Por Jorge Gómez Barata
Donald Trump no debería sentirse apesadumbrado, él no es el primer presidente de Estados Unidos que puede perder una elección por gestionar mal una crisis; antes lo hicieron James Buchanan que desempeñó en cargo entre 1857 y 1861, y apenas si hizo algo para evitar la secesión que condujo a la Guerra Civil. El otro fue Herbert Hoover quien ocupó el cargo entre 1929 y 1933 y no pudo impedir la crisis económica de los años treinta del siglo XX, conocida como la Gran Depresión. Sin créditos para la reelección, ambos gobernaron un solo mandato.
La historia juzga con severidad a James Buchanan, por su pasividad frente a la división del país en torno a la esclavitud que se intensificó alrededor de 1840 y prosperó bajo su presidencia hasta conducir a la secesión de once estados y el desencadenamiento de la Guerra Civil, el mayor conflicto interno en la historia de los Estados Unidos, cuya zaga aún se percibe. Para algunos historiadores Buchanan, fue el peor presidente de los Estados Unidos.
A diferencia de Trump, Buchanan no fue sorprendido por los acontecimientos que desembocaron en la Guerra Civil, incluso la profetizó: “Tarde o temprano ―dijo― el abolicionismo traerá la guerra a nuestra tierra…”, definiendo su posición con frívolo legalismo. Según su juicio: “La esclavitud, que, era constitucional, por lo que había que respetarla, sin permitir que dividiera al país…” Aunque se declaró contrario a la secesión, afirmó que carecía de la autoridad para impedirla.
Durante su administración, en 1857, La Corte Suprema, sentenció que los negros, fueran libres o esclavos, nunca habían sido considerados ciudadanos americanos ni por la Constitución ni por la Declaración de Independencia y todo esclavo era una propiedad. De ese modo fue la más alta instancia judicial y no la Constitución quien legalizó y santificó la esclavitud. La sentencia echó leña al fuego y radicalizó las posiciones de esclavistas y abolicionistas. La pasividad, condenó a Buchanan. Frente a él se levantó un desconocido que a la postre se convertiría en un adalid. Abraham Lincoln.
Por otra parte, todavía se discute sobre si el presidente Herbert Hoover pudo haber evitado o administrado mejor la crisis de los años treinta, ante la cual parece haber tomado las peores decisiones, la principal permitir que, en medio de la recesión, la Reserva Federal provocara escases crítica de dinero al rehusar prestar a los bancos, precipitando la quiebra de ellos que, como un efecto dominó condujo a la parálisis de los negocios, el desempleo y el empobrecimiento del país. En 1932 fue barrido por Demócrata Franklin D. Roosevelt que inició así un largo reinado de 12 años en los cuales gano tres elecciones presidenciales.
El deficiente manejo de la pandemia y sus trágicas consecuencias, unido a la incontinencia verbal y la tendencia a improvisar, han colocado a Donald Trump contra las cuerdas, situación de la cual solo un milagro podría salvarlo de engrosar el club de los 24 que no consiguieron un segundo mandato*. Allá nos vemos.
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*Descuento a los presidentes Zachary Taylor, James Garfield, William Harrison y John F. Kennedy fallecidos antes de terminar su primer período.
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08/08/2020
El presente artículo fue publicado por el diario ¡Por Esto! Al
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