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miércoles, 6 de mayo de 2020

Poesía, matemática y coronavirus

SINE DIE  121

SD2
juan m ferran oliva                                       mayo  5 de 2020


Por lo general quienes gustan de la matemática siente aversión por la poesía, y viceversa. Soy un caso atípico. Me gustan ambas. Y lo pruebo de inmediato con la siguiente espinela que destilé gota a gota con métrica y consonancia perfectas. Elaborar una estrofa es razón necesaria pero no suficiente para ser considerado poeta. Y no lo soy, ni siquiera repentista. Para mí es un ejercicio de composición, siguiendo una fórmula establecida[1]. Como quien despeja una ecuación.

Con la pandemia  luchando
cabeburlar  el asedio
y en pragmático remedio
rogar, con el mazo dando.
Yo también estoy rezando
y es mi  apóstol favorito
San Nasobuco bendito,
al que brindan  santo  aliento
la Virgen del Aislamiento
y el Beato Hipoclorito

Algo de humor no viene mal en tiempos de pandemia.

También soy fan de la matemática. La considero, junto con la historia, las mejores aliadas de la Teoría Económica. Por inercia profesional continúo cultivándolas dentro del estrecho marco de mi jubilación. Y también lo demuestro.

El gráfico adjunto  revela los casos de contagiados con el Coronavirus a partir del 11 de marzo, fecha de debut de la pandemia en Cuba. Hasta el 30 de abril transcurrieron 51 jornadas. El comportamiento internacional sugiere que el proceso  dura alrededor de 70 días.

Centro mis consideraciones en casos contagiados que muestra la potencia de la contaminación. Es la fuente. Cuando se agote, terminará la pandemia. Alrededor del 4% de los contagiados fallece. Es una tasa baja en comparación con las observadas en otros países que incluso alcanzan los dos dígitos. El resto sana y en unos pocos casos se repatría. El pollo del arroz con ídem es el poder contaminante.

El coronavirus es muy agresivo. Su efecto se reduce a medida que se toman medidas de aislamiento. Si se cumplen, por supuesto.

Hasta el 24 de abril se registraron cifras de alrededor de 60 infectados diarios. En los días siguientes y hasta el fin de mes se redujeron a la mitad. El ajuste de una curva de tendencia indica claramente la trayectoria parabólica registrada hasta abril 30. Pero el día 1 de mayo se produjo un incidente alarmante al reconocerse 74 contaminados, el punto más alto de la serie. Se debió a la contaminación masiva de 58 personas, casi todos ancianos, en un centro asistencial de El Cotorro en la periferia citadina. Fue como un accidente. De no haberse producido, no se hubiera quebrado el descenso registrado desde el día 24. En los días siguientes volvió la normalidad y la curva continuó su caída.

El grafico  muestra en barras verdes la evolución de la pandemia desde sus inicios hasta el día 4 de mayo. En barras amarillas aparece una extrapolación de la tendencia. En la práctica no será tan cadenciosa y seguramente habrá registros  bajos y otros no tanto pero resultarán en promedio. Quizás lo mejoren. La barra roja corresponde al fatídico 1 de mayo señalado[2].

De seguirse esta trayectoria se llegaría al deseado final de los contagios el 19 de mayo, al cumplirse los 70 días de su inicio.

Es una buena nueva, pero no cabe dormirse en las delicias de Capua. Las medidas adoptadas por las autoridades son males necesarios. De relajarse, la situación podría cambiar,  y para mal. Entonces se apagaría la luz al final del túnel. Esperemos con los dedos cruzados sin bajar la guardia. Como dice el poema: rogar con el mazo dando.






[1]En este caso se trata de octosílabos con la norma de las espinelas: ABBA ACCDDC. Incluso muchos poetas hacen poesía en prosa. Piénsese en Juan Ramón Jiménez que dedicó un libro  a su mascota, nada menos que un asno llamado Platero.
[2] La coincidencia con fechas históricas es  fortuita.


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