyeron definitivamente en las decisiones que tomaron los hombres.

No quisiera finalizar sin antes mencionar la actuación en aquellas circunstancias, de las elites de poder de los Estados Unidos en sus relaciones con Hitler y Mussolini, que representó la mayor degeneración y perversión del SISTEMA, al servir de apología y coartada a elementos envilecidos por la exagerada ambición al enriquecimiento, aunque este proviniera de los orígenes más impuros, prostituidos y corrompidos del mundo.

Veamos a continuación a que me refiero:

El dictador alemán y sus ideas fascistas fueron particularmente admiradas por los propietarios, directivos y accionistas de las grandes empresas norteamericanas, que ya en los años 20 habían hecho considerables inversiones en Alemania o se habían asociado con empresas alemanas.

Una élite de más de 20 grandes y poderosas corporaciones norteamericanas se benefició de su conexión alemana durante los años 30. Esta elite incluía Ford, GM, Standard Oil, DuPont, Union Carbide, Westinghouse, General Electric, Goodrich, Singer, Eastman Kodak, Coca Cola, IBM, y por ultimo y no menos importante ITT.

La gigantesca organización DuPont, había invertido con fuerza en la industria armamentista alemana introduciendo ilegalmente armas y municiones en Alemania vía Holanda.

No podía extrañarse que el presidente de la DuPont adorase a Hitler y suministrase generoso apoyo financiero a los nazis.

Otra compañía que mantuvo relaciones íntimas con el régimen nazi fue ITT, cuyo fundador y presidente Sosthenes Behm, no guardaba su simpatía por Hitler.

Tolsie Rieber, jefe del gigante petrolero TEXACO fue otro admirador de Hitler y amigo personal de Goring, además de ayudar a los fascista de Franco a ganar la guerra civil española.

Henry Ford admiraba a Hitler. La admiración era mutua pues el Fuhrer tenía un retrato de Ford en su despacho y en 1938 lo honró con la más alta condecoración que la Alemania Nazi podía otorgar a un extranjero.

Por los servicios de General Motors a la Alemania Nazi, James D Mooney, alto ejecutivo de GM fue condecorado con la misma medalla.

Thomas Watson de IBM, que se había referido a sí mismo como “servidor del tercer Reich”, también recibió una medalla de Hitler en su visita a Alemania en 1937.

No fue por casualidad que los fabricantes de automóviles y las petroleras norteamericanas participaran del triunfo alemán. Sin los camiones, tanques, aviones y otros equipos suministrados por las subsidiarias alemanas de Ford y GM, y sin las grandes cantidades de materias primas estratégicas como el caucho, así como el combustible diésel, los aceites lubricantes y otros tipos suministrados por TEXACO y STANDARD OIL, vía España, las fuerzas alemanas de tierra y aire no habrían podido tan fácilmente derrotar a sus adversarios en 1939 y 1940.

Se habían preparado las condiciones entre las elites capitalistas para embarcarse en otro mucho más devastador conflicto.



 segunda guerra mundial

Como era de esperar, los acontecimientos que dieron lugar a la primera conflagración y fundamentalmente las desvergonzadas componendas, flirteos y tolerantes actitudes y cobardes posturas de los países capitalistas en el periodo de Entreguerras, en sus prostituidas relaciones con el nazismo y el fascismo pertenecientes al mismo género de racionalidad instrumental capitalista, llevaron a la humanidad a enfrentarse a ese espantoso, criminal y holocaústico evento.

Únicamente se puede comprender esta humillante y vergonzosa posición, si nos adentramos en la génesis y fundamentos básicos del SISTEMA CAPITALISTA, engendrador dentro de sus admiradores y excelentes ejecutores de los actos más indignos y ruines, con tal de obtener, a como sea, el provecho y lucro que dicho espantajo impone.

La tragedia comenzó el 1 de septiembre de 1939, en que las tropas alemanas cruzaron la frontera invadiendo a Polonia. Inmediatamente después el 3 de septiembre, Francia y Gran Bretaña le declararon la guerra a Alemania.

Como es conocido y admirablemente destacado por sus compinches, con gran rapidez los ejércitos alemanes a través de su famosa Guerra Relámpago, arroyaron con calculada hazaña a Polonia, en el Este; Holanda y Bélgica en el Oeste; Dinamarca y Noruega en el Norte.

Francia fue aplastada en 14 días por las divisiones hitlerianas con la ayuda alevosa e infame del Mariscal francés Petain, estableciendo un gobierno mediatizado.

Por otro lado, la fuerza expedicionaria inglesa que desembarcó en Dunkerke pudo escapar no sin dejar en las playas todo el equipo pesado que llevaba.

En este comienzo y posteriores sucesos la situación empeoraba peligrosamente y algunos tenían la esperanza de que los Estados Unidos interviniera en la guerra para revertir esta caótica situación.




Mientras tanto, los nazis seguían dominando el continente y eran libres para implantar su nuevo orden.

Los Estados Unidos no deseaban verse envueltos activamente en ese conflicto europeo; y en ocasión de las elecciones presidenciales en el otoño de 1940, Franklin D Roosevelt aseguro al pueblo estadounidense que en su próximo mandato: “(…) no vamos a enviar a nuestros chicos a ninguna guerra en el extranjero”.

Aunque en el otoño de 1941, una serie de incidentes entre submarinos alemanes y destructores de la armada de Estados Unidos que escoltaban a cargueros con destino a Gran Bretaña, condujo a un rápido deterioro de las relaciones con los nazis y provocó una crisis conocida como: “Guerra Naval no Declarada”.

Ya entrada la guerra en el año 1941, imprevistamente y sin una declaración de guerra, el 22 de junio el ejército alemán invadió a la Unión Soviética bajo la llamada Operación Barba Roja.

Entonces la esperanza de un largo conflicto entre Berlín y Moscú se reflejaba ampliamente en los periódicos y la muy difundida nota puesta en circulación por el senador Harry S. Truman el 24 de junio de 1941, solo dos días después del comienzo de la Operación Barba Roja, como sigue:

“si vemos que Alemania está ganando ayudaremos a Rusia, y si Rusia está ganando ayudaremos a Alemania de forma que ambos bandos se desgasten lo más posible”.

No sé lo que pensaría después este energúmeno que se convirtió en presidente de los Estados Unidos posterior a la muerte de Roosevelt, pues la Unión Soviética fue el primer país en detener la maquinaria de guerra de Hitler y el 5 de diciembre de 1941, el Ejército Rojo lanzó su contraofensiva.

En estas circunstancias, el 7 de diciembre de 1941, se produjo “sorpresivamente” el bombardeo de aviones japoneses a la base naval de los Estados Unidos en Pearl Harbor.

En la primavera de 1942, los alemanes lanzaron una nueva ofensiva sobre el Frente Oriental. Los soviéticos apenas habían comenzado a sobrevivir al ataque nazi de 1941.

Aunque había comenzado la ayuda material de Estados Unidos y Gran Bretaña, la Unión Soviética requería que se abriera un Segundo Frente en Europa Occidental, lo que habría forzado a los alemanes a llevar tropas del Frente Oriental con gran alivio para la URSS.

Frecuentemente se ha puntualizado por esclarecidos historiadores de que Churchill le agradaba la idea de que Hitler y Stalin se degastaran mutuamente en el frente del Este, y que otros muchos prominentes norteamericanos compartían su opinión.

Finalmente se desecharon los planes de abrir el Segundo Frente en 1942, obligando a los Soviéticos a soportar el peso del enorme esfuerzo requerido en la cruzada contra el fascismo.

Por fin, en la primavera de 1944, los Aliados Occidentales desembarcaron en la Costa Atlántico Francesa (Operación Overlord). Algunos historiadores norteamericanos escribieron:

“cuando las tropas rusas empezaron a hacer retroceder a los alemanes, se hizo imperativo para norteamericanos e ingleses la estrategia del desembarco de tropas en Francia, que les condujera Alemania y mantuviera la mayor parte de ese país fuera de las manos Soviéticas".

La posibilidad de una victoria rusa completa sobre Alemania, ante de que las fuerzas norteamericanas desembarcaran en el continente, era una pesadilla para los Estados Unidos.

Los hechos y acontecimientos posteriores son conocidos y nos llevan hasta las capitulaciones de los alemanes y los japoneses en 1945.

Esta nueva catástrofe del SISTEMA, tuvo otro costo terrible para la humanidad: 50 millones de muertos, entre ellos 30 millones en la URSS, más cifras impresionantes de heridos y desaparecidos.

Comenzaba entonces otra guerra, la GUERRA FRIA que ya se había iniciado incluso antes de que los nazis se rindieran, con el único objetivo de la eliminación de la Unión Soviética, y sobre todo lo posibilidad de utilizar el nuevo conflicto para mantener después de 1945 la carrera armamentística.

PERIODO AÑO 1945 HASTA EL FINAL DEL SIGLO XX (AÑO 2000)

Sería extremadamente prolijo si me dedicara a exponer el extraordinario movimiento de los hechos que acontecieron a partir de 1945 hasta el final del siglo XX, en que transcurrieron 55 años.

En beneficio de concluir este trabajo de forma adecuada y sin caer en un relato escrupuloso que no ayudaría a un entendimiento asequible a lo que pretendo procurar, preferí reducir en lo posible, los sucesos de ese periodo de tiempo, ajustándome solamente a tratar de describir, dentro de mis posibilidades, la evolución de las maniobras que con destreza innegable el SISTEMA y sus acólitos desarrollaron y desplegaron, que condujeron a la emanación de un proyecto no de nueva emisión, sino de la innovación del vetusto guión de los precursores del método, que lamentablemente requirió  cierta extensión en su comentario.

Me refiero indiscutiblemente al manoseado y pérfido designio llamado NEOLIBERALISMO.

El neoliberalismo nace después de la segunda guerra mundial en Europa Occidental y los Estados Unidos, reflejando una vehemente reacción teórica y política contra el intervencionismo estatal y el estado de bienestar.

Sin entrar en los detalles de sus primeros precursores y cómo se establecieron sus bases organizativas e ideológicas, sí puedo referirme a un personaje extravagante: el estadounidense Milton Friedman, Premio Nobel de Economía 1976 a quien se debe en buena medida su doctrina.

Profesor de la Universidad de Chicago. Aprendió la importancia de aprovechar una crisis a gran escala durante la década de los 70, cuando fue asesor del dictador general Augusto Pinochet.

Friedman le aconsejó a Pinochet que impusiera un paquete de medidas rápidas para la transformación económica del país: reducciones de impuestos, libre mercado, privatizaciones de los servicios, recortes del gasto social y una liberalización y desregulación general.

Se trataba de la transformación del SISTEMA más extrema que jamás se había llevado a cabo en ningún lugar, y pronto fue conocida como la Revolución de la Escuela de Chicago, pues diversos integrantes del equipo económico de Pinochet habían estudiado con Friedman en la Universidad de esa ciudad.

Posteriormente el NEOLIBERALISMO como tal se impuso en todo el continente, favorecido por la crisis de la deuda que estalló en 1982.

Años después, exactamente en 1979, comenzó el reinado de Margaret Thatcher en Gran Bretaña, y en 1980 Ronald Reagan fue elegido presidente de los Estados Unidos. Ambos se comprometieron públicamente a poner en marcha el PROGRAMA NEOLIBERAL.

De esa manera, en el transcurso de los años 80 asistimos al triunfo incontestable de esa ideología en los países capitalistas avanzados y otros de la periferia sobre todo en la América Latina.

Se impusieron medidas radicales:
-          El freno a la emisión de la masa monetaria.
-          Elevación de las tasas de interés.
-          Reducción drástica de los impuestos sobre los ingresos más altos.
-          Se suprimen los controles sobre los flujos financieros (entrada y salida de capital).
-          Aumento de la tasa de desempleo.
-          Aplastar las huelgas.
-          Imposición de una legislación antisindical.
-          Hacer recortes en los gastos sociales.

Finalmente se lanzaron en un amplio programa de privatizaciones, comenzando por la vivienda pública, luego sectores de la industria básica, la electricidad, el petróleo y la distribución del agua.

En el caso de los Estados Unidos, el presidente Reagan le dio prioridad a la carrera militar contra la URSS. Redujo los impuestos a los más ricos, alza en las tasas de interés y aplasta la única huelga seria de su mandato.

Hay que destacar de forma negativa que esos gobiernos decidieron aplicar como si fuera una victoria del método, el alza de las tasas de desempleo concebido como mecanismo natural y necesario para el funcionamiento eficaz de toda la economía de mercado.

Llegado el final del siglo XX, todo hacía indicar que el SISTEMA había logrado lo que sería su máximo esplendor y su más anhelado proyecto de hegemonismo universal, sin ALTERNATIVAS.

Pienso que, al contrario, se estaba asistiendo al inicio de una maquinación desequilibrada que degeneraría otro momento alarmante en que después de una TRANSMUTACION    de un fenómeno neoliberal impuesto a sangre y fuego por el SISTEMA, se volvería a lograr la imposición de un grotesco feto en parte adormecido hace décadas: el FASCISMO, y que sería bienvenido por los nuevos mandarines que surgirían al comenzar el nuevo siglo.

SIGLO XXI

El inicio de este nuevo siglo no fue muy estimulante. Los que concibieron que las condiciones se presentaban idóneas para un asalto de los llamados neoconservadores al poder en los Estados Unidos, estaban claros.

Y así resultó. En los comicios de noviembre del 2000, a través de un escandaloso fraude en que finalmente tuvo que intervenir el Tribunal Supremo, fue “elegido” George W. Bush (el hijo).

Este personaje que según José Saramago, gran escritor portugués y Premio Nobel de Literatura en 1998, lo catalogó como de inteligencia mediocre, ignorancia abismal, expresión verbal confusa y permanentemente atraído  por la irresistible tentación al disparate, había sido escogido como el espécimen adecuado de esos extremistas para sus fines fundamentalistas y fascistoides.

Veamos algunos de estos neofascistas disfrazados de neoconservadores.

Dick Cheney, Paul Wolfowitz, Donald Rumsfeld, Elliot Abrams, John Bolton, William Kristol, Frank Carlucci, Jeane Kirpatrick, I.Lewis Libby, Robert Zoellick y otros.

Lo primero que se les ocurrió fue FACILITAR que se ejecutaran los atentados terroristas en las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001, a solo ocho meses de haber tomado posesión, conociendo de ante mano que algo parecido iba a suceder y no intervinieron para abortarlo.

Estos criminales atentados era lo que estaban esperando con anhelo para contar con la justificación que permitiera la extensión de la política guerrerista y subversiva de Estados Unidos, de acuerdo con los postulados de sus fanáticos y pirómanos funcionarios obedientes a los designios del Proyecto para el Nuevo Siglo Americano.

De inmediato se proclamó a toda voz y en todas las instancias la Guerra contra el Terrorismo, refugiado, según Bush, en más de 60 países de todo el mundo.

Continuaron escandalosamente las invasiones ilegales a Afganistán y a Iraq con el espantoso saldo de destrucción y muertes, con justificaciones tan absurdas y cínicas que generó un escándalo en la comunidad internacional y en la ONU.

Jamás, después de Hitler se había visto a un gobierno fabricar informes falsos hasta dar un rostro legitimo a unas agresiones militares decididas de antemano.
Como colofón, el estallido de la Burbuja Financiera en el sector inmobiliario de los Estados Unidos, su impacto del derrumbe sobre el mercado financiero en una línea ascendente de crisis, hasta obligar al gobierno de Bush a renegar en los hechos de su dogma neoliberal: nacionalizar entidades financieras y presentar el más costoso plan de salvamento de las entidades en bancarrota que jamás un gobierno haya dispuesto.

El desbarajuste ocasionado en los ocho años de Bush como presidente, y sobre todo de sus más engolados ultraderechistas y fascistoides funcionarios y asesores, fue el remate para que el SISTEMA no los perdonara y los empujara y hundiera en sus conocidos cuarteles de invierno, en los que anhelaron seguramente con determinación y posiblemente con certeza, nuevos tiempos en que sus ideas y proyectos definitivamente e inexorablemente serian establecidos.

La nación se encontraba en una situación difícil y confusa. Sus ciudadanos no concebían como era posible haber caído en ese caos político, administrativo, económico y social.

Como siempre la ELITE decidió intervenir. Era necesario encontrar urgentemente un remedio mágico que estableciera la normalidad y que restituyera la esperanza y la confianza perdidas.

Se decidió acudir a un abogado constitucionalista, profesor de la Universidad de Chicago y posteriormente joven senador, de origen afronorteamericano.

Fue elegido para la contienda en las elecciones presidenciales de 2008, por el Partido Demócrata, por sus cualidades carismáticas, vasta educación, magnifico orador y sus ideas y concepciones sobre los desafíos que esperaban los nuevos escenarios mundiales en los que su país tenía que ejercer su liderazgo y promover sus intereses, por lo que apelaba al CAMBIO sin afectar la superestructura.

Es por ello que sus llamadas al dialogo directo con los gobiernos que consideraba enemigo o los METODOS SUAVES que propugnaba, eran fórmulas que buscaban modernizar la eficiencia del sistema, al menor costo posible.

Se trataba de la presencia de un político con las características adecuadas para iniciar la labor de salvación.

Finalmente fue elegido en las elecciones presidenciales del primer martes de noviembre 2008.

A los cuatro años de haber asumido la presidencia, no se produjeron cambios espectaculares con respecto al legado de Bush, aunque su habilidad mediática, capacidad de seducción y moderación configuraron un quehacer ajeno a la estridencia y beligerancia de su antecesor.

En el plano internacional, Barack Obama apelo a comenzar la reducción de la presencia militar en el exterior, buscando más la negociación que el enfrentamiento, aunque se mantuvo inflexible en el consentimiento a los cánones de la seguridad nacional, aprobando la participación de los Estados Unidos en conflictos militares que fueron criticados por la comunidad internacional.

En el plano interno, fue exitoso que se lograra en el 2010, la medida que extendía la cobertura médica a más de 30 millones de estadounidenses, que no tenían seguro, lo que significó la mayor expansión de la cobertura médica desde la creación de MEDICARE y MEDICAID a mediados de la década de 1960.

En el caso de Cuba, al terminar 6 años en el poder, del bloqueo no se hablaba y todas las demás restricciones e impedimentos que persistían al tomar posesión del cargo, continuaban intactas en plena vigencia.

Al contrario, su gobierno arreció como nunca la persecución de las relaciones de Cuba con entidades bancarias y comerciales de otros países, imponiéndoles multas millonarias mostrando una obstinación morbosa.

Posteriormente, el 17 de diciembre 2014, con las comparecencias de los presidentes Raúl Castro Ruz y Barack Obama, relacionadas con la liberación de nuestros tres antiterroristas y la del espía norteamericano Alan Gross, se informó de la decisión de Obama de hacer cambios sustanciales en el bloqueo contra Cuba y comenzar a normalizar las relaciones entre los dos países.

En esos momentos la comparecencia del presidente cubano fue breve, sustanciosa y respetuosa, declarando: (…) “la decisión del presidente Obama merece respeto y reconocimiento de nuestro pueblo (…) debemos aprender el arte de convivir de forma civilizada con nuestras diferencias”.

Fue decidida las aperturas de las embajadas y nuestro pueblo recibió con agrado y esperanza la decisión del presidente Obama y su familia de visitar Cuba del 20 al 23 de marzo.

Terminando el termino de 8 años de Obama como presidente ¿Qué situación imperaba en los Estados Unidos?

Considero que, entre otros conflictos externos e internos, algunos de intensidad, y las consecuencias de años padeciendo de las barbaries y el salvajismo de mandatarios inescrupulosos, embusteros, prepotentes e ineptos, el pueblo estadounidense estaba atiborrado de MIEDO; de MUCHISIMO MIEDO.

Miedo a los emigrantes, al terrorismo, a las drogas, a la criminalidad, al comunismo, al posible resquebrajamiento del imperio del consumo, al deterioro de bienestar, a sus congresistas corruptos, a la perdida de hegemonismo, a sus guerras infinitas. Miedo a China, a Rusia, a Iran, y hasta a Maduro; y naturalmente a los estúpidamente señalados por Bush de los 60 y más países.

Lamentablemente es en esos precisos momentos en que los pueblos requieren verse respaldados por alguien que los proteja de tanta inseguridad.

¿No fue algo parecido, salvando épocas y peculiaridades de pueblos, como en la década del 30 del pasado siglo en Alemania se apelaron a una figura como Hitler?

Precisamente una parte importante de ese pueblo se vio en presencia de un personaje que parecía poseer la notoriedad que se necesitaba para llevar a cabo la extraña y rara tarea de ampararlo a ultranza.

Así lo percibió desde el mismo momento de su participación en la contienda para ser escogido como mandatario y lo acabó de percatar en estos primeros años, al distinguirlo por su exaltado nacionalismo, el énfasis en el slogan “América First”, una actitud y un estilo prepotente, machista, duro, a veces grosero, y un discurso de enfrentamientos, que a fin de cuentas se avenía armoniosamente con el ansia y la incertidumbre de sus admiradores.

Pudiera estar equivocado, pero en los Estados Unidos desde hace algunos años se ha venido presentando estos trastornos sociales, ahora astutamente utilizados por el actual mandatario Donald Trump, para destacarse y obtener la popularidad de una mayoría de esa población asustadiza.

Pero lo indiscutible es que, dentro de ese lodazar de extravagancias, el SISTEMA es muy versátil; reconoce las deformaciones, los absurdos y las anomalías que ha engendrado, e intuye que la historia puede jugarle una mala pasada.

Por eso, estamos presenciando con inquietud e incertidumbre, como se está provocando y estimulando la mutación a formas NEONAZIS de organización social y política, tratando por todos los medios de fortificar y abrigar herméticamente al SISTEMA, ante posibles avances progresistas; por lo que irremediablemente existen posibilidades de que SE REPITA LA HISTORIA.

La Habana, 20 de noviembre de 2018 - “Año 60 de la Revolución”

 *Nací en el Central Primero de Enero (Violeta), Ciego de Avila. Al mudarse mi familia para La Habana, pasó a laborar en Galbán Lobo Comp., monopolio comercial de ese magnate azucarero cubano, como taquígrafo mecanógrafo.

Al triunfo de la Revolución, participé en la nacionalización de los centrales Fidencia, en Placetas; y Caracas, en Cruces.

Trabajé en la organización de la Industria Azucarera en el Central “Osvaldo Sanchez”, Guines.

EN LA Empresa Consolidada de la Ind Azuc. Y posteriormente en el creado Ministerio del Azúcar en 1964. Siempre en lo relacionado con Organización y Sistemas .

En la Zafra del 70, me pasaron a trabajar a nivel nacional en todos sus abastecimientos; y finalmente al terminar esa zafra, en la parte de las importaciones.

Entre 1985 a 1990, me nombraron para dirigir la Oficina del MINAZ en la República Democrática de Alemania, para atender todos los créditos en los países socialistas, excepto la URSS.






No hay comentarios:

Publicar un comentario