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sábado, 5 de septiembre de 2020

LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES EN LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA CUARTA PARTE.

Por: Julio Sergio Alcorta Fernández.

Para muchos de nosotros se ha hecho interminable la expectativa de conocer cuáles son los acontecimientos que nos deparan, en estos dos meses que quedan para que llegue y se celebre el primer martes del mes de noviembre las famosas elecciones presidenciales en los Estados Unidos de América.

En mi caso particular, sigo insistiendo en que la estrategia principal de la administración de Donald Trump y sus asesores, es diseminar, o más bien desparramar en todo ese pueblo, tan acostumbrado a padecer de las barbaries y el salvajismo de mandatarios inescrupulosos, embusteros e ineptos, imágenes ficticias, a veces fabulosas, y por qué no, también auténticas, cuando se les ocurre utilizarlas, atiborrándolo de episodios y lances  de MIEDOS Y DE TEMORES.

Miedo a los emigrantes, al terrorismo, a las drogas, a la criminalidad, al comunismo, a lo socialista, al resquebrajamiento del imperio del consumo, al deterioro del bienestar, a sus congresistas corruptos, a la pérdida de hegemonismo, a sus guerras infinitas. Miedo a China, a Rusia, a Irán, y hasta Maduro; y naturalmente a los estúpidamente señalados por Bush hijo, de los 60 y más oscuros países.

Y es tanto así que Donald Trump y su pandilla han estimado ser poseedores de esas habilidades, por su  exaltado nacionalismo, el énfasis en el slogan “América First”, una actitud y un estilo prepotente, machista, duro, a veces grosero, y sus discursos de enfrentamientos.

¿No fue algo parecido, salvando épocas y peculiaridades de pueblos, como en la década del 30 del pasado siglo en Alemania, recurrieran a una figura como Hitler?

Por otro lado, ¿se ha analizado con suspicacia y detenimiento, y a  veces considerando posibilidades de ser exagerado y fantasioso, de que dentro de las maniobras y las estratagemas a emplear exista una confabulación, en que se evalúe como de gran provecho y utilidad las manifestaciones en contra del actual gobierno, sobre todo las que se tornan radicales y violentas?

Mientras más violentas y crueles, MÁS MIEDO Y TEMOR de la población, y lógicamente mejor para Trump. Incluso muchos otros pudieran pensar que las mismas se han desvirtuado en su esencia y hasta que se han politizado para beneficio del Partido Demócrata.

Al mismo tiempo, estamos en presencia de un proceso eleccionario totalmente diferente, pues se trata de cometidos tan irracionales, extravagante y a veces absurdos, que se utilizan y manipulan para llegar a elegir sus mandatarios: EL VOTO ELECTORAL, que fue aprobado hace más de 200 años, permaneciendo intacto hasta la fecha, en perjuicio de la democracia popular.

Como sabemos, las elecciones no la gana el que más votos populares recibe, sino el que obtenga la mayoría de los VOTOS ELECTORALES, que se componen de 538 votos, equivalente a los 435 representantes y 100 senadores, más 3 del Distrito de Columbia, que representa la Capital Federal.  A cada Estado se le otorgan tantos votos electores según su población y otros índices importantes escogidos.

Recordemos que esto ha dado lugar a serias contradicciones, que han obstaculizado el consenso social,  como las que acontecieron en las elecciones del año 2000, en las que Al Gore, por el Partido Demócrata, perdió con George W. Bush hijo, a pesar de recibir más votos populares,  interviniendo el Tribunal Supremo, que decidió que el ganador fuera Bush, después de un mes sin conocerse quien iba a ser el elegido.

Y otro caso reciente, en el año 2016, cuando Hillary Clinton, por el Partido Demócrata, perdió con Donald Trump, por el Partido Republicano, a pesar de haber obtenido, según se publicó, mas de dos millones y medio de votos populares que el contendiente republicano.

Además de toda este desbarajuste de la tan afamada democracia de ese poderoso imperio, lo más significativo y asombroso, es que en los Estados Unidos de América, con una población de aproximadamente 320 millones de habitantes, los ciudadanos con derecho al voto ascienden a alrededor de 227 millones, y las abstenciones siempre oscilan entre un 40 a un 50% . O sea, que el presidente de esa nación es elegido por un 30 a un 35% de los ciudadanos con derecho al voto.

Para concluir, lamentablemente nos encontramos en estos momentos , en una insólita y muy preocupante definición  de quien será definitivamente el próximo mandatario de esa poderosa nación, con la seria agravante de que dentro de sus dos únicos bandos, nos tropezamos con elementos y personajes que se han revelado como poseedores de la fuerza necesaria para obtener la victoria a como sea, dirigidos y guiados por el actual presidente a ser reelegido, con todas sus características de un nuevo ”fuhrer” al frente de sus hordas fascistas

La Habana, Cuba, 4 de septiembre de 2020, “Año 62 de la Revolución”.
JSAF                                                                            

Trump y el ataque de los anarquistas invisibles

OPINIÓN

No está claro que la mentira del presidente respecto a la oleada de violencia le sirva para ganar las elecciones



Un operario limpia una mesa de una terraza casi vacía en Times Square a finales de junio.CARLO ALLEGRI / REUTERS

El jueves me recorrí a pie buena parte de Manhattan, ida y vuelta. (¿Por qué están todas las consultas de médicos en el East Side?). Hacía un día precioso, y la ciudad se veía animada: las tiendas estaban abiertas, había gente tomando café en las terrazas que han proliferado durante la pandemia, y Central Park estaba lleno de corredores y ciclistas. Pero debo de habérmelo imaginado, porque Donald Trump me asegura que Nueva York está plagada de “anarquía, violencia y destrucción”.

Solo quedan dos meses de campaña presidencial, y evidentemente, Trump ha decidido que no puede presentarse con su propio currículo ni atacar eficazmente a Joe Biden. De modo que arremete contra los anarquistas que, insiste, dominan en secreto el Partido Demócrata y arruinan las ciudades estadounidenses.

No hay mucho que decir acerca de la afirmación de Trump sobre que hay personas “en las oscuras sombras” que controlan a Biden, y que esa misteriosa gente vestida de negro amenaza a los republicanos, excepto que hasta hace poco habría sido inconcebible que un político de un partido importante se embarcase en este tipo de teorías de la conspiración. Sí se puede decir algo más acerca de sus afirmaciones sobre la violencia y la destrucción descontroladas en las “jurisdicciones anarquistas”, y es que guardan poca semejanza con una realidad mayormente pacífica.

Pero los anarquistas invisibles son lo único que le queda a Trump. Para entender por qué, hablemos de los verdaderos problemas: la pandemia y la economía. Hace unos meses, la campaña de Trump esperaba haber dejado atrás el coronavirus. Pero el virus se ha negado a cooperar. Y no solo porque la desescalada prematura provocó una segunda oleada enorme de contagios y fallecimientos. Igual de importante, desde un punto de vista político, ha sido la expansión geográfica de la covid-19.

Al principio de la pandemia, se podía describir la covid-19 como un problema de las grandes ciudades y los Estados demócratas; a los votantes de las zonas rurales y de los Estados republicanos les resultaba más fácil negar la amenaza, en parte porque tenían menos probabilidades de conocer a personas que hubieran contraído la enfermedad. Pero la segunda oleada de contagios y fallecimientos se ha concentrado en los Estados del Cinturón del Sol.

Y aunque la epidemia remite lentamente en esta zona ahora que las Administraciones estatales y locales han hecho lo que Trump no quería que hicieran —cerrar bares, prohibir las reuniones de muchas personas e imponer la obligatoriedad de las mascarillas— parece que ahora se está extendiendo por el Medio Oeste. Lo que significa es que el día de las elecciones casi todos los estadounidenses conocerán a alguien que ha padecido el virus, y sabrán también que las repetidas promesas de Trump de que desaparecería sin más eran falsas.

En lo que respecta a la economía, todo indica que el rápido repunte de mayo y junio se ha aplanado, y el desempleo sigue en niveles muy altos. Es probable que el próximo informe sobre el empleo muestre que la economía sigue creando puestos de trabajo [se conoció el pasado viernes que el paro bajó al 8,4%], pero nada parecido a la “superrecuperación en V” de la que Trump sigue jactándose. Y solo habrá un informe más sobre el mercado de trabajo antes de las elecciones.

Es más, la política de la economía no depende tanto de lo que dicen las cifras oficiales como de lo que siente la población. La confianza de los consumidores sigue siendo baja. Las valoraciones de las empresas que han respondido a la encuesta de la Reserva Federal varían de poco entusiastas a sombrías. Trump no va a poder subirse al carro de la expansión económica para ganar las elecciones.

Por eso necesita atacar a esos anarquistas invisibles. Es cierto que ha habido saqueos, daños a inmuebles y violencia durante las manifestaciones del movimiento Black Lives Matter. Pero los daños materiales han sido insignificantes comparados con las revueltas urbanas del pasado —no, Portland no está “todo el tiempo en llamas— y buena parte de la violencia no procede de la izquierda sino de la extrema derecha.

Y también es cierto que recientemente ha habido un aumento de los homicidios, y nadie sabe con seguridad por qué. Pero el número de asesinatos el año pasado fue muy bajo, e incluso si se mantuviera la tasa de lo que va de año, la ciudad de Nueva York registrará muchos menos homicidios en 2020 que cuando Rudy Giuliani era alcalde.

En resumen, la única oleada de anarquía y violencia es la que ha desatado el propio Trump. Pero, ¿es posible que los votantes se dejen convencer por las excéntricas fantasías del presidente? El hecho es que sí es una posibilidad. Por la razón que sea, existe una larga historia de desconexión entre la realidad de la delincuencia y las percepciones de los ciudadanos. Según el Pew Research Center, la cifra de delitos violentos en EE UU se desplomó entre 1993 y 2018; los homicidios en Nueva York cayeron más del 80%. Así y todo, durante ese periodo los estadounidenses respondían sistemáticamente a los entrevistadores que la criminalidad estaba aumentando. Y con una bajada tan pronunciada de los viajes y el turismo, que impide a los ciudadanos ver la realidad de otros lugares con sus propios ojos, a Trump podría resultarle especialmente fácil pretender que las grandes ciudades se han convertido en distópicos paisajes infernales.

Lo que no está tan claro es si esa mentira le ayudará, aunque la población la crea. “EE UU se ha ido al infierno durante mi mandato, por eso debéis reelegirme” no es el mejor lema de campaña que se me ocurre.

Y las encuestas dan a entender que, efectivamente, el miedo no es amigo del presidente. Por ejemplo, en un nuevo sondeo de la Universidad de Quinnipiac, los entrevistados declaraban por un amplio margen que tener a Trump de presidente les hacía sentirse menos seguros. Las reacciones a Biden eran mucho más favorables. Con eso y todo, cuenten con que Trump seguirá despotricando contra esos anarquistas invisibles. Son lo único que le queda.

Paul Krugman es premio Nobel de Economía. © The New York Times, 2020. Traducción de News Clips

En Cuba, ciencia, tecnología e innovación apuntan al maíz

REDACCIÓN ACN 05 SEPTIEMBRE 2020


La Habana, 5 sep (ACN) Más de mil 800 millones de dólares destina Cuba anualmente a la importación de maíz, soya, arroz y otros alimentos, razón suficiente para trabajar aceleradamente en aras de aumentar la producción nacional de tan vitales renglones, con el concurso de la ciencia, la tecnología y la innovación.

En entrevista concedida al diario Granma, el Doctor en Ciencias Mario Pablo Estrada García, director de Investigaciones Agropecuarias del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), se refirió de manera particular al maíz, al que calificó de grano estratégico, pues su valor energético le confiere una gran importancia en las dietas.

Para garantizar la proteína animal requerida en la producción fundamentalmente de aves, cerdos y peces, el país necesita más de 800 mil toneladas de maíz seco (13 por ciento de humedad), y debido a la actual pandemia el precio de una tonelada sobrepasa ya los 300 dólares en el mercado internacional, acotó el científico.

Señaló que en los últimos años los rendimientos productivos del maíz en Cuba han sido de alrededor de una tonelada por hectárea, y afirmó que tan baja productividad obedece a disímiles factores, desde la dificultad para adquirir en tiempo los insumos del paquete tecnológico que lleva su cultivo, hasta los problemas asociados al procesamiento industrial.

Con el propósito de revertir esa tendencia fueron adoptadas varias medidas para estimular la producción y hacerla atractiva para los trabajadores del campo, al tiempo que se han hecho inversiones que mejoran la maquinaria agrícola y el proceso industrial del grano.

A esto hay que sumar la introducción de la ciencia y la innovación, significó Estrada García, y mencionó al CIGB, que junto con instituciones científicas del Ministerio de la Agricultura, empresas productivas y el sector cooperativo agropecuario, desarrolló en la última década una tecnología para la obtención de semillas híbridas de maíz a partir de la hibridación de dos líneas puras de semillas cubanas.

Modificada genéticamente, una de estas es capaz de mejorar dos aspectos fundamentales que limitan la productividad: la resistencia a un herbicida muy utilizado internacionalmente para el control de la maleza y, también, a la palomilla del maíz, la número uno entre las plagas que afectan a ese cultivo en Cuba.

Producciones en los últimos dos años para validar el potencial híbrido en la productividad del maíz en los campos cubanos mostraron rendimientos de cuatro a nueve toneladas de maíz seco por hectárea, de acuerdo con las zonas y formas productivas.

En la primavera de este año fueron sembradas más de 500 hectáreas de maíz híbrido cubano en las provincias de Ciego de Ávila, Sancti Spiritus, Villa Clara y Matanzas y, de acuerdo con los resultados preliminares de la cosecha, el rendimiento medio supera las 4,5 toneladas por hectárea, puntualizó.

Añadió que este mes en 11 empresas del Ministerio de la Agricultura, el Grupo Empresarial Azcuba y la Unión Agraria Militar comenzará la siembra para la generación de semillas hibridas cubanas destinadas a la campaña de primavera de 2021.

De mantenerse los rendimientos ya logrados podremos superar las 40 mil toneladas de maíz seco, cifra que equivale a más de la mitad de la producción total del país en 2019 en unas 100 mil hectáreas, con el consiguiente ahorro de combustible, agua, recursos, mano de obra y suelos, manifestó.

Y concluyó: “Hay mucho camino por andar y brechas que superar, pero esta experiencia positiva, la voluntad y empeño de nuestros productores, científicos y autoridades nacionales y locales, hacen pensar que el resultado será la disminución de las importaciones y la creación de una sólida estructura empresarial capaz de sostener tan loable esfuerzo”

ELLAS LAS EMBAJADORAS

Por Jorge Gómez Barata

La postulación de Kamala Harris para vicepresidenta de los Estados Unidos conlleva un valor añadido al relanzar el tema de los derechos y las oportunidades de las mujeres. La diplomacia es un área donde la discriminación, aunque silente se ha manifestado con particular intensidad.

Hasta el siglo XX, con la excepción de faraonas, reinas y emperatrices, el desempeño de la mujer en la diplomacia era nulo. La situación comenzó a cambiar cuando en 1926 la soviética Alexandra Kollontai fue la primera mujer en ejercer como embajadora en México.

En España donde el desempeño diplomático de las mujeres estaba prohibido, hubo un paréntesis cuando, en 1937 Isabel Oyarzábal Smith, fue nombrada embajadora de República Española en Finlandia.

En la Conferencia de San Francisco, el más importante evento diplomático de todos los tiempos, donde se negoció y se adoptó la Carta de la ONU y se constituyó la organización, participaron 850 delegados de 50 países. De ellos solo cinco eran mujeres: Virginia Crocheron Gildersleeve de Estados Unidos, Bertha Lutz de Brasil, Minerva Bernardino de República Dominicana, la hindú Hansa Mehta, y la pakistaní Begum Shaista Ikramullah,

Entre las mujeres más destacadas en la diplomacia en todos los tiempos figuran Eleonora Roosevelt, encargada de la redacción, negociación y proclamación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y Federica Mogherini), ministra de relaciones exteriores de Italia y durante varios años, Alta Representante de la Unión Europea para la Política Exterior.

Más de veinte países han contado hasta ahora con ministras de exteriores, donde más mujeres han desempeñado esta función figuran España con cuatro: Ana Palacio Vallersundi, Trinidad Jiménez García-Herrera, Arancha González Laya, Margarita Robles, y Estados Unidos con tres: Madeleine Albright, Condoleezza Rice e Hillary Clinton. Ese país, es el que más, embajadoras ha tenido en ONU con ocho.

Entre las diplomáticas latinoamericanas mejor posicionadas figuran la ecuatoriana María Fernanda Espinosa quien se desempeñó como presidenta de la Asamblea General de la ONU, ejerció como Secretaria General Adjunta y fue nominada para el cargo de Secretaria General. En la lista habría que incluir a Michelle Bachelet, presidenta de ONU-Mujeres y Subsecretaria a cargo de los derechos humanos. Así como a las dos secretarias de relaciones exteriores de México: Patricia Espinosa Cantellano y Rosario Green y a las colombianas María Emma Mejía y María Angela Holguín, también embajadoras en ONU.

Con más de 50 embajadoras y varias viceministras en su servicio exterior, probablemente Cuba posea un record. Con especial brillo se desempeñó su actual embajadora en Canadá y ex directora de América del Norte en la cancillería, Josefina Vidal quien realizó una encomiable labor en el proceso que condujo al deshielo y al restablecimiento de las relaciones con Estados Unidos.

Las mujeres estadounidenses necesitan a una de ellas en la Casa Blanca, Kamala Harris es su oportunidad. Luego cuento más. Allá nos vemos.