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viernes, 3 de julio de 2020

El Modelo Económico, del diseño a la puesta en marcha.

Por Luis Aparicio Cruz

La estatización de la economía cubana comienza con la nacionalización de las compañías petroleras en mayo de 1959 y 23 grandes empresas en 1960, ambos grupos propiedad de capital estadounidense; posteriormente se nacionalizaron otras empresas de capital foráneo y nacional; fue un proceso que concluyo en 1968 con la “Ofensiva Revolucionaria”, mediante la cual se estatizo hasta el último tenducho del lugar más apartado del país. La agricultura ya había pasado a manos del Estado (excepto las tierras que fueron entregadas a los campesinos mediante las dos Leyes de Reforma Agraria y las pequeñas fincas, que no fueron nacionalizadas, a los pequeños productores.

Mientras en Cuba se producían estas transformaciones, en el mundo socialista de la época ya estaba en marcha la polémica alrededor del  Sistema de Gestión de la Economía Socialista, la que giraba en torno al llamado Cálculo Económico de la URSS, las Relaciones Monetario Mercantiles y la vigencia de la Ley del Valor en el Socialismo. Cuba participa del debate representada por Carlos Rafael Rodríguez, a la sazón presidente del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), se estableció entonces un sistema de autogestión descentralizado, al estilo del Calculo Económico, y el Che, en ese momento Ministro de Industria, que rechazaba la presencia de la Relaciones Monetario Mercantiles entre las empresa del Estado, creó y puso en funcionamiento el Sistema Presupuestario de Financiamiento, sistema muy centralizado, donde las empresas funcionaban bajo los límites de un presupuesto, controlado por una Contabilidad rigurosa y la eficiencia se medía por la reducción de los costos, como parte del sistema se crearon las Empresa Consolidadas.

Fue un período de alto idealismo, con repercusiones trascendentes en la economía de la nación, se pretendió construir la Sociedad Comunista en paralelo con el Socialismo. Surge, en 1967, el Sistema de Registro Económico, con él se eliminan la Relaciones Monetario Mercantiles entre todas las empresas del Estado, por tanto no hay relaciones de cobros y pagos (sólo mediaba una conciliación de documentos entre deudor y acreedor). La Contabilidad desapareció, incluida la carrera universitaria de Contador Público, y en su lugar surgió  la Licenciatura en Control Económico, mediante ella los profesores del momento lograron mantener la enseñanza de esta Ciencia. 

Ocho años después, en 1975 se acordó por el I Congreso del PCC establecer lo que se llamó el Sistema de Dirección y Planificación de la Economía (SDPE), que se nutrió con la experiencia de los países socialistas de Europa, pero fue una copia incompleta.

Se reestructuraron los Organismos de la Administración Central del Estado (OACE), y se constituyeron los Órganos Locales del Poder Popular (OLPP) a partir de los acuerdos del propio Congreso del PCC.

El proceso de establecimiento del nuevo SDPE comenzó con el reordenamiento del Sistema  Empresarial a partir  de diferentes criterios de cada uno de los OACE y los OLPP, ambos recientemente reestructurados y constituidos respectivamente.

En 1982, se dicta la primera Ley de Inversión Extranjera con varias restricciones.

El SDPE tuvo como premisa la planificación vertical, centralizada en  alto grado, con un sistema de asignación de recursos. Se reconoció la vigencia de las categorías mercantiles y resurgió la Contabilidad aunque con serias dificultades, muchas motivadas por indisciplinas administrativas de los funcionarios que debían tributarle  la información primaria, al extremo que un número importante de entidades fueron calificadas con “Contabilidad no confiable” muchos nos preguntamos: ¿es eso Contabilidad? Las categorías de valor sólo tuvieron efecto de cálculo.

Se estableció, por el recién creado Comité Estatal de Estadísticas  (los organismos globales pasaron a nombrarse Comité Estatal, copiando la nomenclatura soviética) el Sistema de Información Estadística Nacional: un amplio conjunto de indicadores con el objetivo de controlar el Plan a ello se sumó el Sistema de Información Estadística Complementaria creado por los OACE, sin embargo, a pesar del elevado número de indicadores el centro de atención  para los principales directivos de las empresas y organismos estuvo dirigido en lo fundamental al cumplimiento del Plan de Producción.

Se puede afirmar que a la hora de medir los resultados en esos años el indicador de mayor relevancia fue la Producción Bruta, otros indicadores como el Fondo de Salario planificado o la Productividad (calculada sobre la Producción Bruta) recibieron alguna atención sobre todo porque el Fondo de Salario era asignado a través del Banco, quien lo controlaba por el porciento de gasto salarial respecto a la Producción Bruta, o como se le llamó “Gasto de Salario por peso de Producción”.

Esta forma de medición no conducía a buscar la eficiencia, implicaba hacer Producción para cumplir el Plan y para ello se trabajaba con el surtido y los precios, el mercado no tenía participación alguna, el espacio designado al Contrato no era suficiente. Las reconocidas Relaciones Mercantiles no funcionaban: las cuentas por cobrar y pagar eran saldos en el Mayor, madre de la cadena de impagos que todavía nos acompaña.

Se decretó la libre contratación de la Fuerza de Trabajo, pero no se lograron resultados halagadores, los índices de cumplimiento del plan de productividad y los muy anunciados crecimientos sobre el año o los años anteriores, enmascararon un alto nivel de Subempleo, con sus correspondientes consecuencias.

Con el uso de los Medios de Producción no hubo mejor resultado: las inversiones se dilataban en el tiempo, un elevado inventario de obras en ejecución, algunas de ellas con equipos en el país listos para ser instalados y pocas terminaciones, a lo que se agregaba el tamaño de muchas de las inversiones que respondían al criterio del  gigantismo  socialista imperante entonces. Los inventarios de materiales crecieron innecesariamente,  a tal punto que se creó una campaña contra los inventarios ociosos. En suma, el valor de recursos inmovilizados llegó a límites extremos, lo que fue más grave teniendo en cuenta el alto componente importado.

El SDPE  contempló un Fondo de Estímulo, y un Fondo de Desarrollo, el primero no avanzó más allá de la experimentación en algunas empresas “experimentales” y el segundo nunca se creó. Como principio de dirección estaba explicita “la autonomía relativa de las empresas”, en la práctica éstas estuvieron tutoradas por sus organismos superiores, la autonomía nunca estuvo presente.

La concepción restringida del modelo, su praxis más limitada, las serias insuficiencias en la administración y uso de los recursos, dieron al sistema más penas que las glorias esperadas de él; nueve años de experiencia.

A partir de 1986, con la intención de encausar la economía por una trayectoria más certera, objetiva y promisoria se  inició, coincidiendo con el III Congreso del PCC, el llamado  “Proceso de rectificación de errores y tendencias negativas”: se adoptaron decisiones encaminadas a resolver los problemas relacionados con las deficiencias del sistema de gestión vigente.

Se llamó a la organización del proceso inversionista, del trabajo y los salarios, al aprovechamiento de la jornada laboral, a  desinflar las plantillas, elevar efectivamente la productividad, reducir verdaderamente los costos de la producción, buscar la rentabilidad.

No hubo un rediseño del Modelo, la Planificación continuó altamente centralizada, se mantuvo el conjunto de empresas, aun cuando muchos organismos realizaron  reorganizaciones que las involucraban. Estas decisiones no implicaron autonomía en la gestión.

En pleno proceso de rectificación se  produjo el derrumbe del campo socialista europeo. El país, con una economía altamente importadora, entró en una profunda crisis económica al perder el 85 por ciento de su comercio exterior, tuvo que  enfrentar el doble bloqueo con las duras consecuencias que esto traía, Estados Unidos aprovechó la oportunidad para fortalecerlo. Entramos en el Período Especial en tiempos de Paz, comenzó en el año 1991.

En ese contexto, la Dirección del país repensó la Política Económica y se decidió, en primer lugar, salvar las conquistas sociales alcanzadas por la Revolución hasta ese momento, de modo que las medidas de política económica que se adoptaran no se convirtieran en un castigo para el pueblo como habitualmente ocurre en otras latitudes, se dijo no al neoliberalismo para enfrentar la crisis, si a la objetividad, el raciocinio y la valentía para enfrentar los riesgos que cualquier nueva medida pudiera contener.

En 1992, se reformó la Constitución  a fin de ajustarla a las nuevas condiciones que estaba viviendo el país, ello permitió emitir una nueva Ley de Inversión Extranjera la que ofreció una mayor apertura al capital extranjero que la vigente desde 1982; se constituyeron varias Empresas Mixtas en diferentes sectores de la economía.

Se constituyó la Banca Central y la red de Bancos Comerciales. En 1993, se   despenalizó de la tenencia de divisas, se autorizaron las remesas desde el exterior, se dolarizó la economía, surgió la dualidad monetaria y se puso  en circulación el CUC, con una paridad de 1.0 CUC / USD, hasta que en un momento de entusiasmo, el Banco Central decidió sobrevaluar el CUC en un 8 por ciento, medida que aún hoy tiene sus efectos. Paralelamente, fueron creadas varias Instituciones financieras no bancarias, alguna con participación de capital foráneo, lo que contribuyó al financiamiento del comercio y la inversión.

Se radicaron en el país un número importante de filiales o sucursales de empresas extranjeras, Se flexibilizó el Comercio Exterior, y se otorgaron licencias de importación y/o exportación a mayor número de empresas.  En años más recientes esa política varió hacia una nueva centralización más férrea, lo que acentuó nuevamente el carácter monopólico del comercio exterior.

Se crearon  Sociedades Anónimas de capital 100% estatal, que operaron  con determinado grado de autonomía.

Se aplicó un conjunto de medidas para el saneamiento financiero interno, entre ellas: Red de establecimientos para la venta en divisa, ley del Sistema Tributario, medidas para reducir subsidio a las empresas y los gastos presupuestarios e incrementar los ingresos tributarios, fueron suspendidas un grupo de gratuidades.

En la agricultura se crearon las  Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC), las que nacieron muy apadrinadas por la empresa de acopio con sus efectos en la autonomía de las mismas. Se entregaron tierras en usufructo. Se autorizaron los Mercados Agropecuarios

Se autorizó el trabajo por cuenta propia, con un número limitado de actividades, las que posteriormente fueron reducidas.

Con este conjunto de medidas se logró enfrentar la crisis y el doble bloqueo, pero pareciera que la intención no era que permanecieran porque siete u ocho años después de iniciado este proceso el país retomó con más pujanza la política centralizadora. No hubo una reestructuración de la economía, no se renovó el modelo de gestión; las empresas estatales, con alguna que otra reorganización promovida desde arriba, continuaron bajo la misma tutela y el mercado continuó sin una presencia real y objetiva en la gestión de la economía.

Durante el VI Congreso del PCC, del 16 al 19 de abril de 2011, se aprobaron los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, éstos fueron actualizados en el VII Congreso del PCC, celebrado en abril de 2016, en el que también se aprobó la Conceptualización del Modelo Económico y Social, se adoptó la decisión de continuar el rumbo socialista actualizando el modelo económico y cambiando todo lo que debía ser cambiado para hacer más próspero y sustentable el desarrollo. Ya, desde 2011 era muy evidente la necesidad de producir profundas transformaciones en la forma de gestionar la Economía.

Los Lineamientos y la Conceptualización son precisos en los principios y en los objetivos que pretendemos lograr, en ellos se expresa que: 
  •          En el Modelo Económico y Social actualizado, el sistema de entidades de carácter empresarial está compuesto por todas las formas de propiedad estipuladas por la ley: de propiedad socialista de todo el pueblo, cooperativas, empresas mixtas, privadas, así como de organizaciones políticas, de masas, sociales y otras entidades de la sociedad civil.
  •          Todas las entidades de carácter empresarial interactúan en beneficio del desarrollo económico y social, funcionan bajo similares condiciones en los mercados y están sujetas al cumplimiento del marco regulatorio y de control definido por la ley
  •          Consolidar el papel primordial de la propiedad socialista de todo el pueblo sobre los medios fundamentales de producción
  •          La propiedad socialista de todo el pueblo pertenece a los ciudadanos cubanos por su condición de propietarios comunes. El Estado actúa en representación y beneficio del propietario
  •          Las entidades empresariales de propiedad de todo el pueblo están encargadas de desempeñar de manera efectiva el papel principal en la producción de los bienes y servicios de carácter mercantil, a partir del principio general de cubrir sus gastos con sus ingresos, obtener utilidades y cumplir sus responsabilidades sociales
  •          La autonomía necesaria en la gestión y elevada responsabilidad social en el cumplimiento de las funciones
  •          La modernización de la estructura organizacional ‒incluidos los métodos de gestión
  •          La remuneración debe ser suficiente para la satisfacción de las necesidades básicas, el bienestar y la prosperidad del trabajador y su familia, en dependencia de los resultados del trabajo aportado
  •          Reconocer, regular y lograr un adecuado funcionamiento del mercado
  •          Perfeccionar el Estado, sus … métodos de dirección,… concentrarlo en las funciones que le son inherentes
  •          El Estado norma sus relaciones con las entidades empresariales… A su vez, no interfiere en la necesaria autonomía en la gestión de estas entidades.
  •          El control: Es sistemático, eficiente y riguroso a cada nivel… A su vez, se corresponde con la autonomía y las facultades otorgadas a los actores, y permite su desempeño eficaz sin interferir en la gestión de estos.
  • Estos conceptos fueron preceptuados en los Fundamentos Económicos de la Constitución de la República de 2019.

En los nueve años transcurridos desde el VI congreso se han desarrollado algunas acciones no integrales, que implican a la propiedad socialista, la cooperativa, la privada (inversión directa) y mixta (empresa estatal con capital extranjero); pero es ineludible reevaluar la organización del sistema económico productivo del país, con un enfoque sistémico que incluya todas las formas de propiedad, buscando que la legítima y sana competencia, en igualdad de condiciones ante el mercado, desempeñe su papel de premiar al más competitivo.

La propiedad socialista de todo el pueblo se ejerce a través de la empresa estatal socialista, donde el Estado actúa como representante de la propiedad. La empresa estatal es el actor principal del modelo de desarrollo que queremos establecer, la Constitución es bien precisa en ello:

ARTÍCULO 27. La empresa estatal socialista es el sujeto principal de la economía nacional. Dispone de autonomía en su administración y gestión; desempeña el papel principal en la producción de bienes y servicios y cumple con sus responsabilidades sociales.

La más reciente regulación ha implicado la reorganización del sistema empresarial estatal cubano desde arriba y en sentido vertical con la creación de las Organizaciones Superiores de Dirección Empresarial (OSDE), a las que se subordinan las  Empresas, y las Unidades Empresariales de Base (UEB) subordinadas a una u otra; en esta reorganización algunas empresas pasaron a convertirse en UEB, perdieron la personalidad jurídica.

Aun cuando “las organizaciones superiores de dirección empresarial  surgen por  necesidad de la dirección del Gobierno en sus diferentes instancias o para sustentar la separación de las funciones estatales de las empresariales,…” (DECRETO No. 335/2017),  en muchos casos las empresas continúan teniendo las mismas ataduras o tal vez más: se subordinan a una OSDE, que la tienen más cercana, pero también tienen un OAC al que responder. La autonomía está escrita en los textos, la práctica es otra.

Debe ser reestudiado el Sistema Empresarial Estatal, principal generador de riqueza, de forma tal que nos cuestionemos:
  •    ¿Qué empresa necesitamos?
  •    ¿Qué empresa tenemos?
  •    ¿Cómo está gestionada?,
  •    ¿Posee la verdadera autonomía para que el empresario desarrolle a plenitud sus aptitudes profesionales?
  •     Grado de eficiencia, factibilidad de cada una.
  •     ¿Cómo medir la eficiencia y factibilidad en las condiciones actuales en que la moneda en que se registra el costo de los insumos está sobrevaluada?
  •     ¿Cuáles son las actividades que corresponden a este sistema y que no deben pasar a otra forma de propiedad?
La propiedad cooperativa tiene una experiencia acumulada con la producción agropecuaria, contiene las Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC), las Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA), las Cooperativas de Créditos y Servicios (CCS) y los los productores privados, todas en un marco regulatorio que incluye la muy conocida empresa estatal de Acopio. Sin embargo, a pesar de la experiencia, los resultados distan mucho de lo esperado por la mesa de los cubanos y por la industria alimentaria.

La más mínima observación nos lleva a la convicción de que la distribución de la tenencia y las formas de explotación de la tierra en la Agricultura cubana requieren una mirada profunda, las cifras dicen:



    

De la producción agrícola no cañera en 2018 
  •   Las empresas estatales producen el 12,8 % con el 32.2 % de la superficie agrícola.
  •  El sector no estatal produce el 87,2 % con el 67.8% de la superficie agrícola.
  •    Sólo se cultiva el 43.9 % de la superficie agrícola: Las empresas estatales y las no estatales cultivan el 27.1 % y 51,8 % respectivamente de la que poseen.

 El resultado: la producción agrícola de 2018 fue inferior a cualquiera de los tres años que le precedieron en productos tan importantes como viandas, tubérculos, plátano, cebolla, pimiento, maíz, cítricos y frutas, incidiendo en ello las dos formas de propiedad, con mayor peso la estatal. A continuación dos tablas resumidas de esta situación de la agricultura cubana.

Como algo novedoso en 2012 se aprueba la constitución de las cooperativas no agropecuarias (CNA); son permitidas para algunos sectores, la puesta en marcha de cada una ocurre después de un dilatado proceso de aprobación, que concluye en la más alta instancia del gobierno de la República, con una legislación que dicta limitaciones para su pleno funcionamiento, a modo de ejemplo:
  •   Contratación de trabajadores: “Las cooperativas podrán contratar trabajadores hasta tres meses, dentro del año natural, para las actividades y tareas que no puedan asumir los socios en determinado período.
  •     “La contratación a que se refiere el párrafo anterior no puede exceder el diez por ciento (10 %) del número de socios de la cooperativa”.

Esta legislación tiene que ser revisada en busca de flexibilidad para la constitución y libertad para el funcionamiento, libre de “esto es lo que está permitido”, de manera que la iniciativa individual y colectiva pueda actuar dentro de lo que no está prohibido.

Sobre la propiedad privada, reconocida por la Constitución de la República como “la que se ejerce sobre determinados medios de producción por personas naturales o jurídicas cubanas o extranjeras; con un papel complementario en la economía.” sólo hemos llegado a promulgar una nueva Ley de Inversión Extranjera en marzo 2014, a ello nos referimos más adelante.

Durante varios años se viene desarrollando lo que se ha llamado trabajo por cuenta propia, limitado a un listado de actividades permitidas, en la práctica estos emprendimientos han avanzado hasta el límite de que algunos pudieran convertirse en micro, pequeñas o medianas  empresas, pero estamos  ante la ausencia de una norma jurídica que permita la empresa privada, norma que espera por “la ley de empresa”, según el cronograma legislativo de la Asamblea Nacional será elaborada en 2022.

Nadie cuestiona que el país necesita las empresas de propiedad privada con un papel complementario en la economía, el siguiente cuadro nos muestra:


Cuánta manufactura de diverso tipo pudiera tener el sello cubano, incluido diseño, marca y producción si le abriéramos ese camino a las PYME, vía que conduce a la sustitución de importaciones y a las exportaciones, sólo un ejemplo: pensemos en textiles y calzado…, marcas existieron que exportaban.

Pero más allá del surtido de productos o servicios, lo decidirán los emprendedores en el mercado, la experiencia del trabajo por cuenta propia nos muestra que las PYMES, forjarán empleo, introducirán tecnologías, buscarán como satisfacer el mercado, acercarán al productor y el consumidor, provocarán convergencia entre dueño, empresario y trabajador.

Una característica importante es que no se requiere grandes inversiones de capital, aunque se pueden ofrecer alternativas de préstamo o crédito a estas empresas mediante productos que oferte la banca comercial nacional o la extranjera.

En nuestro país existe un consenso general, tanto académico como  político, en cuanto a la importancia y necesidad del desarrollo de las PYME, sólo falta la decisión de empezar.

El pasado 17 de junio en un artículo titulado “Implementar la PYMES: un posible cómo”, publicado por Oscar Fernández en Progreso Semanal nos presenta una oferta para comenzar, donde nos dice: “Utilicemos el CNAE” (Clasificador Nacional de Actividades Económicas), y más adelante agrega: “El primer paso lógico sería identificar… aquellas clases de actividades económicas en las que la participación del sector privado no es compatible con los objetivos de la construcción del Socialismo cubano”.

Concuerdo con Oscar, con este método conoceríamos de muy buena tinta las actividades no permitidas, dando paso a la libre elección y creatividad de los posibles emprendedores.

¿Por qué no empezamos?

Si tenemos una ley de inversión extranjera, si invitamos al capital extranjero con la emisión anual de una cartera de oportunidades de inversión extranjera, ¿por qué nos lleva tanto tiempo hacer una ley que permita movilizar el ahorro nacional, si todos convenimos en su importancia y beneficios para el país?

La nueva ley de inversión extranjera de 2014, comparada con la  anterior, ofrece mayores posibilidades y facilidades a los inversionistas extranjeros, incorpora nuevos sectores. En este marco regulatorio se ha desarrollado la inversión directa de capital y las empresas mixtas entre empresas estatales y extranjeras, se creó la Zona Especial de Desarrollo del Mariel; sin embargo el reglamento para su aplicación genera un camino extenso y complejo muy parecido a la ley precedente; lo que constituye un freno, por impotencia, para el inversor; téngase en cuenta los plazos de tiempo legales que puede tener constituir una nueva empresa en otras latitudes.

Debemos ofrecerle mejores condiciones al inversionista foráneo para que una vez identificado el negocio y manifestado los intereses mutuos el proceso marche sobre ruedas por una autopista. Necesitamos el capital y toda empresa que se cree bajo estas condiciones será una empresa cubana y sus productos tendrán el sello “Hecho en Cuba”, con todo lo que implica hacerlo en el país: en términos fiscales, de distribución de utilidades, generación de empleo y mercado,  ya sea para consumo nacional solamente o también para la exportación.

Lloviendo sobre mojado, asignaturas pendientes que influyen en todo el sistema, las llevamos de arrastre por varios cursos:
  1.    La dualidad monetaria y cambiaria; es de necesidad imperiosa una política cambiaria que además de contribuir a la sustitución de importaciones y a incentivar las exportaciones, permita reflejar nuestros costos reales.
  2.     Mercado mayorista donde concurran todas las empresas, alternativas hay: la estatal, tiendas en MLC con mercancías a consignación, tiendas privadas de capital totalmente extranjero con ventas en MLC de las que pudiera existir más de un propietario en competencia; todas las alternativas en el marco que regule la ley y tributando al fisco en la moneda con la que operan.
  3.     Reconocer objetivamente el Mercado con su contenido.

Para lograr prosperidad es necesaria la riqueza y ella depende de la productividad de toda la sociedad, debemos reorganizar nuestro sistema de gestión económico productivo incluyendo a todos los actores, haciendo que la Empresa sea la Empresa, con una filosofía reguladora que estreche los límites y abra las puertas a las iniciativas individuales y colectivas. Tenemos el diseño, ¿cuánto hay que esperar para poner en marcha la obra?.

5 comentarios:

  1. Extraordinario análisis, creo que estos tiempos nos ha demostrado la necesidad de una reorganización de este modelo económico productivo, no podemos seguir rectificando errores, debemos tratar de no seguir cometiendo otros. Excelente trabajo.

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  2. Excelente artículo. Solo falta que la audacia destierre la inercia, que la prisa sensata y razonable sea superior a la pausa paralizante.
    Es evidente que se está produciendo un fértil caudal de ideas útiles, que deben ser mejor aprovechadas.

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  3. Hola gracias por opinar, y si es un excelente trabajo. Ojala que muchos los lean y compartan.

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  4. Gracias Carlos Manuel por su opinión. Nuestro estado puede estar seguro que lo apoyamos y ofrecerle ideas, es una manera de ayudarlo a la toma de decisiones.

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  5. Muchas gracias por su excelente trabajo
    De análisis del vía crusis del modelo económico cubano. Pero más que el análisis: la resonancia, la búsqueda de una vez y por todas de la práctica concreta, de lo que si puede acabar de frenar este deterioro de nuestra economía y por consiguiente del efecto en la mesa y en el hogar del cubano. Y que creo y afirmo sin temor a equivocarme ya existe y lo tenemos en frente de nuestra narices, sólo acabar de empezar. Un saludo..

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