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sábado, 8 de agosto de 2020

Las tiendas dolarizadas de productos de primera necesidad: ¿No hay alternativas?

Por Pedro Monreal, El estado como tal
https://elestadocomotal.com/2020/08/07/las-tiendas-dolarizadas-de-productos-de-primera-necesidad-no-hay-alternativas/

Probablemente lo más llamativo de la segunda fase de las tiendas dolarizadas en Cuba sea la imagen que a veces parece proyectarse de que no había otra alternativa.
El problema es que la Economía, esa vilipendiada profesión a la que se la ha llamado ciencia “funesta” o “lúgubre”, según como se traduzca dismal science, usualmente se resiste a aceptar el artificio de la falta de alternativas. De hecho, parte de la “deformación profesional” de muchos economistas consiste en pensar optimistamente que la Economía es “la ciencia de las opciones”.
Lo que se presenta a continuación no es un texto acabado, sino simplemente unas breves notas para estimular la discusión sobre un tema que, siendo polémico, precisamente lo que necesita es polémica. 
Sugiero explorar una posible alternativa, identificando cuatro aspectos: antecedentes inmediatos, principios, mecanismo de funcionamiento, y supuestos básicos.
El punto de partida es la consideración de que cuando se establece un derrotero de transformación a largo plazo, como es el modelo económico proyectado en los documentos oficiales, los pequeños pasos deben estar alineados en esa dirección general.
 Obviamente, la realidad cambia y hay que adaptarse a ella de manera inevitable, pero existen “marcadores” de coherencia económica que deben ser observados.
Igualmente, es importante entender bien que es una noción muy problemática asumir que ciertas acciones contradictorias son temporalmente permisibles hasta que las condiciones no cambien. Eso casi nunca funciona bien en el plano de la economía. Para empezar, porque las condiciones no van a venir solas. Hay que crearlas, o por lo menos ayudarlas.  
Precisamente pudiera encontrarse más de una conexión entre lo anterior y el aspecto más vapuleado de la transformación del modelo, la unificación monetaria y cambiaria, de la cual este asunto de la reciente dolarización de mercados internos forma parte y a la vez genera un fuerte viento en la dirección contraria. 
La propuesta que, de manera muy general, esbozamos aquí no intenta solucionar problemas cuyo ámbito de transformación rebasa la captación de divisas del sector privado y la actividad comercial. El espacio de las acciones sugeridas en la propuesta es, por tanto, limitado y debe formar parte de un proceso mayor de reforma.
Antecedentes inmediatos.
La apertura de un grupo de tiendas minoristas dedicadas a la venta en divisas el 20 de julio de 2020 no es simplemente una expansión cuantitativa del episodio anterior de dolarización parcial del comercio minorista interno que comenzó en octubre de 2019 con la creación de cuentas en moneda libremente convertible (MLC) y la habilitación de tiendas dedicadas exclusivamente a vender en divisas un surtido de gama “media y alta” de equipos electrodomésticos y electrónica, así como motos y piezas de autos.
Existen por los menos tres diferencias cualitativas importantes:
  • Las nuevas tiendas establecidas a partir de julio de 2020 venden principalmente productos de primera necesidad -alimentos y productos de aseo e higiene- los cuales representaron de conjunto el 74% de las ventas desde los primeros días. El surtido es esencialmente similar al que se vendió hasta hace unos meses en moneda nacional (CUP/CUC) y del cual todavía existe oferta limitada e inestable en las monedas nacionales. (1) La inclusion de productos de primera necesidad representa un cambio notable en relación con el plan inicial informado en octubre de 2019 acerca de que entonces no se proyectaba “ampliar la venta en dólares o cualquiera otra divisa en el resto del comercio”. (2).
  • Si casi las tres cuartas partes de lo que se vende en las nuevas tiendas en MLC son productos básicos (alimentos y bienes de aseo e higiene), entonces se limita considerablemente el funcionamiento de un esquema de traslado de financiamiento en divisas desde bienes de gama “media y alta” hacia bienes de “línea económica”, como sucedió –al menos inicialmente- con las tiendas en MLC establecidas en octubre de 2019. La razón de esa limitación es que la gran mayoría del surtido de alimentos y de productos de aseo e higiene que se venden en MLC clasifica, sin mucha discusión, como “línea económica”.
  • Las tiendas en MLC de octubre de 2019 tuvieron dos ventajas inmediatas y tangibles para el consumidor. En primer lugar, una reducción del precio en divisas de los bienes que anteriormente de compraban en el mercado informal, y, en segundo lugar, una rebaja de precios de los productos de “línea económica” que se comercializaban en el segmento no dolarizado de la economía (ventas en CUP/CUC). En cambio, las nuevas tiendas no parecen ofrecer ventajas tangibles que sean comparables. Su ventaja principal consiste en el acceso a una oferta relativamente estable y más variada, pero eso va acompañado de la desventaja de excluir de mercados de productos básicos a los consumidores que no posean divisas. Un problema adicional es que favorece condiciones para que se multipliquen los precios de productos de primera necesidad disponibles en divisas cuando estos se venden en monedas nacionales (CUP/CUC) en el mercado negro, lo que equivale a una devaluación de facto de las monedas nacionales.  
Si bien el objetivo de las tiendas en MLC de octubre de 2019 se comunicó oficialmente como la retención en el país de las divisas que se “fugaban” debido a actividades privadas de importación y que con esa retención se podían distribuir mejor las divisas internamente, incluyendo el apoyo a la industria nacional, así como que se favorecían procesos de autogestión empresarial en cuanto a la asignación de divisas, el objetivo de las nuevas tiendas en MLC anunciadas en julio de 2020 se ubica, en cambio, en un plano de emergencia pura y dura: “es preferible tener oferta en MLC antes que nada”. (3)
Obviamente, el contexto en que se ha ampliado recientemente la dolarización parcial de la economía cubana es peor que el existente en octubre de 2019, que tampoco era favorable.
Tres elementos han complicado notablemente la búsqueda de salidas a la actual crisis económica de Cuba:
  • el impacto de la COVID-19,
  • el recrudecimiento de las sanciones del gobierno de EE.UU contra Cuba, incluso en medio de una pandemia global, lo que ha potenciado una acometida que tiene negativas implicaciones humanitarias, y
  • el aplazamiento en unos casos y la lentitud en otros, de acciones relativas a la solución de problemas cruciales para poder avanzar en la reforma como son la transformación institucional del sector agropecuario, la unificación monetaria y cambiaria, y el establecimiento de pequeñas y medianas empresa privadas (PYMES), entre otras.
Principios de una alternativa al actual esquema.
  • Eliminación de situaciones de exclusión social resultantes del acceso discriminatorio a mercados segmentados en razón del signo monetario, aunque no se eliminan otras modalidades de exclusión, por ejemplo, las derivadas de los precios (a su vez determinadas por las diferencias de ingresos), algo que no tiene que ver esencialmente con el comercio, que es el plano en que se ubica este texto.   
  • Desdolarización progresiva de la economía nacional. No deben existir circuitos dolarizados “cerrados” que sean incompatibles con las metas de eficiencia en el uso de recursos escasos en medio de una situación de aguda crisis como la actual.
  • Control de divisas de manera centralizada por parte del Banco Central, lo cual es muy diferente a la asignación centralizada de divisas. Las divisas son muy importantes en una economía abierta y subdesarrollada, incluyendo el hecho de que son un pilar de la liquidez monetaria y esa es una función del banco central.
  • Utilización de la tasa de cambio (un mecanismo económico) para incentivar la captación de divisas y para la asignación de estas en un marco de gestión empresarial sustentable de las entidades comerciales participantes en el proceso.
Mecanismo de funcionamiento.
Componente # 1. Captación de divisas.
  • Todas las cuentas corrientes alimentadas con divisas y denominadas en MLC que hoy existen en entidades bancarias y financieras -que respaldan las tarjetas- se transformarían en cuentas en CUP. Los actuales depósitos en MLC y los nuevos ingresos en MLC se transformarían en CUP con una tasa de cambio preferencial (tasa “P”) que pudiera ser atractiva para quienes ingresen MLC en el sistema bancario.
  • La tasa de cambio “P” -aplicable exclusivamente para operaciones que “bancarizan” MLC- sería una tasa que devaluaría el CUP, en comparación con la tasa de CADECA, y al hacerlo, quienes compren con tarjetas respaldadas por esas cuentas reducirían el costo equivalente en USD de las compras de mercancías en CUP, es decir, elevarían su poder de compra real.
  • Por ejemplo, hoy se adquiere un producto que vale 1 USD en las tiendas en MLC, pero si se convirtiesen los precios en CUP aplicando la tasa de cambio de CADECA, el precio sería de 25 CUP. Si la tasa “P” a la que se cambian los USD representa una devaluación del CUP, digamos una tasa preferencia de 1 USD = 35 CUP, quien tuviese una tarjeta respaldada por esas cuentas en CUP beneficiadas por la tasa de cambio “P” compraría el producto en 25 CUP, que equivaldría a 0,71 USD. [Nota: es solamente un ejemplo numérico con fines ilustrativos].
Componente # 2. Esquema de comercio que haría efectivo el estímulo a la captación de divisas.
  • Todas las unidades comerciales de venta minorista en MLC pasarían a vender exclusivamente en pesos cubanos (CUP) en el territorio nacional. Los precios se establecerían en CUP y toda la contabilidad de las tiendas sería en CUP.
  • Las ventas se efectuarían en efectivo y en cualquier tipo de tarjeta.
  • Todos los consumidores pagan el mismo precio en CUP por el mismo producto. Cuando se paga con tarjeta respaldada por cuentas alimentadas con divisas, en la práctica funcionaría un descuento de precio respecto al monto original en divisas (el precio que se paga hoy en USD).
  • Los precios iniciales en CUP se formarían, en general, aplicando la tasa de 1 USD = 25 CUP. Posteriormente, esa tasa –que sería el tipo de cambio de referencia- pudiera ser modificada para reflejar las condiciones reales de la economía.
  • Los precios futuros se ajustarían tomando en cuenta la relación oferta y demanda, aunque ese no sería el único criterio, ni se aplicaría automáticamente.
Componente # 3. Asignación de divisas a las empresas participantes en el esquema de comercio.
  • El mecanismo mantendría la noción actual de facilitar el proceso de abastecimiento a partir de una gestión descentralizada de la divisa captada en las cuentas bancarias personales. El mecanismo no consistiría en la “retención” de divisas a nivel de las empresas que hacen las ventas, sino en el funcionamiento de un mercado de divisas entre esas empresas y el banco.
  • Las ventas en CUP pagadas con tarjetas asociadas a cuentas “alimentadas” por divisas se depositan en una cuenta especifica de la empresa que vende las mercancías. Sería una cuenta en CUP gestionada por la entidad con la cual se podrían comprar directamente los dólares al banco central -o entidad designada por este- luego de hacerse los descuentos que aplicasen y con la presentación de la documentación de importación requerida. Se aplicaría una tasa de compra de divisas determinada por el banco central (en principio similar o en el entorno de la tasa “P”).
  • Este componente incluye el control de las divisas por parte del banco central, pero no habría asignación centralizada de divisas. La cuenta específica en CUP que permitiría comprar divisas puede ser gestionada directamente por la empresa y no habría que solicitar autorización para comprar las divisas. Naturalmente, debe establecerse un mecanismo que permita el funcionamiento de ese tipo de mercado de cambio de divisas por moneda nacional. Es cierto que crear un mercado interno de divisas para las empresas nacionales (al menos para algunas en una primera etapa) requiere un poco más de ingenio que el mecanismo actual de levantar taranquelas empresariales alrededor de las divisas, pero establecer esos mercados de divisas tampoco tiene el grado de dificultad de la ciencia espacial.  
Supuestos básicos.
  • La “pesificación” de la economía –no la dolarización parcial-  es compatible con el modelo económico que intenta establecerse en el país.
  • La separación entre el ingreso derivado del trabajo y el acceso a los mercados de productos de primera necesidad no es compatible con el crecimiento económico ni con el desarrollo. Es, además, políticamente contraproducente. Socialmente tiende a acentuar la desigualdad, no solamente la hace más visible.
  • Con mercados unificados que funcionen en CUP vendiendo productos básicos que son importados, cabría esperar una demanda superior a la oferta que pudiera asegurarse con las divisas captadas mediante el mecanismo propuesto, de manera que es razonable asumir que existiría escasez relativa y que, al igual que ocurre ahora, no todos los consumidores podrían acceder a los productos demandados. Sin embargo, con el nuevo mecanismo propuesto aquí, el acceso al producto demandado sería regulado mediante el precio y no mediante el signo monetario. Se asume en esta propuesta que es factible gestionar esa escasez relativa mediante una combinación de precios y de la tasa de cambio.
  • La imposibilidad de equilibrar la demanda en CUP y la oferta basada en divisas en un entorno con precios bajos para los productos de primera necesidad no impediría que funcionase el estímulo para la “bancarización” de divisas. Pudiera producirse una compensación entre las perturbaciones en la estabilidad del acceso (algo que hasta hoy de todas maneras no ha podido ser garantizado por el mecanismo de tiendas MLC) y el mayor poder de compra derivado de una tasa de cambio beneficiosa para las personas que ingresen divisas. Esa ventaja que tendría quien obtenga CUP mediante una tasa de cambio preferencial permitiría que funcionase el incentivo de “bancarizar” divisas incluso si aumentasen los precios.
  • Existiría un listado de productos “protegidos” –principalmente de producción nacional- cuyos precios pudieran beneficiarse de un “subsidio cruzado” financiado por las ventas de productos de “gama media y alta”, que, como anteriormente se ha mencionado, funcionaría con restricciones porque lo que pudiera ser considerado como gama “media y alta” en las nuevas tiendas en MLC llegaría a ser, como máximo un 25% del total de las ventas. Habría que identificar de manera precisa los productos “protegidos” y el monto realista del subsidio que pudieran recibir en los marcos del esquema propuesto. La sostenibilidad de una lista de productos básicos importados “protegidos” –con precios menores a los que resultarían de la relación oferta demanda- necesitaría muchos más recursos en divisas que los derivados de las propias ventas en el marco del mecanismo propuesto, pero eso es algo que ya sucede ahora con el esquema vigente.
  • El mecanismo no podría funcionar de manera aislada. En el corto plazo necesitaría estar acompañado de tres  complementos: a) funcionamiento de la libreta de abastecimiento, la cual debería ser reemplazada más adelante por un esquema de subsidio focalizado, pero que en el corto plazo debe mantenerse porque es crucial para poder asegurar un mínimo (insuficiente) del acceso de alimentos a una parte considerable de la población, b) distribución “controlada” (venta en bodegas y carnicerías de barrio, no subsidiada, y registrada en la libreta) de algunos productos básicos que hoy se venden de manera “liberada”, y c) priorizar suministradores nacionales de productos básicos mediante la utilización de mecanismos económicos, incluyendo el manejo de la tasa de cambio.
Un breve comentario final.
El esquema que existe actualmente intenta “bancarizar” divisas mediante dos pasos: establecimiento de cuentas en divisas y un mercado segmentado con acceso limitado a las tarjetas respaldadas por esas cuentas. Ambos son pasos dolarizados. En estos momentos, el incentivo que pudiera tener un poseedor de divisas para “bancarizarlas” consiste principalmente en tener un acceso, relativamente estable y con un surtido variado, a bienes escasos de primera necesidad, pero que, en general, son similares a los que usualmente se vendieron en las monedas nacionales. Además, la sustentabilidad del proceso –renovación de inventarios- se basa en la “retención” por parte de las entidades vendedoras de una parte de las divisas obtenidas mediante las ventas.
Ese esquema vigente se ha presentado como el tránsito desde mecanismos centralizados de asignación administrativa de divisas hacia un mecanismo más financiero de autogestión empresarial. Sin embargo, en realidad la creación de ese espacio “aventajado” para que las entidades comerciales seleccionadas “cierren” el ciclo de divisas es en realidad un mecanismo administrativo (resultante de una decisión burocrática) que al final asigna recursos de una manera que pudiera no ser eficiente a escala de la economía nacional.
¿Por qué se asume ex ante que asignar divisas para revender bienes de consumo importados en el mercado interno por parte de algunas cadenas comerciales asegura una utilización más eficiente de las divisas, en comparación con un posible uso alternativo de esas divisas para generar exportaciones o para sustituir importaciones?   
Crear ese tipo de compartimentos estancos en la economía es problemático porque desdibuja la propia noción de sistema, y la transformación será exitosa solamente si se lograse modificar el sistema y no algunos componentes aislados.
Debería ser una lección aprendida que los “oasis” económicos en sistemas de planificación centralizada en realidad terminan muchas veces siendo espejismos.
Notas
1 La directora de la cadena de tiendas Caribe informó que el 60% de los ingresos por ventas en MLC correspondieron a alimentos, el 23% a productos de ferretería, el 14% a productos de aseo e higiene y el 4% a ajuares y muebles. Ver, “¿Cómo marchan las tiendas en MLC?”, Opciones, 24 de julio de 2020 http://www.opciones.cu/cuba/2020-07-24/como-marchan-las-tiendas-en-mlc/
2 Información ofrecida por el ministro de Economía y Planificación. Ver,  “Autoridades cubanas responden inquietudes de la población sobre nuevas medidas económicas “, Cubadebate, 16 de octubre de 2019 http://www.cubadebate.cu/noticias/2019/10/16/autoridades-cubanas-responden-inquietudes-de-la-poblacion-sobre-nuevas-medidas-economicas/#.XyvpeTWxU-U
3 2 Información ofrecida por el ministro de Economía y Planificación. Ver, “Gobierno cubano informa sobre nuevas medidas económicas”, Cubadebate, 16 de julio de 2020,  http://www.cubadebate.cu/noticias/2020/07/16/gobierno-cubano-informa-nuevas-medidas-economicas-video/#anexo-1397243

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