sine die
SD 24 Juan M Ferran
Oliva enero
9 de 2019
El próximo 24 de febrero se llevará a cabo la
consulta popular encaminada a aprobar la nueva Constitución. Con seguridad que
más de un 90% de los votos serán afirmativos. También será muy elevada la
participación. En la práctica ya puede considerarse como válida la nueva Carta y
podemos dar por efectivos sus postulados[1].
Su artículo número 53 expresa: Todas
las personas tienen derecho a solicitar y recibir del Estado información veraz,
objetiva y oportuna. Como en muchos otros,
termina con la coletilla conforme
a las regulaciones establecidas o algo similar, que deja un escape legal para la negación de lo propuesto.
El no. 55 determina que: El
Estado establece los principios de organización y funcionamiento para todos los
medios de comunicación social. Pero
previamente, el Articulo numero 5, dispone que el Partido Comunista de
Cuba es la fuerza política dirigente
superior de la sociedad y del Estado.
La conclusión es que quien establece
las reglas del juego es el Partido y
no el Estado ni mucho menos el Gobierno que son legisladores y ejecutores,
respectivamente. El Estado administra los medios de comunicación social,
pero el Partido decide lo que se
publica. Es algo que la propia práctica evidencia. Los noticiosos radiados y televisados comunican exactamente lo mismo que la
prensa plana sin necesidad de leer. Los comunicadores
se rigen por directivas rígidas y en caso contrario no acceden a la Gran Escena.
Voy al grano. Acogiéndome a la
Constitución que viene, exijo el derecho a recibir información veraz sobre los
médicos cubanos en Brasil. Hace días cesaron las seudonoticias al respecto. En
su casi totalidad se limitaban a justificar la adecuada medida; a exaltar el altruismo y patriotismo internacionalista; a conmover; a
transmitir consignas de repertorio; a dar bombo a la llegada de los grupos,
etc. Bla, bla, bla. Toda una campaña
propagandística peor que la de la Coca Cola, que es más creativa. Es el llamado
Cuarto Poder en su función de generar
estados de opinión.
La última noticia, según mi registro
(quizás me haya perdido alguno posterior), se dio el pasado 9 de diciembre
cuando el propio Raúl Castro y un grupo de altos funcionarios del Partido y el Estado, recibieron
al último grupo de galenos provenientes del país sud americano[2]
. Es lo que informa vía Internet un grupo llamado 14ymedio
que aprovecha la oportunidad para invitar a ingresar en su membrecía. Argumenta:
Juntos podemos seguir transformando el periodismo en Cuba. Desconozco
quienes son ni hacia donde apuntan sus miras, pero percibo un fuerte olor a
Miami. Según la propia fuente el último conteo en dicha fecha era de 5.853
internacionalistas regresados. El total, como es conocido, eran 8.300, lo que
significa la llegada de poco menos de las ¾ partes. También expresa que los cubanos recibían el 30% del salario en
Brasil y el resto era destinado a las autoridades de La Habana. Hace
referencia a la presencia de familiares de una doctora que tuvo durante tres
meses la compañía de su marido y su hijo. No queda claro si se trata de un
hecho esporádico o habitual.
En el SINE DIE no.8 del pasado
noviembre 25 (Médicos Cubanos en Brasil),
conjeturé que la retirada puede causar a Cuba una merma de unos US$ 312
millones anuales como flujo de caja. El Estado ingresaría unos US$ 208 después
de pagar al personal. Entre US$16 millones y US$ 26 millones pudieran ser
traídos a Cuba como ahorros personales, sin contar los aportes en especie. Las
cifras son más ilustrativas que los encomios y los términos comparativos y
superlativos.
La prensa cubana debe ofrecer testimonio
detallado en lugar de deshacerse en loas
patrioteras, en ceremonias de recibimiento y en discursos de ocasión.
Las deserciones son esperadas ¿Por qué ocultarlas?.
En 2008 unos 700 trabajadores cubanos de la
salud habían abandonado. Un total de 30.000 ofrecían en esa fecha colaboración en 70
países del mundo[3]. La situación actual ha empeorado. La
economía se ha estancado y ha crecido el ansia de emigrar. Es de esperar que las
deserciones en Brasil sean mayores. Las posibilidades de nivel de vida de ese
gran Estado son más atractivas que las de Cuba y los evadidos tienen la
alternativa de marchar a las ciudades y al extranjero.
Otra noticia de fuera habla de 800 desleales.
¿A quién creer? Las autoridades cubanas pueden y deben dar las cifras exactas
correspondientes: afectación económica para Cuba; el ingreso que percibían; la cantidad que no regresó. etc.
Eso son noticias. Lo ofrecido hasta
ahora es pura propaganda, y mala. En términos crudos puede calificarse de
censura. La Constitución no la autoriza. Más que extremismo es torpeza que obliga
a buscar la verdad en dudosas fuentes del extranjero. Ojalá que las autoridades
pertinentes permitan a la prensa objetividad y una holgura cercana a la libertad de expresión.
Termino repitiendo lo que ordena la
nueva Constitución en su artículo no. 53;
Todas las personas tienen derecho
a solicitar y recibir del Estado información veraz, objetiva y oportuna. Quizás
no fue ese el sentido original que se dio a esta cláusula, pero las personas se
informan a través de la prensa que forma parte del Estado. El silencio oficial
es un pecado de lesa información.
Fin
[1] No pocos repiten lo establecido en la anterior y aun vigente
Constitución, aprobada el 24 de febrero de 1976 y reformada en 1978, 1992 y
2002.
[2] Quizás la presencia de Raúl motivo el criterio de que era el último
grupo. ¿Lo fue?
[3] Feinsilver, Julie M. Médicos por Petróleo. Versión
original en revista NUEVA SOCIEDAD No 216,
julio-agosto de 2008<www.nuso.org. La autora es investigadora del
Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Georgetown
(Washington, DC).