En ese sentido, existen al menos cuatro importantes retos: a) poder disponer de datos de confiabilidad reconocida y que fuesen comparables, b) la identificación de un número relativamente pequeño de indicadores que, sin abarcarlo todo, fuesen capaces de “medir la temperatura” del sistema socio-económico, c) el cuidado al abordar indicadores que, expresando resultados, también pudieran funcionar como parte de complejas interacciones de causa- efecto, y d) resistir la tentación de pensar que solamente lo medible –y lo medido- es importante, desconociendo los elementos cualitativos.
En cualquier caso, se sugieren diez gráficos que quizás pudieran tener alguna utilidad para empezar a organizar la discusión sobre el tema.
Antes de pasar a los gráficos, conviene tener en cuenta seis fechas. Se considera que 1978 marcó el inicio de la reforma económica en China, profundizadas a partir de 1992 luego del conocido “recorrido por el Sur” realizado por Deng Xiaoping. La reforma vietnamita comenzó en 1986 y se profundizó a partir de 1989. La aplicación de los llamados “Lineamientos” se abordó en Cuba a partir de 2011 y en 2017 se aprobaron –como documentos guías de la reforma- una versión revisada de los Lineamientos” y el texto de la “conceptualización” del modelo económico y social del país.
China y Vietnam eran países económicamente muy atrasados al iniciar sus reformas…
En términos de su escala económica relativa, la Cuba que en 2011 emprendió su reforma económica más ambiciosa de la era “post- soviética”, lo hizo desde un punto de partida mucho mejor que los “bloques de arrancada” desde los que debieron partir China y Vietnam en sus reformas de los 1970´s y 1980´s.
Cuando China comenzó su reforma, en 1978, su PIB per cápita (a precios corrientes) era aproximadamente 12 veces inferior al de Cuba (156 USD vs. 1838 USD), y cuando Vietnam comenzó la reforma, en 1986, su PIB per cápita era 6 veces inferior al que tenía Cuba en aquel año (437 USD vs. 2383 USD). (Fuente: Indexmundi https://www.indexmundi.com)
Varias décadas después, Cuba continuaba llevándole ventaja a China y Vietnam en cuanto a PIB per cápita. A veces parece perderse de vista que, cuando Cuba emprendió su más reciente reforma en el año 2011, su PIB per cápita era superior al de China (6076 USD vs. 5634 USD), y era casi cuatro veces mayor que el de Vietnam (6076 USD vs. 1543 USD). (Fuente: Indexmundi https://www.indexmundi.com)
De hecho, no fue hasta fecha muy reciente -el año 2013- cuando el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita de China –medido a precios corrientes- logró superar el de Cuba. En Vietnam, el nivel de ese indicador todavía sigue siendo muy inferior a los registros actuales de China y de Cuba.
Gráfico 1. Producto Interno Bruto (PIB) per cápita de China, Cuba y Vietnam (a precios corrientes)
Fuente: Indexmundi https://www.indexmundi.com (Base de datos online que contiene estadísticas detalladas que han sido compiladas de diversas fuentes. Incluye un generador de gráficos que refleja datos comparados de países).
La situación comenzó a cambiar significativamente desde mediados de la década de los 2000s, como consecuencia del efecto acumulado de tasas de crecimiento del PIB muy altas en China y Vietnam que habían podido ser mantenidas durante la década precedente.
Gráfico 2. Tasa de crecimiento anual del Producto Interno Bruto (PIB) de China, Cuba y Vietnam
Como contraste, el crecimiento del PIB de Cuba tuvo un registro errático después de haber superado el peor momento de la crisis iniciada en los 1990s. En una fecha más cercana, desde 2008, el crecimiento anual del PIB de Cuba no ha logrado superar nunca el 5%, promediando alrededor del 2% en años recientes. En cambio, los crecimientos económicos de China y Vietnam se han movido en un rango aproximado de entre el 6 y el 10%, de manera estable.
Elevado ahorro e inversión en China y Vietnam: una “asignatura pendiente” en Cuba …
La llamada tasa de ahorro nacional -medida como por ciento del ahorro en el PIB- es uno de los indicadores antes mencionados que pudiera expresar complejas interacciones de causa- efecto, principalmente mediante su posible impacto en la inversión (formación de capital bruto).
Gráfico 3. Ahorro interno bruto como por ciento del PIB en China, Cuba y Vietnam
Gráfico 4. Formación de capital bruto fijo como por ciento del PIB de China, Cuba y Vietnam
Hay algo que debería entenderse con claridad: si en Cuba no se alcanzara un nivel de inversión en el entorno del 25% del PIB, no es razonable asumir que el país se desarrollará. La brecha actual de Cuba es enorme en cuanto a ese indicador y su solución no parece estar a la vista.
Las diferencias muy notables que existen entre los tres países en cuanto al ahorro y la inversión representan un área de interés para el diseño de la reforma económica en Cuba, pues pudieran estar expresando posibles impactos no solamente de estructuras económicas, de diferentes culturas, de normas sociales distintas, y de factores externos sino también de políticas económicas disímiles.
- ¿Influye en los mayores niveles de ahorro e inversión en China y Vietnam la existencia de modelos de gestión estatal más descentralizados?
- ¿Es un efecto del funcionamiento de relaciones de mercado más extendidas y más intensas en esos dos países?
- ¿Cuáles modificaciones de los sistemas financieros de China y Vietnam habrían favorecido altas tasas de ahorro y de inversión?
Son preguntas que valdría la pena explorar.
El nivel de desarrollo social de Cuba siempre fue más elevado, pero China y Vietnam han reducido la brecha …
En el plano de la dimensión social de la reforma económica hay tres aspectos destacables cuando se adoptan como parámetros de comparación algunos indicadores que generalmente son capaces de tomarle bien la “temperatura” a sistemas sociales complejos, como son los sistemas de salud y de educación.
Esos tres aspectos son:
- Cuba siempre ha tenido mejores índices de salud y de educación que China y Vietnam.
- Las brechas entre los tres países se han reducido.
- Cuba empezó sus reformas de 2011 con una situación social mucho mejor que la que tenían China y Vietnam cuando comenzaron sus reformas en 1978 y 1986 respectivamente.
Gráfico 5. Tasa de mortalidad infantil por cada 1000 nacidos vivos en China, Cuba y Vietnam
A diferencia de Cuba, que para sostener su reforma actual cuenta con uno de los mayores niveles de alfabetización del mundo, China tuvo que comenzar su reforma siendo analfabeta algo más de la tercera parte de su población (dato de 1982), y cuando Vietnam profundizó su reforma, en 1989, el 12% de la población adulta era analfabeta.
Gráfico 6. Tasa de alfabetización de China, Cuba y Vietnam (por ciento de alfabetizados en la población mayor de 15 años)
Pobreza y reformas socialistas: evidencia suficiente sobre China y Vietnam, “apagón estadístico” en Cuba …
La reducción de las brechas en educación y salud pudiera estar asociada con otro resultado social impresionante de las experiencias de reforma en China y Vietnam: la notable reducción experimentada en los niveles de pobreza de esos dos países.
Gráfico 7. Por ciento de la población viviendo por debajo de 1,90 USD diarios (calculado a partir de la paridad de poder compra con base en 2011)
La carencia de datos no permite hacer la comparación entre los tres países porque no se ha divulgado dato oficial alguno sobre la pobreza en Cuba. Ocasionalmente se escucha la cifra de que un 25% de la población cubana pudiera estar viviendo en condiciones de pobreza, pero, hasta donde conozco, no hay forma de verificar tal dato.
En caso de que esa cifra fuese válida, Cuba pudiera tener hoy niveles de pobreza 13 veces mayores que los de China (1,90% en 2013) y casi 9 veces mayor que el nivel de pobreza en Vietnam (2.8% en 2014).
En 1990, dos tercios de la población de China era pobre. Veintiséis años después, ese país prácticamente ha eliminado el índice promedio general de pobreza, aunque existen cifras mayores para determinados segmentos de la población, como es el caso de las zonas rurales.
En 1992, aproximadamente la mitad de la población vietnamita vivía en la pobreza (49,2%). Veintidós años más tarde, el nivel era solamente de 2,8%.
Cuando se comparan los avances en la reducción de los indicadores de pobreza con los datos del PIB per cápita, la situación es interesante. En términos de este último indicador, Cuba tiene hoy un nivel comparable al de China y el registro cubano es 3,6 veces mayor que el de Vietnam. Sin embargo, esos dos países casi han logrado erradicar la pobreza en el contexto de sus reformas, de manera muy acelerada, mientras que la situación de Cuba -aún sin datos precisos- parecería ser muy diferente.
¿Por qué -al parecer- existen mayores niveles de pobreza en Cuba a pesar de tener una situación mucho más favorable que Vietnam en cuanto a de PIB per cápita?
Esa es una pregunta que merece ser estudiada en el debate sobre la reforma económica en Cuba.
Desigual distribución del ingreso y reforma económica: otro gran “apagón estadístico” con características cubanas …
La medición de la desigualdad social no es satisfactoria en muchos países y su análisis no está exento de controversias metodológicas, pero, en el caso de Cuba esto llega al extremo de no disponerse de un dato confiable desde 1999, es decir, desde hace casi veinte años, cuando el coeficiente de Gini fue medido con un nivel de 0,407. Ver ¿Cuál debería ser la desigualdad máxima en Cuba?, El Estado como tal, 11 de abril de 2017, https://elestadocomotal.com/2017/04/11/test2/
Eso expresa una incongruencia mayor en un contexto político, como el cubano, en el que los temas de la desigualdad y la concentración del ingreso y la riqueza aparecen como preocupaciones centrales en el debate sobre la reforma del modelo económico y social del país. Para ser preciso, las preocupaciones generalmente consisten en asumir que la reforma es fuente de desigualdad.
Como no se sabe cuál es el nivel actual de los indicadores de desigualdad en Cuba, no puede hacerse la comparación con China y Vietnam, pero al menos puede decirse que el peor nivel registrado por Vietnam (un índice Gini de 39,3 en 2013) era mejor que el que Cuba habría registrado una década antes (0,407). Cabe la posibilidad –pero no puede afirmarse- de que el actual índice de Gini en Cuba pudiera aproximarse a los niveles recientes de China. Quizás pudiera ser peor.
No obstante, más que la comparación entre países en un momento dado, lo que tendría interés para la discusión sobre el posible efecto de la reforma en la desigualdad, sería la evolución de los indicadores de desigualdad en el período de tiempo de la reforma.
Las mediciones más recientes del indicador en China indican que el coeficiente de Gini era de 0,467 en 2017, mientras que en Vietnam era considerablemente mejor, alcanzando un nivel de 0,348 en 2014.
El dato de Vietnam es inferior al nivel de 0,4 que generalmente se considera preocupante, en tanto las cifras de China se han colocado durante mucho tiempo por encima de ese nivel.
En China, el índice de Gini creció significativamente desde un valor de 0,3 -a principios de la década de 1980´s- hasta alcanzar un registro muy alto, cercano al 0,50 en 2008. La evidencia indica, de manera inequívoca, que el proceso de reforma económica en China estuvo acompañado de un incremento notable de la desigualdad.
Gráfico 8. Índice de Gini en China 1981-2014
No obstante, desde el 2008 se ha registrado una tendencia hacia la reducción del índice de Gini, algo que se ha interpretado como una ligera reversión de la desigualdad en China, aunque ese indicador de desigualdad se mantiene a un nivel elevado.
Gráfico 9. Índice de Gini en China 2006-2016
En el caso de Vietnam, el proceso de reforma también ha estado acompañado por una creciente desigualdad en la distribución del ingreso, aunque el nivel de la desigualdad -medido por el índice de Gini- ha siso considerablemente menor que el observado en China.
Gráfico 10. Índice de Gini en Vietnam 1992-2014
La discusión sobre la relación entre las reformas en China y en Vietnam y el incremento de la desigualdad es un tema que ha recibido una atención considerable por parte de especialistas y que también se ha convertido en un importante problema de la política interna de ambos países. En ese sentido, los partidos comunistas de China y Vietnam han orientado en años recientes a los gobiernos de esos dos países la adopción de medidas que permitan revertir rápidamente -al menos de manera parcial- el incremento de la desigualdad.
El consiguiente rediseño de políticas económicas y la adopción de nuevas medidas han motivado un creciente interés por el estudio de los factores causales de la desigualdad en el contexto de las reformas de China y Vietnam. No es este el lugar para exponer un tema como este, que requiere un mayor espacio, pero conviene aclarar que los resultados de los análisis pueden variar según el indicador utilizado, los periodos estudiados, y los grupos sociales involucrados en el estudio (por ejemplo, población urbana vs. rural, áreas costeras vs. el interior).
En general, pudiera inferirse, a partir de los estudios disponibles, que existe un acuerdo amplio entre los especialistas acerca de que los resultados del alto crecimiento económico no han sido distribuidos equitativamente en China y en Vietnam. Se plantea que es razonable asumir que, en condiciones de un mejor patrón de distribución del ingreso, los avances en la reducción de la pobreza hubieran sido mayores y más rápidos en esos dos países.
En cualquier caso, conviene reiterar que el tema es controversial y que los estudios apuntan hacia relaciones de causalidad que no son tan lineales ni tan simples como a veces se escucha por parte de no pocos comentaristas cubanos.
Esta es, sin duda, un área donde pudieran existir importantes lecciones para el diseño e implementación de la reforma económica en Cuba.
¿Pudiera ser evitado el incremento del nivel actual de desigualdad en Cuba -que no se conoce públicamente- en el marco de una reforma económica que asigne funciones mayores al mercado y a la empresa privada?
¿Exactamente cómo pudiera evitarse o aminorarse un posible incremento de la desigualdad derivado de la reforma?
En caso de que no fuese posible evitar el incremento de la desigualdad, ¿hasta qué nivel máximo de esta pudiera admitirse en Cuba?
¿Cuáles características de las reformas de China y Vietnam deberían ser evitadas?
¿Existe algún tipo de interacción que no es posible evadir entre la reducción de la pobreza y el incremento de la desigualdad?
Son preguntas que necesitan ser respondidas acudiendo al análisis, con datos confiables en la mano.
He expresado en otros textos que, en materia de desigualdad no basta con hacer el análisis a partir de un único tipo de indicador. La utilización exclusiva del índice de Gini no es suficiente. De hecho, por la manera en que se construye ese indicador, un mismo nivel del índice de Gini pudiera expresar distintos patrones de distribución del ingreso y de su polarización. Ver “La concentración de la riqueza y los ingresos en Cuba: ¿tertulia o análisis?”, El Estado como tal, 6 de marzo de 2018, https://elestadocomotal.com/2018/03/06/la-concentracion-de-la-riqueza-y-los-ingresos-en-cuba-tertulia-o-analisis/
Otro índice que ha empezado a utilizarse recientemente, el índice de Palma, aporta un tipo de información que no es posible obtener del índice de Gini, especialmente la visualización del fenómeno de la desigualdad como un problema de los “extremos” del espectro social: la manera en que se distribuye el 50% del ingreso nacional entre el 10% de los mas ricos y el 40% de la población más pobre. Ver, “La desigualdad medida con otra “vara”: el índice de Palma”,El Estado como tal, 26 de abril de 2017, https://elestadocomotal.com/2017/04/26/la-desigualdad-medida-con-otra-vara-el-indice-de-palma/
Lo anterior no se limita a ser un tema “académico” ni “técnico”. En realidad, tiene una notable relevancia política. No es lo mismo hacer políticas para corregir la desigualdad cuando el 5 por ciento más “rico” de la población concentra el 20 por ciento del ingreso nacional, que cuando esa minoría “solamente” controla el 10 por ciento del ingreso. Se requerirían medidas específicas diferentes y tiempos muy distintos para que las acciones remediales tuviesen efecto.
¿En cuál de esas situaciones pudiera estar hoy Cuba? Quienes dependemos de datos disponibles públicamente no podemos saberlo.
Por otra parte, el reciente embrollo con las políticas para el trabajo por cuenta propia (TCP) pudiera estar indicando que quienes se encargan de la política económica tampoco tienen claro el dato.
La desigualdad para los casos de China y de Vietnam puede discutirse racionalmente, pero en el debate público cubano sobre la situación de este problema en el país, se ha llegado a una situación en la que casi pudiera decirse cualquier cosa sobre el tema.
La afirmación, que usualmente se toma como buena, acerca de que la reforma económica que ha tenido lugar en Cuba desde 2011 ha estado acompañada por una creciente desigualdad no puede ser validada públicamente porque no hay datos confiables de alcance nacional. Hay muchos discursos, abundante evidencia parcial, demasiadas suposiciones, pero ni un solo dato “duro” nacional, de carácter público.
¿Qué pasaría si esa desigualdad creciente de la que se habla en Cuba fuese en realidad el resultado de la yuxtaposición de medidas de emergencia, muchas veces incompletas e incongruentes, que se han adoptado, y no del tipo de reforma integral que se necesita, con menos centralización burocrática, mayor peso del mercado y más diversidad de propiedad y de gestión?
¿Seguimos tertuliando o pasamos al análisis de calidad que necesita la política pública del país?
Los funcionarios cubanos encargados de la política económica no van a recibir una contribución positiva de quienes participamos en el debate sobre la reforma –desde la academia o la sociedad civil-si nos enzarzamos en un debate hinchado de generalizaciones y de monsergas.
Crecimiento económico, pobreza y desigualdad son factores cruciales para alcanzar la ansiada prosperidad de Cuba. La relación entre esos factores es compleja y no se resuelve con recursos retóricos ni con paralelismos simplones.
Si deseamos contribuir -desde el pensamiento- a una reforma que haga prosperar lo que llegue a la mesa de los hogares y al bolsillo del ciudadano cubano, debería quedar claro que no se necesita ni teorización abstracta ni cháchara ideológica. Se necesita un análisis apoyado en evidencia de la realidad que pueda informar, con efectividad, la toma de decisiones para las medidas económicas concretas que deben adoptarse en Cuba.