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martes, 21 de mayo de 2019

RETORNO AL DEBATE FECUNDO.


Por Humberto Perez  Gonzalez   
21/05/19

He seguido con sumo interés todo lo que varios compañeros han intercambiado en estos últimos días y siguen intercambiando   acerca de la situación actual de nuestro país, sobre todo de su economía, y de las sugerencias y propuestas que se hacen en relación con la política más adecuada a seguir en las presentes circunstancias.

Adelanto que comparto en lo fundamental principalmente lo que han planteado en sus últimos trabajos los compañeros July Carranza, Juan Triana, Ricardo Torres, Ricardo Jorge Machado, Joaquín Benavides y Pedro Monreal, entre otros.
En estos últimos meses, en cuanto a la elaboración de artículos y la reiteración de insistencias por mi parte, he considerado asumir una posición esperanzada de espera sobre lo que la actual dirección del país, y sobre todo Díaz Canel, decida acerca de la dinámica y pasos concretos a ser aplicados en relación a lo que está correctamente y claramente formulado en la Conceptualización y apoyado por la reciente Constitución recién aprobada.

Díaz Canel es un compañero a quien no conozco personalmente  pero a partir de su historia como dirigente partidista provincial y como segunda figura primero y al frente del gobierno y el estado desde hace un año, escuchando sus pronunciamientos y observando su conducta práctica, inspira confianza acerca de su inteligencia y capacidad política para determinar lo que se debe hacer, como hacerlo y con que dinamismo hacerlo. Su forma de dirigir dinámica, sistemática, modesta y proactiva ante los problemas e inquietudes del pueblo y en permanente contacto con este confirma cada día esta confianza.

Solo falta esperar por su proyección táctica y estratégica con respecto a la aplicación e implementación de las medidas aprobadas en los dos últimos Congresos del Partido, formuladas en sus principales documentos y refrendadas en la Constitución aprobada, medidas llamadas a ir a las raíces y causas más profundas de los problemas existentes.

Lo que personalmente he entendido mi deber aportar a las reflexiones, argumentaciones y propuestas concretas de las políticas a seguir está plasmado en varios artículos míos escritos entre 2017 y 2018 y también en 2019. Tengo en cuenta sobre todo mi artículo Principales debilidades del Modelo” y “ReformaMonetaria y Cambiaria con aumentos salariales y de pensiones”, publicados en el blog Catalejos de la revista Temas. No creo que tenga cosas novedosas de importancia que pueda añadir.

Por lo general no me siento bien “lloviendo sobre mojado”, y repitiendo ideas que creo haber expuesto ya con suficiente claridad, aunque siempre estoy dispuesto a dar explicaciones, argumentos y abundar sobre lo que propongo.

La insistencia cansona y repetitiva puede abrumar a los  interlocutores y crear mecanismos subjetivos de rechazo.  Cierto que pudiera actualizar en varios aspectos estos artículos míos antes mencionados, pero en lo fundamental  sostengo lo que en ellos argumento, razono y propongo y solo hago un llamado a releerlos y analizarlos en todos sus detalles e integralidad.

Ante los últimos intercambios en los que se expresa el “debate fecundo”  al que exhorta el compañero July Carranza, debo manifestar que me solidarizo al 100% y comparto totalmente los planteamientos hechos por el en sus dos últimas manifestaciones que adjunto a este comentario de mi parte.

Leí a la vez con mucho interés la entrevista que hizo Cubadebate a los compañerosJose Luis Rodriguez y Ariel Terrero.

Es mi deber comenzar por manifestar mi apreciación sobre el compañero José Luis Rodríguez. Creo que es el compañero, entre todos nosotros, de más larga historia de trabajo intelectual y experiencia práctica en los asuntos de la economía en general  y  de la economía cubana en particular a cuyo frente desde el MEP le toco estar en los años más difíciles del Periodo Especial. Es en mi opinión el compañero de más preparación profesional integral que, además, siempre ha manifestado  una total modestia y honestidad probada en su quehacer tanto en lo intelectual como en lo político.

Tengo hacia él sentimientos de admiración, respeto  y afecto personal y coincidencia con la casi totalidad de los pronunciamientos que hace.

No obstante debo expresar que en esta última entrevista que publico Cubadebate me parece que asumió posiciones y propone sugerencias de extrema prudencia y cautela.

Si bien la situación actual reclama ambos atributos, entiendo que  requiere además una necesaria dosis de audacia, dinamismo y premura para acometer de manera integral, en sistema, con  antecedentes y consecuentes bien estudiados, el inicio sin más demora de manera gradual, las muy atrasadas medidas ya decididas conceptualmente que deben resolver de manera radical las causas más profundas y desatar los nudos gordianos más determinantes de la estancadas y poco prometedoras circunstancias existentes. Considero que ello tiene un papel fundamental en el enfrentamiento exitoso a la acusada agresividad actual del gobierno de los E.U.

Sé que emprendida esta ruta habrá riesgos que correr y existirá  la amenaza de posibles consecuencias negativas como efectos secundarios, pero estas no deben tratar de eludirse con la inercia y el inmovilismo sino que deben ser contrarrestadas y combatidas con los antídotos adecuados.

Más riesgos hay si no se hace nada y se permanece en el inmovilismo que se ha manifestado y se manifiesta, en medio de incertidumbres, tímidos y muy parciales avances afectados por incongruencias y frecuentes y reiteradas marchas atrás.

Ariel Terrero, al que no conozco personalmente pero siempre he respetado en su trabajo como periodista económico, durante la entrevista de Cubadebate manifestó mayor audacia en sus planteamientos.

A partir de esta comprensión me sumo a las propuestas y exhortaciones que en este sentido han sido planteadas por Juan Triana, Benavides, Ricardo Torres, Ricardo Jorge Machado, Esteban Morales y otros compañeros y en particular, me adhiero a lo planteado por July Carranza en los dos trabajos que adjunto.

Son de reconocer las previsoras propuestas que con 15 años de anticipación  aparecieron expuestas por July, Monreal y Luis Gutiérrez de manera especial en su libro titulado “Cuba: reestructuración económica, socialismo y mercado” o “Cuba, la reestructuración de la economía. Una propuesta para el debate” que fuera publicado por la Editorial de Ciencias Sociales en el año de 1995 y que ahora nos recuerda July.

Sobre este libro dichos autores publicaron además un artículo sintético en el número 1 de la revista Temas correspondiente a enero-marzo de 1995.                                                                                                                                              
Entre los asertos expuestos sobre los retos y alternativas planteados ya desde aquel momento ante nuestro proyecto socialista pueden leerse textualmente los siguientes:

--“Se trata esencialmente de recuperar la viabilidad económica de un país pequeño, pobre y bloqueado. Pero no de cualquier viabilidad económica, sino aquella que, junto a la recuperación del crecimiento, permita sostener la justicia social y la independencia nacional…”

--“la economía cubana necesita una profunda reestructuración que, en un sentido amplio, incluye la redefinición de las bases materiales de acumulación, su reinserción en la economía internacional y una reforma del sistema económico … que introduzca cambios significativos en las estructuras básicas del sistema económico actual, sin enajenar su esencia socialista”

--En el artículo y en el libro se propone buscar un sistema de propiedad mediante el cual la sociedad controle genuinamente los medios de producción fundamentales, la hegemonía de la propiedad social como elemento sine qua non de un proyecto socialista y su inevitable corolario, la planificación,  en el que también se incluya la democracia, pero “…exigiría concederle al mercado un lugar activo si bien no exclusivo ni dominante”.

--Y añaden más adelante: “La construcción del socialismo no requiere de la eliminación del mercado, sino la supresión de la hegemonía del capital”. “… la construcción de un mercado regulado por el Estado mediante instrumentos económicos y métodos administrativos sería necesaria para aumentar la descentralización y la eficiencia de las decisiones y para conectar entre sí los diversos sujetos económicos que coexisten y habrán de coexistir”. 

--Entre estos sujetos económicos proponen la ampliación de las formas de producción no estatales como el trabajo por cuenta propia y  las cooperativas y el establecimiento de mercados de oferta y demanda. Así mismo el desarrollo de la inversión extranjera.

Indudablemente que estas proposiciones mantienen hoy su vigencia y, aunque nadie lo haya reconocido, en los Lineamientos aprobados en el VI Congreso del Partido en el 2011 y más aún en la Conceptualización aprobada en el 2017 aparecen contenidas y desarrolladas muchas de esas  ideas y alternativas.

Tuve personalmente el privilegio de dos importantes deferencias, vinculadas a este libro de 1995.

La primera de esas deferencias fue que a fines de 1994 sus autores me facilitaron primero un borrador preparado en agosto de ese año y posteriormente un nuevo borrador modificado en octubre, ambos aun mecanografiados como material para discusión interna en el CEA, pidiéndome les trasmitiera  mis observaciones. En una reunión con los tres a fines de ese año en casa de July compartí con ellos mis pareceres.

La segunda deferencia la tuve cuando a comienzos del año 1995 cuando, de cierta área de la dirección partidista y gubernamental del país, recibí la solicitud de que hiciera llegar mis comentarios en relación con los contenidos de dicho libro aun en proyecto. Junto a esta solicitud también se me hizo la de redactar igualmente mis comentarios acerca de un artículo titulado “La transición cubana” escrito por el economista español Carlos Solchaga, quien era presentado como “Asesor del gobierno cubano” por la revista española “Actualidad económica” que lo publicaba en su número del 17 al 24 de octubre de 1994.

En trabajos con una extensión de 9 cuartillas largas cada uno hice llegar los comentarios que se me pedían.

Relacionado a los planteamientos y propuestas de Carlos Solchaga escribí textualmente como conclusión general: “Al leer los aspectos conceptuales quedan claros y explícitos los propósitos que persigue Solchaga con su fórmula y sus propuestas: producir una transición hacia una economía de mercado capitalista que tenga como corolario inducido y obligado una democracia occidental, única democracia a concebir, según el autor”.    

Con respecto al libro de los compañeros Carranza, Monreal y Luis Gutiérrez, en mis conclusiones generales escribí textualmente: “Las consideraciones conceptuales explicitas en el trabajo manifiestan una óptica socialista y expresan el propósito de presentar un programa de reestructuración económica fundamental que introduzca cambios significativos en las estructuras básicas del sistema económico actual sin enajenar su esencia socialista”.  

En otro párrafo añadí textualmente: “La propuesta concreta que hacen considero que se mantiene dentro de una concepción socialista y conduciría a una economía socialista con mercado, al margen de que no se esté de acuerdo en parte con lo propuesto. Lo que recomiendan tiene el mérito, en mi criterio, de que es bastante integral y  conforma un sistema de proposiciones las cuales tienen secuencialidad lógica interna”.

Finalmente recomendaba: “Considero que, por lo menos, puede resultar una buena referencia para elaborar el sistema de medidas que constituyan el Programa de Reestructuración Integral y por etapas que tan necesario me parece exista, como guía para la acción en nuestras condiciones concretas”.

Lamentablemente en aquellos momentos no fueron tenidas en cuenta ni las propuestas que se hacían en el libro ni mis sugerencias al respecto y tuvieron que pasar más de 15 años para que “el viejo topo” hiciera su labor y condujera a lineamientos y políticas oficiales coincidentes en bastante medida con lo plateado de manera certera y adelantada en el artículo y en el libro que le servía de base.

Hoy la dirección principal del gobierno y el partido insiste en acertadas políticas y objetivos: aumentar y diversificar las exportaciones, sustituir al máximo las importaciones tanto de bienes finales como intermedios, promover la inversión extranjera, priorizar e incrementar la producción de alimentos, promover las modernas tecnologías, la aplicación de las investigaciones científicas, eliminar la corrupción con énfasis en lo relacionado con el desvio y robo de combustible, descentralizar hacia los municipios gran parte de las decisiones gubernamentales, la descentralización empresarial y otros muchos propósitos todos racionales y correctos en los que se insiste constantemente en las frecuentes visitas del gobierno a las diferentes provincias y en las intervenciones que se hacen en los diversos eventos económicos y políticos que tienen lugar en el país.

Pero estos propósitos y objetivos no encuentran, en el escenario económico y social actual,  el sistema de mecanismos de planificación, gestión, motivación y estímulos que permitan y coadyuven a su logro. El escenario actual es totalmente desfavorable y es el que debe ser cambiado acorde con las formulaciones de la Conceptualización y de la Constitución.

Si ello no se hace desde ya, de manera sistemática, constante, sin pausas y sin paso de jicotea, se estaría en una situación similar a la de tratar de hacer avanzar un carro pisando el acelerador pero con la palanca de  emergencia puesta.

Se trata, como dijera Marx desde una de sus obras jóvenes más tempranas, de “organizar el mundo empírico de tal manera que los intereses individuales coincidan con los intereses sociales.”

En lo externo no nos es posible cambiar el escenario actual y organizar ese mundo empírico adecuado,  pero en lo interno si nos es posible hacerlo y debemos hacerlo, como orientara Fidel,  y siguiendo lo formulado y orientado en los principales documentos rectores de nuestro proyecto socialista, discutidos y aprobados por el pueblo y por las máximas instancias partidistas y estatales del país.

En las condiciones actuales y en mi modesto parecer considero que se hace inaplazable acometer de manera gradual, en sistema y con la debida secuencialidad, entre otras, las siguientes medidas que expongo sintéticamente a continuación:

1--la reforma y unificación monetaria y sobre todo cambiaria, importante y decisiva de manera especial en lo relativo a la tasa de cambio en la relaciones inter empresariales.

2--la consecuente reforma de precios mayoristas.

3--una reforma salarial sobre bases conceptuales diferentes a las hoy existentes estableciendo un salario mínimo que cubra las necesidades de los trabajadores y sus familias acorde con el actual costo de la canasta básica  y aumentos salariales según escalas y tarifas adecuadas comenzando por los sectores de educación, salud, investigación y otros que motiven los necesarios aumentos de la productividad y frenen la emigración de la fuerza de trabajo calificada desde las empresas estatales hacia otros destinos no deseables o menos convenientes al desarrollo del país.

4--el aumento debidamente estudiado de las pensiones y jubilaciones para que también cubran las necesidades básicas de sus beneficiarios lo que hoy no se alcanza.

5--un mayor destrabe aun a las inversiones extranjeras.

6--una reestructuración radical del sistema empresarial público en cuanto a tamaños, territorialidad y facultades de decisión y gestión de las empresas de manera diferente a la estructuración actual basada en la centralización y verticalidad de las decisiones principales y sin que los trabajadores y el mercado desempeñen el papel que deben jugar para lograr la mayor eficiencia.

7-- la legalización del sector empresarial privado (pymes) mediante la correspondiente legislación y su delimitación de los llamados tpcp que incluyen juntos a dueños y empleadores mezclados con los simples empleados y asalariados y con los que desempeñan trabajos individuales solos o con ayuda de los familiares más inmediatos.

8--la promoción y desarrollo del sector cooperativo mediante la legislación que corresponde a este tipo de entidades económicas.

9--la autorización al sector privado y cooperativo a realizar importaciones comerciales directas (como en la práctica las están haciendo “por la izquierda” directamente o mediante las llamadas “mulas”). Autorizarlo a importar incluso equipos como tractores y medios ligeros de transporte así como otros implementos y herramientas para el desarrollo de sus actividades productivas o de servicios.

10-- la organización dentro del país de zonas comerciales especiales similares a la conocida Zona de Colon en Panamá (tal vez pudiera ser en Berroa u otro lugar y lugares convenientes), donde suministradores extranjeros alquilando a Cuba terrenos y almacenes traigan sus suministros a consignación o en depósito y puedan venderlos al sector privado de negocios (sin desembolso alguno de capital comercial en divisas por parte de nuestro gobierno, con controles de aduana y cobro de aranceles a la salida de dichas zonas), favoreciendo que los aproximadamente 2000 mil millones de USD que este sector invierte actualmente en sus viajes y compras en países extranjeros los inviertan en Cuba con los correspondientes beneficios económicos para el país y dando respuesta al reclamado comercio mayorista para el sector privado y cooperativo que nuestro Estado no está en condiciones de satisfacer con sus propios recursos.

11--promover y facilitar que el sector privado  haga inversiones de capital en  función del desarrollo del país como está previsto, a partir de sus ganancias, de las remesas que reciba y de otras fuentes de financiamiento que pueda obtener, de manera individual o también y preferiblemente en asociación con empresas estatales y con el sector cooperativo.

12- Abrir al sector privado la posibilidad de invertir en diversas actividades productivas y de servicios a partir de sus libres y espontaneas iniciativas y no de una lista predeterminada y cerrada, naturalmente mediante las aprobaciones y controles pertinentes de las autoridades correspondientes.

13 --Autorizar a gestionar y realizar exportaciones directamente a las empresas productoras tanto estatales (nacionales, provinciales y municipales) como a las privadas y cooperativas mediante las correspondientes regulaciones y controles.
La secuencialidad, interrelación,  plazos previsibles y antídotos a ser aplicados aparecen en mi artículo “La Reforma Monetaria y Cambiaria con aumentos de salarios y pensiones”, publicado en el blog Catalejos de la revista Temas a fines de junio de 2018.

Estaré equivocado, pero es mi consideración que no podemos esperar por las Calendas griegas para aplicar las medidas previstas y aconsejables a riesgo de pretender aplicar el remedio cuando el paciente ya esté muerto o en coma irrecuperable.

Hasta ahora no he escuchado ni leído, argumentaciones y explicaciones de los órganos decisores ni de sus equipos teóricos de apoyo y asesoramiento, del por qué nuestras propuestas no son aplicables, son dañinas, irresponsables y absurdas o en qué medida solo son aplicables parcialmente y por qué. Tampoco el por qué lo que están decidiendo y haciendo en la práctica es lo aconsejable y posible.

El compañero Díaz Canel en varias ocasiones ha planteado la disposición a escuchar lo que tengan que decir los que tengamos preparación y experiencia.

No hemos sentido, los que desde la academia o la experiencia nos hemos manifestado, que se nos escucha ni que se nos tenga en cuenta. Para sentirlo debemos recibir, cuando no aprobación y respeto,  críticas y  argumentaciones en contra de lo que proponemos y la demostración de que estamos equivocados. 

Si no todo hace indicar que solo hay oídos sordos y autosuficientes y lo que sería peor, incapaces de analizar y refutar lo que proponemos. Esto último no lo creemos  porque sería una superficialidad y auto suficiencia de nuestra parte, posición en la que no estamos pues sabemos de nuestra carencia de información suficiente y de capacidad tal que nos haga dueños de la verdad absoluta.

Solo somos revolucionarios, tan partidarios del socialismo como el que más, y comprometidos con aportar lo más que podamos en pro de ese socialismo y de los intereses de nuestra Patria y de nuestro pueblo principalmente de su parte más humilde y desfavorecida.   

Demuéstresenos que estamos equivocados, que nuestras propuestas y argumentaciones son absurdas y negativas para el proyecto socialista, pero no se nos responda con el silencio autosuficiente de los autócratas.

Si se nos demuestra lo primero callaremos. De lo contrario seguiremos cumpliendo lo que es nuestro derecho y deber como revolucionarios, patriotas y pro socialistas marxistas y martianos. 

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