Los gobiernos de América Latina y el Caribe han anunciado medidas de apoyo fiscal equivalentes al 8% del PIB de la región en respuesta a la contracción sin precedentes provocada por la crisis pandémica. ¿Qué incluyen estos paquetes y cuáles son los efectos macroeconómicos previstos? ¿Qué estrategias fiscales deben seguir los países mientras reabren gradualmente las economías y a mediano plazo? El recién publicado informe Perspectivas económicas regionales: Las Américas aborda estas cuestiones.
Una respuesta contundente
Los paquetes fiscales anunciados variaron en tamaño y composición, según el país. Algunas medidas, denominadas «por encima de la línea» incluyeron aumentos del gasto y recortes de impuestos que aumentan directamente los déficits fiscales. Una gran proporción de ellas se destinó a asistir a los hogares con transferencias monetarias y a mejorar las prestaciones por desempleo. Un mayor gasto de salud fue parte integral de las intervenciones fiscales en todos los países. Algunos también anunciaron programas de inversión pública para impulsar la actividad. Iniciativas para apuntalar a las empresas incluyeron la suspensión de pagos del impuesto sobre la renta de sociedades.
Otras medidas fiscales no empeoraron inmediatamente los déficits pero podrían elevar los riesgos fiscales en el futuro. Denominadas «por debajo de la línea» y «extrapresupuestarias» tienen por finalidad esencialmente ayudar a empresas que sufren grandes pérdidas de ingresos y problemas de liquidez que podrían llevarlas a la bancarrota. Incluyen apoyo de liquidez mediante préstamos directos, inyecciones de capital, compras de activos y asunción de deuda. Las medidas extrapresupuestarias incluyen garantías de crédito y operaciones cuasifiscales, tales como préstamos de bancos estatales.
Cuantificación de los efectos
Nuestro análisis indica que estos esfuerzos han contribuido a evitar una recesión más profunda. Si se implementan totalmente, las medidas anunciadas podrían elevar el PIB de la región entre un 6% y un 7% dentro de un año: las medidas con impacto en el déficit contribuirían alrededor del 5% mientras que las medidas por debajo de la línea y extrapresupuestarias podrían añadir entre un 1,5% y un 2%. Estos paquetes de ayuda se traducirían en un aumento de la deuda pública del orden del 2% del PIB.
Política fiscal para el futuro
De cara al futuro, la política fiscal debe apuntar a facilitar la reanudación de la actividad y la protección continua de los más vulnerables. Esto debería estar acompañado de compromisos explícitos y bien comunicados de fortalecimiento de los amortiguadores fiscales a mediano plazo. En ese contexto, las reglas fiscales tendrán un papel importante en el anclaje de expectativas y en la sostenibilidad fiscal a mediano plazo.
El espacio fiscal será un factor determinante para calibrar las políticas. Dado que la incertidumbre sigue elevada en cuanto a la recuperación y a los posibles daños de largo plazo ces de la pandemia , los países con espacio fiscal deberían disminuir las ayudas de emergencia de manera gradual. Para facilitar la recuperación, los gobiernos podrían ofrecer ciertas medidas de estímulo fiscal, por ejemplo recortes temporarios de los impuestos sobre nóminas para incentivar la contratación e inversión pública adicional.
En países con espacio fiscal limitado, la prioridad consistiría en preservar medidas con el mayor impacto social (por ejemplo, prestaciones de desempleo y asistencia social), aumentar la eficiencia del gasto y la movilización de los ingresos y analizar más fuentes de financiación de bajo costo.
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